El paso del tiempo y el Monte Kanna es una misión del mundo de Inazuma. Es la cuarta y última parte de la cadena de misiones «A través de la niebla».
Detalles[]
- Adéntrate en la Isla Tsurumi
- Habla con Kama
- Adéntrate en la Isla Tsurumi
- Dirígete a la Costa Wakukau
- Dirígete al lugar designado
- Utiliza la pluma
- Derrota a los monstruos
- Toca la pluma que ha aparecido de repente
- Dirígete a la Playa Oina
- Utiliza la pluma
- Derrota a los monstruos
- Toca la pluma
- Dirígete a la Llanura Autake
- Derrota a los monstruos
- Investiga el lugar indicado
- Utiliza la pluma
- Toca la pluma
- Habla con Ruu y los demás en el lugar indicado
- Ve al Monte Kanna
- Investiga el altar
- Derrota a la Manifestación del Trueno
- Habla con Ruu y los demás en el lugar indicado
- Utiliza la pluma
- Toca la pluma
- Habla con Ruu
- Ve a la Isla Seirai
- Habla con Ruu en el lugar indicado
- Vuelve al Monte Kanna
- Investiga el altar
- Habla con Ruu en el lugar indicado
- Informa a Sumida
- Ve al Restaurante Kiminami
Recompensas[]
- EXP de Aventura
- EXP de reputación - Inazuma
- Protogema
- Mora
- Ingenio del héroe
- Mineral de refinamiento místico
Notas[]
- Al completar el paso 30, después de hablar con Ruu, se obtiene el logro "El cauce brumoso" de la categoría Maravillas del mundo.
- Completar esta misión otorga el logro "Sumida en la niebla" de la categoría A través de la niebla.
Diálogos[]
- (Habla con Kama)
- Paimon: ¿Eh? Kama, ¿qué estás haciendo aquí?
- La situación no pinta nada bien.
- Por tu seguridad, deberías irte de la isla.
- Paimon: Sí, el cielo se puso muy feo...
- Kama: “Esta” Isla Tsurumi está a punto de ser destruida. Después, todo comenzará de nuevo.
- Paimon: Oh, eso es de lo que hablabas ayer...
- Kama: Pero parece que ahora la situación es más seria que las otras veces que vine aquí. Tal vez es porque destruyeron los árboles...
- Kama: El niño al que están tratando de ayudar se llama Ruu, ¿verdad?
- Kama: Si quieren romper el ciclo y liberar a Ruu, ahora es el momento.
- Kama: Por eso estoy aquí, para ayudar.
- ¿Sumida te pidió que lo hicieras?
- Kama: No, vine por cuenta propia.
- Paimon: ¡¿Qué?! ¿Quieres ayudar voluntariamente, Kama?
- Kama: Yo tampoco sé por qué, pero siento que tengo que ir con ustedes. ¿Cómo podría describir este sentimiento? Tal vez así...
- Kama: “Quizás simplemente pienso que es intolerable que unos forasteros se adentren valientemente en la Isla Tsurumi mientras yo permanezco de brazos cruzados”.
- Kama: “Quizás simplemente pienso que incluso las ilusiones tienen sentimientos, y yo seguiré sufriendo si el ciclo continúa”.
- Kama: “Quizás simplemente pienso que, si puedo romper el ciclo de la niebla y ayudar a Ruu, cumpliría los deseos de mis antepasados y me liberaría de la ‘historia’ que me ata”.
- Paimon: ¿Eh? Kama, ¿desde cuándo...?
- ¿Desde cuándo eres tan elocuente?
- ¿Desde cuándo hablas como un novelista?
- Esas son las palabras de Sumida, ¿verdad?
- Kama: Sí, eso lo dijo la Srta. Sumida. Cuando le conté que quería ayudarlos, de repente se sintió muy inspirada.
- Kama: No entiendo muy bien lo que quiso decir con eso, pero como ella lo dijo, debe ser el caso.
- Paimon: Es muy de su estilo...
- Paimon: Pero, con lo que ocurrió ayer, Paimon cree que Ruu estará muy enfadado y no querrá hablar con nosotros...
- Kama: Ya lo sé. La Srta. Sumida dijo que “De esta forma, el linaje que se ha extendido por generaciones”...
- No hace falta repetir textualmente lo que dijo...
- ¿Y si vas directo al grano?
- Kama: Está bien. Creo que “Kama”, es decir, yo, puedo hablar con él.
- Paimon: Humm...
- Bueno...
- Paimon: Se parece mucho al Kama ilusorio que vimos antes...
- Sí, tienen un gran parecido.
- Paimon: Ruu mencionó que no poder hablar con esas ilusiones le parecía muy extraño y le preocupaba.
- Paimon: Si puede hablar contigo, ¡seguro que se animará!
- Paimon: Pero ¿dónde estará?
- Mencionó un lugar...
- Hay varios lugares a los que no llega la tormenta.
- Paimon: Oh, ¡es verdad!
- Paimon: Wakukau, Oina y Autake... Ruu dijo que, en estas circunstancias, los rayos no alcanzarían esos lugares.
- También dijo que allí se escondería y esperaría a que amainara la tormenta.
- Kama: En marcha. Empecemos por la Costa Wakukau.
- Paimon: Hoy Kama tiene mucha energía.
- (Camina hacia el objetivo)
- Paimon: El clima es cada vez peor... ¿Esto también es consecuencia de las líneas ley?
- Kama: Debe ser una recreación de la tormenta que destruyó la Isla Tsurumi.
- Kama: De acuerdo a la trama de Srta. Sumida, las líneas ley de aquí reproducen la voluntad de aquel entonces del Ave del Trueno. Quizás sea de utilidad.
- Paimon: Pero la vida real no es como las novelas ligeras...
- Kama: Tengo fe en la Srta. Sumida, así que ustedes también deberían hacerlo.
- Paimon: Está bien, pero avancemos con precaución.
- (Acércate a la Costa Wakukau)
- Paimon: La Costa Wakukau está ahí adelante.
- Paimon: Kama, Paimon tiene una pregunta. ¿Por qué los nombres en la Isla Tsurumi son tan extraños?
- Kama: Para nombrar las cosas, la gente de la Isla Tsurumi utiliza la lengua Ishine, que enseñaron de generación en generación dentro de la línea sacerdotal. Ciertamente, su pronunciación es un poco extraña.
- Paimon: Entonces, ¿lo mismo ocurre con tu nombre?
- Kama: Así es. Si mal no recuerdo, significa “piedra muy grande”.
- Paimon: Humm... Te queda como anillo al dedo.
- (Acércate a la zona marcada)
- Paimon: Así que es verdad que la tormenta no llega hasta aquí...
- Paimon: Pero Paimon no ve a Ruu por ninguna parte.
- Paimon: ¡Ruu!
- ¡Ruu!
- Paimon: ¿Dónde estás? ¡Vinimos a ayudarte!
- Paimon: Parece que no está aquí.
- Kama, grita tú también.
- Kama: De acuerdo.
- Kama: ¡Aaaaaah!
- Paimon: ¡No, así no! ¡Tienes que gritar “Ruu, soy Kama, ¿dónde estás?” o algo así!
- Kama: Ruu, soy Kama, ¿dónde estás?
- Kama: ...
- Paimon: Nada... Paimon está empezando a preocuparse.
- Paimon: Pero ¿por qué no llegan aquí los rayos y los relámpagos?
- Bueno, como fue el Ave del Trueno quien arrasó con la Isla Tsurumi...
- Paimon: ¡Ah, claro! ¡La pluma de antes!
- Intentemos usar el poder de la pluma.
- Paimon: Humm, sí, eso podría funcionar. Ruu dijo que era una pluma del Ave del Trueno, así que podría causar una reacción...
- (Toca la pluma)
- Paimon: ¿Qué es esto? Parece una pluma...
- (Tocar la pluma)
- Paimon: ¡Ey, ten cuidado!
- Paimon: ... ¿Viajero? ¡Oye, (Viajero)!
- Te asaltan ciertas emociones.
- Ves una pequeña isla envuelta por una densa niebla y, a través de ella, escuchas las voces de las pequeñas criaturas que viven allí: jabalíes, humanos, ardillas, lagartos, pelícanos...
- Al volver a tu nido, escuchas una interesante melodía a través del manto de la lluvia. Es distinta a las canciones de guerra de los jabalíes y a los coros de los peces. Es una canción muy clara y conmovedora.
- ¿Qué sucedió?
- Paimon: ¡Qué susto! ¡Te quedaste completamente inmóvil!
- (La pluma se va volando)
- Paimon: Ah, salió volando...
- Paimon: ¿Qué fue eso? Paimon estaba superpreocupada...
- Creo que entré en los recuerdos del Ave del Trueno.
- Paimon: ¿Eh? ¿El Ave del Trueno? ¿La misma que arrasó la Isla Tsurumi?
- No estoy seguro.
- No puedo confirmarlo por el momento.
- Paimon: Humm, en ese caso...
- Kama: La Srta. Sumida tenía razón. La voluntad del Ave del Trueno resurgirá.
- Kama: Entonces, la voz que oímos durante la batalla...
- ¿Era una alucinación?
- Paimon: ¡No, Paimon también la oyó!
- Tal vez era el Ave del Trueno.
- Paimon: Ahora Paimon siente mucha curiosidad. El Ave del Trueno parecía estar buscando a alguien...
- Paimon: Y, por cierto, vaya reacción que causó esa pluma, ¿eh?
- Kama: Sí, vi que sacaron una pluma muy extraña. ¿Dónde la encontraron?
- Paimon: Pues...
- Kama: Así que las plumas del Ave del Trueno eran los maushiro originales, y pueden invocar espíritus...
- Kama: Cuando mi abuelo me enseñó a hacer maushiro, me contó esas leyendas.
- Paimon: Oh, ¿así que tú sabes hacerlos? ¿Entonces por qué no le hiciste una a la señorita... eh, a Sumida?
- Kama: Bueno, es que la Srta. Sumida nunca me lo pidió. Pero si tengo la oportunidad de ayudarla más adelante, mencionaré este asunto.
- Paimon: Bueno, ¿y ahora qué hacemos? La dirección por la que se fue la pluma no coincide con la de la Playa Oina o la Llanura Autake...
- La Isla Tsurumi corre un grave peligro.
- Kama: Sí, y no tenemos mucho tiempo. Cuando cesen los truenos, todo comenzará de nuevo.
- No nos queda mucho tiempo...
- Paimon: Sí, y Ruu dijo que las cosas se pondrán feas cuando empiece a tronar.
- Paimon: Bueno, olvidemos la pluma por ahora. ¡Tenemos que ir a los demás sitios en los que no hay truenos para buscar a Ruu!
- Paimon: ¡Vayamos a la Playa Oina!
- Paimon: ¡Si logramos hablar con él, tendremos una oportunidad!
- Paimon: Hablando de eso, Kama, te las arreglaste para salir huyendo de esa pelea a toda prisa.
- Kama: Es una habilidad que adquirí evadiendo a esos tipos del shogunato. Después de todo, estos días es difícil entrar y salir de Inazuma.
- Paimon: Entonces, si hubiéramos acudido a ti mientras estábamos en Ritou...
- Kama: Quizás los habría podido sacar con una carta de recomendación de la Srta. Sumida.
- Paimon: Pero, incluso si la hubiéramos conocido, tendríamos que salir de Ritou para encontrarnos con ella...
- Kama: Entonces, lo único que tendrían que haber hecho es salir de Ritou, encontrarse con ella, obtener la carta, regresar a Ritou y buscarme.
- Paimon: Pero entonces tendríamos que... Bah, da igual.
- Kama: No tiene sentido discutir sobre estas cosas. Vayamos primero a la Playa Oina.
- (Toca la pluma después de derrotar a los monstruos)
- Paimon: Esta pluma es igual que la de antes.
- (Tocar la pluma)
- Paimon: No te preocupes, Paimon te estará observando.
- Te asaltan ciertas emociones.
- En el pasado, unos extraños objetos descendieron del cielo, y uno de ellos cayó en esta isla, de modo que el firmamento volvió a estar despejado. Entonces, la niebla apareció. Aunque la disipaste con tu poder, la niebla no significaba nada para ti.
- Más tarde, esos pequeños humanos sin pelo empezaron a recolectar cada cierto tiempo las plumas que dejaste caer. Un comportamiento bastante extraño...
- Paimon: ¡Ruu!
- Paimon: ¡Ya ahuyentamos a los monstruos!
- Paimon: ¡Ah, (Viajero), ya estás aquí!
- (La pluma sale volando)
- Paimon: Esta vez también salió volando.
- Paimon: Parece que Ruu tampoco está aquí...
- Parece que el objetivo de la pluma era la montaña que hay en el centro de la isla.
- Paimon: Kama, ¿sabes algo sobre ella?
- Kama: Es el Monte Kanna. Allí es donde el Ave del Trueno solía reposar.
- Kama: En realidad es una caverna. Cuando el Ave del Trueno alzaba el vuelo desde el centro de la montaña, parecía un meteoro violeta que podía verse incluso a través de la niebla.
- Paimon: Los habitantes de la Isla Tsurumi decían que el Ave del Trueno esparció esa niebla para proteger la isla...
- En realidad no fue así.
- Eso no es lo que vi en esos recuerdos.
- Paimon: ¿Eh? ¿Estás diciendo...?
- (Describir los recuerdos que vinieron a ti al tocar la pluma.)
- Paimon: ¿Que la niebla no la creó el Ave del Trueno?
- Kama: Humm... Tal vez nuestros antepasados se equivocaron.
- Paimon: Bueno, es comprensible, teniendo en cuenta que desde aquí apenas se puede ver el sol o la luna. La única luz que podían ver era la del Ave del Trueno...
- Hablando de tus antepasados...
- Paimon: ¡Ah, es verdad! Vimos algunas personas que parecían versiones antiguas de ti, Kama.
- Paimon: Esto es lo que pasó...
- (Cuentas sobre los “Kama” y “Sayo” de antes.)
- Paimon: ... Y eso fue lo que sucedió. Parecían llevarse muy bien con Ruu.
- Kama: Humm... Tal vez eran realmente mis antepasados.
- Paimon: Entonces, ¿el Kama antiguo se encontró con Sayo después de que saliera de la Isla Tsurumi?
- Kama: Los registros no dicen nada de eso.
- Paimon: Humm...
- Kama: Bueno, ¿a dónde vamos ahora?
- Paimon: ¡Tenemos que seguir buscando a Ruu! El siguiente lugar debería ser...
- La Llanura Autake.
- Paimon: ¡Sí! Antes ya estuvimos allí.
- El Monte Kanna.
- Paimon: ¿Eh? Paimon cree que primero deberíamos ir a la Llanura Autake.
- La Cumbre Amakumo.
- Paimon: ¿Pero qué dices? ¡Tenemos que concentrarnos en la Isla Tsurumi! Vayamos a la Llanura Autake.
- Paimon: ¡En marcha!
- Paimon: Humm... Hablando de eso, antes vimos a Ruu hablando con alguien en la Llanura Autake, ¿cierto?
- Paimon: *Suspira*, Paimon espera que esta vez logremos encontrarlo...
- Kama: No debe ser ningún problema.
- Paimon: ¡Así es! ¡Contigo y con (Viajero) todo saldrá bien!
- Paimon: Aun así, Paimon no imaginaba que Kama supiera reconfortar a la gente...
- Kama: La Srta. Sumida me enseñó.
- Paimon: Supongo que... ¿gracias?
- Kama: Ni lo menciones.
- Paimon: ¡Paimon se lo decía a Sumida, no a ti!
- (Acércate a la Llanura Autake)
- Paimon: No vayas a perderte, Kama.
- Kama: No se preocupen, mis sentidos del oído y del olfato funcionan a la perfección incluso en la niebla.
- Paimon: ¿Es que eres algún tipo de animal salvaje?
- Kama: No.
- Paimon: ¡Era una pregunta retórica!
- Kama: Este es el último lugar posible...
- Paimon: ¡Ruu!
- Paimon: ¡Ruu! ¡Vinimos a ayudarte!
- ¡Ruu!
- ¿?: Ru... u...
- Paimon: ¿Qué es ese ruido?
- Paimon: ¡Monstruos! ¡Cuidado!
- (Después de derrotar a los monstruos)
- Ruu: (Viajero), Paimon, ¿no les dije que no vinieran más aquí?
- Me alegra ver que estés bien.
- Ruu: ¡Este lugar es realmente peligroso! ¡Caen rayos y truenos! Si te cae un rayo, saldrás herido. Y, por alguna razón, la tormenta se ha vuelto peor que antes...
- Ruu: Seguro que es porque le hicieron daño a los árboles... ¿Por qué regresaron?
- Paimon: Ruu...
- Trajimos a Kama para que te viera.
- Ruu: ¿Kama...?
- Permítanme presentarlos...
- Kama: “He vuelto”.
- Ruu: Kama, amigo, ¿de verdad regresaste?
- Paimon: ¡¿Eh?! Un momento... Kama, ¿tú también eres una ilusión?
- Kama: Oh, la Srta. Sumida me pidió que dijera eso.
- Paimon: ...
- Mentir es malo.
- Kama: Oh, lo siento.
- Kama: El Kama que conociste tuvo una vida plena tras abandonar la Isla Tsurumi. Su mayor remordimiento fue no poder rescatarte.
- Kama: Yo soy su descendiente. Vine aquí con (Viajero) y Paimon para ayudarte.
- Ruu: Descendiente... Entonces, ¿eres su hijo?
- No exactamente... Algunas generaciones más.
- Ruu: Espera, no lo entiendo. Descendientes... ¿Eso quiere decir que Kama ya no está en este mundo?
- Paimon: Es que ha pasado mucho, mucho tiempo...
- Ruu: ...
- Ruu: ¿Qué le pasó cuando se marchó de aquí?
- Ruu: Esperé durante muchísimo tiempo, hasta que la Isla Tsurumi se volvió así, pero Sayo y él nunca regresaron. He estado tan preocupado...
- Kama: Bueno, sé algo sobre lo que le ocurrió al Kama que conociste. Si te interesa oírlo, te lo contaré...
- Ruu: Sí, por favor.
- Kama le cuenta a Ruu algunas cosas sobre la historia de su familia.
- Paimon le avisa de omitir las partes menos positivas y más difíciles de comprender para el niño.
- Ruu: Ahí afuera han sucedido tantas cosas...
- Ruu: No imaginé que el mundo más allá de la niebla fuera tan grande, o que hubiera tanta gente en él...
- Lo raro es la Isla Tsurumi, que no cambia nunca.
- Paimon: Sí, y por eso queremos ayudar.
- Ruu: Ayudar...
- Ruu: Pero ustedes destruyeron los árboles e hicieron enfadar a Kapatcir...
- Ruu: Si la ceremonia sale bien y acepta nuestro sacrificio y a mí, todo volverá a estar bien otra vez...
- Tal vez no es eso lo que el Ave del Trueno quiere...
- Ruu: Pero ¿cómo lo sabes, (Viajero)? No conoces a Kapatcir.
- Ruu: Hace mucho tiempo que no viene. Debe de estar enfadada...
- No lo sé con certeza, pero...
- Paimon: Sí, tenemos que intentarlo.
- Paimon: Si es como antes, aquí también debe haber una pluma.
- Paimon: (Viajero), utiliza esa pluma especial aquí y veamos qué pasa.
- (Usa y toca la pluma)
- ¿?: Qué melodía tan interesante. Dime, pequeño humano, ¿no le temes al trueno ni a la tormenta?
- Ruu: ¿Eh? ¿Es la primera vez que vi a Kapatcir?
- Ruu: Los adultos de mi tribu dicen que los niños como yo podemos traer la paz a los truenos y las tormentas.
- Paimon: Este recuerdo es más nítido que antes... ¿Es porque Ruu está aquí?
- Ruu: Me daba vergüenza cantar en el pueblo, así que vine aquí para ensayar.
- Ruu: ¿Te gusta? Jeje...
- ¿?: Antes de que los humanos aprendieran a hacer fuego, la tormenta ya había arrasado el océano a mi paso. Con un simple aleteo, los rayos violetas rasgan las nubes como serpientes, y mi grito estremece las profundidades del océano y las entrañas de la tierra.
- ¿?: He escuchado los cánticos de los árboles, los himnos de las nubes y la lluvia, y las melodías del dragón volador del lejano norte. Al descender a la tierra, oí cada estribillo tembloroso de los conejos, los zorros y los insectos.
- ¿?: Pero tu canción es especial. Es diferente a la de los jabalíes, los peces y los pelícanos.
- Ruu: Hablas muy raro, no entiendo...
- Ruu: Pero entonces te gusta mi canción, ¿cierto?
- ¿?: No lo sé. Solo sé que nunca la había oído antes.
- Ruu: Bueno, ¡cuando traigas de nuevo los truenos y la lluvia te cantaré otra!
- ¿?: Las vidas humanas son frágiles y débiles. Tal vez ya te hayas convertido en polvo cuando yo recuerde este asunto. Pero si sigues con vida, te permito que cantes de nuevo para mí.
- Ruu: Todo lo que dices suena tan confuso...
- Ruu: ¡Ah, por cierto! Me llamo Ruu, ¿y tú? En el pueblo todos te llaman la gran Ave del Trueno, pero debes tener un nombre, ¿no?
- ¿?: ¿Un... nombre?
- Ruu: Claro, ¿cómo debo dirigirme a ti? Por ejemplo, si quiero cantarte otra vez y quiero llamarte, ¿qué tengo que decir?
- ¿?: No lo sé. Ella me dio un nombre hace mucho tiempo, pero lo he olvidado. Yo no necesito algo así, y tampoco nadie se ha atrevido nunca a llamarme...
- Ruu: ¡Entonces hagamos esto! Papá... quiero decir, el Abuelo Mata me enseñó hoy unas cuantas palabras nuevas en la lengua Ishine. ¡Intentaré usarlas para darte un nombre!
- Ruu: Humm... ¡Oh! Esto servirá.
- Ruu: Así que la llamé Kanna Kapatcir...
- Ruu: ¡Te llamarás
“Kanna Kapatcir”! - Kapatcir: Qué ridículo. Pero no me importa.
- Ruu: ¡Pues ya está decidido! Ahora tengo que regresar, o los adultos se preocuparán por mí. ¡La próxima vez cantaré para ti de nuevo!
- Kapatcir: Tal vez te olvide inmediatamente, “Ruu”.
- Ruu: ¡Yo no lo olvidaré! ¡Adiós!
- (La pluma se va volando)
- Paimon: Ah, se fue volando...
- Kama: Voló hasta el Monte Kanna...
- Ruu: ¿Esos son los recuerdos de Kapatcir?
- Deben de serlo.
- Siempre te recordó.
- Paimon: Al fin y al cabo, tú le diste su nombre.
- Ruu: También recordó mi promesa de volver a cantarle.
- Ruu: Pero... si ese es el caso, ¿por qué todos terminaron así? ¿Por qué el pueblo acabó de esta forma?
- Ruu: ¿Hicimos enfadar a Kapatcir al no celebrar la ceremonia como es debido?
- No creo que ese sea el motivo de su enfado...
- Kama: Ya veo. Ahora lo entiendo, más o menos.
- Kama: Entonces supongo que nuestra próxima parada es el Monte Kanna.
- Ruu: Pero es terreno sagrado, no podemos entrar...
- Ruu: Además, (Viajero), Paimon, ya han estado aquí tres veces y las cosas no han mejorado...
- Como tú dijiste, la tercera es la vencida.
- “Los buenos presagios deben ocurrir tres veces para que la buena fortuna llegue de verdad”.
- Paimon: “También dicen que hay que superar los obstáculos tres veces para tener éxito la cuarta”.
- Paimon: ¡Paimon sigue pensando que debería ser “la cuarta es la vencida”!
- Ruu: *Suspira*, eso dije, sí...
- Kama: Cierto. Ya se encontraron con tres dificultades...
- Ya nos enfrentamos a tres obstáculos.
- Ruu: ...
- Ruu: Está bien. Confío en ustedes.
- Ruu: Y el hecho de que Kama... quiero decir, el descendiente de Kama también regresó, debe significar que nos esperan cosas buenas...
- Ruu: Pero si no pasa nada bueno, me enfadaré muchísimo, ¿me oyen?
- Kama: Por supuesto. Entonces, vamos.
- Ruu: Oh, sí. Descendiente de Kama...
- Kama: ¿Qué ocurre?
- Ruu: ¿Debería llamarte “Kama” a ti también?
- Kama: Por supuesto, así es como todo el mundo me llama.
- Ruu: Todo el mundo... Kama, ¿tienes muchos amigos?
- Kama: Podría decirse que sí. Creo que la Srta. Sumida, (Viajero) y Paimon cuentan como mis amigos.
- Kama: Ah, casi lo olvido. Tú también eres mi amigo, por supuesto.
- (Acércate al Monte Kanna)
- Paimon: Guau, así que hay una gran cavidad en la montaña...
- Ruu: ¡Shh! Es un lugar sagrado...
- (Acércate al altar)
- Paimon: ¿Eh? ¿Es una especie de altar? Vayamos a ver...
- (Inspecciona el altar)
- Paimon: ¡¿Otro monstruo?! Humm... Se parece a ese que vimos en la Cumbre Amakumo...
- Paimon: ¡Kama! ¡Huye y llévate a Ruu contigo!
- Kama: ¡Cuando tú vas, yo ya vengo!
- Ruu: ¡Ánimo, (Viajero) y Paimon!
- (Después de derrotar al monstruo)
- Paimon: Bueno, ya está resuelto...
- Paimon: Uf, ¡Paimon está sudando! ¡Qué cansancio!
- Porque la que luchaba eras tú, ¿cierto?
- Paimon: ¡Vamos, Paimon estaba tan preocupada por ti que se le pusieron las manos sudorosas!
- Ruu: Guau, ¡lo vi todo! (Viajero), ¡eres muy fuerte!
- Jeje.
- Lo hago todo el tiempo.
- Kama: Estuviste impresionante. Ha sido muy revelador.
- Paimon: Pero algo preocupa a Paimon...
- Paimon: ¿Qué hacía un monstruo como ese aquí?
- Antes luchamos contra uno en la Cumbre Amakumo.
- Paimon: Sí, Paimon lo recuerda, pero...
- Paimon: Parece que se nos está olvidando algo importante...
- La pluma.
- Paimon: ¡Oh, es verdad!
- Ruu: ¿Qué tiene que ver una pluma con todo esto?
- Paimon: Hace un tiempo, recibimos un encargo del Gremio de Aventureros y fuimos a investigar a la Isla Seirai...
- Kama: ¿Una gata que habla?
- Ruu: ¡Guau! ¡Una gata que habla! ¿En serio?
- Paimon: Eh... ¡Eso no es lo importante!
- Paimon: Cuando estábamos en la Cumbre Amakumo, derrotamos a un monstruo igual que ese y conseguimos esta pluma especial.
- Ruu: Así que así fue como obtuviste la pluma del Ave del Trueno, (Viajero).
- Kama: Eso quiere decir que las Manifestaciones del Trueno que aparecen aquí y en la Cumbre Amakumo están relacionadas con el Ave del Trueno.
- Paimon: Si Sumida estuviera aquí, diría...
- “La trama se vuelve más compleja.”
- “Parece buen material para incluir una pista.”
- Kama: Ustedes me matan de risa.
- Ruu: Pues no te estás riendo, Kama.
- Kama: En serio, me parece muy divertido.
- Paimon: Paimon cree que ya tenemos una buena idea de lo que está pasando, ¿verdad, (Viajero)?
- Bueno, casi, pero...
- Paimon: Sí, de todas formas deberíamos ir a confirmar nuestras sospechas.
- Solo para asegurarnos.
- Paimon: Pero Paimon cree que ya tenemos una idea clara.
- (Usa la pluma o habla con Ruu)
- Kapatcir: ... Ya que han permitido que esa canción única se convierta en sangre y empape la tierra en vano...
- Kapatcir: ... Hasta que yo, Kanna Kapatcir, oiga de nuevo la canción de ese humano, de Ruu, una catástrofe eterna asolará estas tierras...
- Paimon: Eso fue lo que pasó.
- Tal como pensé.
- Es un poco más extremo de lo que imaginé...
- Ruu: ¿Eso es todo? Y yo que pensaba que...
- (La pluma se va volando)
- Ruu: ... Yo pensaba que Kapatcir se había olvidado de todo eso...
- Ruu: Creí que yo no le agradaba porque no estaba satisfecha con aquella ceremonia...
- Dijiste que era tu amiga.
- Paimon: ¡No podía olvidar tan fácilmente las palabras de su amigo!
- Paimon: Lleva todo este tiempo esperando que vuelvas a cantar para ella.
- Ruu: Sí, tienes razón.
- Ruu: Le prometí que le cantaría una canción.
- Ruu: Pero hace muchísimo que no la veo...
- ...
- Paimon: (¿Deberíamos decirle que al Ave del Trueno la mataron en la Isla Seirai...?)
- (¿Cómo se lo decimos?)
- (Va a ser una charla difícil.)
- Paimon: Ehmm, Ruu...
- Kama: El Ave del Trueno...
- ... ¡Emigró a la Isla Seirai!
- Paimon: Eh... ¡Sí, eso es! Te dijimos que en la Isla Seirai vimos unas nubes de tormenta enormes y una montaña destrozada, ¿lo recuerdas?
- Paimon: ¡Allí es donde vive ahora el Ave del Trueno! Queríamos subir a la Cumbre Amakumo para ver su apariencia con nuestros propios ojos...
- Pero el Ave del Trueno estaba muy ocupada...
- Paimon: ¡Sí! ¡Y tenía muchas avecitas del trueno! ¡Pero ahora están volando sobre las nubes y apenas bajan!
- Ruu: ¿Avecitas del trueno...?
- ¿Has visto esa nube de tormenta en forma de remolino que hay sobre la Isla Seirai?
- Paimon: ¡Sí! ¡Esa nube la crearon Kapatcir y sus polluelos cuando jugaban y volaban en círculos!
- Kama: ...
- Ruu: ¡Guau, es increíble! No lo he visto con mis propios ojos, ¡pero suena impresionante!
- Ruu: ¡Kapatcir es más poderosa de lo que yo imaginaba!
- Antes dijimos que iríamos juntos de aventuras, ¿verdad?
- Ruu: Sí, lo recuerdo. Dijiste que iríamos a ver otros lugares, (Viajero).
- ¿Quieres venir a la Isla Seirai?
- ¿Quieres ir a cantarle a Kapatcir?
- Paimon: Aunque está ocupada y probablemente no podrás verla...
- Ruu: ¡Guau! ¿En serio?
- Claro.
- Paimon: Claro, es lo que acordamos, ¿no? ¡(Viajero) siempre cumple su palabra!
- Sí, es lo que te prometí.
- Ruu: ¡Genial!
- Ruu: Pero ya intenté salir de la Isla Tsurumi antes, y siempre acabo de vuelta aquí, no sé por qué...
- Paimon: Humm... Eso sí que es un problema...
- Debe haber alguna solución, hablemos de ello.
- Paimon: ¡Y Paimon quiere hacerle algunas preguntas a Kama! Espera un momento, Ruu.
- Kama: ¿?
- Ruu: ¡De acuerdo!
- Paimon: ¡Kama!
- Kama: ¿Qué pasa?
- Paimon: ¿Estabas a punto de decir algo como “el Ave del Trueno está muerta”?
- Kama: ¡Claro que no! Solo iba a mencionar una historia que me contó la Srta. Sumida.
- Kama: ¿Por qué clase de persona me tomas? ¿Cómo podría decir esas cosas a un niño como Ruu?
- Vamos, Paimon, ten un poco de fe.
- Paimon: P-Paimon no quería... Es solo que...
- Paimon: ¡No hablemos de eso ahora! En cuanto a sacar a Ruu de Tsurumi...
- Dejemos ese tema para después...
- Paimon: Bueno... ¿Cómo vamos a llevar a Ruu hasta la Isla Seirai?
- Paimon: Dice que no puede dejar este lugar...
- Tal vez la Isla Tsurumi mantiene su existencia de cierta forma.
- Paimon: Humm... Si ese es el caso...
- Paimon: Según lo que sabíamos hasta ahora, todos estos fenómenos en la Isla Tsurumi fueron causados porque el Ave del Trueno la destruyó.
- Paimon: Si seguimos esta lógica, podemos encontrar una solución...
- Podríamos usar las plumas del Ave del Trueno...
- Paimon: ¡Ah!
- Paimon: Paimon entiende lo que quieres decir, (Viajero). Si los fenómenos de la Isla Tsurumi son causados por las líneas ley anómalas provocadas por el Ave del Trueno...
- Paimon: Esta pluma que posee el mismo poder quizás sea capaz de mantener la existencia de Ruu...
- Paimon: ¿Estamos pensando lo mismo?
- Prácticamente, sí.
- No, pero hagamos lo que dices.
- Qué lista, Paimon.
- Paimon: ¡Jeje, por supuesto!
- Kama: ...
- Kama: ¿Saben algo? Creo que se llevarían bien con la Srta. Sumida.
- Paimon: Humm, Paimon no sabe si nos estás elogiando o...
- Kama: Una vez me contó una historia sobre una diosa de la fertilidad que vivía entre el trigo y que viajaba largas distancias con los humanos...
- Paimon: Sin ofender, pero se te pegó de ella el mal hábito de desviarte del tema...
- Paimon: Sea cual sea el caso, ya que decidimos qué hacer, intentémoslo. ¡Es mejor que nada!
- Kama: Estoy de acuerdo. Bien, si no les importa, no podré acompañarlos en este viaje.
- Kama: Me gustaría aprovechar esta oportunidad para explorar el lugar en el que vivían mis ancestros.
- Pero hay una tormenta allá afuera...
- Kama: Lo sé. Estaré bien, no se preocupen.
- Kama: Después de todo, estamos en Inazuma. Las tormentas son nuestro arroz de cada día.
- (Opcional, habla con Kama de nuevo)
- Kama: Así que este es el corazón de la Isla Tsurumi...
- Kama: La próxima vez traeré a la Srta. Sumida para que obtenga inspiración.
- (Habla con Ruu)
- Ruu: ¡Regresaron!
- ¿Listo para partir?
- Ruu: ¡Sí! ¡Cuando quieran!
- Entonces toca primero esta pluma del Ave del Trueno...
- Ruu: ¿Para que me traiga buena suerte? ¡De acuerdo!
- (Acércate a la zona marcada)
- Ruu: Eso de ahí arriba...
- Es la Cumbre Amakumo.
- Es donde vive el Ave del Trueno.
- Paimon: ¡Eso es! El Ave del Trueno... digo, Kapatcir está ahí arriba.
- Paimon: Está muy ocupada y no puede bajar. ¡Pero si cantas, te oirá!
- Ruu: ¡Sí!
- Ruu: (Viajero), Paimon...
- Ruu: En realidad, lo sé todo. O más bien... deduje lo que le pasó a Kapatcir... y a mí.
- Paimon: Eh...
- Paimon: Ruu, nosotros...
- Ruu: No importa, no pasa nada. ¡Me alegro de haberloss conocido! Además, ¡me llevaron a ver el mundo que hay más allá de la isla!
- Ruu: Nunca imaginé que podría llegar a hacer algo así. ¡Ustedes dos son increíbles!
- Ruu: Las nubes en el cielo, hierba de colores increíbles, rocas en el aire... Todo esto es obra de Kapatcir, ¿cierto? ¡Ella también es genial!
- Ruu: Hasta el aire huele diferente. Aún no me he acostumbrado, pero es maravilloso.
- Ruu: ...
- Ruu: Bueno, aunque el clima no sea el mismo, vine a cantarte una canción, Kapatcir.
- (Ruu canta y aparece una pluma en sus manos)
- Ruu: ¡Uf! Hacía mucho que no cantaba. ¡Me siento genial!
- Ruu: Estoy seguro de que Kapatcir me oyó...
- Sí, seguro.
- Ruu: Entonces, volvamos.
- Ruu: Me gustaría enviar esta pluma de regreso a la casa de Kapatcir.
- (Vuelve a la isla y habla con Ruu)
- Ruu: Oh, qué hermoso...
- Ruu: Si pudiera verlo junto a todos los demás...
- Ruu: ¡Bueno, pero me alegra haberlo visto con ustedes dos!
- Ruu: ¡El mundo que hay más allá de la niebla es alucinante! Nunca pensé que el cielo pudiera estar tan alto y ser tan grande.
- Ruu: ¿Cómo serían los lugares a los que fue Kama...?
- Podemos ir a verlos.
- Paimon: ¡Sí! ¡El mundo de ahí afuera es muy grande!
- Paimon: Además, en nuestros viajes hemos conocido a muchas personas amables e interesantes. ¡Seguro que se harán amigas tuyas en un abrir y cerrar de ojos!
- Paimon: ¡Y también hay montones de comida deliciosa! Pollo asado con miel, tofu de almendras, asado a la miel...
- Ruu: ¡Pollo asado con miel! ¡Se me hace la boca agua solo con el nombre!
- Paimon: ¡Sí! Hemos comido muchos de esos en nuestros viajes, ¿verdad, (Viajero)?
- Paimon: Ah, y conocemos a cierto bardo de pacotilla al que también le gusta la música.
- Paimon: Paimon está segura de que se llevarían muy bien. ¡Quizás hasta podrían tocar juntos en la plaza de Mondstadt!
- Paimon: Y... humm... ¡podemos llevarte de aventuras! ¡A (Viajero) se le dan muy bien! Podemos ir a muchos sitios, como la Posada Wangshu, que es altísima...
- Paimon: ¡También está el Gran Santuario Narukami, que está muy alto y tiene un gran árbol que parece un kitsune! Y podemos ir al Santuario Sangonomiya en la Isla Watatsumi. Ese lugar parece sacado de un sueño...
- Ruu: Sí, me encantaría ir con ustedes.
- Paimon: ...
- Ruu: Gracias, (Viajero) y Paimon.
- Ruu: Gracias a ustedes pude cumplir la promesa que le hice a Kapatcir. Y... supongo que la gente ya no se ve tan rara.
- Ruu: Lo siento.
- Ruu: Al principio me enfadé porque rompieron los árboles... Pero ustedes son buenas personas.
- Paimon: ¡No pasa nada! Hemos tenido muchas aventuras y nos hemos metido en muchos malentendidos. No te lo tomes a pecho.
- Paimon: Incluso si no quieres venir con nosotros, tenemos amigos que cuidarán de ti. Conocemos a una Caballera de Favonius en Mondstadt que es de tu edad...
- Paimon: Así que... Sal de la Isla Tsurumi con nosotros por favor.
- Ruu: Cuando fuimos a la Isla Seirai a cantarle a Kapatcir, noté que una parte de mí estaba en esa pluma.
- Ruu: Por eso quiero pedirles que lleven esa pluma en sus viajes.
- Ruu: Así podré viajar con ustedes dos. ¡Kapatcir también los acompañará!
- Ruu: Iremos a ver el mundo de ahí afuera y escucharemos las canciones de otros lugares.
- Paimon: Pero...
- Paimon.
- Ruu: ¡Sí, no se preocupen por mí!
- Ruu: Me encantó salir, pero ha sido muy agotador...
- Ruu: Quiero descansar un poco. ¡Ustedes pueden adelantarse!
- Ruu: ¡Ah, por cierto! Denle las gracias a Kama de mi parte.
- Lo haremos. Hasta la próxima.
- Ruu: ¡Sí! ¡Volveremos a vernos!
- Paimon: ...
- Ruu: ¡Claro que volveremos a encontrarnos!
- (Opcional, habla con Ruu de nuevo)
- Ruu: Ahora todo es mejor, y todo es gracias a ustedes dos. Me siento afortunado de poder llamarles "amigos".
- Ruu: Me encantaría poder unirme a ustedes en su viaje.
- Ruu: Pero... estoy muy cansado. Tengo que dormir.
- Ruu: ¡Ustedes adelántense! Me quedaré aquí a descansar un poco.
- Ruu: ¡Algún día nos volveremos a ver!
- (Habla con Sumida o Kama)
- Sumida: ... Esta historia es aún más extraña que el argumento de «Crónicas del mar de niebla».
- Sumida: Pero deja ya de llamarme “señorita” todo el rato. Somos buenos amigos.
- Kama: De acuerdo, Srta. Sumida.
- Sumida: Oh, por todos los Arcontes... Eres un pedante de primera categoría.
- ¡Hola!
- Sumida: Oh, ¡es el legendario (Viajero)!
- Sumida: “¡Y la aclamada Paimon, por supuesto!”
- Paimon: ...
- Sumida: Qué raro, debería saltar y decir algo en este momento. Parece que se está alejando de su perfil de personaje...
- ¿“Perfil de personaje”?
- Sumida: Básicamente es lo que conocemos como una combinación de imágenes, características e historia. Los personajes deben atenerse al comportamiento indicado, de lo contrario parecerá que... bueno, que se salen de su personaje.
- Pero las personas no somos máquinas...
- En serio, ¿cuál es tu problema?
- Ten en cuenta los sentimientos de los demás, por favor.
- Sumida: Eh... Lo siento...
- Kama: Entonces, Ruu...
- Ruu dice que te da las gracias.
- Kama: ¿En serio? Ya veo...
- Sumida: Un momento, ¿qué sucedió? ¿Por qué parece que soy la única que no está enterada de qué está pasando?
- Sumida: Bah, no importa. No nos quedemos aquí parados, necesitamos un cambio de escenario.
- ¿Vamos al Restaurante Kiminami?
- Le prometí a Paimon que la llevaría a comer.
- Sumida: Claro, yo invito. ¡Considérenlo como una cortesía de una futura escritora de la Editorial Yae y la próxima ganadora del concurso “¡Esta novela es genial!”!
- (Mientras caminas hacia el Restaurante)
- Sumida: Yo tampoco he probado la comida de Anna en mucho tiempo.
- (Acércate al Restaurante)
- Sumida: Bueno, ¿qué quieren comer? ¡No sean tímidos!
- Sumida: ¡Kama, tú también! Yo comenzaré con unas brochetas de tres sabores...
- Mientras comen, le cuentan a Sumida lo ocurrido en la Isla Tsurumi.
- Paimon: Uf, Paimon está llenísima. ¡Ya se siente mejor!
- Come un poco más, si quieres.
- Dale las gracias a Sumida.
- Paimon: ¡Gracias, Sumida!
- Sumida: No fue nada. Les he dado muchos dolores de cabeza, es lo menos que puedo hacer.
- Sumida: El encargo está completo y diría que el resultado superó mis expectativas...
- Sumida: Al principio solo quería conseguir un maushiro para usarlo como referencia al escribir.
- Sumida: Pero gracias a su perseverancia no solo conseguí eso, sino que conocí la historia del mar de niebla y la espera milenaria de un niño en la Isla Tsurumi.
- Sumida: Ay... Si escribiera mejor, esta historia ganaría el primer premio de “¡Esta novela es genial!”.
- Sumida: Kama también ha cambiado un poco... Yo diría que todo esto es más importante que terminar «Crónicas del mar de niebla».
- Paimon: También hicimos buenos amigos...
- Paimon: No hemos tenido la oportunidad de viajar con Ruu, pero volveremos a vernos, como él mismo dijo.
- Paimon: ...
- Ruu mantendrá su palabra.
- Paimon: ¡Claro! Paimon está segura de eso. Además, ¿no esperó tanto tiempo para cumplir la promesa que hizo?
- Paimon: Entonces, Sumida, ¿cuándo podremos leer «Crónicas del mar de niebla»?
- Sumida: Ehmm, sobre eso...
- Sumida: Decidí dejar de escribir por ahora.
- Paimon: ¡¿Eh?! ¿Por qué? Con lo que nos costó...
- Sumida: Ah, no, no tiene nada que ver con ustedes. ¡No se confundan!
- Sumida: Quiero ir de viaje.
- ¿A buscar más materiales de referencia?
- Sumida: Aprendí algo muy importante durante este encargo.
- Sumida: Hasta ahora, he vivido muchos años solo para crear y escribir.
- Sumida: Aprendí a pescar de Kujirai para escribir sobre un pescador. Su perfil de personaje era el de un guerrero excepcional que se recluía en un pueblo pesquero y vivía una vida pacífica allí hasta que...
- *Ejem*.
- Sumida: Oh, lo siento. Casi me voy por las ramas otra vez. Resulta que, para describir mejor las actividades ilícitas durante un confinamiento nacional ficticio, Kama y yo creamos una red de contrabando que pasaba por encima del Buró de Asuntos Extranjeros.
- ...
- Tu motivación es loable...
- Ustedes dos son increíbles...
- Sumida: Bueno, la mayoría fue obra de Kama. Al final, debido a un bloqueo del escritor, descartamos ese trabajo y la red terminó colapsando.
- ...
- Sumida: Siempre he sido así. Dejé de pescar porque dejé de escribir la historia del pescador. Fui a estudiar al Gran Santuario Narukami porque quería escribir sobre el trabajo de una miko...
- Sumida: Pero ahora entiendo que no puedo vivir, aprender, viajar e ir de aventuras solo para escribir novelas.
- Sumida: Quiero vivir, aprender, viajar e ir de aventuras para poder experimentar historias que luego sirvan como base para novelas.
- Sumida: Kama no es el último descendiente de la Isla Tsurumi para figurar en una historia, ni Ruu se quedó entre la niebla durante tantos años para aparecer en un cuento.
- Sumida: Esos no son los motivos de sus viajes, ¿verdad? Cuando oí a Katheryne describir sus aventuras, me puse a pensar...
- Sumida: Ustedes son como Kino, la protagonista de «El viaje de Kino», y Hermos, su compañero. La única diferencia es que nadie escribió su historia; ustedes son la historia.
- Sumida: (Viajero) y Paimon, un dúo de forasteros que no logra encajar en ninguna parte, recorre una infinidad de tierras extrañas. Conocen todo tipo de personas y se ven {envueltos en toda clase de embrollos y despiadadas guerras. Algún día, todas y cada una de sus aventuras se convertirán en oro reluciente...
- Sumida: Como Paimon dijo antes, un extracto así sería perfecto para ustedes dos.
- Sumida: Por eso, aparte de pedirles que me consiguieran materiales de referencia, también quería comprenderlos más a fondo, para poder encontrar la semilla de una historia futura.
- Sumida: Y creo que la he encontrado. La semilla de una historia se encuentra en la vida y en los viajes, y no en los perfiles de personaje, los diagramas, los esquemas, y definitivamente tampoco en las cosas que aprendes solo para ellos.
- Sumida: Así que decidí dejar de escribir y empezar a viajar.
- Sumida: Hasta que llegue el momento en el que la historia comience a brotar. Y entonces...
- Sumida: ¡Ganaré con facilidad el concurso de “¡Esta novela es genial!” y la Editorial Yae me contratará como autora en nómina!
- ...
- Paimon: ...
- Sumida: Kama, ¿vendrás conmigo?
- Sumida: No sabremos a dónde vamos, ni tampoco cuándo regresaremos a Inazuma. Es posible que encontremos muchos peligros. ¡Y por eso exactamente me gustaría que vinieras conmigo!
- Sumida: Si no estás dispuesto no pasa nada, por supuesto. Cada persona tiene que vivir (contar) su propia vida (historia)...
- Kama: No me importa...
- Kama: No, eso no es cierto. Debería decir que... ¡estoy más que dispuesto! Quiero ir con usted.
- Kama ha cambiado mucho...
- Sumida: ¡Bien! ¡Pues vámonos!
- Paimon: ¿Eh? ¿Tan repentinamente?
- Sumida: Bueno, un viaje de verdad es aquel que está lleno de sorpresas agradables y pequeños accidentes, ¿no?
- Paimon: Tal vez esta sorpresa sea demasiado... Pero, de todas formas, ¡cuídense mucho!
- Sumida: ¡No se preocupen! Todo irá bien mientras Kama esté conmigo.
- Cuídense.
- Kama: Gracias. ¡Adiós!
- Sumida: Si volvemos a encontrarnos, lo haremos donde el sol poniente se reúne con el mar. Entonces veré si tu alma, que reluce como un diamante, se ha cubierto de polvo o no.
- ¿?
- Sumida: Son las famosas líneas finales de «El aprendiz vagabundo: Cuentos del trotamundos dorado». Bien, aquí nos despedimos.
Historial de cambios[]
- Versión 2.2
- El paso del tiempo y el Monte Kanna se añadió al juego.