El 26 de mayo conmemoramos en el Uruguay el Día del Libro. Esta semana ha estado plena de acontecimientos dedicados al tema. El martes 24 concurrí a quinto año de la Escuela No. 3 para hablar de un libro clásico: Don Quijote de la Mancha. El jueves 26 me tomé el ómnibus hasta Masoller, hasta la Escuela No.79 para acompañar al certamen del saber del agrupamiento Verde Esperanza y asistir al taller de Ignacio Martínez. Esa misma noche concurrí a la biblioteca Municipal de Tranqueras invitada por la Comisión de Cultura donde el tema central fue el papel y la responsabilidad que cabe a los abuelos en el amor que debe ser despertado en los niños, desde temprana edad, por la lectura.
Esta mañana llegué hasta la Escuela 124 a conversar pero sobretodo a leer libros a los chicos de cuarto, quinto y sextos años. Gracias a Mónica Alonso, a Ana María Gastelumendi, a la Comisión de Cultura y a Mary podríguez por las invitaciones y por darme la oportunidad de hablar de una de las cosas que amo: los libros.
Los dejo un momento con Francesco Tonucci:"No importa lo joven que sea el niño o lo complicado que sea el libro; la mediación del adulto lo convierte en algo fácil y fascinante (...) La atención que presta un niño a un adulto que lee para él tiene una intensidad y una intimidad tales que debería bastar para convencer a los adultos, en especial a los padres y a los profesores, de que dediquen tiempo a esa actividad, lamentablemente cada vez menos frecuente, tanto en las casa como en las escuelas. El problema real es que ya no queda nadie que tenga ganas y tiempo que dedicar a los niños. Para eso están los abuelos."
TONUCCI, Francesco. Con ojos de abuelo. 2009. Barcelona. Editorial Graó