17 Febrero 2018
del Sitio Web Ancient-Origins

Versi�n en italiano





Asiria, como Mesopotamia en general, siempre ha fascinado la imaginaci�n del hombre occidental.

Las creencias asirias sobre el mundo espiritual no son una excepci�n.

Los asirios cre�an que los fantasmas pod�an volver de la muerte si no eran debidamente enterrados, o si hab�an sufrido una muerte traum�tica o antinatural para atormentar, acosar e incluso poseer a los vivos.

Deb�an llevarse a cabo elaborados exorcismos para expulsar o alejar a los esp�ritus mal�ficos.

Una vez que un estudiante de historia aprende sobre las historias asirias de fantasmas y exorcismos, la raz�n por la que los fantasmas eran habitualmente tan temidos en el folclore se convierte en algo f�cilmente comprensible.


La "vida" de un fantasma Mesopot�mico - Comer tierra y beber agua fangosa

Los antiguos asirios, como otras culturas mesopot�micas, cre�an que, tras la muerte, una persona se convert�a en un gidim o etemmu, que son las palabras sumeria y acadia respectivamente para un tipo de esp�ritu que segu�a viviendo en el inframundo.

El inframundo mesopot�mico a menudo es representado como un lugar l�gubre del que nadie pod�a escapar. La comida all� era poco m�s que tierra, y el agua proven�a de fangosos estanques.

A pesar de que los difuntos vivir�an para siempre en el inframundo, se cre�a que todav�a necesitaban alimentos y agua para estar c�modos.

Obten�an la comida y el agua de las ofrendas funerarias realizadas por sus parientes vivos. Si los familiares descuidaban estas ofrendas funerarias, el difunto pod�a verse condenado a una eternidad de hambre y sed.


Relieve de la 'Reina de la Noche'

datado en el Per�odo Babil�nico Antiguo

y que podr�a representar a Ereshkigal, Ishtar

o incluso Lilith, diosa del Inframundo.

(Dominio p�blico )


Aunque los fantasmas por lo general nunca dejaban el inframundo, hab�a circunstancias en las que a los esp�ritus de los muertos se les permit�a regresar temporalmente al reino de los vivos.

Si una persona fallecida no era enterrada correctamente, o si se hab�a producido alguna injusticia o circunstancia antinatural en su muerte, se le permit�a volver al reino de los vivos como fantasma para resolver el problema y arreglar las cosas.

Una vez que lo lograban, regresaban al inframundo.

Al ser los fantasmas por lo general esp�ritus vengativos que regresaban porque hab�an sido maltratados durante o despu�s de su muerte, un encuentro con un fantasma rara vez era considerado algo agradable.

Los fantasmas habitualmente vendr�an a atormentar y poseer a amigos, familiares y conocidos. Probablemente tambi�n se aparecieran a sus enemigos.

Los esp�ritus pod�an presentarse a los vivos como apariciones y a trav�s de la posesi�n.

Pod�an poseer a personas vivas introduci�ndose en su cabeza por los o�dos, de modo que si un individuo comenzaba a experimentar dolor o un zumbido en los o�dos, una posibilidad era que hubiera sido 'visitado' por un fantasma.

Los fantasmas pod�an

regresar al mundo de los vivos

como apariciones o a trav�s de la posesi�n.

(Glass_House/CC BY ND 2.0 )


C�mo deshacerse de los fantasmas

Por lo general, la �nica manera de deshacerse de un fantasma era corregir el mal que se hubiera cometido contra �l, fuera el que fuera.

Los m�dicos capacitados para realizar exorcismos siempre ped�an a sus pacientes que se sincerasen sobre cualquier tipo de ofensas que pudieran haberse cometido contra el esp�ritu o los dioses, desencadenando de este modo la posesi�n.

Los exorcismos asirios inclu�an rituales m�gicos, encantamientos, y la invocaci�n de deidades como el dios Shamash.

Shamash era el dios del sol de Mesopotamia, as� como el dios de la justicia. Se cre�a que visitaba el inframundo cada noche despu�s del atardecer para juzgar a los muertos.

Por ser el dios de la justicia y un dios asociado a los muertos, los que sufr�an al ser atormentados o pose�dos por un esp�ritu a menudo lo invocaban en oraciones o rituales m�gicos, con la esperanza de poder resolver as� el problema pacificando o refrenando al esp�ritu.


El rey armado con la maza,

de pie sobre una tarima rectangular cuadriculada,

sigue a la diosa suplicante (con el collar)

y al rey vestido con t�nica que presenta un animal como ofrenda.

Est�n de pie ante el ascendente dios Sol, Shamash,

que empu�a una cuchilla dentada

y descansa su pie sobre un

toro echado con cabeza humana.

( CC BY SA 3.0 )