No vimos gran cosa porque los buitres ni se movían de sus posaderos y el águila imperial que se había visto volar, incluso con ramas en el pico para preparar su nido, no acudió a la cita.
Visto lo visto, después de observar durante más de dos horas cómo la lluvía caía mansamente sobre el agua del Tajo, decidimos volver a Serrejón y entrar en el hide de Las Pozas de Greenextremadura.
Parece mentira cómo cambian los escenarios, aunque sean totalmente naturales, con el paso de los días. Hace mes y medio los arrendajos, los pinzones, los estorninos, los picogordos, las currucas, el martín pescador y algunas especies más entraban a comer y a beber de manera continua, hasta el punto que mi amigo Julio, cuando había un momento de descanso, decía. "Esto es un sinvivir".
El viernes, por el contrario, la cosa estuvo mucho más tranquila; sólo los verderones, los pinzones, la lavandera cascadeña y algún mirlo, dieron la cara.
Pero, a pesar de todo, siempre es un placer estar tranquilamente sentado en ese estupendo y cómo hide, viendo cómo la vida sigue su curso alrededor. Los pájaros iban y venía, se asustaban (quizá del gavilán que sigue rondando por allí), volvían a comer y a beber, en fin, que no paraban...
Os dejo unas cuantas fotos pero estoy seguro de que dentro de un par de semanas, cuando repita sesión, serán muchas más las especies que fotografiaré. En eso radica la grandeza de la Naturaleza.