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lunes, 20 de abril de 2020

Y LLEGÓ UN VIRUS DE CHINA AL QUE LLAMARON COVID-19 - I


Accedo a mi blog y veo que la última entrada en él data de 2018. Está bien, éso quiere decir que llevo dos años sin aportar contenido al mismo. Analizar las causas de este abandono no nos llevaría a nada, baste señalar que, durante todo este tiempo he seguido pintando temas de naturaleza con mayor o menor intensidad y en periodos de tiempo discontinuos, aunque no haya producido ninguna entrada, quizá por un poco de desidia.

Mi amor al campo y a sus habitantes ha seguido intacto en mi mente y nunca me ha abandonado. Sin embargo, mi encuentro con la fotografía de la Naturaleza ha desplazado de algún modo la dedicación más profunda a trabajar sobre el papel o el lienzo.

Pero hete aquí que a finales del año 2019 en China apareció un coronavirus que comenzó a infectar a las personas y a traspasar fronteras de una forma alarmante. Y por éso de la globalización, como no podía ser menos, llegó rápidamente a Europa, comenzando por Italia y pasando en pocos días a España.

Y en España se mostró virulento y peligroso; mucho más de lo que decían algunos expertos en un primer momento, que lo comparaban a una vulgar gripe. Tan virulento y peligroso que contagió a muchísimas personas, hizo enfermar gravemente a la mayoría y un un buen número de los infectados (aunque en porcentaje muy bajo) murió.

Como consecuencia de la situación el Gobierno Español se vio obligado, el 14 de marzo de 2020,   a promulgar el R.D. 463/2020, por el que se declaró el estado de alarma "para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19".

El resultado es que, desde el citado día, los españoles hemos estado sujetos a un confinamiento, a un internamiento en nuestra casa, sin posibilidad de salir de ella más que para realizar tareas estrictamente necesarias (compras de alimentos de primera necesidad, visitas al médico, compras en las farmacias, etc.).

De repente, no sólo vi anulado el viaje fotográfico a la península de Varager, en Noruega, que tenía programado iniciar el día 12 de marzo, para fotografiar, especialmente, los éideres reales, los de Steller y la havelda, objetivo que hacía tiempo tenía en mente, si no que, además, tenía que quedarme confinado en casa.

¿Y qué puede hacer un amante de la naturaleza que no puede coger sus primásticos, su telescopio y su cámara fotográfica para salir al campo "a perseguir bichos"? Pues si además de fotografo, es pintor de naturaleza, y tiene la suerte de contar conrmateriales de pintura, apuntes y fotos suficientes para desarrollar su tarea, recoger la antorcha, la ilusión que antes sentía por la pintura y lanzarse, cual lobo hambriento, a emborronar papeles.

Y éso, ni más ni menos, es lo que hice. Nunca he pintado con tanta intensidad, con tanta devoción y con tanto entusiasmo como en el periodo que va del 14 de marzo al 19 de abril, fecha en la que estoy redactando esta entrada.

Como ya he vertido bastantes más palabras de las que, posiblemente, eran necesarias, paso a mostraros la producción de este periodo:


Cuco. Hace dos primaveras que pude observarle a placer, a pesar de ser, como su nombre indica, muy "cuco" y presentir la mayoría de las veces que le estás esperando, aunque estés bien escondido.


La oropéndola, otro de los ejemplares preciosos y llamativos de nuestras avifauna, pero esquiva y poco colaboradora. A pesar del intenso color amarillo del macho, es increíble cómo se camufla y qué difícil es localizarla cuando se mete entre las hojas de los chopos; su color es, prácticamente, del mismo tono que las brillantes hojas de este árbol, su preferido a la hora de hacer los nidos en los márgenes de los ríos y arroyos.


Bien conocida de todos; su copete y su rayado tipo cebra hace que se la distinga a distancia.


Alzacola
Un pájaro antaño abundante en viñedos, palmerales y pinares de la costa mediterranea y que hoy está en franco retroceso. Hace años tuve oportunidad de observar un nido de la especie parasitada por un cuco!


El siempre alegre carbonero 


De los más pequeños pero con una garganta prodigiosa. Parece mentira que de un cuerpecillo de sólo unos gramos pueda brotar un canto tan bonito y tan potente.



En invierno es fácil encontrarle en los bosque de encina o de pinos buscando comida, incluso, las migajas que quedan en las mesas de las zonas de picni.


Nuestro querido petirrojo.


Y, para mí, uno de los pájaros más bonitos de la avifauna ibérica: El camachuelo. Abundante, pero sólo en las zonas donde habita, principalmente, en la zona norte de la península. Poco extendido por el resto de la geografía española.


Colirrojo tizón
Familiar y a la vez montesino. Lo mismo puede encontrarse en cortados calizos como en el tejado del edificio cercano a tu casa.




jueves, 13 de octubre de 2011

Agradable sorpresa

El otro día estuve en el hide de Las Pozas (www.greenextremadura.com). La tarde estuvo entretenida. Los mirlos y los arrendajos, que había dejado un par de semanas de entrar, han vuelto a ella y, la verdad, la llenan de animación.


También el petirrojo y el picogordo se acercaron a beber o a comer insectos; las currucas estuvieron dando mucha guerra en los lentiscos de enfrente, pero no se decidieron a entrar. En el suelo, una verdadera plaga de pinzones no dejaban de revolotear buscando comida. Y, una grata sorpresa, un hermoso zorzal nos hizo una visita.





Tampoco el martín faltó a la cita; pero me sorprendió que, más que a pescar, llegó como un tiro a expulsar al picogordo que había tenido el atrevimiento de posarse en su posadero particular, y lo hizo de muy malas maneras, piando desaforadamente y dandole unas pasadas propias de un halcón a su presa. Luego se posó un ratito, como diciendo: "Que este posadero es mío, macho", y se largó tan inesperadamente como vino.



 Pero la sorpresa mayúscula nos la llevamos a las 19,13 horas; ya había guardado el 500 y había dejado puesto el 70-200 en el trípode, montado en la cámara, cuando haciendo un tirabuzón, a una velocidad increible pasó ante nuestra vista la hembra del gavilán. Trató de atrapar a alguno de los pinzones que en ese momento merodeaban por allí, pero falló el lance. Eso sí, tuvo la delicadeza de posarse durante minuto y medio, dándonos la oportunidad de llevarnos un buen recuerdo suyo. Esperamos que poco a poco vaya siendo un habitual de la charca y ofrezca muchas oportunidades a los fotógrafos.