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traducci�n de
Adela Kaufmann � � � �
� � � "La vida no se mide por las respiraciones que tomas, sino por sus impresionantes momentos ". Michael Vance
Nuestra alma recuerda nuestro pasado antiguo, se involucra con nuestro entorno actual y conoce nuestras vidas futuras.�Vivimos por siempre y�nuestra alma�es inmortal.� � Sin embargo, nuestra existencia est� marcada por numerosas transiciones, tanto entre nuestras muchas vidas como a veces incluso en el marco de lo que consideramos como la vida f�sica actual. � Emocional y espiritualmente, una de nuestras transiciones m�s dram�ticas consiste en�dejar este recipiente f�sico�que actualmente ocupamos y pasar al siguiente reino de nuestra existencia eterna. � � �
� Pero las lecciones del chamanismo pueden proporcionar una perspectiva que difiere significativamente de la visi�n tradicional occidental de la muerte y el morir, que se caracteriza por la finalidad de un "final". � La clave para descubrir los misterios de la existencia radica en la comprensi�n de la continuidad de la vida y la naturaleza eterna del alma. � El misterio - ese maravilloso reino de lo que percibimos - est� ah�, esforzamos por conocer y replicamos en nuestra creatividad, es la naturaleza definitoria de la espiritualidad y, ciertamente, la esencia de nuestras experiencias de transici�n. � Como�Carl Sagan�se�al�,
El
chamanismo ofrece una forma de conocer al alma como�'un cambia
forma', regener�ndose interminablemente a ilimitadas formas, algunas humanas y otras no.� � El tiempo�no es�solo una condici�n lineal de p�rdida y ganancia, sino una experiencia acumulativa que unifica todo el tiempo en un momento singular de
La transici�n que la visi�n limitada llama�muerte, el cham�n ve como una m�s de un n�mero infinito de transiciones en la experiencia del alma. � La lecci�n a aprender es,
De
esta manera, nos enfocamos en las energ�as positivas del asombro y
la belleza de la existencia y las promesas de la vida.�. � En realidad, hay cuatro cosas que considero importantes para que esta comprensi�n se vea a la vista.
En
este art�culo, me concentrar� en lo primero y escribir� en el futuro
sobre las otras tres pr�cticas.� � Lo que quiz�s no haya considerado es que esta alteraci�n de la realidad a trav�s de nuestro cambio de actitud y energ�a se extiende a la vida futura.�En otras palabras, creamos nuestra realidad continua despu�s de que nuestra alma abandona el cuerpo. � Esto se hace a trav�s de nuestro sistema de creencias.�As� como nuestro sistema de creencias determina nuestra realidad actual, tambi�n determinar� la direcci�n y la naturaleza de nuestra existencia futura.�
� En otras palabras, simplemente no sabe qu� hacer ... �
Es
por eso que en las clases hacemos viajes para experimentar lo que
har� nuestra propia alma.�Estos viajes le permiten a una persona ver
lo que est� en movimiento actual o la probabilidad de lo que va a
suceder y luego hacer ajustes, si no les gusta lo que ven.� � �En las culturas ind�genas, hay sistemas de creencias muy distintos en los que toda la tribu cree y a los que se adhiere.�Esto no solo le da al alma una plantilla para seguir, sino que hay un poder colectivo en el sentido de que toda la tribu cree lo mismo. � Esta creencia colectiva es como combustible de cohete para el alma de la persona en transici�n. � � �
Estos son solo tres ejemplos de cientos de pr�cticas que ayudan al alma a pasar de manera segura hacia el otro lado. � El aspecto importante de estos ejemplos es que hay un enfoque com�n y un sistema de creencias compartidas que concentra el poder de muchos en la creaci�n de un pasaje de transici�n para el alma eterna. �
En
nuestra cultura occidental, rara vez se encuentra este poder
convincente generado por una creencia colectiva y eso hace que sea
m�s esencial que, si el sistema de creencias de uno acepta la
existencia de un alma inmortal en un universo unificado, debemos
hacer un esfuerzo para comprender la naturaleza de la transici�n de
esta vida y llevar nuestras energ�as al proceso para ayudar a la
�nica transici�n y permitirnos apreciar que nuestros seres queridos
est�n siempre con nosotros en un universo perfecto.� � Esta es una experiencia muy personal para cada persona.�En mi propia familia, hemos discutido esto como un grupo, no para discutir sobre qui�n tiene raz�n, sino para honrar el sistema de creencias de cada individuo. � De hecho, he escrito nuestras respuestas, por lo que, si alguna vez uno de nosotros hace la transici�n, todos los que nos quedamos atr�s podemos imaginar que el alma tomar� ese camino hacia su pr�xima fase. �
Seremos el combustible de cohetes para el movimiento de una
dimensi�n a la siguiente.� �
Llevar la energ�a de una fuerza positiva con respecto a la
naturaleza eterna del alma puede crear una apreciaci�n de nuestra
existencia y el significado de nuestra unidad con el cosmos.� � En la pr�ctica cham�nica, existe la posibilidad de crear una energ�a positiva al recordar que la mortalidad solo hace referencia�al cuerpo f�sico, una�c�scara�fr�gil�y�temporal, y que el verdadero yo reside en un alma que siempre est� en transici�n. � Esto no descarta el significado de este momento en existencia, ya que la celebraci�n de una vida bien vivida demuestra el significado de cada individuo en la unidad de la existencia y nos coloca en el contexto de la verdad universal de que el tiempo es infinito, que la vida es una condici�n de continuidad, y que todos estamos conectados en una sola matriz de asociaciones. �
Cada
nacimiento, cada evento de la vida y cada muerte est�n
interminablemente vinculados en el gran dise�o del universo y cada
uno es solo una transici�n m�s que todos compartimos y de la cual
siempre formaremos parte.� � Mi padre hab�a estado enfermo de c�ncer por alg�n tiempo y yo hab�a creado una�manta de transici�n�en preparaci�n para su muerte inminente. � Parec�a que luchaba en su muerte y su expresi�n parec�a dolida y conflictiva.�Cuando mi padre muri�, �l muri� con una expresi�n de horror congelada en su rostro.�Mi madrastra instant�neamente sucumbi� a un miedo desgarrador de que algo horrible le hab�a pasado al otro lado a su amado esposo y que ahora estaba�"atrapado" en un lugar terrible, por la "eternidad". � Ella estaba inconsolablemente angustiada.�En mi propio coraz�n, sab�a lo mucho que mi padre siempre hab�a temido la muerte y su paso definitivo a reinos desconocidos. � Una vez que este momento inevitable estaba sobre �l, era imposible que pap� ocultara su terror por m�s tiempo.�Me sent� segura de que lo que hab�amos visto en la cara de mi padre era simplemente toda una vida de miedo liber�ndose por fin;�aunque me di cuenta de que esto trajo poco consuelo. � En mi viaje y mis oraciones, hab�a empapado la manta de amor, paz y esp�ritus de ayuda para su transici�n.�Cuando se coloc� sobre mi padre, continu� mis meditaciones de una transici�n pac�fica para �l. �
Cuando se retir� la manta, su rostro era de serenidad y calma: la
manta hab�a hecho su trabajo.�Tenemos la capacidad de influir en el
alma en su transici�n a su pr�xima realidad.� � Disfrut� de la presencia de lo que llam� "todo mi equipo". � Hubo risas y conversaciones sobre buenos recuerdos en las horas previas a su fallecimiento y la felicidad compartida llen� la habitaci�n de amor. � Su paso fue sereno y pac�fico.�Por supuesto, sent� fuertemente la p�rdida de su presencia f�sica, pero sab�a que ella viaj� a otro lugar en un esp�ritu de afecto y relaci�n amorosa y que su continuo viaje fue perfecto. �
Mi
madre y yo tambi�n hab�amos hecho viajes previos a la transici�n y
descubrimos que su "verdadero amor" la estaba esperando al otro
lado.��l no se hab�a encarnado en esta experiencia de vida, por lo
que su reconexi�n fue muy anticipada.�
Su�comentario humor�stico�define la necesidad egoc�ntrica de que los humanos tienen que auto-perpetuarse. � La mortalidad siempre ha sido el dilema central de la existencia y las religiones se han centrado en la pregunta y han ofrecido muchos escenarios sobre c�mo nos perpetuamos, ya sea en un para�so celestial en el m�s all� o una reencarnaci�n en otros seres o una existencia fantasmal en suspensi�n perpetua. �
Aparte de ver al universo como fragmentado y a nosotros mismos como
entidades separadas en existencia, no tenemos mayor ilusi�n que el
hecho de que nuestra vida no sea m�s que un breve momento en el
tiempo y luego no hay nada m�s.� � Existimos porque el cosmos lo quiere y no deber�amos estar tan inclinados a negar su perfecci�n. � Como uno con el universo, tambi�n debemos aceptar nuestra propia perfecci�n y reconocer la inmortalidad de nuestras almas perfectas. � � � |
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