El interés de los escépticos ha estado principalmente enfocado en los fenómenos paranormales, la visita de extraterrestres a nuestro planeta (en el pasado y en el presente), medicinas alternativas y sus tratamientos y remedios, pseudopsicología, remedios milagrosos, predicciones sobre el fin del mundo, New Age, visiones religiosas, espiritismo, experiencias cercanas a la muerte y muchos más fenómenos “anómalos”.
El filósofo Mario Bunge, que fue miembro del CSICOP (hoy CSI) sostenía que el escepticismo debería aplicarse a la política y la economía[i]. ¿Se puede? ¿Cuáles son los obstáculos?
Según mi punto de vista, un gran problema es la ideología (sistema de creencias) inmersa en ambas disciplinas. Al investigar el supuesto poder curativo de un brebaje, no hay ninguna implicación ideológica. Funciona o no funciona, y es relativamente fácil de testear.
Pero la política y la economía[ii] están fuertemente contaminadas por la carga ideológica. Voy a poner un ejemplo un tanto simplificador y casi grosero: la medicina puede evaluar qué tratamiento es efectivo para una determinada enfermedad, y lo puede probar. En política hay cientos de corrientes, y lo mismo ocurre respecto de la economía. Un país puede (con mucha imaginación y extrapolaciones engañosas), ser comparado con un paciente enfermo. Pero un país no es lo mismo que una persona.
Hay mucho desacuerdo entre politólogos y economistas. La política y la economía tratan con problemas muy complejos porque incluyen variables que pueden afectar la vida de millones de personas. Y a esto hay que agregar las ideologías de gobernantes y economistas.
Una problemática usual es que sistemáticamente se vuelven a aplicar políticas y planes económicos que no funcionaron nunca. La pregunta clave es ¿por qué?
De cuando en cuando han se han producido “revoluciones” drásticas que destituyeron dictaduras y gobiernos democráticos. Lo que suele ocurrir es que toda revolución es el principio de una nueva ortodoxia. En el comienzo, una revolución, como la que sucedió en Rusia y conformó la URSS, pronto se transformó en un régimen despiadado que asesinó a millones de personas, cuando pregonaba el surgimiento del “hombre nuevo”.
Muchos sostienen que el capitalismo es sinónimo de explotación y esclavismo embadurnado con una pátina de modernidad. Y otros, que es el mejor sistema para el libre comercio, la libertad de expresión y de intercambio de bienes, promoviendo el bienestar de la población.
El peor error que cometemos es depositar esperanzas en un líder que todavía no conocemos, que presenta un programa lleno de frases conmovedoras sobre el futuro bienestar, palabras huecas que prometen el desarrollo y un mejor estándar de vida para la población. Muy utópico para creérselo.
Entonces surgen muchas preguntas:
- ¿Qué sabemos de economía y política los ciudadanos comunes?
- ¿Los representantes del pueblo, representan la voluntad del pueblo?
- ¿Aplicamos el pensamiento crítico cuando votamos? ¿O lo hacemos por empatía y seducción? En otras palabras ¿estamos preparados para votar racionalmente?
- ¿El fin justifica los medios?
- ¿Se respeta la división de poderes? ¿Qué hacemos si esto no sucede?
- ¿El voto debe ser obligatorio?
- ¿Por qué seguimos repitiendo los mismos errores?
- ¿Se puede hacer un experimento en economía?
- ¿Se debe permitir la importación libre o debemos hacer lo contrario?
- ¿Debemos velar por nuestros derechos o dejar todo en manos de quien gobierna?
Y así, podemos continuar con una decena de hojas repletas de preguntas.
Lo que podría mitigar los problemas de la política y la economía es la enseñanza temprana del pensamiento crítico, tal vez desde la escuela primaria, y no el adoctrinamiento de los regímenes autoritarios. Un ciudadano no puede cambiar las cosas, pero cientos de miles quizá puedan hacerlo. El peor de los flagelos es esperar todo de un líder o del gobierno de turno. Entonces, los ciudadanos debemos hacer y exigir más. Debemos conocer lo que dice la Constitución de nuestro país, sea el que fuere.
Creo que este es un tema fundamental que debemos analizar, legos y profesionales. El desafío requiere paciencia y dedicación, pero entiendo que es posible.
Notas
[i] Comunicación personal.
[ii] Y también la historia.
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