por Imad Fawzi Shueibi

18 Agosto 2012

del Sitio Web RedVoltaire

Versi�n en Ingles

Traducido al espa�ol por la Red Voltaire a partir de la traducci�n al franc�s

de Said Hilal Alcharifi

Hace 4 siglos que los l�deres pol�ticos vienen tratando de crear un orden internacional capaz de regir las relaciones entre las naciones y de evitar las guerras.

Aunque el principio de la soberan�a de los Estados arroj� resultados, las organizaciones intergubernamentales han reflejado esencialmente la correlaci�n de fuerzas correspondiente a cada momento.

En cuanto al ambicioso proyecto estadounidense de Nuevo Orden Mundial, el hecho es que est� estrell�ndose contra las nuevas realidades geopol�ticas.


La lenta formaci�n de un orden internacional


Maximilien de Bethune, Duque de Sully (1559-1641)

y el castillo de Chateau-de-Sully-sur-Loira en la actualidad en Francia.

Si bien la expresi�n �orden mundial� es de reciente aparici�n en el discurso pol�tico, la idea misma de instaurar un orden mundial, o internacional, data ya del siglo XVII y fue tema de discusi�n cada vez que se presentaba una posibilidad de organizar la paz y de darle un car�cter permanente.

Ya en 1603, el rey franc�s Enrique IV daba a su ministro, el duque de Sully, la tarea de elaborar un primer proyecto.

El objetivo era la constituci�n de una rep�blica cristiana que incluyera a todos los pueblos de Europa. Dicha rep�blica deb�a garantizar la preservaci�n de las nacionalidades y cultos y encargarse de resolver los problemas entre esos componentes.

Aquel Gran Empe�o inclu�a una redefinici�n de las fronteras de los Estados como medio de equilibrar el poder�o de los mismos y la creaci�n de una Confederaci�n Europea de 15 miembros, con un Consejo supranacional que deb�a disponer de poder de arbitraje y de un ej�rcito capaz de garantizar la defensa de la Confederaci�n contra los turcos.


El asesinato de Enrique IV interrumpi� aquel sue�o, que no resurgi� ya hasta el final de las guerras desatadas por Luis XIV.

El abate Saint-Pierre dio a conocer por entonces su Projet pour rendre la paix perp�tuelle entre les souverains chr�tiens [En espa�ol, �Proyecto para perpetuar la paz entre los soberanos cristianos�. NdT].

Aquel plan, que fue presentado al Congreso de Utrecht (en 1713), consist�a en adoptar �ntegramente todas las decisiones tomadas en aquel encuentro como base definitiva para el trazado de las fronteras entre los pa�ses beligerantes y en la creaci�n de una liga de las naciones europeas (una federaci�n internacional) que se encargar�a de prevenir los conflictos.

Independientemente de la mencionada utop�a, lo m�s importante de aquella �poca fue, por supuesto, los Tratados que hicieron posible la Paz de Westfalia, firmados en 1648, al cabo de una guerra de 30 a�os, guerra que se libr� bajo estandartes religiosos, dando lugar a una gran acumulaci�n de odio, y en la que pereci� el 40% de la poblaci�n.

Las negociaciones se prologaron durante 4 a�os (de 1644 a 1648) y finalmente concretaron una igualdad entre todas las partes beligerantes, ya fuesen cat�licos o protestantes, mon�rquicos o republicanos.

Los Tratados de Westfalia establecieron 4 principios fundamentales:

  1. La soberan�a absoluta del Estado-Naci�n y el derecho fundamental a la autodeterminaci�n pol�tica.

  2. La igualdad entre los Estados-Naciones en el plano jur�dico. En virtud de ese principio, el m�s peque�o de los Estados se considera igual al m�s grande, independientemente de su fuerza o su debilidad, de su riqueza o su pobreza.

  3. El respeto de los tratados y la aparici�n de un derecho internacional de obligatorio cumplimiento [O sea vinculante. NdT.].

  4. La no injerencia en los asuntos internos de los dem�s Estados.

Cierto es que esos principios generales no garantizan una soberan�a absoluta, que en realidad nunca ha existido.

En todo caso, se trataba de principios que deslegitimaban todo acto susceptible de abolir dicha soberan�a.

Todos los fil�sofos vinculados a la pol�tica respaldaron esos proyectos. Rousseau exhort� vehementemente a la formaci�n de un Estado �nico de car�cter contractual que deb�a reunir a todos los pa�ses de Europa.

En 1875, Kant public� Para la paz perpetua. La paz es para Kant una construcci�n jur�dica que exige el establecimiento de una ley general aplicable a todos los Estados. El utilitarista ingl�s Bentham conden� la diplomacia secreta por tratarse de un procedimiento que se separa del derecho.

Tambi�n llam� a la creaci�n de una opini�n p�blica internacional capaz de obligar a los gobiernos a someterse a las resoluciones internacionales y al arbitraje.


Firma de uno de los Tratados de Westfalia


La creaci�n de las instituciones reguladoras internacionales


Clemente-Wenceslao de Metternich (1773-1859)

La idea de un orden internacional fue progresando constantemente, basada siempre en las reglas de la soberan�a consagradas en los Tratados de Westfalia.

Dio lugar al surgimiento de la Santa Alianza, propuesta en 1815 por el Zar Alejandro I, y al proyecto de Concertaci�n europea que propuso, ya en el siglo XIX, el canciller austriaco Metternich como medio de prevenir �la revoluci�n� que en el lenguaje racional pol�tico no significa otra cosa que el caos.

Fue a partir de aquel momento que los Estados comenzaron a celebrar cumbres para dirimir problemas sin recurrir a la guerra, privilegiando el arbitraje y la diplomacia.

Fue con ese objetivo que se fund� la Sociedad de Naciones (SDN), al t�rmino de la Primera Guerra Mundial.

Pero la SDN no fue m�s que la expresi�n de la correlaci�n de fuerzas de aquel momento, al servicio de las potencias que hab�an salido victoriosas de aquella guerra. Sus valores morales eran por lo tanto muy relativos.

Fue as� como, a pesar de que su supuesto objetivo era resolver los diferendos entre naciones a trav�s del arbitraje y sin recurrir a la guerra, la SDN se declar� competente para supervisar pol�tica, econ�mica y administrativamente a los pueblos subdesarrollados o colonizados hasta que estos �ltimos lograran su autodeterminaci�n, lo cual condujo naturalmente a la legitimaci�n de los mandatos.

Al adoptar esa posici�n, la Sociedad de Naciones encarn� la realidad colonialista.

El car�cter artificial de aquella organizaci�n qued� demostrado cuando fue incapaz de enfrentar graves acontecimientos internacionales, como,

  • la conquista de Manchuria por parte de Jap�n

  • la conquista de Abisinia (la actual Etiop�a) por parte de Italia

  • la anexi�n de la isla griega de Corf�, tambi�n por parte de Italia


La Sociedad de Naciones

durante una reuni�n en Ginebra

Aunque el presidente estadounidense Woodrow Wilson hab�a promovido la idea de Le�n Bourgeois que dio lugar al nacimiento de la SDN, Washington nunca fue miembro de esa organizaci�n.

Ante las acusaciones de las dem�s naciones, Jap�n y Alemania se retiraron de ella, lo cual priv� a la SDN de todo valor real.

La ONU, sucesora de la SDN, fue por su parte el reflejo de la Carta del Atl�ntico, firmada por Estados Unidos y Gran Breta�a el 4 de agosto de 1941, y de la declaraci�n de Mosc�, adoptada por los Aliados el 30 de octubre de 1943, anunciando la creaci�n de,

�una organizaci�n general basada en el principio de la igualdad de todos los Estados pac�ficos en materia de soberan�a�.

El proyecto se desarroll� durante la Conferencia de Dumbarton Oaks, celebrada en Washington desde el 21 de agosto hasta el 7 de octubre de 1944.

Los principios de la Carta del Atl�ntico fueron a su vez aprobados en la Conferencia de Yalta (del 4 al 12 de febrero de 1945), antes de su consagraci�n final en la Conferencia de San Francisco (los d�as 25 y 26 de junio de 1945).

La ideolog�a mundialista se vio entonces encarnada en la ONU, organizaci�n que, desde su creaci�n, ha pretendido establecer un sistema de seguridad colectiva para todos, incluyendo a los Estados que no pertenecen a ella.

En realidad, la ONU no es una sociedad contractual entre iguales - como tampoco lo fue la SDN - sino el reflejo de la correlaci�n de fuerzas del momento, a favor de los vencedores del momento.

A�n as�, el mundo entero se someti� a aquella voluntad.


El Consejo de Seguridad de la ONU

Esta organizaci�n, supuestamente mundial, no era en la pr�ctica otra cosa que la expresi�n de la voluntad de dominaci�n de las potencias victoriosas, en detrimento de la voluntad - ignorada - de los pueblos.

Esta realidad geopol�tica se confirm� en el momento de la creaci�n del Consejo de Seguridad de la ONU al que pertenecen, con la categor�a de miembros permanentes, las cinco grandes potencias (las potencias vencedoras) y otros miembros no permanentes electos en funci�n de criterios geogr�ficos, que implican una subrepresentaci�n de �frica y Asia.

La ineficacia de ese sistema se hizo patente durante la guerra fr�a.

El conflicto entre las dos grandes potencias afect� a las peque�as, que tuvieron que soportar todas las consecuencias de dicho conflicto, tanto en el plano local como a escala regional.

Esta estructuraci�n de los papeles de las partes se reflejaba abiertamente en el funcionamiento de la ONU, tanto en lo tocante a los pedidos de adhesi�n como en el tratamiento de los conflictos, como pudo comprobarse en los casos de,

  • Palestina y de Corea

  • en la nacionalizaci�n del petr�leo iran�

  • en la crisis del canal de Suez

  • en las ocupaciones israel�es, en L�bano, etc.

Al crearse la ONU se proclam�,

�la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y peque�as a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional�.

Pero el sistema del veto ha privado a las dem�s naciones del derecho a ser actores en condiciones de igualdad.

En definitiva, las instituciones internacionales han sido siempre un reflejo del equilibrio entre las potencias, lo cual est� muy lejos de toda idea de justicia en el sentido filos�fico o moral.

El Consejo de Seguridad de la ONU es en realidad un directorio mundial (continuador del que hab�a instalado Matternich), que reserva exclusivamente a los Aliados, vencedores en la Segunda Guerra Mundial, la posibilidad de imponer resoluciones, en vez de poner ese derecho en manos de quienes trabajan a favor de la paz.

Despu�s de la desaparici�n de la Uni�n Sovi�tica era crucial haber cambiado el sistema internacional.

Estados Unidos redise�a las relaciones internacionales


Leo Strauss (1899-1973)

Fue en ese momento que los disc�pulos de Leo Strauss triunfaron en Estados Unidos, con ayuda de los periodistas neoconservadores.

Seg�n ellos, la sociedad se divide en tres castas:

  • los sabios

  • los se�ores

  • el pueblo

Los sabios son los �nicos que conocen la verdad, de la cual s�lo revelan una parte a los pol�ticos (los se�ores), mientras que el pueblo tiene que someterse a sus decisiones.

Los disc�pulos de Leo Strauss han seguido promoviendo sus ideas y llamando constantemente a la abrogaci�n de los Tratados de Westfalia, lo cual implica el abandono del respeto de la soberan�a de los Estados y la anulaci�n del principio de no injerencia en sus asuntos internos.

Para lograr imponer la hegemon�a occidental han inventado un �derecho de injerencia humanitaria� y una �responsabilidad de proteger� que supuestamente tendr�an los sabios, cuya ejecuci�n estar�a en manos de los se�ores y que habr�a que imponer a los pueblos.

En lo que constituye una revisi�n del vocabulario de la Segunda Guerra Mundial, han llamado tambi�n a reemplazar la �resistencia� por la negociaci�n.

En 1999, los llamados de los neoconservadores encontraron eco en varios pa�ses occidentales, principalmente en el Reino Unido y Francia.

Tony Blair present� el ataque de la OTAN contra Kosovo como la primera guerra humanitaria de la historia. En un discurso pronunciado en Chicago, Blair afirm� que el Reino Unido no estaba tratando de defender sus intereses sino que estaba promoviendo valores universales.

Tanto Henry Kissinger como Jaiver Solana (por entonces secretario general de la OTAN y no de la Uni�n Europea) saludaron calurosamente aquella declaraci�n de Blair.

Poco despu�s, la ONU nombraba a Bernard Kouchner como administrador de Kosovo.


Tony Blair formula su doctrina (Chicago, 22 de abril de 2009)

No hay diferencia notable entre la teor�a de los straussianos y la de los nazis.

En Mein Kampf, Hitler ya arremet�a contra el principio de soberan�a de los Estados, consagrado en los Tratados de Westfalia.

Esta visi�n del mundo se ha impuesto ya en el plano econ�mico con,

Desde su creaci�n misma, esas instituciones se empe�aron en inmiscuirse en las pol�ticas econ�micas, presupuestarias y financieras de los Estados, sobre todo de los m�s pobres y vulnerables.

Algunos Estados �rabes han sufrido las consecuencias de sus consejos en materia de liberalizaci�n econ�mica, de privatizaci�n del sector p�blico, de venta de los recursos naturales a precios irrisorios.

Washington estuvo indeciso sobre la conducta a seguir despu�s de la desaparici�n de la URSS. Estados Unidos reafirm� poco a poco su categor�a como �nica superpotencia, incluso como �hiperpotencia� seg�n la expresi�n del franc�s Hubert Vedrine.

Desde entonces, Estados Unidos ha considerado obsoleto el sistema de la ONU heredado de la Segunda Guerra mundial.

Pero no se ha limitado a desinteresarse de la ONU sino que incluso ignora sus obligaciones financieras para con esa organizaci�n,

  • no ratific� el Protocolo de Kioto

  • se neg� a aceptar el Tribunal Penal Internacional

  • ha humillado a la UNESCO en varias ocasiones

Los conceptos surgidos de la Segunda Guerra Mundial fueron barridos por los atentados del 11 de septiembre de 2001.

La Estrategia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos de Am�rica, publicada por el presidente George W. Bush el 20 de septiembre de 2002, proclama un nuevo derecho:

�la acci�n militar preventiva contra los Estados renegados�.

La estrategia estadounidense incluye un radical giro conceptual.

  • La noci�n de resistencia, surgida de la resistencia francesa contra la ocupaci�n nazi, se ve deslegitimada para favorecer una exigencia de soluci�n de los conflictos a trav�s de la negociaci�n, sin que se tengan en cuenta los derechos inalienables de las partes.

    Al mismo tiempo, la noci�n de terrorismo - que nunca ha llegado a definirse en derecho internacional - ha sido utilizada para deslegitimar a todo grupo armado en conflicto con un Estado, sin tener en cuenta las causas de ese conflicto.

  • Abrogando las leyes de la guerra, Washington volvi� a poner de moda los �asesinatos selectivos�, pr�ctica que hab�a abandonado despu�s de la guerra de Vietnam pero que Israel ya estaba aplicando desde hace m�s de una d�cada.

    Seg�n los juristas de Washington, los �asesinatos selectivos� no son propiamente �asesinatos� sino �homicidios en defensa propia�, a pesar de que no existe en esos casos ni necesidad de protegerse, ni concomitancia entre la amenaza y la reacci�n, ni una justa proporci�n entre la respuesta y la supuesta amenaza.

  • La injerencia humanitaria y la responsabilidad de proteger se ponen por encima de la soberan�a de los Estados.

  • Y, finalmente, aparece la noci�n de Estados renegados.



Bernard Lewis (1916 - )

Los 4 criterios utilizados para definir a los llamados Estados renegados caen ampliamente en el terreno de la suposici�n, esencialmente en cuanto a las intenciones de esos Estados:

  • Sus dirigentes oprimen a la poblaci�n y saquean sus bienes.

  • No respetan las leyes internacionales y constituyen una amenaza permanente para sus vecinos.

  • Apoyan el terrorismo.

  • Odian a Estados Unidos y los principios democr�ticos de ese pa�s.

Diez a�os despu�s de la desaparici�n de la URSS, Estados Unidos emprende su redise�o de las relaciones internacionales.

En lo tocante al Medio Oriente, el filosofo neoconservador Bernard Lewis y su disc�pulo Fuad Ajami enuncian los principales objetivos:

  • Acabar con el nacionalismo �rabe golpeando a los reg�menes tir�nicos que cimentaron el mosaico tribal, confesional y religioso.

  • La destrucci�n y el desmembramiento de los Estados de esta regi�n conducir�n al �Caos constructor�, una situaci�n incontrolable en la que desaparece toda forma de cohesi�n social y el hombre vuelve a su estado primitivo.

  • Esas sociedades volver�n as� a una etapa prenacional, por no decir prehist�rica, que dar� lugar al surgimiento de micro Estados �tnicamente homog�neos y fatalmente dependiente de Estados Unidos.

Uno de los l�deres straussianos, Richard Perle, afirmaba que despu�s de las guerras en Irak y L�bano vendr�an otras, en Siria y en Arabia Saudita, que acabar�an en una apoteosis en Egipto.

Tres etapas

En todo caso, la construcci�n de este Nuevo Orden Mundial ha pasado por varias etapas.

  1. De 1991 a 2002 se produce una etapa de indecisi�n. Washington no se decide a reafirmarse como �nica superpotencia y a decidir unilateralmente el destino del mundo. Aunque dur� m�s de un decenio, esta etapa no es m�s que un breve momento a escala hist�rica.

  2. Desde 2003 hasta 2006, Washington trata de aplicar a toda costa la teor�a del �Caos constructor� para extender as� su propia hegemon�a.

    Desat� as� dos guerras: una en Irak, donde us� sus propias tropas, y otra en L�bano, a trav�s de un contratista.

    La derrota israel� de 2006 interrumpi� temporalmente el proyecto estadounidense. Rusia y China recurrieron entonces por 2 veces a su derecho de veto (sobre Myanmar y Zimbabue) como para confirmar t�midamente que estaban de regreso en la escena internacional.

  3. En el periodo que va de 2006 al momento actual, el sistema unipolar cedi� espacio a un mundo no polar.

    Se dispers� el poder�o. China, la Uni�n Europea, la India, Rusia y Estados Unidos representan a m�s de la mitad de los habitantes del planeta, poseen el 75% del PIB mundial y efect�an el 80% de los gastos militares.

    Este estado de cosas justifica, en cierta medida, un funcionamiento multipolar debido a la competencia que se desarrolla entre estos polos.

La nebulosa de un mundo no polar



Lo m�s importante es que esas potencias se ven ante desaf�os que vienen tanto de arriba (las organizaciones regionales y mundiales) como de abajo (de las milicias, las ONGs y las transnacionales).

El poder�o est� presente, al mismo tiempo, en todas partes y en ning�n sitio, en varias manos y en varios lugares.

Adem�s de las seis grandes potencias mundiales existe una gran cantidad de potencias regionales.

  • En Latinoam�rica se puede mencionar los casos de Brasil, m�s o menos de Argentina, de Chile, M�xico y Venezuela

  • En �frica, se pueden mencionar Nigeria, Sud�frica y Egipto

  • En el Medio Oriente tenemos a Ir�n, Israel y Arabia Saudita

  • Tambi�n est�n los casos de Pakist�n, en el sudeste de Asia

  • Los de Australia, Indonesia y Corea del Sur, en el Asia oriental y en el oeste del Pac�fico

Numerosas organizaciones intergubernamentales aparecen tambi�n en ese listado de fuerzas:

  • el FMI

  • el Banco Mundial

  • la Organizaci�n Mundial de la Salud (OMS)

  • la ONU

  • organizaciones regionales como,

    • la Uni�n Africana

    • la Liga �rabe

    • la ASEAN

    • la Uni�n Europea

    • el ALBA, etc.

Y no podemos olvidar la existencia de clubes como la OPEP (la Organizaci�n de Pa�ses Exportadores de Petr�leo).

Hay agregar tambi�n a ese listado ciertos Estados que a su vez son parte de Estados-Naciones, como el Estado de California, en Estados Unidos, y el de Uttar Pradesh [el Estado m�s poblado de la India] e incluso ciudades como Nueva York y Shangai.

Tambi�n est�n las empresas transnacionales, sobre todo,

  • las vinculadas a sectores como la energ�a y las finanzas

  • medios de difusi�n de alcance global como Al-Jazeera, la BBC y CNN

  • milicias como el Hezbollah, el Ej�rcito del Mehdi o los talibanes

A todo lo anterior tenemos que agregar a�n,

  • partidos pol�ticos

  • movimientos e instituciones religiosas

  • organizaciones terroristas

  • c�rteles de drogas

  • ONGs

  • fundaciones

La lista es interminable.


World Economic Forum (Davos)

Pero la principal concentraci�n de poder�o se mantiene en Estados Unidos.

Los gastos militares de ese pa�s est�n estimados en m�s de 500 000 millones de d�lares. Esa cifra puede elevarse en realidad a 700 000 millones si tenemos en cuenta el costo de las operaciones que actualmente se desarrollan en Irak y Afganist�n.

Con un PIB anual estimado en 14 trillones de d�lares, Estados Unidos est� considerado como la primera econom�a del mundo.

Sin embargo, la realidad del poder�o estadounidense no puede ocultar la decadencia de Estados Unidos, tanto en valor absoluto como en relaci�n con los dem�s Estados. Como ha se�alado el presidente del Council on Foreign Relations, Richard Haass, el progreso de pa�ses como China, Rusia, Arabia Saudita y los Emiratos �rabes Unidos es del orden de un trill�n al a�o.

Eso se debe, claro est�, al mercado de la energ�a.

Dada la explosi�n de la demanda de energ�a de parte de China y de la India, esa cifra est� llamada a seguir creciendo. La debilidad del d�lar ante la libra esterlina y el euro no s�lo provocar� la depreciaci�n de la moneda estadounidense ante las divisas asi�ticas sino tambi�n una posible transformaci�n del mercado del petr�leo, que adoptar� el pago a trav�s de diferentes divisas, o quiz�s en euros.

Y cuando el d�lar estadounidense deje de ser la moneda de la compra-venta petrolera, la econom�a de Estados Unidos se volver� vulnerable a la inflaci�n y las crisis monetarias.

Dos mecanismos fundamentales han sostenido el mundo no polar:

  • Numerosos flujos financieros se han abierto paso fuera de las v�as legales y a espaldas de los gobiernos, lo cual tiende a demostrar que la globalizaci�n debilita la influencia de las principales potencias.

  • Los Estados petroleros han utilizado ampliamente esos flujos para financiar en secreto actores no estatales.

Por consiguiente, en un sistema no polar, el hecho de ser el Estado m�s poderoso del mundo no garantiza el monopolio de la fuerza.

Todo tipo de grupos, e incluso de individuos, pueden acumular influencia.

Seg�n el profesor Hedley Bull, las relaciones internacionales han sido siempre una mezcla de orden y caos. Si seguimos la l�gica de su teor�a, el sistema no polar tiende a volverse cada vez m�s complejo. Y eso es lo que ha sucedido.

En 2011, la exacerbaci�n de las tensiones alrededor de Libia demostr� que el sistema no polar hab�a dejado de ser viable. Aparecieron entonces dos orientaciones que compet�an entre s�.

  • La primera es estadounidense.

    Su objetivo es la construcci�n de un Nuevo Orden Mundial que corresponda a la estrategia de Washington.

    Ello supone abolir la soberan�a de los pa�ses, reconocida desde la �poca de los Tratados de Westfalia, y reemplazarla por la injerencia humanitaria, a la vez como legitimaci�n ret�rica y como caballo de Troya del American Way of Life.


    Brasil + Rusia + India + China = BRIC


  • La segunda, respaldada por la Organizaci�n de Cooperaci�n de Shanghai y los pa�ses del BRICS, es chino-rusa.

    Reclama la preservaci�n de los principios de los Tratados de Westfalia, sin proponer por ello un retroceso. Su objetivo es instaurar una nueva regla del juego, algo basado alrededor de dos n�cleos alrededor de los cuales existen cierto n�mero de polos.

    Resulta evidente que el control de los recursos, sobre todo de las energ�as renovables, constituye el paso ideal hacia la creaci�n de un nuevo sistema, cuya aparici�n se mantiene bloqueada desde 1991.

    Tambi�n est� claro que el control del gas y de las v�as de transporte constituye el centro del conflicto que hoy se desarrolla en Siria.

Es indudable que la polarizaci�n de las potencias sobre ese tema sobrepasa en importancia las supuestas causas internas as� como la cuesti�n del acceso a las aguas c�lidas o la importancia log�stica de la base naval de Tartus.

El imperativo energ�tico

La batalla de la energ�a era el gran negocio de Dick Cheney.

La dirigi� desde el a�o 2000 hasta 2008, en claro enfrentamiento con China y Rusia. Es la misma pol�tica que se ha seguido aplicando bajo la direcci�n del propio Barack Obama.

Para Cheney, la demanda de energ�a aumenta m�s r�pido que la oferta, conduciendo a fin de cuentas a una situaci�n de escasez. La preservaci�n de la dominaci�n estadounidense exige, por lo tanto, en primer lugar el control de las reservas a�n existentes de petr�leo y gas.

Adem�s, y de manera m�s general, si bien las actuales relaciones internacionales est�n estructuradas en funci�n de la geopol�tica del petr�leo, lo que realimente determina el ascenso o la ca�da de un Estado es el aprovisionamiento.

Estos razonamientos sirven de base al plan de 4 puntos de Cheney:

  1. Estimular, a cualquier precio, toda producci�n local a trav�s de vasallos como medio de reducir la dependencia estadounidense de cualquier proveedor que no sea su amigo, para ampliar as� la libertad de acci�n de Washington.

  2. Controlar las exportaciones de petr�leo desde los Estados �rabes del Golfo, no para acapararlas sino para usarlas como medio de presi�n sobre los clientes y sobre los dem�s proveedores.

  3. Controlar las v�as mar�timas en Asia, o sea el aprovisionamiento de China y Jap�n no s�lo en petr�leo sino tambi�n en materias primas.

  4. Estimular la diversificaci�n de las fuentes de energ�a utilizadas en Europa para reducir la dependencia de los europeos en relaci�n con el gas ruso y limitar la influencia pol�tica que esa dependencia puede proporciona a Mosc�.



Dick Cheney (1941 - )

As� que los estadounidenses se han fijado como principal objetivo su propia independencia energ�tica.

Ese era el sentido de la pol�tica que Dick Cheney elabor�, en mayo de 2001, al cabo de profundas consultas con los gigantes de la energ�a. Esa pol�tica exige una diversificaci�n de las fuentes:

  • petr�leo local, gas domestico y carb�n

  • producci�n de electricidad con energ�a hidr�ulica y con energ�a nuclear

Exige adem�s un fortalecimiento de los intercambios con sus amigos del hemisferio occidental, sobre todo con Brasil, Canad� y M�xico.

El objetivo secundario es el control del flujo de petr�leo en el golfo �rabe. Fue esa la principal causa de la operaci�n Desert Storm (en 1991) y de la posterior invasi�n de Irak (en 2003).

El plan Cheney se concentr� en el control de las v�as mar�timas:

En este momento, esas v�as mar�timas siguen siendo esenciales para la supervivencia econ�mica de China, Jap�n, Corea del Norte e incluso para Taiw�n.

Ambos corredores permiten el env�o de recursos energ�ticos y materias primas hacia los centros industriales asi�ticos y la posterior exportaci�n de los productos manufacturados hacia los mercados mundiales.

Al tenerlos bajo su control, Washington garantiza simult�neamente la lealtad de sus principales aliados asi�ticos y restringe el creciente poder�o de China.

La aplicaci�n de esos objetivos geopol�ticos tradicionales llev� a Estados Unidos a reforzar su presencia naval en la zona Asia-Pac�fico y a crear una trama de alianzas militares entre Jap�n, la India y Australia. Tambi�n con vistas a obstaculizar el progreso de China.

Washington siempre ha considerado a Rusia como un competidor geopol�tico. Ha aprovechado cada oportunidad que se ha presentado para reducir el poder�o e influencia de Rusia y ve con especial temor la creciente dependencia de Europa occidental del gas natural ruso, dependencia que puede limitar la capacidad de oposici�n de los pa�ses de esa regi�n ante los movimientos rusos en el este de Europa y en el C�ucaso.

Como alternativa, Washington ha empujado a los europeos a aprovisionarse en la cuenca del Mar Caspio, construyendo para ello nuevos gasoductos a trav�s de Georgia y Turqu�a. Se trataba de evitar el paso por Rusia, con ayuda de Azerbaiy�n, Kazajst�n y Turkmenist�n, rehuyendo el uso de los gasoductos de Gazprom. As� aparece la idea del gasoducto Nabucco.

Para reforzar la independencia energ�tica de su pa�s, Barack Obama se convirti� de pronto en nacionalista aut�rquico [Defensor de la autosuficiencia. NdT.].

Estimul� la explotaci�n del petr�leo y del gas en el hemisferio occidental, sin importar los peligros que encierran las perforaciones en zonas ecol�gicamente fr�giles, como las aguas frente a las costas de Alaska o en el Golfo de M�xico, ni las posibles consecuencias de las t�cnicas utilizadas para la producci�n de energ�a, como el craqueo del agua.*

* Tambi�n llamado �separaci�n del agua�, este proceso divide el agua en sus componentes, ox�geno e hidr�geno, y se considera como una posibilidad para la obtenci�n de hidr�geno barato. NdT.


En su discurso sobre el Estado de la Naci�n correspondiente a 2012, el presidente Obama declar� con orgullo:

�En los 3 �ltimos a�os hemos abierto millones de acres de tierra a la prospecci�n en busca de petr�leo y gas. Esta tarde he pedido a la administraci�n que abra m�s del 75% de los recursos petroleros y gas�feros off shore.

Ahora, en este momento, la producci�n estadounidense de petr�leo es la m�s alta de los �ltimos 8 a�os. As� es. Desde hace 8 a�os. Y eso no es todo. El a�o pasado nuestra dependencia del petr�leo extranjero disminuy� y lleg� a su nivel m�s bajo en 16 a�os.� [1]

Obama mencion�, con particular entusiasmo, la extracci�n de gas natural por craqueo de esquistos bituminosos:

�Tenemos reservas de gas natural que protegen a Am�rica por un centenar de a�os.� [2]

En marzo de 2011, Washington increment� sus importaciones de Brasil para no seguir recurriendo al petr�leo del Medio Oriente.

En realidad, Washington nunca ha dejado de garantizar el control estadounidense sobre las v�as mar�timas vitales que se extienden desde el estrecho de Ormuz hasta el Mar de la China Meridional, ni de establecer una red de bases y de alianzas que cercan a China - la potencia mundial emergente - formando un arco que va,

  • desde Jap�n hasta Corea del Sur, Australia, Vietnam y Filipinas, por el sudeste

  • la India, por el sudoeste

A todo esto se agrega, como colof�n, un acuerdo con Australia para la construcci�n de una instalaci�n militar en Darwin, en la costa norte del pa�s, cerca del Mar de la China Meridional.

Washington trata adem�s de incluir a la India en una coalici�n de pa�ses de la regi�n hostiles a China para sacar a Nueva Delhi del BRICS, en el marco de una estrategia tendiente a cercar a China que despierta gran inquietud en Pek�n.


Varios estudios han sacado a la luz una repartici�n inesperada de las reservas mundiales de gas.

  • Rusia aparece a la cabeza con los 643 trillones de pies c�bicos de la Siberia occidental.

  • En segundo lugar aparece Arabia Saudita, incluyendo el yacimiento de Ghawar, con 426 trillones de pies c�bicos.

  • Viene en tercer lugar el Mediterr�neo, con 345 trillones de pies c�bicos de gas, a los que hay que agregar 5 900 millones de barriles de gas l�quido y 1 700 millones de barriles de petr�leo.

En el caso del Mediterr�neo, la parte m�s importante de esa riqueza se halla en Siria.

El yacimiento descubierto en Qara puede alcanzar una producci�n diaria de 400 000 metros c�bicos, lo que convertir�a a Siria en el cuarto productor de la regi�n, despu�s de Ir�n, Irak y Qatar.

El transporte del gas desde el cintur�n de Zagros, en Ir�n, hacia Europa debe pasar por Irak y Siria, lo cual ha venido a trastornar los proyectos estadounidenses y a consolidar los proyectos rusos (South Stream y North Stream).

Sin acceso al gas sirio, Washington no tiene otra salida que tratar de garantizar el gas liban�s.

Y sigue la guerra�

Notas

[1] �Over the last three years, we�ve opened millions of new acres for oil and gas exploration, and tonight, I�m directing my administration to open more than 75 percent of our potential offshore oil and gas resources. (Applause.) Right now - right now - American oil production is the highest that it�s been in eight years. That�s right - eight years. Not only that - last year, we relied less on foreign oil than in any of the past 16 years�.

Origen

[2] �We have a supply of natural gas that can last America nearly 100 years.�

Origen