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viernes, 18 de octubre de 2024

Amanece metrópolis


Sin

  Llevo un par de meses cuidándome para esta prueba: sin grasas, sin azúcar, sin alcohol, sin tabaco, sin café, sin excesos de ningún tipo, tratando de minimizar cualquier resultado tenebroso. Como si en unas pocas semanas pudieran enmendarse los daños de toda una vida. Respiro profundo antes de tumbarme en la camilla con el pecho descubierto. Pienso que la doctora que teclea el ordenador estará acostumbrada a descubrir lo más íntimo de las personas. Sabrá reconocer de un vistazo los corazones grandes, los tiernos, los rotos, los duros…Me pregunto si podrá ver  a todos aquellos que ocupan el mío, incluido a ese que habita en secreto en lo más profundo. 

  Se acerca y confirma mi nombre, edad y peso con un rictus de hastío. Tal vez haya adivinado que no tengo nada especial por dentro. Con voz seca me ordena girarme y extender el brazo  y, sin previo aviso, me embadurna de un gel frío que me sobresalta. La postura me martiriza la espalda y la cadera y dejo de retener mis latidos, que escapan al galope. Con la desconsideración de la rutina y cierta saña, la mano clava el transductor en mis costillas, en el esternón, bajo el diafragma, y se recrea presionando la piel sobre el hueso. Solo se detiene al adivinar soplos y válvulas imperfectas ignorando mis gemidos de dolor. La voz me advierte de que o me relajo o será una lucha entre ambas. Trato de evadirme y no escuchar los burbujeos de mi sangre que retumban en la cabina. Cierro los ojos. Cuando acaba la tortura los abro y miro el rostro impertérrito de la mujer que acaba de observar mis entrañas. Deja una bola de papel sobre mi vientre y se aleja sin una palabra, sin la más mínima empatía, sin dejar traslucir si lo ha encontrado es bueno o malo. 

  Mientras  trato de limpiarme tanta pringue y tanta ansiedad, se me ocurre que para dedicarse a escrutar corazones ajenos tal vez sea necesario carecer de uno propio.

 

https://amanecemetropolis.net/?p=62140 

martes, 1 de octubre de 2024

El naturalista


  Lo que a su familia le horrorizaba a mí me resultaba fascinante.  Los secretos que escondía Míriam en su cabeza solo eran otro más de sus encantos. De lejos parecía un ser adorable,  un hada sacada de un cuento.  De cerca, unos peligrosos ojos verdes  y unos perfectos dientecillos blancos advertían a cualquiera que se abstuviese de tocarla. Me encantaba observar sus juegos infantiles, a cierta distancia, cuaderno en mano. Nunca me decepcionaba.

  A veces era una ardilla, otras un ratoncito, un ruiseñor, una pareja de mirlos, una mariposa que había completado su metamorfosis o una lagartija azul. La fauna que escapaba de aquella maraña salvaje e indómita que era su melena, sin que ella apenas pestañeara, era infinita.  E, invariablemente, un atávico instinto depredador la empujaba a perseguirla y cazarla para después llevar su presa, como un trofeo, a los pies de su madre y deleitarse  escuchando sus arcadas.

 

Relato presentado a la séptima convocatoria de Esta Noche te Cuento 2024, inspirado en el concepto RAME  (https://estanochetecuento.com/el-naturalista-fuera-de-concurso/ )

lunes, 2 de septiembre de 2024

Hikikomori

 

  Hoy, María ha desobedecido sus instrucciones y, mientras parloteaba sobre mohos oscuros y efluvios malignos, ha corrido las cortinas del cuarto y ha abierto las ventanas. El olor a primavera, la luz de abril, el sonido a vida y el calor dulce de un rayo de sol han invadido la estancia arrancándole una lágrima para la que ni él mismo estaba preparado.   Durante noventa segundos se ha permitido saborearla en silencio, antes de vociferar que cerraran todo de nuevo.

  Minuto y medio. Más que la última vez.

 

Relato presentado a la sexta convocatoria de Esta Noche te Cuento 2024, inspirado en el concepto SAUDADE (https://estanochetecuento.com/hikikomori-fuera-de-concurso/ )

viernes, 26 de julio de 2024

Amanece metrópolis

 

Contraluces

  Anochece en la cuna del requiebro. Una vieja gloria del rock que bebe Mirinda, cuatro influencers estúpidos poniendo morritos, un suicida impregnándose de luz camino del viaducto y una pareja con el amor triste y  caducado despiden al sol desde el Templo de Debod.

  Manuel, de espaldas al espectáculo naranja, trata de capturar sus esencias decrépitas con la antigua réflex. Esa por la que vendió su alma en un oscuro callejón de Asuán convencido de sus poderes arcanos.

  El domingo cambiará las imágenes por unos gramos de evasión que acallen el gusano que le carcome: que por su culpa ya no queden puestos coloridos en el Rastro desde que Lucía, la gachí más linda  de Curtidores, se volviera transparente de tanto fotografiarla para atrapar su corazón.



https://amanecemetropolis.net/?p=61403


martes, 2 de julio de 2024

Aunque tú no lo sepas

 

   Llevo esperándote la vida entera para disfrutar con total plenitud este momento. Te diviso entre la gente y todos los rostros que te rodean se borran. Sé que eres tú. Tus ojos azules aún no me han visto, pero no importa. Sonríes, porque eres risueño por naturaleza y caminas por el mundo disfrutando de estar vivo, de las pequeñas cosas que no todos saben apreciar. Tu media barba rubia, tu tez morena y tu espalda musculosa son como había imaginado. Eres más alto de lo que esperaba, así que me subo a un banco y, cuando pasas cerca, silbo y agito la mano.

   Me miras. Por fin. Y saboreo ese instante tan deseado como el bombón más delicioso. Ignoro tu asombro y me lanzo hacia ti antes de que puedas reaccionar. Te abrazo. Hueles mejor de lo que soñaba. Atónito, me sigues el juego y me devuelves el abrazo, pero das un respingo al escucharme pronunciar tu nombre. No te atreves a contradecirme porque sabes que es cierto, que te tienes que llamar así. Y es entonces cuando, apenas consciente todavía de que  yo soy  lo que buscabas desde siempre, tu alma me reconoce y enciendes con besos mis labios.

 

 

Relato presentado a la quinta convocatoria de Esta Noche te Cuento 2024, inspirado en el concepto VOORPRET (https://estanochetecuento.com/aunque-tu-no-lo-sepas-fuera-de-concurso/)


 

miércoles, 29 de mayo de 2024

Estrella

 

  Nació en verano, una noche de luna llena. Su madre necesitó que le abrieran las entrañas para que pudiera salir, porque tenía los bracitos largos, las piernas cortas y un cuello como de tortuga acuática. Su simetría asteroidea inspiró su hermoso nombre, pero le acarreó un estigma difícil de superar.  Más allá de conseguir una inigualable voltereta lateral y ser capaz de hacer cálculos infinitesimales de cabeza, la criatura resultaba bastante torpe, lo que, sumado a su figura desgarbada, la convertía en blanco fácil para las burlas y el rechazo.

   A mí me fascinaban su armonía matemática, su fragilidad y el  misterioso capricho que la cruel naturaleza había perpetrado con su cuerpo. Consciente de que jamás encontraría a nadie como ella, invertí tiempo en convencerla de que era alguien especial que merecía mucho amor. El mío.

  Y la amé. Durante años. Hasta que cambió. O cambié. Hasta que su anatomía pentagonal dejó de parecerme extraordinaria y su habilidad aritmética terminó por irritarme. Hasta que ella se fue encogiendo y la expulsé de mi galaxia. Hasta que una noche de invierno sin luna se volvió fugaz, atravesó una ventana  y aterrizó sobre un suelo azul celeste, más estrellada que nunca.


Relato presentado a la cuarta convocatoria de Esta Noche te Cuento 2024, inspirado en el concepto WABI SABI  (https://estanochetecuento.com/24-estrella-fuera-de-concurso/ )

viernes, 10 de mayo de 2024

Amanece Metrópolis

 

Pereza mortal

   A Ramiro la desidia no le dejaba vivir. Mientras su madre aún gobernaba la casa con mano práctica al menos comía con regularidad y mantenía una mínima higiene, aunque no lograra conservar ningún trabajo.

   Pero cuando ella, cansada de la realidad, se evadió por los laberintos de su mente, fue el fin.

   Ramiro no era capaz de alimentarla y asearla, así que una tarde de verano, en un arrebato de lucidez, la mujer se coló por el desagüe de la ducha intentando aliviar su pestilencia. Celebraron el funeral en el río tras calcular que el cuerpo pasaría flotando junto al embarcadero sobre las doce del día siguiente, como así fue.

   Él, desaparecida la única brújula de su vida, se abandonó a la placidez de la inmovilidad. Tumbado en la hamaca del porche, apenas se alejaba unos pasos para orinar, recoger frutas caídas y beber un trago de agua del depósito de lluvia. Los vecinos le llevaron vitaminas para mejorar el ánimo, amuletos contra la pereza mortal y aguardiente del que resucita a los muertos. Pero solo consiguieron que le creciera una exuberante barba donde anidaban los petirrojos.

   Ni siquiera Don Evaristo logró convencer a aquella maraña de pelo y plumas con su labia pastoral:

―Hijo, Dios no nos creó para vegetar como patatas. Levántate y anda.

―Padre, aún no estoy muerto. Ahórrese los milagros.

   Le abandonaron a su suerte.

   Años después, el pueblo se enriqueció gracias al célebre paraje capilar, paraíso ornitológico único en el mundo, surgido de sus fincas.


 

https://amanecemetropolis.net/pereza-mortal/