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Mayo 2015
del
Sitio Web
EnkiPtahSatya � � �
� � � � � � � � La Venida de los Dioses a la Tierra y la Creaci�n de la Raza Humana
� La versi�n oficial de la erudici�n moderna afirma que la historia de la civilizaci�n humana se remonta s�lo hasta el cuarto milenio AEC y que antes s�lo hab�a comunidades primitivas de cazadores y recolectores. � En cambio, el legado literario de muchas de las culturas m�s antiguas como la sumero-acadia, la egipcia y la hind� nos presenta una historia de la civilizaci�n del Hombre que se remonta hasta un tiempo mucho m�s antiguo y habla de un mundo leyendario olvidado en el cual poderosos seres divinos andaban la Tierra, fundaban grandes civilizaciones prehist�ricas e interaccionaban con los Humanos primigenios. �
Lo cierto es que existe
una gran discrepancia entre los registros que nos legaron nuestros
antepasados antiguos y la doctrina de la arqueolog�a actual. � Del mismo modo, los mismos relatos son c�modamente pasados por alto o denigrados como mitolog�as paganas primitivas por las instituciones religiosas tradicionales cuya credibilidad ser�a grandemente socavada en el caso de su revelaci�n extendida. � En el a�o 2003, durante la Guerra de Irak, los due�os del poder, a saber las superpotencias militares de Estados Unidos y Gran Britania, llevaron a cabo el saqueo del Museo Nacional de Bagdad y sistem�ticamente destruyeron millares de tablillas hist�ricas sumerias que a�n no hab�an sido publicadas. � Evidentemente la �lite mundial busca ocultar nuestro verdadero pasado. Los autoproclamados "expertos" quieren hacernos creer que nuestra historia primordial fue una simple f�bula y que nuestros grandes Dioses ancestrales, Enki y sus h�roes Anunnaki, eran nada m�s que abstracciones naturales o fragmentos de la imaginaci�n antigua. � Ellos afirman que no hubo dioses y que la Humanidad simplemente los invent� cuando lleg� a una etapa filos�fica de su evoluci�n. �
Muchos "estudiosos"
modernos se burlan tan arrogantemente de la idea de que los antiguos
relatos de los Dioses tienen una base ver�dica. � En realidad, la arqueolog�a convencional actual es un enga�o. � Hoy los "eruditos" quieren imaginar que las inmensas y misteriosas estructuras megal�ticas de anta�o como las grandes pir�mides de Egipto fueron construidas por trabajadores de la Edad del Bronce con las herramientas primitivas de aquella �poca. �Vaya menuda tonter�a...! � En cambio, los historiadores antiguos nos dan una respuesta clara:
En esta serie vamos a
revisar las evidencias textuales que nuestros antepasados nos
legaron y revelar la historia verdadera de la Raza Humana. �
�
� Fue un hallazgo verdaderamente asombroso. Los asiri�logos que estudiaron los textos se dieron cuenta de que las tablillas eran de la civilizaci�n sumeria antigua y constitu�an la literatura m�s vetusta jam�s encontrada con una antig�edad de m�s de cuatro milenios. �
Adem�s, era evidente que
muchos de sus relatos se asemejaban a los narrativos del G�nesis
b�blico posterior y que de hecho aquellos hab�an influenciado el
contenido del relato de la creaci�n de la Biblia hebrea. �
Los Anunnaki, llegados a una Tierra
pr�stina y virginal, establecieron una civilizaci�n pre-humana e
irguieron sus respectivas ciudades sagradas en la regi�n de
Mesopotamia. � Sin embargo, seg�n textos como el famoso Poema de Atrahasis y el antiqu�simo Mito de Enki y Ninmah (Ninḫursaĝ), los Igigi se cansaron de tanta brega y decidieron amotinarse en protesta. Quemaron sus herramientas y hasta rodearon la morada terrestre de su soberano Enlil. �
As� tuvo lugar la primera
huelga general en la historia de nuestro planeta. � Su propuesta fue la creaci�n del Hombre (Homo Sapiens) con el fin de que reemplazara a los Igigi en sus labores. � El proyecto fue autorizado por el Concilio y Enki form� al prototipo de la Raza Humana en su sagrado Abzu. Enki fue ayudado por otras deidades, sobretodo por las "diosas parturientas". �
Los primeros Humanos
fueron creados con �xito y ellos se encargaron de los trabajos de
los Igigi. �
Para Sitchin y sus
seguidores, los Anunnaki crear�an al Hombre a trav�s de la
ingenier�a gen�tica extraterrestre como un minero esclavo para la
extracci�n de oro. � Vemos el mismo fen�meno en la Biblia posterior seg�n la cual el trono de "dios" se ubica en el 'cielo' y adem�s all� en el dominio celestial suceden guerras entre �ngeles. El "'cielo'" se refiere al espacio exterior m�s all� de nuestra Tierra y a los mundos lejanos que existen all�. � Sin embargo, la verdad es que no sabemos si los Anunnaki realmente vienen de un planeta llamado Nibiru o si dicho cuerpo celeste existe. �
El verdadero origen de
Enki y los Anunnaki es un planeta dentro de la
constelaci�n de Ori�n y varias
culturas antiguas tuvieron cierta fascinaci�n con la misma. � �
� Aunque no se enfatiza la palabra 'oro' de modo expl�cito, el Mito de Enki y Ninmah, relato sumerio original que subyace el Poema de Atrahasis, menciona que antes de la creaci�n del Hombre los Igigi excavaban canales y sacaban limo en la regi�n de Harali. � Este top�nimo mitol�gico es una referencia sutil a la extracci�n de oro en t�rminos antiguos. � En la cultura mesopot�mica antigua, la leyendaria tierra de Harali, conocida tambi�n como Arallu, era considerada un lugar aur�fero conocido por su abundancia de metales preciosos (Ebeling y Meissner, 1997,i Reiter, 1997ii). � Curiosamente podemos ver que hasta el narrativo del G�nesis b�blico posterior, un rid�culo plagio tard�o en el que a�n se conservan varios componentes de la versi�n sumeria original, alude sutilmente a una relaci�n entre la creaci�n del Hombre y la importancia del oro. � Inmediatamente despu�s de la formaci�n del Hombre a la imagen y semejanza de los Elohim, el narrador b�blico hace una menci�n muy breve de la tierra de Havil� cerca del Ed�n cuyo oro es abundante y muy bueno (G�nesis 2:10-12). �
En fin, Sitchin s� acert�
en afirmar que el Hombre reemplaz� a los Igigi en la miner�a de oro. � El Poema de Atrahasis enfatiza la importancia de la agricultura. � En la era pre-humana los dioses menores excavaban los cursos de agua, irrigaban los campos y vivificaban la tierra (Atrahasis 1:21-26) y m�s tarde los Humanos, tras reemplazar a sus antecesores divinos, constru�an grandes diques de riego para satisfacer el,
Del mismo modo, el llamado Relato Biling�e de la Creaci�n del Hombre, otro relacionado texto sumero-acadio, coloca un �nfasis en el mantenimiento de la econom�a de la civilizaci�n. � Seg�n �ste, los Humanos cultivaban los campos de los Anunnaki, ampliaban las riquezas del pa�s, se dedicaban a la ganader�a y celebraban dignamente las fiestas de los grandes Dioses (Creaci�n Biling�e 35-37; 40-41). �
En resumen, los Hombres
no s�lo se dedicaban a la miner�a de oro, sino que eran agricultores
que prove�an la civilizaci�n de los Anunnaki de alimentos y luego
entreten�an a sus maestros divinos con sus festivales. �
�Enki y sus h�roes
Anunnaki son dioses poderos�simos y no precisan de metales valiosos
como el oro para su supervivencia! � Los Anunnaki se acercaron a la zona habitable de nuestro sistema solar y encontraron nuestra Tierra llena de vida. � Aterrizaron en la regi�n de Mesopotamia y fundaron una peque�a colonia extraplanetaria en lo que m�s tarde ser�a nuestro mundo. Su especie ya hab�a perfeccionado la ciencia de la colonizaci�n espacial. �
Esta interpretaci�n nos
explicar�a porqu� en los relatos antiguos muchos de los dioses m�s
altos como Anu por ejemplo ten�an su morada habitual en el 'cielo' y
bajaban a la Tierra s�lo en ocasiones especiales como concilios
importantes mientras un equipo peque�o de dioses encabezado por
Enki y su hermanastro Enlil ten�a residencia permanente
en la Tierra donde constru�an sus respectivas ciudades sagradas y
vigilaban el mantenimiento de la civilizaci�n pre-humana. � Al inicio fueron los Igigi, dioses menores, los que irrigaban los campos, labraban la tierra, hac�an la cosecha, criaban ganado y realizaban operaciones de miner�a en los yacimientos minerales para mantener la civilizaci�n colonial de los Dioses. � Despu�s de la rebeli�n de los Igigi, Enki, el gran genetista, manipul� el ADN de un hom�nido terrestre primitivo (Homo Erectus) que hab�a encontrado en la Tierra y form� al Homo Sapiens usando su propio material gen�tico. � Su proyecto fue un gran �xito. � El nuevo hom�nido hibridizado llevaba la sangre de sus hacedores divinos y reemplaz� a los Igigi en sus tareas. �
En aquel tiempo los
Humanos a�n viv�an en la estepa salvaje (denominada "Ed�n" en
Sumerio) fuera de las ciudades divinas y abastec�an la colonia de
los visitantes extraterrestres. �
La
Ciudad Sagrada de Enki
crean al Hombre
La Ingenier�a Gen�tica de los Anunnaki
� La epopeya babilonia Enuma Elish relata que primero el universo fue generado en medio de un caos primordial tras una mezcla de las aguas primigenias de Abzu y Tiamat y luego los primeros dioses y sus linajes divinos fueron engendrados dentro de la creaci�n. �
Dicho de otra manera,
seg�n la cosmolog�a mesopot�mica, el cosmos naci� primero y los
dioses nacieron despu�s. Los dioses no fueron los creadores del
universo sino una creaci�n de �l. Esto es muy interesante. � Ellos empezaron su existencia como un hom�nido primitivo parecido al Homo Erectus terrestre, siguieron una evoluci�n lenta y estable y al final llegaron a convertirse en el Homo Divinus, el nivel evolutivo m�s alto del g�nero humanoide. � Sus respectivas fases de evoluci�n fueron:
Los Anunnaki son tanto dioses como extraterrestres biol�gicos. �
Eran hom�nidos
alien�genos que se convirtieron en dioses a trav�s de la evoluci�n.
Son dioses en el sentido polite�sta de la palabra; son dioses
c�smicos que nacieron dentro de la creaci�n y alcanzaron un nivel
muy alto de poder. �
Despu�s de los disturbios
de los Igigi en la Tierra, Enki-Ea, el pr�ncipe sabio y hijo
primog�nito del malvado "dios del 'cielo'" Anu, se encarg� de la
creaci�n del Hombre a petici�n de su madre ben�vola la gran diosa
primordial Namma (Enki y Ninmah 12-37; Atrahasis 1:204-218) y junto
con su hermanastra la experta Ninmah y un equipo de diosas
parturientas logr� formar a los primeros Humanos inteligentes (Enki
y Ninmah 35-37; Atrahasis 1:189-204).
�Notan las formas plurales en esta declaraci�n de los dioses? �
Los Elohim eran
los dioses celestiales del pante�n sem�tico (cananeo) pre-b�blico y
correspond�an a los dioses Anunnaki de la cultura sumero-acadia.
G�nesis, una refundici�n tard�a de los relatos de la creaci�n
sumerios, aqu� hace referencia a la creaci�n del Hombre por parte de
los Anunnaki. � El Mito de Enki y Ninmah relata que Enki form� a la Raza Humana de la arcilla de su sagrado Abzu y luego el producto final fue alumbrado por las diosas parturientas (Enki y Ninmah 31-37). �
Del mismo modo, el
Poema de Atrahasis detalla que Enki form� al Hombre en la
arcilla mezclada, le a�adi� la sangre de un dios rebelde y le otorg�
un alma divina, lo cual lo mantendr�a vivo a�n despu�s de su muerte
(Atrahasis 1:221-230). � As� es. Enki es id�ntico a la Serpiente sabia del G�nesis b�blico. �
�Lo asombroso es que los
textos sumerios revelan que la Serpiente del Ed�n, el rival divino
del
dios judeocristiano Yahv� (Jehov�),
es en realidad el 'verdadero' Padre Creador de la Raza Humana...! � Enki, junto con su hermanastra Ninmah (Ninhursag), amas� la arcilla mezclada, la separ� en catorce pedazos de pasta y los coloc� en las matrices reunidas de las diosas parturientas (Atrahasis K.7816 d). �
Luego siete alumbraron
machos y siete m�s alumbraron hembras. Catorce Humanos fueron
engendrados en la morada de Enki (Atrahasis manuscrito neo-asirio
a). � En los textos sumerios se encuentra una referencia a un hombre primitivo y pre-civilizado que a�n vive en la estepa en medio de las bestias,
Enki tom� el ADN del Homo Erectus, lo mezcl� con su propio material gen�tico divino (la arcilla mezclada) y luego insemin� el producto hibridizado a las matrices de algunas hembras de los Anunnaki. � As� el Hombre experiment� un salto qu�ntico en su evoluci�n gracias a la intervenci�n de Enki y el Homo Sapiens naci�. El Poema de Atrahasis explica que cuando la Humanidad recibe la sangre divina de sus hacedores celestiales,
Es por esta raz�n que
nosotros, Homo Sapiens, llevamos s�lo 23 pares de cromosomas y
mostramos la misteriosa fusi�n tel�mero-tel�mero ancestral en el
segundo par cromos�mico mientras todos los hom�nidos y simios
anteriores a�n tienen 24 pares y sin ninguna fusi�n en el segundo
par. �
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Las religiones abrah�micas, todas
enga�os del enemigo para confundir a la Humanidad, hablan de una
lucha primordial entre el "dios padre" Yahv� (Jehov�) y la Serpiente
antigua "Satan�s". �
De hecho, el dios b�blico
Yahv� es conocido por el te�nimo sem�tico Ēl en muchos vers�culos de
la Biblia hebrea. Recordemos que los Elohim y los Anunnaki son
id�nticos. � Muchos autores afirman err�neamente que el dios b�blico es id�ntico a Enlil, el hermanastro de Enki, y que Enlil es el enemigo de la Humanidad, pero eso no es verdad. �
El Yahv� judeocristiano,
la deidad que busc� ocultarle al Hombre el Conocimiento del Cielo en
el Huerto del Ed�n, s�lo pudo haber sido Anu. Pronto veremos por
qu�. � De hecho, incluso Anu es un ser creado, engendrado por los dioses primordiales Anshar y Kishar seg�n la cosmolog�a sumeria (justo como su equivalente sem�tico Ēl fue engendrado por las deidades pre-pante�nicas Elyon y Beruth en la mitolog�a cananea antigua), y adem�s, este mismo Anu subi� al trono como un violento usurpador, derrotando a su antecesor el dios Alalu por la supremac�a del 'cielo' (Van Der Toorn, 1996).iv �
Anu no es "Dios" en el
sentido monote�sta de la palabra. � Adem�s, justo como su equivalente hebreo Ēl, Anu era asociado al mal�fico planeta Saturno, el juez oscuro de todos los planetas (Evans, 1998). v � Ēl (Yahv�) no s�lo fue deificado en el planeta Saturno, sino que tambi�n su d�a sagrado, el S�bado (D�a de Saturno), Shabbat en Hebreo, proviene de la palabra sem�tica Shabbathai, el nombre del dios y del planeta Saturno en la lengua hebrea. �
En fin, Anu, Ēl, Yahv� y
Saturno son la misma entidad. �
Lo que la Biblia dice
aqu� es cierto y se encuentra el mismo relato, el original, en los
textos sumerios. �
Enki le revel� al Hombre
la ciencia del �rbol de los Me (Versi�n sumeria del �rbol de
la Ciencia), los saberes de la civilizaci�n de los Anunnaki, en su
Santuario de Erid� en la tierra del Ed�n. � Este episodio es casi id�ntico en el relato b�blico posterior. En G�nesis un iracundo Yahv� maldice a la Humanidad expuls�ndola a la tierra for�nea e imponi�ndole varias adversidades como la enfermedad y la enemistad (G�nesis 3:14-19). �
El Hombre es castigado
por conocer la ciencia de los dioses. � Para Enki, nosotros trabajar�amos para los Anunnaki en el mantenimiento de su nueva colonia terrestre y los Anunnaki acelerar�an nuestro desarrollo evolutivo y nos ense�ar�an la civilizaci�n del 'cielo' y la ciencia de la divinidad, lo cual nos har�a como los mismos dioses (G�nesis 3:5). � As� nuestra convivencia conllevar�a un beneficio mutuo. � Adem�s, la colonia terrestre iba a ser para nosotros, nuestra herencia leg�tima, e �bamos a ser sus due�os. �
Es por eso que Enki, le
ense�� a Adapa los saberes de la civilizaci�n divina. Eso fue el
conocimiento necesario para la independencia y la autonom�a de la
Raza Humana en su propio planeta. � Es por eso que Anu-Yahv� impuso su pol�tica de oscurantismo. Los Anunnaki Anuistas, conservadores a ultranza, resintieron la mezcla de la sangre divina con la humana y el consiguiente salto cu�ntico en la evoluci�n de la Humanidad terrestre. �
Por lo tanto, Anu-Yahv� y
sus "�ngeles", los invasores mal�ficos a los cuales los Gn�sticos
llamaban "Arcontes"
del malvado Demiurgo, buscan destruir nuestra ingeniosidad inmensa y
atraparnos en sus
religiones oscurantistas y misantr�picas.
Es por eso que en
G�nesis, Enki es conocido como la Serpiente y dice que el
conocimiento que �l revela puede hacer al Hombre como los Dioses. � Aqu� el "Fuego" se refiere tanto al conocimiento del 'cielo' como al fuego de la Kundalini que arde por el cuerpo y va abriendo los chakras de nuestra anatom�a oculta. �
Enki-Prometeo nos ense��
el sagrado camino a la divinidad. � El apodo verdadero de Enki no es "Satan�s" cuyo significado es "adversario" en Hebreo sino "Satya", voz s�nscrita que significa Verdad Eterna. � El calumnioso "Satan�s" es una corrupci�n de "Satya" que Anu le impuso a Enki. Enki-Satya, un dios cuya presencia hist�rica ha sido borrada por las religiones monote�stas violentas, es el se�or del Satya Yuga, la pr�xima era de oro en nuestra Tierra. �
(�ste llegar� en la Era
de Acuario, pues Enki siempre ha sido una deidad acu�fera asociada a
Acuario. �Noten la conexi�n!). � Su reino es el infame Nuevo Orden Mundial de su pueblo sionista. En este Yuga el conocimiento aut�ntico est� perdido, la verdad est� olvidada y la mentira prevalece. �
El mundo est� en muy
malas condiciones y a la merced de las religiones y filosof�as
destructivas del falso dios de este mundo. La Tierra sigue atrapada
en la v�rtice astral de Anu-Yahv� y sometida a la energ�a de su
mal�fico Saturno, el planeta del Karma y de la miseria. �
El Gran Diluvio, Babel y las Guerras Celestiales Embates contra la Humanidad
� Enki instaur� el oficio de sacerdote y se lo confiri� a Adapa, un modelo del Hombre civilizado y el primero de los siete Gran Sabios antediluvianos de la tradici�n Abkallu. � As� Enki fund� las primeras escuelas de los misterios esot�ricos ense�ando a sus sacerdotes mucho conocimiento oculto. � Gracias a las ense�anzas de Enki, el Hombre ya ten�a el conocimiento necesario para gobernar su propia civilizaci�n y ya no era un simple trabajador de los Anunnaki. Enki le hab�a otorgado al Hombre su libertad y su autonom�a. � Anu-Yahv�, enfurecido por el desaf�o de Enki, maldijo al Hombre y por despecho aument� su sufrimiento en la Tierra (G�nesis 3:14-19; Leyenda de Adapa). � Por consiguiente, muchas nuevas enfermedades y fuentes de dolor entraron en el mundo humano. � Eso no fue porque el Hombre cometiera un pecado ancestral como ense�an las religiones, sino porque Yahv� le tuvo al Hombre mucho rencor y al final �l mismo maldijo a la Humanidad. �
Anu sab�a que ya hab�a
perdido a su "raza esclava". El gran cisma entre los Enkistas
y los Anuistas se produjo. Despu�s de castigar a la Humanidad
entera, Anu dej� la Tierra y volvi� al 'cielo'. � En aquel tiempo el nivel de conocimiento espiritual era m�s alto y los hombres eran mucho m�s longevos. �
Este mundo corresponde a
la leyendaria Era de Oro de las varias mitolog�as antiguas.
Fue entonces cuando se fundaron las m�ticas civilizaciones
antediluvianas como la Atl�ntida. � Esta hibridizaci�n fortalece grandemente al g�nero humano antediluviano y la vitalidad divina que le proporciona hace que el Hombre sea m�s rebelde e incluso se convierta en un rival de los dioses (Kvanvig, 2011). i � Del mismo modo, en la muy parecida Epopeya de Gilgamesh encontramos a grandes semidioses y h�roes sobrehumanos que gobiernan los reinos del mundo antediluviano. � �stos son el resultado de relaciones sexuales entre los dioses del 'cielo' y las mujeres de la Tierra. �
De hecho, se dice que el
mismo Gilgamesh, el protagonista de la epopeya, es un semidi�s cuya
sangre es dos tercios divina y un tercio humana. Este mestizaje con
los Igigi podr�a explicar por qu� encontramos a personajes sumamente
longevos en los relatos de la era antediluviana. � En G�nesis 6:2 leemos que los misteriosos Bene ha Elohim , hijos de los dioses en Hebreo, ven que las hijas de los hombres son hermosas y deciden tomar para s� mujeres humanas. � Noten que la frase "hijos de Dios" en las Biblias modernas es una traducci�n enga�osa ya que el verdadero significado del t�rmino Bene ha Elohim es "hijos de los dioses". En la Biblia a�n existen muchos elementos polite�stas escondidos. �
Volviendo al tema, los
hijos de los dioses se rebelan contra la autoridad de Yahv� y se
acuestan con las hijas de los hombres, lo cual engendra a los
famosos
Nefilim del mundo antediluviano
(G�nesis 6:4). � Seg�n la literatura enoquiana, los Bene ha Elohim de G�nesis 6:2 son 'Vigilantes', custodios ang�licos, que abandonan su morada en el 'cielo', descienden a la Tierra, mantienen relaciones sexuales con las mujeres terrestres y engendran una raza de sobrehumanos medio-divinos en contra de las leyes de Yahv� (Enoc 6:2; 7:1-5; Jubileos 4:15; 5:1). � Los narrativos de estos textos ap�crifos son muy interesantes y arrojan luz sobre la raz�n por la que Yahv� prohibi� que los Vigilantes se mezclaran con los humanos. � El Libro de Enoc revela que los �ngeles rebeldes les ense�aron a los hombres las artes divinas como la magia, la astrolog�a, los presagios, la adivinaci�n, la sanaci�n (Enoc 7:1; 8:1; 8:3) y hasta los secretos del 'cielo' (Enoc 9:6). �
Los 'Vigilantes' eran los
Igigi, aliados con Enki, que ense�aban a los iniciados los misterios
de los Dioses. � El tir�nico Anu-Yahv� no permite que el conocimiento del 'cielo' se les ense�e a los hombres. �
El progreso espiritual de
la Humanidad antediluviana y la consiguiente "rebeld�a" percibida
fueron los motivos principales por su decisi�n de enviar el diluvio
mundial.
� �
� El mismo narrativo existe en los registros escritos de varias civilizaciones antiguas estando presente no s�lo en el G�nesis b�blico sino tambi�n en las epopeyas mesopot�micas antiguas, los escritos mitol�gicos griegos y la literatura hind�. � Sin embargo, la versi�n m�s antigua de este relato se encuentra entre los textos sumerios que datan del tercer milenio AEC. La Lista Real Sumeria, una cronolog�a de las dinast�as reales antediluvianas, coloca la fecha del diluvio en un tiempo alrededor de 10,000 AEC. �
Este hecho es bien
significativo ya que dicha fecha corresponde al final del �ltimo
per�odo glacial. �
En el Libro de G�nesis se
afirma que el coraz�n de todo hombre (salvo No� y su familia) se
inclinaba s�lo al mal (G�nesis 6:5). Los narradores b�blicos quieren
convencernos de que el genocidio planetario llevado a cabo por su
dios extra�o no s�lo fue necesario sino justo. � En el Poema de Atrahasis acadio, vemos que el ruido de los Hombres empez� a molestar a algunos de los dioses, sobre todo a Enlil, el hermanastro de Enki, y por lo tanto el Concilio Celestial de Anu tom� la decisi�n de arrasar con el mundo humano. � Aqu� la expresi�n ruido, cuyo equivalente en el texto acadio original es rigmu, puede incluir los matices sem�nticos de rebeli�n y sublevaci�n (Kvanvig, 2011). ii � El Hombre se hab�a vuelto m�s inteligente y por ende incontrolable gracias a la sangre divina que se le a�adi� al g�nero humano a trav�s de su mestizaje con los Igigi o 'hijos de los dioses'. �
Por lo tanto, el Hombre
ya no podr�a ser un simple trabajador de los Dioses y en ese sentido
su rebeld�a era justa y natural. � Aqu� el ben�volo Enki da a entender que los criminales dignos de ser castigados fueron s�lo un peque�o grupo minoritario. �
�La inculpaci�n b�blica
de que "todo designio de los pensamientos del hombre era de continuo
el mal" fue nada m�s que un pretexto enga�oso para justificar el
exterminio il�cito de nuestra raza entera! � Su ruido empez� a molestar a Enlil que a�n moraba en su santuario terrestre. � Enlil se quej� del ruido de los Hombres y convoc� una reuni�n entre los dioses altos. En aquel entonces Enlil a�n no quer�a a la Humanidad y conservaba la misantrop�a que hab�a heredado de su padre Anu (Yahv�). � Mucha gente piensa err�neamente que Enlil fue responsable por el diluvio contra la Humanidad. Sin embargo, en el G�nesis de Erid� sumerio, la versi�n m�s antigua del relato del diluvio, vemos que fue Anu el que proclam� el mandato de destruir el mundo humano (G�nesis de Erid� 98-100). � Del mismo modo, en la versi�n babil�nica presentada en la Epopeya de Gilgamesh, Anu es el primero en prestar su juramento de exterminar a la Humanidad y luego �l es seguido por los otros dioses altos. �
En fin, el verdadero
art�fice del genocidio es nadie m�s que Anu, el mismo Anu que se
opuso a la iluminaci�n del Hombre y luego lo maldijo en el Huerto
del Ed�n. �
Enki le ense�� a
construir un veh�culo para la salvaci�n de su linaje. Tengamos en
cuenta que el relato de Ziusudra es mucho m�s antiguo que el plagio
b�blico del Arca de No� por milenios. � El diluvio fue ocasionado por los Anuistas que utilizaron su tecnolog�a climatol�gica extraterrestre para cambiar la temperatura del planeta y derretir los casquetes de hielo que cubr�an el norte de nuestro mundo. �
Por otro lado, Enki us�
sus naves avanzadas para evacuar a sus hijos humanos y salvar su
semilla gen�tica. � Del mismo modo, en la versi�n griega, es Prometeo, el mismo dios ben�volo que se opuso a los Titanes y le entreg� al Hombre el Fuego de los Dioses, quien trastoca el plan de las deidades mal�volas y salva a Deucali�n. � Y asombrosamente, seg�n el relato hind�, es Matsia, el primer avatar de la divinidad, quien salva a Manu, el hombre sabio, de la destrucci�n de las aguas. � En S�nscrito Matsia significa 'pez' y su avatar tocayo era una deidad pisciana. �Recordemos que en la cultura sumeria Enki, el se�or de las aguas, era asociado al pez! � Todos los relatos pre-b�blicos se�alan que Enki fue nuestro salvador de modo un�nime. �
S�lo la Biblia adscribe el acto
salv�fico a Yahv�.
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Cuando el diluvio lleg� a
su fin y las aguas retrocedieron, los hombres volvieron a las
llanuras f�rtiles de Mesopotamia, Egipto y el Valle del Indo y
empezaron a reconstruir la civilizaci�n humana. �
El G�nesis b�blico,
aunque fue escrito desde la perspectiva del Enemigo de la Humanidad
Enkista, implica que el desarrollo de dicha civilizaci�n fue
trastocado por el dios hebreo porque sus habitantes pose�an un nivel
del conocimiento que alcanzaba el 'cielo' y hasta preocupaba al
mismo Yahv�. � Ellos habr�n bajado de las sierras altas del subcontinente �ndico despu�s del diluvio y tra�do consigo la sabidur�a enkista de la antigua Atl�ntida, ubicada en la India antediluviana. � Est� claro que la tierra de Sinar se refiere a la regi�n de Sumeria en el sur de Mesopotamia ya que en el cap�tulo anterior el mismo lugar es identificado con el Reino de Nimrod y sus ciudades principales son nombradas como,
Babel, conocido como Bab-Ilani en Acadio y Ka-Dingirra en Sumerio y cuyo nombre significa 'Puerta de los Dioses' en ambas lenguas, fue fundado por los sobrevivientes de la leyendaria civilizaci�n atlante y dotado de las ciencias ocultas de nuestros Dioses. �
Babel era un verdadero
portal a la divinidad. � Yahv�, el dios b�blico, m�s tarde llamar�a este emprendimiento humano "la obra" (G�nesis 11:6). Por supuesto, esta obra no se refiere a una torre literal ya que incluso los edificios m�s enhiestos no pueden alcanzar el 'cielo'. � Aqu� la construcci�n de la torre es una alegor�a que simboliza una gran obra espiritual con la cual el Hombre puede llegar a ser como los dioses. �
En breve, la Torre de
Babel se refiere a una ense�anza esot�rica oculta. � Seg�n el mismo relato, en aquel tiempo el Reino de Sumeria pose�a los Me de la magnificencia, el mundo entero gozaba de un estado de armon�a, el lenguaje de la Humanidad hab�a sido unificado por Enki, todos los humanos hablaban a Enlil (�s�, a Enlil!) en una sola lengua y el Hombre no ten�a rival (Enmerkar 134-155). �
Aqu� Enki y Enlil ense�an
la sabidur�a del 'cielo' a la Humanidad y Enki unifica el habla de
los hombres que antes estaba desunida. Est� claro que aqu� se trata
de un lenguaje espiritual. � En Babel, los Dioses nos revelaban el mismo conocimiento (Me) que Enki le ense�� a Adapa-Ad�n en el Santuario de Erid�, el cual nos har�a como uno de los dioses, y nos ense�aban c�mo unificar nuestro lenguaje espiritual y lograr la Obra de la Divinidad. � Enki, Enlil, Marduk y varios otros nos ense�aban el Opus Magnum:
En el relato de la Torre de Babel, una sola lengua unida (G�nesis 11:1) se refiere a nuestros chakras alineados y una comunicaci�n perfecta entre ellos. � El acto de cocer los ladrillos con fuego (G�nesis 11:4) es una referencia a la respiraci�n de fuego y�guica por la cual la serpiente sagrada de la Kundalini sube, y la torre cuya c�spide llega al 'cielo' (�dem) simboliza el abrimiento del s�ptimo chakra, el celestial ubicado en la coronilla, lo cual es la puerta a nuestro endiosamiento. � Los habitantes de Babel aprend�an el Yoga divino para el levantamiento de la Kundalini sagrada y los misterios m�s profundos. �
Los Dioses son grandes y
ben�volos.
� �
�
Nos faltaba muy poco,
poqu�simo, para levantar la Kundalini y alcanzar el pr�ximo nivel de
nuestra evoluci�n natural: la fase divina. �bamos a ser dioses,
seres poderosos, se�ores de nuestra propia vida y due�os de nuestro
destino. Nos faltaba muy poco. �
Al ver la ciudad de los
hombres, Anu-Yahv�, el gran tirano c�smico, se enter� de que los
humanos hab�an comenzado el Opus Magnum y tem�a que nada podr�a
detener su emprendimiento (G�nesis 11:6). � Entonces Anu-Yahv� declara:
Notemos el pronombre plural en esta declaraci�n del dizque "�nico dios" de las religiones monote�stas. �
El dios b�blico estaba
acompa�ado por otras entidades ultraterrenales cuando atac� la
Civilizaci�n de Babel. � Por consiguiente, el mundo humano se convirti� en una tierra de confusi�n y el nombre de Babel fue escarnecido como balal, juego de palabras en Hebreo que significa 'confundir' (G�nesis 11:8-9). �
La Tierra entera fue
atacada por Yahv� y la espiritualidad avanzada del antiguo orden
enkista fue destruida. � Los llamados "�ngeles" de Anu-Yahv�, todos enemigos de la Humanidad, descendieron a nuestro planeta en sus naves espaciales, arremetieron contra la facci�n enkista con un solapado ataque de sorpresa, expulsaron a los Dioses ben�volos y al final se apoderaron de la Tierra. �
Enki y sus dioses, todos
guerreros nobles y valientes, buscaron resistir el embate de Anu,
mas su resistencia fue abrumada por las hordas anuistas mal�ficas y
el mundo fue conquistado por los invasores crueles. � La Gran Serpiente y sus legiones fueron vencidas en la batalla por el ej�rcito del cochambroso arc�ngel Miguel, el supuesto "Mes�as" de Anu y ahora muerto, y muchos de nuestros dioses como el gran Marduk, se�or de Babilonia, fueron tomados presos y encadenados en el abismo del inframundo (v�ase Apocalipsis 12:7-9). � Algunos de nuestros dioses, Enki incluido, lograron escaparse a tiempo y volver a su hogar en la constelaci�n de Ori�n. � Sin embargo, muchos m�s fueron capturados por el enemigo y encarcelados en la v�rtice energ�tica de Anu, la profundidad abismal del infierno que se ubica en el plano astral. � La invasi�n anuista fue un desastre total para la Humanidad. � Nuestro planeta cay� en las garras sangrientas de un dios impostor mal�volo y su camarilla extraterrestre degenerada, nuestros dioses fueron desterrados y nuestro conocimiento ancestral fue suprimido. �
La �ltima era dorada de
la Raza Humana lleg� a su fin... � Nuestra anatom�a oculta fue cambiada por los invasores y perdimos casi todo nuestro conocimiento esot�rico. � Es por eso que en estos tiempos tenemos la psique muy atrofiada y nadie es capaz de levantar su Kundalini de modo permanente y alcanzar la divinidad. � El malvado Anu-Yahv� nos ha sometido a su sistema de magia mal�fica y ha reducido al Hombre al nivel de un esclavo d�cil, ignorante y "castrado" espiritualmente. �
El "�rbol de la Vida" de
la K�bala jud�a, en realidad el �rbol de la Muerte, es el
mugroso sistema m�gico por el cual Anu-Yahv� y su camarilla nos
debilitan y esclavizan. � Nuestro planeta est� rodeado por los extraterrestres mal�volos de Anu que se esconden en el astral. Ellos son los soberanos oscuros de nuestro mundo. Ellos son los 'Arcontes', invasores ultraterrenales, del Demiurgo, Yaldabaoth (Yahv�), el falso dios de este mundo, de acuerdo con la cosmovisi�n del Gnosticismo antiguo. � La escuela gn�stica fue una corriente esot�rica antigua que rechazaba el dogma de las religiones abrah�micas opresivas y postulaba que el mundo f�sico hab�a sido atrapado por un perverso dios impostor, identificado con el dios sanguinario y psic�pata de la Biblia, quien s�lo busca esclavizar a la Humanidad en las sombras del oscurantismo. �
Las varias sectas
gn�sticas fueron aniquiladas por
la Iglesia Cat�lica Romana en el siglo 4 tras ser
condenadas como "herejes".
�Suenan familiares...? �
El investigador y autor
gn�stico John Lash plantea que �stos son id�nticos a
los Grises y
los Reptilianos de la ufolog�a
actual. Estas razas alien�genas se aliaron con el malvado Anu-Yahv�
y sus "�ngeles" en el momento de su invasi�n de la Tierra y ahora
trabajan para la esclavizaci�n de la Humanidad bajo el nefando
Nuevo Orden Mundial. � No obstante, la verdad es que existen m�s textos antiguos que relatan guerras celestiales entre grupos de dioses opuestos en un tiempo primordial. � Los Lamentos de Sumeria, un cuerpo de registros sumerios muy antiguos, describen c�mo las ciudades terrestres de los Dioses Enkistas fueron desoladas por 'una tormenta arrasadora unida por un calor abrasador' y un subsiguiente 'viento maligno' que 'priv� a la tierra del brillante sol del d�a' e hizo que 'los campos se contaminaran' y 'los rostros de los hombres se tornaran p�lidos'. � El desastre fue ordenado por Anu. Los Anuistas atacaron las ciudades de Enki y Marduk con armas nucleares de origen extraterrestre. �
Los mismos textos relatan
que al final los Dioses, Enki incluido, tuvieron que evacuarse de
sus santuarios terrenales, abandonar sus territorios y volver al
'cielo' 'volando como un p�jaro' (V�ase Lamento de Uruk y Lamento de
Erid�).
Los Devas son id�nticos a los dioses ben�volos y representan la Vida y la pr�ctica de las virtudes. � En cambio, los Asuras, los representantes de las tinieblas de la era de decadencia, son los dioses de Anu que van en contra del orden natural de la Vida y hacen la iniquidad en el mundo. �
En la literatura hind�
estos grupos de deidades opuestas batallan con magia poderosa, armas
sobrenaturales y
veh�culos voladores.
�
� �
� En el Juda�smo b�blico, Yahv�, el Se�or de los Ej�rcitos Celestiales, es un d�spota belicoso y despiadado que busca vencer a los rivales de su Pueblo Elegido, destruir a los pueblos paganos de la Tierra y conquistar las naciones para su Pueblo de Israel. � Este hecho curioso parece contradecir la afirmaci�n monote�sta de que el dios b�blico es el regente omnipotente y omnipresente de toda la creaci�n. � Un creador universal no tendr�a por qu� conquistar pa�ses rivales en la Tierra, pues l�gicamente �l ya ser�a su due�o. �
En el Antiguo Testamento,
Yahv�, el dios del supuesto monote�smo, es m�s como un
invasor for�neo que busca apropiarse de algo que no le pertenece. � Esta era de oscurantismo es el tiempo de su reinado sobre la Tierra y el monote�smo b�blico es su enga�oso programa de control contra la Humanidad. La realidad es que la Biblia hebrea, el "libro sagrado" del Juda�smo, es nada m�s que un cianotipo conspiratorio para la conquista de todas las naciones gentiles y la dominaci�n mundial jud�a. � El llamado "Nuevo Testamento" es el siniestro veh�culo del enga�o por el cual el pueblo de Yahv� les impondr�n su religi�n extra�a a los pueblos gentiles y sembrar las semillas de su derrota. El monote�smo b�blico es el 'Caballo de Troya' jud�o contra la Humanidad. �
La esperada Era Mesi�nica
jud�a es nada m�s que la esclavizaci�n total de los pueblos gentiles
y el dominio total del pueblo jud�o sobre el mundo. El Sionismo
b�blico es el meollo del Nuevo Orden Mundial y su dios oscuro es
nadie m�s que Yahv�, el enga�ador del mundo entero. � La Humanidad est� bajo el dominio del malvado invasor c�smico, Ēl, ese mal�fico Saturno, el maldecido Tiempo, el juez oscuro, el sembrador del karma y del sufrimiento, que es nadie m�s que Anu; y el mundo se encuentra desconectado de los Dioses originales que siguen encadenados en las prisiones energ�ticas (inframundos) de sus captores o exiliados en su propio planeta en Ori�n. � Es por esta raz�n que los grandes Dioses antiguos "desaparecieron" de la faz de la Tierra y despu�s de eso la comunicaci�n con ellos se limitaba a visiones y la clariaudiencia en estados de conciencia alterados. � Los Dioses, a�n estando encarcelados o en el exilio, segu�an su contacto con nosotros a trav�s de sus cuerpos astrales. Lejos de nosotros e incapaces de volver a la Tierra en sus cuerpos f�sicos, ellos realizaban viajes astrales para ense�ar a sus fieles humanos. � Es por eso que la comunicaci�n con "esp�ritus familiares" est� prohibida en la Biblia y los dioses paganos fueron denigrados como "demonios" por los fan�ticos enfermizos de la Iglesia. �
El mundo bajo el dominio
del orden sat�rnico de Anu-Yahv� es una aut�ntica c�rcel planetaria.
Adem�s, el hado de nuestras encarnaciones es determinado por los Arcontes demi�rgicos y estamos sometidos al Karma, invento cruel de Anu-Yahv�-Saturno. �
S�, el Karma no
existe naturalmente; el karma es nada m�s que una carga
artificial que Saturno, el sembrador de la miseria, impuso a la
Humanidad. � Es todo lo contrario a Satya Yuga, la Era de la Verdad. � En Kali Yuga, el mundo entero est� gobernado por el demonio Kali y sus potestades demon�acas Koka y Vikoka, el Dharma o religi�n aut�ntica est� olvidado, las espiritualidades falsas prevalecen, el conocimiento verdadero est� perdido, el enga�o eclipsa la verdad y el mal se entiende por toda la Tierra. � Kali Yuga, que reemplaz� las eras doradas de anta�o, es el tiempo del reinado del malvado Anu-Yahv� sobre nuestro planeta desde su invasi�n de la Tierra hace unos milenios. �
Seg�n las profec�as
hind�es, Kali Yuga llegar� a su fin cuando Kalki, el �ltimo avatar
de la divinidad aut�ntica (Enki-Satya), se manifieste en el mundo y
destruya a Kali y sus demonios para inaugurar el pr�ximo Satya Yuga. � En dicho texto, Thot, el gran dios de la sabidur�a e hijo segundo de Enki, conocido como Ningishzidda en la cultura sumeria, advierte que en aquellos d�as,
Adem�s, esos �NGELES MALVADOS gobernar�n sobre el mundo, instigar�n la corrupci�n en los gobernadores de las naciones y ense�ar�n cosas que son nocivas para el alma. � La era de oscuridad seguir� hasta que el gran Hacedor, Ptah (Enki), vuelva y venza al mal.
Ellos son los extraterrestres de Anu-Yahv� que invadieron nuestro planeta tras la ca�da de la Civilizaci�n de Babel. � Ellos son los Arcontes del malvado Demiurgo, Yaldabaoth, que atrapan a la Humanidad en su sistema ilusorio a trav�s de sus religiones enga�osas. �
Ellos son las entidades
mal�ficas que est�n detr�s de la magia esclavizadora de la K�bala y
el
Nuevo Orden Mundial sionista. �Kali
Yuga es la era del dominio anuista! � Anu-Yahv�, el enga�ador c�smico, se hizo pasar por "creador universal" y "�nico dios omnipotente" cuando invadi� la Tierra y fund� sus religiones monote�stas ilusorias. � El dios b�blico es nom�s un invasor for�neo. El mundo est� en muy malas condiciones ahora, pero no siempre ha sido as�. � Muchas de las tradiciones paganas antiguas hablan de eras doradas gloriosas que antecedieron la era de oscuridad actual. En aquellos tiempos, los Dioses originales andaban la Tierra y ense�aban a los hombres, la Tierra produc�a frutos en abundancia y no hab�a hambre, el nivel de espiritualidad era m�s elevado y la vida humana estaba llena de gozo. �
Sin embargo, todo eso
cambi� cuando el tirano c�smico y sus esbirros invadieron este
planeta y nos privaron de los beneficios naturales del mundo. � Sin embargo, dentro de muy poco tiempo, Kali Yuga llegar� a su fin y el mundo recibir� el pr�ximo Satya Yuga, Era de la Verdad Eterna, la era de Enki-Satya, el verdadero libertador ben�volo de la Raza Humana. �
�Todos los Dioses
Enkistas que fueron encarcelados por Anu ahora se han liberado sin
ninguna excepci�n y un d�a los grandes Anunnaki de Enki volver�n
para libertar a sus hijos humanos...!
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