Siempre me han gustado los maniquíes. Tenía muchas ganas de tener uno. No uno de costura, porque no lo necesito para coser, sino uno decorativo.
Hay muchísimas páginas donde he visto maniquíes preciosos. Y después de ver muchos decidí hacer uno. Empezó siendo una estructura de malla de alambre, la rellené de papel de periódicos arrugados. Le puse una base que era el fondo de madera de una vieja silla de oficina (recogida en la calle). Mi chico me consiguió una base de metal con unas ruedas pequeñitas que apenas se veían a la que le adaptamos una varilla roscada que tapamos con un tubo metálico. El resto fue la parte más creativa: cubrir toda la estructura metálica con papel maché (tiras de papel de periódico y cola). Pintarlo y barnizarlo fue el acabado final.
Aunque no saqué fotos, la base pintada de blanco fue el remate al trabajo. Ahora luce muy bonito en mi dormitorio.
Espero que les haya gustado. Pronto mostraré otro que estoy terminando.