Cargados de ansiedad, emoción, y felices por estar dando comienzo a nuestro tan esperado plan, partimos del aeropuerto internacional de Ezeiza, Buenos Aires.
¡¡8.491 km después llegamos a una New York gris y otoñal!!
....Y comenzó nuestra rutina de turistas, sacando miles de fotos, caminando incontables kilómetros, bailando sobre el piano de la juguetería FAO, el mismo sobre el que bailó Tom Hanks en una de sus primeras películas (¿se acuerdan??). También visitamos el Museo de Cera de Madame Tussauds y la Central Station...
...consultamos el mapa del metro incontables veces, rendimos homenaje a los caídos en las torres gemelas y visitamos el palacio de los amantes de la tecnología..¡¡¡el Apple Store!!!
....tomamos un Ferry hacia Staten Island, estuvimos muy cerquita de la Estatua de la Libertad, vimos una postal de New York no tan habitual...con los edificios casi tapados de neblina...y para ponerle un poco de color al día algunos comieron helado Ben & Jerry (me dijeron que estaba rico pero mi estómago no soportó mucho los alimentos esos primeros días...)
Vimos New York durante el día y desde lo alto, pero también de noche y desde lo bajo.
Cumplimos uno de los tantos sueños....ir a un musical de Broadway, El fantasma de la Opera.
Visitamos la Biblioteca pública, el Bryant Park (por una semana no estuvimos en la apertura de la pista de hielo!!! buahhh!!!). Y también estuvimos en Central Park, recordando a John Lennon en Imagine
¡¡No pudo faltar la "chatarra", alimento para el cuerpo y para el alma!! jaja!!!
Alquilamos un auto y nos dirigimos al norte...hacia Connecticut y Massachusetts. Los colores del otoño estaban totalmente instalados y listos para recibirnos. Siempre soñé con volver a esa zona, acompañada de mi familia para que puedan ver esos rojos, naranjas y amarillos mezclados con el verde. ¡¡Qué maravilla!!
Dije "volver" porque esa zona es muy especial para mí, viví allí como estudiante de intercambio primero y en una visita posterior -invitada por mi familia norteamericana- me quedé a vivir 5 años. Viví dos años y medio en Connecticut y dos años y medio en Massachusetts. Don esposo ya por esa época era mi novio...conocía la zona, pero esta vez nuestros hijos nos acompañaron. Conocieron la casa donde viví, los caminos que solía recorrer, la escuela secundaria y la universidad donde viví y estudié también.
Todo este recorrido fue muy emotivo para mí. Me acompañó un nudo en la garganta todo el día, mezcla de tristeza con extrema felicidad. Es muy difícil de explicar.
Otro día, desde New York, tomamos un tren directo a Washington D.C. En ese momento el gobierno de Estados Unidos mantenía cerrados los edificios federales y principales museos, por un tema presupuesto que se estaba debatiendo...así que no resultó ser el viaje que habíamos deseado, pero al menos recorrimos la ciudad y vimos desde afuera los íconos de la capital.
Nos fuimos del norte de la costa este rumbo al sur, a Florida, donde pasamos unos días visitando a mi "madre americana". Ella es alguien muy especial en mi vida, al igual que su esposo que ya falleció. Ellos fueron mi apoyo en todo sentido y me alentaron con mis estudios y mis planes mientras viví en su país. Fueron y son una segunda familia para mí. Mis hijos pudieron finalmente conocerla personalmente y pasamos unos días muy lindos en su compañía
En la tierra del consumismo por supuesto hicimos algunas compras, pero la mayor parte del tiempo frente a las conocidas frases de nuestros hijos.."Maaa...yo quiero esto!!!" "¡¡Maaa, ¿¿me puedo comprar...?"...la madre (o sea YO) optaba por contestar "Mejor sacate una foto con eso y te la llevás de recuerdo...." jajajaja!!!!!!
Y el viaje no podía dejar de incluir unos cuantos días en la tierra del ratón...¿verdad? Disney! Una verdadera maratón de seis parques, juegos, simuladores, fotos, fotos, fotos ...tan difíciles de seleccionar ahora. Pero no puedo dejar de poner algunas imágenes en el mundo de Harry Potter.....o la imagen del chico que cumplió allá sus 11 años...o una foto para que vean mi cara de sufrimiento en una montaña rusa, ni las que reflejan que en ese mundo mágico de Disney no existe la diferencia generacional...porque allí todos nos volvemos niños...
Y así espero haberles dado un pantallazo de nuestro viaje, de tres semanas creando recuerdos en familia que jamás olvidaremos.