El pasado miércoles, 24 de mayo, tuvo lugar la deliberación del jurado del Premio Orola, "Facer Españas" edición X, para hacer merecedores de los tres premios, entre las 10 vivencias seleccionadas, a tres personas.
En este premio hay tres cortes importantes: estar seleccionado entre las 50 vivencias que componen el libro (de media suelen presentarse unas 500-600 vivencias), estar seleccionado entre las 20 que optan al premio, estar seleccionado entre las 10 últimas.
En mi periplo aventurero por el Premio OROLA, desde el año 2011, hasta tres veces he pasado el corte de las 20 y me he quedado en las puertas, esperando junto a nueve personas hasta que el jurado tomara a bien decidir.
Es especial el cariño que tengo a este premio por varias cuestiones: la primera vez que escribí para un concurso literario, lo hice al Premio Orola del año 2011, y Mochila de Vida se quedó entre las 10; acudí a la entrega de premios en el año 2015 y tengo por costumbre regalar cada año hasta tres o cinco libros Orola a mis amistades.
Este año no ha habido suerte. Entre todos los candidatos a premio, se han llevado los honores: Ana Sarrías Oteiza de Pamplona (Oración), Jesús Andrés Pico Rebollo de Sabadell (Campesinas y Aladas) y Andrés Morales Rotger de Segur de Calafell (Sacas de Cacao).
Enhorabuena a los tres por sus premios y una servidora, humilde y trabajadora, seguirá intentándolo un año más, ¡quizás en el 2018 vea de nuevo a Vitoria-Gasteiz en esta lista!:
117 PALABRAS QUE AÚNAN SENTIMIENTOS - MADRID
160 CAMPESINAS Y ALADAS - SABADELL (BARCELONA)
185 GRACIAS, AMÉRICA - LA SOLANA (CIUDAD REAL)
300 AL ENCUENTRO DE ESPAÑA - BARAKALDO (BIZKAIA)
325 LA VIGOROSA MÚSICA DEL CASTELLANO - MADRID
375 UN SUEÑO - VITORIA-GASTEIZ
379 SACAS DE CACAO - SEGUR DE CALAFELL (TARRAGONA)
384 QUE TRATA DE LOS VIENTOS QUE CONOCIÓ DON QUIJOTE EN AMÉRICA - CABANILLAS DE LA SIERRA (MADRID)
De momento, y mientras sigo escribiendo... os regalo mi séptima vivencia seleccionada en este premio de forma consecutiva, año tras año. Espero que os guste:
Un sueño
Me
compré una libreta en blanco, de bolsillo y tapas negras, con cierre
de goma y bolígrafo azul. Cuando inicié mi escritura, desconocía
que mis vivencias formarían redes conectadas bajo un título común.
Entrevisté a mis abuelos y me contaron de América, entrevisté a
mis padres y
me
hablaron de España. Tomé el diccionario para saber de vocablos, de
costumbres y dialectos.
Descubrí
que Hispania puede significar “tierra de conejos” o también
“tierra oculta”, que fue romana y latina, que los árabes nos
prestaron sus poemas en caracteres hebreos. Jarchas. Y por jarchas
hoy las conocemos. Indagué en el origen: el castellano fue lengua
culta y de ella surgieron poesías épicas que cantaron juglares.
Indagué en el presente: el castellano es lengua viva y de ella
surgen poemas y canciones, libros que navegan surcando el océano.
Indagué en el futuro: el castellano evolucionará con sus hablantes,
con sus señas, con sus rasgos, y cada vez seremos más, en un sueño
errante de culturas entretejidas, almizcladas, fundidas en la
diversidad de seres bajo el paraguas de una orquesta común, con una
misma partitura que defienda la musicalidad de cada instrumento.
Terminé las páginas blancas de mi libreta y deseé tener otra más,
y otra, y otra, y seguir apuntando año tras año, las notas
musicales que componen esta melodía de un Facer Españas a toque de
violín y trompetas, con los aplausos de ese público entregado que
participa en cada interpretación, en cada sueño que aún quede por
cumplir.
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