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Síndrome de Noé

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Síndrome de Noé

Peg Woffington visiting an eccentric cat lover, Percy Thomas MacQuoid, hacia 1925
Sinónimos
  • Acaparamiento de animales

El síndrome de Noé[1]​—o acaparamiento de animales— es un trastorno mental que se define por dos características:

  • mantener un número mayor de lo habitual de animales como mascotas sin la capacidad de albergarlos o cuidarlos adecuadamente; y
  • no reconocer esta incapacidad.

Este acaparamiento compulsivo puede caracterizarse mejor como un síntoma de un trastorno mental que como una forma de crueldad deliberada hacia los animales. Los acaparadores están profundamente apegados a sus mascotas y les resulta extremadamente difícil desprenderse de ellas, creen que les brindan la atención adecuada y no pueden comprender que las están perjudicando.[2]

Características

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Una persona con síndrome de Noé mantiene un número no razonable de mascotas y no las cuida adecuadamente. Se distingue de un criador de animales, que puede mantener numerosos animales por su oficio, aunque algunos acaparadores son excriadores, mientras que otros afirman ser criadores como mecanismo de defensa psicológica o para tratar de evitar inspecciones.

Gary Patronek, director del Centro para Animales y Políticas Públicas de la Universidad de Tufts, define el acaparamiento como el "comportamiento humano patológico que implica una necesidad compulsiva de mantener mascotas, junto con una falta de reconocimiento de su sufrimiento".[3]

Según un estudio, la característica distintiva es que un acaparador "no proporciona a los animales alimentos, agua, saneamiento y atención veterinaria adecuados, y[...] niega esta incapacidad de brindarles la atención adecuada".[4]

Junto con otras conductas de acaparamiento compulsivo, se vincula en el DSM-IV con el trastorno obsesivo compulsivo y el trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad.[5]​ El DSM-5 incluye un diagnóstico síndrome de Noé.[6]

Aparte, el acaparamiento de animales podría estar relacionado con la adicción, la demencia o incluso el delirio focal.[7]

El número de animales involucrados no es por sí solo un factor determinante para identificar el acaparamiento. Más bien, el problema es la incapacidad del propietario para cuidar a los animales y la negativa del propietario a reconocer que tanto los animales como el domicilio se están deteriorando.[8]

El Hoarding of Animals Research Consortium —Consorcio de Investigación sobre el Acaparamiento de Animales— estadounidense identifica las siguientes características como comunes a todos los acaparadores:

  • Acumulación de numerosos animales, que ha superado la capacidad de esa persona para proporcionar incluso niveles mínimos de nutrición, saneamiento y atención veterinaria;
  • Falta de reconocimiento del deterioro de las condiciones de los animales —incluidas enfermedades, hambre e incluso muerte— y del entorno doméstico —grave hacinamiento, condiciones insalubres—; y-
  • No reconocer el efecto negativo de la recogida en la propia salud y bienestar, y en el de otros miembros del hogar.[9]

Riesgos

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Los problemas de salud por acaparamiento de animales abarcan tanto la salud individual como pública. Es la causa de muchos riesgos graves que amenazan a los animales acaparados, a las personas que conviven en el domicilio y a los vecinos.

Efectos sobre la salud en humanos

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El acaparamiento de animales causa muchos problemas de salud a las personas involucradas. Los acaparadores no corrigen el deterioro de las condiciones sanitarias de sus domicilios, lo que genera varios riesgos para la salud propia, de familiares y vecinos. Esto incluye riesgo de incendio, enfermedades zoonóticas, envenenamiento y abandono de uno mismo y de las personas a su cargo.

Además de los fuertes olores que pueden suponer una molestia para los vecinos, los desechos animales plantean graves riesgos para la salud tanto por la propagación de parásitos como por la presencia de niveles nocivos de amoníaco.[10][7][11][12]

Enfermedades zoonóticas

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El mayor problema de salud humana causado por el acaparamiento de animales es el riesgo de enfermedades zoonóticas. Definidas como "enfermedades humanas adquiridas o transmitidas por cualquier otro animal vertebrado",[13]​las enfermedades zoonóticas pueden ser letales, y en cualquier caso constituyen un grave problema de salud pública. Ejemplos de enfermedades zoonóticas bien conocidas incluyen la peste bubónica, la igripe y la rabia.[14]​ Los animales domésticos constituyen una gran parte de los portadores de zoonosis[13]​ y, como resultado, los humanos involucrados en situaciones de acaparamiento corren un riesgo particular de contraer enfermedades.[15]​ Las zoonosis que pueden ser adquiridas incluyen rabia, salmonelosis, fiebre por arañazo de gato, anquilostomiasis o tiña.[16]​ Una zoonosis de especial preocupación es la toxoplasmosis, que puede transmitirse a los humanos a través de las heces de gatos portadores o carne mal preparada, y se sabe que causa graves defectos de nacimiento o muerte fetal en el caso de mujeres embarazadas infectadas.[17]​ El riesgo de enfermedades zoonóticas se ve amplificado por la posibilidad de epidemias comunitarias.

Autodescuido y abuso de niños y ancianos

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Los problemas de autoabandono y abuso de ancianos y niños también son problemas asociados con el acaparamiento de animales. El abandono de uno mismo puede definirse como "la incapacidad de proporcionarse a sí mismo los bienes o servicios necesarios para satisfacer las necesidades básicas" y se ha demostrado que es un "factor de riesgo de muerte".[18]​ Si bien el abandono personal es una condición generalmente asociada con las personas mayores, los acaparadores de animales de cualquier edad pueden experimentarla.[12]​El abuso de niños y ancianos surge cuando los dependientes viven con el acaparador. Según un estudio, en más de la mitad de los casos las personas dependientes vivían con acaparadores.[7]​ Al igual que sucede con sus animales, el acaparador a menudo no proporciona el cuidado adecuado a sus dependientes, tanto jóvenes como mayores, que sufren de falta de cuidados básicos y problemas de salud causados por condiciones insalubres.[15]

Problemas de salud mental

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La evidencia sugiere que existe un fuerte componente de salud mental , aunque no se ha relacionado específicamente con ningún trastorno psicológico concreto.[19]​ Los modelos que se han proyectado para explicar el acaparamiento de animales incluyen el trastorno delirante, el trastorno de apego, el trastorno obsesivo-compulsivo, la zoofilia, la demencia y la adicción.[20]​ Sin embargo, aún no hay suficiente evidencia directa para la mayoría.[12]

Trastorno delirante

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Los acaparadores de animales muestran síntomas de trastorno delirante porque tienen un "sistema de creencias fuera de contacto con la realidad".[19]​ Prácticamente ninguno tiene idea cabal del grado de deterioro de sus viviendas y de la salud de sus animales, y se niegan a reconocer que algo anda mal.[12]​ Además, los acaparadores pueden creer que tienen "una habilidad especial para comunicarse y/o empatizar con los animales",<ref">Frost, Randy (2000). «People Who Hoard Animals». Psychiatric Times 17 (4). Archivado desde el original el 3 de mayo de 2010. </ref> rechazando cualquier oferta de ayuda. El trastorno delirante es un modelo eficaz porque ofrece una explicación de la aparente ceguera de los acaparadores ante la realidad de su situación.

Trastorno de apego

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Otro modelo que se ha sugerido para explicar el acaparamiento de animales es el trastorno de apego, que es causado principalmente por malas relaciones entre padres e hijos durante la infancia. Se caracteriza por la incapacidad de formar relaciones cercanas con otros humanos]en la edad adulta.[21]​ Como resultado, las personas con trastorno de apego pueden recurrir a los animales en busca de compañía. Las entrevistas con acaparadores de animales han revelado que a menudo han experimentado traumas domésticos en la infancia.[21]

Trastorno obsesivo compulsivo

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Quizás el modelo psicológico más sólido propuesto para explicar el acaparamiento de animales sea el trastorno obsesivo-compulsivo —TOC—. El excesivo sentido de responsabilidad por algo es característico de las personas con TOC, pero toman medidas poco realistas para cumplir con su supuesto deber. Los acaparadores de animales a menudo sienten un a gran responsabilidad por cuidar y proteger a los animales, y su solución — la de adquirir tantos animales como sea posible — no es realista.[20]​ Además, el acaparamiento de objetos, practicado también por la mayoría de los acaparadores de animales, <re">Arluke, Arnie (May 2002). «Health Implications of Animal Hoarding». Health & Social Work 27 (2): 125-136. PMID 12079167. doi:10.1093/hsw/27.2.125. </ref> es un hecho bastante común en personas con TOC.[21]​ Estas conexiones entre el acaparamiento de animales y el trastorno obsesivo-compulsivo sugieren que el TOC puede ser un modelo útil para explicar el comportamiento de acaparamiento de animales.[21]​ Sin embargo, esta teoría ha sido refutada por algunos; El Dr. Akimitsu Yokoyama teoriza que el acaparamiento de animales podría explicarse mediante el síndrome de Asperger.[22]

Véase también

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Referencias

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  1. Saldarriaga-Cantillo, Alejandra, and Juan Carlos Rivas Nieto (2015). «Noah syndrome: a variant of Diogenes syndrome accompanied by animal hoarding practices». Journal of Elder Abuse & Neglect 27 (3): 270-275. PMID 25397353. doi:10.1080/08946566.2014.978518. 
  2. Davis, Susan; Flaherty (illus), Jake (2002). «Prosecuting Animal Hoarders is like Herding Cats». California Lawyer (September): 26, 28, 29, 67. Archivado desde el original el 3 de julio de 2004. 
  3. Patronek, Gary J. (2006). «Animal hoarding: its roots and recognition». Veterinary Medicine 101 (8): 520-530. 
  4. Berry, Colin; Patronek, Gary; Lockwood, Randall (2005). «Long-Term Outcomes in Animal Hoarding Cases». Animal Law 11: 167-194. 
  5. «Mental health issues and animal hoarding». Archivado desde el original el 13 de junio de 2014. 
  6. American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (Fifth edición). Arlington, VA: American Psychiatric Publishing. ISBN 978-0-89042-555-8. 
  7. a b c Berry, Colin; Patronek, Gary; Lockwood, Randall (2005). «Long-Term Outcomes in Animal Hoarding Cases». Animal Law 11: 167-194. 
  8. Hayes, Victoria (May 2010). «Detailed Discussion of Animal Hoarding». The Animal Legal and Historical Center. Michigan State University College of Law. Consultado el 8 de abril de 2014. 
  9. Hayes, Victoria (May 2010). «Detailed Discussion of Animal Hoarding». The Animal Legal and Historical Center. Michigan State University College of Law. Consultado el 8 de abril de 2014. 
  10. «The Hoarding of Animals Research Consortium (HARC)». Tufts University. Archivado desde el original el 17 de enero de 2011. Consultado el 7 de diciembre de 2007. 
  11. Patronek, Gary (18 de noviembre de 2007). «Large scale removal and rescue of animals». Hoarding of Animals Research Consortium. Tufts University. Archivado desde el original el 13 de octubre de 2006. 
  12. a b c d Arluke, Arnie (May 2002). «Health Implications of Animal Hoarding». Health & Social Work 27 (2): 125-136. PMID 12079167. doi:10.1093/hsw/27.2.125. 
  13. a b "animal disease." Encyclopædia Britannica. 2007. Encyclopædia Britannica Online. 8 Dec. 2007 <http://search.eb.com/eb/article-63292>.
  14. Last, Ed. John M. (2007). «zoonosis». A Dictionary of Public Health: Oxford Reference Online (Oxford University Press). 
  15. a b Patronek, G J (1999). «Hoarding of animals: an under-recognized public health problem in a difficult-to-study population.». Public Health Reports 114 (1): 81-87. PMC 1308348. PMID 9925176. doi:10.1093/phr/114.1.81. 
  16. John M. Last "animals as carriers of disease" The Oxford Companion to Medicine. Stephen Lock, John M. Last, and George Dunea. Oxford University Press 2001. Oxford Reference Online. Oxford University Press. Brigham Young University (BYU). 8 December 2007.
  17. "toxoplasmosis" A Dictionary of Public Health. Ed. John M. Last, Oxford University Press, 2007. Oxford Reference Online. Brigham Young University. 8 December 2007.
  18. Dyer, Carmel Bitondo; Goodwin, James S.; Pickens-Pace, Sabrina; Burnett, Jason; Kelly, P. Adam (September 2007). «Self-Neglect Among the Elderly: A Model Based on More Than 500 Patients Seen by a Geriatric Medicine Team». American Journal of Public Health 97 (9): 1671-1676. PMC 1963287. PMID 17666694. doi:10.2105/AJPH.2006.097113. 
  19. a b Patronek, Gary (2001). «The Problem of Animal Hoarding». Municipal Lawyer 19 (6): 6-9, 19. 
  20. a b Frost, Randy (2000). «People Who Hoard Animals». Psychiatric Times 17 (4). Archivado desde el original el 3 de mayo de 2010. 
  21. a b c d Frost, Randy (2000). «People Who Hoard Animals». Psychiatric Times 17 (4). Archivado desde el original el 3 de mayo de 2010. 
  22. Philips, Allie (2011). Defending the Defenseless: A Guide to Protecting and Advocating for Pets. Rowman & Littlefield Publishers. p. 125. ISBN 9781442202146. 

Enlaces externos

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