Paul Mescal: “Como embajador del legado de Gladiator, intentas reducir el síndrome del impostor a marchas forzadas”

El actor afirma que el sabio consejo de Ridley Scott ("Tus nervios no me sirven de una puta mierda") le ayudó a conseguir el éxito en el rodaje de la esperada secuela.
Paul Mescal
Paul MescalLISA O'CONNOR/Getty Images

Paul Mescal es el primero en admitir que es muy estresante cuando cualquier película en la que ha trabajado se proyecta finalmente para el público. Pero con el estreno de Gladiator II, la secuela de la adorada película de Ridley Scott de 2000, el estrés es mucho mayor. "Éste se ve exacerbado por el hecho de que ha habido un período de 24 años antes de que se contara esta historia", explica el actor a Vanity Fair. "Como embajador de ese legado, intentas reducir el síndrome del impostor a marchas forzadas".

Mescal, que saltó a la fama gracias a su papel en la serie Normal People y consiguió una nominación al Oscar por Aftersun, abre un nuevo capítulo con Gladiator II, asumiendo su primer papel en una superproducción tras una serie de indies. Considerado uno de los talentos emergentes más interesantes de Hollywood, Mescal demuestra ahora que puede dirigir una superproducción y cumplir con las exigencias físicas y emocionales de interpretar a Lucius, el hijo de Maximus, interpretado por Russell Crowe.

Dirigida por Scott, Gladiator II resucita gran parte de lo que funcionó en la película original, desde las épicas escenas de batalla hasta los villanos líderes romanos, al tiempo que presenta al público un nuevo héroe.

El día después de su brillante estreno en Los Ángeles, Mescal habló con Vanity Fair sobre el peso de esta nueva y ambiciosa película, los sabios consejos que recibió de su director y por qué ha estado trabajando a un ritmo tan intenso desde que terminó Normal People.

En el escenario, cuando presentó la película, dijo que ésta "ha cambiado totalmente mi vida", ¿cómo es eso?

Ha cambiado la mecánica de mi vida. Supongo que Ridley, cuando quiso que la hiciera, aunque ni siquiera he hablado con él de esto, tuvo luchar por mí, porque no tengo éxitos taquilleros a mis espaldas. Es muy generoso y muy exigente con sus gustos, y me alegro mucho de haber sido de su agrado. Pero no se me escapa que si a esta película le va bien, y espero que así sea, y creo que le irá bien, una película de gran estudio con un gran éxito te cambia la vida y te da ciertas oportunidades. Y eso se debe a Ridley y esencialmente a nadie más.

La última vez que lo entrevisté, hablaba de lo mucho que le gustaban las películas independientes y de que sería feliz haciéndolas para siempre. Ahora, está haciendo esta gigantesca secuela. ¿Qué le hizo decir, "Estoy listo para esto"?

Es algo difícil de describir. Realmente no tengo interés en hacer ninguna gran película en la que no vea ninguna posibilidad de actuar en ella. Es cuestión de gustos. Es totalmente subjetivo. Después de ver la primera y de saber que Ridley iba a participar en esta, y de que me describiera el arco de la historia, pensé: "Es la oportunidad perfecta para mí", porque no es que no me apeteciera hacer grandes películas. Simplemente no tenía apetito para hacer grandes películas que, en mi opinión, no tenían la sustancia a la que quería dedicar mi tiempo. Esta tenía ambas cosas.

¿Volvió a ver la película original una vez que le dieron el papel?

Diría que la vi unas tres o cuatro veces mientras crecía. Una vez que me eligieron para el papel, me dije: "Voy a olvidarme de esto hasta que termine la película". La volví a ver hace poco y es extraordinaria. Pero hice algo parecido cuando me eligieron para Un tranvía llamado deseo. Me dije: "No voy a ver esto porque no me sirve en este momento".

Sería grande, supongo.

Creo que en realidad sería extrañamente negligente con la película que estás rodando, porque no es tu trabajo tratar de recrear. Intentas crear algo nuevo y auténtico. Por supuesto, se inspira en la primera por el linaje y el legado, pero eso está en el guión.

¿Puede hablarnos un poco de cómo su transformación física influyó en el personaje?

La construcción de la estructura, tanto física como psicológica, influye en la forma de andar, de moverse, en la temperatura emocional, en todo lo que ocurre fisiológicamente. Tienes la sensación de estar preparándote para actos violentos, aunque sabes que no es así. Pasas los meses previos como si la única forma de sobrevivir a esta película fuera salir victorioso de la batalla. Me recordó a la práctica del deporte: te preparas para un gran partido y tienes que disponer de agresividad, ira y esas cosas que normalmente intentamos evitar.

¿Cómo fue rodar su primera gran escena de lucha, o una escena con cientos de extras?

Fue el primer gran día en Marruecos. Había camellos, fuego y cientos de extras. La rodamos en unos 12 minutos, no 12 minutos, sino media mañana, y luego pasamos directamente a dar el discurso a los hombres en lo alto de la muralla. Fue un bautismo de fuego.

¿Se sintió como pensaba que se sentiría en ese momento?

Creo que la mayoría de los demonios que tenía en la cabeza existían en las cuatro semanas posteriores a mi llegada a Marruecos, antes de empezar a rodar. Fue entonces cuando estaba en su punto álgido. Y las cosas empezaron a asentarse cuando Ridley me dio una palmada en la espalda y me dijo: "Tus nervios no me sirven de una puta mierda", y me lanzó a la escena y me puso sobre la pared. Tus nervios no son buenos para él, pero tampoco son buenos para mí. Quieres estar orgulloso de tu trabajo, y especialmente a la velocidad a la que Ridley trabaja, no hay espacios muertos. No filmas ningún tiempo de relleno en la película en ningún momento; probablemente se utilizará todo.

Imagino que ser el número uno en una lista de llamadas para una película como ésta es un poco diferente. ¿Cómo fue esa experiencia?

Supongo que esa es probablemente una pregunta para otras personas. No sé qué tono puse. Sé que me gusta trabajar duro, y puedo decirlo cómodamente. Creo que si hubiera un tono establecido, habría sido con la relación [entre] Ridley y yo. Si he de ser sincero, nunca esperé entrar en la película y decir: "Ridley Scott va a ser mi amigo"; era ir a trabajar con uno de los mejores directores de todos los tiempos. Pero entonces hubo algo que sucedió en un momento determinado en que se generó una estrecha colaboración que creo que probablemente había prejuzgado, porque la he tenido en el tipo de películas más independientes, pero asumí que aquí eso no iba a suceder. Y así fue, y eso me relajó muchísimo. En última instancia, si eliminas todo el ruido de las películas a gran escala, se aplican las mismas reglas. Creo que la película se beneficia si ves que el actor principal y el director tienen un propósito claro y se respetan mutuamente, y eso me resultó evidente muy pronto en el rodaje.

Uno pensaría que con nombres como Ridley Scott y Denzel Washington...

Sí, lo supones, y ése es probablemente el gran aprendizaje que he sacado de ello: el respeto y la admiración son cosas realmente saludables, pero no creo que debas llevarlas, porque creo que aliena a la gente que trabaja si se siente admirada constantemente. Odiaría llegar a un punto en mi carrera en el que los actores entraran en el plató y fueran aduladores. Creo que es una atmósfera muy poco creativa, porque entonces sientes que ya les has impresionado, mientras que en realidad creo que la gente quiere una vía para ser creativa y sentir que puede cometer errores. Por eso quería mantener esos límites. Con todos los actores con los que trabajo, es bueno tener respeto y admiración, y yo los tengo. Pero no es un buen punto de partida para una escena, ¿sabes?

Estaba mirando su lista de créditos desde Normal People, y ésta es su séptima película en cuatro años. ¿Cómo explica ese ritmo vertiginoso?

Me duele mucho el cuello, no sé cómo explicarlo. Miras a alguien como Ridley, y su ritmo tiene sentido para mí. Ahora es la primera vez que he pensado que sería bueno tener, como, tres meses [de descanso] en algún lugar. Pero también sé que tengo un gran apetito de trabajo, y creo que antes de que haya una familia de por medio o la vida se interponga, ahora es el momento de ponerme manos a la obra. Y espero que el público no se aburra de mí.

No creo que la gente se vaya a aburrir de usted.

Quiero decir, eso pasa.

¿Cuáles fueron los mejores y los peores momentos de su primera experiencia en los Oscar con Aftersun?

Es una película que espero que se asocie conmigo hasta el día en que me muera, pero creo que no es una película por la que se supone que debería pasar.

Cierto, fue una gran sorpresa.

Fue una verdadera sorpresa, y creo que me reafirmó en que, de hecho, la gente iba a ir a ver esa película. Y también me las arreglé para evitar hacer campaña por ella. Yo estaba haciendo una obra de teatro en ese momento, porque nadie, incluso A24 también lo diría, lo anticipaba. Así que estaba haciendo mi obra. Fue el sueño de no estar haciendo campaña realmente.

Esta entrevista ha sido extraída del podcast Little Gold Men y traducida.