Si el traje no es para mí, por qué se empeñan en decir que me sienta bien. Es azul y rojo con una araña gigante en el pecho y tiene una máscara con solo dos agujeritos para los ojos. Cada mañana me lo pone una enfermera y, mientras desayuno, repite que soy especial. No consigo enfocarla bien con esta máscara inútil, pero me relamo imaginando que es mamá: mi deliciosa mamá. Todas las tardes me pinchan, me hacen pruebas... Aunque quiero llorar, jamás muestro debilidad con gente. Cuando me atan y se marchan, sí. Me desparramo y lloro con todos mis ojos. Sí, sí, con los siete.
Finalista semana 25 #Relatos en cadena #Cadena Ser
La enfermera no te mintió. Incluso tuvo tacto; te podría haber llamado feo o algo peor, y no por ello falso (intuyo). Por otro lado, lamento las pruebas. Espero que con tantos ojos jamás tengas deficiencias oculares. No logro imaginarme unas gafas para ti.
ResponderEliminarGracias por acercarte. Tampoco imagino unas gafas para tanto ojo.
EliminarHola, Towanda, qué gran micro. El tono del personaje es de víctima y el contenido nos dice que es un asesino. Una araña asesina. ¡Uf! Qué peligro corre ese enfermera. Me pone el vello de punta.
ResponderEliminarFelicidades y un abrazo.
Mil gracias, amiga. Un abrazo gigantesco.
EliminarCuando digo que eres una maestra, es por algo!!
ResponderEliminarExcelente relato, Towanda.
Besicos muchos.
Gracias, Nani. Eres un sol.
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