Antilegomena
Antilegomena (transl. directa del greco ἀντιλεγόμενα antilegómena) se refiere a textos escritos cuya autenticidad o importancia están en disputa.[1]
Eusebio de Cesarea, en su Historia eclesiástica (ca. 325), utiliza el término para aquellas escrituras cristianas que estaban «disputadas» o, literalmente, las obras «debatidas» en el cristianismo primitivo, antes de la oclusión del canon del Nuevo Testamento. Se discute si Eusebio divide sus libros en tres grupos de homologoumena (‘aceptados’), antilegomena y heréticos; o en cuatro, añadiendo los notha (‘espurios’; lit. ‘bastardos’). Estos antilegomena o «escritos en disputa» fueron ampliamente leídos en la Iglesia primitiva e incluyeron la Epístola a los Hebreos, la Epístola de Santiago, la Epístola de Judas, 2 Pedro, 2 y 3 Juan, el Apocalipsis de Juan, el Evangelio de los Hebreos, el Apocalipsis de Pedro (el único libro que nunca fue aceptado como canónico, pero que fue comentado por un Padre de la Iglesia), los Hechos de Pablo, el Pastor de Hermas, la Epístola de Bernabé y la Didajé.[2][3]
Eusebio de Cesarea
[editar]El primer gran historiador de la Iglesia, Eusebio,[4] quien escribió su Historia de la Iglesia circa 325, se aplica el término griego antilegomena a los escritos controvertidos de la Iglesia primitiva:
Los escritos discutidos [των αντιλεγομένων] que son, sin embargo, reconocidos por muchos, son la llamada Epístola de Santiago y la de Judas, también la segunda epístola de Pedro, y las que se llaman la segunda y tercera de Juan, tanto si son del evangelista o de otra persona con el mismo nombre. Entre los rechazados hay que contar además los Hechos de Pablo, y el llamado Pastor y el Apocalipsis de Pedro, y además de éstos existente la epístola de Bernabé, y las llamadas Enseñanzas de los Apóstoles; y además, como ya he dicho, el Apocalipsis de Juan, que parece adecuado para algunos, como he dicho, rechazar; pero que otros clasifican con los libros aceptados. Y entre éstos algunos han colocado además el Evangelio según los Hebreos, por el que gozan en gran manera los hebreos que han recibido a Cristo. No obstante, todos estos escritos son discutidos [των αντιλεγομένων].
La Epístola a los Hebreos también aparece en la lista anterior:[5]
Aunque no sería justo olvidar que algunos no han aceptado la Epístola a los Hebreos arguyendo que es disputado [αντιλέγεσθαι] por la iglesia de Roma, que niega que sea de Pablo.
El Codex Sinaiticus, un texto del siglo cuarto y posiblemente una de las Cincuenta Biblias de Constantino, incluye el Pastor de Hermas y la Epístola de Bernabé. La Peshitta original (traducción del Nuevo Testamento de c. siglo V) excluyó 2 y 3 Juan, 2 Pedro, Judas y Apocalipsis. Algunas ediciones modernas, como la Lee Peshitta de 1823, los incluyen.
La Reforma
[editar]Durante la Reforma, Lutero trajo a colación el tema de los antilegomena entre los Padres de la Iglesia y, aunque ninguno de los libros del Nuevo Testamento del Canon de Trento fue rechazado por el canon de Lutero, la terminología sigue en uso hoy en día.[6] Dado que cuestionó Hebreos, Santiago, Judas y Apocalipsis, estos libros a veces son denominados «Antilegomena de Lutero».[7]
F. C. Baur usa el término en su clasificación de las epístolas paulinas, clasificando Romanos, 1-2 Corintios y Gálatas como homologoumena; Efesios, Filipenses, Colosenses, 1-2 Tesalonicenses y Filemón como antilegomena; y las Epístolas pastorales como notha (escritos espurios).[8]
El uso actual luterano del término antilegomena describe los libros del Nuevo Testamento que han logrado un lugar dudoso en el Canon. Estos son las epístolas de Santiago y Judas, 2 Pedro, 2 y 3 Juan, el Apocalipsis de Juan y la Epístola a los Hebreos.[9]
Biblia hebrea
[editar]El término se aplica a veces también a ciertos libros de la Biblia hebrea.[10][11] Hay registros en la Mishná de controversias en algunos círculos judíos durante el siglo II con respecto a la canonicidad del Cantar de los Cantares, Eclesiastés y Ester. Algunos también expresaron dudas acerca de Proverbios durante este período. La Guemará señala que el libro de Ezequiel también había sido cuestionado sobre su autoridad hasta que las objeciones se resolvieron en el 66 d. C. También, en el siglo I a. C. los discípulos de Shamai impugnaron la canonicidad de Eclesiastés debido a su pesimismo, mientras que la escuela de Hilel la defendió vigorosamente. En un hipotético Concilio de Jamnia (c. 90 d. C.) Heinrich Graetz postuló que hubo más discusión.
Véase también
[editar]Referencias
[editar]- ↑ Liddell; Scott, A Greek–English Lexicon..
- ↑ Kalin , 2002.
- ↑ Davis, Glenn (2010), The Development of the Canon of the New Testament, p. 1.
- ↑ de Cæsarea, 325, 3.25.3-.5.
- ↑ de Cæsarea, 325, 3.3.5.
- ↑ «Canon», Lutheran Cyclopedia, LCMS, «6. Throughout the Middle Ages there was no doubt as to the divine character of any book of the NT. Luther again pointed to the distinction between homologoumena and antilegomena* (followed by M. Chemnitz* and M. Flacius*). The later dogmaticians let this distinction recede into the background. Instead of antilegomena they use the term deuterocanonical. Rationalists use the word canon in the sense of list. Lutherans in America followed Luther and held that the distinction between homologoumena and antilegomena must not be suppressed. But caution must be exercised not to exaggerate the distinction»..
- ↑ Luther's Antilegomena, Bible researcher.
- ↑ McDonald y Sanders, 2002, p. 458.
- ↑ «Antilegomena», Lutheran Cyclopedia, LCMS.
- ↑ John’s Revelation project, Knox Theological Seminary, archivado desde el original el 9 de diciembre de 2007, consultado el 3 de diciembre de 2015, «Solomon's allegory was relegated to the antilegomena because even the allegorical anthropomorphism of God espousing to Himself a people, once again reflecting the comedic imagination, was regarded as too bold and too bodily»..
- ↑ «Canon of the Old Testament», Catholic Encyclopedia, «All the books of the Hebrew Old Testament are cited in the New except those which have been aptly called the Antilegomena of the Old Testament, viz., Esther, Ecclesiastes, and Canticles»..
Bibliografía
[editar]- Varios autores (1910-1911). «Antilegomena». En Chisholm, Hugh, ed. Encyclopædia Britannica. A Dictionary of Arts, Sciences, Literature, and General information (en inglés) (11.ª edición). Encyclopædia Britannica, Inc.; actualmente en dominio público.
- El presente artículo incorpora texto de la edición de 1907 de The Nuttall Encyclopædia en dominio público.
- de Cæsarea, Eusebio (325), Church History, Christian classics ethereal library, 3.25.3-.5.
- Kalin, Everett R. (2002), «23: The New Testament Canon of Eusebius», en McDonald; Sanders, eds., The Canon Debate, pp. 386-404.
- McDonald; Sanders, eds. (2002), The Canon Debate.
Enlaces externos
[editar]- «Canon of the New Testament», Catholic Encyclopedia, «Even a few Catholic scholars of the Renaissance type, notably Erasmus and Cajetan, had thrown some doubts on the canonicity of the above-mentioned Antilegomena»..
- «Antilegomena», Encyclopædia Britannica, 1911..
- Baumler, Gary P, The Canon—What Is The Import of The Distinction Between The Canonical and Deuterocanonical (Antilegomena) Books? (presentation of Lutheran position), WLS essays, archivado desde el original el 7 de julio de 2010, consultado el 3 de diciembre de 2015..
- Pieper, Franz August Otto, «The Witness of History for Scripture (Homologoumena and Antilegomena)», Lutheran theology, Angel fire.
- Schaff, Philip, «The Revolution at Wittenberg. Carlstadt and the New Prophets», History of the Christian Church, The Christian Classics Ethereal Library, «Andreas Carlstadt weighed the historic evidence, discriminated between three orders of books as of first, second, and third dignity, putting the Hagiographa of the Old Testament and the seven Antilegomena of the New in the third order, and expressed doubts on the Mosaic authorship of the Pentateuch. He based his objections to the Antilegomena, not on dogmatic grounds, as Luther, but on the want of historical testimony; his opposition to the traditional Canon was itself traditional; he put ante-Nicene against post-Nicene tradition. This book on the Canon, however, was crude and premature, and passed out of sight»..