29 de abril de 2021

Carme Pinós. Escenarioa para la vida. En el Museo ICO


LA ARQUITECTA CON VOZ PROPIA: "CON CADA ACTUACIÓN URBANA, HEMOS DE TENER EL PROPÓSITO DE HACER CIUDAD, EL PROPÓSITO DE DIGNIFICAR NUESTRO ENTORNO"

“Carme Pinós. Escenarios para la vida” es un recorrido a través de la arquitectura de Carme Pinós, una de las grandes figuras de la arquitectura española contemporánea, en su primera retrospectiva, comisariada por Luis Fernández-Galiano.

Carme Pinós inicia su carrera en la década de 1980 junto a Enric Miralles, periodo al que se dedica la primera parte de la exposición, y donde se recogen ocho proyectos realizados conjuntamente.

Probablemente, esta primera etapa es la más conocida mediáticamente y, sin embargo, no es la de más peso en la carrera de Pinós. El Museo ICO, perseverando en su compromiso con la inmensa, y en ocasiones desconocida, riqueza de la arquitectura española, apuesta con esta exposición por la puesta en valor de la carrera y figura de Carme Pinós en sí misma, con la apertura, en 1991, del Estudio Carme Pinós, en activo hasta la actualidad. Es a este fructífero periodo al que se dedica la segunda parte de la muestra, la más extensa, con 80 proyectos realizados por el Estudio Carme Pinós en estos treinta años de andadura. Una tercera y última sección recoge la biblioteca de Pinós y relata la importancia de los libros en sus proyectos profesionales y personales.

La arquitectura de Carme Pinós es diversa, adaptada a cada proyecto individual, pero con una base común: la importancia del contexto y del entorno sobre la que esta arquitectura se asienta. Y es que, como ella misma explica, la arquitectura construye paisaje o construye ciudad: no es una escultura. Con cada actuación urbana, hemos de tener el propósito de hacer ciudad, el propósito de dignificar nuestro entorno. Cuando trabajo, considero que mi intervención se propone, en último término, mejorar, embellecer el contexto. Esta férrea creencia en la necesidad de acoger el entorno, sea natural o urbano, se aprecia en todos sus trabajos, entre los que podemos destacar el Caixaforum de Zaragoza (2014), las mejicanas Torres Cube (2005/2014), o la barcelonesa Escuela Massana de Arte y Diseño (2017).




Hasta el 8 de mayo de 2021.


28 de abril de 2021

JOANIE LEMERCIER. Paisajes de luz.

 


En el ESPACIO FUNDACIÓN TELEFÓNICA se presenta la primera primera gran exposición individual, Joanie Lemercier (Rennes, 1982) que sumerge al espectador en un recorrido por distintos paisajes que nos transportan desde la contemplación de depuradas líneas abstractas y la fascinación provocada por majestuosas montañas generadas por ordenador a la inquietante realidad de una naturaleza sobreexplotada.  A través de siete grandes instalaciones, esta exposición comisariada por Juliette Bibasse, aborda la importancia de la naturaleza en la trayectoria vital y artística del artista y plantea una reflexión sobre la representación del medio natural a través de la tecnología.

Pionero en el uso artístico del videomapping y co-fundador del colectivo AntiVJ en 2008, la obra de Lemercier se centra en la creación de piezas que utilizan la luz proyectada para generar experiencias que alteran nuestra percepción visual. A través de la programación informática y la manipulación de aparatos, Lemercier consigue convertir los proyectores en una fuente de luz capaz de transformar la apariencia de las cosas y hacernos cuestionar la concepción de la realidad. 


En contraste con la fascinación generada por los entornos «fabricados» digitalmente de la primera parte de la exposición que se presenta en Madrid, la segunda parte de la muestra nos descubre la realidad de una naturaleza repleta de cicatrices causadas por la sobreexplotación humana. Fascinantes instalaciones inmersivas de paisajes generados por algoritmos, evocadores volcanes y geografías imaginarias nacidas de la colaboración entre el ser humano y la máquina, dejan paso a la sobrecogedora imagen de destrucción de una de las minas de carbón más grandes y contaminantes de Europa. A través de colosales imágenes captadas con dron, Lemercier abandona la ficción para enfrentarnos a la urgencia de salvaguardar nuestro entorno.


Hasta el 25 de julio de 2021.


Fuentes:

https://joanielemercier.com/brume/

26 de abril de 2021

Zapadores. Museo del siglo XXI y Pilar Carpio

Ubicado en el antiguo cuartel del ejército de Fuencarral, se encuentra el MUSEO ZAPADORES,  Museo del siglo XXI. Quiere ser una "ciudad del arte" que acoja a toda clase de artistas, galeristas, asociaciones y museos. Busca crear un espacio de reflexión y de apuesta por las nuevas voces del arte.

Los zapadores son soldados, que en tiempos de guerra, construyen  puentes y estructuras para que la vanguardia avance.  Y esta metáfora da sentido a un proyecto que se basa en principios de economía circular, recursos éticos,  que propone utilizar los edificios sin demolerlos, revisando la arquitectura menor de los mismos para descubrir nuevos usos.
Entre los artistas presentes en sus salas están Antonio Alvarado, Carlos Rivera, Ciria, Almudena Tapia, Jacqueline Bonacic-Doric Rodriguez ... y PILAR CARÌO

Una vista del museo del ala del primer piso, donde están las obras de Antonio Alvarado.



La obra de Pilar Carpio ocupa un lugar de excepción en este nuevo espacio.

Esculturas de Pilar Carpio.

Pilar Espinosa Carpio ,  es una artista valenciana que estudió publicidad en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Valencia en 1969, diseño en la Escuela Massana de Barcelona en 1975, y en la Escuela Superior de Bellas Artes (hoy Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Valencia) donde se especializó en escultura. Durante sus años de formación, conoció y compartió experiencias con otros artistas valencianos como Miquel Navarro y Carmen Calvo. En 1992, se doctoró con una tesis sobre la obra religiosa de artistas valencianos.

Desde esos primeros años de formación hasta nuestros días, su obra, presentada a concursos y certámenes nacionales e internacionales, ha sido premiada en reiteradas ocasiones: desde premios de escultura otorgados por la Facultad de Bellas Artes de Valencia al Primer Premio en Pintura y en Escultura (1986 y 1988 respectivamente) otorgado por el Comité Olímpico Internacional en Lausanne (Suiza) o el Premio Nacional de Cerámica del Ministerio de Agricultura y Pesca.  También  ha sido  nombrada Académica de Honor y  premiada por de Academia Internacional de Ciencias, Tecnología,  Educación y Humanidades (2014/2017), entre otros muchos galardones.

La artista ha participado igualmente en numerosas exposiciones colectivas en galerías de arte, centros culturales y museos (Museo Postal y Telegráfico de Madrid, 1998, Fundación Bancaja de Valencia, 2000, Estampa, Salón Internacional del Grabado de Madrid, 2003…) así como exposiciones individuales (Instituto de Cultura de Burjassot (Valencia), 1999, Coliseo de la Cultura Príncipe de Asturias de Villaviciosa de Odón, 2001, Coliseo de la Cultura Escuela Madrileña de Cerámica de la Moncloa, 2004, Centro de Arte Villa de Móstoles, 2006…). Además su obra está presente en importantes  colecciones públicas y privadas, en España y en muchos museos del del mundo: de Europa (París, Suiza, Irlanda.) y de América (Los Ángeles, Caracas.) y también hemos podido contemplarla en la Galería de Arte Tíltide.

Aquí tenemos una muestra de la obra de Pilar Carpio que ocupa, permanentemente, una sala  en el Museo Zapadores.















Sara Fernández, directora y comisaria de Tíltide, con la obra de Pilar Carpio,
en el Museo Zapadores.
    
                                                                          
El centro cuenta con la colección permanente del Museo C.A.V. La Neomudéjar, ubicada en una gran sala de 4.000 metros cuadrados situada en la segunda planta del edificio. Esta colección se compone  de obras de artistas como Rafael Peñalver, Paz Muro, Antonio Alvarado, Mahé Boissel, Jacqueline Bonacic-Doric, Orest Antoshkiv, Ana Dévora, Ze Carrión, Marc Janus, Jimena Aragonés, Johana Kirby, Fardou Keuning o Guy Deuning, entre muchos otros
Asimismo, acoge una ciudadela de artistas donde se muestran los estudios de artistas autogestionados, una zona Lab de Asociaciones, que cuenta con sus propios espacios de trabajo y una nave específica donde desarrollar sus actividades, como conferencias, exposiciones, talleres o debates.
Además, dispone de espacios independientes para galerías que quieran desarrollar sus propias exposiciones y actividades.

Vista del museo con la obra de Carlos Rivera Lauría.



Otra vista del museo con la obra de Pilar Carpio.



Exposición del artista Ciria, titulada Tiranía de la igualdad:"El arte no significa nada si la vida no lo rebasa."...



De nuevo la obra de Carlos Rivera Lauría. en esta imagen y la posterior.







www.zapadores.org

Galería de Arte TÍLTIDE
C. Fernando el Católico 28
28015 Madrid.
tiltidearte.com

24 de abril de 2021

Espeanza y utopía. El diseño entre 1900 y 1939.



 Los ideales de «Hombre nuevo» y de una nueva sociedad significaron el inicio del concepto moderno de diseño y, con él, el desarrollo del denominado Movimiento Moderno. Coincidieron con el crecimiento del consumo de masas, mientras comenzaba a cambiar el modelo de domesticidad, a lo que hay que añadir una intensificación del componente femenino en la definición de los espacios y objetos. Se transformaba el gusto y surgían nuevos materiales y productos tecnológicos.

Esta exposición presenta una mirada a la historia del diseño, principalmente europeo, creado y producido entre 1900 y 1939, y se enfoca en algunos de los principales temas que preocuparon a los diseñadores y a la sociedad de aquel periodo: la búsqueda de una nueva estética basada en el funcionalismo, el racionalismo, y la objetividad; la producción seriada; el diseño de la identidad nacional; la higiene y la salud; o el diseño por y para una nueva mujer. La presencia de la Bauhaus, cuyo centenario se celebra en 2019, resume y subraya los debates de este primer tercio del siglo XX.

Entre los hitos expositivos presentes en esta muestra destacan un prototipo de la silla Barcelona de Mies van der Rohe, la silla rojo-azul de Rietveld, el ventilador de Behrens o la butaca modelo B-301 de Le Corbusier, Charlotte Perriand y Pierre Jeanneret.






A lo largo del siglo XIX y hasta la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la profesión —todavía joven y sin clara definición— había estado inmersa en un proceso de reforma y de modernización estética y técnica, en el que alcanzaron relevancia, entre otras cuestiones, la transmisión de la identidad nacional a través de los objetos de uso cotidiano, el papel del ornamento, la mejora de vida de las clases trabajadoras, la importancia de la belleza para el bienestar, y la producción artesanal frente a la industrial. Sin embargo, a partir de 1918, esos temas abrieron paso a otros como, por ejemplo, el derecho de las personas (sin distinción de clase o condición) a disfrutar de una existencia digna, la adaptación de los objetos y ambientes a las necesidades de la vida moderna, y la mejora de las condiciones higiénicas de la vivienda. 


Y es que, tras la experiencia de la contienda, los artistas, arquitectos y diseñadores más progresistas habían cambiado de intereses: estaban convencidos de que, a pesar de la destrucción que había asolado Europa, se iniciaba una «gran era» que supondría el fin de la avaricia, la ambición desmedida, el egoísmo, y el individualismo que habían originado el conflicto bélico y alimentado la injusticia social durante siglos. Esa «gran era» sería el comienzo de un sociedad «nueva», más universal, igualitaria, libre y justa, en la que surgiría un «hombre nuevo». Los arquitectos y, lo que hoy denominamos diseñadores, querían participar en su configuración, convencidos de que se podía conformar un mundo que fuera mejor en todos sus aspectos. El camino para lograrlo era diseñar y producir objetos, espacios, indumentaria y comunicaciones útiles, bellos —bajo un concepto de belleza basado en la sencillez— y asequibles para el mayor número de personas. Fueron esas las aspiraciones que impulsaron el concepto moderno de diseño. Coincidieron con el crecimiento del consumo de masas, especialmente en países como Gran Bretaña y Estados Unidos, mientras empezaba a cambiar el modelo de domesticidad (con una intensificación del componente femenino en la definición de los espacios y objetos), se transformaba el gusto, y surgían nuevos materiales y productos tecnológicos. 





Fuentes:

https://www.culturaydeporte.gob.es/mnartesdecorativas/exposiciones/actuales.html

19 de abril de 2021

Pérez Villalta. El arte como laberinto.

 En la Sala Acalá 31 se presenta una muestra retrospectiva que, tras más de cincuenta años de trayectoria, supone la más amplia exposición que se le ha dedicado en Madrid a este artista, una de las  de mayores personalidades del arte contemporáneo español.

Para la exposición, Guillermo Pérez Villata ha partido del estudio geométrico del edificio donde se ubica la sala, construcción del arquitecto Antonio Palacios. Trazando sobre su plano la división armónica de la misma. Sobre dicho estudio ha levantado un laberinto que convierte Alcalá 31 en un recorrido lleno de fracturas, muros, cruzados y callejones  sin salida, que obligan al espectador a enfrentarse con sus trabajos, de manera poco  habitual en nuestros días, perdiéndose en ellos.


En ese marco sitúa la plasmación, figurativa, de escenas en las que enlaza asuntos mitológicos con otros tomados de su propia biografía, porque, como señala Molina, en la producción de Pérez-Villalta se superponen numerosas capas y se aúnan múltiples registros, fórmulas y referentes: los religiosos y los paganos; lo popular, lo kitsch y lo tenido por culto e incluso las alusiones a las artes aplicadas, a un manierismo y un barroco que el artista ensalza, al pop, a patrones ornamentales bien conocidos o a figuras como Walt Disney, Dalí o  Duchamp.

Decíamos que el recorrido por esta exhibición tiene mucho de laberíntico; el artista estudió la geometría de la planta de Alcalá 31, y sobre su plano trazó divisiones armónicas, su procedimiento habitual a la hora de comenzar a trabajar. Partiendo de ese estudio geométrico, diseñó un dédalo que ha llevado a la sala haciendo nuestro tránsito por ella una suma de fragmentos y callejones sin salida en el que el visitante ha de perderse, como lo haría en sus pensamientos.


La excavación, 2020.. 

                                                             Éxtasis en la siesta, 1979

Muro cruzado a muro cruzado, su camino constará de encuentros siempre oblicuos; la ordenación de las obras no obedece a criterios cronológicos o temáticos sino a afinidades sugeridas o todo lo contrario; no hay, como decíamos, linealidades sino zigzags y el centenar de trabajos expuestos conectan entre sí por sus similitudes u ofrecen contraposiciones más o menos claras o veladas. La intención de este montaje ha sido que el espectador se centre antes en cada obra en sí que en los vínculos entre ellas y elija, al contemplarlas, el sentido de sus pasos, su propia aventura.

Transita Villalta con una fluidez natural entre la iconografía clásica y la actual; su influencia manierista y barroca (cuerpos y luces complejos) se sitúa sobre todo en su producción de los setenta y los ochenta; tras un viaje a Italia que resultaría decisivo, se acercó a un clasicismo más austero en los noventa y el arabesco y la curva, con ecos tanto rococós como modernistas y surrealistas, marcan su producción de los inicios de este siglo. En sus trabajos más recientes, la observación geométrica se ha hecho más rigurosa y la paleta cromática ha ganado sobriedad; optando por servirse de mezclas en lugar de utilizar colores puros. Podría parecer, a veces, que algunas de esas pinturas últimas son monocromáticas, pero no es así.

Antes y ahora, sin embargo, resulta fundamental su atención a las estancias, espacios que le sirven para reflexionar sobre la naturaleza de la pintura y sobre una concepción de la creación de corte místico en la que el artista deviene prácticamente sacerdote, sin ninguna obligación con corrientes dominantes. En el fondo uno de sus ejes temáticos, o el fundamental, es la propia libertad creativa: remite al clasicismo desde la invención (él habla de la noción de clasicidad) y entiende que el rol fundamental del arte es embellecer la existencia, procurar el deleite y suponer un acercamiento hacia la luz. 


Fuentes:

https://youtu.be/Oldl1dJSTAY. Un vídeo muy interesante.

https://masdearte.com/


Hasta el 25 de abril de 2021.

18 de abril de 2021

La obra de Alberto Reguera en el Thyssen

 

Claro de luna con un camino bordeando un canal de Van der Neer.

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta, del 15 de febrero al 9 de mayo, una serie de 10 pinturas de Alberto Reguera (Segovia, 1961) cuyo punto de partida es la obra de la colección permanente Claro de luna con un camino bordeando un canal, del pintor holandés Aert van der Neer (Ámsterdam, 1603-1677). La muestra está instalada en el balcón-mirador de la primera planta, con acceso gratuito y cuenta con la colaboración de Madrid Art Gestión de Arte.

Se trata de un diálogo entre dos artistas, entre uno vivo y otro muerto. El director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza detalla a El Independiente que en muchas ocasiones estos diálogos de artistas se han de coger «por los pelos» ya que las conexiones son «muy tenues». «Pero Alberto Reguera ha tomado como punto de partida sus características y medidas en todo el proceso», detalla el experto.

Aert van der Neer fue el gran especialista de su tiempo en escenas nocturnas, habitualmente a la luz de la luna. La noche iluminada y el crepúsculo han inspirado a Reguera a lo largo de toda su carrera. El pintor segoviano, tras frecuentar manera asidua las salas del Thyssen, decidió explorar los efectos de la luz que se filtra desde las capas subyacentes de la pintura y aflora hasta la superficie del lienzo, produciendo un efecto de deslumbramiento.

 Alberto Reguera  se asoma a los pigmentos pigmentos azules o grises: me atrajo mucho la idea de generar un mayor cromatismo a partir de la noche», asevera Alberto . «Te invita a establecer una frontera entre la visibilidad e invisibilidad que crear la anestesia del color, exagerando los matices, y una luminosidad similar a la de Van Gogh en La noche estrellada». La fuerza lumínica que se desprende junto con el juego que dan los volúmenes de las nubes fueron otros aspectos que inspiraron al pintor.

«El cuadro Claro de luna con un camino bordeando un canal ofrece mucha magia y movimiento, convierte a esta pieza en una joya desde el punto de vista estético y formal», asegura Reguera. El artista segoviano dimensiona sus pinturas a partir de las proporciones de la tabla de Aert van der Neer, aumentando el grosor de los bastidores para recordar la presencia del marco que contiene el cuadro del holandés. Todo esto responde al énfasis
de Reguera en la pintura como objeto tridimensional, dotado de volumen, que el espectador puede observar desde distintos puntos de vista.

                                                                 Nocturno de Alberto Noguera

Hasta el 9 de mayo de 2021.

https://www.elindependiente.com/
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