Enero 1998

del Sitio Web WildManTim
recuperado a trav�s del Sitio Web
WayBackMachine

extra�do de "Thoth's Prophecy of Egypt"

traducci�n de Roberto

Versi�n original en ingles

Versi�n en italiano


Asclepio III - Un Fragmento

Walter Scott tradujo ASCLEPIO de documentos en Lat�n de Apuleyo. El original en griego se ha perdido...

En Asclepio III, en el que se encuentra la profec�a Herm�tica, es una exposici�n sobre la naturaleza de la cosmolog�a y, por lo tanto, sobre la naturaleza de,

Dios, el tiempo, los ciclos de la vida, la naturaleza del mundo, el destino, etc...

Surge una profec�a de Egipto, dado principalmente como un ejemplo a trav�s del cual expresar ciertas percepciones filos�ficas.

Lo que sigue ahora es un peque�o fragmento de Asclepio III que contiene la profec�a:

Trismegisto:

�No sabes, Asclepio, que Egipto es una imagen del cielo o, para hablar m�s exactamente, en Egipto todas las operaciones de los poderes que gobiernan y trabajan en el cielo han sido transferidas a la tierra?

No, m�s bien deber�a decirse que todo el Kosmos habita en esta nuestra tierra como en su santuario.

Y, sin embargo, dado que es apropiado que los hombres sabios tengan conocimiento de todos los eventos antes de que sucedan, no debes ignorar esto:

llegar� un momento en que se ver� que en vano los egipcios han honrado a la deidad con piedad sincera y servicio asiduo; y se encontrar� que toda nuestra adoraci�n santa ser� in�til e ineficaz.

Porque los dioses volver�n al cielo desde la tierra.

Egipto ser� abandonado, y la tierra que alguna vez fue el hogar de la religi�n quedar� desolada, desprovista de la presencia de sus deidades.

Esta tierra y regi�n estar� llena de extranjeros; no s�lo los hombres descuidar�n el servicio de los dioses, sino... ; y Egipto ser� ocupado por Escitas o Hind�es o por alguna raza de los pa�ses b�rbaros de la zona. En ese d�a nuestra tierra m�s sagrada, esta tierra de santuarios y templos, se llenar� de funerales y cad�veres.

A ti, Sant�simo Nilo, lloro, a ti predigo lo que ser�; hinchado con torrentes de sangre, subir�s al nivel de tus orillas, y tus olas sagradas no s�lo se manchar�n, sino que se ensuciar�n por completo con sangre.

�Lloras por esto, Asclepio? Hay algo peor por venir; Egipto mismo tendr� a�n m�s que sufrir; caer� en una situaci�n mucho m�s penosa, y se infectar� con a�n m�s plagas graves; y esta tierra, que una vez fue santa, una tierra que amaba a los dioses, y en la que s�lo, en recompensa por su devoci�n, los dioses se dignaron a residir en la tierra, una tierra que fue la maestra de la humanidad en santidad y piedad, esta tierra ir� m�s all� de todo en hechos crueles.

Los muertos superar�n con creces a los vivos; y los sobrevivientes ser�n conocidos por los egipcios s�lo por su lengua, pero en sus acciones parecer�n hombres de otra raza.

Oh Egipto, Egipto, de tu religi�n, nada quedar� sino un cuento vac�o, que tus propios hijos en el futuro no creer�n; no quedar� nada m�s que palabras esculpidas, y s�lo las piedras hablar�n de tu piedad.

Y en ese d�a los hombres estar�n cansados de la vida, y dejar�n de pensar en el universo como digno de reverencia y admiraci�n.

Y as�, la religi�n, la mayor de todas las bendiciones, porque no hay nada, ni ha habido, ni habr�, que pueda considerarse una bendici�n mayor, ser� amenazada con la destrucci�n; los hombres la considerar�n una carga y llegar�n a despreciarla.

Ya no amar�n este mundo que nos rodea, esta obra incomparable de Dios, esta gloriosa estructura que �l ha construido, esta suma de bienes compuestos de muchas formas diversas, este instrumento por el cual la voluntad de Dios opera en lo que �l ha hecho, favoreciendo diligentemente el bienestar del hombre, esta combinaci�n y acumulaci�n de todas las m�ltiples cosas que pueden provocar la veneraci�n, la alabanza y el amor del observador.

Se preferir� la oscuridad a la luz, y la muerte se considerar� m�s rentable que la vida; nadie alzar� los ojos al cielo; los piadosos ser�n considerados locos y los imp�os sabios; el loco ser� considerado un hombre valiente, y los malvados ser�n considerados buenos.

En cuanto al alma, y la creencia de que es inmortal por naturaleza, o puede esperar alcanzar la inmortalidad, como te he ense�ado, se burlar�n de todo esto, e incluso se convencer�n de que es falso.

Ninguna palabra de reverencia o piedad, ninguna declaraci�n digna del cielo y de los dioses del cielo, ser� escuchada o cre�da.

Y as�, los dioses se apartar�n de la humanidad, �una cosa grave!, y s�lo quedar�n �ngeles malvados, que se mezclar�n con los hombres y conducir�n a los pobres desgraciados por la fuerza principal a toda clase de cr�menes insensatos, guerras, robos y fraudes, y todas las cosas hostiles a la naturaleza del alma.

Entonces la tierra ya no se mantendr� sin temblores, y el mar no sostendr� los barcos; el cielo no sostendr� a las estrellas en sus �rbitas, ni las estrellas seguir�n su curso constante en el cielo; todas las voces de los dioses ser�n necesariamente silenciadas y enmudecidas; los frutos de la tierra se pudrir�n; la tierra se volver� est�ril, y el aire mismo se enfermar� en un l�gubre estancamiento.

De esta manera, la vejez legar� sobre el mundo. La religi�n ya no existir�; todas las cosas ser�n desordenadas y retorcidas; todo lo bueno desaparecer�.

Pero cuando todo esto haya sucedido, Asclepio, entonces el Maestro y Padre, Dios, el primero antes de todo, el creador de ese dios que surgi� por primera vez, ver� lo que ha sucedido y detendr� el desorden por el trabajo contrario de su voluntad, que es lo bueno.

Volver� a llamar al camino correcto a los que se han extraviado; limpiar� al mundo del mal, o bien lo lavar� con inundaciones de agua, o lo quemar� con el fuego m�s feroz, o lo expulsar� nuevamente con guerra y pestilencia.

Y as� devolver� su mundo a su aspecto anterior, para que el Kosmos sea considerado una vez m�s digno de adoraci�n y reverencia, y Dios, el creador y restaurador de la poderosa tela, ser� adorado por los hombres de ese d�a, con himnos incesantes de alabanza y bendici�n.

Tal es el nuevo nacimiento del Kosmos; es el rehacer de nuevo todas las cosas buenas, una restauraci�n sagrada y asombrosa de toda la naturaleza; y est� forjado en el proceso del tiempo por la voluntad eterna de Dios.

Porque la voluntad de Dios no tiene principio; es siempre lo mismo, y como lo es ahora, incluso as� ha sido siempre, sin principio.

Porque es el mismo ser de Dios, el prop�sito del bien.