Podr�amos hablar de construir edificios inteligentes,
autom�viles movidos con energ�a solar, agricultura organiza en
techos y maceteros colgantes en plena ciudad o escuelas
ecol�gicas donde se ense�e el amor a la naturaleza.
Podr�amos proponer municipios ecol�gicos que generen masivas
alternativas laborales verdes y gobiernos que tengan como su
ministerio m�s fuerte el de ecolog�a y referirnos a la
liberaci�n de impuestos a las empresas que no contaminan y la
otorgaci�n de estimulantes cr�ditos sin intereses a los
emprendedores con sensibilidad ambiental, pero no nos
referiremos a nada de lo mencionado, porque este tipo de
iniciativas, solo ser�an viables, con un nuevo paradigma, muy
diferente del que predomina en la sociedad actual.
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Crec� en un bosque que actualmente ya no existe.
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En las noches lluviosas de verano,
las luci�rnagas jugaban a ser estrellas voladoras, ya ninguna
vuela en la oscuridad de este presente; las mariposas en el d�a,
parec�an flores con alas, repartiendo optimistas, colores y
perfumes, el suelo, alfombra verde, estaba decorado con
min�sculas flores blancas, que enamoraban abejas suicidas, m�s
de una terminaba bajo el zapato del caminante.
La lluvia no era �cida y el futuro, aun no hab�a llegado.
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Han pasado los a�os, a veces cierro
los ojos y vuelvo a visitar ese bosque, una vez, al regresar de
�l, una hoja de mi �rbol favorito, estaba en mi bolsillo.
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Abro los ojos, veo rostros
maquinizados y miradas perdidas, veo que el tiempo corre, pero
no va a ninguna parte, ya no hay p�jaros cantando ni ancianos
recolectando recuerdos, para luego desgranarlos a los nietos.
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Me informan a manera de consuelo,
que esta situaci�n no es tan grave, que esto es
el progreso, que el precio es
el asfalto y el impuesto es el ruido, que los p�jaros se
volvieron sordos y las mariposas nos regalaron su ausencia.
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Recuerdo cuando jug�bamos a ponerles flores al pelo de las
ni�as, ahora las flores est�n fumigadas y el pelo, ese con el
que danzaba el viento, est� ausente, tienen raz�n los sauces
cuando lloran, esto no es un sue�o, es pesadilla con tecnolog�a
incluida.
Bajo el recuerdo de todo lo vivido, retomo el paso, esto no
puede seguir as�, me digo a mi mismo,
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necesitamos des-civilizarnos
y reconstruir las tribus de indios verdes, que
convertidos en guardianes de la tierra, refunden la
esperanza, precisamos so�adores, que reconstruyan su
capacidad de imaginar nuevos mundos, sin temor a la
censura ni a la inquisici�n invisible,
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necesitamos emprendedores
sensibles, que constituidos en nuevos liderazgos, asuman
las riendas de nuestras sociedades, j�venes de distinta
edad que comiencen reforestando consciencia y sembrando
en los jardines de cada coraz�n, semillas de arco iris
que germinen una nueva civilizaci�n, donde el amor sea
posible y la tierra vuelva a ser, nuestra madre.
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