La llegada de "The Mandalorian" a Star Wars fue un hito que inició una explosión de producciones live action. La fórmula tradicional de películas había fracasado rotundamente desde el estreno de "Star Wars Episodio VIII: Los Últimos Jedi", dirigida por Rian Johnson. Esta había dividido el fandom como nunca se había observado, tan fuerte fue este cisma que incluso golpeó negativamente la recepción del spin-off de la saga "Solo: Una historia de Star Wars". La furia del fandom no se detuvo ahí, consiguieron una victoria pírrica, que finalizó con el estreno de "El Ascenso de Skywalker" en 2019.
Desde esa fecha, que los medios audiovisuales en el cine se han cancelado sistemáticamente, empezando por la trilogía ofrecida por Disney a Rian Johnson. Sin embargo, desvirtuando a Nietzsche, aquello que no te da ganancias te hace más testarudo. Lucasfilm jugó su suerte con la transición de Star Wars del cine a la televisión y medios innovadores de Live Action. De a poco, llegaron "The Book of Boba Fett", "Obi-Wan Kenobi", "Andor" y "Ahsoka". Con críticas mayormente positivas, los niveles de audiencia le dieron a Lucasfilm luz verde para proseguir su mitosis.
Deteniéndonos aquí, cabe resaltar que ya habían voces disidentes respecto a lo que se estaba haciendo con la saga, una especie de marvelización. En palabras simples, Star Wars se convirtió, al igual que Marvel, en una fuente de creación de contenido tan grande que la calidad pasó a un segundo plano, con ciertas excepciones. Curiosamente, los fans que criticaron el nuevo contenido se les acusó de ser misóginos, xenófobos, homofóbicos y una serie de calificativos.
Como antecendente, recordemos que con el estreno de "Los Últimos Jedi", las críticas fueron tan elevadas que Lucasfilm acusó de un boicot con bots provenientes de Rusia. Es cierto que tanto el director como los actores sufrieron acoso virtual por parte de mucha gente descontenta, pero tampoco hay que olvidar que Johnson se burlaba en, el aquel entonces Twitter, acerca de cómo las críticas aumentaban su crédito.
En 2024, cuando se anunció The Acolyte, las cosas volvieron a su punto de ebullición. Semanas antes del estreno, la presidenta de Lucasfilm, Kathleen Kennedy decidió que era una excelente idea ponerse un parche antes de la herida y expresó:
"Creo que muchas de las mujeres que entran en Star Wars luchan un poco más con (ataques tóxicos del fandom). Debido a que la base de fans está tan dominada por los hombres, a veces son atacadas de maneras que pueden ser bastante personales..."
Sus palabras fueron sal en la herida. No obstante, es importante aclarar que esto no justifica de ninguna manera el comportamiento de ciertos fanáticos que, llevados por la impulsividad, deciden sabotear eventos, situaciones o personas. La acción de estos individuos no solo es reprobable, sino que también empaña la imagen de la comunidad a la que pertenecen.
Es fundamental entender que la crítica, por más hiriente que sea, no debe ser una excusa para responder con actos de agresividad. La madurez y la sensatez deben prevalecer en todo momento, recordando que la violencia nunca es la respuesta adecuada. Enfrentar las palabras duras con acciones constructivas es la mejor forma de demostrar fortaleza, promoviendo un ambiente de respeto y entendimiento mutuo. Esto aplica tanto para el fandom, con una legítima molestia, como para el equipo de Lucasfilm, que crea un producto y debe aceptar esas críticas positivas o negativas.
Desafortunadamente, el aire de convivencia se hizo cada vez más denso, con personas poco tenían que ver con la saga. Acusaron a la serie de ser producto de una agenda woke por tener un reparto afrodescendiente, asiático y mujeres como protagonistas. Al convertir el debate en un problema ideológico-político el nivel de argumentos cayó aún más. La serie fue bombardeada de críticas negativas sin mayor análisis. Fue tan bizarro este evento, que una película llamada Acolyte que no tiene nada que ver con Star Wars, recibió críticas negativas.
Leslye Headland, directora de la serie, indignada por muchos de los comentarios en contra de su serie, manifestó:
> "Si te involucras en lanzar mensajes de racismo, intolerancia o discursos de odio en internet, no te considero fan de Star Wars."
Headland ajena a las críticas razonables, adrede o no, aprovechó que la discusión se había tornado política para crear un muñeco de paja y atacar al "fandom intolerante". Headland aplicó la misma fórmula que Johnson y Kennedy ocuparon años anteriores: culpar a otros por su fracaso. Cualquier intento de crítica fue etiquetada como un ataque contra la tolerencia y la diversidad.
En síntesis, la crítica al producto se convirtió en una ofensa. Tenemos derecho a criticar un mal producto porque como consumidores, nuestro bienestar y satisfacción están directamente ligados a la calidad de los bienes y servicios que adquirimos. La crítica constructiva es una herramienta esencial para expresar nuestras experiencias y expectativas, incentivando a las empresas a mejorar sus productos y servicios. La retroalimentación de los clientes es fundamental para proteger nuestros derechos y asegurar que recibimos un valor justo por nuestro dinero. Si lo afrontamos en términos políticos, que es donde Lucasfilm quiere que visualicemos su fracaso, lo que estaría haciendo el fandom solo sería ejercer el derecho a la opinión pública.
Resumen
"The Acolyte" es una serie estrenada en 2024, compuesta por 8 episodios de aproximadamente 30 minutos cada uno. La trama se centra en dos gemelas, Ocha y Mae, dotadas de un gran poder en la Fuerza, y criadas por un aquelarre de brujas en el planeta Brendok. Este planeta, abandonado tras un accidente hiperspacial cien años antes, ha vuelto a ser habitable, permitiendo que las brujas interactúen con la Fuerza y creen a las gemelas.
Los Jedi detectan una fluctuación en la Fuerza y envían a cuatro de sus miembros a investigar: el Caballero Jedi Sol, la Maestra Indaara, el Caballero Jedi Kelnacca y el Padawan Torbin. Descubren que las brujas planean consagrar a las gemelas a su orden mediante un ritual. Las brujas veneran un derivado de la Fuerza llamado "el Hilo".
Los Jedi, sospechando que el ritual esté vinculado con el lado oscuro, insisten en hacer una prueba de iniciación a las niñas para llevarlas a Coruscant. Ocha, interesada en los Jedi por un símbolo encontrado en los archivos del aquelarre, supera la prueba a pesar de las objeciones de las brujas. Los Jedi descubren que las niñas han sido creadas por la Fuerza y que son la misma persona, lo que alerta a Sol y a Torbin, quienes provocan un enfrentamiento en el que Sol mata a la madre Aniseya. En medio del caos, un incendio accidental provocado por Mae destruye el aquelarre. Sol rescata a Ocha, pero Mae y las demás brujas mueren en el incendio. Ocha queda huérfana y forma un vínculo con Sol. Los Jedi ocultan el accidente y mienten a Osha sobre lo que ocurrió.
Años después, Ocha forma parte de la tripulación de una nave y trabaja como reparadora. Se entera de que la Maestra Indara ha sido asesinada por una figura similar a ella. Los Jedi sospechan de Ocha, pero descubren que en realidad es su hermana Mae, manipulada por una figura oscura llamada Qimir. Mae asesina a Indara y a Torbin, y casi mata a Kelnacca antes de que los Jedi descubran que Ocha sigue viva.
Ocha intenta persuadir a Mae de no seguir a Qimir y planea entregarse a Kelnacca. Al llegar al planeta, descubre que Kelnacca ha sido asesinado. Los Jedi la encuentran, y Qimir mata a todos los Jedi excepto a Sol y a Ocha, quienes logran escapar. En el caos, las hermanas intercambian lugares: Ocha se queda con Qimir y Mae con Sol. Qimir le enseña más sobre el lado oscuro a Ocha, mientras Sol, al darse cuenta de la situación, se comunica con el Consejo Jedi.
Ocha tiene una visión de Sol muriendo a manos de Mae y hace un trato con Qimir para reunirse con su hermana y Sol en Brendok. Allí, Sol persigue a Mae y aterrizan en el derruido aquelarre de las brujas. En el enfrentamiento, Sol revela que mató a la madre de Ocha y Mae. Ocha, enfurecida, pasa al lado oscuro, mata a Sol y se une a Mae y Qimir.
Ocha propone a Qimir que si libera a Mae, ella será su aprendiz. Qimir acepta, borra la memoria de Mae y los Jedi llegan al lugar. Vernestra descubre la muerte de Sol y se da cuenta de que su antiguo aprendiz, Qimir, es el responsable. Para apaciguar las tensiones en el Senado Galáctico y el Consejo Jedi, Vernestra inventa que Sol fue el causante de las muertes y se suicidó.
La serie concluye con Ocha y Qimir como maestro y aprendiz, mientras Vernestra cuida de Mae, su única pista para encontrar a los dos fugitivos.
La moralidad de los Jedi
"The Acolyte" se presenta como una serie que busca explorar y cuestionar la moralidad de los Jedi, una temática recurrente en el universo de Star Wars, pero que la serie quería ahondar.
Recordemos que en "El Retorno del Jedi", Luke se entera de que tanto Obi-Wan como Yoda le ocultaron la verdad sobre Vader. Lo que ellos querían era simplemente derrotar a los Sith, pero jamás le importó realmente los sentimientos de Luke al respecto, por eso se lo ocultaron. Un ejemplo más se da en "La Venganza de los Sith" donde se menciona en la conversación que tiene Palpatine con Anakin, sobre cómo actúan los Jedi. Según Anakin, los Jedi actúan por la compasión, por el amor que tienen hacia otros. En cambio, los Sith actúan por el por el bien propio. Sin embargo, a pesar de la premisa prometedora de "The Acolyte", la ejecución de este dilema moral queda inerte.
Desde el principio, la historia nos introduce a los Jedi como los salvadores de dos niñas, Ocha y Mae, criadas por un aquelarre de brujas en el planeta Brendok. Esta situación inicial ya plantea una visión maniquea de los personajes: los Jedi, aunque con sus métodos cuestionables, parecen tener un propósito justificado al rescatar a las niñas de lo que se presenta como un entorno oscuro y antinatural.
La serie intenta poner en duda la moralidad de los Jedi al revelar que estos mataron a Aniseya, la líder de las brujas, y ocultaron la verdad a Ocha. Esta revelación busca pintar a los Jedi bajo una luz más compleja y humana, donde sus decisiones no siempre son impecables. Sin embargo, el problema radica en la caracterización de las brujas. Al retratarlas como una secta oculta y oscura, la narrativa refuerza la idea de que las acciones de los Jedi, aunque moralmente ambiguas, estaban justificadas.
La propia directora reconoce que las brujas de Brendok están inspiradas en las brujas de Dathomir, quienes usan magia oscura:
> "La idea de las brujas la saqué de 'Star Wars: The Clone Wars', de las Hermanas de la Noche"
El dilema moral que intenta establecer la serie se ve socavado por esta representación unidimensional de las brujas. En lugar de ofrecer un conflicto genuinamente complejo, donde ambas partes tienen razones válidas y comprensibles, "The Acolyte" termina simplificando el enfrentamiento. Los Jedi actúan impulsivamente y ocultan la verdad, pero lo hacen en un contexto donde sus acciones pueden ser vistas como un intento de proteger a las niñas de un entorno inherentemente peligroso.
Para que la premisa de la moralidad Jedi realmente funcionara, la serie debería haber presentado a las brujas de una manera más neutral o incluso benévola, mostrando un auténtico conflicto de intereses y valores. Un ejemplo de esto se puede encontrar en los cómics de "Caballeros de la Antigua República", donde los Jedi tienen secretos verdaderamente oscuros, como el voto de matar a sus aprendices en circunstancias extremas. Este tipo de dilemas profundos y oscuros son los que realmente ponen en jaque la moralidad de los Jedi y generan una reflexión significativa sobre sus métodos y principios.
Además, la subtrama política, que podría haber añadido una capa adicional de complejidad, se siente superficial y poco desarrollada. La mención de senadores en contra de la autonomía Jedi es interesante, pero no se explora lo suficiente como para tener un impacto real en la narrativa.
Sin embargo, en palabras de la directora, cualquier tipo crítica no importa:
"Trato de no ver mi trabajo en relación a las reacciones que pueda generar, intento no centrarme ni en las críticas positivas ni tampoco en las negativas. Tengo que mantenerme en el centro para seguir trabajando al máximo nivel"
Desarrollo de personajes
Otro flanco abierto de "The Acolyte" es la premisa del nacimiento de Ocha y Mae, fruto de una manipulación de las brujas ante una fluctuación en la Fuerza, que introduce un precedente interesante. Este concepto no contradice el canon establecido, como algunos fanáticos han sugerido, sino que añade una capa adicional a la mitología de Star Wars, similar a la creación de Anakin Skywalker. No obstante, este interesante punto de partida se ve rápidamente eclipsado por la falta de profundidad y protagonismo de las propias gemelas.
Ocha y Mae, aunque presentadas como el eje de la narrativa, terminan siendo meramente herramientas para el avance de la trama. Sus personajes no son protagonistas activos de su propia historia, sino que se sienten como mecanismos para introducir conflictos mayores, como la aparición de un Sith en una época inesperada y la culpa de los cuatro Jedi que guardaron un oscuro secreto.
La caracterización de Mae, en particular, es problemática. Su motivación para unirse a los Sith y buscar venganza contra los Jedi que mataron a su madre nunca se justifica de manera coherente. Mae, quien accidentalmente provocó el incendio que destruyó su hogar y mató a su madre, parece olvidar convenientemente su papel en estos eventos. Su transición hacia el lado oscuro y sus acciones subsecuentes carecen de un desarrollo emocional y racional sólido. En un momento, sigue ciegamente a Qimir, y al siguiente, desiste de su venganza al descubrir que su hermana está viva, solo para revertir esta decisión poco después sin una justificación clara.
Ocha, por su parte, sigue un camino igualmente inconsistente. A pesar de su conexión y aparente lealtad hacia los Jedi, su paso al lado oscuro tras descubrir la verdad sobre la muerte de su madre se siente abrupto y poco desarrollado. Su relación con Qimir y su aceptación de las enseñanzas del lado oscuro carecen de una progresión creíble, lo que debilita su arco narrativo.
La falta de un desarrollo consistente en las motivaciones y acciones de Ocha y Mae crea una desconexión emocional con la audiencia. Los espectadores se ven más interesados en personajes secundarios como el Maestro Sol o el antagonista Qimir, quienes, aunque también poseen sus fallas narrativas, ofrecen una presencia más definida y coherente en la historia.
Además, la estructura de la serie hace un pobre trabajo al establecer y resolver los conflictos internos de las gemelas. La narrativa salta de un evento a otro sin profundizar adecuadamente en las emociones y convicciones de sus protagonistas. Por ejemplo, la culpa de Mae por la destrucción del aquelarre nunca se aborda, y sus decisiones parecen depender más de las necesidades del guion que de un desarrollo orgánico de su personaje.
Narración Deficiente e incoherencia interna
"CONTRATÉ A UNA GUIONISTA QUE NUNCA HABÍA VISTO STAR WARS. ELLA NO ESTÁ FAMILIARIZADA CON LA SAGA, Y YO LO ESTOY DEMASIADO, ASÍ QUE ERA UN BUEN EQUILIBRIO TENER A ALGUIEN QUE DIJERA: ¿DE QUÉ VA ESTO?"
"The Acolyte" intenta desarrollar una trama profunda y cargada de implicaciones morales, pero falla significativamente en su ejecución narrativa. Uno de los mayores problemas es la forma deficiente en la que se presenta la historia, dando por sentado que el espectador conoce detalles cruciales desde el principio, aunque estos no se revelan hasta el penúltimo capítulo. Esta elección narrativa no solo crea confusión, sino que también mina la coherencia y la inmersión del espectador.
La serie deja al espectador en la oscuridad durante gran parte de su duración, soltando pequeñas pistas y referencias que carecen de contexto adecuado. Esta técnica puede ser efectiva si se maneja con cuidado, pero en "The Acolyte", resulta en una acumulación de interrogantes sin respuesta que frustran más que intrigan. Por ejemplo, ¿por qué Torbin se suicida? ¿Cómo Mae se une a los Sith? ¿Cuándo y por qué Ocha abandona la orden Jedi? Estas preguntas son vitales para entender las motivaciones y el desarrollo de los personajes, pero permanecen sin respuesta hasta muy tarde en la serie, si es que se responden en absoluto.
Las acciones de los personajes a menudo parecen arbitrarias y carentes de justificación. Mae mata a los maestros Jedi sin una razón clara y se une a los Sith sin un desarrollo convincente de su motivación. Ocha, por otro lado, abandona los Jedi y sucumbe al lado oscuro de manera abrupta, con su sable de luz cambiando de color a rojo, un detalle que nunca se explica en el contexto del canon establecido. Además, la culpabilidad de Sol por la muerte de Aniseya parece exagerada, dado que tenía razones para sospechar de las intenciones de las brujas. Esta falta de coherencia en las motivaciones y decisiones de los personajes reduce la credibilidad de la trama y desconecta emocionalmente al espectador.
La serie también presenta problemas al intentar mantenerse coherente con el canon de Star Wars. La presencia de un Sith como Qimir, que actúa abiertamente y asesina a Jedi, contradice la lógica establecida de que los Sith deben permanecer ocultos hasta el momento adecuado. Esto es algo que incluso Darth Sidious impuso a Darth Maul. Además, la reacción de los Jedi a las acciones de Mae y Ocha parece desproporcionada y mal justificada, como si la serie tratara de generar drama sin una base sólida.
Ritmo y consistencia
El ritmo de la serie es irregular, con varios capítulos que se sienten como puro relleno. Por ejemplo, un capítulo completo dedicado a caminar por un bosque y otro con escenas de reparación en una nave aportan poco al avance de la trama. Aunque la batalla de sables de luz en el capítulo cinco es emocionante, su resolución mediante un recurso simple y extraño, como las polillas voladoras, resulta anticlimática.
El intercambio de lugares entre Ocha y Mae es un buen ejemplo de la falta de lógica y desarrollo coherente en la serie. Las motivaciones de Mae para cambiar lugares con su hermana y luego intentar matar a Sol no se explican adecuadamente. La decisión de Ocha de entregarse a Qimir también carece de una base sólida. Su postura de querer liberar a su hermana, que descubre hace solo unos días que está viva, parece apresurado e incluso lapidante para la historia. Hablamos de alguien que vivió años con los Jedi, y hasta generó afecto hacia una. Estos intercambios y decisiones cruciales se presentan sin el desarrollo necesario para que sean creíbles y significativos.
Una resolución sin resolución
El final de la serie deja muchas preguntas sin respuesta. La presencia de Darth Plagueis en el planeta de los acantilados no se justifica ni se explora, dejando al espectador con una sensación de incompletitud y desconcierto. Además, el final abierto no ofrece una conclusión satisfactoria, lo que podría haber sido un momento de redención o cierre para los personajes principales.
En resumen, "The Acolyte" falla en ofrecer una narrativa clara y coherente. La serie se pierde en revelaciones tardías, motivaciones inconsistentes y capítulos de relleno, dejando al espectador más confundido que satisfecho. A pesar de su potencial, la narración deficiente y la falta de desarrollo de los personajes principales socavan lo que podría haber sido una adición significativa al universo de Star Wars.
Qué mejor que cerrar este caos con Headland:
"Tampoco quiero dejar al público colgado emocionalmente. Quiero dejarlos colgados narrativa pero emocionalmente, quiero que sientan que han visto toda la película, y luego todavía tienen un montón de preguntas al final"
Reflexión final: Conformidad ante la mediocridad
Como fanáticos de Star Wars, hemos desarrollado una conexión profunda y duradera con este universo. Desde las trilogías originales hasta las series y expansiones del canon, hemos seguido de cerca cada historia, cada personaje y cada rincón de esta galaxia lejana. Sin embargo, en los últimos años, parece que nuestra pasión ha sido explotada por producciones que, a pesar de contar con presupuestos exorbitantes, nos entregan productos de calidad cuestionable.
"The Acolyte" es un claro ejemplo de cómo las expectativas de los fanáticos pueden ser manipuladas. Con un presupuesto de 180 millones de dólares, uno esperaría una serie que no solo entretenga, sino que también enriquezca el lore de Star Wars con narrativa sólida, personajes complejos y una coherencia interna que respete el canon establecido. En lugar de eso, recibimos una serie plagada de incoherencias, capítulos de relleno y un desarrollo de personajes pobre.
Nos hemos convertido en palomas, esperando migajas de una corporación que parece haber perdido el rumbo. Recibimos cualquier contenido que nos den, conformándonos con lo que hay porque sentimos que no hay otra opción. Esta actitud conformista no solo afecta nuestra experiencia como fanáticos, sino que también perpetúa un ciclo de mediocridad en la producción de nuevas historias. Aceptamos estos productos no porque sean buenos, sino porque son lo único que nos ofrecen. Aquellos que se conforman con estas producciones básicas son fanáticos que no exigen más y se contentan con cualquier cosa que lleve el nombre de Star Wars.
Es fundamental que, como comunidad, exijamos más. Debemos recordar que nuestro amor por Star Wars no nos obliga a aceptar cualquier cosa que lleve su nombre. Tenemos el derecho de esperar calidad, coherencia y respeto por el universo que tanto apreciamos. La presión de los fanáticos puede y debe ser una fuerza para el cambio. Solo así, entenderán que no pueden seguir entregándonos productos mediocres y esperar que los recibamos con entusiasmo. Aquellos fanáticos que no son conformistas, que demandan excelencia, son los que realmente mantienen viva la esencia de lo que significa ser parte de esta saga.
Nuestra pasión merece respeto y calidad. Debemos ser críticos, exigir mejores narrativas y no conformarnos con migajas. Star Wars es una saga que ha definido generaciones y tiene el potencial de seguir haciéndolo, pero solo si los responsables de su creación se comprometen a mantener el estándar de excelencia que la franquicia merece. Los verdaderos fanáticos son aquellos que, lejos de ser básicos, aspiran a ver el universo que aman tratado con la dignidad y calidad que merece.