Jensen:
�Qu� es un cham�n?�
Prechtel:�Los
chamanes a veces se consideran curanderos o m�dicos, pero en
realidad son personas que se ocupan de las l�grimas y agujeros
que creamos en la red de la vida, el da�o que todos causamos en
nuestra b�squeda de la supervivencia.�
�
En cierto sentido, todos
nosotros - incluso a los pueblos menos tecnol�gicos,
espirituales y benignos - est�n constantemente demoliendo el
mundo.�
�
La pregunta es: �c�mo respondemos a esa destrucci�n?�
�
Si
respondemos como lo hacemos en la cultura moderna, haciendo caso
omiso de la deuda espiritual que creamos s�lo por vivir, luego
esa deuda volver� a mordernos, duro.�Pero hay otras maneras de
responder.
�
Una de ellas es tratar de devolver esa deuda dando regalos de
belleza y alabanza a lo sagrado, al mundo invisible que nos da
la vida.�Los chamanes se ocupan de los problemas que surgen
cuando nos olvidamos de la relaci�n que existe entre nosotros y
el otro mundo que nos alimenta, o cuando, por cualquier raz�n,
no alimentamos al otro mundo a cambio.�
Todo esto puede sonar extra�o a una persona moderna,
industrializada, pero para la mayor�a de la historia humana, los
chamanes han sido simplemente parte de la vida ordinaria.�Ellos
existen en todo el mundo.�
�
Parece extra�o a los occidentales
ahora porque han devaluado sistem�ticamente el otro mundo y ya
no tratan con �l como parte de su vida cotidiana.�
�
Jensen:��En
qu� son los chamanes de Siberia, por ejemplo, diferentes de los
chamanes en Guatemala?�
Prechtel:
Hay tantas diferentes maneras de ser un cham�n, como hay
diferentes idiomas, pero hay algo en com�n, tambi�n, porque
todos estamos parados sobre una sola tierra, y hay agua en el
oc�ano donde quiera que vayamos, y hay tierra debajo de nosotros
donde quiera que vayamos.�
�
As� que todos tenemos, en alg�n nivel,
una comunidad de experiencia.�Todos somos seres humanos.
Algunos de nosotros hemos enterrado profundamente nuestra
humanidad, o la hemos medicado o anestesiado, pero cada persona
viva hoy, tribal o moderna, primitiva o domesticada tiene un
alma que es original, natural, y, sobre todo, ind�genas de una
forma u otra.�
�
El alma ind�gena de la persona moderna, sin
embargo, ya sea, se ha desterrado a los confines del mundo de
los sue�os o est� bajo el ataque directo por la mente
moderna.�Cuanto m�s consciente recuerdas tu alma ind�gena, m�s
recuerdas f�sicamente.�
Los
chamanes est�n tratando de enderezar los efectos de la estupidez
humana normal y reparar las relaciones con las fuentes
invisibles de la vida.�En muchos casos, las formas en las que
tratan esto tambi�n son similares.�
�
Por ejemplo, los siberianos
tienen un m�todo de trance para entrar en el otro mundo que es
similar al que se utiliza en �frica.�
�
Jensen:�Usted
ha mencionado "el otro mundo" un par de veces.�La mayor�a de la
gente moderna no reconoce conscientemente un lugar as�.��Cu�l es
el otro mundo?
Prechtel:
Si este mundo fuera un �rbol, entonces el otro mundo ser�a las
ra�ces - la parte de la planta que no podemos ver, pero que pone
la savia en las venas de los �rboles.�
�
El otro mundo alimenta
este mundo tangible - el mundo que puede sentir dolor, que puede
comer y beber, que puede fallar; el mundo que se mueve en
ciclos, el mundo en el que morimos.�El otro mundo es lo que hace
que este mundo funcione.�
�
Y la manera en que ayudamos al otro
mundo es continuar aliment�ndolo con nuestra belleza.�
Todos los seres humanos vienen del otro mundo, pero lo olvidamos
unos meses despu�s de que nacemos.�Esta amnesia se produce
porque estamos deslumbrados por la belleza y el aspecto f�sico
de este mundo.�
�
Pasamos el resto de nuestras vidas volviendo a
juntar nuestros recuerdos del otro mundo, suficiente para servir
al bien com�n y para ense�ar a los nuevos amn�sicos - los ni�os
- c�mo recordar.�A menudo, esta lecci�n se ense�a durante la
iniciaci�n hacia la edad adulta.�
Los mayas dicen que el otro mundo nos canta a la existencia.
Somos su canci�n.�Estamos hechos de sonido, y as� como el sonido
pasa a trav�s del tamiz entre este mundo y el otro mundo, toma
la forma de p�jaros, hierba, mesas - todas estas cosas est�n
hechas de sonido.�
�
Los seres humanos, con nuestros propios
sonidos, podemos alimentar al otro mundo, a cambio, para
engordar a aquellos del otro mundo, para que puedan seguir
cantando.�
�
Jensen:��Qui�nes
son "ellos"?
Prechtel:�Todos
esos seres que nos cantan a la vida.�Se podr�a traducir como
dioses o como esp�ritus.�Los mayas simplemente los llaman
"ellos".�
�
Jensen:�Hay
un viejo refr�n azteca que le� hace a�os: "...que venimos a esta
tierra para vivir, es falso. Venimos a dormir y a so�ar".�Me
pregunto si usted puede ayudarme a entender esto.�
Prechtel:�Cuando
sue�as, �te acuerdas del otro mundo, tal como lo hac�as cuando
eras un beb� reci�n nacido?�Cuando est�s despierto, eres parte
del sue�o de otro mundo.�
�
En el estado de "vigilia", estoy
supuesto a dedicar una cierta cantidad de tiempo a alimentar al
mundo de donde he venido.�Del mismo modo, cuando muera y deje
este mundo y vaya al siguiente, tengo que alimentar este
presente sue�o con lo que hago en ese.�
So�ar no es acerca de curar a la persona que est� durmiendo: es
acerca de la persona alimentando el conjunto, recordando el otro
mundo, de modo que pueda continuar.�
�
La Nueva Era cae bastante
plana con los mayas, ya que, para ellos, el auto-descubrimiento
es bueno s�lo si �ste ayuda a alimentar a la totalidad.�
�
Jensen:��Encaja
aqu� el concepto maya de la deuda?�
Prechtel:�Como
cristianos nacemos con el pecado original, los mayas nacen con
la deuda original.�
�
En la cosmovisi�n maya, todos hemos nacido a
causa de una deuda espiritual al otro mundo por habernos creado,
por habernos cantado a la existencia.�Debe ser alimentado, de lo
contrario, se va a tomar su pago de nuestras vidas.�
�
Jensen:�C�mo
paga uno esta deuda?�
Prechtel:�Usted
tiene que dar un regalo a aquello que le da vida.�Es una especie
de pago efectivo.�Esa es la econom�a espiritual de un pueblo.�
Es como mi viejo maestro sol�a decir:
"Te sientas a cantar en
una peque�a roca en medio de un estanque, y tu canci�n hace una
onda que sale a las orillas donde viven los esp�ritus. Cuando
golpea la orilla, env�a un eco hacia t�. Ese eco es la nutrici�n
espiritual."�
Cuando usted env�a un regalo, usted lo manda en
todas las direcciones al mismo tiempo.�Y entonces regresa a
usted de todas las direcciones.�
�
Jensen:�Debe
llegar a ser un patr�n complejo, ya que como usted est� enviando
su canci�n hacia fuera, sus vecinos tambi�n est�n enviando las
suyas, y entonces tenemos todas estas ondas superponi�ndose.�
Prechtel:�Es
una red enmara�ada tan enorme que la mente no puede
comprenderla.�Nadie sabe qu� es lo que est� conectado a d�nde.�
�
Jensen:��C�mo
se relaciona esto con la tecnolog�a?�
Prechtel:�Las
invenciones tecnol�gicas toman de la tierra, pero no dan nada a
cambio.�
�
Mira los autom�viles.�Fueron, en cierto sentido, so�ados
durante un per�odo de tiempo, con diferentes personas agregando
a los sue�os de otros - o, si se prefiere, agregando a los
estudios y ensayos de cada uno.�
�
Pero a lo largo del camino, muy
poco, o nada, se le dio de vuelta a la hambrienta, invisible
divinidad que dio a la gente la capacidad de inventar esos
coches.�
�
Ahora, en una cultura saludable, aqu� es donde los
chamanes entrar�an, porque con cada invento viene una deuda
espiritual que debe ser pagada, ya sea ritualmente, o bien
sacada de nosotros en guerra, �dolor o depresi�n.�
Un cuchillo, por ejemplo, es una herramienta muy m�nima, casi
primitiva para las personas en una sociedad industrial
moderna.�
�
Pero para el pueblo maya, la deuda espiritual que hab�a
que pagar por la creaci�n de una herramienta de este tipo es
genial.�Para empezar, la persona que va a hacer que el cuchillo
tiene que encender un fuego lo suficientemente caliente como
para producir carb�n.�
�
Para pagar por eso, �l tiene que dar un
regalo de sacrificio al combustible, al fuego.�
�
Jensen:��C�mo
qu�?�
Prechtel:�Idealmente,
el regalo debe ser algo hecho a mano, que es lo que los seres
humanos tienen, cosa que los esp�ritus no.�
Una vez que el fuego es lo suficientemente caliente, el
fabricante del cuchillo debe fundir el mineral hierro de la
roca.�La parte que sobra, que se tira en la cultura occidental,
es la parte m�s sagrada en los rituales cham�nicos.�Lo que queda
representa la deuda, el vac�o que ha sido tallado del universo
por el ingenio humano, por lo que debe ser rellenado con el
ingenio humano.�
�
Un regalo ritual igual a la cantidad que fue
eliminada del otro mundo tiene que ser puesta de nuevo para
compensar la herida causada a lo divino.�
�
La ingenuidad humana es
una cosa maravillosa, pero s�lo mientras se usa para alimentar a
los dioses que nos dan la capacidad de realizar tales
extravagantes haza�as en el primer lugar.�
As�, s�lo para obtener el hierro, el cham�n tiene que pagar por
el mineral, el fuego, el viento, y as� sucesivamente - no en
d�lares y centavos, sino en actividad ritual igual a lo que se
le ha dado.�Luego ese hierro debe ser convertido en acero y el
acero tiene que ser golpearlo hasta darle la forma de un
cuchillo, afilado y templado, y se le debe colocar un mango en
el.�
�
Hay una deidad a ser alimentada para cada parte del
procedimiento.�Cuando se termina el cuchillo, se le llama el
"diente de tierra."�
�
Cortar� madera, carne y plantas.�Pero si los
sacrificios necesarios han sido ignorados en nombre del
racionalismo, la literalidad y la superioridad humana, cortar�
humanos en su lugar.�
Todos esos regalos rituales hacen al cuchillo enormemente
"caro", y hacen el proceso un poco complicado y requiere mucho
tiempo.�La necesidad del ritual hace que algunas cosas tambi�n
espiritualmente demasiado caras como para molestarse.�
�
Es por eso
que los mayas no inventaron los transbordadores espaciales o
centros comerciales o retroexcavadoras.�Viven como no lo hacen
porque es una forma rom�ntica de vivir - no lo �es, es
enormemente dif�cil - pero porque funciona.�
�
La cultura occidental cree que todo el material est� muerto, por
lo que no hay deuda contra�da cuando el ingenio humano elimina
algo del otro mundo.�
�
En consecuencia, nos encontramos con�
centros comerciales y transbordadores espaciales y otros
ejemplos de tecnolog�a "avanzada", mientras� los esp�ritus que
nos dan la capacidad de hacer que esas cosas se mueran de
hambre, volvi�ndose huesudas y delgadas, lo cual es una raz�n
por la cual la anorexia es tal problema: los j�venes est�n
actuando esta imagen.�
�
El universo est� en un estado de inanici�n
y dolor emocional, ya que no se le ha dado lo que necesita en
forma de comida ritual y regalos f�sicos reales.�Creemos que nos
estamos librando al robar desde el otro lado, pero todo esto
conduce a la violencia.�
�
El or�culo griego de Delfos vio esto
hace mucho tiempo y dijo:
"�Ay de los seres humanos, la
invenci�n del acero".�
Jensen:��Por
qu� lleva este robo a la violencia?�
Prechtel:�Aunque
capaz de alimentar a toda la creaci�n, el esp�ritu no es una
fuerza omnipotente, como el cristianismo nos quiere hacer creer,
sino una fuerza natural de gran sutileza.
�
Cuando su sutileza es
traspasada por la torpeza de la codicia humana y la vanidad,
entonces, tanto la naturaleza humana como la divina son violadas
y convertida en una cosa hambrienta, devorando cosas.�Nos
convertimos en alimento para este monstruo nuestra que nuestra
amnesia espiritual ha creado.�
�
El monstruo es alimentado por
guerras, depresi�n psicol�gica, odio a uno mismo, y malas
pr�cticas comerciales mundiales que exportan la miseria a otros
lugares.�
Nos infligimos violencia unos sobre otros como una forma de
reemplazar lo que robamos a la naturaleza, porque nos hemos
olvidado de este viejo trato que nuestros antepasados firmaron
hace tanto tiempo.�
�
En su lugar, psicologizamos y objetivamos esa
relaci�n como una experiencia personal o patolog�a, en lugar de
una obligaci�n espiritual.
�
En ese punto, nuestro acercamiento a
la espiritualidad se convierte en blindaje racionalista, una
psicolog�a de protecci�n para la parte de nosotros que crea al
monstruo de avaricia, que hace que matemos el mundo y unos con
otros.
�
Como individuos, nos deprimimos, porque los seres del otro mundo
lo sacan de nuestras emociones.�
�
Jensen:��C�mo
as�?�
Prechtel:�Cuando
ya no mantenemos una relaci�n con los esp�ritus, los esp�ritus
tienen que comer nuestras psiques.�Y cuando los esp�ritus
terminan de comer nuestras psiques, comen nuestros cuerpos.�Y
cuando terminan con eso, pasan a las personas cercanas a
nosotros.�
Cuando usted tiene una cultura que durante siglos, o m�s, ha
ignorado estas relaciones, la depresi�n se convierte en una
forma de vida.�Tratamos de solucionar la depresi�n a trav�s de
tecnolog�a, pero eso nunca va a funcionar.�Ni funcionar� saquear
otras culturas, ni matar al planeta.�
�
Todo es simplemente un
intento de no rendir cuentas al otro mundo.�Si eres de tener
�xito como un ser humano, tienes que vivir con sentido, con
pasi�n, y totalmente, para que incluso tu muerte se convierta en
un sacrificio significativo para los esp�ritus, aliment�ndolos.
La muerte de todo el mundo era un sacrificio significativo hasta
que la gente comenz� a volverse "civilizada" y comenzaron a
matar a los dioses de otros en el nombre del monote�smo.�
�
A
medida que usted crece, su vida se vuelve m�s y m�s
significativa como un sacrificio, porque le das m�s y m�s
regalos al otro mundo, y los esp�ritus est�n mejor alimentados
por su discurso y oraciones.�
�
Jensen:��C�mo
responde usted a alguien que dice que el concepto de pago de una
deuda con el mundo de los esp�ritus por hacer un cuchillo es
s�lo ineficiente, que es la raz�n por la cual hemos aniquilado
todas aquellas culturas?�En el tiempo que su grupo pasa haciendo un
cuchillo, mi grupo har� trescientos cuchillos y cortar� todas
las gargantas.�
Prechtel:�Si
usted toma esa estrategia, entonces usted tendr� que vivir con
los fantasmas de los que ha asesinado - lo que significa que hay
que hacer m�s y m�s cuchillos, y usted se volver� m�s y m�s
deprimido, todo el tiempo llam�ndose a s� mismo "avanzado" para
racionalizar su situaci�n.�
�
Jensen:��Qu�
son estos fantasmas?�
Prechtel:�Antes
de hablar m�s acerca de fantasmas, tenemos que hablar de los
antepasados, porque los dos est�n relacionados.�
A menudo, usted escuchar� que hay que honrar a sus antepasados,
pero creo que es mucho m�s complejo que eso.�Nuestros
antepasados no eran necesariamente muy inteligentes.�En muchos
casos, son ellos los que nos dejaron este l�o.
�
Algunos de ellos
estaban muy bien, pero otros ten�an grandes prejuicios.�Si a
estos antepasados se les da su merecido, entonces usted no
tiene que vivir sus prejuicios en su propia vida.�
�
Pero si usted
no da los antepasados algo, si lo �nico que dice:
"Yo soy
descendiente de estas personas, pero no me afectan mucho, soy
una persona �nica", entonces usted est� condenado a pasar su
vida, ya sea luchando contra sus antepasados, o de lo contrario
montando la ola que ellos empezaron.�
Va a tener que hacerlo
mucho antes de que usted pueda ser usted mismo y dedicarse a lo
que usted cree que vale la pena perseguir.�
La manera maya de lidiar con esto es dar a los antepasados� un
lugar para vivir.�Usted en realidad� construye casas para ellos
- llamados "casas de dormir" - y pone sus antepasados
all�.�Las casas son peque�as, ya que los antepasados no
ocupan ning�n espacio, pero necesitan un lugar designado, como
cualquier otra cosa.�
�
Entonces usted alimenta a sus antepasados
con �palabras y elocuencia.�Todos tenemos viejos lenguajes
olvidados, de los que descienden nuestras lenguas, y muchas de
estas lenguas son mucho m�s adornadas.�
�
Pero incluso con nuestro
lenguaje actual, todav�a tenemos la capacidad de crear extra�os
y misteriosos regalos po�ticos, para alimentar a los
antepasados, por lo que no vamos a deprimirnos por sus fantasmas
devoradores nuestra vida cotidiana.�
Si somos capaces de ir m�s all� de los prejuicios de los �ltimos
diez mil a�os del valor de los antepasados, entonces podemos
encontrar nuestro camino de regreso a nuestras almas y la
culturas ind�genas, en los que estamos siempre en casa y somos
bienvenidos.�
�
Jensen:�Mi
ascendencia es danesa, francesa y escocesa, pero yo vivo en el
norte de California, as� que �c�mo puedo encontrar mi camino de
regreso?�
Prechtel:�El
problema no es que sus antepasados emigraron a Am�rica del
Norte, sino que, al morir, sus deudas no fueron pagadas
correctamente con belleza, dolor, y lenguaje.�
�
Cada vez que
alguien muere, el esp�ritu de esa persona tiene que pasar a la
otra vida.�
Si esa persona no ha pasado por una iniciaci�n y
recordado de d�nde ven�a y lo que deb�a hacer para seguir
adelante, entonces no va a saber a d�nde ir.�
�
Adem�s, cuando una
persona muere, su esp�ritu debe regresar lo que se llev� para
alimentar su existencia mientras estaba en la tierra.�Todos los
viejos rituales funerarios est�n a punto de pagar la deuda al
otro mundo y ayudar al esp�ritu a seguir adelante.�
Una de las formas en que los que se quedan atr�s pueden ayudar a
pagar esta deuda espiritual es simplemente extra�ando al
muerto.�Digamos que su querida abuela muere.�Algunos podr�an
decir que no debe llorar, porque ella va a "un lugar mejor", y
el llanto es s�lo puro ego�smo.�
�
Pero el anhelo de la gente unos
por los otros, y porque el terreno de la casa es tan grande que,
si vosotros no expres�is llanto, est�is envenenando el futuro
con violencia.
Si ese anhelo no es expresado como un hermoso fuerte gemido, una
canci�n o una pieza de arte que se le da como regalo a los
esp�ritus, entonces se convertir� en violencia contra otros
seres - y, m�s importante a�n, en contra de la tierra misma,
porque usted no tendr� ninguna comprensi�n de hogar.
�
Pero si
usted es capaz de alimentar al otro mundo con su dolor, entonces
usted puede vivir donde est�n enterrados sus muertos, y se
convertir� en una parte del paisaje de alguna manera.�
Muchas culturas antiguas ten�an arreglos� funerarios por el que
los muertos eran alimentados anualmente por los vivos hasta
cincuenta a�os, con los vivos dando pagos rituales de vuelta al
mundo y la tierra por las deudas contra�das por los
difuntos.�Cuando ese dolor no ocurre, los fantasmas de los
antepasados comienzan a perseguir la cultura.�
Ya es bastante dif�cil cuando se tienen s�lo unas pocas personas
muertas que lamentar, pero, �qu� sucede cuando hay demasiados
muertos, cuando no hay tiempo para llorarlos a todos?�
�
Al
conseguir no s�lo a uno o dos fantasmas (con os que un cham�n
podr�a ser capaz de ayudarle), sino cientos, o miles, o millones
de fantasmas, porque no s�lo sus antepasados, sino los seres
contra quienes se ha� infringido - las mujeres que han sido
violadas, los animales que han sido sacrificados sin raz�n, el
terreno que se ha hecho trizas - �se han convertido en fantasmas,
tambi�n?�
�
�
Jensen:��Est�s
hablando metaf�ricamente aqu�?�
Prechtel:�No,
estoy hablando literalmente.�Los fantasmas en realidad te
persiguen, y siempre te persiguen hacia el sol poniente.�
�
Es por
eso que todas las grandes migraciones de los �ltimos miles de
a�os han estado en el oeste: porque la gente est� huyendo de los
fantasmas.�Las personas se detienen y tratan de vivir en un
nuevo lugar por un tiempo, pero los fantasmas siempre se ponen
al d�a con ellos y crean enormes guerras y dolor y� problemas,
que alimentan a las hambrientas hordas de fantasmas.�
�
Entonces el
pueblo sigue adelante, siempre en movimiento, nunca
verdaderamente en casa.�Ahora tenemos toda una cultura basada en
nuestra huida o siendo devorados por fantasmas.�
�
Jensen:��Qu�
podemos hacer con los fantasmas?
Prechtel:�En un planeta finito, no podemos huir de
ellos.�Hemos tratado de desarrollar una tecnolog�a que nos
mantendr� a salvo: medicamentos para adormecer nuestro dolor,
fortalezas para mantener a los fantasmas.�Pero
nada de eso va a funcionar.�
En una aldea, si una familia se ve acosada por un fantasma, el
cham�n captura el esp�ritu, lo descompone en sus partes
componentes, y las env�a de vuelta al otro mundo, uno a la
vez.�Luego el cham�n y la familia establecen un programa de
mantenimiento regular, para volver a la pista en su relaci�n con
el otro mundo.�Esta es la forma del mantenimiento de vida.�
No estoy seguro de c�mo la cultura occidental podr�a hacer
esto.�
-
�C�mo pueden los miembros de una cultura que considera la
tierra una cosa muerta, posiblemente, pagar toda esa
deuda?�
-
�C�mo es posible escapar de todos esos fantasmas?�
-
Con
todo esto prolongado durante tanto tiempo, �pueden ellos
realmente regresar a casa?
Para estar en un lugar, para vivir en un lugar, primero� tenemos
que entender d�nde estamos, tenemos que mirar a nuestro
entorno.�
�
Segundo, tenemos que conocer nuestras propias
historias.�Tercero, tenemos que alimentar a los fantasmas de
nuestros antepasados, para que los fantasmas no nos est�n
comiendo a nosotros o a las personas que nos rodean.�
�
Por �ltimo,
tenemos que empezar a llorar.�Ahora, el dolor no significa
sentarse a llorar todos los d�as.�M�s bien, la pena consiste en
utilizar los dones que le han dado� los esp�ritus para crear la
belleza.�
�
El dolor que no es expresado de esta manera se
convierte en un tipo de residuos t�xicos en el cuerpo de una
persona, y dentro de la cultura como un todo, hasta que tenga
que ser puesto en contenedores y enviados a alg�n lugar, de la
misma manera que ellos env�an los residuos radiactivos a Nuevo
M�xico.�
Este dolor bloqueado tiene que ser metabolizado.�Como cultura y
como individuos, tenemos que empezar a sentir nuestro dolor -
esa deliciosa, fant�stica y elocuente medicina.�
�
Entonces podemos
empezar a dar los dones espirituales a la tierra en que vivimos,
que alg�n d�a podr�an conceder nuestro permiso� a nuestros
nietos a vivir all�.�
�
Jensen:��Cu�l
es la relaci�n entre el dolor y la pertenencia a un lugar?
Prechtel:�En
el pueblo de Guatemala, donde yo viv�a, usted no pertenece a
alg�n lugar hasta que su gente haya muerto all� y la vida haya
llorado por ellos all�.�
�
Hasta que algunas de sus generaciones
hayan muerto en la tierra y hayan sido enterradas all�, y su
alma se haya alimentado de la tierra, usted es todav�a un
turista, un visitante.�
Mientras viv� en este pueblo, uno de mis hijos, un beb�, muri�
de tifoidea.�Cuando perd� a un hijo, yo misteriosamente y de
repente me convert� en un verdadero residente de la tierra.�No
era como si yo era due�o de la tierra, sino que yo era un
inquilino honorable que hab�a pagado con el dolor,
art�sticamente expresado en el ritual.�
�
Mi hijo se hab�a
fusionado con la tierra, por lo que ahora que estaba relacionado
con las rocas y los �rboles y el aire en una forma f�sica que yo
no hab�a estado antes.�Y puesto que los otros aldeanos estaban
relacionados con estas mismas rocas y los �rboles y el aire,
esto nos hac�a a todos familiares.�
Ahora, usted podr�a decir que todos sus antepasados de
Dinamarca, Francia y Escocia han sido puestos en la tierra en
Am�rica del Norte, entonces, �por qu� no le es bienvenido
aqu�?��Por qu� no est� usted relacionado �con las rocas y los
�rboles y el aire?�
Es porque sus antepasados que murieron �muy probablemente
todav�a son fantasmas, almas a�n no iniciadas que todav�a no se
han convertido en verdaderos antecesores, ya que sus deudas no
fueron pagadas con dolor y belleza.�
�
Una vez se convierten en
verdaderos ancestros, se fusionan con la regi�n, y empiezan a
ayudar a este mundo vivo.�En ese punto, usted encontrar� que
usted tiene menos necesidad de tostadoras y m�quinas y equipos -
menos necesidad de todo.�Usted
finalmente estar empezando a vivir bien.�
Para que nosotros lleguemos a esa etapa, tenemos que estudiar la
elocuencia, el dolor y el sacrificio.�No estoy hablando s�lo del
tipo de sacrificio donde alguien se toma tres d�as libres para
trabajar en el vecindario, aunque esto puede ser parte de
ello.�
�
Estoy hablando de dar a lo no humano, as� como a lo
humano.�
�
Jensen:��Est�
diciendo que tenemos que hacer frente a los fantasmas, y una vez
hayamos tratado con ellos.�.�.�
Prechtel:�Entonces
tenemos que hablar de mantenimiento, que es mucho m�s importante
que las medidas correctivas.�
�
Este cultivo se basa en la fijaci�n
de las cosas, en lugar del mantenimiento.�Pero una vez que
empezamos a mantener en lugar de fijar constantemente, los
problemas que nos irritan ser�n mucho m�s f�ciles de
resolver.�Esto ya no ser� una cuesti�n de arreglar algo como lo
pensamos hoy.�
�
En este momento, arreglar algo significa conseguir
nuestro camino.�
�
Debe significar preguntar:
"�Qu� tengo que hacer
aqu�?"
Nuestra cultura tambi�n hace hincapi� en la libertad individual,
pero esta libertad se puede disfrutar s�lo cuando hay un pueblo
que espera de sonrientes ancianos de brazos-abiertos, que
conocen la compasi�n y captan la complejidad del mundo
espiritual lo suficientemente bien como para atraparnos,
mantenernos a tierra, y protegernos de nosotros mismos.�
Si el mundo moderno comenzara el mantenimiento de las cosas,
tendr� que redefinirse.�Una nueva cultura tendr� que
desarrollarse, en la que ni los seres humanos, ni sus
invenciones ni Dios est�n en el centro del universo.�Lo que
deber�a estar en el centro es un lugar vac�o, un lugar vac�o
donde Dios y los seres humanos pueden cantar y llorar
juntos.�
�
Tal vez, en conjunto, la excelencia diversa y combinada
de todas las culturas podr�a cortejar al �rbol de la vida detr�s
de donde ha sido desterrado por nuestras mentes literalistas y
religiones dogm�ticas.�
�
Jensen:�Hablando
de religiones dogm�ticas, �c�mo sobrevivieron �las tradiciones
mayas� a la afluencia de misioneros espa�oles?�
Prechtel:�Los
espa�oles llegaron a nuestro pueblo en 1524, pero no pudieron
hacer que nadie fuera a la iglesia, por lo que demolieron
nuestro viejo templo y utilizaron piedras para construir una
nueva iglesia en el mismo sitio.�(Esta era una pr�ctica com�n.)
�
Pero el pueblo Tzutujil es astuto.�Ellos vieron c�mo se
utilizaron las viejas piedras del templo para construir la nueva
iglesia, y memorizan en donde cada uno se fue.�Los Tzutujil, en
cuanto a esta extra�a iglesia europea �cuadrada era una
reconfiguraci�n de la vieja.
�
�(Cuando yo estaba aprendiendo a ser un cham�n, tuve que
memorizar donde estaban todas esas malditas piedras, porque eran
todas santas. Era como siendo un taxista novato en Londres.)�
Los sacerdotes cat�licos abandonaron la aldea en la d�cada de
1600 debido a terremotos y el c�lera, y luego regresaron
cincuenta a�os m�s tarde y encontraron un gran agujero en el
centro de la iglesia.
"�Qu�
es eso?"�dijeron.
Para entonces, los indios sab�an que los sacerdotes destruyeron
todo lo relativo a la religi�n nativa, por lo que los indios
dec�an: "Cuando recreamos la crucifixi�n de Jes�s, este es el
agujero donde ponemos la cruz."�
En verdad, ese agujero era una cuenca que nunca iba a ser
llenada, ya que conduc�a a otro lugar hueco que qued� del templo
que hab�a estado all� en un principio, y ese lugar estaba
conectado a todos los otros niveles de existencia.�
Durante cuatro siglos y medio, los indios mantuvieron sus
tradiciones intactas de una manera que los europeos no pudieron
ver ni entender.�Si los espa�oles preguntaban:
"�D�nde est� tu
Dios?"�los indios� apuntaban a este agujero vac�o.�
Pero cuando
los cl�rigos americanos llegaron en la d�cada de 1950, no se
dejaron enga�ar.�
�
Ellos dijeron:
"Esto es paganismo."�
Y as�, con
el tiempo, llenaron el lugar vac�o con hormig�n.�
Yo estuve all� cuando eso sucedi�, en 1976.�Estaba l�vido.�Fui
al consejo de la aldea y despotriqu� acerca de lo terrible que
era.�Los viejos hombres fumaban tranquilamente sus cigarros y
estuvieron de acuerdo.�Despu�s de una hora m�s o menos, cuando
estaba fuera de respiraci�n, empezaron a hablar de algo
totalmente sin relaci�n.
�
Yo pregunt�,
"�Nadie se preocupa por esto?"�
"Oh, s�", dijeron.�"Nos importa. Pero estos cristianos son
idiotas si piensan que s�lo pueden erradicar el conducto de este
mundo al otro con un poco de barro. Eso es tan rid�culo como
preocuparse por ello. Pero si tienes que hacer algo, aqu� hay un
pico, una pala , y un cincel. C�valo."�
As� que algunos ancianos y yo cavamos el agujero.
�
Entonces los
cat�licos llenaron el agujero, y dos semanas m�s tarde lo
cavaron de nuevo.�Fuimos de un lado a otro de esta manera cinco
veces hasta que, finalmente, alguien hizo una cubierta de piedra
para el agujero, por lo que los cat�licos pod�an fingir que no
estaba all�, y pudimos tirar de la tapa cada vez que la
quer�amos utilizar.�
As� es como el esp�ritu es ahora en este pa�s.
�
El agujero, la
cuenca que hay que alimentar, todav�a est� all�, pero est�
cubierta con amnesia espiritual.�Tratamos de llenar ese hermoso
lugar hueco con drogas,� televisi�n,� papas fritas - cualquier
cosa.�
�
Pero no� puede ser llenado.�Es necesario mantenerlo
hueco.�
�
Jensen:��Por
qu� es santo un lugar hueco?�
Prechtel:�Los
mayas entienden que el mundo no ha venido de la mano de un
creador, sino que creci� de este lugar hueco y se convirti� en
un �rbol cuyo fruto es la diversidad.�
�
Los seres humanos no
estaban en ese �rbol, pero todo lo que estaba en ese �rbol
original finalmente entr� en los seres humanos.�Has semillas de
calabaza en usted, y� mapaches y �amebas - todo.�
Cuando el �rbol por fin lleg� a la madurez, floreci�, y dio
fruto, el fruto era de sonido, y cada pedazo de �l que cay� al
suelo brot� y dio a luz a los diversos tipos de vida.�Entonces
el viejo �rbol muri� y se convirti� en humus consistiendo en
sonidos antiguos, de los cuales todas las cosas florecen hasta
nuestros d�as.�
�
Todo lo que sentimos, el tacto y el gusto es en
realidad una manifestaci�n de la diversidad original, lo que
significa que el �rbol no est� realmente muerto, pero
desmembrado, y est� constantemente tratando de "re-cordar-se" a
s� mismo.�
Cada a�o en mi pueblo, cuando todav�a estaba intacto, los
hombres y mujeres j�venes que iban a ser iniciados a la edad
adulta iban por el agujero al otro mundo para tratar de traer el
�rbol madre de vuelta a la vida. Ellos pon�an las semillas de
sus santos sonidos y sus l�grimas en ese agujero donde viv�a el
viejo �rbol hace mucho tiempo.�Y el �rbol volv�a a crecer.
Pero el resto del a�o, el pueblo devoraba diversas formas del
�rbol, creando una necesidad anual de nuevos iniciados para re-cordar
al antiguo �rbol proveedor de la vida.�
�
Los iniciados fueron
capaces de bajar a ese lugar hueco y restaurar el �rbol de la
vida, porque sab�an c�mo ser elocuentes, c�mo guardar duelo, y
c�mo luchar contra la muerte en vez de luchar y matar a otros
seres.�
�
Jensen:�Cuando
dices "luchan con la muerte", quieres decir que resistieron o
negaron su inevitabilidad?�
Prechtel:�No,
por el contrario, quiero decir que luchaban con la muerte.�Con
el fin para que haya vida, tiene que haber una lucha espiritual
con la muerte; de lo contrario, se convierte en una batalla
literal que puede matar�
El problema de la muerte es que sus dioses son
racionalistas.�Los mayas tienen trece diosas y trece dioses de
la muerte.�Estas deidades no tienen imaginaci�n, por lo que
tienen que comernos y matarnos a nosotros - para obtener
nuestras almas, nuestra imaginaci�n.�
�
Una vez que la muerte tiene
su alma, es feliz y deja de matar por un tiempo.�Pero entonces
tienes que ir y pedirle a la muerte - con toda su elocuencia - que por favor de devuelva tu alma.
Cuando la muerte se niega, tienes que apostar con la muerte,
porque la muerte obedece a una sola regla: la regla del azar.�Y
as� se usan huesos de juego y se trata de enga�ar a la muerte
con su elocuencia.�
�
Eso es lo que llamamos "luchar con la
muerte."�
�
No se puede matar a la muerte, por supuesto.�Lo mejor
que se puede esperar en un partido as� es para llevar a la
muerte a un callej�n sin salida.
�
Entonces la muerte va a decir,
"Est� bien, te dir� qu�. Voy a devolverte tu alma si prometes
seguir aliment�ndome esta elocuencia sobre una base regular, y
morir en su hora se�alada."
Durante la iniciaci�n, cuando los hombres y mujeres j�venes
luchan con la muerte, lo que est�n haciendo, esencialmente, es
firmar un contrato que dice:
"Yo renuncio a la noci�n idealista
de que yo viva para siempre."�
Tu alma, entonces, es devuelta,
pero hay que ritualmente rendir un porcentaje de la fruta de tu
arte, tu elocuencia y tu imaginaci�n para el otro mundo.
�
Esa es la �nica oferta que vas a obtener de la muerte.�Si tratas
de conseguir un mejor trato, vas a terminar matando a mucha
gente.�
�
Cuando toda una cultura trata de hacer una oferta mejor,
o se niega a luchar con la muerte con elocuencia, entonces la
muerte se acerca a la superficie para comer de una manera
literal, con guerras y depresi�n.�
�
Jensen:�.
Quiero saber m�s sobre el alma ind�gena�
Prechtel :
Cada individuo en el mundo, independientemente de su origen
cultural o raza, tiene un alma ind�gena que lucha por sobrevivir
en un entorno cada vez m�s hostil creado por la mente de ese
individuo.�
�
El cuerpo de una persona moderna se ha convertido en
un campo de batalla entre la mente racionalista - que se adhiere
a los valores de la era de las m�quinas - y el alma nativa.�
Durante los �ltimos varios siglos, una mentalidad sin coraz�n
que tritura las culturas ha hecho cumplir su llamado progreso en
la tierra, devorando todos los pueblos, la naturaleza, la
imaginaci�n y el conocimiento espiritual.�
�
Al igual que una
m�quina excavadora, que ha dejado una racha plana homogenizada
de civilizaci�n en su estela.�Cada ser humano en esta tierra, ya
sea en �frica, Asia, Europa o las Am�ricas, tiene ancestros
cuyas historias, rituales, ingenio, lenguaje y modos de vida
modos han sido llevados, esclavizados, prohibidos, explotados,
torcidos, o destruidos por esta mentalidad.
Lo que es ind�gena - en otras palabras, natural, sutil, dif�cil
de explicar, generoso, gradual y orientado al pueblo - en cada
uno de nosotros ha sido desterrado a los guetos de nuestro
coraz�n, o escondido de la vista en reservas dentro del paisaje
espiritual.�
�
Se nos ha ense�ado a creer que nuestros pensamientos
son realmente el centro de nuestra vida.�Al igual que la
conquista, la cultura moderna nos pertenece, nosotros entendemos
el mundo s�lo con la mente, no con el alma ind�gena.�
Y esta alma ind�gena no es algo que puede ser tra�do de vuelta
en retiros de "hombre salvaje" o "mujer salvaje" de fin de
semana y luego se dejado caer cuando usted se pone su traje de
negocios.�No es algo que usted toma porque es divertido o est�
de moda.�
�
Tiene que ser aut�ntico, y tiene que ser
espiritualmente caro.�
�
Jensen:�Hablemos
por un momento acerca de la cooptaci�n.�Hay dos posiciones
comunes sobre el uso m�s amplio de las tradiciones
ind�genas.�
�
Una de ellas es que no hay nada malo en hacer un
sauna en su patio trasero para retiros de fin de semana, sin
dejar de ser un corredor de bolsa en d�as laborables.
Prechtel:�El
m�todo del consumidor.�
�
Jensen:�El
otro, al que yo me suscribo, es que tenemos que respetar la
privacidad de las tradiciones ind�genas y no extraerlas para
nuestros propios fines.�
Prechtel:�He
hecho un gran esfuerzo para no hacer eso nunca.�La verdad es que
yo nunca quer�a escribir libros sobre las tradiciones mayas en
primer lugar.�
�
En la reserva Pueblo donde crec�, era tab�
escribir, porque la escritura congela el conocimiento, y tambi�n
porque muchos conocimientos se vuelven in�tiles cuando no se
mantienen en secreto y s�lo se utilizan en condiciones
sagradas.�Y a menudo las cosas que son las m�s sagradas son las
m�s simples y sencillas.�
�
Cuando esta normalidad se enmarca de
manera sutil, consagrada por el tiempo, se vuelve extraordinaria
y mantiene su utilidad espiritual.�
�
Jensen:�Las
tradiciones sobre� las que escribes no son tus tradiciones
nativas del suroeste.�
Prechtel:�No,
pero yo viv� en Santiago Atitl�n, en Guatemala, durante muchos
a�os e hice mi vida all�.�
�
Estuve casado, con hijos.�Luego,
cuando llegaron los escuadrones de la muerte apoyados por
Estados Unidos, m�s de mil ochocientos pobladores fueron
asesinados en un lapso de siete a�os: les dispararon, les
golpearon, los torturaron, los envenenaron, �los cortaron en
pedazos, murieron de hambre en los agujeros, decapitados,
desaparecidos.�
�
Esto tuvo lugar en un pueblo donde, antes de
1979, la mayor�a de la gente nunca hab�a o�do un disparo.�
�
Mi
cabeza ten�a un precio, y casi fui asesinado en tres ocasiones
en la d�cada de 1980.�Volv� a los Estados Unidos y traje a mi
familia conmigo.�Mi esposa m�s tarde regres� a su casa,
lev�ndose a nuestros dos hijos con ella, y nos separamos.�Los
chicos pronto volvieron a vivir conmigo y ahora son hombres
adultos.
Luego, en 1992, hubo otra masacre, y tuve que volver a
Guatemala.�Algunos j�venes Tzutujiles me encontraron en una
camioneta, lo que era extra�o en s� mismo: antes, nadie hab�a
sido due�o de un autom�vil.�Me pusieron en la parte de atr�s con
un mont�n de calabaza, bajo una lona.�
�
Cada vez que lleg�bamos a
un puesto de control del ej�rcito, los soldados vieron s�lo
calabaza y nos dejaron pasar.�No parec�an muy duros.�(La mayor�a
de los soldados de verdad no quer�an matar a nadie: tienen que
ser aguijoneado a ello, pero s� mataban).�
Cuando hab�amos llegado m�s all� de todos los obst�culos, tuve
que sentarme adelante.�Los otros pasajeros eran todos
ni�os.�Esto fue s�lo ocho a�os despu�s de que me hab�a ido, y ya
se hab�an olvidado el nombre de mi maestro, quien hab�a sido uno
de los mayores y m�s famosos chamanes de los alrededores.�
Mientras conduc�amos, ellos preguntaban,
"�Conoces la historia de esa monta�a de all�?"�
"S�", les dec�a, "la llaman S'kuut. Originalmente estaba en el
oc�ano y fue tra�da a la tierra por la antigua diosa de los
reptiles."
"�Qui�n es ella?"
Muy pronto el cami�n iba a unos cinco kil�metros por hora porque
estaban redescubriendo, a trav�s de antiguas historias de sus
antepasados, todas las monta�as, barrancos, y rocas a lo largo
de nuestra ruta.
�
Despu�s de dos horas pregunt�:.
"�C�mo es que ustedes no saben nada de esto?"�
"Bueno", dijo uno, "estos dos son cristianos, por lo que no se
nos permite saber, y el resto de nosotros no tenemos padres.
Murieron en la d�cada de 1980 ".
As� que ah� estaba yo, este mestizo rubio de los Estados Unidos
- sin siquiera alguna relaci�n de sangre a estos ni�os -
cont�ndoles historias de su propia gente.�
�
Me di cuenta entonces
de que estos ni�os, as� como a mis propios hijos, nunca
conocer�an la riqueza de la vida de la aldea.�Estaban perdiendo
su conexi�n con este lugar.�Tuve que escribir lo que yo sab�a,
pero no pod�a anotar los detalles - que fuimos al lago e hicimos
esto y pusimos esta ofrenda all� -porque entonces esos rituales
podr�an ser expropiados�
Mi decisi�n de dejar de lado los detalles de los rituales ha
irritado a muchas personas en los Estados Unidos. Ellos insisten
en que les diga "c�mo hacerlo".�
�
Yo siempre respondo:
"No es
tecnolog�a."�
�
Jensen:�Usted
ha dicho expl�citamente que el poder del chamanismo no est� en
las palabras espec�ficas o de las oraciones.�
Prechtel:�Mi
maestro siempre dijo que, si ha de haber alguna esperanza alguna
de vida as� en esta tierra, tenemos que tomar la ra�z antigua y
poner nueva savia en ella.�
�
Eso no quiere decir que tenemos que
hacer algo nuevo, sino hacer algo antiguo de una nueva forma,
que tenga un gran valor.�
�
Decid� que si yo pudiera escribir estos libros de tal forma que
la tradici�n oral fuera evidente para los lectores, los
recuerdos de sus propias almas ind�genas podr�an empezar a
surgir.�Por supuesto, le digo a la gente que no tome un avi�n y
se vaya a Guatemala.�Eso traer�a nada m�s que m�s angustia y
saqueo.�
�
La respuesta hay que buscarla en su propio patio
trasero, donde usted vive.
La �nica raz�n para explorar otra cultura es ser capaz de oler
la pobreza en la suya propia.�Incluso si usted va a otra cultura
y es aceptado de alguna manera, usted todav�a tiene la
obligaci�n de no abandonar su propia cultura, sino que regresar
a su patria y tratar de convencer a sus tradiciones ind�genas
alienadas de nuevo a la vida cotidiana y lejos del tribalismo,
el fundamentalismo y la codicia� corporativa nihilista.
�
Esto
es cierto si estamos hablando de tradiciones o de recursos
naturales.�En este momento, "los buscadores gen�ticos" se van a
Brasil para estudiar las plantas utilizadas por los pueblos
ind�genas.�
�
�Por qu�? Para salvar a ricos, blancos
norteamericanos de enfermedades causadas por las estupideces de
su propia cultura.�Est�n minando las tradiciones de otros
pueblos para arreglar, mec�nicamente, las enfermedades que
ser�an mucho mejor abordadas si se quedara en casa y se ocuparan
de la falta de imaginaci�n y gracia, colectivamente de duelo
acerca de la ineludible realidad de su mortalidad.
Las personas tambi�n deben ser conscientes de que muchas cosas
que se promocionan como ind�genas no lo son.�Muchas de las
ceremonias de saunas, por ejemplo, son casi tan jesuitas como se
pueden conseguir.�
�
Ning�n indio jam�s hab�a o�do hablar del Gran
Esp�ritu antes de la d�cada de 1850.�Eso es todo de los
jesuitas.�
Jensen:�
Usted ha dicho que un problema de la cultura occidental es el
uso del verbo ser�
Prechtel:�Cuando
yo era ni�o, hablaba un lenguaje Pueblo llamado Keres, que no
tiene el verbo ser.�
�
Era b�sicamente un lenguaje de
adjetivos.�Uno de los secretos de mi habilidad para sobrevivir y
prosperar en Santiago Atitl�n fue tambi�n que el lenguaje
Tzutujil no tiene verbo ser.�Tzutujil es un lenguaje de acarrear
y de pertenencia, no un lenguaje del ser.�Sin ser, no tiene
sentido que algo sea absolutamente esto o aquello
�
Si dos personas discuten, ellos dicen estar "partidos", como
le�a, pero ambas partes siguen siendo de la misma
sustancia.�
�
Algunos de los aciertos y errores con los que las
naciones han luchado y muerto por defender u obtener ni siquiera
son conceptos relevantes al tradicional Tzutujil.�
�
Esto no es
porque los Tzutujil sean de alguna manera tambi�n "primitivos"
para entender bien y el mal, sino porque sus vidas no se basan
en los estados absolutos o permanencia.�Los mayas creen que nada
va a durar por su cuenta.�
�
Es por eso que sus vidas est�n
orientadas hacia el mantenimiento en lugar de la creaci�n.�
"Pertenecer a" es lo m�s cercano a "ser" como lo entiende la
lengua Tzutujil.�Uno no puede decir, "Ella es una madre", por
ejemplo.�
En Tzutujil, s�lo se puede llamar a alguien una madre
diciendo de quien es la madre, a quien pertenece.�
�
Del mismo
modo, no se puede decir,�
"�l es un cham�n."
Se dice en cambio,
"El camino de seguimiento le pertenece a �l."
Para que la cultura occidental moderna tomase realmente sost�n
en Santiago Atitl�n, los frustrados dirigentes religiosos,
empresariales y pol�ticos primero tuvieron que minar el
idioma.�
�
El lenguaje es el pegamento que mantiene las capas del
universo maya junto: la elocuencia del discurso, la l�nea de
vida ancestral de las mitolog�as.�El discurso de los dioses
estaba en nuestros propios huesos.�Pero una vez que los
occidentales forzaron el verbo ser a nuestros j�venes, todo el
mundo maya arcaico desapareci� en las fauces de la edad
moderna.�
En una cultura con el verbo ser, uno siempre est� preocupado por
la identidad.�Para determinar qui�n es usted, usted tambi�n debe
determinar qui�n no es usted.�En una cultura basada en la
pertenencia, sin embargo, usted debe relacionarse con
otros.�
�
Usted es definido por el lugar donde se encuentra y con
qui�n usted est� parado.�
�
El verbo ser tambi�n reduce un
lenguaje, quit�ndole su adorno y belleza.�Pero el lenguaje se
vuelve m�s eficiente.�El verbo ser es muy eficiente.�Esto les
permite construir cosas.�
En lugar de construir cosas, los mayas cultivan un clima que
permite la posibilidad de su aparici�n, como una fruta o una
enredadera.�
�
Cuidan las cosas.�En el pasado, cuando construyeron
grandes monumentos, no era, como en la cultura moderna, forzando
al mundo a ser de cierta manera, en su lugar le pagaban al mundo
una moneda proporcional a los inmensos dones que los dioses le
hab�an dado a la gente.
�
Los mayas no forzaron al mundo a ser lo
que ellos quer�an que fuera: ellos se hac�an amigos con �l,
ellos pertenec�an a la vida.�
�
Jensen:�Usted
ha hablado mucho hoy sobre la importancia del
mantenimiento.��C�mo se relaciona con la pr�ctica Tzutujil de
construir casas endebles?�
Prechtel:�En
la aldea, la gente sol�a construir sus casas con materiales
tradicionales, sin utilizar hierro ni madera ni clavos, pero las
casas eran magn�ficas.�
�
Muchas fueron cosidas juntas de corteza y
fibra.�Al igual que la casa del cuerpo, la casa en la que una
persona duerme debe ser muy hermosa y robusta, pero no tan
resistente que no se caiga en pedazos despu�s de un tiempo.�
�
Si
su casa no se derrumba, entonces no habr� ninguna raz�n para
renovarla.�Y es esta capacidad de renovaci�n la que hace algo
valioso.�El
mantenimiento le da sentido.�
El secreto de la uni�n del pueblo y la felicidad siempre ha sido
la generosidad de la gente, pero la clave de esa generosidad es�
ineficiencia y decadencia.�Debido a que nuestras chozas de la
aldea no fueron construidas para durar mucho tiempo, ten�an que
ser renovadas peri�dicamente.�
�
Para ello, los aldeanos se
reun�an, al menos una vez al a�o, para trabajar en la caba�a de
alguien.�Cuando su casa se estaba cayendo, se invitaba a todos
a ella.
Los ni�os peque�os corr�an alrededor echando a perder lo que
todo el mundo estaba haciendo.�Las mujeres j�venes tra�an el
agua.�Los j�venes llevaban las piedras.�Los hombres de m�s edad
dec�an a todo el mundo qu� hacer, y las mujeres de m�s edad les
dec�an a los hombres de m�s edad que no estaban haciendo las
cosas bien.�
�
Una vez que la casa estaba lista de nuevo, todos
com�an juntos, elogiando la casa, re�an y lloraban.�En unos
pocos d�as, se trasladaban a la casa de al lado.�De esta manera,
el lugar de cada familia en la aldea era restablecido y
recordado.�Esto
es lo que siempre fue.�
Luego los misioneros y los hombres de negocios y los pol�ticos
trajeron esta�o y madera y materiales s�lidos.�Ahora las casas
duran, pero las relaciones no.�
De alguna manera, las crisis unen a las comunidades.�Incluso hoy
en d�a, si hay una inundaci�n, o si alguien va a construir una
carretera a trav�s de un barrio, la gente se re�ne para resolver
el problema.�Los mayas no esperan que ocurra una crisis, ellos
hacen una crisis.
Su espiritualidad est� basada en desastres coreografiados -
tambi�n conocidos como rituales - en los que todos tienen que
trabajar en conjunto para rehacer su ropa, o la casa del otro, o
de la comunidad, o el mundo.�
�
Todo tiene que ser mantenido, ya
que fue hecho originalmente con tanta delicadeza que con el
tiempo se cae a pedazos.�Es la reconstrucci�n, la renovaci�n,
que en �ltima instancia hace fuerte algo.�
�
Esto es v�lido para
nuestras casas, nuestro idioma, nuestras relaciones.�
Es un delicado equilibrio, haciendo algo que no es tan d�bil que
se cae a pedazos antes de tiempo, sin embargo, no tan s�lido
como para ser permanente.�Se requiere una especie de
gracia.�
�
Todos queremos hacer algo que viva m�s all� de nosotros,
pero eso no deber�a ser una casa, o alg�n otro objeto
f�sico.�Debe ser un pueblo que puede continuar manteni�ndose a
s� mismo.
�
Ese tipo de renovaci�n constante es la �nica permanencia que
deber�amos desear alcanzar.�