por Red Voltaire

8 Abril 2011

del Sitio Web RedVoltaire

Versi�n en ingles

En un libro que por fin se publica en franc�s, el profesor Peter Dale Scott recorre la historia del �Estado profundo� en Estados Unidos, o sea la estructura secreta que dirige la pol�tica exterior y la pol�tica de defensa de ese pa�s m�s all� de las apariencias democr�ticas. Este estudio ofrece la ocasi�n de poner bajo los reflectores al grupo que organiz� los atentados del 11 de septiembre y que se financia a trav�s del tr�fico mundial de droga. Se trata de un libro de referencia cuya lectura aconsejan ya las academias militares y diplom�ticas.


Entrevista realizada por Maxime Chaix y Anthony Spaggiari, qui�nes son los traductores del libro �La Route vers le Nouveau Desordre Mondial� (que se puede traducir al castellano como: La Ruta que lleva al Nuevo Desorden Mundial) y que viene a ser publicado en franc�s.

Red Voltaire: Profesor Scott, sabiendo que su trabajo no dispone a�n de la notoriedad que deber�a tener el mundo franc�fono, �pudiera usted comenzar proporcion�ndonos una definici�n de qu� es la �la Pol�tica profunda� (Deep Politics) y explic�ndonos la diferencia entre lo que usted llama el �Estado profundo� y el �Estado p�blico�?

Peter Dale Scott: La expresi�n �Estado profundo� viene de Turqu�a.


Hubo que inventarla en 1996, despu�s del accidente de un auto Mercedes que rodaba a toda velocidad y cuyos pasajeros eran un miembro del parlamento, una reina de belleza, un importante capit�n de la polic�a local y el principal traficante de droga de Turqu�a, quien dirig�a adem�s una organizaci�n paramilitar - los Lobos Grises - que asesinaba gente.

Se hizo entonces evidente que exist�a en Turqu�a una relaci�n secreta entre la polic�a - que oficialmente estaba buscando al hombre que finalmente se encontraba en aquel auto con un jefe de la polic�a - y aquellos individuos, que comet�an cr�menes en nombre del Estado.

El Estado para el que se cometen cr�menes no es un Estado que puede mostrar su propia mano al p�blico. Es un Estado escondido, una estructura secreta.


En Turqu�a lo llamaron el �Estado profundo� [1], y yo mismo ven�a hablando desde hace tiempo de �Pol�tica profunda�, as� que utilic� esa expresi�n en mi libro �La Route vers le Nouveau D�sordre Mondial� (El Camino hacia el Nuevo Desorden Mundial).

Yo defin� la pol�tica profunda como el conjunto de pr�cticas y de disposiciones pol�ticas, intencionales o no, habitualmente criticadas o no mencionadas en el discurso p�blico, adem�s de no reconocidas.

O sea que la expresi�n �Estado profundo� - concebida en Turqu�a - no es cosa m�a.

Se refiere a un gobierno paralelo secreto organizado por los aparatos militares y de inteligencia, financiado por la droga, que se implica en acciones de violencia de car�cter il�cito para proteger el estatus y los intereses del ej�rcito de las amenazas que representan los intelectuales, los religiosos y en ocasiones el gobierno constitucional.

En en libro La Route vers le Nouveau D�sordre Mondial, yo adapto un poco esa expresi�n para referirme a la m�s amplia conexi�n que existe, en Estados Unidos, entre el Estado p�blico constitucionalmente establecido, por un lado, y las fuerzas profundas que se mueven en segundo plano de ese Estado: las fuerzas de la riqueza, del poder y de la violencia que est�n fuera del gobierno.


Esa conexi�n podr�amos llamarla la �puerta trasera� del Estado p�blico, [puerta] que sirve de acceso a fuerzas oscuras situadas fuera del marco legal.

La analog�a con Turqu�a no es perfecta ya que lo que actualmente hemos podido observar en Estados Unidos no es tanto una estructura paralela si no m�s bien una amplia zona o ambiente de contactos entre el Estado p�blico y fuerzas oscuras invisibles.

Pero esa conexi�n es considerable, y se necesita una apelaci�n como �Estado profundo� para describirla.


Red Voltaire: Usted escribi� su libro, La Route vers le Nouveau D�sordre Mondial, en momentos en que el r�gimen de Bush se hallaba en el poder y despu�s lo reactualiz� con vistas a la traducci�n al franc�s.

�Piensa usted que el Estado profundo se ha debilitado, lo cual favorecer�a al Estado p�blico, como resultado de la elecci�n de Barack Obama? �O, por el contrario, se ha reforzado con la crisis y con la actual administraci�n?

Peter Dale Scott: Despu�s de 2 a�os de presidencia de Obama, tengo que llegar tristemente a la conclusi�n que la influencia del Estado profundo, o m�s exactamente de lo que yo llamo en mi �ltimo libro �La M�quina de Guerra estadounidense� (American War Machine), ha seguido extendi�ndose, como lo ha hecho bajo cada presidente de Estados Unidos desde la �poca de Kennedy.

Un importante s�ntoma de ello es la manera en que Obama, a pesar de su ret�rica de campa�a, ha seguido ampliando el campo de aplicaci�n del secreto dentro del gobierno de Estados Unidos y como ha seguido castigando a quienes lanzan llamados de alerta:

su campa�a contra WikiLeaks y contra Julian Assange, quien ni siquiera ha sido inculpado a�n por el menor crimen, no tiene precedentes en la historia de Estados Unidos.

Yo sospecho que el miedo a la publicidad que se percibe en Washington viene de que existe la conciencia de que las pol�ticas de guerra de Estados Unidos est�n cada vez m�s desvinculadas de la realidad.

En Afganist�n, Obama parece haber capitulado ante los esfuerzos del general Petraeus y de otros generales que quer�an garantizar que las tropas estadounidenses no comenzaran a retirarse de las zonas de combates en 2011, como hab�a adelantado Obama cuando autoriz� un aumento del n�mero de soldados en 2009.

El �ltimo libro de Bob Woodward, que se titula Obama�s Wars (Las guerras de Obama), reporta que durante aquel largo combate que se produjo dentro de la administraci�n para determinar si hab�a que decidir una escalada militar en Afganist�n, Leon Panetta, el director de la CIA, le aconsej� a Obama que,

�ning�n presidente democr�tico puede ir en contra de los consejos del ej�rcito� As� que h�galo. Haga lo que ellos le dicen.�

Obama dijo recientemente a soldados estadounidenses en Afganist�n:

�Ustedes cumplen sus objetivos, ustedes tendr�n �xito en su misi�n�.

Este eco de testimonios anteriores - tontamente optimistas - de Petraeus muestra por qu� no se hizo en la Casa Blanca una evaluaci�n realista del desarrollo de la guerra en diciembre de 2010, a pesar del mandato recibido inicialmente.

Al igual que Lyndon Johnson antes que �l, el presidente est� atrapado ahora en un cenagal que no se atreve a perder, y que amenaza con extenderse a Pakist�n as� como a Yemen, si no m�s lejos a�n.

Yo sospecho que las fuerzas profundas que dominan los dos partidos pol�ticos son ahora tan poderosas, tan coincidentes, y por sobre todo est�n tan interesadas en las ganancias que la guerra genera, que un presidente est� m�s lejos que nunca de oponerse a ese poder, ni siquiera ahora cuando se hace cada vez m�s evidente que la era de dominaci�n mundial de Estados Unidos, al igual que sucedi� en su tiempo con la de Gran Breta�a, est� a punto de terminar.

En ese contexto, Obama - sin debate ni revisi�n - ha prolongado el estado de urgencia interna proclamado despu�s del 11 de Septiembre, con las dr�sticas limitaciones de los derechos civiles que ello implica.

Por ejemplo, en septiembre de 2010 el FBI tom� por asalto las oficinas de pac�ficos defensores de los derechos humanos en Minneapolis y en Chicago bas�ndose en una decisi�n reciente de la Corte Suprema seg�n la cual la libertad de expresi�n y el activismo no violentos reconocidos en la Primera Enmienda se convierten en cr�menes si est�n �coordinados con� o �bajo la direcci�n� de un grupo extranjero designado como �terrorista�.

Es importante se�alar que en 9 a�os el Congreso no se ha reunido ni una sola vez para discutir el estado de urgencia decretado por George W. Bush despu�s del 11 de septiembre, estado de urgencia que por lo tanto permanece en vigor hoy en d�a.

En 2009, el ex congresista Dan Hamburg y yo lanzamos una exhortaci�n p�blica al presidente Obama para que pusiera fin al estado de urgencia y llamamos al Congreso a que realizara las audiencias que su responsabilidad requiere. Pero el 10 de septiembre de 2009, Obama, sin la menor discusi�n, prolong� nuevamente el estado de urgencia del 11 de septiembre y lo hizo de nuevo al a�o siguiente.

Mientras tanto, el Congreso ha seguido ignorando las obligaciones que le impone su propio estatuto.

Un congresista explic� a uno de sus electores que lo previsto en la National Emergencies Act se ha hecho inoperante por causa de la COG (Continuity of Government - Continuidad del Gobierno), un programa ultra-secreto destinado a organizar la direcci�n del Estado en caso de situaci�n de urgencia nacional.

El programa de la COG fue parcialmente aplicado el 11 de septiembre por Dick Cheney, uno de los principales arquitectos de ese programa desarrollado dentro de un comit� que opera fuera del gobierno regular desde 1981 (ver a continuaci�n m�s detalles sobre la COG).

De ser cierto que las disposiciones de la National Emergencies Act se han hecho inoperantes por causa de la COG, ello indicar�a que el sistema constitucional de contrapoderes ya no se aplica en Estados Unidos, y que los decretos secretos predominan ahora sobre la legislaci�n p�blica.


Red Voltaire: En ese contexto, �por qu� el Congreso de Estados Unidos no desempe�a su papel en la limitaci�n de los poderes secretos que se instaur� despu�s del Watergate?

�Qu� consecuencias tuvieron entonces la expulsi�n de Nixon y el fortalecimiento de la supervisi�n del Congreso sobre las operaciones secretas de los servicios de inteligencia estadounidenses?

Peter Dale Scott: La estrategia de Nixon para Vietnam consisti� en tratar de obtener el apoyo del bando opuesto llegando a acuerdos estrat�gicos tanto con la Uni�n Sovi�tica como con China.

Esto encontr� una violenta oposici�n tanto de parte de los �halcones� como de parte de las �palomas� en el seno de una naci�n profundamente dividida, y yo creo que los �halcones� provenientes tanto de la CIA como del Pent�gono fueron part�cipes de la crisis fabricada del Watergate, que dio lugar a la dimisi�n forzosa de Nixon.

Despu�s del Watergate, las �palomas� del Congreso - al que se aplic� por entonces el sobrenombre de �McGovernite� - de 1974 implantaron cierto n�mero de reformas en nombre de pol�ticas m�s abiertas y p�blicas, aboliendo un estado de urgencia que se hab�a mantenido desde la �poca de la guerra de Corea y estableciendo las restricciones jur�dicas y legislativas sobre la CIA y sobre otros aspectos del gobierno secreto.

Esas reformas tuvieron como respuesta una movilizaci�n concertada tendiente a revertirlas y a restablecer el statu quo ante.

Aquel debate pol�tico implicaba la existencia, en el seno de la direcci�n del pa�s, de un desacuerdo entre los llamados �negociantes� y los �prusianos� y la cuesti�n era saber si, despu�s del fiasco de Vietnam, Estados Unidos deb�a esforzarse por volver a su anterior papel de naci�n prominentemente comerciante o si deb�a responder a la derrota de Vietnam con un aumento suplementario de sus fuerzas armadas.

Aquella lucha burocr�tica e ideol�gica fue a la vez una lucha por el control del Partido Republicano. Aquello termin� provocando la ca�da de Nixon y el gradual redireccionamiento - durante la presidencia de Ford - de la pol�tica exterior de Estados Unidos de coexistencia pac�fica con la Uni�n Sovi�tica hacia planes tendientes a debilitar y posteriormente a destruir - bajo la administraci�n Reagan - lo que este �ltimo llam� �el Imperio del Mal�.

Fue as� como, en octubre de 1975, la implicaci�n muy probable de Dick Cheney y de Donald Rumsfeld en la revoluci�n palaciega que los historiadores designan con el nombre de �Masacre de Halloween� signific� la derrota del republicanismo moderado de Nelson Rockefeller.

Aquello signific� esencialmente la reorganizaci�n del equipo de Ford, preparando as� el fin de la distensi�n.

Dick Cheney y Donald Rumsfeld, que por entonces dirig�an el equipo de la Casa Blanca del presidente Gerald Ford, y controlaban el Departamento de Defensa, desempe�aron un papel decisivo en el triunfo final de los prusianos, al alejar a Henry Kissinger y nombrar como director de la CIA a George H.W. Bush, quien elabor� desde all� un nuevo estimado, m�s alarmista, de la amenaza sovi�tica, dando as� lugar a la correspondiente explosi�n de los presupuestos de defensa y al sabotaje de la pol�tica de distensi�n.

Desde entonces, hemos podido observar en la econom�a estadounidense una influencia cada vez m�s importante de lo que Dwight D. Eisenhower hab�a llamado, en el hist�rico discurso de fin de mandato que pronunci� el 17 de enero de 1961, el �complejo militar-industrial�.

Hoy en d�a nos encontramos sometidos a un nuevo estado de urgencia ampliado, y la supervisi�n del Congreso sobre las operaciones secretas del Estado profundo de Estados Unidos se ha hecho casi inexistente.

Por ejemplo, la supervisi�n con mandato jur�dico del Congreso sobre las operaciones secretas de la CIA se ha evitado con �xito gracias a la creaci�n, en 1981, del Joint Special Operations Command (JSOC) en el Pent�gono, al igual que la supervisi�n sobre las operaciones que dirigi� el general Stanley McChrystal antes de su nombramiento como comandante de las tropas de la OTAN en Afganist�n.


Red Voltaire: En su anterior respuesta usted mencion� brevemente el importante papel de George Bush padre en el sabotaje de la pol�tica de distensi�n que hab�a implementado Kissinger. Fue sin embargo muy breve el periodo de Bush a la cabeza de la CIA.

�El reemplazo de George H. W. Bush por el almirante Stanfield Turner, m�s moderado, a la cabeza de esa agencia increment� el control de las operaciones secretas de los diferentes elementos del Estado profundo de Estados Unidos?

Peter Dale Scott: No, en lo absoluto.

Sucedi� lo contrario ya que ciertos actores claves de lo que acabo de explicar, ya excluidos de la CIA como consecuencia de la nominaci�n del almirante Turner, se buscaron una nueva �casa� trabajando para el llamado Safari Club.

El Safari Club era una organizaci�n secreta fuera de todo control que reun�a a los directores de los servicios de inteligencia de numerosos pa�ses - como Francia, Egipto, Arabia Saudita e Ir�n. Estimulada esencialmente por el entonces director del espionaje franc�s, el difunto Alexandre de Marenches, aquella organizaci�n ten�a como objetivo completar secretamente las acciones de la CIA mediante la realizaci�n de otras operaciones anticomunistas en �frica, Asia Central y Medio Oriente - operaciones que escapaban a todo control del Congreso estadounidense.

Despu�s, en 1978, Zbigniew Brzezinski - que no era miembro del Safari Club - implement� una forma de escapar al control del almirante Turner mediante la creaci�n de una unidad especial de la Casa Blanca con Robert Gates, el actual secretario de Defensa, que era por aquel entonces un joven agente operacional de la CIA.

Bajo la direcci�n de Brzezinski, oficiales de la CIA se aliaron a la agencia de inteligencia de Ir�n, la SAVAK, para enviar agentes islamistas a Afganist�n, desestabilizando as� aquel pa�s de manera tal que aquello condujo a la invasi�n de Afganist�n por parte de la Uni�n Sovi�tica en 1980.

La siguiente d�cada, que se caracteriz� por la implicaci�n secreta de la CIA en Afganist�n, fue determinante en la transformaci�n de aquel pa�s en un vivero de cultivo de la amapola del opio, del tr�fico de hero�na y del islamismo yihadista.


Hay muy buenos libros sobre ese tema publicados hace algunos a�os - uno por Tim Weiner, el otro por John Prados. Pero, como se dirigieron a oficiales de la CIA que les mostraron s�lo algunos documentos que acababan de ser desclasificados, esos autores no hablan de la droga en sus libros.

La conexi�n de los narc�ticos es tan profunda que no se menciona en los documentos de la CIA que se han hecho p�blicos.

Pera la cooperaci�n de la CIA, dirigida por William Casey desde 1981, con el banco de la droga llamado Bank of Credit and Commerce International (BCCI) estimul� la creaci�n en Afganist�n de una inmensa narco-econom�a, cuyas consecuencias desestabilizadoras ayudan a explicar por qu� hay soldados de la OTAN, afganos y pakistan�es muriendo diariamente en esos lugares [2].

El BCCI fue un enorme banco de lavado de fondos provenientes de la droga. Corromp�a, con sus presupuestos y sus recursos, a pol�ticos de primer plano en el mundo entero� presidentes, primeros ministros�

Y una parte de ese dinero sucio - de eso no se habla mucho, pero es la realidad - llegaba a pol�ticos en Estados Unidos, a pol�ticos de los dos partidos, y esa es una de las principales razones que explican por qu� nunca logramos que el Congreso abriera una investigaci�n contra el BCCI. Hubo de hecho un informe del Senado, que fue publicado, firmado por un republicano, Hank Brown, y por un dem�crata, John Kerry.

Y Brown felicit� a Kerry por haber tenido el coraje de escribir aquel informe cuando tantas personas de su partido estaban vinculadas al BCCI.

Este banco fue un factor primordial en la creaci�n de conexiones con gente como Gulbuddin Hekmatyar, probablemente el principal traficante de hero�na del mundo entero en los a�os 1980. Se convirti� [Hekmatyar] en el principal beneficiario de la generosidad de la CIA, que se complet� con una suma similar de dinero proveniente de Arabia Saudita.

�Hay algo terriblemente nefasto en este tipo de situaci�n!


Nacido en Montreal en 1929, Peter Dale Scott es un ex-diplom�tico, poeta y autor canadiense.

Es tambi�n profesor em�rito de Literatura Inglesa en la Universidad de Berkeley, estado de California.

Es conocido por sus posiciones contra la guerra y por sus cr�ticas sobre la pol�tica exterior de Estados Unidos.

Peter Dale Scott es adem�s un autor y analista pol�tico reconocido tanto por la cr�tica como por sus colegas,

entre los que se encuentra su amigo Daniel Ellsberg, reconocido a su vez como �el hombre que hizo caer a Nixon�.



Red Voltaire: En 1976, Jimmy Carter fue electo en base a un programa de reducci�n de los gastos militares y de distensi�n con la Uni�n Sovi�tica, lo que en realidad no se concret� en los 4 a�os de su mandato.

�Puede usted explicarnos por qu�? �Ser� que su consejero de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski - a quien usted mencion� en su anterior respuesta - desempe�� alg�n papel en aquella pol�tica exterior, sensiblemente m�s agresiva que lo que se esperaba?

Peter Dale Scott: Los medios de difusi�n presentaban a Carter como un candidato populista, como un granjero sure�o cultivador de man�.

Pero la realidad profunda era que Carter hab�a sido preparado para la presidencia por Wall Street, particularmente por la Comisi�n Trilateral, financiada a su vez por David Rockefeller y dirigida por Zbigniew Brzezinski.

Brzezinski, un polaco furiosamente antisovi�tico, se convirti� entonces en el consejero de Seguridad Nacional de Carter. Y desde el principio de aquel mandato [Brzezinski] interfiri� continuamente al secretario de Estado Cyrus Vance para mantener una pol�tica una pol�tica exterior m�s vigorosamente antisovi�tica. En ese aspecto, Brzezinski actu� en contra de los objetivos planteados de la Comisi�n Trilateral, de la que el presidente Carter hab�a sido miembro.

La idea subyacente de la Comisi�n Trilateral era una imagen m�s bien atrayente de un mundo multipolar en el que Estados Unidos hubiese desempe�ado un papel de mediador entre el Segundo Mundo, o sea el bloque sovi�tico, y el Tercer Mundo, que era lo que en aquel momento se designaba como los pa�ses subdesarrollados o menos desarrollados�

Entre par�ntesis, yo detesto esa expresi�n, porque viv� en Tailandia y, en ciertos aspectos, �ellos est�n mucho m�s desarrollados que nosotros!

En resumen, al ser electo, Carter nombro como secretario de Estado a un verdadero trilateralista, Cyrus Vance, y ten�a como consejero de Seguridad Nacional a Zbigniew Brzezinski, quien estaba decidido a utilizar el Estado profundo para hacerle a la Uni�n Sovi�tica tanto da�o como le fuera posible.

Y la mayor parte de lo que se interpret� como los ��xitos� del r�gimen de Reagan claramente se inici� en la �poca de Brzezinski.

Fue una renuncia total de aquello a lo que se hab�a comprometido la Comisi�n Trilateral. El pobre Carter fue electo porque hab�a prometido cortes en el presupuesto de Defensa y, antes de su salida [de la Casa Blanca], hab�a metido al Departamento de Defensa en masivos aumentos presupuestarios que, una vez m�s, fueron asociados a Reagan aunque en realidad hab�an comenzado antes.

Por consiguiente, una masiva campa�a tendiente a un aumento de los presupuestos de defensa - campa�a discretamente realizada por ricos industriales del aparato militar que actuaban a trav�s del Comit� sobre el Peligro Presente - llev� la opini�n p�blica estadounidense a fortalecer el esfuerzo de Brzezinski a favor de una presencia y de una pol�tica exterior estadounidenses m�s militantes, sobre todo en el Oc�ano �ndico.


Red Voltaire: Despu�s de haber sido un hombre muy influyente con el presidente Gerald Ford, Dick Cheney - junto a su mentor Donald Rumsfeld y junto al vicepresidente George H. W. Bush - fue, a partir de la presidencia de Reagan, uno de los hombres claves del programa ultrasecreto de �Continuidad del Gobierno� (Continuity of Government, COG).

�Puede usted explicarnos en qu� consiste ese programa? �Ya se ha aplicado, aunque sea parcialmente?

Peter Dale Scott: Desde el comienzo de la presidencia de Reagan, en 1981, se cre� un grupo secreto, fuera del gobierno regular, para trabajar sobre la llamada Continuidad del Gobierno (�Continuity of Government� o COG) o, dicho de otra manera, en planes de la COG destinados a organizar la gesti�n del Estado en caso de urgencia nacional.

Ese programa era inicialmente una extensi�n de planes preexistentes destinados a responder a un ataque nuclear que decapitara la direcci�n de Estados Unidos. Pero, antes del fin del mandato de Reagan, su orden ejecutiva n�mero 12686 de 1988 modific� los t�rminos [de dichos planes] para que cubrieran cualquier tipo de urgencia.

La COG es otra de las cosas que se asocian a Reagan, pero aquellos planes en realidad comenzaron en la �poca de Carter, aunque es posible que este �ltimo nunca haya estado al corriente de ello.

En efecto, Carter cre� la FEMA (Agencia Federal de Manejo de Situaciones de Urgencia - siglas en ingl�s), que hist�ricamente siempre fue la estructura de planificaci�n de la COG.

Lo que resulta bastante chocante es que aunque los planes de la COG son planes extremos, el Congreso no estaba al corriente de ellos en los a�os 1980. S�lo un peque�o grupo - en el que se encontraban Oliver North, Dick Cheney y Donald Rumsfeld - estaba encargado de trabajar en esos planes en virtud de una orden ejecutiva altamente secreta de Reagan emitida en 1981, como ya expliqu� anteriormente.

La cuesti�n de la COG se mencion� p�blicamente por primera vez en 1987, durante las audiencias sobre el esc�ndalo Ir�n-Contras, cuando un miembro del Congreso nombrado Jack Brooks le pregunt� a Oliver North:

�Coronel North, en el marco de su trabajo en el Consejo de Seguridad Nacional, �no le asignaron a usted en un momento dado la planificaci�n de la continuidad del gobierno en caso de un desastre de envergadura?�

Agreg� el congresista Brooks:

�Yo estaba particularmente preocupado, se�or presidente, porque le� en varios diarios de Miami y en algunos m�s que hab�a un plan elaborado, por esta misma agencia, un plan de contingencia en caso de urgencia que suspender�a la Constituci�n de los Estados Unidos. Aquello me inquiet� mucho y me pregunt� si era un aspecto en el cual hab�a trabajado �l. Yo creo que as� es y quer�a tener esa confirmaci�n.�

El senador Inouye, director de aquella comisi�n investigadora del Congreso, le respondi� con un poco de nerviosismo:

�Con todo respeto, �puedo pedirle que no se toque ese tema en este momento? Si queremos abordarlo, estoy seguro que pueden hacerse arreglos para una sesi�n ejecutiva.�

Est� claro que las preguntas del congresista Brooks eran sobre la �Continuidad del Gobierno�, y aquellos arreglos para la realizaci�n de una sesi�n ejecutiva nunca tuvieron lugar.

Cheney y Rumsfeld - dos figuras claves del programa de la COG - siguieron participando en esos planes y ejercicios, muy onerosos, a lo largo de dos d�cadas sucesivas, incluso en momentos en que, hacia fines de los a�os 1990, los dos eran directores de empresas privadas que nada ten�an que ver con el gobierno.

Se ha dicho que el nuevo blanco que sustituy� a la Uni�n Sovi�tica fue el terrorismo, pero algunos periodistas han mencionado que desde principios de los a�os 1980 hab�a importantes planes destinados a hacer frente al tipo de manifestaciones que, seg�n la mentalidad de Oliver North y de otros como �l, hab�an llevado a la derrota de Estados Unidos en Vietnam.

Nadie duda que los planes de la COG se hayan aplicado parcialmente durante el 11 de septiembre, paralelamente a un estado de urgencia proclamado oficialmente. Este �ltimo sigue a�n en vigor al cabo de 9 a�os, a pesar de una ley posterior al Watergate que exige ya sea una aprobaci�n o un cese de una urgencia nacional por parte del Congreso cada 6 meses.

Los planes de la COG son un secreto celosamente guardado, pero en los a�os 1980 hubo informes que se�alan que esos planes implicaban medidas de vigilancia y detenciones sin mandato, as� como una militarizaci�n permanente del gobierno. En cierta medida, esos cambios claramente se aplicaron despu�s del 11 de septiembre.

No hay manera de determinar cu�ntos cambios constitucionales ocurridos desde del 11 de septiembre pueden tener su origen en la planificaci�n de la COG.


Sabemos, sin embargo, que nuevas medidas de aplicaci�n de la COG fueron instauradas nuevamente en 2007, cuando el presidente Bush emiti� la National Security Presidential Directive 51 (Directiva Presidencial de Seguridad Nacionale, o NSPD-51/HSPD-20).

Esa directiva estipulaba lo que la FEMA posteriormente llam� �una nueva visi�n para garantizar la continuidad de nuestro gobierno�, y fue seguida posteriormente por un nuevo National Continuity Policy Implementation Plan (Plan de Implementaci�n de la Pol�tica de Continuidad Nacionale).

La NSPD-51 invalid� tambi�n la PDD 67, que era la directiva de la COG del decenio anterior elaborada por Richard Clarke, quien era por aquel entonces el �zar� del contraterrorismo en Estados Unidos desde la �poca de Clinton.

En fin, la NSPD-51 hizo referencia a nuevos �anexos clasificados sobre la continuidad�, se�alando que deben,

�ser protegidos contra toda divulgaci�n no autorizada�.

Bajo la presi�n de algunos de sus electores que se hab�an movilizado a favor de la apertura de una verdadera investigaci�n sobre el 11 de septiembre, el congresista Peter DeFazio, miembro de la Comisi�n sobre la Seguridad Interior, present� dos pedidos para consultar esos anexos.

Su primer pedido fue rechazado. DeFazio present� entonces un segundo pedido, mediante una carta firmada por el presidente de su Comisi�n.

El pedido fue rechazado de nuevo. Una vez m�s, como ya dije en mi respuesta a la segunda pregunta de esta entrevista, esto parece indicar que el sistema constitucional de contrapoderes ya no se aplica en Estados Unidos y que los decretos secretos est�n ahora por encima de la legislaci�n p�blica.


Red Voltaire: En La Route vers le Nouveau D�sordre Mondial, usted afirma que la Comisi�n Nacional Investigadora sobre el 11 de septiembre - cuyos miembros fueron nombrados por el gabinete de George W. Bush y cuyo Informe Final fue redactado por el equipo del director ejecutivo Philip Zelikov - incurri� en repetidos enga�os sobre el tema del 11 de septiembre, sobre todo en lo tocante a las actividades de Dick Cheney en aquella ma�ana.

�Puede usted explicar a nuestros lectores ese aspecto en particular?

Peter Dale Scott: Inicialmente, George W. Bush se resisti� a toda investigaci�n sobre el 11 de Septiembre, hasta que el Congreso impuso una Comisi�n Investigadora, en respuesta a una eficaz campa�a de las familias de las victimas [3] Thomas Kean y Lee Hamilton, los dos directores de la Comisi�n, prometieron p�blicamente guiarse por las preguntas sin respuestas de las familias de las v�ctimas, como por ejemplo:

  • saber qui�nes eran realmente los presuntos secuestradores de los aviones

  • c�mo fue que se derrumbaron 3 edificios del World Trade Center, cuando uno de ellos ni siquiera lleg� a recibir el impacto de un avi�n

Finalmente, esas preguntas, al igual que otras muchas interrogantes, ni siquiera llegaron a mencionarse.

Asimismo, la Comisi�n recogi� gran cantidad de testimonios contradictorios y, en muchas ocasiones, reescribi� ciertos relatos. Bajo la estrecha supervisi�n de Philip Zelikow, el director de aquella Comisi�n quien por mucho tiempo hab�a sido empleado del gobierno en cuestiones de seguridad nacional, el Informe de la Comisi�n sobre el 11 de Septiembre ignor� ciertas contradicciones y corrigi� otras de una forma que fue cuestionada por numerosos cr�ticos.

El Informe atribuy� la ausencia de respuestas [de la defensa estadounidense] de aquel d�a a un caos y a una ruptura sist�mica, ignorando as� otros testimonios de Cheney, seg�n los cuales �l desempe�� aquel d�a un papel preponderante.

La Comisi�n ignor� igualmente importantes contradicciones y dudas sobre el testimonio que hab�a prestado Cheney. Un tema crucial que la Comisi�n no investig� de manera expl�cita fue la aplicaci�n de los planes de la COG [durante los hechos] el 11 de septiembre (p.555, nota 9).

Tampoco mencion� la comisi�n de estudios sobre el terrorismo de Cheney - reunida por decreto de Bush en mayo de 2001 - que fue citada como fuente de origen de una orden del Comit� de Jefes del Estado Mayor Conjunto [el JCS, seg�n sus siglas en ingl�s] que databa del 1� de junio de 2001.

Aquella orden modific� [u obstaculiz�, haci�ndolas inoperantes] las condiciones de intercepci�n de los aviones secuestrados por parte de la fuerzas a�rea.

Para lograr su recuento restringido sobre la responsabilidad de Cheney [en lo sucedido] aquel d�a, la Comisi�n tambi�n rest� importancia - y de manera flagrante - a varios recuentos de testigos oculares [que estaban] en completo desacuerdo con la cronolog�a de la propia Comisi�n, particularmente los del director del contraterrorismo Richard Clarke y del secretario de Transportes Norman Norman Mineta.


Red Voltaire: Gran parte de La Route vers le Nouveau D�sordre Mondial - un libro verdaderamente muy rico debido a la cantidad e importancia de los temas que aborda - trata sobre la geopol�tica del petr�leo, de la droga y del armamento y la manera como el Estado profundo estadounidense la maneja en Asia Central y en el Medio Oriente desde la �poca del presidente Carter.

Sabiendo que la �guerra contra el terrorismo� perdura y se extiende hoy en m�s de 60 pa�ses - principalmente a trav�s de operaciones secretas�, �cu�les son en su opini�n los verdaderos or�genes y objetivos de esta?

Peter Dale Scott: Al principio de la �guerra contra el terrorismo� estaba muy claro que los consejeros estrat�gicos de los dos partidos, al igual que los grupos de reflexi�n (think tanks, en espa�ol tanques pensantes, son centros o institutos de propaganda y/o difusi�n de ideas pol�ticas ) como el Council on Foreign Relations, estaban preocupados por la necesidad que seg�n ellos ten�a Estados Unidos de preservar su dominio hist�rico sobre los mercados petroleros mundiales.

Produjeron documentos que apoyaban la idea de un incremento de la fuerza militar de Estados Unidos en la regi�n del Golfo P�rsico, as� como la idea de adoptar planes militares destinados, en particular, a ocuparse de Sadam Husein.

Hoy en d�a, la �guerra contra el terrorismo� ha seguido extendi�ndose, y nos dicen que los militantes salafistas se han desplazado - como era de esperar - hacia nuevas regiones del mundo, sobre todo hacia Somalia y Yemen, para preparar sus represalias.

La �guerra contra el terrorismo� se ha convertido por lo tanto en un ensayo para la actual doctrina estrat�gica de Estados Unidos tendiente a implantar un �dominio total� [�Full-spectrum dominance�], como fue definida en el importante informe del Pent�gono titulado Joint Vision 2020, llamando entonces a garantizar,

�la capacidad de las fuerzas estadounidenses, operando solas o con el apoyo de los aliados, para derrotar a cualquier enemigo y controlar cualquier situaci�n mediante la gama de operaciones militares [disponibles]�.

Desde la Segunda Guerra Mundial cada una de esas escaladas ha sido conducida por un lobby de la Defensa financiado originalmente por el complejo militar-industrial y actualmente por media docena de fundaciones de derecha que disponen de fondos ilimitados.

Con el tiempo, su personal ha ido emigrando de grupo en grupo - el American Security Council, el Comit� sobre el Peligro Presente, el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano y, actualmente, el Center for Security Policy (CSP).[4]

Pero sus objetivos han ido ampli�ndose con el paso de los a�os yendo as� de maximizar la presencia estadounidense hasta restringir las libertades individuales para impedir la reaparici�n de cualquier tipo de movimiento antiguerra en Estados Unidos. Yo abordo la expansi�n de esta facci�n del sector de la defensa en mi m�s reciente libro, American War Machine.

Esa agenda incluye cada vez m�s el maccarthysmo, por no decir el fascismo. Cierto n�mero de grupos est�n alimentando una histeria islam�foba que recuerda la histeria anticomunista de los a�os 1950, llamando a una guerra aparentemente sin fin contra el Islam.

Por ejemplo, el CSP [Centro para la Pol�tica de Seguridad, siglas en ingl�s. Ndt.] public� recientemente un documento titulado Shariah, The Threat to America [5], en el que proclama que la sharia es �la amenaza totalitaria de nuestra �poca�, con advertencias alarmistas sobre una �yihad infiltrada� y una �yihad demogr�fica�.


Red Voltaire: Esa �guerra contra el terrorismo�, cuyos verdaderos fundamentos y objetivos est�n lejos de ser expuestos expl�citamente por los gobiernos de los pa�ses miembros de la OTAN, comenz� en Afganist�n, en 2001.

En ese Estado, poderosos se�ores de la guerra aliados a Estados Unidos en los a�os 1980 - en la �poca en que los muyahidines combat�an a las tropas sovi�ticas - son actualmente destacados actores del conflicto en �AfPak�, la entidad geopol�tica que abarca Afganist�n y Pakist�n.

Tomemos como ejemplo simb�lico el caso de Gulbuddin Hekmatyar. La opini�n p�blica de los diferentes pa�ses de la OTAN no parece darse realmente cuenta de qui�n es este se�or Hekmatyar.

�Puede usted proporcionarnos informaci�n sobre �l? En su opini�n, �c�mo simboliza [Hekmatyar] el peligro que representa una pol�tica exterior estadounidense que, por falta de control legislativo y de visibilidad p�blica, ha provocado la explosi�n del tr�fico de droga a nivel global?

Peter Dale Scott: Al disponer de pocos agentes leales en Afganist�n, Estados Unidos decidi� realizar su Operaci�n Cicl�n a trav�s de los que estaban a la disposici�n de la Inter-Services Intelligence (ISI, los servicios secretos pakistan�es).

Pakist�n, temiendo a su vez a los reclamos de los verdaderos nacionalistas afganos que reivindican sus propios territorios fronterizos, dirigi� el volumen de las ayudas provenientes de Estados Unidos y de Arabia Saudita hacia dos extremistas cuya base de apoyo en Afganist�n era muy restringida:

  • Abdul Rasul Sayyaf

  • Gulbuddin Hekmatyar

Este �ltimo, miembro de la etnia pasht�n y de la tribu Ghilzai, originario de norte no pasht�n, fue entrenado inicialmente para la resistencia violenta bajo la direcci�n de los pakistan�es. Fue al parecer el �nico l�der afgano que reconoci� expl�citamente la l�nea Durand que define la frontera entre Afganist�n y Pakist�n.

Para compensar el apoyo que no ten�an entre la poblaci�n local, Sayyaf y Hekmatyar cultivaron y exportaron opi�ceos de forma masiva en los a�os 1980, tambi�n con apoyo del ISI.

Fue por esa misma raz�n que los dos colaboraron con los muyahidines extranjeros - o sea, con los iniciadores de lo que hoy se ha dado en llamar al-Qaeda - que por entonces aflu�an hacia Afganist�n, y Hekmatyar en particular parece haber desarrollado una estrecha relaci�n con Osama Ben Laden. Aquella afluencia de fundamentalistas wahabitas y deobanditas trajo como importante consecuencia el debilitamiento de la versi�n tradicional sufista del Islam local.

Durante la campa�a antisovi�tica, las fuerzas de Hekmatyar mataron cierta cantidad de personas que apoyaban a Ahmed Shah Masud, la principal amenaza para los planes de Hekmatyar - planes que contaban adem�s con el apoyo del ISI - que consist�an en dominar el Afganist�n postsovi�tico.

Despu�s de la retirada de estos �ltimos, la CIA - actuando en contra de las recomendaciones del Departamento de Estado - utiliz� tambi�n a Hekmatyar para impedir la constituci�n de un gobierno de reconciliaci�n nacional, lo cual condujo a una guerra civil que provoc� la muerte de miles de personas en los a�os 1990.

Desde la invasi�n de Estados Unidos contra Afganist�n en 2001, Hekmatyar ha dirigido su propia facci�n de combatientes para obtener una retirada de las tropas de la OTAN, aunque parece m�s abierto que los talibanes en cuanto a integrarse a un gobierno de coalici�n dirigido por el actual presidente Hamid Karzai.

En Washington, importantes funcionarios de la defensa - como Michael Vickers - todav�a se refieren a la Operaci�n Cicl�n como �la acci�n clandestina m�s exitosa� en la historia de la CIA.

No parecen preocupados por el hecho que ese programa de la CIA haya contribuido a generar y a desencadenar algo como al-Qaeda - la nueva justificaci�n postsovi�tica para los aumentos sin precedentes de los presupuestos de defensa - ni tampoco por haber conferido a Afganist�n su actual papel de principal fuente mundial de hero�na y hach�s.


Red Voltaire: En conclusi�n, ante la situaci�n financiera, econ�mica, pol�tica, social e incluso moral existente en Estados Unidos, as� como en numerosos pa�ses a trav�s del mundo, �tiene usted confianza en el futuro?

�Ve usted indicios estimulantes de una mayor influencia de lo que usted llama la �voluntad prevaleciente de los pueblos� en la toma de decisiones pol�ticas, un proceso que es hoy por hoy m�s olig�rquico que nunca?

Peter Dale Scott: Se dice que deber�amos ver cada crisis como una oportunidad.

La crisis de Estados Unidos, que es tambi�n la del mundo, pudiera ser ciertamente la ocasi�n de introducir reformas de gran envergadura en los procesos del capitalismo de mercado que engendraron diferencias tan grandes entre los muy ricos y los muy pobres. Desgraciadamente, debido a esos procesos, las pol�ticas tradicionales y los m�todos de movilizaci�n se han hecho m�s ineficaces a�n de lo que ya eran anteriormente.

En mi libro �La Route vers le Nouveau D�sordre Mondial�, yo defiendo el hecho que importantes cambios sociales son posibles cuando la opresi�n da lugar a la formaci�n de una opini�n p�blica unida - o de lo que yo llamo �la voluntad prevaleciente de los pueblos� - en oposici�n a esa opresi�n.

Hago referencia a ejemplos como el movimiento por los derechos c�vicos en el sur de Estados Unidos, o el movimiento polaco Solidarnosc.


Desarrollos tecnol�gicos como Internet han facilitado m�s que nunca la uni�n de las personas, tanto a nivel nacional como a nivel internacional. Pero la tecnolog�a ha perfeccionado tambi�n los instrumentos autoritarios de vigilancia y represi�n, haciendo la movilizaci�n activista m�s dif�cil que antes.

Por consiguiente, el futuro es muy incierto. Pudiera decirse que el sistema global actual est� m�s inestable que nunca y que es posible que alg�n tipo de prueba de fuerza logre cambiarlo.

En todo caso, yo estoy convencido de que estamos viviendo un periodo particularmente estimulante. La juventud debe continuar uni�ndose como siempre lo ha hecho a movimientos que aspiran al cambio social, y a crear nuevos espacios propicios al intercambio global.

Y, por sobre todo, no hay ninguna excusa para la desesperaci�n.


Red Voltaire: Le agradecemos sus esclarecedoras respuestas, profesor Scott. Le deseamos que su primer libro traducido al franc�s encuentre entre el p�blico franc�fono el gran �xito que merece.

Notas

[1] �Los Ej�rcitos Secretos de la OTAN� (I), por Dani�le Ganser, 2007.
[2] �El Opio, la CIA y la administraci�n Karzai�, por Peter Dale Scott, Red Voltaire, 10 d�cembre 2010.
[3] Ver el documental Press for Truth - En Busca de La Verdad.
[4] Os Senhores da Guerra, por Thierry Meyssan, ediciones Frenesi (Lisboa), 2002. Versi�n francesa simplificada: �Los Manipuladores de Washington�, red Voltaire, 13 de noviembre 2002.
[5] �Le Center for Security Policy relance la guerre des civilisations�, R�seau Voltaire, 5 janvier 2011.