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10 Mayo 2016
del Sitio Web
ElRobotPescador
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Todos sabemos que tras la negociaci�n del
tratado TTIP (Asociaci�n Transatl�ntica para el Comercio y la
Inversi�n) hay un conjunto de oscuros intereses que los gobiernos de
los respectivos pa�ses defienden a capa y espada.
Y no tienen nada que ver con el bienestar, el progreso
o los derechos de sus respectivas poblaciones.
El 7 de mayo, el diario de noticias alem�n Deutsche Wirtschafts
Nachrichten, public� un art�culo titulado "EE.UU. planea un
ataque frontal a los tribunales europeos a trav�s del TTIP", en el
que revelaba que,
"la urgencia de Estados Unidos para
firmar el TTIP tiene una raz�n s�lida: los megabancos deben
protegerse de las reclamaciones de los inversores europeos que
aleguen que fueron enga�ados durante
la crisis de la deuda, algo que
ha revelado de forma probablemente involuntaria el embajador de
EE.UU. en Italia"
Fuente
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Como veremos, la revelaci�n del embajador de EE.UU. en Italia no
tiene nada de "involuntaria" y de hecho pone sobre la mesa el por
qu� de las prisas de
Obama por firmar el acuerdo.
Por resumirlo de forma r�pida:
los grandes bancos estadounidenses
tienen miedo a ser demandados en tribunales europeos debido a la
crisis de la deuda y a sus pr�cticas enga�osas. Si las demandas
presentadas contra ellos en Europa prosperan, se ver�n obligados
a pagar cuantiosas indemnizaciones por sus estafas y malas
pr�cticas.
La �nica soluci�n para evitarlo:
firmar el TTIP.
Pero esta gran maniobra para proteger los intereses de los grandes
bancos norteamericanos, tambi�n puede proteger a las grandes
entidades bancarias que han incurrido en el mismo tipo de malas
pr�cticas y se pueden ver abocadas a las mismas denuncias.
El embajador norteamericano en Italia mencion� un caso particular,
aunque de forma sibilina no hizo referencia a ning�n gran banco
norteamericano, sino a uno alem�n:
el Deutsche Bank, probablemente con
la intenci�n de forzar a los alemanes a firmar el acuerdo lo m�s
r�pidamente posible, para proteger a sus megabancos contra las
posibles demandas de los inversores extranjeros que decidan
denunciar los enga�os a los que fueron sometidos por las
entidades bancarias.
En el caso del Deutsche Bank, ha
recibido la denuncia de los inversores de la
ciudad italiana de Trani, una
poblaci�n de 53.000 habitantes.
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Al respecto de este caso, cabe indicar que Reuters public� el 6 de
mayo (2016):
"Fiscal italiano investiga al
Deutsche Bank sobre la venta de bonos de 2011", e inform� que,
"un fiscal italiano est�
investigando al Deutsche Bank (DBKGn.DE) sobre la venta de
7.000 millones de euros de bonos del gobierno italiano hace
cinco a�os.
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Un fiscal en Trani, una ciudad
en el sur de Italia, est� investigando el caso porque el
Deutsche Bank supuestamente dijo a sus clientes en una nota
de investigaci�n a principios de 2011, que no hab�a ning�n
motivo de preocupaci�n con la deuda p�blica de Italia y
luego vendi� casi el 90% de su propia explotaci�n de los
bonos italianos que pose�a".
Las agencias de calificaci�n de bonos de
Estados Unidos, tambi�n son objeto de denuncia en este caso, puesto
que los inversores de la ciudad de Trani, se hab�an basado en sus
falsas calificaciones de los bonos para realizar la inversi�n.
As� pues, las palabras sibilinas del embajador norteamericano en
Italia, representan un mensaje encubierto de la administraci�n de
Obama hacia Alemania y otros pa�ses, para forzar un r�pido acuerdo y
firmar el TTIP, protegiendo as� a los grandes bancos (a los que de
hecho sirven los pol�ticos).
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Obama, a trav�s de su embajador italiano, parece estar indicando que
si el TTIP no se convierte en ley, los megabancos de Europa (y las
agencias de calificaci�n de bonos de Estados Unidos, S & P, Moody y
Fitch) podr�n seguir siendo demandados por todos los inversores
enga�ados.
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Al igual que ha venido sucediendo con
bancos estadounidenses como JP Morgan/Chase y Goldman Sachs en los
Estados Unidos, donde las denuncias han prosperado y los bancos se
han visto obligados a pagar miles de millones de d�lares de
indemnizaci�n por sus enga�os, precisamente porque el TTIP
a�n no est� en vigor en ninguna parte, incluidos los EE.UU..
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Al parecer, Obama, el 'defensor' de los pobres y los necesitados,
ser�a mucho m�s feliz si todas esas denuncias contra las entidades
bancarias y las grandes agencias de calificaci�n no fueran posibles
y eso solo puede suceder si se firma el TTIP y se implantan sus
regulaciones que los proteger�n ante dichas denuncias.
Firmar el TTIP es la manera m�s r�pida de proteger a los megabancos
y a las firmas de calificaci�n de bonos ante sus continuos enga�os y
estafas.
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Y las prisas parecen hacer referencia
espec�ficamente a la venta de sofisticadas inversiones
en derivados y a las consecuencias
que pueden acabar acarreando para estas grandes entidades si en
Europa siguen prosperando las denuncias contra ellos.
La jugada maquiav�lica de Obama ha consistido en utilizar al
embajador norteamericano en Italia, John Phillips, para
advertir sibilinamente de las consecuencias que acabar�n sufriendo
los grandes bancos europeos (como el Deutsche Bank), sino se firma
r�pidamente el acuerdo TTIP y la gente sigue demand�ndolos por sus
enga�os y abusos.
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De hecho y tal y como denuncia el Deutsche Wirtschafts
Nachrichten, en el marco del TTIP, ning�n tribunal de una
peque�a ciudad, como el de Trani, podr� llegar a emitir una denuncia
de este tipo contra una gran entidad bancaria.
Bajo el TTIP, estas denuncias ser�an derivadas a un panel de
arbitraje (presuntamente imparcial, pero realmente controlado por
las corporaciones y los bancos), en el que los inversores
perjudicados no ejercer�an ninguna influencia y en los que ser�a
casi imposible que los derechos de los inversores estafados fuera
protegido.
Otro ejemplo citado por el peri�dico alem�n es el de la
ciudad alemana de Pforzheim, que
demand� con �xito, en el Tribunal Federal de Justicia, al megabanco
norteamericano JP Morgan/Chase, lo que permiti� a los denunciantes
de Pforzheim reclamar por "da�os acumulados de 57 millones de euros"
De firmarse el TTIP, un Megabanco que recibiera una multa de este
tipo por parte de un tribunal, podr�a demandar a los contribuyentes
de la naci�n para que ellos restauraran la p�rdida que dicha
denuncia hubiera provocado en el banco.
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Es decir, con el TTIP, cuando los inversores estafados que
demandaran a un gran banco ganaran su caso en los tribunales, los
contribuyentes del propio pa�s se ver�an obligados a cubrir las
indemnizaciones que el banco realizara a los inversores estafados,
de manera que el banco jam�s pagar�a por sus fechor�as.
Bajo el TTIP, cualquier empresa que sea multada por sus abusos o
estafas, puede argumentar que sus derechos han sido violados,
obligando a que al final sea el gobierno del pa�s donde se realiza
la denuncia, es decir, sus ciudadanos, los que tengan que pagar la
multa, con el agravante de que en tal caso, el gobierno no podr�a
recurrir a ninguna instancia superior para reclamar sus derechos o
evitar tal sentencia.
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Obama y otros defensores de este sistema, que se llama
ISDS (Arbitraje de diferencias
estado-inversor), sostienen que es una forma m�s eficiente de
manejar este tipo de controversias.
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En los asuntos comerciales
internacionales, no s�lo elimina a los tribunales de apelaci�n, sino
que elimina gradualmente a la propia democracia, al condenar a los
respectivos gobiernos (representantes leg�timos de sus pueblos), a
someterse definitivamente a estos paneles de arbitraje
internacional, que con toda probabilidad estar�n a sueldo de las
grandes corporaciones y los grandes bancos.
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Esta es la raz�n por la que personajes infectos como
Barack Obama o Angela Merkel tienen tanto
inter�s y tanta prisa por firmar el TTIP:
sus amos de los grandes bancos (los
norteamericanos en el caso de Obama y el gigante bancario
Deutsche Bank en el caso de Merkel) les est�n azuzando para que
firmen de una vez el acuerdo y les protejan de las denuncias del
populacho.
Los bancos no quieren seguir soportando
esta humillaci�n:
no pueden seguir tolerando que los
pobres a los que estafan y roban puedan
demandarles y obligarles a devolver el dinero que les han
robado.
Dicho en otras palabras:
Obama y su entra�able amiguita
Merkel (amiga a su vez del dictador criminal de Turqu�a), tal
cual perros de presa soltados por sus amos, quieren acabar con
los �ltimos resquicios de derechos y poder que le quedan a los
pueblos de los pa�ses de Europa y de EE.UU., para que se
conviertan definitivamente en esclavos de los bancos y las
grandes corporaciones.
El TTIP, as� como su pariente del
pac�fico,
el TPP, son de hecho, dos golpes de
Estado planetarios para instaurar el
Nuevo Orden Mundial y acabar con el
�ltimo resquicio que quede de soberan�a popular, con el fin de
instalar las bases de un neo-feudalismo corporativo.
Por esa raz�n, todos aquellos pol�ticos que firmen tales acuerdos,
deber�an ser condenados por ALTA TRAICI�N a sus pueblos y a sus
pa�ses y ser castigados con la m�xima pena posible en estos casos�
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Fuentes
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