Salón Eastwood y el orangután
Ayer estuve cerca de la desembocadura del Guadalquivir. Por la tarde, con unos amigos, conducíamos sin un propósito bien definido dejando pasar las horas antes de ir al aeropuerto de Jerez. A la hora de la siesta, cruzando un pueblo, el aire abrasador de Julio parecía que exigiera un lento café con hielo. Y paramos en un bar fresco y espacioso, que me recordó los grandes cafés de pueblo de hace casi medio siglo. Si ustedes también llegan a ese lugar, entrando a la derecha verán un salón decorado con fotos y pinturas de Clint Eastwood. Allí está Clint con un armadillo en las manos, Clint cabalgando por un paisaje nevado, Clint con unas admiradoras en minifalda. Pero sobretodo, allí está una foto de Clint conduciendo su Harley Davidson, mientras un orangután le abraza desde la espalda. Es una foto extraordinaria, pero no por la expresión de Clint, si no por la del mono, que sonríe con los ojos cerrados, beatíficamente, enamorado y totalmente abandonado a la paz, la seguridad y el am