Una reina inmobiliaria y el secreto que no pudo mantener oculto
Alice Mason era la agente inmobiliaria de la élite de Nueva York y una experta en el arte de la anfitrionía. Una fiesta alteraría su legado y tensaría la relación con su hija.
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Alice Mason organizaba una de sus cenas de gala. Llevaba años organizando eventos que las páginas sociales de Nueva York adulaban, pero no esperaba que éste trastocara un secreto que había guardado durante gran parte de su vida.
Agente inmobiliaria de la élite de Manhattan, Alice acostumbraba celebrar seis cenas al año, casi siempre con 56 asistentes: mitad mujeres, mitad hombres, no demasiadas parejas. Sus invitados, como dijo un miembro de la alta sociedad, eran “la lista A de la lista A”: Barbara Walters, Bill Clinton, Gloria Vanderbilt, Alan Greenspan, Norman Mailer, Estée Lauder, Mary Tyler Moore, Jimmy Carter.
“La clave de mis fiestas son las mesas pequeñas”, dijo Alice en una ocasión a The New York Times. “Así la gente no tiene que hablar solo con los de su derecha o izquierda. Pueden hablar con toda la mesa”.
Esta fiesta, hacia 1990, era para su única hija, Dominique Richard, quien acababa de comprometerse. Más de 30 años después, Dominique no recuerda mucho de la fiesta, solo que fue “glamorosa y fabulosa”, como siempre. Lo que ahora destaca es lo que significó para la relación con su madre. El acompañante de una invitada provocaría una ruptura permanente entre ellas.
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