Ya veis que no es así; al contrario, mis publicaciones cada vez se distancian más, muy a mi pesar. Estoy días sin visitaros y cuando lo hago me gusta leer todo lo que contáis y me paso un buen rato repasando vuestras historias y contemplando los trabajos ¡me lo paso genial!
La vida da muchas vueltas y la mía ha dado un giro de 180º que me exige dedicación casi exclusiva. No es un cambio negativo, al revés, son buenas noticias pero todavía no puedo desvelarlo porque quiero que todo esté más encauzado. Ya no falta mucho...
Mientras tanto, no renuncio a seguir mostrando algunas de las cositas que he ido haciendo; hace dos semanas organicé un monográfico para hacer unas zapatillas. Asistieron once personas y pasamos un día estupendo.
Hice dos modelos de zapatillas para que escogiesen y éstas fueron las que triunfaron. Aprendieron la técnica de seminole y a aplicarla a una labor.
La base lleva tela exterior, guata y muletón; todo va cosido y unido por un bies. Luego, pegamos una suela con cola de contacto. Quedan genial!
La otra versión es completamente diferente: una quilter que espera en la parada del autobús para reunirse con sus amigas en el Quilt Camp. Va todo aplicado a punto escondido.
¿Quedó graciosa, verdad?