La leyenda del rayo verde
Yo ahora estoy en la ciudad-dormitorio y apenas si existo, pero en Julio estuve trabajando una semana en Valparaíso (Chile) y esta historia sucedió allí.
Una tarde quedamos con mi amiga Isabel G para ir a hacer fotos a la cercana playa de Laguna Verde. Es un lugar interesante porque suele haber aves, reflejos en el río que desemboca allí y sobretodo, por la impresionante escena del sol poniéndose dentro del Pacífico.
Ya estuvimos allí hace dos años. En aquella ocasión todavía no conocía personalmente a Isabel, pero las personas que hacemos fotos de naturaleza, al margen de las circunstancias personales de cada uno, parecemos compartir todos un cierto sentido de la vida. Es algo un poco extravagante, que comparten aficionados y profesionales, y que se manifiesta en algunos detalles como aparcar el coche de cualquier modo solamente para poder observar un reflejo sobre el agua, tumbarnos en el suelo mojado para admirar la luz cálida detrás de una flor, estar media hora esperando a que un cormorán pase por el lugar adecuado... en fin, cosas de este tipo que a mucha gente le resultan insoportables pero que tal vez alguno de ustedes entienda.
Esa tarde el cielo estuvo espléndido y junto al mar había una extraña ave austral, muy parecida al Nycticorax (y quien sabe si lo era..), que se dejó fotografiar bastante bien hasta que un perro la asustó. Una bandada de gaviotas pasó a contraluz por delante del sol ya moribundo. Cuando finalmente el sol se estaba sumergiendo dentro del mar, la escena fue tan preciosa que yo me pregunté si no haría su aparición el famoso rayo verde, que a pesar de ser un fenómeno óptico perfectamente lógico, según dice la leyenda solamente pueden observar las personas que están verdaderamente enamoradas.
Aunque a causa de las nubes no apareció el misterioso rayo, el atardecer fue tan precioso que me resultó fácil perdonarle al mundo la ausencia de ese destello que yo nunca había visto.
Al llegar al hotel después de cenar, pasé las fotos al ordenador mientras leía un ejemplar de El cero y el infinito que anteriormente había pertenecido a la generosa biblioteca del Dr. Jorge Garat. A medio pasar las fotos, justo cuando empezaban a llegar las más interesantes, en la pantalla salió un mensaje de error: La tarjeta no tiene formato. Les ahorraré los detalles, las fotos se habían borrado, toda la tarjeta estaba como recién formateada y no hubo forma de recuperarlas pese a que estuve hasta las tres de la madrugada blasfemando y comprando un programa que resultó ser un fracaso (a pesar de que en la demo las fotos parecían recuperables). Y es por este motivo que he dejado esta entrada sin foto.
Me costó dormir y al día siguiente me levanté dolorido y malhumorado. Soy muy cuidadoso (algunos dirán neurótico) con mis fotos y nunca me había pasado algo parecido. Una vez perdí un carrete de diapositivas que había hecho en las inhóspitas costas de Gales, y del disgusto dejé de hacer fotos durante meses. Pero esa mañana en Valparaíso era radiante, incluso más que la del día anterior, y después de desayunar apresuradamente para irme a agrimensurar, pensé que tal vez todo aquello no era más que una oportunidad que me daba el destino para darle otra ocasión al elusivo rayo verde. Y luego les cuento más.
Recuerden que todavía pueden apuntarse a mi curso de fotografía de naturaleza de la próxima semana.
Una tarde quedamos con mi amiga Isabel G para ir a hacer fotos a la cercana playa de Laguna Verde. Es un lugar interesante porque suele haber aves, reflejos en el río que desemboca allí y sobretodo, por la impresionante escena del sol poniéndose dentro del Pacífico.
Ya estuvimos allí hace dos años. En aquella ocasión todavía no conocía personalmente a Isabel, pero las personas que hacemos fotos de naturaleza, al margen de las circunstancias personales de cada uno, parecemos compartir todos un cierto sentido de la vida. Es algo un poco extravagante, que comparten aficionados y profesionales, y que se manifiesta en algunos detalles como aparcar el coche de cualquier modo solamente para poder observar un reflejo sobre el agua, tumbarnos en el suelo mojado para admirar la luz cálida detrás de una flor, estar media hora esperando a que un cormorán pase por el lugar adecuado... en fin, cosas de este tipo que a mucha gente le resultan insoportables pero que tal vez alguno de ustedes entienda.
Esa tarde el cielo estuvo espléndido y junto al mar había una extraña ave austral, muy parecida al Nycticorax (y quien sabe si lo era..), que se dejó fotografiar bastante bien hasta que un perro la asustó. Una bandada de gaviotas pasó a contraluz por delante del sol ya moribundo. Cuando finalmente el sol se estaba sumergiendo dentro del mar, la escena fue tan preciosa que yo me pregunté si no haría su aparición el famoso rayo verde, que a pesar de ser un fenómeno óptico perfectamente lógico, según dice la leyenda solamente pueden observar las personas que están verdaderamente enamoradas.
Aunque a causa de las nubes no apareció el misterioso rayo, el atardecer fue tan precioso que me resultó fácil perdonarle al mundo la ausencia de ese destello que yo nunca había visto.
Al llegar al hotel después de cenar, pasé las fotos al ordenador mientras leía un ejemplar de El cero y el infinito que anteriormente había pertenecido a la generosa biblioteca del Dr. Jorge Garat. A medio pasar las fotos, justo cuando empezaban a llegar las más interesantes, en la pantalla salió un mensaje de error: La tarjeta no tiene formato. Les ahorraré los detalles, las fotos se habían borrado, toda la tarjeta estaba como recién formateada y no hubo forma de recuperarlas pese a que estuve hasta las tres de la madrugada blasfemando y comprando un programa que resultó ser un fracaso (a pesar de que en la demo las fotos parecían recuperables). Y es por este motivo que he dejado esta entrada sin foto.
Me costó dormir y al día siguiente me levanté dolorido y malhumorado. Soy muy cuidadoso (algunos dirán neurótico) con mis fotos y nunca me había pasado algo parecido. Una vez perdí un carrete de diapositivas que había hecho en las inhóspitas costas de Gales, y del disgusto dejé de hacer fotos durante meses. Pero esa mañana en Valparaíso era radiante, incluso más que la del día anterior, y después de desayunar apresuradamente para irme a agrimensurar, pensé que tal vez todo aquello no era más que una oportunidad que me daba el destino para darle otra ocasión al elusivo rayo verde. Y luego les cuento más.
Recuerden que todavía pueden apuntarse a mi curso de fotografía de naturaleza de la próxima semana.
Comentarios
...cómo lo vería, (el que vemos también tendrá que vernos), el rayo verde.
No es falta de respeto, es una entrada pueril femenina para poder felicitarte o felicitarle, su trabajo y su osadía natural del día a día.
Muchas felicidades por conseguir mucho, incluso con sus fantásticas imágenes relatadas.
Buenas noches F.
Las que he visto me parecen extraordinarias...
Confío y creo, Frikosal, en que sus palabras sin imágenes (por ahora...) y sus imágenes sin palabras son y serán equilibrios seductores para muchas personas, y que tarde o temprano, -créalo también- quien aparece por sus páginas u otras similares terminará enmascarado, feliz, y hasta las cejas de burriagas.
A veces los que hacemos fotos le damos demasiada importancia a éstas y nos olvidamos de la suerte que tenemos al tener todas estas experiencias.
Creía que al final había recuperado las fotos una vez en la ciudad-dormitorio.
PS: Yo de su familia me enfadaría si leyera que cuando esta aquí no existe. Dese cuenta de que tb existe!!
Jeje, pero bueno, me consta que recuperastes las fotos gracias a un amigo y que además te llevaste la magnífica sorpresa de encontrar un leve reflejo del rayo verde, preciosa foto la del pájaro y el rayo verde usando un objetivo que no era tuyo!. Maldita sea, soy un spoiler :-D no he podido resistirme!!!, descubrí la foto de la que hablas buscando información de la foto que más me ha gustado de todas las que jamás hayas hecho (cuando nieva hacia arriba) sobretodo porque llevo meses pensando en preguntarte cómo narices te salió una foto así y esta semana encontré la explicación y es sencillamente increible.
He recuperado fotos alrededor de una decena de personas, un par de ellos fotografos aficionados y siempre que me ven me invitan injustamente a una cerveza. El secreto? photorec: http://www.cgsecurity.org/wiki/PhotoRec Lo tienes para windows y mac y es gratuito y libre GPL, yo lo uso en linux en casi todas las distros la tienes disponible en los repositorios, merece mil millones la pena, a mi nunca me ha fallado. Si te interesa hacer un test, formateate una tarjeta de la cámara y prueba a recuperar las fotos. No necesita saber ni qué particiones había, se basa en buscar las cabeceras de las fotos directamente leyendo el RAW del disco o tarjeta y recupera los archivos, aunque claro aveces se equivoca y te saca archivos que no existian (por eso de la aleatoriedad) y no recupera los nombres originales de los archivos, algo que no importa cuando hablamos de fotos.
Pero ten cuidado cuando lo usas porque no solo recupera las fotos que había en la tarjeta antes de corromperse, también recupera las que borrastes y no fueron pisadas, por ello mucha gente se lleva sorpresas de encontrarse fotos de hace más de un año o fotos prohibidas que estaban al final del todo de la tarjeta ;).
Todo esto me recuerda a mi pérdida de fotografías del reencuentro con una persona que no veía hace 15 años. Desaparecieron de la cámara así por arte de magia. El cabreo es monumental sí, porque son situaciones que no se repiten. Al menos la mia, quizá tenga que esperar otros 15 años o más. Espero que a usted no le pase lo mismo.
Saludos Agrimensor!
Convido-o a visitar e a inscrever-se na noa Comunidade de Fotografia de natureza - FANATURE - Fotógrafos Amadores de Natureza em
http://fotografosamadoresdenatureza.ning.com/
NO me lo recuerdes :(
¡Cómo te entiendo, se siente uno totalmente impotente ¿Verdad?
Un abrazo
Sobre el "Rayo Verde" seguramente conoce la película del mismo nombre, del francés Eric Rohmer. Desde que la vi hace años cada vez que veo un atardecer trato de ver el famoso rayo... infructuosamente. Tal vez la leyenda sea cierta.
No cree que fue simplemente algo con una alguna explicación lógica y científica y únicamente quieres incluir una escena de romanticismo y seducción?
Realmente las personas que están verdaderamente enamoradas, NO VEN NADA!!