Me enorgullezco de ser una gran lectora. Siempre tengo un libro abierto y a veces dos. Recuerdo que cuando nació mi primer hijo, mientras le daba de mamar con un libro en las manos, me dijo mi madre:
-Hija, tu ya debes dejar los libros...no sabía la pobre, que jamás los dejaría y no solo los libros, he seguido leyendo tebeos, periódicos, revistas y hasta la publicidad de los buzones.
Por ese motivo, cuando le conté a un amigo mi afición por la lectura, me contó esta historia:
Según mi amigo.
Una mañana, el marido vuelve a su cabaña despues de varias horas de pesca y decide dormir una siesta.
Aunque no conoce bien el lago, la mujer decide subir en la lancha. Se mete lago adentro, ancla y muy tranquila se pone a leer un libro.
Al poco tiempo se acerca un guardián en su lancha. Se acerca a la mujer y dice:
-"Buen día señora, ¿ qué está haciendo?
-Leyendo un libro, responde ella (piensa: ¿ No es obvio?
-Está en zona restringida para la pesca, le informó él.
-Disculpe, oficial, pero no estoy pescando, estoy leyendo.
-Si, pero tiene todo el equipo. Por lo que veo, podría empezar en cualquier momento, tendré que llevarla y detenerla.
-Si hace eso, lo tendré que acusar de abuso sexual, dice la mujer...Pero si ni siquiera la toqué !! dice el guarda.
-Es cierto, pero tiene todo el equipo. Por lo que veo, podría empezar en cualquier momento.
-Disculpe, que tenga un buen día, señora, y se fue...
¡¡¡Moraleja, nunca discutas con una mujer que lee. Sabe pensar...