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viernes, 27 de mayo de 2011

Día del Libro

El 26 de mayo conmemoramos en el Uruguay el Día del Libro. Esta semana ha estado plena de acontecimientos dedicados al tema. El martes 24 concurrí a quinto año de la Escuela No. 3 para hablar de un libro clásico: Don Quijote de la Mancha. El jueves 26 me tomé el ómnibus hasta Masoller, hasta la Escuela No.79 para acompañar al certamen del saber del agrupamiento Verde Esperanza y asistir al taller de Ignacio Martínez. Esa misma noche concurrí a la biblioteca Municipal de Tranqueras invitada por la Comisión de Cultura donde el tema central fue el papel y la responsabilidad que cabe a los abuelos en el amor que debe ser despertado en los niños, desde temprana edad, por la lectura.

Esta mañana llegué hasta la Escuela 124 a conversar pero sobretodo a leer libros a los chicos de cuarto, quinto y sextos años. Gracias a Mónica Alonso, a Ana María Gastelumendi, a la Comisión de Cultura y a Mary podríguez por las invitaciones y por darme la oportunidad de hablar de una de las cosas que amo: los libros.


Los dejo un momento con Francesco Tonucci:"No importa lo joven que sea el niño o lo complicado que sea el libro; la mediación del adulto lo convierte en algo fácil y fascinante (...) La atención que presta un niño a un adulto que lee para él tiene una intensidad y una intimidad tales que debería bastar para convencer a los adultos, en especial a los padres y a los profesores, de que dediquen tiempo a esa actividad, lamentablemente cada vez menos frecuente, tanto en las casa como en las escuelas. El problema real es que ya no queda nadie que tenga ganas y tiempo que dedicar a los niños. Para eso están los abuelos."


TONUCCI, Francesco. Con ojos de abuelo. 2009. Barcelona. Editorial Graó

martes, 6 de abril de 2010

Otra vez Caperucita

Uno de los bocados más exquisitos que he saboreado en estos días ha sido este libro de Marjolaine Leray. Con versión original en francés, OCEANO Travesía editó la versión en español en 2009 en Barcelona. Libro para mirar y leer. Descubrí que hay una historia que comienza en la contratapa y termina en la tapa, aunque bien podría estar comenzando aquí para continuar en las hojas del libro. No se mareen. Es un librito (el diminutivo es afectuoso) de muchas lecturas. Es pura acción. Acción que corre a través de los diálogos. No hay narración, no hay narración con palabras. La voz del narrador está sustituída por la ilustración (elemental, precisa, casi rupestre) Rojo y negro. Caben aquí todas las connotaciones que tienen estos colores en occidente. Líneas curvas para la indefensa Caperucita; líneas rectas, verticales, oblicuas, filosas e hirientes para el lobo. El cuento comienza con una interjección que funciona como un vocativo y termina con un adjetivo lapidario. Onomatopeyas, interrogaciones, verbos elípticos recrean una historia de suspenso. Una vuelta de tuerca magistral nos demuestran que el talento puede contar la historia mil veces contada y permitirnos el asombro y el miedo. Un librazo ( el aumentativo es por la admiración ) para leer y mirar, releer y remirar. ¿Para qué edad? Para todas, como todos los buenos libros.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Libros

Hace unos días, Rosa me mandó por correo una imágenes de la librería Lello & Irmâo, de la ciudad de Oporto, en Portugal. Las imágenes venían acompañadas con unas palabras: “Yo quiero vivir ahí.” Debe ser el sueño de todo lector. Libros al alcance de la mano, ¿y el espacio?… Oh! Qué espacio!
Seguramente que en libros Pembroke el espacio no era de tan espléndida belleza. Imagino el lugar más parecido a un laberinto en penumbras, más cercano a una escondida biblioteca monástica. No en vano Firmin, que tenía buena visión nocturna podía leer en esa media luz. Pero empecé por la mitad, aunque en realidad no importa porque a una obra con tantas puertas se puede entrar y desde cualquier lugar. Esta es mi impresión. En realidad hice una primera lectura desordenada, si cabe desordenada aquí. Después lo leí en forma “normal” y sigo abriéndolo y releyendo. Me cuesta desprenderme de él. (Lo voy a devolver, sí, quédate tranquila).
Firmin nació en una librería. Se puede decir que fue parido directamente en una cuna literaria. La glotonería de sus hermanos le obligó a comerse los libros para subsistir. Comenzó devorando libros y continuó alimentándose de libros. Abismal diferencia que lo llevó de la sima a la cima. Desde la penumbra de Libros Pembroke,"la loca de la casa” lo paseó por el mundo y lo convirtió en otros. Lo hizo distinto. Pero lo distinto conduce a la soledad. De lo animal a lo humano, y humano consciente, pero ya lo dijo Darío “no hay mayor pesadumbre que la vida consciente”. Porque al ser consciente ves tus incapacidades y descubres el espejo para contemplar lo que ven los demás cuando te miran: una rata peluda y asquerosa. Habría tanto para escribir y reflexionar. Pero escuchemos a Firmin: “Me dí cuenta, al principio, de que cada libro poseía un sabor distinto –dulce, amargo, agrio, agridulce, rancio, salado, ácido-, y según fue pasando el tiempo y mis sentidos ganaban en agudeza, llegué a captar el sabor de cada palabra: todas traían consigo una ordenación de imágenes, representaciones mentales de cosas que yo desconocía por completo, dada mi limitada experiencia del llamado mundo real: rascacielos, puertos, caballos, caníbales, un árbol florecido, una cama sin hacer, una mujer ahogada, un muchacho volador, una cabeza cortada, siervos de la gleba que levantan la cabeza al oír el aullido de un idiota, el silbido de un tren, un río, una balsa, el sol entrando al sesgo en un bosque de abedules, la mano que acaricia un muslo desnudo, una choza en la jungla, un monje que se muere.” (1)
¿Un héroe?, ¿Un antihéroe?, ¿ Un Tersites?, ¿Un pícaro? Cosa curiosa: Todo lector querría vivir en una librería pero creo que ninguno querría ser Firmin.


(1) SAVAGE, Sam. (2006) Firmín. Buenos Aires: Seix Barral, pág 35