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por
mr_unicus
Noviembre 29, 2011
del Sitio Web
UnicusMagazine
traducci�n de
Adela Kaufmann
Versi�n
original
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Por favor, reenv�e esta informaci�n importante para su familia y
amigos. |
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Es hora de exponer los controladores encubiertos de la humanidad.
Les aseguro que esto no es especulaci�n, enga�o, o el producto de la
imaginaci�n de la gente. Estas criaturas parasitarias son reales y
debemos lidiar con ellos de inmediato para que la humanidad pueda
evolucionar a un nivel superior de existencia.
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Comunicado de prensa de Robert M. Stanley
Actualizado 05 de noviembre de 2011
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Conciudadanos de la Tierra,
Es hora de a exponer los controladores encubiertos de la humanidad.
Les aseguro que esto no es especulaci�n, enga�o, o el producto de la
imaginaci�n de las personas. Estas criaturas parasitarias son reales
y debemos lidiar con ellas de inmediato para que la humanidad pueda
evolucionar a un nivel superior de existencia.
A pesar de que estos par�sitos no son humanos, se alimentan de la
energ�a negativa/emociones de los seres humanos. No est� claro
cuando vinieron estas criaturas c�smicas, parecidas a amebas a la
tierra por primera vez, pero sabemos que fueron descubiertas por los
chamanes en estados alterados de conciencia hace mucho tiempo y
recientemente han sido fotografiadas.
La raz�n por la cual no todos las ven en base diaria es porque la
firma energ�tica de estas criaturas est� m�s all� de nuestros
l�mites normales y estrechos de visi�n dentro del espectro
electromagn�tico. �
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Lo que los cient�ficos llaman "luz visible".
Aqu� hay una serie de fotograf�as aut�nticas, infrarrojas y otras
im�genes de estas criaturas: �
NASA foto
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Foto de la NASA del mismo objeto ampliado y mejorado.
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No se trata de naves espaciales: son seres vivos que los pioneros
modernos en este campo de la investigaci�n (durante los a�os 1950)
denominan "peces del cielo."
Coincidentemente, en 1968, un episodio de Star Trek (creado por el
presunto mas�n de grado 33, Gene Mason Roddenberry) ofreci� una
enorme versi�n de exactamente el mismo tipo de criatura semejante a
una ameba, hambrienta de energ�a, descrita en este comunicado de
prensa. �
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�
El Sr. Spock est� sorprendido, no s�lo por el tama�o de esta
criatura y la cantidad de energ�a que consume de su entorno,
incluyendo la nave espacial Enterprise y su tripulaci�n, pero adem�s,
est� a punto de dar a luz.
Como se dijo antes, se trata de criaturas biol�gicas.
Pienso en ellas como condensadores org�nicos que est�n en constante
absorci�n de energ�a. �
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La imagen que se utiliza aqu� en Star Trek es una ameba microsc�pica
que ha sido mejorada en el color.
Pero observe la incre�ble similitud geom�trica a una foto de un "pez
del cielo" y el agujero como-boca de alimentaci�n.
De
hecho, un gran pescado gordo azul, que pod�a volar fue la
descripci�n utilizada por
Carlos Caste�ada, cuando se le ense�� por
vez primera c�mo ver a estas criaturas ocultas (v�ase el extracto
abajo) y se le inform� que son capaces de influir en la mente de los
seres humanos.
Pero hay m�s de lo que vemos, en esta incre�ble historia .
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Los antiguos textos gn�sticos de
Egipto, llamados
Textos de Nag Hammadi,
describen dos tipos de seres demon�acos alien�genas que invadieron
la tierra hace mucho tiempo, que ellos llaman
los Arcontes.
El primer tipo de Arconte parece un reptil.
El otro tipo se parece a un embri�n humano... que tiene la misma
forma y apariencia de las fotos de los "peces del cielo".
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Adem�s, en la conclusi�n de mi nuevo libro "Encuentros Encubiertos
en Washington, D.C.", reporto en gran detalle c�mo criaturas
demon�acas, alien�genas est�n manipulando secretamente las mentes de
los pol�ticos y otras personas poderosas en Washington.
Desafortunadamente, ahora veo que la posesi�n de la mente de las
personas no est� limitada a individuos selectos en posiciones de
poder en este planeta.
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Si las revelaciones en el extracto de la
conversaci�n a continuaci�n es preciso, todo el mundo est� siendo
potencialmente mentalmente manipulado por esas criaturas.
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Extracto de "El lado activo del infinito"
de Carlos Casta�eda
pg 217
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Don Juan dijo,
"Este es el momento adecuado del d�a para hacer lo que estoy
pidiendo que hagas. Toma un momento para llamar la atenci�n
necesaria para hacerlo. No te detengas hasta atrapar esa sombra
negra fugaz."
Yo vi una extra�a sombra negra pasando, proyectada en el follaje de
los �rboles. O bien era una sombra que iba y ven�a, o eran varias
sombras fugaces movi�ndose de lado a lado o hacia arriba en el aire. �
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Me parec�an un pez gordo negro, un enorme pez. Era como si
un gigantesco pez espada estuviera volando en el aire. Yo estaba
absorto en la vista. Entonces, finalmente, me asust�.
Se hizo oscuro para ver el follaje, sin embargo, todav�a se pod�an
ver las fugaces sombras negras.
"�Qu� es, don Juan?" le pregunt�.
"[Hace mucho tiempo, el brujo nativo/chamanes de M�xico]
descubrieron que tenemos un compa�ero de por vida", dijo, tan
claramente como pudo.
"Tenemos un predador que vino desde las profundidades del cosmos, y
se hizo cargo de gobernar nuestra vida. Los seres humanos son sus
prisioneros El depredador es nuestro amo y se�or que nos ha vuelto
d�ciles,... Indefensos Si queremos protestar, suprime nuestras
protestas. Si queremos actuar independientemente, exige que no lo
hagamos."
Estaba muy oscuro a nuestro alrededor, y esto parec�a reducir
cualquier expresi�n de mi parte. Si hubiera sido de d�a, me habr�a
re�do.
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En la oscuridad, me sent�a bastante inhibido.
"Est� completamente negro a nuestro alrededor", dijo don Juan, "pero
si miras por el rabillo del ojo, seguir�s viendo sombras fugaces
saltando a su alrededor."
Estaba en lo cierto. Todav�a las pod�a ver.
Su movimiento me mareaba. Don Juan encendi� la luz, y todo pareci�
disiparse.
Don Juan dijo,
"Usted ha llegado, por su solo esfuerzo, a lo que los chamanes del
Antiguo M�xico llamaban el tema de los temas. He estado batiendo el
arbusto todo este tiempo, insinuando a que algo nos est� manteniendo
prisioneros. �De hecho estamos prisioneros! Este era un hecho
energ�tico para los chamanes del antiguo M�xico."
"�Por qu� este depredador ha asumido el control de nosotros de la
manera que usted lo describe, don Juan?" Le pregunt�. "Tiene que
haber una explicaci�n l�gica."
"Hay una explicaci�n", respondi� don Juan", que es la explicaci�n
m�s simple del mundo. Tomaron el control porque somos alimento para
ellos, y ellos nos exprimen sin compasi�n porque somos su sustento.
Del mismo modo que amontonamos a los pollos en los gallineros, los
depredadores nos cr�an en corrales humanos, corrales para humanos.
Por lo tanto, su alimento est� siempre disponible para ellos."
Sent� que mi cabeza se sacud�a violentamente de lado a lado.
No pod�a expresar mi profundo sentimiento de malestar y descontento,
pero mi cuerpo se mov�a a traerlo a la superficie. Me sacud�
involuntariamente de pies a cabeza.
Me escuch� a m� mismo diciendo:
"No, no, no, no. Esto es absurdo, don Juan. Lo que est�s diciendo es
algo monstruoso. Simplemente no puede ser cierto, ni para los brujos,
ni para los hombres comunes y corrientes, o para nadie."
"�Por qu� no? Pregunt� calmadamente don Juan� �Porqu� no? �Porque le
enfurece?"
"S�, me enfurece", repliqu�. "Esas afirmaciones son monstruosas!"
"Bueno", dijo, "usted no ha escuchado todav�a todas las demandas.
Espera un poco m�s y vea c�mo se siente."
"Yo voy a estar sujeto a un bombardeo, es decir, voy a someter su
mente a tremendos ataques, y no odr� levantarse e irse, porque le
tienen prisionero, sino porque algo en usted le impedir� salir,
mientras que otra parte de usted se va a volver verdaderamente loco.
�As� es que prep�rese!"
Hab�a algo en m� que me sent� como que era "masoquista".
Estaba en lo cierto. No hubiera dejado la casa por nada del mundo, y
sin embargo no me gustaban nada las sandeces que estaba soltando.
Don Juan dijo,
"Quiero apelar a tu mente anal�tica Piense por un momento, y d�game
c�mo explicar�a la contradicci�n entre la inteligencia del hombre,
el ingeniero y la estupidez de sus sistemas de creencias;. O la
estupidez de su comportamiento contradictorio.
Los hechiceros creen que los predadores nos han dado nuestros
sistemas de creencias, nuestras ideas del bien y del mal, nuestras
costumbres sociales. Los depredadores son los que establecieron
nuestras esperanzas y expectativas, y los sue�os de �xito o fracaso.
Nos han dado la codicia, la avaricia y la cobard�a. Es el predador
el que nos hace complacientes, rutinarios y eg�latras."
"Pero, �c�mo pueden hacer esto, don Juan?" Le pregunt�, de alguna
manera a�n m�s enojado por lo que estaba diciendo. "�Es que ellos
susurran en nuestros o�dos mientras dormimos?"
"No, no lo hacen de esa manera. �Eso es una idiotez!" Don Juan dijo,
sonriendo. "Son infinitamente m�s eficientes y organizados que eso."
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Con el fin de mantenernos obedientes, d�ciles y d�biles, los
depredadores se comprometieron en una estupenda-estupenda maniobra,
por supuesto, desde el punto de vista de un estratega de lucha, una
horrenda maniobra desde el punto de vista de quienes la padecen. �Ellos
nos dieron su mente! �Me oye?
Los predadores nos dieron su mente que se convierte en nuestra mente.
La mente del predador es barroca, contradictoria, malhumorada y
llena de temor a ser descubierta en cualquier momento.
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"Yo s� que a pesar de que usted nunca ha sufrido hambre", continu�,
"usted tiene ansiedad de alimentos que no es otra cosa que la
ansiedad del depredador que teme que en cualquier momento su
maniobra va a ser descubierta, y su comida va a ser negada.
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A trav�s
de la mente, que despu�s de todo es su mente, los depredadores
inyectan en las vidas de los seres humanos lo que es conveniente
para ellos. Los depredadores garantizan de esta manera un grado de
seguridad para actuar como un amortiguador contra el miedo."
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"No es que no pueda aceptar todo esto a su valor nominal, don Juan",
le dije. "Podr�a, pero hay algo tan odioso al respecto que realmente
me repele. Me obliga a tomar una posici�n contradictoria. Si bien
es cierto que nos comen, �c�mo lo hacen? "
Don Juan ten�a una amplia sonrisa en su rostro.
Estaba tan contento como un ponche. Explic� que los brujos ven a los
infantiles seres humanos como extra�as bolas luminosas de energ�a,
cubiertos de arriba a abajo con una capa de algo que brilla como una
cubierta de pl�stico que se ajusta con firmeza sobre su capullo de
energ�a.
Dijo que esa capa brillante de conciencia era lo que los
depredadores consum�an, y que cuando un ser humano alcanza la edad
adulta, todo lo que quedaba de esa capa brillante de conciencia era
una estrecha franja que iba desde el suelo hasta la parte superior
de los dedos del pie. Esta franja permit�a a la humanidad continuar
viviendo, pero s�lo apenas.
Como si estuviera en un sue�o, o� a don Juan explicar que, seg�n su
conocimiento, el hombre era la �nica especie que ten�a la capa
brillante de conciencia fuera del capullo luminoso. Por lo tanto, se convirti� en presa f�cil para la conciencia de un
diferente orden. Tal como la pesada conciencia del depredador.
�l entonces hizo la declaraci�n m�s da�ina que hab�a hecho hasta
ahora. Dijo que esta estrecha franja de conciencia era el epicentro
de la auto-reflexi�n, donde el hombre estaba irremediablemente
atrapado.
Al jugar en nuestra auto-reflexi�n, que es el �nico punto de
conciencia que nos queda, los depredadores crean llamaradas de
conciencia que proceden a consumir en una despiadada forma
depredadora.
Ellos nos dan problemas est�pidos que obligan a brotar esas
llamaradas de conciencia en aumento, y de esta manera nos mantienen
vivos, con el fin de ser alimentados con la llamarada energ�tica de
nuestras seudo-preocupaciones. Debe haber habido algo en lo que don
Juan dec�a que era tan devastador para m� que en ese momento en
realidad me enferm� del est�mago.
Despu�s de un momento de silencio, el tiempo suficiente para
recuperarme, le pregunt� a don Juan,
"�Pero por qu� es que los chamanes del antiguo M�xico y todos los
brujos de hoy, a pesar de que ven a los depredadores, no hacen nada
al respecto?"
"No hay nada que usted y yo podamos hacer al respecto", dijo don
Juan sobre una tumba, con voz triste. "Todo lo que podemos hacer es
disciplinarnos hasta el punto en que no nos toque a nosotros.
"�C�mo puede uno pedirle a sus semejantes pasar por esos rigores de
disciplina? Se reir�n y se burlar�n de usted, y los m�s agresivos le
ganar�n la moral... y no tanto porque no lo crean. En las
profundidades de cada ser humano, existe un conocimiento ancestral,
visceral acerca de la existencia de los depredadores ".
Mi mente anal�tica iba y ven�a como un yo-yo.
Se me fue y volvi�, y me dej� y regres� de nuevo. Lo que don Juan
estaba proponiendo era absurdo, incre�ble. Al mismo tiempo, era la
cosa m�s razonable, simple. Explic� todo tipo de contradicci�n
humana en la que pude pensar.
Pero, �c�mo podr�a uno haber tomado todo esto en serio?
Don Juan me empujaba en el camino de una avalancha que me llevar�a
para siempre. Sent� otra oleada de una sensaci�n de amenaza. La
oleada no proven�a de m�, sin embargo, estaba adherida a m�. Don
Juan me estaba haciendo algo, misteriosamente positivo y
terriblemente negativo al mismo tiempo. Lo sent� como un intento de
cortar una pel�cula delgada que parec�a estar pegada a m�.
Sus ojos estaban fijos en los m�os, en una mirada sin pesta�eo.
Movi� los ojos, y comenz� a hablar sin mirarme.
"Cada vez que te plaga una duda a un punto peligroso", dijo, "haz
algo pragm�tico al respecto. Apaga la luz. Penetra la oscuridad,..
averig�e lo que usted puede ver."
Se levant� para apagar las luces.
Lo detuve.
"No, no, don Juan," me dijo, "no apague las luces. Estoy bien."
Lo que sent� entonces fue algo muy inusual para m�, miedo a la
oscuridad. El mero pensamiento me hizo jadear.
Definitivamente sab�a algo visceralmente, pero no me atrever�a a
tocarlo, o traerlo a la superficie, no en un mill�n de a�os!
"T� viste las sombras fugaces contra los �rboles", dijo don Juan,
sentado de espaldas contra la silla.
"Eso es bastante bueno. Me gustar�a que los vieras dentro de esta
habitaci�n. No est�s viendo nada. No est�s m�s que simplemente
capturando im�genes fugaces. Usted tiene la energ�a suficiente para
eso."
Yo tem�a que don Juan se levantara de todos modos y apagara las
luces, lo cual hizo. Dos segundos m�s tarde, estaba gritando. No
s�lo ech� un vistazo a las fugaces im�genes, las o� zumbar por mis
o�dos.
Don Juan se dobl� de risa cuando encendi� las luces.
"�Qu� hombre m�s temperamental!" dijo. "Un incr�dulo total, por un
lado;. Y un pragm�tico total en el otro. Usted debe arreglar esta
lucha interna, de lo contrario va a hincharse como un sapo grande y
estallar�."
Don Juan sigui� empujando su p�a m�s y m�s en m�.
"Los chamanes del antiguo M�xico ", dijo, "vieron al depredador. Lo
llamaron el volador, ya que salta por los aires. No es un
espect�culo agradable. Es una gran sombra, impenetrablemente oscura,
una sombra negra que salta a trav�s del aire. Luego, aterriza en el
suelo."
"Los chamanes del antiguo M�xico estaban bastante inc�modos con la
idea de cuando hicieron su aparici�n en la Tierra. Razonaron que el
hombre debe haber sido un ser completo en un momento dado, con
estupendas ideas y haza�as conscientes que son leyendas mitol�gicas
en la actualidad. Y entonces todo pareci� desaparecer, y ahora
tenemos a un hombre sedado".
Quise enojarme y llamarle un paranoico, pero de alguna manera, la
justicia que por lo general estaba s�lo por debajo de la superficie
de mi ser no estaba all�.
Algo en m� estaba m�s all� del punto de preguntarme a m� mismo mi
pregunta favorita: �Qu� pasar�a si todo lo que �l dice es verdad?
En el momento en que estaba habl�ndome esa noche, en el fondo de mi
coraz�n, sent� que todo lo que estaba diciendo era verdad, pero al
mismo tiempo y con igual fuerza, sent� que todo lo que �l dec�a era
absurdo en s�.
"�Qu� est� diciendo, don Juan?" Le pregunt� d�bilmente. Mi garganta
estaba constre�ida. Yo casi no pod�a respirar.
"Lo que estoy diciendo es que lo que tenemos contra nosotros no es
un simple depredador. Es muy inteligente y organizado. Sigue un
sistema met�dico para volvernos in�tiles. El hombre, el ser m�gico
que est� destinado a ser, ya no es m�gico. Es una pieza de carne
promedio.
No hay m�s sue�os para el hombre, sino los sue�os de un animal que
est� siendo criado para convertirse en un pedazo de carne: trillado,
convencional, imb�cil ".
Las palabras de don Juan fueron provocando una extra�a reacci�n
corporal en m�, comparable a la sensaci�n de n�usea.
Era como si yo fuera a enfermar del est�mago de nuevo. Sin embargo,
las n�useas ven�an desde el fondo de mi ser, desde la m�dula de mis
huesos. Yo convulsion� involuntariamente. Don Juan me sacudi� por
los hombros con fuerza. Sent� mi cuello bambole�ndose hacia atr�s y
hacia adelante bajo el impacto de su control. La maniobra me calm�
de inmediato.
Me sent� m�s en control.
"Este depredador", dijo don Juan "que, por supuesto, es un ser
inorg�nico, no es del todo invisible para nosotros como otros seres
inorg�nicos. Creo que cuando somos ni�os lo vemos, pero decidimos
que es tan horrible que no queremos pensar en �l. Los ni�os, por
supuesto, podr�an insistir en enfocarlo en la vista, pero todo el
mundo que les rodea les disuade de hacerlo.
La �nica alternativa que le queda a la humanidad es la disciplina.
La disciplina es el �nico medio. Pero por disciplina no me refiero a
arduas rutinas. No me refiero a despertar cada ma�ana a las cinco y
media y tirar agua fr�a sobre uno mismo hasta ponerse azul. Los
hechiceros entienden por disciplina la capacidad de enfrentar con
serenidad aquello que no est� incluido en nuestras expectativas.
Para los brujos, la disciplina es un arte, el arte de hacer frente a
lo infinito sin vacilar, no porque sean fuertes y duros, sino porque
est�n llenos de asombro."
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"�De qu� manera la disciplina de los brujos es un obst�culo para los
voladores?" le pregunt�.
Don Juan examin� mi cara como si fuera a descubrir alguna se�al de
mi incredulidad.
�l dijo:
"Los brujos dicen que la disciplina hace la capa brillante de la
conciencia desagradable para el volador.
El resultado es que los depredadores se confunden. Una capa
brillante de conciencia no comestible no es parte de su cognici�n,
supongo. Despu�s de estar desconcertados, no tienen m�s remedio que
abstenerse de continuar con su nefasta tarea. Si los depredadores no
comen nuestra capa brillante de conciencia durante un tiempo, �sta
seguir� creciendo.
"Simplificando este asunto hasta el extremo, puedo decir que los
brujos, por medio de su disciplina, empujan lejos a los depredadores
el tiempo suficiente para permitir que su capa brillante de
conciencia crezca m�s all� del nivel de los dedos del pie. Una vez
que se va m�s arriba del nivel de los dedos del pie, vuelve a crecer
a su tama�o natural.
Los chamanes del Antiguo M�xico sol�an decir que la capa brillante
de conciencia es como un �rbol. Si no es podada, crece a su tama�o y
volumen natural. Mientras el conocimiento llega a niveles superiores
a los dedos de los pies, tremendas maniobras de percepci�n se
vuelven una cuesti�n de tiempo.
"El gran truco de los brujos de la antig�edad era cargar la mente de
los voladores con disciplina. Los brujos descubrieron que si se
gravaban la mente de los voladores con silencio interior, la
instalaci�n extranjera huir�a, y le dar�a a cualquier practicante
involucrado en esta maniobra la total certeza del origen extranjero
de la mente.
El [control mental ajeno de estas criaturas] vuelve, se lo aseguro,
pero no tan fuerte, y comienza un proceso en el que la huida de la
mente del volador se vuelve rutina hasta que un d�a huye de forma
permanente.
�
"Ese es el d�a en que usted deber� confiar en sus propios
dispositivos que son casi cero. �Un d�a triste, en verdad! No hay
nadie que le diga qu� hacer. No hay mente de origen extranjero que
le dicte las imbecilidades a las que usted est� acostumbrado.
�
Mi
maestro, el nagual Juli�n, sol�a advertir a todos sus disc�pulos que
�ste era el d�a m�s duro en la vida de un brujo para la verdadera
mente verdadera que nos pertenece. La suma total de nuestra
experiencia despu�s de una vida de dominaci�n se ha vuelto t�mida,
insegura y cambiante.
Personalmente, yo dir�a que la verdadera batalla de los magos
comienza en ese momento. El resto no es m�s que meramente una
preparaci�n."
Me agit� genuinamente.
Yo quer�a saber m�s, y sin embargo, una extra�a sensaci�n en m�
clamaba para que me detuviera. Alud�a a los oscuros resultados
oscuro y al castigo, algo as� como la ira de Dios descendiendo sobre
m� por tratar de forzar con algo velado por el mismo Dios.
Hice un esfuerzo supremo para permitir que mi curiosidad ganara.
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Me
o� decir,
"�Qu�-qu�-qu� quiere decir, por gravar la mente del volador?"
"La disciplina grava la mente los extranjeros sin fin", respondi�. "As�
que, a trav�s de su disciplina, los hechiceros vencen la instalaci�n
extranjera."
Me sent� abrumado por sus afirmaciones.
Yo cre�a que don Juan, o estaba certificadamente loco o me estaba
diciendo algo tan impresionante que todo se congel� en m�. Me di
cuenta, sin embargo la rapidez con la que se recuper� mi energ�a
para negar todo lo que �l hab�a dicho.
Despu�s de un instante de p�nico, empec� a re�r, como si don Juan me
hubiese contado algo divertido.
�
Incluso me escuch� a m� mismo
diciendo:
"Don Juan, don Juan, �es usted incorregible!"
Don Juan pareci� entender todo lo que estaba experimentando. �l neg�
con la cabeza de lado a lado, y levant� los ojos al cielo en un
gesto de fingida desesperaci�n.
�l dijo:
"Soy tan incorregible, que le voy a dar a la mente del volador que
lleva dentro de usted una sacudida m�s. Voy a revelarle a usted uno
de los secretos m�s extraordinarios de la brujer�a. Le voy a
describir a usted un hallazgo que le tom� miles de a�os a los
hechiceros verificar y consolidar."
Me mir�, sonri� maliciosamente y dijo:
"La mente de "los voladores" huye para siempre cuando un brujo logra
aferrarse a la fuerza vibratoria que nos mantiene unidos como un
conglomerado de campos de energ�a. Si un brujo sostiene esa presi�n
lo suficiente, la mente de los voladores huye derrotada.
Y eso es exactamente lo que vamos a hacer, aferrarnos a la energ�a
que los une".
Tuve la reacci�n m�s inexplicable que podr�a haber imaginado. Algo
en m� realmente se sacudi�, como si hubiera recibido una descarga.
Entr� en un estado de miedo injustificado, que de inmediato asoci�
con mi formaci�n religiosa.
Don Juan me mir� de pies a cabeza.
"Est� usted temiendo la ira de Dios, �no?" dijo. "Tenga la seguridad,
que ese no es su miedo. Es el miedo del volador, porque sabe que va
a hacer exactamente lo que le estoy diciendo."
Sus palabras no me tranquilizaron en absoluto. Me sent� peor.
En realidad estaba convulsionando involuntariamente, y no ten�a
medios para detenerlo.
"No se preocupe", dijo don Juan tranquilamente. "S�, de hecho que
los ataques desaparecen muy r�pidamente. La mente del volante no
tiene ninguna concentraci�n en absoluto".
Despu�s de un momento, todo se detuvo, como don Juan hab�a predicho.
Volver a decir que yo estaba desconcertado es un eufemismo. Esta fue
la primera vez en toda mi vida, con don Juan o en solitario, que no
sab�a si iba o ven�a. Yo quer�a salir de la silla y caminar, pero
ten�a un miedo mortal. Estaba lleno de aserciones racionales, y al
mismo tiempo lleno de un miedo infantil.
Comenc� a respirar profundamente, cuando un sudor fr�o me cubri�
todo el cuerpo. De alguna manera, yo hab�a desatado en m� una visi�n
espantosa: fugaces sombras negras saltando a mi alrededor
dondequiera que mirara.
Cerr� los ojos y apoy� la cabeza sobre el brazo del mullido sill�n.
"No s� qu� camino tomar, don Juan", le dije.
"Esta noche, usted realmente ha conseguido perderme", dijo don Juan:
"Usted est� siendo desgarrado por una lucha interna. Muy en el fondo
de usted, sabe que es incapaz de rechazar el acuerdo de que una
parte indispensable suya, su brillante capa de conciencia, va a
servir como una incomprensible fuente de alimento para entidades
naturalmente entidades incomprensibles.
"Y otra parte de usted se opondr� a esta situaci�n con todas sus
fuerzas. La revoluci�n de los brujos es que se niegan a respetar los
acuerdos en los que no participaron. Nadie me pregunt� si consent�a
en ser comido por los seres de un tipo diferente de conciencia.
Mis padres me trajeron a este mundo s�lo para ser comida, como ellos
mismos, y ese es el final de la historia. "
Don Juan se levant� de su silla y estir� los brazos y las piernas.
"Hemos estado aqu� durante horas. Es hora de entrar en la casa. Me
voy a comer. �Quiere comer conmigo?"
Lo rechac�.
Mi est�mago estaba alborotado.
"Creo que es mejor que se vaya a dormir", dijo. "El bombardeo lo ha
devastado."
No necesit� m�s persuasi�n. Me desplom� en la cama y me dorm� como
un tronco.
[Cuando llegu�] a casa, con el paso del tiempo, la idea de los
voladores se convirti� en una de las principales fijaciones de mi
vida. Llegu� al punto en que sent� que don Juan ten�a toda la raz�n
acerca de ellos. Sin importar cu�nto lo intentara, no pod�a
descartar su l�gica.
Cuanto m�s pensaba en ello, y cuanto m�s me hablaba y me observaba a
m� y a mis hermanos, los hombres, m�s intensa era la convicci�n de
que algo nos estaba volviendo incapaces de cualquier actividad o
interacci�n alguna o cualquier pensamiento que no tuviera el yo como
su punto focal.
Lo que me preocupa, as� como preocupa a todos los que conoc�a o
hablaba, era el yo. Como no pod�a encontrar ninguna explicaci�n para
la homogeneidad universal, yo cre�a que la l�nea de pensamiento de
don Juan era la forma m�s adecuada de aclarar el fen�meno.
Fui tan profundamente como pude en lecturas de mitos y leyendas. Al
leer, experiment� algo que nunca antes hab�a sentido: Cada uno de
los libros que le� era una interpretaci�n de mitos y leyendas. En
cada uno de esos libros era palpable una mente homog�nea.
Los estilos difieren, pero la unidad detr�s de las palabras era
homog�neamente las mismas: A pesar de que el tema era algo tan
abstracto como los mitos y las leyendas, los autores siempre se las
arreglaban para insertar declaraciones sobre s� mismos.
El impulso homog�neo detr�s de cada uno de esos libros no era el
tema afirmado del libro. En cambio, era auto-servicio. Nunca hab�a
sentido esto antes. Yo atribu�a mi reacci�n a la influencia de don
Juan. La pregunta inevitable que me planteaba a m� mismo era: �Es
que �l me ha influido a ver esto, o hay realmente una mente
extranjera dictando todo lo que vamos a hacer?
Nuevamente ca� forzosamente, en la negaci�n, y fui de la negaci�n a
la aceptaci�n y nuevamente a la negaci�n. Algo dentro de m� sab�a
que lo que fuera don Juan estaba impulsando era un hecho energ�tico,
pero algo igualmente importante en m� sab�a que todo eso eran
tonter�as.
El resultado final de mi lucha interna era un mal presentimiento, la
sensaci�n de alg�n peligro inminente viniendo a m�. Hice extensivas
indagaciones antropol�gicas en el tema de los voladores en otras
culturas, pero no pude encontrar ninguna referencia a ellos en
ning�n lugar. Don Juan parec�a ser la �nica fuente de informaci�n
acerca de este asunto.
La siguiente vez que lo vi, inmediatamente salt� a hablar de los
voladores.
Le dije:
"He hecho mi mejor esfuerzo para ser racional sobre este tema, pero
no puedo. Hay momentos en que estoy totalmente de acuerdo con usted
acerca de los depredadores".
"Enfoque su atenci�n en las sombras fugaces que realmente ve", dijo
don Juan con una sonrisa.
Le dije a don Juan que esas sombras
fugaces iban a ser el final de mi vida racional.
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Yo las ve�a por
todas partes. Desde que sal� de su casa, fui incapaz de dormir en la
oscuridad. Dormir con las luces encendidas no me molestaba en
absoluto. El momento en que apagaba las luces, sin embargo, todo a
mi alrededor empezaba a saltar. Nunca vi las figuras o formas
completas.
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Todo lo que vi fueron fugaces sombras negras.
"La mente del volador no lo ha dejado", dijo don Juan. "Ha sido
gravemente herida. Est� intentando todo lo posible para arreglar su
relaci�n con usted. Sin embargo, algo en usted ha sido separado para
siempre. El volador sabe esto. El verdadero peligro es que la mente
del volador podr�a ganar haciendo que usted se canse y lo obligue
desistir, jugando con la contradicci�n entre lo que ella dice y lo
que yo digo.
"Usted ve, la mente del volador no tiene competidores. Cuando se
propone algo, est� de acuerdo con su propia propuesta, y le hace
creer que ha hecho algo de valor. La mente de los voladores le dir�
que lo que Juan Matus le est� diciendo es pura tonter�a, y luego la
misma mente estar� de acuerdo con su propia propuesta, 'S�, por
supuesto, no tiene sentido', va usted a decir. Esa es la forma en
que nos vencen.
"Los voladores son una parte esencial del universo, y ellos deben
ser tomados como lo que realmente son incre�bles, monstruosos
Ellos son el medio por el cual el universo nos pone a prueba Somos
sondas energ�ticas creadas por el universo", continu�, como si
estuviera ajeno a mi presencia, "y es porque somos poseedores de
energ�a que tiene conciencia de que somos el medio por el cual el
universo se vuelve consciente de s� mismo."
"Los voladores son los implacables desafiantes. No pueden ser
tomados como ninguna otra cosa. Si tenemos �xito haciendo esto, el
universo nos permite continuar. "
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Extracto de "El Malibu M�stico"
Una Novela Hist�rica
por Robert M. Stanley
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En 1985, como de costumbre, el verano termin� oficialmente el 21 de
septiembre, el equinoccio de oto�o, que era un d�a perfecto de
postal en Malibu.
Bert segu�a trabajando a pesar de que estaba muy tranquilo en la
playa. Todos los ni�os ten�an que estar de vuelta en la escuela, y
el trabajo de temporada de Bert estaba llegando casi a su fin. De
alguna manera, en las �ltimas semanas de trabajo se sent�a m�s como
en unas vacaciones pagadas.
Mientras se encontraba estacionado en la v�a p�blica, Bert podr�a
ver la playa privada entera. �l ten�a una vieja y degradada mesa
roja circular, y una silla plegable. Su tabla de surf estaba apoyada
contra una pared de ladrillos que defin�a la v�a p�blica, y su ATV
se encontraba estacionado cerca.
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Como de costumbre, uno de los
perros del lugar, un h�medo y color arena
golden retriever, estaba
echado con impaciencia esperando que alguien lanzara una pelota de
tenis en el agua.
Mandy, la novia de Bert, y su amiga Eva, hab�an faltado a la escuela
y hab�an llegado a la playa por un visita.
Debido a que no estaba ocupado, Bert invit� a las ni�as a ir a
nadar. Mientras salpicaban, gritaban, y se re�an en el surf, Bert
mont� unas cuantas olas. Posteriormente, Bert tom� su tabla de surf
a un �rea de almacenamiento en una casa de playa cercana.
R�pidamente guard� la tabla, se acerc� al otro lado de la casa y
tom� una ducha caliente, al aire libre, que era un verdadero lujo.
Mientras caminaba desde la parte de atr�s la casa a la playa,
observ� a un joven, que aparentaba unos ocho o nueve a�os de edad,
cavando en la arena.
"�Te est�s divirtiendo?" pregunt� Bert.
"S�", respondi� el muchacho sin sonre�r o mirar hacia arriba.
Para Bert, parec�a extra�o que el muchacho no estuviera contento de
estar fuera de la escuela y jugando en la playa en un d�a tan
hermoso.
Curioso, Bert entonces not� una cicatriz grande y profunda en la
frente del ni�o y se pregunt� c�mo la hab�a conseguido, pero decidi�
no preguntar. Tal vez el chico estaba en casa porque se sent�a
enfermo. Bert consider� que un golpe en la cabeza lo suficiente
fuerte como para crear ese tipo de cicatriz tambi�n pod�a causar
severos dolores de cabeza.
D�ndose cuenta de que no hab�a nada que pudiera hacer por el ni�o,
Bert se encogi� de hombros y se fue corriendo de vuelta a su silla
de playa, frot�ndose r�pidamente un poco de loci�n bronceadora, y se
acomodaron. Despu�s de unos minutos, la intensa luz del sol hab�a
calentado su cuerpo a un color cobre hasta los huesos, y empez� a
sentirse muy relajado y contento de estar vivo.
Fue un momento raro que hubiera deseado que durase para siempre.
Repentinamente, el impactante sonido de un pedazo muy grande de la
placa de vidrio rompi� ondulante a trav�s del calmo aire de la
ma�ana, haciendo que Bert a su vez reflexivamente volteara su cabeza
hacia el evento, mientras saltaba de su silla. Estaba sorprendido de
que, por alguna raz�n, el tiempo parec�a ir m�s despacio y su visi�n
se dirigi� en telescopio hacia el sonido.
El desgarrador sonido hab�a llegado a la casa donde minutos antes
hab�a tomado una ducha. En un momento surrealista, Bert vio a un
ni�o detr�s del vidrio. Su cabeza rebot� violentamente hacia atr�s
despu�s de chocar contra y la puerta grande, destrozando el vidrio
de la corredera de cristal situado en el segundo piso de la casa de
la playa.
Fue entonces cuando Bert se dio cuenta de que era el chico que hab�a
conocido hace unos minutos.
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Bert vio con horror como el ni�o
instintivamente agarr� con sus dos manos la cara ensangrentada. En
el instante siguiente, un hombre alto, adulto apareci� de entre las
sombras detr�s del muchacho y lo barri� en sus brazos. Entonces, el
tiempo pareci� repentinamente acelerarse mientras grandes cantidades
de adrenalina se apoderaban del cuerpo de Bert.
Corri� a la casa de playa con una velocidad sobrehumana y
r�pidamente abri� la puerta sin llamar. Aunque los due�os de la casa
le conoc�an bien, Bert se dio cuenta de las personas que utilizaban
la casa ese d�a eran s�lo hu�spedes.
Al correr por las escaleras, Bert no escuch� al ni�o gritar o
llorar, lo que le preocupaba a�n m�s.
"�Seguridad!" , grit� mientras corr�a hacia la parte superior de las
escaleras.
Luego se dirigi� r�pidamente a la sala donde la abuela del ni�o se
encontraba en estado de shock.
El color hab�a desaparecido de su cara y ella estaba mirando al
vac�o como una estatua.
�Alguien ha llamado al 911?" pregunt� Bert mientras trataba de
recobrar el aliento.
"Mi marido llev� a Tommy a la habitaci�n para detener el sangrado."
"�Llam� usted a los param�dicos?" le pregunt� Bert en tono muy
serio, todav�a tratando de recuperar el aliento.
Como la abuela neg�
silenciosamente con la cabeza, Bert dio la vuelta para escanear
r�pidamente el cuarto, encontr� un tel�fono, y pidi� ayuda.
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Despu�s
de colgar, contempl� la escena.
"Los param�dicos est�n en camino y deber�a estar aqu� muy pronto.
�Tiene algo con lo que pueda limpiar este vaso?"
"Supongo que s�", respondi� ella a�n en estado de shock.
Bert registr� la casa y pronto se encontr� lo que necesitaba.
Pero a medida que limpiaba cuidadosamente la sangre, los afilados
fragmentos de vidrio roto, algo invisible le toc� como una brisa
fr�a, y el pelo en la parte posterior de su cuello se levant�.
Fuera lo que fuese, tom� la atenci�n en un ciento diez por ciento de
Bert. En ese momento, hubo un il�gico sentimiento horrible de que
alg�n tipo de par�sito paranormal estaba en la casa, y en realidad
estaba aliment�ndose de la energ�a negativa generada por el dolor
f�sico y las emociones de miedo del traum�tico evento.
Bert no quer�a molestar m�s a la abuela, pero su instinto de
supervivencia y curiosidad ya hab�a tomado totalmente impulso.
"�C�mo sucedi� esto?" -Le pregunt� mientras trataba de aparentar
tranquilidad.
"Me alegro de la puerta corredera estaba cerrada... o esto podr�a
haber sido mucho peor."
"�Perd�n?"
"Yo realmente no lo puedo explicar. Estaba sentado en el suelo
delante de m�. Lo siguiente que supe... es que estaba corriendo a
toda velocidad por la habitaci�n hacia el balc�n. Si la puerta
corredera hubiera estado abierta... �l habr�a saltado sobre la
barandilla y se habr�a ca�do a su muerte . "
"Mire, s� que no es muy de mi incumbencia, pero antes he visto a su
nieto jugando en frente de la casa y me di cuenta de que ten�a una
gran cicatriz en la frente."
Mirando perpleja dijo,
"S�, tiene raz�n, eso hac�a."
"�Puedo preguntarle c�mo se hizo eso?"
"Fue hace aproximadamente un a�o. Estaba la parte trasera de la
camioneta de su padre jugando con un gato. El gato salt� de la lama
del cami�n y Tommy salt� detr�s de �l de cabeza y se golpe� la cara
en el enganche del remolque. Yo probablemente no deber�a decirte
esto, pero por alguna extra�a raz�n, Tommy cree que puede volar. "
Repentinamente sonaron campanas de alarma en la cabeza de Bert
mientras visualizaba al muchacho saltando de la camioneta.
Estaba claro que algo estaba muy mal con esta situaci�n, pero
instintivamente supo que no era el momento ni el lugar para abordar
el problema: que necesitaba m�s informaci�n... y un plan
M�s tarde, despu�s de que los param�dicos hab�an estabilizado
al
ni�o y se marcharon con sus sirenas a todo volumen, Bert regres�
lentamente a su cargo con un dolor en la boca del est�mago que
sent�a como si su fuerza vital estuviera siendo drenada, como si su
alma estuviera siendo comida.
No se parec�a a nada que hubiera experimentado antes.
�l estaba profundamente preocupado de una manera que nunca hab�a
conocido, y estaba tratando de mantener la calma en medio del caos
mental que estaba experimentando. Era una t�cnica de supervivencia
que hab�a aprendido durante su formaci�n como ayudante a Socorrista.
Sab�a que si uno era pillado en un remolino de olas no deb�a entrar
en p�nico, ya que s�lo empeorar�a las cosas.
Usted tiene que guardar su energ�a hasta llegar a aguas m�s
tranquilas y luego nadar hacia la orilla.
Pero, por mucho que lo intentaba, Bert no pod�a evitar la sensaci�n
que hab�a algo sobrenatural en esa casa, que le hab�a tocado y que
estaba enojado con �l.
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