Mayo 2015

del Sitio Web EnkiPtahSatya


Primera parte

La Venida de los Dioses a la Tierra y la Creaci�n de la Raza Humana

Versi�n en ingles





Seg�n la perspectiva de la arqueolog�a convencional, el Homo Sapiens apareci� en la Tierra hace m�s de 100,000 a�os y luego empez� a fundar civilizaciones sedentarias complejas hace unos 6 milenios.

La versi�n oficial de la erudici�n moderna afirma que la historia de la civilizaci�n humana se remonta s�lo hasta el cuarto milenio AEC y que antes s�lo hab�a comunidades primitivas de cazadores y recolectores.

En cambio, el legado literario de muchas de las culturas m�s antiguas como la sumero-acadia, la egipcia y la hind� nos presenta una historia de la civilizaci�n del Hombre que se remonta hasta un tiempo mucho m�s antiguo y habla de un mundo leyendario olvidado en el cual poderosos seres divinos andaban la Tierra, fundaban grandes civilizaciones prehist�ricas e interaccionaban con los Humanos primigenios.

Lo cierto es que existe una gran discrepancia entre los registros que nos legaron nuestros antepasados antiguos y la doctrina de la arqueolog�a actual.

Actualmente el contenido asombroso de los registros escritos de nuestros ancestros es simplemente rechazado como mitos ficticios y alegor�as primitivas por la academia de la corriente dominante.

Del mismo modo, los mismos relatos son c�modamente pasados por alto o denigrados como mitolog�as paganas primitivas por las instituciones religiosas tradicionales cuya credibilidad ser�a grandemente socavada en el caso de su revelaci�n extendida.

En el a�o 2003, durante la Guerra de Irak, los due�os del poder, a saber las superpotencias militares de Estados Unidos y Gran Britania, llevaron a cabo el saqueo del Museo Nacional de Bagdad y sistem�ticamente destruyeron millares de tablillas hist�ricas sumerias que a�n no hab�an sido publicadas.

Evidentemente la �lite mundial busca ocultar nuestro verdadero pasado. Los autoproclamados "expertos" quieren hacernos creer que nuestra historia primordial fue una simple f�bula y que nuestros grandes Dioses ancestrales, Enki y sus h�roes Anunnaki, eran nada m�s que abstracciones naturales o fragmentos de la imaginaci�n antigua.

Ellos afirman que no hubo dioses y que la Humanidad simplemente los invent� cuando lleg� a una etapa filos�fica de su evoluci�n.

Muchos "estudiosos" modernos se burlan tan arrogantemente de la idea de que los antiguos relatos de los Dioses tienen una base ver�dica.

Pero a�n as� los antiguos legaron registros bien detallados de su civilizaci�n y dejaron claro que ellos recibieron la ayuda de seres superiores de origen celestial que denominaban "los Dioses".

En realidad, la arqueolog�a convencional actual es un enga�o.

Hoy los "eruditos" quieren imaginar que las inmensas y misteriosas estructuras megal�ticas de anta�o como las grandes pir�mides de Egipto fueron construidas por trabajadores de la Edad del Bronce con las herramientas primitivas de aquella �poca. �Vaya menuda tonter�a...!

En cambio, los historiadores antiguos nos dan una respuesta clara:

La civilizaci�n humana tiene una historia mucho m�s larga y compleja que lo que se cree hoy y en un tiempo lejano el Hombre fue ense�ado y ayudado por seres superiores, dioses celestiales, que s� existieron realmente.

En esta serie vamos a revisar las evidencias textuales que nuestros antepasados nos legaron y revelar la historia verdadera de la Raza Humana.


La Llegada de los Dioses Anunnaki a la Tierra y el Motivo de su Venida



En las �ltimas d�cadas del siglo 19 y la primera mitad del siglo 20, muchas antiguas tablillas cuneiformes fueron descubiertas en los yacimientos arqueol�gicos de Mesopotamia y sus contenidos fueron descifrados.

Fue un hallazgo verdaderamente asombroso. Los asiri�logos que estudiaron los textos se dieron cuenta de que las tablillas eran de la civilizaci�n sumeria antigua y constitu�an la literatura m�s vetusta jam�s encontrada con una antig�edad de m�s de cuatro milenios.

Adem�s, era evidente que muchos de sus relatos se asemejaban a los narrativos del G�nesis b�blico posterior y que de hecho aquellos hab�an influenciado el contenido del relato de la creaci�n de la Biblia hebrea.

Sin embargo, los textos sumerios m�s antiguos relatan una historia mucho m�s misteriosa que la versi�n hebrea tard�a.

Seg�n la versi�n sumeria, una raza enigm�tica de deidades sobrehumanas, conocidas como los dioses Anunna en los registros sumerios y luego como Anunnaki en la literatura acadia y cuyo hogar se encontraba en el 'cielo', descendi� a nuestro planeta en un tiempo primigenio en el cual el Hombre a�n no exist�a.

Los Anunnaki, llegados a una Tierra pr�stina y virginal, establecieron una civilizaci�n pre-humana e irguieron sus respectivas ciudades sagradas en la regi�n de Mesopotamia.

Los Igigi, dioses menores subordinados a los Anunnaki, fueron los que se encargaban de la obra.

Sin embargo, seg�n textos como el famoso Poema de Atrahasis y el antiqu�simo Mito de Enki y Ninmah (Ninḫursaĝ), los Igigi se cansaron de tanta brega y decidieron amotinarse en protesta. Quemaron sus herramientas y hasta rodearon la morada terrestre de su soberano Enlil.

As� tuvo lugar la primera huelga general en la historia de nuestro planeta.

En busca de una soluci�n al alboroto pol�tico que se hab�a armado en el mundo pre-humano, Enki, el gran pr�ncipe sabio de los Anunnaki y aut�ntico Padre Creador, se present� en el Concilio Celestial de los Anunnaki y propuso un plan ingenioso.

Su propuesta fue la creaci�n del Hombre (Homo Sapiens) con el fin de que reemplazara a los Igigi en sus labores.

El proyecto fue autorizado por el Concilio y Enki form� al prototipo de la Raza Humana en su sagrado Abzu. Enki fue ayudado por otras deidades, sobretodo por las "diosas parturientas".

Los primeros Humanos fueron creados con �xito y ellos se encargaron de los trabajos de los Igigi.

Los registros mesopot�micos dejan claro que en un inicio el Hombre fue creado como un trabajador inteligente para los Dioses. No obstante, la cuesti�n de "por qu� vinieron los Anunnaki a la Tierra en primer lugar" no encuentra ninguna explicaci�n clara en los textos antiguos y sigue siendo un misterio para muchos.

El autor ruso Zecharia Sitchin plante� en su libro
El 12� Planeta (1976) que los Anunnaki vinieron a la Tierra en busca de oro que supuestamente necesitaban para la reparaci�n de la atm�sfera menguante de su supuesto planeta originario Nibiru que sufr�a una cat�strofe clim�tica planetaria.

Para Sitchin y sus seguidores, los Anunnaki crear�an al Hombre a trav�s de la ingenier�a gen�tica extraterrestre como un minero esclavo para la extracci�n de oro.

Sin embargo, el problema con esta interpretaci�n de Sitchin es que en los textos disponibles hay muy poca evidencia de que los Anunnaki vinieron de un lugar llamado Nibiru y no se ve ning�n �nfasis en la importancia de la miner�a de oro en particular.

Los textos s� sugieren que los Anunnaki eran una raza extraterrestre que ven�an de otro mundo detallando que ellos ten�an su origen en el "'cielo'".

Vemos el mismo fen�meno en la Biblia posterior seg�n la cual el trono de "dios" se ubica en el 'cielo' y adem�s all� en el dominio celestial suceden guerras entre �ngeles. El "'cielo'" se refiere al espacio exterior m�s all� de nuestra Tierra y a los mundos lejanos que existen all�.

Sin embargo, la verdad es que no sabemos si los Anunnaki realmente vienen de un planeta llamado Nibiru o si dicho cuerpo celeste existe.

El verdadero origen de Enki y los Anunnaki es un planeta dentro de la constelaci�n de Ori�n y varias culturas antiguas tuvieron cierta fascinaci�n con la misma.


Es cierto que los Igigi y luego los Hombres se dedicaron a la miner�a de oro en la Tierra.

Aunque no se enfatiza la palabra 'oro' de modo expl�cito, el Mito de Enki y Ninmah, relato sumerio original que subyace el Poema de Atrahasis, menciona que antes de la creaci�n del Hombre los Igigi excavaban canales y sacaban limo en la regi�n de Harali.

Este top�nimo mitol�gico es una referencia sutil a la extracci�n de oro en t�rminos antiguos.

En la cultura mesopot�mica antigua, la leyendaria tierra de Harali, conocida tambi�n como Arallu, era considerada un lugar aur�fero conocido por su abundancia de metales preciosos (Ebeling y Meissner, 1997,i Reiter, 1997ii).

Curiosamente podemos ver que hasta el narrativo del G�nesis b�blico posterior, un rid�culo plagio tard�o en el que a�n se conservan varios componentes de la versi�n sumeria original, alude sutilmente a una relaci�n entre la creaci�n del Hombre y la importancia del oro.

Inmediatamente despu�s de la formaci�n del Hombre a la imagen y semejanza de los Elohim, el narrador b�blico hace una menci�n muy breve de la tierra de Havil� cerca del Ed�n cuyo oro es abundante y muy bueno (G�nesis 2:10-12).

En fin, Sitchin s� acert� en afirmar que el Hombre reemplaz� a los Igigi en la miner�a de oro.

Sin embargo, no estar�a correcto decir que el oro fue el motivo principal por la venida de los Dioses. De hecho, su menci�n en los textos es bastante perif�rica y su extracci�n es simplemente una de las muchas actividades que realizaban los Igigi y luego los Hombres.

El Poema de Atrahasis enfatiza la importancia de la agricultura.

En la era pre-humana los dioses menores excavaban los cursos de agua, irrigaban los campos y vivificaban la tierra (Atrahasis 1:21-26) y m�s tarde los Humanos, tras reemplazar a sus antecesores divinos, constru�an grandes diques de riego para satisfacer el,

"hambre de los hombres" y el "deseo de los Dioses"

(Atrahasis 1:337)

Del mismo modo, el llamado Relato Biling�e de la Creaci�n del Hombre, otro relacionado texto sumero-acadio, coloca un �nfasis en el mantenimiento de la econom�a de la civilizaci�n.

Seg�n �ste, los Humanos cultivaban los campos de los Anunnaki, ampliaban las riquezas del pa�s, se dedicaban a la ganader�a y celebraban dignamente las fiestas de los grandes Dioses (Creaci�n Biling�e 35-37; 40-41).

En resumen, los Hombres no s�lo se dedicaban a la miner�a de oro, sino que eran agricultores que prove�an la civilizaci�n de los Anunnaki de alimentos y luego entreten�an a sus maestros divinos con sus festivales.

�Ahora pueden ver para qu� los Anunnaki vinieron a la Tierra? La respuesta ahora est� m�s clara.

Ellos no vinieron por oro para la salvaci�n de su supuesto planeta moribundo como dijo Sitchin. Enki no nos cre� como una raza esclava como afirman los fan�ticos sitchinianos.

�Enki y sus h�roes Anunnaki son dioses poderos�simos y no precisan de metales valiosos como el oro para su supervivencia!

Aqu� les revelo una perspectiva novedosa.

Enki y sus compa�eros divinos eran astronautas de una civilizaci�n extraterrestre muy avanzada y capaz de hacer viajes interestelares. Ten�an mucha curiosidad exploratoria como los grandes seres que eran.

Los Anunnaki se acercaron a la zona habitable de nuestro sistema solar y encontraron nuestra Tierra llena de vida.

Aterrizaron en la regi�n de Mesopotamia y fundaron una peque�a colonia extraplanetaria en lo que m�s tarde ser�a nuestro mundo. Su especie ya hab�a perfeccionado la ciencia de la colonizaci�n espacial.

Esta interpretaci�n nos explicar�a porqu� en los relatos antiguos muchos de los dioses m�s altos como Anu por ejemplo ten�an su morada habitual en el 'cielo' y bajaban a la Tierra s�lo en ocasiones especiales como concilios importantes mientras un equipo peque�o de dioses encabezado por Enki y su hermanastro Enlil ten�a residencia permanente en la Tierra donde constru�an sus respectivas ciudades sagradas y vigilaban el mantenimiento de la civilizaci�n pre-humana.

Obviamente los Anunnaki necesitaban un equipo de trabajo para el desarrollo y el funcionamiento de su nueva colonia terrestre.

Al inicio fueron los Igigi, dioses menores, los que irrigaban los campos, labraban la tierra, hac�an la cosecha, criaban ganado y realizaban operaciones de miner�a en los yacimientos minerales para mantener la civilizaci�n colonial de los Dioses.

Despu�s de la rebeli�n de los Igigi, Enki, el gran genetista, manipul� el ADN de un hom�nido terrestre primitivo (Homo Erectus) que hab�a encontrado en la Tierra y form� al Homo Sapiens usando su propio material gen�tico.

Su proyecto fue un gran �xito.

El nuevo hom�nido hibridizado llevaba la sangre de sus hacedores divinos y reemplaz� a los Igigi en sus tareas.

En aquel tiempo los Humanos a�n viv�an en la estepa salvaje (denominada "Ed�n" en Sumerio) fuera de las ciudades divinas y abastec�an la colonia de los visitantes extraterrestres.

Nosotros nunca fuimos esclavos en los ojos de Enki; �ramos los custodios y futuros herederos de la colonia terrestre de los Anunnaki.



El G�nero Humanoide - El Origen de los Anunnaki y la Creaci�n del Hombre



Erid�:

La Ciudad Sagrada de Enki



Los Dioses Prometeo y Atenea (Enki y Ninmah)

crean al Hombre



Imagen Sumeria:

La Ingenier�a Gen�tica de los Anunnaki


�Qui�nes eran los Anunnaki? �Eran dioses? �Eran extraterrestres biol�gicos?

Los textos cosmog�nicos de la religi�n mesopot�mica antigua explican que los Anunnaki eran una raza celestial muy antigua que se origin� dentro de nuestro cosmos y despu�s de su nacimiento.

La epopeya babilonia Enuma Elish relata que primero el universo fue generado en medio de un caos primordial tras una mezcla de las aguas primigenias de Abzu y Tiamat y luego los primeros dioses y sus linajes divinos fueron engendrados dentro de la creaci�n.

Dicho de otra manera, seg�n la cosmolog�a mesopot�mica, el cosmos naci� primero y los dioses nacieron despu�s. Los dioses no fueron los creadores del universo sino una creaci�n de �l. Esto es muy interesante.

�C�mo podemos interpretar esto?

Los grandes dioses Anunnaki, que ven�an del "'cielo'" seg�n los relatos sumerios, ten�an su origen en un planeta lejano pero a la vez parecido a la Tierra en un rinc�n desconocido del cosmos donde hab�an seguido una trayectoria evolutiva muy antigua.

Ellos empezaron su existencia como un hom�nido primitivo parecido al Homo Erectus terrestre, siguieron una evoluci�n lenta y estable y al final llegaron a convertirse en el Homo Divinus, el nivel evolutivo m�s alto del g�nero humanoide.

Sus respectivas fases de evoluci�n fueron:

Homo Erectus > Homo Sapiens > Homo Divinus.

Los Anunnaki son tanto dioses como extraterrestres biol�gicos.

Eran hom�nidos alien�genos que se convirtieron en dioses a trav�s de la evoluci�n. Son dioses en el sentido polite�sta de la palabra; son dioses c�smicos que nacieron dentro de la creaci�n y alcanzaron un nivel muy alto de poder.

Cuando los Anunnaki fundaron su colonia terrestre lejos de su propio hogar, ellos decidieron crear al Hombre como manos de obra para su mantenimiento.

Despu�s de los disturbios de los Igigi en la Tierra, Enki-Ea, el pr�ncipe sabio y hijo primog�nito del malvado "dios del 'cielo'" Anu, se encarg� de la creaci�n del Hombre a petici�n de su madre ben�vola la gran diosa primordial Namma (Enki y Ninmah 12-37; Atrahasis 1:204-218) y junto con su hermanastra la experta Ninmah y un equipo de diosas parturientas logr� formar a los primeros Humanos inteligentes (Enki y Ninmah 35-37; Atrahasis 1:189-204).

Este episodio corresponde al vers�culo b�blico en G�nesis en el cual la fuerza divina creadora, 'Elohim' (dioses) en el texto hebreo, proclama:

"Hagamos al hombre a nuestra imagen y conforme a nuestra semejanza".

(G�nesis 1:26)

�Notan las formas plurales en esta declaraci�n de los dioses?

Los Elohim eran los dioses celestiales del pante�n sem�tico (cananeo) pre-b�blico y correspond�an a los dioses Anunnaki de la cultura sumero-acadia. G�nesis, una refundici�n tard�a de los relatos de la creaci�n sumerios, aqu� hace referencia a la creaci�n del Hombre por parte de los Anunnaki.

La creaci�n del Hombre seg�n la versi�n sumeria original es muy interesante y mucho m�s detallada.

El Mito de Enki y Ninmah relata que Enki form� a la Raza Humana de la arcilla de su sagrado Abzu y luego el producto final fue alumbrado por las diosas parturientas (Enki y Ninmah 31-37).

Del mismo modo, el Poema de Atrahasis detalla que Enki form� al Hombre en la arcilla mezclada, le a�adi� la sangre de un dios rebelde y le otorg� un alma divina, lo cual lo mantendr�a vivo a�n despu�s de su muerte (Atrahasis 1:221-230).

Cabe destacar que en la cultura sumeria Enki, el aut�ntico creador de la Humanidad seg�n los textos mesopot�micos, era conocido como el Ushumgal o 'Gran Serpiente' por su sabidur�a inmensa y se ense�aba que �l era el due�o del �rbol del Conocimiento Divino en su Santuario de Erid� ubicado en el Ed�n (el Ed�n sumerio).

As� es. Enki es id�ntico a la Serpiente sabia del G�nesis b�blico.

�Lo asombroso es que los textos sumerios revelan que la Serpiente del Ed�n, el rival divino del dios judeocristiano Yahv� (Jehov�), es en realidad el 'verdadero' Padre Creador de la Raza Humana...!

El Poema de Atrahasis sigue describiendo el proceso de nuestra creaci�n.

Enki, junto con su hermanastra Ninmah (Ninhursag), amas� la arcilla mezclada, la separ� en catorce pedazos de pasta y los coloc� en las matrices reunidas de las diosas parturientas (Atrahasis K.7816 d).

Luego siete alumbraron machos y siete m�s alumbraron hembras. Catorce Humanos fueron engendrados en la morada de Enki (Atrahasis manuscrito neo-asirio a).

Este episodio de la creaci�n del Hombre es una referencia antigua a la ingenier�a gen�tica por parte de Enki. Cuando los Anunnaki vinieron a la Tierra, all� Enki encontr� un hom�nido terrestre primitivo (Homo Erectus) que segu�a una trayectoria evolutiva lenta en este planeta.

En los textos sumerios se encuentra una referencia a un hombre primitivo y pre-civilizado que a�n vive en la estepa en medio de las bestias,

"no sabe comer pan ni vestirse con ropa, anda por la tierra medio desnudo, come como las ovejas y bebe agua de las zanjas".

Ovejas y Trigo 20-25

Enki tom� el ADN del Homo Erectus, lo mezcl� con su propio material gen�tico divino (la arcilla mezclada) y luego insemin� el producto hibridizado a las matrices de algunas hembras de los Anunnaki.

As� el Hombre experiment� un salto qu�ntico en su evoluci�n gracias a la intervenci�n de Enki y el Homo Sapiens naci�. El Poema de Atrahasis explica que cuando la Humanidad recibe la sangre divina de sus hacedores celestiales,

'deidad y hombre (ilumma u awilum) fueron entremezclados', lo cual le otorg� el tēmu o raciocinio de los dioses (Kvanvig, 2011) iii

Es por esta raz�n que nosotros, Homo Sapiens, llevamos s�lo 23 pares de cromosomas y mostramos la misteriosa fusi�n tel�mero-tel�mero ancestral en el segundo par cromos�mico mientras todos los hom�nidos y simios anteriores a�n tienen 24 pares y sin ninguna fusi�n en el segundo par.


El Prop�sito del Hombre y el Comienzo del Conflicto C�smico (Enki vs. Anu)








El mundo humano se encuentra en medio de un gran conflicto c�smico desde hace mucho tiempo.

Las religiones abrah�micas, todas enga�os del enemigo para confundir a la Humanidad, hablan de una lucha primordial entre el "dios padre" Yahv� (Jehov�) y la Serpiente antigua "Satan�s".

Si la Serpiente del Ed�n es id�ntica al dios sumerio Enki, entonces �qui�n es su oponente Yahv�-Jehov�?

Esto podr�a resultarles algo sorprendente, pero el Yahv� b�blico, el dios judeocristiano, que se opuso a la Serpiente enkiana en el Huerto del Ed�n es nadie m�s que el "dios del 'cielo'" Anu, el rey y progenitor de todos los Anunnaki, conocido tambi�n como Ēl, el Alt�simo del 'cielo' y padre de todos los Elohim, en el pante�n sem�tico (cananeo) pre-b�blico.

De hecho, el dios b�blico Yahv� es conocido por el te�nimo sem�tico Ēl en muchos vers�culos de la Biblia hebrea. Recordemos que los Elohim y los Anunnaki son id�nticos.

Quiero dejar claro que Enlil no es Yahv� en absoluto.

Muchos autores afirman err�neamente que el dios b�blico es id�ntico a Enlil, el hermanastro de Enki, y que Enlil es el enemigo de la Humanidad, pero eso no es verdad.

El Yahv� judeocristiano, la deidad que busc� ocultarle al Hombre el Conocimiento del Cielo en el Huerto del Ed�n, s�lo pudo haber sido Anu. Pronto veremos por qu�.

En el pante�n sumerio, Anu, el Rey de los Anunnaki, es el padre biol�gico de Enki y de Enlil. A pesar de llamarse el "dios del 'cielo'", Anu nunca fue el creador del universo y a�n menos el hacedor del Hombre.

De hecho, incluso Anu es un ser creado, engendrado por los dioses primordiales Anshar y Kishar seg�n la cosmolog�a sumeria (justo como su equivalente sem�tico Ēl fue engendrado por las deidades pre-pante�nicas Elyon y Beruth en la mitolog�a cananea antigua), y adem�s, este mismo Anu subi� al trono como un violento usurpador, derrotando a su antecesor el dios Alalu por la supremac�a del 'cielo' (Van Der Toorn, 1996).iv

Anu no es "Dios" en el sentido monote�sta de la palabra.

Justo como Ēl-Yahv� en la Biblia, cuyo nombre es un ep�teto (Yahv� Sebaot) que significa "�l que crea los ej�rcitos", Anu era conocido como 'El Se�or de las Huestes (ej�rcitos) Celestiales' y temido como un gran juez que castigaba a los hombres.

Adem�s, justo como su equivalente hebreo Ēl, Anu era asociado al mal�fico planeta Saturno, el juez oscuro de todos los planetas (Evans, 1998). v

Ēl (Yahv�) no s�lo fue deificado en el planeta Saturno, sino que tambi�n su d�a sagrado, el S�bado (D�a de Saturno), Shabbat en Hebreo, proviene de la palabra sem�tica Shabbathai, el nombre del dios y del planeta Saturno en la lengua hebrea.

En fin, Anu, Ēl, Yahv� y Saturno son la misma entidad.

Entonces, el conflicto c�smico es una lucha milenaria entre el hijo noble Enki y el padre mal�volo Anu. No es una guerra fraternal entre Enki y Enlil como afirma Zecharia Sitchin.

�Cu�l fue la fuente del conflicto c�smico entre Enki y Anu? El tema del Prop�sito del Hombre...

El Libro de G�nesis relata que la Serpiente sabia les revel� a Ad�n y Eva el Conocimiento Prohibido en el Huerto del Ed�n, lo cual los har�a como uno de los Elohim (G�nesis 3:5; 3:22), en contra de la voluntad de Yahv�.

Lo que la Biblia dice aqu� es cierto y se encuentra el mismo relato, el original, en los textos sumerios.

Seg�n la Leyenda de Adapa, el precursor sumero-acadio del relato ad�nico hebreo, Enki-Ea, el verdadero creador del Hombre, le adiestr� a su progenie humana Adapa en la civilizaci�n de los dioses y le ense�� el Designio del Cielo y de la Tierra, el conocimiento divino, en contra de la voluntad de Anu, quien se enfad� con su hijo quej�ndose de que Enki se lo hab�a revelado a un humano indigno y menospreciable (Kramer y Maier, 1989).vi

Enki le revel� al Hombre la ciencia del �rbol de los Me (Versi�n sumeria del �rbol de la Ciencia), los saberes de la civilizaci�n de los Anunnaki, en su Santuario de Erid� en la tierra del Ed�n.

Cuando Adapa recibi� el conocimiento del Designio del Cielo y de la Tierra y le permaneci� fiel a Enki, el mal�volo Anu, enfurecido por las acciones de Enki, devolvi� al Hombre a la Tierra y lo maldijo, aumentando sus adversidades e imponi�ndole muchas dolencias.

Este episodio es casi id�ntico en el relato b�blico posterior. En G�nesis un iracundo Yahv� maldice a la Humanidad expuls�ndola a la tierra for�nea e imponi�ndole varias adversidades como la enfermedad y la enemistad (G�nesis 3:14-19).

El Hombre es castigado por conocer la ciencia de los dioses.

Notemos que en la versi�n sumeria fue �nicamente Anu, y no Enlil, �l que jug� el papel del dios oscurantista y castigador Yahv� de la versi�n hebrea posterior. Anu es el aut�ntico adversario de Enki y de la Raza Humana.

En este relato vemos un conflicto de valores e intereses entre dos grupos de dioses, un choque violento entre dos filosof�as antit�ticas.

Enki y sus dioses, los Anunnaki Enkistas, buscaron ayudarnos en nuestra evoluci�n y elevarnos al nivel de los Dioses. Ellos nos ve�an como sus hijos humanos, pues llevamos su gen�tica divina.

Para Enki, nosotros trabajar�amos para los Anunnaki en el mantenimiento de su nueva colonia terrestre y los Anunnaki acelerar�an nuestro desarrollo evolutivo y nos ense�ar�an la civilizaci�n del 'cielo' y la ciencia de la divinidad, lo cual nos har�a como los mismos dioses (G�nesis 3:5).

As� nuestra convivencia conllevar�a un beneficio mutuo.

Adem�s, la colonia terrestre iba a ser para nosotros, nuestra herencia leg�tima, e �bamos a ser sus due�os.

Es por eso que Enki, le ense�� a Adapa los saberes de la civilizaci�n divina. Eso fue el conocimiento necesario para la independencia y la autonom�a de la Raza Humana en su propio planeta.

Por otro lado, Anu-Yahv� y sus seguidores, los Anunnaki Anuistas, s�lo ve�an al Hombre como un esclavo para explotar y buscaron mantenerlo d�cil e ignorante.

Es por eso que Anu-Yahv� impuso su pol�tica de oscurantismo. Los Anunnaki Anuistas, conservadores a ultranza, resintieron la mezcla de la sangre divina con la humana y el consiguiente salto cu�ntico en la evoluci�n de la Humanidad terrestre.

Por lo tanto, Anu-Yahv� y sus "�ngeles", los invasores mal�ficos a los cuales los Gn�sticos llamaban "Arcontes" del malvado Demiurgo, buscan destruir nuestra ingeniosidad inmensa y atraparnos en sus religiones oscurantistas y misantr�picas.

Enki sacrific� todo cuando se rebel� contra la oscuridad de su "padre". Enki hizo un tremendo sacrificio para iluminarnos y honrar sus principios fundamentales como el amor, la vida y la libertad. Enki es un verdadero h�roe c�smico que no soport� la tiran�a de Anu-Yahv� y luch� por el bien.

Enki, simbolizado por la Serpiente sabia en el Libro de G�nesis y conocido como el Ushumgal (Gran Serpiente) por su inmensa sabidur�a esot�rica en la cultura sumeria, no s�lo le ense�� al Hombre la civilizaci�n de los dioses, sino que tambi�n le revel� el secreto de la Serpiente Sagrada de la Kundalini, la energ�a y�guica, por la cual el Hombre puede lograr el Opus Magnum:

convertirse en un dios y alcanzar la inmortalidad.

Es por eso que en G�nesis, Enki es conocido como la Serpiente y dice que el conocimiento que �l revela puede hacer al Hombre como los Dioses.

Enki, el rebelde noble, es id�ntico a Prometeo, el ben�volo dios griego que fue desterrado por los titanes mal�volos por haberle entregado al Hombre el Fuego de los Dioses.

Aqu� el "Fuego" se refiere tanto al conocimiento del 'cielo' como al fuego de la Kundalini que arde por el cuerpo y va abriendo los chakras de nuestra anatom�a oculta.

Enki-Prometeo nos ense�� el sagrado camino a la divinidad.

Es por esta raz�n que �l fue calumniado como el "diablo" y el "adversario" por las religiones abrah�micas y llamado "Satan�s" por los seguidores hist�ricos del dios oscuro Anu-Yahv�.

El apodo verdadero de Enki no es "Satan�s" cuyo significado es "adversario" en Hebreo sino "Satya", voz s�nscrita que significa Verdad Eterna.

El calumnioso "Satan�s" es una corrupci�n de "Satya" que Anu le impuso a Enki. Enki-Satya, un dios cuya presencia hist�rica ha sido borrada por las religiones monote�stas violentas, es el se�or del Satya Yuga, la pr�xima era de oro en nuestra Tierra.

(�ste llegar� en la Era de Acuario, pues Enki siempre ha sido una deidad acu�fera asociada a Acuario. �Noten la conexi�n!).

Actualmente el conflicto c�smico sigue y nos encontramos en el Kali Yuga o la era de oscuridad desde hace unos 5000 a�os. Kali Yuga es el tiempo del reinado del tirano c�smico Anu-El-Yahv�-Saturno sobre la Tierra.

Su reino es el infame Nuevo Orden Mundial de su pueblo sionista. En este Yuga el conocimiento aut�ntico est� perdido, la verdad est� olvidada y la mentira prevalece.

El mundo est� en muy malas condiciones y a la merced de las religiones y filosof�as destructivas del falso dios de este mundo. La Tierra sigue atrapada en la v�rtice astral de Anu-Yahv� y sometida a la energ�a de su mal�fico Saturno, el planeta del Karma y de la miseria.



Referencias

  1. Ebeling, E. & Meissner, B. (1997) Meek - Mythologie: Reallexikon Der Assyriologie. Berlin (p. 123)

  2. Reiter, K. (1997) Die Metalle im alten Orient: Unter besonderer Ber�cksichtigung altbabylonischer Quellen (Alter Orient und Altes Testament). Ugarit-Verlag (p. 11)

  3. Kvanvig, H.S. (2011) Primeval History: Babylonian, Biblical, and Enochic - An Intertextual Reading. Leiden (p. 57)

  4. Van Der Toorn, K. (1996) Family Religion in Babylonia, Ugarit and Israel: Continuity and Changes in the Form of Religious Life. Leiden (p. 159)

  5. Evans, J. (1998) The History and Practice of Ancient Astronomy. New York (pp. 8.9)

  6. Kramer, S.N. & Maier, J. (1989) Myths of Enki, the Crafty God. New York & Oxford. (p. 116)










Segunda parte

El Gran Diluvio, Babel y las Guerras Celestiales

Embates contra la Humanidad

Versi�n en ingles



El Mundo Antediluviano


En el Santuario de Erid�, el Huerto del Ed�n sumerio, Enki, el gran Benefactor de la Humanidad, se opuso al oscurantismo de su padre tir�nico Anu-Yahv� y le revel� al Hombre el conocimiento del Designio del Cielo y de la Tierra.

Enki instaur� el oficio de sacerdote y se lo confiri� a Adapa, un modelo del Hombre civilizado y el primero de los siete Gran Sabios antediluvianos de la tradici�n Abkallu.

As� Enki fund� las primeras escuelas de los misterios esot�ricos ense�ando a sus sacerdotes mucho conocimiento oculto.

Gracias a las ense�anzas de Enki, el Hombre ya ten�a el conocimiento necesario para gobernar su propia civilizaci�n y ya no era un simple trabajador de los Anunnaki. Enki le hab�a otorgado al Hombre su libertad y su autonom�a.

Anu-Yahv�, enfurecido por el desaf�o de Enki, maldijo al Hombre y por despecho aument� su sufrimiento en la Tierra (G�nesis 3:14-19; Leyenda de Adapa).

Por consiguiente, muchas nuevas enfermedades y fuentes de dolor entraron en el mundo humano.

Eso no fue porque el Hombre cometiera un pecado ancestral como ense�an las religiones, sino porque Yahv� le tuvo al Hombre mucho rencor y al final �l mismo maldijo a la Humanidad.

Anu sab�a que ya hab�a perdido a su "raza esclava". El gran cisma entre los Enkistas y los Anuistas se produjo. Despu�s de castigar a la Humanidad entera, Anu dej� la Tierra y volvi� al 'cielo'.

Mientras tanto, la primera oleada de la civilizaci�n humana empez� a florecer en la Tierra. Leemos en la Lista Real Sumeria que los varios linajes reales antediluvianos se establecieron y los humanos gozaban de civilizaciones muy pr�speras.

En aquel tiempo el nivel de conocimiento espiritual era m�s alto y los hombres eran mucho m�s longevos.

Este mundo corresponde a la leyendaria Era de Oro de las varias mitolog�as antiguas. Fue entonces cuando se fundaron las m�ticas civilizaciones antediluvianas como la Atl�ntida.

El mundo antediluviano se caracterizaba por el frecuente mestizaje entre los dioses celestiales y los humanos terrestres. El Poema de Atrahasis, el relato de la creaci�n mesopot�mico m�s detallado, hace una alusi�n sutil al mestizaje humano-divino presentando una alegor�a simb�lica en la que los Igigi escupen en la arcilla de la Humanidad.

Esta hibridizaci�n fortalece grandemente al g�nero humano antediluviano y la vitalidad divina que le proporciona hace que el Hombre sea m�s rebelde e incluso se convierta en un rival de los dioses (Kvanvig, 2011). i

Del mismo modo, en la muy parecida Epopeya de Gilgamesh encontramos a grandes semidioses y h�roes sobrehumanos que gobiernan los reinos del mundo antediluviano.

�stos son el resultado de relaciones sexuales entre los dioses del 'cielo' y las mujeres de la Tierra.

De hecho, se dice que el mismo Gilgamesh, el protagonista de la epopeya, es un semidi�s cuya sangre es dos tercios divina y un tercio humana. Este mestizaje con los Igigi podr�a explicar por qu� encontramos a personajes sumamente longevos en los relatos de la era antediluviana.

Es en los textos hebreos posteriores donde encontramos las descripciones m�s detalladas de aquel episodio.

En G�nesis 6:2 leemos que los misteriosos Bene ha Elohim , hijos de los dioses en Hebreo, ven que las hijas de los hombres son hermosas y deciden tomar para s� mujeres humanas.

Noten que la frase "hijos de Dios" en las Biblias modernas es una traducci�n enga�osa ya que el verdadero significado del t�rmino Bene ha Elohim es "hijos de los dioses". En la Biblia a�n existen muchos elementos polite�stas escondidos.

Volviendo al tema, los hijos de los dioses se rebelan contra la autoridad de Yahv� y se acuestan con las hijas de los hombres, lo cual engendra a los famosos Nefilim del mundo antediluviano (G�nesis 6:4).

El Libro de Enoc, un texto ap�crifo hebreo de la �poca del Segundo Templo, cuenta la misma historia con m�s detalles.

Seg�n la literatura enoquiana, los Bene ha Elohim de G�nesis 6:2 son 'Vigilantes', custodios ang�licos, que abandonan su morada en el 'cielo', descienden a la Tierra, mantienen relaciones sexuales con las mujeres terrestres y engendran una raza de sobrehumanos medio-divinos en contra de las leyes de Yahv� (Enoc 6:2; 7:1-5; Jubileos 4:15; 5:1).

Los narrativos de estos textos ap�crifos son muy interesantes y arrojan luz sobre la raz�n por la que Yahv� prohibi� que los Vigilantes se mezclaran con los humanos.

El Libro de Enoc revela que los �ngeles rebeldes les ense�aron a los hombres las artes divinas como la magia, la astrolog�a, los presagios, la adivinaci�n, la sanaci�n (Enoc 7:1; 8:1; 8:3) y hasta los secretos del 'cielo' (Enoc 9:6).

Los 'Vigilantes' eran los Igigi, aliados con Enki, que ense�aban a los iniciados los misterios de los Dioses.

Cuando los "�ngeles" de Yahv�, encabezados por los mal�volos "arc�ngeles" Miguel, Rafael, Sariel y Gabriel, se enteraron de lo que suced�a en la Tierra, esos malvados extraterrestres Anuistas descendieron a nuestro mundo y lucharon contra nuestros Dioses enkistas.

El tir�nico Anu-Yahv� no permite que el conocimiento del 'cielo' se les ense�e a los hombres.

El progreso espiritual de la Humanidad antediluviana y la consiguiente "rebeld�a" percibida fueron los motivos principales por su decisi�n de enviar el diluvio mundial.








El Gran Diluvio

El relato del diluvio es casi universal.

El mismo narrativo existe en los registros escritos de varias civilizaciones antiguas estando presente no s�lo en el G�nesis b�blico sino tambi�n en las epopeyas mesopot�micas antiguas, los escritos mitol�gicos griegos y la literatura hind�.

Sin embargo, la versi�n m�s antigua de este relato se encuentra entre los textos sumerios que datan del tercer milenio AEC. La Lista Real Sumeria, una cronolog�a de las dinast�as reales antediluvianas, coloca la fecha del diluvio en un tiempo alrededor de 10,000 AEC.

Este hecho es bien significativo ya que dicha fecha corresponde al final del �ltimo per�odo glacial.

La versi�n judeocristiana de este relato busca hacernos creer que Yahv� envi� el diluvio porque la Humanidad antediluviana se hab�a corrompido con su mestizaje con los "�ngeles ca�dos".

En el Libro de G�nesis se afirma que el coraz�n de todo hombre (salvo No� y su familia) se inclinaba s�lo al mal (G�nesis 6:5). Los narradores b�blicos quieren convencernos de que el genocidio planetario llevado a cabo por su dios extra�o no s�lo fue necesario sino justo.

Sin embargo, las versiones mesopot�micas originales relatan una historia distinta a la del plagio hebreo posterior.

En el Poema de Atrahasis acadio, vemos que el ruido de los Hombres empez� a molestar a algunos de los dioses, sobre todo a Enlil, el hermanastro de Enki, y por lo tanto el Concilio Celestial de Anu tom� la decisi�n de arrasar con el mundo humano.

Aqu� la expresi�n ruido, cuyo equivalente en el texto acadio original es rigmu, puede incluir los matices sem�nticos de rebeli�n y sublevaci�n (Kvanvig, 2011). ii

El Hombre se hab�a vuelto m�s inteligente y por ende incontrolable gracias a la sangre divina que se le a�adi� al g�nero humano a trav�s de su mestizaje con los Igigi o 'hijos de los dioses'.

Por lo tanto, el Hombre ya no podr�a ser un simple trabajador de los Dioses y en ese sentido su rebeld�a era justa y natural.

Adem�s, contrario a las acusaciones de la Biblia que culpa a toda la Humanidad, en la versi�n mesopot�mica m�s antigua encontramos un episodio en el que Enki, tras salvar a la Raza Humana en contra de la voluntad del Concilio Celestial, defiende a sus hijos humanos y explica que los dioses no deben castigar a la Humanidad entera por los cr�menes de unos pocos (Atrahasis 6:16-19).

Aqu� el ben�volo Enki da a entender que los criminales dignos de ser castigados fueron s�lo un peque�o grupo minoritario.

�La inculpaci�n b�blica de que "todo designio de los pensamientos del hombre era de continuo el mal" fue nada m�s que un pretexto enga�oso para justificar el exterminio il�cito de nuestra raza entera!

Ahora vamos a ver c�mo sucedi� el diluvio y c�mo la Raza Humana lo sobrevivi�.

En aquel tiempo la civilizaci�n humana florec�a y los Hombres, ya potenciados por su mestizaje con la sangre divina de los Igigi, se multiplicaban enormemente.

Su ruido empez� a molestar a Enlil que a�n moraba en su santuario terrestre.

Enlil se quej� del ruido de los Hombres y convoc� una reuni�n entre los dioses altos. En aquel entonces Enlil a�n no quer�a a la Humanidad y conservaba la misantrop�a que hab�a heredado de su padre Anu (Yahv�).

Mucha gente piensa err�neamente que Enlil fue responsable por el diluvio contra la Humanidad. Sin embargo, en el G�nesis de Erid� sumerio, la versi�n m�s antigua del relato del diluvio, vemos que fue Anu el que proclam� el mandato de destruir el mundo humano (G�nesis de Erid� 98-100).

Del mismo modo, en la versi�n babil�nica presentada en la Epopeya de Gilgamesh, Anu es el primero en prestar su juramento de exterminar a la Humanidad y luego �l es seguido por los otros dioses altos.

En fin, el verdadero art�fice del genocidio es nadie m�s que Anu, el mismo Anu que se opuso a la iluminaci�n del Hombre y luego lo maldijo en el Huerto del Ed�n.

En el Concilio, Enki se vio obligado a prestar su juramento de destruir a la Raza Humana, pero luego �l enga�� a sus compa�eros divinos y le advirti� a su devoto leal Ziusudra, el rey enkista de la regi�n de Shuruppak, apareci�ndole en una visi�n y cont�ndole lo que tramaban Anu y sus secuaces.

Enki le ense�� a construir un veh�culo para la salvaci�n de su linaje. Tengamos en cuenta que el relato de Ziusudra es mucho m�s antiguo que el plagio b�blico del Arca de No� por milenios.

Cuando el diluvio lleg� y las aguas sub�an, Enki rescat� a Ziusudra y a muchos Humanos de su linaje de las olas mort�feras.

El diluvio fue ocasionado por los Anuistas que utilizaron su tecnolog�a climatol�gica extraterrestre para cambiar la temperatura del planeta y derretir los casquetes de hielo que cubr�an el norte de nuestro mundo.

Por otro lado, Enki us� sus naves avanzadas para evacuar a sus hijos humanos y salvar su semilla gen�tica.

Es importante notar que el salvador del Hombre siempre es Enki, el dios rebelde, en todos los relatos diluvianos pre-b�blicos. En las versiones mesopot�micas, es Enki-Ea, el Ushumgal del Santuario de Erid� (la Serpiente del Ed�n), quien se rebela contra el Concilio de Anu y salva a Ziusudra.

Del mismo modo, en la versi�n griega, es Prometeo, el mismo dios ben�volo que se opuso a los Titanes y le entreg� al Hombre el Fuego de los Dioses, quien trastoca el plan de las deidades mal�volas y salva a Deucali�n.

Y asombrosamente, seg�n el relato hind�, es Matsia, el primer avatar de la divinidad, quien salva a Manu, el hombre sabio, de la destrucci�n de las aguas.

En S�nscrito Matsia significa 'pez' y su avatar tocayo era una deidad pisciana. �Recordemos que en la cultura sumeria Enki, el se�or de las aguas, era asociado al pez!

Todos los relatos pre-b�blicos se�alan que Enki fue nuestro salvador de modo un�nime.

S�lo la Biblia adscribe el acto salv�fico a Yahv�.




La Torre de Babel

A pesar de la devastaci�n descomunal del gran diluvio de Anu-Yahv�, en realidad un nefando genocidio anuista perpetrado a nivel planetario, unos cuantos peque�os grupos de humanos enkistas, todos protegidos por el gran dios, lograron huir a las zonas monta�osas m�s altas al este y sobrevivir el cataclismo mort�fero.

Cuando el diluvio lleg� a su fin y las aguas retrocedieron, los hombres volvieron a las llanuras f�rtiles de Mesopotamia, Egipto y el Valle del Indo y empezaron a reconstruir la civilizaci�n humana.

Entre las culturas pos-diluvianas primigenias se encuentra la Civilizaci�n del Babel, la m�s destacada de aquella �poca.

El G�nesis b�blico, aunque fue escrito desde la perspectiva del Enemigo de la Humanidad Enkista, implica que el desarrollo de dicha civilizaci�n fue trastocado por el dios hebreo porque sus habitantes pose�an un nivel del conocimiento que alcanzaba el 'cielo' y hasta preocupaba al mismo Yahv�.

La Biblia relata que los fundadores de la Civilizaci�n de Babel vinieron del este y se asentaron en una llanura en la tierra de Sinar (G�nesis 11:2).

Ellos habr�n bajado de las sierras altas del subcontinente �ndico despu�s del diluvio y tra�do consigo la sabidur�a enkista de la antigua Atl�ntida, ubicada en la India antediluviana.

Est� claro que la tierra de Sinar se refiere a la regi�n de Sumeria en el sur de Mesopotamia ya que en el cap�tulo anterior el mismo lugar es identificado con el Reino de Nimrod y sus ciudades principales son nombradas como,

  • Babel

  • Erech (Uruk)

  • Akkad

  • Calneh

    G�nesis 10:10

Babel, conocido como Bab-Ilani en Acadio y Ka-Dingirra en Sumerio y cuyo nombre significa 'Puerta de los Dioses' en ambas lenguas, fue fundado por los sobrevivientes de la leyendaria civilizaci�n atlante y dotado de las ciencias ocultas de nuestros Dioses.

Babel era un verdadero portal a la divinidad.

Seg�n el relato b�blico, los hombres de aquel tiempo hablaban una sola lengua y propusieron edificar una torre cuya c�spide llegara al 'cielo' (G�nesis 11:1; 11:4).

Yahv�, el dios b�blico, m�s tarde llamar�a este emprendimiento humano "la obra" (G�nesis 11:6). Por supuesto, esta obra no se refiere a una torre literal ya que incluso los edificios m�s enhiestos no pueden alcanzar el 'cielo'.

Aqu� la construcci�n de la torre es una alegor�a que simboliza una gran obra espiritual con la cual el Hombre puede llegar a ser como los dioses.

En breve, la Torre de Babel se refiere a una ense�anza esot�rica oculta.

Del mismo modo, un texto sumerio antiguo conocido como Enmerkar y el Se�or de Aratta, habla de una leyendaria era de oro posdiluviana en la cual el rey semidivino Enmerkar, el precursor sumerio del Nimrod b�blico, constru�a zigurats en la regi�n sure�a de Mesopotamia.

Seg�n el mismo relato, en aquel tiempo el Reino de Sumeria pose�a los Me de la magnificencia, el mundo entero gozaba de un estado de armon�a, el lenguaje de la Humanidad hab�a sido unificado por Enki, todos los humanos hablaban a Enlil (�s�, a Enlil!) en una sola lengua y el Hombre no ten�a rival (Enmerkar 134-155).

Aqu� Enki y Enlil ense�an la sabidur�a del 'cielo' a la Humanidad y Enki unifica el habla de los hombres que antes estaba desunida. Est� claro que aqu� se trata de un lenguaje espiritual.

El narrativo de G�nesis 11 y el relato sumerio de Enmerkar y el Se�or de Aratta est�n hablando del mismo episodio hist�rico.

En Babel, los Dioses nos revelaban el mismo conocimiento (Me) que Enki le ense�� a Adapa-Ad�n en el Santuario de Erid�, el cual nos har�a como uno de los dioses, y nos ense�aban c�mo unificar nuestro lenguaje espiritual y lograr la Obra de la Divinidad.

Enki, Enlil, Marduk y varios otros nos ense�aban el Opus Magnum:

C�mo convertirnos en dioses.

En el relato de la Torre de Babel, una sola lengua unida (G�nesis 11:1) se refiere a nuestros chakras alineados y una comunicaci�n perfecta entre ellos.

El acto de cocer los ladrillos con fuego (G�nesis 11:4) es una referencia a la respiraci�n de fuego y�guica por la cual la serpiente sagrada de la Kundalini sube, y la torre cuya c�spide llega al 'cielo' (�dem) simboliza el abrimiento del s�ptimo chakra, el celestial ubicado en la coronilla, lo cual es la puerta a nuestro endiosamiento.

Los habitantes de Babel aprend�an el Yoga divino para el levantamiento de la Kundalini sagrada y los misterios m�s profundos.

Los Dioses son grandes y ben�volos.








La Invasi�n Anuista y las Guerras Celestiales

En Babel, la Humanidad crec�a espiritualmente bajo la tutela de los Dioses Enkistas e incluso estuvo a punto de lograr el Opus Magnum y conseguir la inmortalidad.

Nos faltaba muy poco, poqu�simo, para levantar la Kundalini y alcanzar el pr�ximo nivel de nuestra evoluci�n natural: la fase divina. �bamos a ser dioses, seres poderosos, se�ores de nuestra propia vida y due�os de nuestro destino. Nos faltaba muy poco.

Sin embargo, todo nuestro progreso asombroso fue desbaratado cuando Anu-Yahv�, el malvado dios de la Biblia, volvi� a la Tierra y se dio cuenta de lo que suced�a en el mundo posdiluviano.

Al ver la ciudad de los hombres, Anu-Yahv�, el gran tirano c�smico, se enter� de que los humanos hab�an comenzado el Opus Magnum y tem�a que nada podr�a detener su emprendimiento (G�nesis 11:6).

Aqu� podemos ver que el supuesto "dios omnipotente" del Juda�smo y sus secuaces celestiales est�n alarmados por el crecimiento del Hombre y buscan impedirlo a todo costo.

Entonces Anu-Yahv� declara:

"Ahora, pues, descendamos y confundamos all� su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compa�ero".

(G�nesis 11:7)

Notemos el pronombre plural en esta declaraci�n del dizque "�nico dios" de las religiones monote�stas.

El dios b�blico estaba acompa�ado por otras entidades ultraterrenales cuando atac� la Civilizaci�n de Babel.

El texto b�blico relata que Yahv�, una vez descendido a nuestro mundo, esparci� a los hombres sobre toda la faz de la Tierra y confundi� el lenguaje de toda la Humanidad.

Por consiguiente, el mundo humano se convirti� en una tierra de confusi�n y el nombre de Babel fue escarnecido como balal, juego de palabras en Hebreo que significa 'confundir' (G�nesis 11:8-9).

La Tierra entera fue atacada por Yahv� y la espiritualidad avanzada del antiguo orden enkista fue destruida.

En este episodio b�blico se trata de una INVASI�N EXTRATERRESTRE ANTIGUA por parte de los Anuistas...

Los llamados "�ngeles" de Anu-Yahv�, todos enemigos de la Humanidad, descendieron a nuestro planeta en sus naves espaciales, arremetieron contra la facci�n enkista con un solapado ataque de sorpresa, expulsaron a los Dioses ben�volos y al final se apoderaron de la Tierra.

Enki y sus dioses, todos guerreros nobles y valientes, buscaron resistir el embate de Anu, mas su resistencia fue abrumada por las hordas anuistas mal�ficas y el mundo fue conquistado por los invasores crueles.

Este acontecimiento aciago fue la base hist�rica de las "Guerras del Cielo" de la tradici�n b�blica.

La Gran Serpiente y sus legiones fueron vencidas en la batalla por el ej�rcito del cochambroso arc�ngel Miguel, el supuesto "Mes�as" de Anu y ahora muerto, y muchos de nuestros dioses como el gran Marduk, se�or de Babilonia, fueron tomados presos y encadenados en el abismo del inframundo (v�ase Apocalipsis 12:7-9).

Algunos de nuestros dioses, Enki incluido, lograron escaparse a tiempo y volver a su hogar en la constelaci�n de Ori�n.

Sin embargo, muchos m�s fueron capturados por el enemigo y encarcelados en la v�rtice energ�tica de Anu, la profundidad abismal del infierno que se ubica en el plano astral.

La invasi�n anuista fue un desastre total para la Humanidad.

Nuestro planeta cay� en las garras sangrientas de un dios impostor mal�volo y su camarilla extraterrestre degenerada, nuestros dioses fueron desterrados y nuestro conocimiento ancestral fue suprimido.

La �ltima era dorada de la Raza Humana lleg� a su fin...

Cuando Anu-Yahv� invadi� la Tierra e impuso su programa de 'confusi�n' como relata el Libro de G�nesis, �l y sus secuaces no s�lo destruyeron muchos conocimientos espirituales del legado enkista y borraron los registros hist�ricos previos, sino que tambi�n atraparon la Tierra en su red energ�tica a trav�s de su poderosa magia negra extraterrestre (la magia es la 'manipulaci�n de la energ�a natural'), sellaron nuestros chakras, desactivaron nuestras habilidades ps�quicas naturales y nos inocularon un programa de debilitamiento mental.

Nuestra anatom�a oculta fue cambiada por los invasores y perdimos casi todo nuestro conocimiento esot�rico.

Es por eso que en estos tiempos tenemos la psique muy atrofiada y nadie es capaz de levantar su Kundalini de modo permanente y alcanzar la divinidad.

El malvado Anu-Yahv� nos ha sometido a su sistema de magia mal�fica y ha reducido al Hombre al nivel de un esclavo d�cil, ignorante y "castrado" espiritualmente.

El "�rbol de la Vida" de la K�bala jud�a, en realidad el �rbol de la Muerte, es el mugroso sistema m�gico por el cual Anu-Yahv� y su camarilla nos debilitan y esclavizan.

La red energ�tica en la cual Anu-Yahv� atrap� la Tierra se puede llamar la M�trix Anuista. Seguimos atrapados y bajo su influencia.

Nuestro planeta est� rodeado por los extraterrestres mal�volos de Anu que se esconden en el astral. Ellos son los soberanos oscuros de nuestro mundo. Ellos son los 'Arcontes', invasores ultraterrenales, del Demiurgo, Yaldabaoth (Yahv�), el falso dios de este mundo, de acuerdo con la cosmovisi�n del Gnosticismo antiguo.

La escuela gn�stica fue una corriente esot�rica antigua que rechazaba el dogma de las religiones abrah�micas opresivas y postulaba que el mundo f�sico hab�a sido atrapado por un perverso dios impostor, identificado con el dios sanguinario y psic�pata de la Biblia, quien s�lo busca esclavizar a la Humanidad en las sombras del oscurantismo.

Las varias sectas gn�sticas fueron aniquiladas por la Iglesia Cat�lica Romana en el siglo 4 tras ser condenadas como "herejes".

Curiosamente los textos gn�sticos encontrados entre los Rollos de Nag Hammadi hablan de dos especies arc�nticas:

  • un arconte de tipo fetoide que ten�a un aspecto parecido al de un feto humano

  • un arconte drac�nico que se asemejaba a un drag�n o reptil humanoide

�Suenan familiares...?

El investigador y autor gn�stico John Lash plantea que �stos son id�nticos a los Grises y los Reptilianos de la ufolog�a actual. Estas razas alien�genas se aliaron con el malvado Anu-Yahv� y sus "�ngeles" en el momento de su invasi�n de la Tierra y ahora trabajan para la esclavizaci�n de la Humanidad bajo el nefando Nuevo Orden Mundial.

El relato de la Torre de Babel es la evidencia textual principal de la Invasi�n Extraterrestre por parte de Anu-Yahv� y sus mercenarios.

No obstante, la verdad es que existen m�s textos antiguos que relatan guerras celestiales entre grupos de dioses opuestos en un tiempo primordial.

Los Lamentos de Sumeria, un cuerpo de registros sumerios muy antiguos, describen c�mo las ciudades terrestres de los Dioses Enkistas fueron desoladas por 'una tormenta arrasadora unida por un calor abrasador' y un subsiguiente 'viento maligno' que 'priv� a la tierra del brillante sol del d�a' e hizo que 'los campos se contaminaran' y 'los rostros de los hombres se tornaran p�lidos'.

El desastre fue ordenado por Anu. Los Anuistas atacaron las ciudades de Enki y Marduk con armas nucleares de origen extraterrestre.

Los mismos textos relatan que al final los Dioses, Enki incluido, tuvieron que evacuarse de sus santuarios terrenales, abandonar sus territorios y volver al 'cielo' 'volando como un p�jaro' (V�ase Lamento de Uruk y Lamento de Erid�).

En el Hinduismo v�dico tambi�n encontramos una guerra c�smica perenne entre los Devas y los Asuras que se desenvuelve en los tres dominios:

  • el Cielo

  • la Tierra

  • los reinos del Inframundo

Los Devas son id�nticos a los dioses ben�volos y representan la Vida y la pr�ctica de las virtudes.

En cambio, los Asuras, los representantes de las tinieblas de la era de decadencia, son los dioses de Anu que van en contra del orden natural de la Vida y hacen la iniquidad en el mundo.

En la literatura hind� estos grupos de deidades opuestas batallan con magia poderosa, armas sobrenaturales y veh�culos voladores.

En fin, algunos vestigios textuales de la Invasi�n Extraterrestre de Anu-Yahv� y la guerra antigua entre los Dioses Enkistas y los Anuistas se conservan en varios registros religiosos y mitol�gicos del mundo antiguo.







Anu-Yahv� - El Due�o de la Era de las Tinieblas

En la Biblia, Yahv�, el dios de los Hebreos, se presenta como el Alt�simo del 'cielo', el hacedor todopoderoso del universo entero, y jura hacer guerra contra todos los dioses de los pueblos ajenos.

En el Juda�smo b�blico, Yahv�, el Se�or de los Ej�rcitos Celestiales, es un d�spota belicoso y despiadado que busca vencer a los rivales de su Pueblo Elegido, destruir a los pueblos paganos de la Tierra y conquistar las naciones para su Pueblo de Israel.

Este hecho curioso parece contradecir la afirmaci�n monote�sta de que el dios b�blico es el regente omnipotente y omnipresente de toda la creaci�n.

Un creador universal no tendr�a por qu� conquistar pa�ses rivales en la Tierra, pues l�gicamente �l ya ser�a su due�o.

En el Antiguo Testamento, Yahv�, el dios del supuesto monote�smo, es m�s como un invasor for�neo que busca apropiarse de algo que no le pertenece.

Como acabamos de ver, Yahv� y sus "�ngeles" son invasores ileg�timos que se apoderaron de nuestro planeta tras derrotar y desterrar a los Dioses originales.

Esta era de oscurantismo es el tiempo de su reinado sobre la Tierra y el monote�smo b�blico es su enga�oso programa de control contra la Humanidad. La realidad es que la Biblia hebrea, el "libro sagrado" del Juda�smo, es nada m�s que un cianotipo conspiratorio para la conquista de todas las naciones gentiles y la dominaci�n mundial jud�a.

El llamado "Nuevo Testamento" es el siniestro veh�culo del enga�o por el cual el pueblo de Yahv� les impondr�n su religi�n extra�a a los pueblos gentiles y sembrar las semillas de su derrota. El monote�smo b�blico es el 'Caballo de Troya' jud�o contra la Humanidad.

La esperada Era Mesi�nica jud�a es nada m�s que la esclavizaci�n total de los pueblos gentiles y el dominio total del pueblo jud�o sobre el mundo. El Sionismo b�blico es el meollo del Nuevo Orden Mundial y su dios oscuro es nadie m�s que Yahv�, el enga�ador del mundo entero.

La era del monote�smo es un tiempo de tinieblas sobre nuestro mundo.

La Humanidad est� bajo el dominio del malvado invasor c�smico, Ēl, ese mal�fico Saturno, el maldecido Tiempo, el juez oscuro, el sembrador del karma y del sufrimiento, que es nadie m�s que Anu; y el mundo se encuentra desconectado de los Dioses originales que siguen encadenados en las prisiones energ�ticas (inframundos) de sus captores o exiliados en su propio planeta en Ori�n.

Es por esta raz�n que los grandes Dioses antiguos "desaparecieron" de la faz de la Tierra y despu�s de eso la comunicaci�n con ellos se limitaba a visiones y la clariaudiencia en estados de conciencia alterados.

Los Dioses, a�n estando encarcelados o en el exilio, segu�an su contacto con nosotros a trav�s de sus cuerpos astrales. Lejos de nosotros e incapaces de volver a la Tierra en sus cuerpos f�sicos, ellos realizaban viajes astrales para ense�ar a sus fieles humanos.

Es por eso que la comunicaci�n con "esp�ritus familiares" est� prohibida en la Biblia y los dioses paganos fueron denigrados como "demonios" por los fan�ticos enfermizos de la Iglesia.

El mundo bajo el dominio del orden sat�rnico de Anu-Yahv� es una aut�ntica c�rcel planetaria.

En esta era tenebrosa,

  • vivimos en el sistema ilusorio del Demiurgo

  • estamos atrapados en su M�trix arc�ntico

  • seguimos alejados del orden natural del mundo

  • nuestros chakras est�n sellados

  • nuestras habilidades ps�quicas naturales est�n desactivadas

  • nuestra espiritualidad original est� totalmente perdida

Adem�s, el hado de nuestras encarnaciones es determinado por los Arcontes demi�rgicos y estamos sometidos al Karma, invento cruel de Anu-Yahv�-Saturno.

S�, el Karma no existe naturalmente; el karma es nada m�s que una carga artificial que Saturno, el sembrador de la miseria, impuso a la Humanidad.

En el Hinduismo, este tiempo de decadencia se llama Kali Yuga, la era de la impureza. Kali Yuga es el �ltimo de los cuatro yugas o ciclos temporales del mundo humano y se caracteriza por la ignorancia, la inmoralidad, el obscurantismo, la corrupci�n, la mentira y el sufrimiento extremo.

Es todo lo contrario a Satya Yuga, la Era de la Verdad.

En Kali Yuga, el mundo entero est� gobernado por el demonio Kali y sus potestades demon�acas Koka y Vikoka, el Dharma o religi�n aut�ntica est� olvidado, las espiritualidades falsas prevalecen, el conocimiento verdadero est� perdido, el enga�o eclipsa la verdad y el mal se entiende por toda la Tierra.

Kali Yuga, que reemplaz� las eras doradas de anta�o, es el tiempo del reinado del malvado Anu-Yahv� sobre nuestro planeta desde su invasi�n de la Tierra hace unos milenios.

Seg�n las profec�as hind�es, Kali Yuga llegar� a su fin cuando Kalki, el �ltimo avatar de la divinidad aut�ntica (Enki-Satya), se manifieste en el mundo y destruya a Kali y sus demonios para inaugurar el pr�ximo Satya Yuga.

La Profec�a de Thot, un texto apocal�ptico egipcio, habla sobre el advenimiento de una �poca de oscuridad total en los tiempos postreros.

En dicho texto, Thot, el gran dios de la sabidur�a e hijo segundo de Enki, conocido como Ningishzidda en la cultura sumeria, advierte que en aquellos d�as,

  • los Dioses originales estar�n ausentes de la Tierra

  • la religi�n verdadera ser� reemplazada por una ilusi�n

  • el conocimiento aut�ntico desaparecer�

  • la decadencia se extender� por todo el mundo

  • hombres necios se mofar�n de la espiritualidad y de la idea de que el alma es inmortal

  • el mal prevalecer� y ... �S�LO LOS �NGELES MALVADOS PERMANECER�N!

Adem�s, esos �NGELES MALVADOS gobernar�n sobre el mundo, instigar�n la corrupci�n en los gobernadores de las naciones y ense�ar�n cosas que son nocivas para el alma.

La era de oscuridad seguir� hasta que el gran Hacedor, Ptah (Enki), vuelva y venza al mal.

�Qui�nes son los DEMONIOS que se�orean sobre el mundo en Kali Yuga?

�Qui�nes son los �NGELES MALVADOS que reemplazan a los Dioses originales en la era de oscuridad?

Ellos son los extraterrestres de Anu-Yahv� que invadieron nuestro planeta tras la ca�da de la Civilizaci�n de Babel.

Ellos son los Arcontes del malvado Demiurgo, Yaldabaoth, que atrapan a la Humanidad en su sistema ilusorio a trav�s de sus religiones enga�osas.

Ellos son las entidades mal�ficas que est�n detr�s de la magia esclavizadora de la K�bala y el Nuevo Orden Mundial sionista. �Kali Yuga es la era del dominio anuista!

El dios impostor, el Demiurgo en t�rminos gn�sticos, no es el creador de este cosmos. Yahv� nunca cre� nada. �l no form� un mundo defectuoso en la densidad de la materia como afirma la cosmolog�a gn�stica. El mundo material no es inherentemente malo y nunca fue su creaci�n.

Anu-Yahv�, el enga�ador c�smico, se hizo pasar por "creador universal" y "�nico dios omnipotente" cuando invadi� la Tierra y fund� sus religiones monote�stas ilusorias.

El dios b�blico es nom�s un invasor for�neo. El mundo est� en muy malas condiciones ahora, pero no siempre ha sido as�.

Muchas de las tradiciones paganas antiguas hablan de eras doradas gloriosas que antecedieron la era de oscuridad actual. En aquellos tiempos, los Dioses originales andaban la Tierra y ense�aban a los hombres, la Tierra produc�a frutos en abundancia y no hab�a hambre, el nivel de espiritualidad era m�s elevado y la vida humana estaba llena de gozo.

Sin embargo, todo eso cambi� cuando el tirano c�smico y sus esbirros invadieron este planeta y nos privaron de los beneficios naturales del mundo.

Kali Yuga, la era de la ausencia de los Dioses aut�nticos, ya ha durado m�s de cuatro milenios y a�n seguimos bajo el dominio del mal absoluto, el cual tiene por nombre Anu, El, Yahv�, Yaldabaoth, Saturno.

Sin embargo, dentro de muy poco tiempo, Kali Yuga llegar� a su fin y el mundo recibir� el pr�ximo Satya Yuga, Era de la Verdad Eterna, la era de Enki-Satya, el verdadero libertador ben�volo de la Raza Humana.

�Todos los Dioses Enkistas que fueron encarcelados por Anu ahora se han liberado sin ninguna excepci�n y un d�a los grandes Anunnaki de Enki volver�n para libertar a sus hijos humanos...!



Referencias

  1. Kvanvig, H.S. (2011) Primeval History: Babylonian, Biblical, and Enochic - An Intertextual Reading. Leiden (pp. 57-59)

  2. Kvanvig, H.S. (2011) Primeval History: Babylonian, Biblical, and Enochic - An Intertextual Reading. Leiden (pp. 77-78)