Jabalíes que apenas se ven corriendo de noche
Jabalíes que apenas se ven, corriendo de noche por los campos casi oceánicos de trigo ya cosechado. Yo los había estado acechando, con la inocencia de un niño, escondido detrás del roble mientras miraba las estrellas. Había quedado con un cazador, que prometió venir para enseñarme a cazar, pero con la cámara, naturalmente. Y yo tenía la secreta esperanza de elevarle a él hasta la categoría de fotógrafo de naturaleza y que dejara de una vez la escopeta en casa. Pero todo falló, no se presentó y me fui yo solo a esconderme antes de que llegaran los jabalíes. Era ese momento mágico cuando el cielo todavía es azul en agosto, pero ya se ve a Arturus, y casi parece que Daneb quiera asomarse. Pasaron dos o tres horas y la Vía Lácetea ya estaba en el cénit, corriendo de norte a sur. El viento me venía de cara, como yo había previsto, y entonces fui yo quien pude oler a los jabalíes , otra vez como cuando tu (querido lector) y yo éramos béstias felices. Huelen a cerdo, a excremento de cerdo f