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by Robert Naeslund
Extra�do de Paranoia Magazine
Issue 19 - Winter 1999
del sitio Web
MindControlForums
traducci�n de
Adela Kaufmann
Versi�n
original
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Robert Naesland
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El derecho del m�s fuerte: la fuente de la tiran�a de la inhumanidad y el
Estado.
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Este es un relato de la Polic�a de Seguridad sueca (S�PO) y el uso
de seres humanos para la investigaci�n m�dica, pero bien podr�a ser de la
Alemania nazi, donde el abuso del Estado era una parte natural del sistema.
Hay muchas similitudes en los m�todos de rutina y de la brutalidad entre la
Gestapo y S�PO.
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Por otra parte, la S�PO est� explotando un nuevo tipo de
t�cnica inform�tica que les permite controlar los pensamientos y el
comportamiento humano.
En la foto arriba a la izquierda est� una radiograf�a de un objeto situado
en el cr�neo directamente por delante del hueso frontal. El objeto fue
implantado por la fuerza en 1967 en un hospital donde yo estaba esperando
una operaci�n. S�PO hab�a obligado a que el cirujano participara en su
programa, previni�ndole ejercer la cirug�a original.
Despu�s de sedarme violentamente, hicieron una incisi�n de 5 cm de largo en
mi hueso frontal, en el que colocaron el objeto: un radio-transmisor que ha
estado transmitiendo un haz de alta frecuencia electromagn�tica a trav�s de
mi cerebro durante 24 horas al d�a desde entonces. Las dimensiones del
dispositivo son de apenas 7x4 mm.
El proceso de miniaturizaci�n ya ha pasado la etapa del transpondedor
inyectable, una ampolla diminuta capaz de almacenar datos y actuando como un
emisor y un receptor.
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Jan Freese - La desp�tica incompetencia
La raz�n para la acci�n de S�PO era que yo constitu�a una amenaza para el
secreto de los proyectos estatales de control mental .
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Esta operaci�n
encubierta de acoplamiento de los cerebros de las personas a las
computadoras ha estado ocurriendo por d�cadas, y no s�lo S�PO est�
involucrado. Los transmisores se est�n implantando en la cabeza de la gente
durante cirug�as rutinarias de hospital. Por lo general, �stos son
insertados a trav�s de orificios nasales, desde donde son operados mediante
comunicaci�n bidireccional por radio.
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Despu�s de penetrar en el cerebro, la
onda de radio es procesada en un sistema que conecta las funciones
neurol�gicas a un ordenador. Posteriormente, la actividad mental, los
procesos biol�gicos, la funci�n sensorial, de hecho toda la vida del
individuo, es puesta al descubierto para su inspecci�n y control estatal.
En su reporte, el eminente profesor Peter Lindstr�m llama a la t�cnica
"control intra-cerebral radio-hipn�tico". Este habla mucho sobre una ciencia
que se conoce tambi�n como telemetr�a bio-m�dica, control mental o
interacci�n cerebro-ordenador. El escribe que all� que con estos implantes
hay un riesgo de meningitis y de infecciones cr�nicas.
A finales de 1960, el potencial y las �reas de aplicaci�n de la telemetr�a
ya estaban siendo discutidas por J.M. Delgado en su libro Control F�sico de
la Mente: Hacia una Sociedad Psicocivilizada /
Physical Control of the Mind: Toward a Psychocivilized Society:
Estamos avanzando r�pidamente en el patr�n de reconocimiento de
correlaciones electr�nicas de comportamiento y en el m�todo de comunicaci�n
bidireccional por radio entre el cerebro y las computadoras.
Esto ha estado pasando durante mucho m�s tiempo de lo que la mayor�a de la
gente puede imaginar. Fue, de hecho, una de las primeras aplicaciones de la
tecnolog�a inform�tica, hace cuarenta a�os, el de vincular el sistema
biol�gico humano con un ordenador.
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Hace treinta a�os, en 1968, el Dr. Stuart Mackay public� su o de
Telemetr�a Bio-M�dica (Bio-Medical Telemetry) en el que expone el potencial
de esta �ltima ciencia:
Entre los muchos instrumentos de telemetr�a que est�n siendo utilizados hoy
en d�a hay radio transmisores miniatura que pueden ser tragados o
implantados quir�rgicamente en el hombre o los animales ...
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El �mbito de
observaci�n es demasiado amplio para poder dar una idea con algunos ejemplos...
estos permiten el estudio simult�neo del comportamiento o del funcionamiento
fisiol�gico... En casos tales como el monitoreo del bienestar de un buzo en
el mar o un astronauta en �rbita, es esencial un flujo continuo de
informaci�n fisiol�gica.
Las radiograf�as de mi cabeza muestran tres transmisores implantados, de los
cuales uno ha sido completamente encajado en el l�bulo frontal. Todos fueron
implantados en diferentes ocasiones durante la d�cada de 1970 por la Polic�a
Criminal de Suecia mientras yo estaba detenido en Estocolmo y Nacka.
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Un
art�culo publicado en 1975 en la Universidad de Yale por un equipo
internacional de seis investigadores como parte de un proyecto conjunto
entre la Universidad de Yale y la Universidad de Medicina de Madrid titulada
"Comunicaci�n Bidireccional con el Cerebro", describe c�mo la comunicaci�n
se puede lograr con profundos procesos cerebrales utilizando diminutos
transmisores, que son tambi�n capaces de suprimir los patrones EEG.
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Ellos
afirman esto debido a que tanto la energ�a como los datos son aportados por
ondas de radio, estos transmisores duran toda la vida.
La comunicaci�n bidireccional con la profundidad del cerebro hace posible
enviar y recibir informaci�n desde y hacia el cerebro. La t�cnica elimina la
necesidad de restringir al sujeto experimental, permitiendo la libre
expresi�n del comportamiento y las relaciones sociales. La instrumentaci�n,
incluyendo los v�nculos de radio, es peque�a y ligera, y no interfiere con
la movilidad...
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Nuestro experimento demuestra la supresi�n de un patr�n
espec�fico de EEG por estimulaci�n repetida de retroalimentaci�n por radio
de un punto espec�fico intracerebral... Como no se utilizan bater�as, la
vida del instrumento es indefinida. La energ�a y la informaci�n son
suministradas por frecuencias de radio.
Han pasado casi treinta a�os desde que el primer transmisor fue implantado
en mi cabeza en el Hospital de S�der, el asunto es en realidad mucho m�s
grande y a�n m�s impactante, ya que los cirujanos tambi�n han estado
colocando estos transmisores en las cabezas de los pacientes bajo anestesia
en la mesa de operaciones. Esto es lo que me pas� a m� al final de la d�cada
de 1960 cuando me somet� a cirug�a en el Hospital de S�der. Antes de ese
tiempo, yo hab�a sido un miembro completamente normal de la sociedad.
Yo nunca hab�a cometido un crimen ni tenido ning�n contacto con psiquiatr�a,
y estaba empleado. De hecho, no hab�a nada en mi vida que pudiera justificar
la adopci�n de medidas especiales para observarme. La �nica conclusi�n
razonable es que algunos cirujanos en el hospital estaban y pudieran seguir
implantando transmisores durante las operaciones normales en base regular.
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No hay raz�n alguna para creer que yo fui una excepci�n.
Hace treinta y tres a�os, en 1965, un investigador del departamento para
tecnolog�a de la informaci�n del Instituto de Investigaci�n de Defensa
llamado P.M. Persson public� un art�culo sobre la telemetr�a biom�dica en el
que escribi�:
Telemetr�a, es decir, radio-transmisi�n de datos, se aplica principalmente
cuando es dif�cil o imposible suministrar los par�metros por cualquier otro
m�todo... La palabra telemetr�a se deriva del griego "tele" que significa "medir".
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En Suecia, la telemetr�a, por tanto, ser�a llamada "fjarrmatning" (medici�n
de larga distancia)... Una parte importante de la biotelemetr�a es conducida
principalmente con el uso detransmisores implantados, el desarrollo de los
cuales ha recorrido un largo camino en la investigaci�n m�dica.
Lo que realmente ha sido bien desarrollado en la investigaci�n m�dica fue,
por supuesto, el abuso de los pacientes en cuyas cabezas los cirujanos
estaban implantando transmisores.
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Un viaje a la locura
Para los a�os posteriores a la implantaci�n del transmisor en el Hospital de
S�der, yo, realidad era bastante inconsciente de que algo hab�a sucedido.
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De
todo lo que era consciente era de una d�bil se�al de radio de origen no
identificable dentro de mi cabeza. Fue s�lo despu�s de unos a�os que me hice
consciente de que algo hab�a sido puesto dentro de mi cabeza durante la
operaci�n. Este tiempo habr�a de ser un per�odo de grandes e inexplicables
cambios y, cuando cumpl� treinta a�os, me decid� a ir por el camino
criminal.
Es dif�cil afirmar con certeza que este era un resultado de lo que me estaba
sucediendo a m�, pero fue, en todo caso, despu�s de la implantaci�n del
transmisor que vincul� mi cerebro a un ordenador para que los cient�ficos
pudieran usarme para sus propios malvados dise�os, que mis concepciones y
sentimientos fueron radicalmente alterados.
En Estados Unidos, el mismo a�o que me colocaron el implante del transmisor
en el Hospital de S�der (1967), el Departamento de Psiquiatr�a de la
Universidad de Yale public� un reporte titulado La intervenci�n del hombre
en las funciones intracerebrales".
Los autores escribieron:
Se est�n desarrollando t�cnicas para la investigaci�n y la manipulaci�n del
hombre. La comunicaci�n bidireccional con la profundidad del cerebro hace
posible enviar y recibir informaci�n desde y hacia el cerebro...Podemos
iniciar, detener o modificar una variedad de manifestaciones auton�micas,
som�ticas, de comportamiento y mentales.
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Podemos experimentar con los
mecanismos cerebrales responsables de la aparici�n y el mantenimiento de las
funciones espec�ficas de comportamiento y mentales... Como no se utilizan
bater�as, la vida del transmisor es indefinida. La energ�a y la informaci�n
son suministrados por las frecuencias de radio.
El reporte de una comisi�n parlamentaria presidida por
Alva Myrdal, SOU
1972:59 titulado �Para elegir el futuro�, abordaba esta t�cnica:
La investigaci�n en el campo de la funci�n cerebral y la conducta tiene como
objetivo principal identificar el tipo y el grado de cambios que pueden
efectuarse con estos nuevos m�todos, proporcionando as� informaci�n sobre
nuevas posibilidades para aliviar el sufrimiento humano, as� como los
riesgos de control y modificaci�n de la conducta en contra de la voluntad
del pueblo.
El reporte estatal SOU 1987:74 tambi�n menciona la t�cnica, discutiendo la
habilidad de ver a trav�s de los ojos de otra persona:
Es inevitable que la vigilancia encubierta del personal trae consigo una
significativa infracci�n a la integridad individual. Los haberes p�blicos y
privados de una persona pueden ser registrados y documentados en un alto
grado.
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Esto tambi�n incluye cualquier encuentro que el individuo tiene con
otras personas. Las cartas y otras comunicaciones escritas que el individuo
recibe, por ejemplo, en casa o en la oficina, pueden ser monitoreados
durante la vigilancia.
Fue en mi primera vez con la polic�a, el 10 de marzo de 1972, que fui puesto
a dormir sin mi consentimiento y cuando me despert� unas horas m�s tarde fue
a un nuevo tipo de vida.
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La primera cosa que me di cuenta era de una
profundamente inquietante se�al de radio en mi cabeza. La onda
electromagn�tica que fue penetrando en mi cr�neo era de lavado de cerebro, y
tuvo un efecto negativo en mis funciones de memoria, h�bitos y conductas.
Lento pero seguro estaba siendo transformado en una persona diferente, con
facultades en gran medida discapacitadas. Como puede verse en la fotograf�a
de rayos X mostrada, este transmisor hab�a sido insertado a trav�s de la
fosa nasal izquierda.
El experimento que comenz� entonces continu� diariamente, inmutable, durante
los siguientes 3.5 a�os. Inhibi� la capacidad de mi hemisferio cerebral
izquierdo, y despu�s de un rato he perdido las habilidades b�sicas como la
secuencialidad, convirtiendo el alfabeto, por ejemplo, en un enjambre de
letras irremediablemente desordenadas.
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Mi capacidad de pensamiento l�gico se
vio afectada, debido al lavado de cerebro tuve grandes problemas
mnemot�cnicos que crearon un caos diario. La referencia del Dr. Lindstr�m
en
su segunda carta a este proceso como "la disoluci�n electr�nica de la
memoria" es una descripci�n adecuada de lo que estaba sucediendo a m�.
Gordon Thomas, el conocido autor y productor de la BBC, escribi� en la
introducci�n a su libro
Journey Into Madness, que:
Desde la d�cada de 1950, los m�dicos en el este y el oeste, han hecho caso
omiso del sagrado juramento de su profesi�n y han ayudado en la
investigaci�n patrocinada por los gobiernos de los m�todos de tortura m�dica
y control mental.
Un detalle de una radiograf�a de mi cabeza muestra las fosas nasales y el
�rea detr�s de la frente.
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Dos partes sombreadas indican la posici�n de los
transmisores que fueron removidos quir�rgicamente en los hospitales privados
en el extranjero. Uno de ellos fue insertado en hospital S�der, mientras que
otro fue el que recib� estando bajo custodia policial en 1978.
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Un tercer
objeto en los rayos-X es el primer transmisor de que la polic�a coloc� en mi
cabeza el 10 de marzo de 1972, y un cuarto fue implantado, ya sea en centro
de detenci�n de Estocolmo o en custodia en Vasteras en 1973. El �ltimo
transmisor mostrado en la radiograf�a fie insertado bajo sedaci�n el 26 de
noviembre de 1975 en el centro de detenci�n de la Polic�a de Nacka.
Nueve a�os pasaron antes de tratar de hacer algo acerca del tormento cada
vez mayor.
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En 1976 le escrib� a Bror Rexed, el director general de la Junta
de Salud y Bienestar, y le expliqu� lo que me estaba pasando y c�mo hab�a
comenzado todo. Sin embargo, lo que no entend� es que hab�an rutinas
ni-escritas para enterrar lo m�s r�pidamente posible los reportes relativos
a la existencia de estas pr�cticas b�rbaras.
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En lugar de contestar a mi
carta, el Sr. Rexed se la pas� al departamento responsable de atenci�n
psiqui�trica, que se puso en contacto conmigo con la advertencia de que
podr�a ser llevado en el caso de continuar haciendo estas afirmaciones.
Un documento titulado "La ruptura de cuerpos y mentes - The
Breaking of Bodies and Minds", publicado por la
Asociaci�n Americana para el Avance de la Ciencia , establece lo siguiente:
... El Estado, con la ayuda de psiquiatras, efectivamente puede silenciar a
las personas que se oponen sus pol�ticas, la manipulaci�n estatal de la
psiquiatr�a con fines pol�ticos es una realidad en muchos pa�ses.
En un viaje a Atenas en el verano de 1977, tuve la oportunidad de tener un
examen de rayos-X.
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All�, el radi�logo fue capaz de identificar dos extra�os
objetos en la extensi�n de las fosas nasales, al lado del l�bulo frontal. A
mi regreso a Suecia, le entregu� los rayos X a la Junta de Salud y Bienestar
para confirmar mis afirmaciones anteriores. Ellos, a su vez, las
transmitieron para su examen por su propio asesor radiol�gico, el Dr. Kjell Bergstr�m del Hospital Acad�mico de Uppsala, quien se comprometi� a elaborar
un reporte.
Despu�s de varios intentos de contactarme con el Dr. Bergstr�m, se hizo
evidente que �l no estaba preparado para hacer un reporte en absoluto.
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Despu�s de mucha correspondencia, tanto por carta como por tel�fono,
finalmente present� un reporte. No fue una sorpresa que su reporte fuese
totalmente enga�oso. Neg� la existencia de objetos extra�os en mi cabeza y
dijo que las radiograf�as de mi cr�neo eran perfectamente normales.
Fui obligado a hacer algo acerca de mi esclavizada vida. Viaj� de regreso a
Atenas en febrero de 1978 y me reun� con un radi�logo quien me puso en
contacto con un cirujano que estaba dispuesto a operar para retirar el
objeto.
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El transmisor que se hab�a implantado en mi cabeza en el Hospital de S�der fue finalmente retirado el 13 de marzo 1978 despu�s de haber estado en
funcionamiento durante once largos a�os. Solo hab�a pasado un mes desde que
el Reporte del Dr. Bergstrom neg� la existencia de objetos extra�os en mi
cabeza.
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Mi vida ha mejorado sensiblemente despu�s de la remoci�n de cuatro
transmisores que hab�an estado transmitiendo ondas electromagn�ticas a
trav�s de mi cerebro.
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Una colusi�n Penal expuesta
El Dr. Gregorius se comprometi� a realizar la siguiente operaci�n un par de
meses m�s tarde.
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En julio de 1978, una semana antes de que yo deb�a regresar
a Atenas, fui detenido por la polic�a por un crimen que hab�a cometido unos
meses antes. Despu�s de unos d�as en prisi�n, la Dra. Annmari Jonsson de la
Junta de Salud y Bienestar Social vino para conversar. La Dra. Jonsson es la
psiquiatra que me hab�a contactado al a�o anterior con relaci�n a mi
correspondencia con Rexed.
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Ella antes me hab�a amenazado con la reclusi�n
psiqui�trica si persist�a en hacer declaraciones acerca de un transmisor
habiendo sido implantado en la cabeza en el Hospital de S�der. Ella se
estaba ahora poniendo seria, y estaba dispuesta a usar su posici�n para
hacerme callar en una criminal connivencia entre los m�dicos y la polic�a.
Nuestra conversaci�n no dur� m�s que unos pocos minutos, tras lo cual ella
estaba lista para preparar el reporte que deb�a preparar el camino para el
diagn�stico psiqui�trico que ven�a, el cual la Junta de Salud y Bienestar
Social podr�a entonces, siguiendo la rutina, usar como un arma para ocultar
la actividad il�cita del Estado.
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Su reporte se bas� en el hecho evidente de
que cualquiera que dijera que le estaban utilizando para investigaci�n
cient�fica en telemetr�a era un enfermo mental. Yo tambi�n estaba amenazando
con exponer algo de una naturaleza extremadamente confidencial.
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Esta fue
justificaci�n suficiente para que me marcaran m� como una persona
cr�nicamente paranoica.
El reporte de Annmari Jonsson en agosto de 1978 inclu�a la siguiente nota:
"�l mantiene ferozmente todo lo que �l escribi� al Director General. �l se
vuelve indignado y claramente ofendido si alguien cuestiona la realidad de
su historial m�dico. Al hacerlo, muestra claras ideas delirantes y tambi�n
es paranoico. �l es psic�tico, necesitando de hospitalizaci�n y hay muchas
razones para hacerle un examen forense-psiqui�trico".
Hasta un cierto punto en mi vida, nunca hab�a tenido problemas psiqui�tricos,
nunca hab�a tenido ning�n contacto con atenci�n mental ni mostr� nunca
rasgos inhumanos ni utilic� violencia.
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La raz�n de por qu� era tan
importante para los psiquiatras que me diagnosticaran una enfermedad mental
es que el uso de los sistemas inform�ticos del cerebro implica la violaci�n
del derecho humano b�sico a la vida. Cualquier persona que constituya una
amenaza para este secreto puede ser silenciada a cualquier precio. Tambi�n
es importante para ellos crear una ilusi�n de que aquellos que afirman que
est�n siendo sometidos a esos abusos tienen problemas mentales.
El Dr. Janes Jez, el psiquiatra que realiz� mi examen forense-psiqui�trico y
que es en �ltima instancia el responsable de mi diagn�stico psiqui�trico,
escribi� en sus notas:
"Robert Naeslund debe ser considerado peligroso si su sistema de delirios no
puede ser curada y �l comienza a dudar de sus concepciones y a obtener
conocimiento de su enfermedad".
Yo era, por supuesto, peligroso para nadie m�s que los criminales del
Estado, que creo que colaboraron en el abuso, como el Dr. Curt Strand , la
Dra. Annmari Jonsson o el Dr. Janes Jez.
En el tiempo en el que fue tomada la radiograf�a, en 1984, yo hab�a sido
sometido a dos operaciones:
-
el primero fue el transmisor que fue implantado y hab�a sido sacado
-
el segundo involucraba el que hab�a sido insertado en mi orificio nasal
derecho en mi �ltima detenci�n en 1978, bajo custodia policial.
Dr. Lindstrom ha documentado que mi radiograf�a del cr�neo muestra
claramente una serie de transmisores implantados, uno de los cuales est� en
mi cerebro.
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Cuando yo pude obtener la verificaci�n del Dr. Lindstrom y
varios otros m�dicos algunos a�os m�s tarde, envi� una carta conteniendo los
reportes correctos de las radiograf�as, tanto a la Junta de Salud y
Bienestar Social como a los m�dicos llamados para hacer comentarios.
Ellos reaccionaron como delincuentes. Habr�an hecho cualquier cosa para
enterrar la verdad cuando fueron finalmente expuestos, por lo que se negaron
a contestar mis cartas, diciendo que nunca las recibieron, a pesar del hecho
de les hab�a enviado cartas en varias ocasiones. Por supuesto, no hay nada
que se pueda a�adir.
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Ha sido demostrado m�s all� de una sombra de duda que
la psiquiatr�a fue utilizada como un arma contra m� para ocultar la
brutalidad del Estado en la implantaci�n de transmisores en mi cabeza y mi
posterior explotaci�n en un continuo experimento cient�fico permanente.
Hace algunos a�os, hab�a un medio en los medios de comunicaci�n sobre el uso
del encarcelamiento psiqui�trico en la Uni�n Sovi�tica como arma pol�tica
contra los disidentes. La situaci�n no es tan diferente en Suecia, como mi
caso lo demuestra.
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Yo simplemente estaba tratando de librarme del
experimento del que hab�a sufrido durante los �ltimos once a�os y recuperar
los derechos humanos a los que ten�a derecho, derecho a no ser esclavizado
por experimentos institucionales y de investigaci�n.
El Dr. Tord Svahn del Hospital de Huddinge es uno de esos m�dicos que creo
que est� implicado con el Dr. Jez en el complot contra m� para legitimar su
diagn�stico. Durante el examen psiqui�trico forense, yo exig� que se hiciera
un estudio radiol�gico de mi cr�neo, ya que sab�a que estos objetos
aparecer�an en las radiograf�as.
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Sin embargo, mi petici�n fue denegada y
tuve que luchar durante tres meses antes de que �l cediera a mis peticiones.
El examen radiol�gico fue llevado a cabo por el Dr. Svahn, que tambi�n firma
los reportes que confirman su estado normal. Un par de a�os m�s tarde, tuve
la oportunidad de exponer el reporte deliberadamente falaz del Dr. Svahn,
cuando fueron requisadas de Huddinge para estudios adicionales por parte de
otros profesionales de la medicina. Todos los m�dicos que han visto estas
im�genes han sido capaces de identificar los objetos extra�os implantados,
algo que tambi�n han confirmado en los reportes.
Con la ayuda de varias compa��as de electr�nica en Estocolmo, que me
proporcionaron tanto los medios como el conocimiento, fui capaz de
determinar las frecuencias de las ondas electromagn�ticas que viajaban a
trav�s de mi cabeza a estos transmisores. Las frecuencias que entran en mi
cabeza han sido analizados de estar entre 17 y 24 kHz .
Hace unos veinte a�os (1976), los investigadores Eskil Block y Per Scharestrom public� su libro El hombre y la tecnolog�a en la sociedad del
futuro.
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El libro aborda la siguiente t�cnica:
El estudio de la comunicaci�n electr�nica nos ha dado una oportunidad mucho
mayor para entender los aspectos vitales del sistema nervioso humano y de
los �rganos de los sentidos.
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A partir de esta tecnolog�a despu�s creci� una
ciencia m�s abstracta y general, la cibern�tica, el estudio de la
comunicaci�n y el control... avances en la ciencia y la tecnolog�a nos
muestran una y otra vez que debemos estar preparados para ajustar nuestra
visi�n del mundo y Regresar a evaluar los l�mites de lo posible.
Cuando el Estado comete un delito grave, se asegura que ninguno de los suyos
revelar� el secreto.
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En ese caso, todo se perder�a desde el principio. Por
esa raz�n, entre otras, los radi�logos en los diferentes hospitales niegan
la existencia de objetos extra�os en mi cabeza, como podemos ver en los
reportes de los Dres. Bergstr�m y Svahn. Hay, sin embargo, muchos otros
radi�logos que utilizan su posici�n para negar la verdad en una enorme
fabricaci�n colectiva, para que no exista ninguna amenaza de que se fugue
ninguna informaci�n sobre los abusos.
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Fue, por tanto, cr�tico cuando el Dr. Lindstrom elabor� un reporte totalmente contradictorio acerca de las
radiograf�as que los m�dicos suecos hab�an declarado normales. Fue, por
tanto, tambi�n en la naturaleza de las cosas que los m�dicos suecos trataron
de hacer que el Dr. Lindstrom se retractara de su reporte.
Los m�dicos, tanto en el Hospital Karolinska como en el el Instituto
Karolinska, que en realidad no ten�an absolutamente nada que ver con mi caso,
le escribieron al Dr. Lindstr�m en California insistiendo en que se
condujera apropiadamente y no hiciera ese tipo de reporte, y le solicitaron
si ser�a posible que reconsiderase sus declaraciones.
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Otros adoptaron una
l�nea m�s dura, diciendo que no era competente para examinar las
radiograf�as y que deb�a cambiar de opini�n.
No hab�a una sola persona actuando por ning�n otro motivo que el de ocultar
su propia mala-praxis o la de su colega. La cl�nica psiqui�trica en el
Hospital Karolinska es otro ejemplo. A falta de conocer los hechos, una
tarea bastante f�cil, teniendo en cuenta que el nombre del doctor Lindstr�m
y la direcci�n est�n en las cartas, se contactaron con la Junta de Salud y
Bienestar, con la incre�ble historia de que los reportes que hab�an
presentado eran mis propias elucubraciones.
En lugar de unirse a sus l�neas, el comportamiento de los m�dicos suecos
tuvo el efecto contrario sobre el Dr. Lindstrom.
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Se sinti�, como es natural,
indignado de que hab�an intentado obligarle a cumplir con el corrupto modelo
sueco, y como resultado, �l le pas� algunas de mis radiograf�as a algunos de
sus colegas en el Centro M�dico de la la Universidad de California en San
Diego, pidi�ndoles que escriban exactamente lo que pudieran ver sin darles
ninguna informaci�n previa.
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El Profesor Wickbom produjo uno de esos reportes.
Wickbom hab�a sido m�dico jefe del departamento radiol�gico en el Hospital
de Sahlgrenska en Gotemburgo, Suecia.
Los reportes contradictorios de los m�dicos suecos y sus colegas en el
extranjero dan una clara imagen de los m�todos que el Estado sueco utiliza
para asegurarse de que no se filtre nada en relaci�n con este acoso de
control mental. No se trata s�lo radi�logos, psiquiatras o cirujanos
aislados que est�n participando en los cr�menes. En ese caso, habr�an sido
expuestos hace mucho tiempo.
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Deber�a ser un derecho humano inalienable el no
ser v�ctima de la implantaci�n de transmisores en la cabeza por parte de los
cirujanos durante las operaciones. Tambi�n, por supuesto, uno deber�a
esperar recibir precisos reportes radiol�gicos no contaminados por la
necesidad de ocultar los cr�menes de Estado.
Todo esto se refiere al abuso de una t�cnica tan terrible que el Estado va a
llegar a cualquier extremo para asegurar que se mantenga alejado del
conocimiento del p�blico en general . Esta es la verdadera raz�n del porqu�
los psiquiatras regularmente diagnostican como enfermo mental a cualquiera
que trate de afirmar que es una v�ctima experimental de esta t�cnica.
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Los
psiquiatras explican que tal t�cnica no existe y que es simplemente un
s�ntoma de esquizofrenia o paranoia el imaginar que algo as� est� sucediendo.
La verdad es que miles de libros y reportes m�dicos y cient�ficos dan
testimonio de la existencia de esta t�cnica.
Las siguientes citas ofrecer�n un estudio de estos reportes:
-
Los sistemas electr�nicos que pueden ser totalmente implantados en el cuerpo
han progresado en los �ltimos veinte a�os a partir de dispositivos de
transistores individuales a complejos dispositivos multifunci�n que tambi�n
pueden incorporar funciones de memoria y funciones microprocesadores de
l�gica.
("Estudio de telemetr�a implantable, "Tomas B. Fryer, de la NASA, 1974).
�
-
La t�cnica de control de telemetr�a de los seres humanos ofrece la
posibilidad de regular con precisi�n la conducta a nivel subconsciente.
("Electr�nica en la observaci�n y el control , "Crimen y la Justicia, 1972.)
�
-
El prop�sito de la telemetr�a biom�dica es para monitorear o estudiar a los
animales y a los seres humanos con el menor trastorno posible a su actividad
normal, durante el sue�o, el amor, el trabajo, comer, dar una conferencia
bucear, etc.
(La telemetr�a es la mayor�a de edad , el Dr. Stuart Mackay, 1983)
�
-
Esta t�cnica tambi�n se prestar�a a la restricci�n y el control de la vida
privada de las personas y el comportamiento social a nivel nacional. Esto
ser�a la violaci�n sin trabas de la integridad personal y la supresi�n de la
actividad social y pol�tica, lo suficiente para hacer del terrible estado
robotizado de Orwell una realidad.
(The Information Society, Yoneji Masuda, 1980)
Es posible no s�lo un seguimiento detallado de cada dimensi�n de la vida de
una persona, sino tambi�n de manipularlos.
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Me di cuenta en una fase muy
temprana de que eran capaces de registrar mis pensamientos, mi visi�n, mis
emociones e intenciones.
La polic�a nunca me impidi� actuar de forma ilegal, a pesar de conocer mis
planes por adelantado. Por el contrario, estimul� mi conducta criminal y
como yo sab�a que ellos sab�an lo que estaba haciendo, es evidente que
estaban protegiendo mi actividad criminal. La pregunta es si todo esto ha
ocurrido tambi�n con otras personas en custodia.
Los cient�ficos suecos escriben en sus trabajos de investigaci�n que los
pensamientos de la gente son observados y que,
"datos experimentales del
sistema nervioso, a una tasa no disminuida, sigue fluyendo en las
computadoras."
Esta declaraci�n fue hecha por el profesor Jens Allwood en
Framtider (Futures), publicado por el Instituto de Estudios Futuros de
Estocolmo.
�
En el mismo tema, el profesor asistente Erland Hjelmquist
argument� que, en la mayor�a de los casos,
"Los investigadores han destinado sus teor�as para hacer frente a lo que
sucede en las cabezas de las personas cuando toman decisiones o forman
opiniones, o cuando se acuerdan de algo... y as� sucesivamente."
Peter Westerholm, profesor titular e investigador m�dico, sugiri� en un
discurso en una conferencia del Departamento de Justicia en 1986 que:
Tambi�n hay que saber cu�ntas personas est�n experimentando lo que est�
pasando, tal vez incluso sus opiniones, sus evaluaciones. Y es muy claro que
esto nos llevar� a un territorio no del todo leg�timo.
El hecho es que datos del sistema nervioso contin�an fluyendo en los
ordenadores a un ritmo creciente debido al hecho de que m�s y m�s personas
est�n siendo conectadas al sistema.
�
La tasa de crecimiento del abuso por
parte de hospitales, S�PO, y la Polic�a Criminal es construido sobre el
sistema de control mental que ha sido altamente desarrollado en la
investigaci�n m�dica.
�
Generando Enfermedades
Para dar una idea del tipo de experimentos a los que yo estaba siendo
sometido, considere los siguientes aspectos de estos sistemas. Durante los
a�os 1979-1984, yo sufr� de su poder para generar enfermedad en una persona.
Esto es algo que ha sido bien documentado por los investigadores m�dicos.
�
En Bio-Medical Telemetry (1968), el Dr. Mackay escribi� que,
"Ciertamente hay m�todos m�s elaborados e inmediatos para acelerar los
sujetos humanos y animales a un estado de mareo por movimiento."
Sus escalofriantes afirmaciones de que pod�an se inducidos inmediatos y
acelerados estados m�rbidos a trav�s de la comunicaci�n por radio
bidireccional con el cerebro revela tambi�n sus propias actitudes respecto a
los posibles �mbitos de aplicaci�n de estos m�todos.
Comenzando en 1972, cuando la polic�a implant� su primer transmisor en mi
cabeza, el efecto predominante fueron poderosas se�ales de radio en mi
cabeza. Estas se�ales se intensificaban continuamente y oscilaron en el
transcurso de los a�os entre fuertes notas graves y penetrantes se�ales de
alta frecuencia, con el espectro de sonido completo interviniendo en
diferentes vol�menes.
�
Esto cambi� mi vida y alter� mis estados de �nimo. A
menudo induc�a insomnio, incapacidad para concentrarme, irritabilidad y
dificultad para pensar.
Pero tambi�n hubo cambios en mi comportamiento, que a veces significaba que
terminaba inusualmente fuera de mi, o hac�a cosas completamente fuera de mi
personaje. Los s�ntomas que los cient�ficos hab�an comenzado a provocar en
el momento de mi residencia en la cl�nica psiqui�trica especial de Sidsjon
en 1978-79 eran reproducciones exactas de las enfermedades anteriores, como
infecciones de garganta que me mantuvieron en un estado recurrente de fr�o y
fiebre durante varios a�os.
Esta t�cnica hace posible controlar todas las funciones cerebrales y
procesos biol�gicos.
�
Durante los tres primeros a�os de la d�cada de 1980,
hicieron mal funcionar mi cerebro termorregulador, produciendo cambios de
temperatura entre calor y fr�o extremos durante varias horas. Entre
1981-1983, esta t�cnica tambi�n control� mi coraz�n con tal precisi�n que
podr�an llevarlo casi a detenerse.
Esto tambi�n se prolong� durante horas durante un tiempo, por lo menos cada
noche, despu�s de lo cual lo hiper-activaban. El patr�n era tan sistem�tico
que debe haber sido producido por un programa inform�tico. Desde agosto de
1978, cuando fui puesto a dormir bajo custodia por �ltima vez, y desde que
el transmisor insertado en mi fosa nasal derecha comenz� su funcionamiento
de cuatro a�os, sufr�a de calambres en las piernas, pies, manos y brazos
durante horas todos los d�as hasta que el transmisor fue eliminado en Atenas
en 1982.
S�lo un a�o despu�s de que el Dr. Lindstrom y otros hicieron declaraciones
precisas acerca de mis radiograf�as, el experimento del cerebro que se hab�a
intensificado de forma continua desde 1972, finalmente se estabiliz�. Cuando
las empresas de electr�nica me dieron la oportunidad de demostrar las
diferentes frecuencias de ondas que pasaban por mi cabeza, el efecto
disminuy�.
Despu�s de que la Cruz Roja en Estocolmo habl� con el doctor Lindstr�m para
discutir una posible cirug�a de los Estados Unidos, para lo cual �l ten�a la
intenci�n de ayudar con los gastos de viaje necesarios, el terror que hab�a
sufrido durante doce a�os, finalmente se detuvo por completo.
�
La operaci�n
no lleg� a nada, sin embargo, ya que por primera vez me negaron la visa de
entrada a los Estados Unidos.
�
T�cnicas tipo Frankenstein
En 1987, un asalto tuvo lugar en el hospital de San Carolus hospital en
Yakarta, Indonesia, donde yo estaba a la espera de una operaci�n para, de
una vez por todas, eliminar los transmisores implantados en el cerebro.
�
El
asalto comenz� cuando estaba siendo llevado al quir�fano. Parado afuera
estaba el cirujano, profesor de neurocirug�a llamado Dr. Hendayo. �l me
inform� que era incapaz de seguir adelante con la operaci�n que hab�a sido
programada una semana antes. Me dijo que tendr�a que posponer, explicando
que no pod�a revelar las razones.
Trat� de persuadirlo para que mantuviera su parte del acuerdo, y despu�s de
una breve discusi�n cambi� de idea y me llevaron al quir�fano. Lo que era
conocido a �l, y de lo que me di cuenta en el momento en que entr� en la
sala, era que hab�an dos individuos vestidos de paisanos esper�ndome. Yo
trat� de librarme de estas aterradoras t�cnicas de Frankenstein. Me
agarraron los brazos y me inyectaron algo, y perd� el conocimiento.
Cuando me acerqu�, estaba justo en medio de la operaci�n, y sent� un dolor
agudo en mi cabeza. Mis brazos y piernas estaban atadas hacia abajo y el
m�dico sosten�a mi cabeza, mientras que uno de los dos vestidos de civil
sosten�a un objeto similar a un hierro para marcar animales. Apret� el
instrumento caliente hacia abajo en mi cabeza abierta.
�
Se sent�a como si mi
cabeza fuera a explotar, y yo gritaba en agon�a antes de perder la
conciencia. Dieciocho horas despu�s me despert�. Tan pronto como pude, me
fui directamente al departamento de rayos X para informar de lo sucedido.
De la radiograf�a que tomaron, el radi�logo pens� que se ve�a como una
quemadura en la que hab�a sido colocado una especie de objeto extra�o.
Despu�s, me fui al director del hospital para decirle lo que hab�a ocurrido.
Se me inform� que el Dr. Hendayo no hab�a vuelto por un par de d�as. Cuando
m�s tarde me puse en contacto con �l, me explic� que lo sucedido no era obra
de �l.
�
Explic� que deber�a haber entendido cuando trat� de echarse atr�s, y
que hab�a sido incapaz de actuar, porque la polic�a de seguridad de mi pa�s
estuvo involucrada. La presencia tanto de la quemadura como del objeto
implantado fue confirmada por un n�mero de reportes radiol�gicos.
Un hospital en Estocolmo, escribe,
"A la izquierda en las margosupraorbitalis hay una ranura profunda, de 2 cm
de di�metro y 0,5 cm de profundidad."
Otro hospital en el extranjero, escribi�:
"La vista lateral de la radiograf�a del cr�neo muestra un defecto
radiotransparente justo detr�s del seno frontal. Un cuerpo extra�o en forma
de paraguas es visto en relaci�n al defecto justo por encima del techo de la
�rbita derecha ".
Estos eventos en el Hospital de San Carolus, en Yakarta, en agosto de 1987
revelan la otra cara de las dificultades experimentadas al tratar de
liberarme del equipo de control mental.
�
El Dr. Hendayo dio cuenta de que no
pod�a operarme o hacer algo acerca de mi situaci�n, cuando la polic�a de
seguridad, posiblemente junto con sus colegas de la CIA, le prohibi�
operarme y se tomaron el departamento de cirug�a del Hospital St. Carolus
con el fin de implantar otro transmisor. El transmisor en forma de hongo se
encuentra adyacente al l�bulo frontal derecho, paraliz�ndolo.
�
El transmisor
ahora afecta a la parte izquierda de mi cuerpo. Es particularmente notable
en la cara donde la ceja izquierda ahora se inclina como un signo de
deterioro cerebral.
La radiaci�n producida por este implante tiene un efecto diferente que el
producido por los otros transmisores, ya que opera con alta frecuencia de
ondas de radio que se encuentran justo antes de la parte de microondas del
espectro de frecuencias. Desde el principio, pod�a sentir c�mo sub�a la
temperatura de mi cerebro, cuyas consecuencias cambiaron mi vida e
influyeron en mis habilidades, energ�a y estado de alerta.
Esta radiaci�n es tambi�n muy peligrosa y se sabe que induce c�ncer y
leucemia. Como un s�ntoma completamente normal de un hemisferio derecho
paralizado, he perdido todas las emociones, incluyendo sensaciones sexuales.
�
Certificados m�dicos confirman continuas infecciones intratables causadas
por los dolorosos efectos de deshidrataci�n de las ondas de radio producidas
por el objeto implantado, as� como la visi�n enormemente deteriorada y el
astigmatismo. El continuo deterioro de mi visi�n me ha llevado a necesitar
gafas y una lupa para leer letras normales.
Existe una ilustraci�n de la compa��a de publicidad m�dica Dow Corning para
su nuevo electrodo para implantaci�n en la cabeza de la gente. Fue publicado
en Neurolog�a y de Ingenier�a Biom�dica (1990),
con el siguiente texto:
Un nuevo dise�o de electrodo para la grabaci�n extradural de la actividad
cerebral... Electrodos peg epidurales son compuestos implantables en forma
de hongo, de elast�mero Silastic... El grabar la actividad cerebral del
espacio extradural no es un nuevo concepto...
�
Los electrodos extradurales
de tiras tienen un bajo riesgo de infecci�n, son bien tolerados por los
pacientes, y tienen excelentes caracter�sticas de grabaci�n.
Un Esclavo Moderno
Al igual que todos los dispositivos de radio, este electrodo transmite datos
de la vida interna de una persona, sus funciones mentales, sus procesos
biol�gicos y neurol�gicos, los cuales pueden ser combinados para producir
m�s informaci�n acerca de la vida de alguien de lo que incluso esa persona
sabe sobre s� mismo.
�
Los implantes se pueden utilizar para "lavado de
cerebro": para manipular los procesos internos, modificar o destruir las
emociones y pensamientos, y, como uno de los tempranos trabajos de
investigaci�n anteriores dec�a, controlan el comportamiento en detalle.
Es la t�cnica m�s fant�stica, y m�s aterradora que jam�s haya sido
desarrollada, y por lo tanto uno de los mayores secretos que sostiene el
Estado. El nuevo transmisor estaba destinado a lavarme el cerebro en un
grado mucho mayor que cualquiera de los anteriores.
�
Est� claro que los
m�dicos ahora, los psiquiatras, y la S�PO est�n dispuestos a evitar
cualquier fuga de revelar el secreto de la t�cnica y el alcance de los
brutales experimentos y abusos de toda la vida de las personas involucradas
en ellos.
El hecho de que la Polic�a Criminal est� utilizando la t�cnica y est�
anestesiando a las personas que est�n bajo arresto para implantarles
transmisores debe pintar un cuadro completamente nuevo de lo que estas
autoridades realmente representan. Tampoco es dif�cil ver que esta t�cnica
s�lo se puede emplear, siempre y cuando el p�blico no sepa nada al respecto.
�
Despu�s de haber sido utilizado como un sujeto experimental para varios
proyectos estatales durante los �ltimos treinta a�os ha significado que he
tenido que vivir mi vida sin las libertades normales y la seguridad personal
necesaria para planificar y elegir mi propio destino.
Se puede decir que he tenido a vivir como un esclavo moderno. Nunca he sido
capaz de escapar de la experimentaci�n continua en mi cerebro y he tenido
que soportar la observaci�n completa por parte de la investigaci�n
m�dica/polic�aca y su intrusi�n en mi vida como un partido invisible para
todo lo que hago. La radiaci�n de alta frecuencia est� destruyendo mi salud
y estoy viviendo con la amenaza constante de una lesi�n letal.
He sido privado de mis derechos humanos y de mi integridad, y he sido
despojado, estudiado, explotado, violado y amenazado con mi vida. Necesito
encontrar un m�dico que sea capaz de operar, en primer lugar, para eliminar
el transmisor de S�PO en la cara del poder de S�PO.
�
Estas personas son la
cara del nazismo en nuestra sociedad. Ellos est�n respaldados por todo el
sistema pol�tico, y no hay ning�n tribunal en Suecia que condene a uno de
ellos. No hay psiquiatra que ponga en riesgo su puesto de trabajo revelando
sus propios cr�menes, los de sus colegas y los cr�menes de la sociedad.
�
Tampoco hay ning�n cirujano responsable de la implantaci�n de
radio-transmisores en el cerebro de los pacientes durante la cirug�a. Los
radi�logos que producen reportes falsos para proteger los abusos
institucionales del Estado son igualmente exentos de castigo.
Si nosotros en Suecia queremos vivir en una sociedad donde las autoridades
tengan que tomar responsabilidad por sus acciones, estas personas deben ser
arrestadas. Esta es la �nica manera de saber lo que est� sucediendo detr�s
de la al pared alta de secreto de S�PO, y hasta donde han llegado estos
experimentos de control mental. Hay personas responsables del tipo de vida
que yo he tenido que sufrir y la tortura que he sufrido y los he nombrado a
todos ellos.
�
Todo el mundo en alg�n momento de sus vidas tiene que ir a un
hospital para una operaci�n, pero, �quien ingresar�a en un hospital si este
puede formar parte de un programa secreto de investigaci�n m�dica que puede
proceder durante el resto de sus vidas? Ya no puede darse por sentado que el
que vive su propia vida tambi�n tenga los derechos sobre ella.
Cualquier persona que desee ayudar a Robert Naeslund a encontrar un
neurocirujano �tico puede contactar con �l en el cuidado de Gruppen, Caja
136, 11479 Estocolmo, Suecia, Fax: 08-668 -6066.
�
�
�
La
Historia de Robert Naeslund
�
Nueva Delhi
1991
Desde que una operaci�n en el Hospital de Soder en Estocolmo a finales de la
d�cada de 1960, he sido utilizado en un experimento m�dico que ha
significado una gran cantidad de sufrimiento y ha sido muy doloroso. La
operaci�n fue realizada por el Dr. Curt Strand, quien insert� un objeto
extra�o, un llamado transmisor cerebral en mi cabeza a trav�s del conducto
nasal derecho.
Durante muchos a�os he tratado de conseguir ayuda de los m�dicos suecos e
incluso de la Junta Nacional de Salud y Bienestar (Socialstyrelsen). Sin
embargo, me enfrent� a los m�dicos que se convirtieron en mis enemigos y yo,
entre otras cosas, fui declarado enfermo mental y colocado en un hospital
psiqui�trico.
�
En 1983 entr� en contacto con el Prof. PA Lindstrom en la
Universidad de California, en San Diego, Estados Unidos, quien examin� mis
radiografias. Muchos m�dicos suecos hab�an dado opiniones escritas acerca de
estos, y declarado que las radiograf�as eran completamente normales, que no
hab�a ning�n objeto extra�o en mi cabeza.
El Prof. Lindstrom escribi� en una de sus muchas declaraciones que,
"S�lo puedo confirmar que algunos objetos extra�os, muy probablemente
transmisores cerebrales han sido implantados en la base de su cerebro
frontal y en el cr�neo. En mi opini�n, no hay excusa para tales implantes,
si el paciente no ha sido plenamente informado acerca de los procedimientos,
los efectos, los riesgos, el m�todo de la anestesia, etc., y luego dar un
claro consentimiento por escrito."
Estoy totalmente de acuerdo con Lincoln Lawrence que en su libro en la
p�gina 27, escribi�:
"Hay dos procedimientos particularmente terribles que han sido
desarrollados: Aquellos que trabajan y juegan con ellos secretamente los
llaman R.H.I.C. y E.D.O.M. -- Control intracerebral Radio-hipn�tico y
Disoluci�n Electr�nica de la Memoria".
Estos, as� como ESB (estimulaci�n electr�nica del cerebro) constituyen lo
que es incluido en telemetr�a Bio-m�dica.
Despu�s de que el Prof. Lindstrom escribi� su opini�n, cerca de una decena
de otros m�dicos en diferentes pa�ses han hecho declaraciones escritas que
dan fe de los transmisores implantados en la cabeza. Las declaraciones
muestran claramente que los m�dicos suecos han dado reportes falsos en
relaci�n con este caso.
�
A pesar de la evidencia que demuestra mi caso, yo no
puedo obtener ayuda quir�rgica en Suecia, para eliminar los muchos
transmisores implantados en la cabeza, que est�n activos d�a y noche, a�o
tras a�o. Esta fue la raz�n por la que busqu� ayuda en Nueva Delhi, pero
veremos claramente que los m�dicos tienen fuertes lazos internacionales, y
son m�s sociales colegialmente que humanos.
<Omitiendo la historia de la b�squeda de un m�dico para eliminar los
transmisores. Fueron retirados y analizados por t�cnicos de Hewlett-Packard.
>
La dificultad de encontrar un m�dico que me operara es el gran secreto
detr�s del uso de la telemetr�a bio-m�dica, y la solidaridad de los m�dicos
internacionales con colegas que utilizan a personas para los experimentos.
�
Me gustar�a pedir a todo el que lea este reporte que me ayude a encontrar un
cirujano que realice la operaci�n para que pueda ser liberado de los varios
transmisores implantados en mi cr�neo y mi cerebro. Estos transmisores han
cambiado mi vida de muchas maneras y me atormentan a trav�s de su uso
constante.
�
Puedo viajar a donde sea necesario y ser�a personalmente
responsable de todos los costos que est�n conectados a la operaci�n.
Estocolmo, Suecia,
Estocolmo, Suecia
Noviembre de 2991
�
�
�
�
P.A. LINDSTROM, M.D.
27 de julio 1983
Sr. R. Naeslund
Ervallakroken 27
12443 mil Bandhagen
SUECIA
[no es la direcci�n actual]
En respuesta a su carta m�s reciente respecto a las pel�culas radiol�gicas
s�lo puedo confirmar que algunos objetos extra�os, seguramente transmisores
cerebrales, han sido implantados en la base de su cerebro frontal y en el
cr�neo.
El riesgo de tales implantaciones es considerable y el riesgo de infecciones
cr�nicas y meningitis cuando la implantaci�n se ha realizado a trav�s de la
nariz o los senos paranasales son problemas reales.
En mi opini�n, no hay excusa para tales implantes si el paciente no ha sido
completamente informado acerca de los procedimientos, los prop�sitos, los
riesgos, el m�todo de la anestesia, etc., y luego da un claro consentimiento
por escrito.
Estoy totalmente de acuerdo con Lincoln Lawrence, quien en su libro, en la
p�gina 27, escribi�:
"Hay dos procedimientos particularmente terribles que se han
desarrollado E.D.O.M. -- control intracerebral Radio-hipn�tico y Disoluci�n
electr�nica de la memoria"
Hace muchos a�os tuve algunas conversaciones con Delgado . Me pidi� aplicar
mi t�cnica ultras�nica para su prop�sito particular de alterar el
comportamiento del paciente, pero me negu� porque ten�a objetivos y enfoques
totalmente diferentes. Sin embargo, me encontr� con que Delgado es un hombre
inteligente, pero un tanto extra�o.
Los mejores deseos!
P.A. Lindstom, M.D.
PAL/mjt
�
�
Control Mental de Telemetr�a Bio-m�dica
�
La tecnolog�a y sus posibilidades
La Telemetr�a Bio-m�dica desde hace mucho tiempo se pens� que era imposible
por la mayor�a de las personas y ha sido relegada a la ciencia ficci�n.
�
El
hecho es que los cient�ficos desarrollaron esta tecnolog�a a la realidad por
lo menos hace treinta a�os y comenz� a hacer experimentos con personas
inconscientes.
Por medio de la comunicaci�n bidireccional por radio, llamada telemetr�a o
control remoto, se puede enviar una onda de ida y vuelta a un transmisor
cerebral en la cabeza de una persona. Las corrientes de longitud de onda
fluyen a trav�s del cerebro y vuelven a un equipo, donde todos los aspectos
de la vida de un ser humano quedan al descubierto y son analizados.
Durante la d�cada de 1960, transmisores cerebrales tan peque�os como la
mitad del tama�o de un filtro de cigarrillo hizo posible que los m�dicos los
implantaran f�cilmente en pacientes involuntarios durante las operaciones, y
sin necesidad de cirug�a, a trav�s de las fosas nasales.
Para analizar un EEG en un ordenador en lugar de una impresora da una
perspectiva totalmente nueva sobre lo que puede ser concluido. La recepci�n
de las manifestaciones mentales, pensamientos e impresiones visuales o
sentimientos, comportamientos y reacciones psicol�gicas pueden ser
continuamente registrados.
�
La telemetr�a Bio-m�dica ha hecho posible que los
cient�ficos m�dicos y el Estado observen a la persona m�s profunda y m�s
completamente de lo que el individuo, posiblemente, puede hacer por s�
mismo.
A trav�s del an�lisis y de computadoras programada pueden ser creados
incluso los afectos y los cambios en el estado f�sico y mental de una
persona.
"Por medio de estimulaci�n el�ctrica de estructuras cerebrales espec�ficas,
pueden ser inducidos movimientos por medio de comando de radio, la
hostilidad puede aparecer o desaparecer, la jerarqu�a social puede ser
modificada, el comportamiento sexual puede ser cambiado, y la memoria, las
emociones y el proceso de pensamiento pueden ser influenciados por control
remoto"...
"Los transmisores no tienen pilas, son activados por radio, y pueden ser
utilizados indefinidamente, por lo que el cerebro puede ser estimulado por
tiempo indefinido" ...
"Control f�sico de la mente" por el profesor J. Delgado
"Hay sin duda m�todos m�s elaborados e inmediatos para acelerar va sujetos
humanos y animales en un estado de mareo por movimiento" ...
"Las posibilidades que existen de la telemetr�a bio-m�dica s�lo est�n
limitadas por la imaginaci�n del investigador."
"Telemetr�a" Bio-M�dica por Dr. Stuart Mackay
"Las distancias no eran un problema, ya que las longitudes de onda largas
pueden viajar a trav�s de todo el mundo a la velocidad de la luz. Los
cristales l�quidos que son inyectados directamente en el torrente sangu�neo
afianz�ndose en el cerebro han sido desarrollados en los �ltimos diez a�os.
Funciona sobre el mismo principio que el transmisor habitual y utiliza la
misma tecnolog�a y contiene las mismas posibilidades. Una parte esencial de
la biotelemetr�a comprende la transmisi�n de datos. Esto ocurre sobre todo
con la ayuda de un transmisor implantado quir�rgicamente. La tecnolog�a ha
sido muy ampliamente desarrollada en la investigaci�n m�dica".
P.M. Persson, Instituci�n Sueca de Investigaci�n de Defensa, FOA, 1965
"La telemetr�a para la vigilancia de todos los ciudadanos est� en las mesas
de dibujo. Las t�cnicas de control mental podr�an convertirse en equipo
est�ndar de los departamentos de gobierno, las prisiones y la polic�a. Esto
est� respaldado por una documentaci�n contundente ".
Editores de revisi�n semanal de "Los Ladrones de la mente" de Samuel Chavkin
�
Robert Naeslund - Fotos de Implantes Psicotr�nicos
Robert Naeslund es la v�ctima sueca de control-mental que ha luchado con
implantes de transmisores cerebrales. Las siguientes im�genes se obtuvieron
de la ahora desaparecida
VERICOMM BBS:
�
1.
Foto del implante en el cerebro siendo removido
�del cr�neo
de Robert Naeslund en Atenas, Grecia, 1978.

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2.
Foto del implante despu�s de haber sido removido
�del cr�neo
de Robert Naeslund en Atenas, Grecia, 1978.

�
3.
Foto de rayos X que Radiograf�a mostrando otro implante
en el cerebro en el
cr�neo de Robert Naeslund de 1987.

Detalle : "En esta fotograf�a de rayos X tomada al d�a siguiente de la
operaci�n,
el �rea de 1/2cm de profundidad de la corteza marcada
puede ser
identificada, al igual que el transmisor implantado ".
M�s detalles: coloque el rat�n en la parte superior de la imagen
�
4.
Foto de Robert Naesland.

Detalle:
"La l�nea punteada indica el lugar
donde S�PO / CIA junto con el Dr. Hendayo
trepanaron mi frente. "
�
Las im�genes de arriba son de:
"Cuando el Estado comete Violaciones: Documentos de control mental" - Parte
1
Publicista:
Mediaecco y Organizaci�n de Red de Contacto Internacional para la
Investigaci�n Pol�tica
PO Box 66
8400 AB Gorredijk
Holanda
VoFax: 31 - (0) 5133 a 5.567
La direcci�n actual pudiera ser:
Box 136
11479 Estocolmo
SUECIA o Robert Naeslund, Slipgaten 12, 117-39, Estocolmo, Suecia
�