Mohilof, regalado por la princesa de Rohan al duque de Enghien se hizo famoso por su fidelidad. Habiendo seguido a su amo hasta los fosos de Vicennes, donde éste iba a ser ejecutado, permaneció durante horas lamentándose del suplicio
En el siglo XVI el príncipe holandés Guillermo el Taciturno tenía un carlino al que nunca abandonaba jamás. Una noche le salvó la vida al avisarle de la proximidad de un destacamento enemigo que intentaba asesinarle mientras dormía.