2005

del sitio Web�MetaHistory

recuperado a trav�s de WayBackMachine

traducci�n de Adela Kaufmann
Versi�n original en ingles

Mart�n Prechtel entrevistado por Derrick Jensen

Mart�n Prechtel�se cri� en Nuevo M�xico en una reserva de los indios Pueblo donde la gente todav�a viv�a en las formas antiguas y pre-europeas.�Su madre era una india canadiense que ense�� en la escuela Pueblo, y su padre era un paleont�logo blanco.

Mart�n amaba la cultura all�, y la tierra.

"He pasado toda mi vida desde muy temprano", dice, "en un estado de terror lloroso sobre la posibilidad de la aniquilaci�n total de este hermoso mundo a manos de unos pocos hombres blancos que no pod�an entender la belleza que ten�amos en esta forma de vida".

Empez� a trabajar en contra de este peligroso poder que mata la belleza.

"Los nativos lo llamaban 'maneras del hombre blanco'," dice, "pero era m�s que eso. Su poder infeccioso se hab�a comido tambi�n a los blancos, y ellos lo hicieron su evidente promotor. Este s�ndrome terrible no ten�a ning�n uso para la verdaderamente natural naturaleza salvaje de todos los pueblos".

En 1970, despu�s de que su primer matrimonio termin� y su madre muri�, Prechtel fue a M�xico para despejar la cabeza.�

Al parecer por accidente, termin� entrando en Guatemala.�Viaj� por todo el pa�s durante m�s de un a�o antes de llegar a un pueblo llamado Santiago Atitl�n.�

El pueblo estaba habitado por los Tzutujil, una de las muchas subculturas ind�genas mayas, cada una de los cuales tiene sus propias tradiciones distintas, patrones de prendas de vestir, y lenguaje.�


En Santiago Atitl�n, un desconocido se acerc� a Prechtel y dijo:�

"�Qu� te tom� tanto tiempo? Durante dos a�os te he estado llamando. �Manos a la obra!"

As� comenz� su aprendizaje de Nicolas Chiviliu, uno de los m�s grandes chamanes mayas Tzutujiles.�


El aprendizaje dur� varios a�os.�Como un cham�n, Prechtel aprender�a c�mo corregir los desequilibrios en las relaciones de la gente con los ancestros y los esp�ritus.�

Tambi�n tuvo que aprender el idioma Tzutujil�(las mujeres le ense�aron al principio, y porque las mujeres y los hombres hablan de manera diferente, �l era una gran fuente de diversi�n cuando comenz� a hablar en p�blico.)�


Aunque no un nativo, Prechtel se convirti� en un miembro de pleno derecho de la aldea.

Se cas� con una mujer de la localidad y tuvo tres hijos, uno de los cuales muri�.�Cuando Chiviliu muri�, Prechtel tom� su lugar, convirti�ndose en cham�n para cerca de treinta mil personas.��l tambi�n subi� a la oficina p�blica de Nabey Mam, o primer jefe.�

Una de sus funciones como jefe era conducir a los j�venes del pueblo a trav�s de sus largas iniciaciones a la edad adulta.�Prechtel quer�a quedarse en Santiago Atitl�n para siempre, pero durante el tiempo que �l vivi� all�, Guatemala estaba en medio de una brutal guerra civil.�

El gobierno de turno - con sus escuadrones de la muerte apoyados por Estados Unidos - hab�a prohibido los antiguos ritos mayas de miles de a�os.�

Finalmente Prechtel se vio obligado a huir para salvar su vida.

"Me iba a quedar", dice, "pero antes de morir mi maestro, �l me pidi� que me fuera para que no me mataran. �l quer�a que yo acarreara el conocimiento que �l me hab�a pasado."

Prechtel trajo a su familia a los Estados Unidos, donde,

"s�lo pas� un poco de hambre por un tiempo hasta que Robert Bly y hombres como �l me encontraron."�

Bly, poeta activo en el movimiento de hombres, tiene un gran elogio para Prechtel, a quien describe como,

"una breve clase de caballo que galopa a trav�s de los campos de la posibilidad humana con flores cayendo de su boca."

Aunque la esposa de Prechtel decidi� regresar a su natal Guatemala, �l se qued� en los Estados Unidos con sus hijos y en la actualidad vive a menos de cincuenta millas de donde se cri�.�

Prechtel es el autor de Secretos del Jaguar Parlante (Tarcher), en el que escribe - musicalmente, clara y respetuosamente - sobre las tradiciones ind�genas de Santiago Atitl�n.��l da destellos de su formaci�n, sin embargo, nunca revela detalles que permitir�an a los lectores robar las tradiciones espirituales de los mayas, la forma que otros han robado sus tierras.

En su libro m�s reciente,�Larga Vida�,�Miel en el Coraz�n�(Tarcher), Prechtel describe la estructura de la aldea, el sacerdocio Tzutujil, y la vida cotidiana del pueblo antes de la llegada de los escuadrones de la muerte.�Adem�s de su escritura, Prechtel pinta escenas de actividades diarias y mitolog�a del pueblo maya, y es un m�sico que ha grabado varios CDs.�

Prechtel aparece alrededor del mundo en� conferencias sobre la iniciaci�n de los hombres j�venes.

"Estoy trabajando con mujeres en eso, tambi�n", dice, "pero es un poco m�s lento - m�s que nada porque no soy una mujer."

Tambi�n dirige talleres que ayudan a las personas a reconectarse con su propio sentido de lugar y el car�cter sagrado de la vida ordinaria.

"La espiritualidad es una cosa muy pr�ctica", dice.�"No es s�lo algo que se elige hacer los fines de semana.... Es una cosa cotidiana, tan esencial como el comer o tomarse de las manos o conservar el calor en el invierno."

Cuando fui a entrevistar a Prechtel en su casa de Nuevo M�xico, me daba verg�enza al ver que mi grabadora no estaba funcionando.�

Afortunadamente, su actual esposa, Hanna, ten�a una grabadora que podr�a utilizar.�Funcion� durante unos cuarenta minutos, y luego ech� a correr hacia atr�s.�

Mart�n se disculp�, diciendo que este tipo de cosas pasaban todo el tiempo.

"S�lo parece tener este efecto sobre las m�quinas", dijo.�"Mi dentista no me deja venir ya a su puerta de entrada, porque congelo todos sus ordenadores."

Hice una nota sobre nunca a viajar con �l.�

Hanna fue capaz de convencer a la grabadora a funcionar otra vez, y terminamos la entrevista.�Mi propia grabadora empez� a funcionar de nuevo a la ma�ana siguiente, cuando estaba como a setenta kil�metros de distancia.

Jensen: �Qu� es un cham�n?�

Prechtel:�Los chamanes a veces se consideran curanderos o m�dicos, pero en realidad son personas que se ocupan de las l�grimas y agujeros que creamos en la red de la vida, el da�o que todos causamos en nuestra b�squeda de la supervivencia.�

En cierto sentido, todos nosotros - incluso a los pueblos menos tecnol�gicos, espirituales y benignos - est�n constantemente demoliendo el mundo.�

La pregunta es: �c�mo respondemos a esa destrucci�n?�

Si respondemos como lo hacemos en la cultura moderna, haciendo caso omiso de la deuda espiritual que creamos s�lo por vivir, luego esa deuda volver� a mordernos, duro.�Pero hay otras maneras de responder.

Una de ellas es tratar de devolver esa deuda dando regalos de belleza y alabanza a lo sagrado, al mundo invisible que nos da la vida.�Los chamanes se ocupan de los problemas que surgen cuando nos olvidamos de la relaci�n que existe entre nosotros y el otro mundo que nos alimenta, o cuando, por cualquier raz�n, no alimentamos al otro mundo a cambio.�


Todo esto puede sonar extra�o a una persona moderna, industrializada, pero para la mayor�a de la historia humana, los chamanes han sido simplemente parte de la vida ordinaria.�Ellos existen en todo el mundo.�

Parece extra�o a los occidentales ahora porque han devaluado sistem�ticamente el otro mundo y ya no tratan con �l como parte de su vida cotidiana.�


Jensen:��En qu� son los chamanes de Siberia, por ejemplo, diferentes de los chamanes en Guatemala?�

Prechtel: Hay tantas diferentes maneras de ser un cham�n, como hay diferentes idiomas, pero hay algo en com�n, tambi�n, porque todos estamos parados sobre una sola tierra, y hay agua en el oc�ano donde quiera que vayamos, y hay tierra debajo de nosotros donde quiera que vayamos.�

As� que todos tenemos, en alg�n nivel, una comunidad de experiencia.�Todos somos seres humanos.

Algunos de nosotros hemos enterrado profundamente nuestra humanidad, o la hemos medicado o anestesiado, pero cada persona viva hoy, tribal o moderna, primitiva o domesticada tiene un alma que es original, natural, y, sobre todo, ind�genas de una forma u otra.�

El alma ind�gena de la persona moderna, sin embargo, ya sea, se ha desterrado a los confines del mundo de los sue�os o est� bajo el ataque directo por la mente moderna.�Cuanto m�s consciente recuerdas tu alma ind�gena, m�s recuerdas f�sicamente.�

Los
chamanes est�n tratando de enderezar los efectos de la estupidez humana normal y reparar las relaciones con las fuentes invisibles de la vida.�En muchos casos, las formas en las que tratan esto tambi�n son similares.�

Por ejemplo, los siberianos tienen un m�todo de trance para entrar en el otro mundo que es similar al que se utiliza en �frica.�


Jensen:�Usted ha mencionado "el otro mundo" un par de veces.�La mayor�a de la gente moderna no reconoce conscientemente un lugar as�.��Cu�l es el otro mundo?

Prechtel: Si este mundo fuera un �rbol, entonces el otro mundo ser�a las ra�ces - la parte de la planta que no podemos ver, pero que pone la savia en las venas de los �rboles.�

El otro mundo alimenta este mundo tangible - el mundo que puede sentir dolor, que puede comer y beber, que puede fallar; el mundo que se mueve en ciclos, el mundo en el que morimos.�El otro mundo es lo que hace que este mundo funcione.�

Y la manera en que ayudamos al otro mundo es continuar aliment�ndolo con nuestra belleza.�

Todos los seres humanos vienen del otro mundo, pero lo olvidamos unos meses despu�s de que nacemos.�Esta amnesia se produce porque estamos deslumbrados por la belleza y el aspecto f�sico de este mundo.�

Pasamos el resto de nuestras vidas volviendo a juntar nuestros recuerdos del otro mundo, suficiente para servir al bien com�n y para ense�ar a los nuevos amn�sicos - los ni�os - c�mo recordar.�A menudo, esta lecci�n se ense�a durante la iniciaci�n hacia la edad adulta.�

Los mayas dicen que el otro mundo nos canta a la existencia. Somos su canci�n.�Estamos hechos de sonido, y as� como el sonido pasa a trav�s del tamiz entre este mundo y el otro mundo, toma la forma de p�jaros, hierba, mesas - todas estas cosas est�n hechas de sonido.�

Los seres humanos, con nuestros propios sonidos, podemos alimentar al otro mundo, a cambio, para engordar a aquellos del otro mundo, para que puedan seguir cantando.�


Jensen:��Qui�nes son "ellos"?

Prechtel:�Todos esos seres que nos cantan a la vida.�Se podr�a traducir como dioses o como esp�ritus.�Los mayas simplemente los llaman "ellos".�


Jensen:�Hay un viejo refr�n azteca que le� hace a�os: "...que venimos a esta tierra para vivir, es falso. Venimos a dormir y a so�ar".�Me pregunto si usted puede ayudarme a entender esto.�

Prechtel:�Cuando sue�as, �te acuerdas del otro mundo, tal como lo hac�as cuando eras un beb� reci�n nacido?�Cuando est�s despierto, eres parte del sue�o de otro mundo.�

En el estado de "vigilia", estoy supuesto a dedicar una cierta cantidad de tiempo a alimentar al mundo de donde he venido.�Del mismo modo, cuando muera y deje este mundo y vaya al siguiente, tengo que alimentar este presente sue�o con lo que hago en ese.�

So�ar no es acerca de curar a la persona que est� durmiendo: es acerca de la persona alimentando el conjunto, recordando el otro mundo, de modo que pueda continuar.�

La Nueva Era cae bastante plana con los mayas, ya que, para ellos, el auto-descubrimiento es bueno s�lo si �ste ayuda a alimentar a la totalidad.�


Jensen:��Encaja aqu� el concepto maya de la deuda?�

Prechtel:�Como cristianos nacemos con el pecado original, los mayas nacen con la deuda original.�

En la cosmovisi�n maya, todos hemos nacido a causa de una deuda espiritual al otro mundo por habernos creado, por habernos cantado a la existencia.�Debe ser alimentado, de lo contrario, se va a tomar su pago de nuestras vidas.�


Jensen:�C�mo paga uno esta deuda?�

Prechtel:�Usted tiene que dar un regalo a aquello que le da vida.�Es una especie de pago efectivo.�Esa es la econom�a espiritual de un pueblo.�

Es como mi viejo maestro sol�a decir:

"Te sientas a cantar en una peque�a roca en medio de un estanque, y tu canci�n hace una onda que sale a las orillas donde viven los esp�ritus. Cuando golpea la orilla, env�a un eco hacia t�. Ese eco es la nutrici�n espiritual."�

Cuando usted env�a un regalo, usted lo manda en todas las direcciones al mismo tiempo.�Y entonces regresa a usted de todas las direcciones.�


Jensen:�Debe llegar a ser un patr�n complejo, ya que como usted est� enviando su canci�n hacia fuera, sus vecinos tambi�n est�n enviando las suyas, y entonces tenemos todas estas ondas superponi�ndose.�

Prechtel:�Es una red enmara�ada tan enorme que la mente no puede comprenderla.�Nadie sabe qu� es lo que est� conectado a d�nde.�


Jensen:��C�mo se relaciona esto con la tecnolog�a?�

Prechtel:�Las invenciones tecnol�gicas toman de la tierra, pero no dan nada a cambio.�

Mira los autom�viles.�Fueron, en cierto sentido, so�ados durante un per�odo de tiempo, con diferentes personas agregando a los sue�os de otros - o, si se prefiere, agregando a los estudios y ensayos de cada uno.�

Pero a lo largo del camino, muy poco, o nada, se le dio de vuelta a la hambrienta, invisible divinidad que dio a la gente la capacidad de inventar esos coches.�

Ahora, en una cultura saludable, aqu� es donde los chamanes entrar�an, porque con cada invento viene una deuda espiritual que debe ser pagada, ya sea ritualmente, o bien sacada de nosotros en guerra, �dolor o depresi�n.�

Un cuchillo, por ejemplo, es una herramienta muy m�nima, casi primitiva para las personas en una sociedad industrial moderna.�

Pero para el pueblo maya, la deuda espiritual que hab�a que pagar por la creaci�n de una herramienta de este tipo es genial.�Para empezar, la persona que va a hacer que el cuchillo tiene que encender un fuego lo suficientemente caliente como para producir carb�n.�

Para pagar por eso, �l tiene que dar un regalo de sacrificio al combustible, al fuego.�


Jensen:��C�mo qu�?�

Prechtel:�Idealmente, el regalo debe ser algo hecho a mano, que es lo que los seres humanos tienen, cosa que los esp�ritus no.�

Una vez que el fuego es lo suficientemente caliente, el fabricante del cuchillo debe fundir el mineral hierro de la roca.�La parte que sobra, que se tira en la cultura occidental, es la parte m�s sagrada en los rituales cham�nicos.�Lo que queda representa la deuda, el vac�o que ha sido tallado del universo por el ingenio humano, por lo que debe ser rellenado con el ingenio humano.�

Un regalo ritual igual a la cantidad que fue eliminada del otro mundo tiene que ser puesta de nuevo para compensar la herida causada a lo divino.�

La ingenuidad humana es una cosa maravillosa, pero s�lo mientras se usa para alimentar a los dioses que nos dan la capacidad de realizar tales extravagantes haza�as en el primer lugar.�

As�, s�lo para obtener el hierro, el cham�n tiene que pagar por el mineral, el fuego, el viento, y as� sucesivamente - no en d�lares y centavos, sino en actividad ritual igual a lo que se le ha dado.�Luego ese hierro debe ser convertido en acero y el acero tiene que ser golpearlo hasta darle la forma de un cuchillo, afilado y templado, y se le debe colocar un mango en el.�

Hay una deidad a ser alimentada para cada parte del procedimiento.�Cuando se termina el cuchillo, se le llama el "diente de tierra."�

Cortar� madera, carne y plantas.�Pero si los sacrificios necesarios han sido ignorados en nombre del racionalismo, la literalidad y la superioridad humana, cortar� humanos en su lugar.�

Todos esos regalos rituales hacen al cuchillo enormemente "caro", y hacen el proceso un poco complicado y requiere mucho tiempo.�La necesidad del ritual hace que algunas cosas tambi�n espiritualmente demasiado caras como para molestarse.�

Es por eso que los mayas no inventaron los transbordadores espaciales o centros comerciales o retroexcavadoras.�Viven como no lo hacen porque es una forma rom�ntica de vivir - no lo �es, es enormemente dif�cil - pero porque funciona.�

La cultura occidental cree que todo el material est� muerto, por lo que no hay deuda contra�da cuando el ingenio humano elimina algo del otro mundo.�

En consecuencia, nos encontramos con� centros comerciales y transbordadores espaciales y otros ejemplos de tecnolog�a "avanzada", mientras� los esp�ritus que nos dan la capacidad de hacer que esas cosas se mueran de hambre, volvi�ndose huesudas y delgadas, lo cual es una raz�n por la cual la anorexia es tal problema: los j�venes est�n actuando esta imagen.�

El universo est� en un estado de inanici�n y dolor emocional, ya que no se le ha dado lo que necesita en forma de comida ritual y regalos f�sicos reales.�Creemos que nos estamos librando al robar desde el otro lado, pero todo esto conduce a la violencia.�

El or�culo griego de Delfos vio esto hace mucho tiempo y dijo:

"�Ay de los seres humanos, la invenci�n del acero".�


Jensen:��Por qu� lleva este robo a la violencia?�

Prechtel:�Aunque capaz de alimentar a toda la creaci�n, el esp�ritu no es una fuerza omnipotente, como el cristianismo nos quiere hacer creer, sino una fuerza natural de gran sutileza.

Cuando su sutileza es traspasada por la torpeza de la codicia humana y la vanidad, entonces, tanto la naturaleza humana como la divina son violadas y convertida en una cosa hambrienta, devorando cosas.�Nos convertimos en alimento para este monstruo nuestra que nuestra amnesia espiritual ha creado.�

El monstruo es alimentado por guerras, depresi�n psicol�gica, odio a uno mismo, y malas pr�cticas comerciales mundiales que exportan la miseria a otros lugares.�

Nos infligimos violencia unos sobre otros como una forma de reemplazar lo que robamos a la naturaleza, porque nos hemos olvidado de este viejo trato que nuestros antepasados ​​firmaron hace tanto tiempo.�

En su lugar, psicologizamos y objetivamos esa relaci�n como una experiencia personal o patolog�a, en lugar de una obligaci�n espiritual.

En ese punto, nuestro acercamiento a la espiritualidad se convierte en blindaje racionalista, una psicolog�a de protecci�n para la parte de nosotros que crea al monstruo de avaricia, que hace que matemos el mundo y unos con otros.

Como individuos, nos deprimimos, porque los seres del otro mundo lo sacan de nuestras emociones.�


Jensen:��C�mo as�?�

Prechtel:�Cuando ya no mantenemos una relaci�n con los esp�ritus, los esp�ritus tienen que comer nuestras psiques.�Y cuando los esp�ritus terminan de comer nuestras psiques, comen nuestros cuerpos.�Y cuando terminan con eso, pasan a las personas cercanas a nosotros.�

Cuando usted tiene una cultura que durante siglos, o m�s, ha ignorado estas relaciones, la depresi�n se convierte en una forma de vida.�Tratamos de solucionar la depresi�n a trav�s de tecnolog�a, pero eso nunca va a funcionar.�Ni funcionar� saquear otras culturas, ni matar al planeta.�

Todo es simplemente un intento de no rendir cuentas al otro mundo.�Si eres de tener �xito como un ser humano, tienes que vivir con sentido, con pasi�n, y totalmente, para que incluso tu muerte se convierta en un sacrificio significativo para los esp�ritus, aliment�ndolos.

La muerte de todo el mundo era un sacrificio significativo hasta que la gente comenz� a volverse "civilizada" y comenzaron a matar a los dioses de otros en el nombre del monote�smo.�

A medida que usted crece, su vida se vuelve m�s y m�s significativa como un sacrificio, porque le das m�s y m�s regalos al otro mundo, y los esp�ritus est�n mejor alimentados por su discurso y oraciones.�


Jensen:��C�mo responde usted a alguien que dice que el concepto de pago de una deuda con el mundo de los esp�ritus por hacer un cuchillo es s�lo ineficiente, que es la raz�n por la cual hemos aniquilado todas aquellas culturas?�En el tiempo que su grupo pasa haciendo un cuchillo, mi grupo har� trescientos cuchillos y cortar� todas las gargantas.�

Prechtel:�Si usted toma esa estrategia, entonces usted tendr� que vivir con los fantasmas de los que ha asesinado - lo que significa que hay que hacer m�s y m�s cuchillos, y usted se volver� m�s y m�s deprimido, todo el tiempo llam�ndose a s� mismo "avanzado" para racionalizar su situaci�n.�


Jensen:��Qu� son estos fantasmas?�

Prechtel:�Antes de hablar m�s acerca de fantasmas, tenemos que hablar de los antepasados, porque los dos est�n relacionados.�

A menudo, usted escuchar� que hay que honrar a sus antepasados, pero creo que es mucho m�s complejo que eso.�Nuestros antepasados ​​no eran necesariamente muy inteligentes.�En muchos casos, son ellos los que nos dejaron este l�o.

Algunos de ellos estaban muy bien, pero otros ten�an grandes prejuicios.�Si a estos antepasados ​​se les da su merecido, entonces usted no tiene que vivir sus prejuicios en su propia vida.�

Pero si usted no da los antepasados ​​algo, si lo �nico que dice:

"Yo soy descendiente de estas personas, pero no me afectan mucho, soy una persona �nica", entonces usted est� condenado a pasar su vida, ya sea luchando contra sus antepasados, o de lo contrario montando la ola que ellos empezaron.�

Va a tener que hacerlo mucho antes de que usted pueda ser usted mismo y dedicarse a lo que usted cree que vale la pena perseguir.�

La manera maya de lidiar con esto es dar a los antepasados� un lugar para vivir.�Usted en realidad� construye casas para ellos - llamados "casas de dormir" - y pone sus antepasados ​​all�.�Las casas son peque�as, ya que los antepasados ​​no ocupan ning�n espacio, pero necesitan un lugar designado, como cualquier otra cosa.�

Entonces usted alimenta a sus antepasados ​​con �palabras y elocuencia.�Todos tenemos viejos lenguajes olvidados, de los que descienden nuestras lenguas, y muchas de estas lenguas son mucho m�s adornadas.�

Pero incluso con nuestro lenguaje actual, todav�a tenemos la capacidad de crear extra�os y misteriosos regalos po�ticos, para alimentar a los antepasados, por lo que no vamos a deprimirnos por sus fantasmas devoradores nuestra vida cotidiana.�

Si somos capaces de ir m�s all� de los prejuicios de los �ltimos diez mil a�os del valor de los antepasados, entonces podemos encontrar nuestro camino de regreso a nuestras almas y la culturas ind�genas, en los que estamos siempre en casa y somos bienvenidos.�


Jensen:�Mi ascendencia es danesa, francesa y escocesa, pero yo vivo en el norte de California, as� que �c�mo puedo encontrar mi camino de regreso?�

Prechtel:�El problema no es que sus antepasados ​​emigraron a Am�rica del Norte, sino que, al morir, sus deudas no fueron pagadas correctamente con belleza, dolor, y lenguaje.�

Cada vez que alguien muere, el esp�ritu de esa persona tiene que pasar a la otra vida.�

Si esa persona no ha pasado por una iniciaci�n y recordado de d�nde ven�a y lo que deb�a hacer para seguir adelante, entonces no va a saber a d�nde ir.�

Adem�s, cuando una persona muere, su esp�ritu debe regresar lo que se llev� para alimentar su existencia mientras estaba en la tierra.�Todos los viejos rituales funerarios est�n a punto de pagar la deuda al otro mundo y ayudar al esp�ritu a seguir adelante.�

Una de las formas en que los que se quedan atr�s pueden ayudar a pagar esta deuda espiritual es simplemente extra�ando al muerto.�Digamos que su querida abuela muere.�Algunos podr�an decir que no debe llorar, porque ella va a "un lugar mejor", y el llanto es s�lo puro ego�smo.�

Pero el anhelo de la gente unos por los otros, y porque el terreno de la casa es tan grande que, si vosotros no expres�is llanto, est�is envenenando el futuro con violencia.

Si ese anhelo no es expresado como un hermoso fuerte gemido, una canci�n o una pieza de arte que se le da como regalo a los esp�ritus, entonces se convertir� en violencia contra otros seres - y, m�s importante a�n, en contra de la tierra misma, porque usted no tendr� ninguna comprensi�n de hogar.

Pero si usted es capaz de alimentar al otro mundo con su dolor, entonces usted puede vivir donde est�n enterrados sus muertos, y se convertir� en una parte del paisaje de alguna manera.�

Muchas culturas antiguas ten�an arreglos� funerarios por el que los muertos eran alimentados anualmente por los vivos hasta cincuenta a�os, con los vivos dando pagos rituales de vuelta al mundo y la tierra por las deudas contra�das por los difuntos.�Cuando ese dolor no ocurre, los fantasmas de los antepasados ​​comienzan a perseguir la cultura.�

Ya es bastante dif�cil cuando se tienen s�lo unas pocas personas muertas que lamentar, pero, �qu� sucede cuando hay demasiados muertos, cuando no hay tiempo para llorarlos a todos?�

Al conseguir no s�lo a uno o dos fantasmas (con os que un cham�n podr�a ser capaz de ayudarle), sino cientos, o miles, o millones de fantasmas, porque no s�lo sus antepasados, sino los seres contra quienes se ha� infringido - las mujeres que han sido violadas, los animales que han sido sacrificados sin raz�n, el terreno que se ha hecho trizas - �se han convertido en fantasmas, tambi�n?�

Jensen:��Est�s hablando metaf�ricamente aqu�?�

Prechtel:�No, estoy hablando literalmente.�Los fantasmas en realidad te persiguen, y siempre te persiguen hacia el sol poniente.�

Es por eso que todas las grandes migraciones de los �ltimos miles de a�os han estado en el oeste: porque la gente est� huyendo de los fantasmas.�Las personas se detienen y tratan de vivir en un nuevo lugar por un tiempo, pero los fantasmas siempre se ponen al d�a con ellos y crean enormes guerras y dolor y� problemas, que alimentan a las hambrientas hordas de fantasmas.�

Entonces el pueblo sigue adelante, siempre en movimiento, nunca verdaderamente en casa.�Ahora tenemos toda una cultura basada en nuestra huida o siendo devorados por fantasmas.�


Jensen:��Qu� podemos hacer con los fantasmas?

Prechtel:�En un planeta finito, no podemos huir de ellos.�Hemos tratado de desarrollar una tecnolog�a que nos mantendr� a salvo: medicamentos para adormecer nuestro dolor, fortalezas para mantener a los fantasmas.�Pero nada de eso va a funcionar.�

En una aldea, si una familia se ve acosada por un fantasma, el cham�n captura el esp�ritu, lo descompone en sus partes componentes, y las env�a de vuelta al otro mundo, uno a la vez.�Luego el cham�n y la familia establecen un programa de mantenimiento regular, para volver a la pista en su relaci�n con el otro mundo.�Esta es la forma del mantenimiento de vida.�

No estoy seguro de c�mo la cultura occidental podr�a hacer esto.�

  • �C�mo pueden los miembros de una cultura que considera la tierra una cosa muerta, posiblemente, pagar toda esa deuda?�

  • �C�mo es posible escapar de todos esos fantasmas?�

  • Con todo esto prolongado durante tanto tiempo, �pueden ellos realmente regresar a casa?

Para estar en un lugar, para vivir en un lugar, primero� tenemos que entender d�nde estamos, tenemos que mirar a nuestro entorno.�

Segundo, tenemos que conocer nuestras propias historias.�Tercero, tenemos que alimentar a los fantasmas de nuestros antepasados, para que los fantasmas no nos est�n comiendo a nosotros o a las personas que nos rodean.�

Por �ltimo, tenemos que empezar a llorar.�Ahora, el dolor no significa sentarse a llorar todos los d�as.�M�s bien, la pena consiste en utilizar los dones que le han dado� los esp�ritus para crear la belleza.�

El dolor que no es expresado de esta manera se convierte en un tipo de residuos t�xicos en el cuerpo de una persona, y dentro de la cultura como un todo, hasta que tenga que ser puesto en contenedores y enviados a alg�n lugar, de la misma manera que ellos env�an los residuos radiactivos a Nuevo M�xico.�

Este dolor bloqueado tiene que ser metabolizado.�Como cultura y como individuos, tenemos que empezar a sentir nuestro dolor - esa deliciosa, fant�stica y elocuente medicina.�

Entonces podemos empezar a dar los dones espirituales a la tierra en que vivimos, que alg�n d�a podr�an conceder nuestro permiso� a nuestros nietos a vivir all�.�


Jensen:��Cu�l es la relaci�n entre el dolor y la pertenencia a un lugar?

Prechtel:�En el pueblo de Guatemala, donde yo viv�a, usted no pertenece a alg�n lugar hasta que su gente haya muerto all� y la vida haya llorado por ellos all�.�

Hasta que algunas de sus generaciones hayan muerto en la tierra y hayan sido enterradas all�, y su alma se haya alimentado de la tierra, usted es todav�a un turista, un visitante.�

Mientras viv� en este pueblo, uno de mis hijos, un beb�, muri� de tifoidea.�Cuando perd� a un hijo, yo misteriosamente y de repente me convert� en un verdadero residente de la tierra.�No era como si yo era due�o de la tierra, sino que yo era un inquilino honorable que hab�a pagado con el dolor, art�sticamente expresado en el ritual.�

Mi hijo se hab�a fusionado con la tierra, por lo que ahora que estaba relacionado con las rocas y los �rboles y el aire en una forma f�sica que yo no hab�a estado antes.�Y puesto que los otros aldeanos estaban relacionados con estas mismas rocas y los �rboles y el aire, esto nos hac�a a todos familiares.�

Ahora, usted podr�a decir que todos sus antepasados ​​de Dinamarca, Francia y Escocia han sido puestos en la tierra en Am�rica del Norte, entonces, �por qu� no le es bienvenido aqu�?��Por qu� no est� usted relacionado �con las rocas y los �rboles y el aire?�

Es porque sus antepasados ​​que murieron �muy probablemente todav�a son fantasmas, almas a�n no iniciadas que todav�a no se han convertido en verdaderos antecesores, ya que sus deudas no fueron pagadas con dolor y belleza.�

Una vez se convierten en verdaderos ancestros, se fusionan con la regi�n, y empiezan a ayudar a este mundo vivo.�En ese punto, usted encontrar� que usted tiene menos necesidad de tostadoras y m�quinas y equipos - menos necesidad de todo.�Usted finalmente estar empezando a vivir bien.�

Para que nosotros lleguemos a esa etapa, tenemos que estudiar la elocuencia, el dolor y el sacrificio.�No estoy hablando s�lo del tipo de sacrificio donde alguien se toma tres d�as libres para trabajar en el vecindario, aunque esto puede ser parte de ello.�

Estoy hablando de dar a lo no humano, as� como a lo humano.�


Jensen:��Est� diciendo que tenemos que hacer frente a los fantasmas, y una vez hayamos tratado con ellos.�.�.�

Prechtel:�Entonces tenemos que hablar de mantenimiento, que es mucho m�s importante que las medidas correctivas.�

Este cultivo se basa en la fijaci�n de las cosas, en lugar del mantenimiento.�Pero una vez que empezamos a mantener en lugar de fijar constantemente, los problemas que nos irritan ser�n mucho m�s f�ciles de resolver.�Esto ya no ser� una cuesti�n de arreglar algo como lo pensamos hoy.�

En este momento, arreglar algo significa conseguir nuestro camino.�

Debe significar preguntar:

"�Qu� tengo que hacer aqu�?"

Nuestra cultura tambi�n hace hincapi� en la libertad individual, pero esta libertad se puede disfrutar s�lo cuando hay un pueblo que espera de sonrientes ancianos de brazos-abiertos, que conocen la compasi�n y captan la complejidad del mundo espiritual lo suficientemente bien como para atraparnos, mantenernos a tierra, y protegernos de nosotros mismos.�

Si el mundo moderno comenzara el mantenimiento de las cosas, tendr� que redefinirse.�Una nueva cultura tendr� que desarrollarse, en la que ni los seres humanos, ni sus invenciones ni Dios est�n en el centro del universo.�Lo que deber�a estar en el centro es un lugar vac�o, un lugar vac�o donde Dios y los seres humanos pueden cantar y llorar juntos.�

Tal vez, en conjunto, la excelencia diversa y combinada de todas las culturas podr�a cortejar al �rbol de la vida detr�s de donde ha sido desterrado por nuestras mentes literalistas y religiones dogm�ticas.�


Jensen:�Hablando de religiones dogm�ticas, �c�mo sobrevivieron �las tradiciones mayas� a la afluencia de misioneros espa�oles?�

Prechtel:�Los espa�oles llegaron a nuestro pueblo en 1524, pero no pudieron hacer que nadie fuera a la iglesia, por lo que demolieron nuestro viejo templo y utilizaron piedras para construir una nueva iglesia en el mismo sitio.�(Esta era una pr�ctica com�n.)

Pero el pueblo Tzutujil es astuto.�Ellos vieron c�mo se utilizaron las viejas piedras del templo para construir la nueva iglesia, y memorizan en donde cada uno se fue.�Los Tzutujil, en cuanto a esta extra�a iglesia europea �cuadrada era una reconfiguraci�n de la vieja.

�(Cuando yo estaba aprendiendo a ser un cham�n, tuve que memorizar donde estaban todas esas malditas piedras, porque eran todas santas. Era como siendo un taxista novato en Londres.)�

Los sacerdotes cat�licos abandonaron la aldea en la d�cada de 1600 debido a terremotos y el c�lera, y luego regresaron cincuenta a�os m�s tarde y encontraron un gran agujero en el centro de la iglesia.

"�Qu� es eso?"�dijeron.

Para entonces, los indios sab�an que los sacerdotes destruyeron todo lo relativo a la religi�n nativa, por lo que los indios dec�an: "Cuando recreamos la crucifixi�n de Jes�s, este es el agujero donde ponemos la cruz."�

En verdad, ese agujero era una cuenca que nunca iba a ser llenada, ya que conduc�a a otro lugar hueco que qued� del templo que hab�a estado all� en un principio, y ese lugar estaba conectado a todos los otros niveles de existencia.�

Durante cuatro siglos y medio, los indios mantuvieron sus tradiciones intactas de una manera que los europeos no pudieron ver ni entender.�Si los espa�oles preguntaban:

"�D�nde est� tu Dios?"�los indios� apuntaban a este agujero vac�o.�

Pero cuando los cl�rigos americanos llegaron en la d�cada de 1950, no se dejaron enga�ar.�

Ellos dijeron:

"Esto es paganismo."�

Y as�, con el tiempo, llenaron el lugar vac�o con hormig�n.�

Yo estuve all� cuando eso sucedi�, en 1976.�Estaba l�vido.�Fui al consejo de la aldea y despotriqu� acerca de lo terrible que era.�Los viejos hombres fumaban tranquilamente sus cigarros y estuvieron de acuerdo.�Despu�s de una hora m�s o menos, cuando estaba fuera de respiraci�n, empezaron a hablar de algo totalmente sin relaci�n.

Yo pregunt�,

"�Nadie se preocupa por esto?"�

"Oh, s�", dijeron.�"Nos importa. Pero estos cristianos son idiotas si piensan que s�lo pueden erradicar el conducto de este mundo al otro con un poco de barro. Eso es tan rid�culo como preocuparse por ello. Pero si tienes que hacer algo, aqu� hay un pico, una pala , y un cincel. C�valo."�

As� que algunos ancianos y yo cavamos el agujero.

Entonces los cat�licos llenaron el agujero, y dos semanas m�s tarde lo cavaron de nuevo.�Fuimos de un lado a otro de esta manera cinco veces hasta que, finalmente, alguien hizo una cubierta de piedra para el agujero, por lo que los cat�licos pod�an fingir que no estaba all�, y pudimos tirar de la tapa cada vez que la quer�amos utilizar.�


As� es como el esp�ritu es ahora en este pa�s.

El agujero, la cuenca que hay que alimentar, todav�a est� all�, pero est� cubierta con amnesia espiritual.�Tratamos de llenar ese hermoso lugar hueco con drogas,� televisi�n,� papas fritas - cualquier cosa.�

Pero no� puede ser llenado.�Es necesario mantenerlo hueco.�


Jensen:��Por qu� es santo un lugar hueco?�


Prechtel:�Los mayas entienden que el mundo no ha venido de la mano de un creador, sino que creci� de este lugar hueco y se convirti� en un �rbol cuyo fruto es la diversidad.�

Los seres humanos no estaban en ese �rbol, pero todo lo que estaba en ese �rbol original finalmente entr� en los seres humanos.�Has semillas de calabaza en usted, y� mapaches y �amebas - todo.�


Cuando el �rbol por fin lleg� a la madurez, floreci�, y dio fruto, el fruto era de sonido, y cada pedazo de �l que cay� al suelo brot� y dio a luz a los diversos tipos de vida.�Entonces el viejo �rbol muri� y se convirti� en humus consistiendo en sonidos antiguos, de los cuales todas las cosas florecen hasta nuestros d�as.�

Todo lo que sentimos, el tacto y el gusto es en realidad una manifestaci�n de la diversidad original, lo que significa que el �rbol no est� realmente muerto, pero desmembrado, y est� constantemente tratando de "re-cordar-se" a s� mismo.�

Cada a�o en mi pueblo, cuando todav�a estaba intacto, los hombres y mujeres j�venes que iban a ser iniciados a la edad adulta iban por el agujero al otro mundo para tratar de traer el �rbol madre de vuelta a la vida. Ellos pon�an las semillas de sus santos sonidos y sus l�grimas en ese agujero donde viv�a el viejo �rbol hace mucho tiempo.�Y el �rbol volv�a a crecer.

Pero el resto del a�o, el pueblo devoraba diversas formas del �rbol, creando una necesidad anual de nuevos iniciados para re-cordar al antiguo �rbol proveedor de la vida.�

Los iniciados fueron capaces de bajar a ese lugar hueco y restaurar el �rbol de la vida, porque sab�an c�mo ser elocuentes, c�mo guardar duelo, y c�mo luchar contra la muerte en vez de luchar y matar a otros seres.�


Jensen:�Cuando dices "luchan con la muerte", quieres decir que resistieron o negaron su inevitabilidad?�


Prechtel:�No, por el contrario, quiero decir que luchaban con la muerte.�Con el fin para que haya vida, tiene que haber una lucha espiritual con la muerte; de lo contrario, se convierte en una batalla literal que puede matar�


El problema de la muerte es que sus dioses son racionalistas.�Los mayas tienen trece diosas y trece dioses de la muerte.�Estas deidades no tienen imaginaci�n, por lo que tienen que comernos y matarnos a nosotros - para obtener nuestras almas, nuestra imaginaci�n.�

Una vez que la muerte tiene su alma, es feliz y deja de matar por un tiempo.�Pero entonces tienes que ir y pedirle a la muerte - con toda su elocuencia - que por favor de devuelva tu alma.

Cuando la muerte se niega, tienes que apostar con la muerte, porque la muerte obedece a una sola regla: la regla del azar.�Y as� se usan huesos de juego y se trata de enga�ar a la muerte con su elocuencia.�

Eso es lo que llamamos "luchar con la muerte."�

No se puede matar a la muerte, por supuesto.�Lo mejor que se puede esperar en un partido as� es para llevar a la muerte a un callej�n sin salida.

Entonces la muerte va a decir,

"Est� bien, te dir� qu�. Voy a devolverte tu alma si prometes seguir aliment�ndome esta elocuencia sobre una base regular, y morir en su hora se�alada."

Durante la iniciaci�n, cuando los hombres y mujeres j�venes luchan con la muerte, lo que est�n haciendo, esencialmente, es firmar un contrato que dice:

"Yo renuncio a la noci�n idealista de que yo viva para siempre."�

Tu alma, entonces, es devuelta, pero hay que ritualmente rendir un porcentaje de la fruta de tu arte, tu elocuencia y tu imaginaci�n para el otro mundo.

Esa es la �nica oferta que vas a obtener de la muerte.�Si tratas de conseguir un mejor trato, vas a terminar matando a mucha gente.�

Cuando toda una cultura trata de hacer una oferta mejor, o se niega a luchar con la muerte con elocuencia, entonces la muerte se acerca a la superficie para comer de una manera literal, con guerras y depresi�n.�


Jensen:�. Quiero saber m�s sobre el alma ind�gena�


Prechtel : Cada individuo en el mundo, independientemente de su origen cultural o raza, tiene un alma ind�gena que lucha por sobrevivir en un entorno cada vez m�s hostil creado por la mente de ese individuo.�

El cuerpo de una persona moderna se ha convertido en un campo de batalla entre la mente racionalista - que se adhiere a los valores de la era de las m�quinas - y el alma nativa.�


Durante los �ltimos varios siglos, una mentalidad sin coraz�n que tritura las culturas ha hecho cumplir su llamado progreso en la tierra, devorando todos los pueblos, la naturaleza, la imaginaci�n y el conocimiento espiritual.�

Al igual que una m�quina excavadora, que ha dejado una racha plana homogenizada de civilizaci�n en su estela.�Cada ser humano en esta tierra, ya sea en �frica, Asia, Europa o las Am�ricas, tiene ancestros cuyas historias, rituales, ingenio, lenguaje y modos de vida modos han sido llevados, esclavizados, prohibidos, explotados, torcidos, o destruidos por esta mentalidad.

Lo que es ind�gena - en otras palabras, natural, sutil, dif�cil de explicar, generoso, gradual y orientado al pueblo - en cada uno de nosotros ha sido desterrado a los guetos de nuestro coraz�n, o escondido de la vista en reservas dentro del paisaje espiritual.�

Se nos ha ense�ado a creer que nuestros pensamientos son realmente el centro de nuestra vida.�Al igual que la conquista, la cultura moderna nos pertenece, nosotros entendemos el mundo s�lo con la mente, no con el alma ind�gena.�


Y esta alma ind�gena no es algo que puede ser tra�do de vuelta en retiros de "hombre salvaje" o "mujer salvaje" de fin de semana y luego se dejado caer cuando usted se pone su traje de negocios.�No es algo que usted toma porque es divertido o est� de moda.�

Tiene que ser aut�ntico, y tiene que ser espiritualmente caro.�


Jensen:�Hablemos por un momento acerca de la cooptaci�n.�Hay dos posiciones comunes sobre el uso m�s amplio de las tradiciones ind�genas.�

Una de ellas es que no hay nada malo en hacer un sauna en su patio trasero para retiros de fin de semana, sin dejar de ser un corredor de bolsa en d�as laborables.

Prechtel:�El m�todo del consumidor.�


Jensen:�El otro, al que yo me suscribo, es que tenemos que respetar la privacidad de las tradiciones ind�genas y no extraerlas para nuestros propios fines.�

Prechtel:�He hecho un gran esfuerzo para no hacer eso nunca.�La verdad es que yo nunca quer�a escribir libros sobre las tradiciones mayas en primer lugar.�

En la reserva Pueblo donde crec�, era tab� escribir, porque la escritura congela el conocimiento, y tambi�n porque muchos conocimientos se vuelven in�tiles cuando no se mantienen en secreto y s�lo se utilizan en condiciones sagradas.�Y a menudo las cosas que son las m�s sagradas son las m�s simples y sencillas.�

Cuando esta normalidad se enmarca de manera sutil, consagrada por el tiempo, se vuelve extraordinaria y mantiene su utilidad espiritual.�


Jensen:�Las tradiciones sobre� las que escribes no son tus tradiciones nativas del suroeste.�

Prechtel:�No, pero yo viv� en Santiago Atitl�n, en Guatemala, durante muchos a�os e hice mi vida all�.�

Estuve casado, con hijos.�Luego, cuando llegaron los escuadrones de la muerte apoyados por Estados Unidos, m�s de mil ochocientos pobladores fueron asesinados en un lapso de siete a�os: les dispararon, les golpearon, los torturaron, los envenenaron, �los cortaron en pedazos, murieron de hambre en los agujeros, decapitados, desaparecidos.�

Esto tuvo lugar en un pueblo donde, antes de 1979, la mayor�a de la gente nunca hab�a o�do un disparo.�

Mi cabeza ten�a un precio, y casi fui asesinado en tres ocasiones en la d�cada de 1980.�Volv� a los Estados Unidos y traje a mi familia conmigo.�Mi esposa m�s tarde regres� a su casa, lev�ndose a nuestros dos hijos con ella, y nos separamos.�Los chicos pronto volvieron a vivir conmigo y ahora son hombres adultos.

Luego, en 1992, hubo otra masacre, y tuve que volver a Guatemala.�Algunos j�venes Tzutujiles me encontraron en una camioneta, lo que era extra�o en s� mismo: antes, nadie hab�a sido due�o de un autom�vil.�Me pusieron en la parte de atr�s con un mont�n de calabaza, bajo una lona.�

Cada vez que lleg�bamos a un puesto de control del ej�rcito, los soldados vieron s�lo calabaza y nos dejaron pasar.�No parec�an muy duros.�(La mayor�a de los soldados de verdad no quer�an matar a nadie: tienen que ser aguijoneado a ello, pero s� mataban).�

Cuando hab�amos llegado m�s all� de todos los obst�culos, tuve que sentarme adelante.�Los otros pasajeros eran todos ni�os.�Esto fue s�lo ocho a�os despu�s de que me hab�a ido, y ya se hab�an olvidado el nombre de mi maestro, quien hab�a sido uno de los mayores y m�s famosos chamanes de los alrededores.�

Mientras conduc�amos, ellos preguntaban,

"�Conoces la historia de esa monta�a de all�?"�

"S�", les dec�a, "la llaman S'kuut. Originalmente estaba en el oc�ano y fue tra�da a la tierra por la antigua diosa de los reptiles."

"�Qui�n es ella?"

Muy pronto el cami�n iba a unos cinco kil�metros por hora porque estaban redescubriendo, a trav�s de antiguas historias de sus antepasados, todas las monta�as, barrancos, y rocas a lo largo de nuestra ruta.

Despu�s de dos horas pregunt�:.

"�C�mo es que ustedes no saben nada de esto?"�

"Bueno", dijo uno, "estos dos son cristianos, por lo que no se nos permite saber, y el resto de nosotros no tenemos padres. Murieron en la d�cada de 1980 ".

As� que ah� estaba yo, este mestizo rubio de los Estados Unidos - sin siquiera alguna relaci�n de sangre a estos ni�os - cont�ndoles historias de su propia gente.�

Me di cuenta entonces de que estos ni�os, as� como a mis propios hijos, nunca conocer�an la riqueza de la vida de la aldea.�Estaban perdiendo su conexi�n con este lugar.�Tuve que escribir lo que yo sab�a, pero no pod�a anotar los detalles - que fuimos al lago e hicimos esto y pusimos esta ofrenda all� -porque entonces esos rituales podr�an ser expropiados�


Mi decisi�n de dejar de lado los detalles de los rituales ha irritado a muchas personas en los Estados Unidos. Ellos insisten en que les diga "c�mo hacerlo".�

Yo siempre respondo:

"No es tecnolog�a."�

Jensen:�Usted ha dicho expl�citamente que el poder del chamanismo no est� en las palabras espec�ficas o de las oraciones.�

Prechtel:�Mi maestro siempre dijo que, si ha de haber alguna esperanza alguna de vida as� en esta tierra, tenemos que tomar la ra�z antigua y poner nueva savia en ella.�

Eso no quiere decir que tenemos que hacer algo nuevo, sino hacer algo antiguo de una nueva forma, que tenga un gran valor.�

Decid� que si yo pudiera escribir estos libros de tal forma que la tradici�n oral fuera evidente para los lectores, los recuerdos de sus propias almas ind�genas podr�an empezar a surgir.�Por supuesto, le digo a la gente que no tome un avi�n y se vaya a Guatemala.�Eso traer�a nada m�s que m�s angustia y saqueo.�

La respuesta hay que buscarla en su propio patio trasero, donde usted vive.

La �nica raz�n para explorar otra cultura es ser capaz de oler la pobreza en la suya propia.�Incluso si usted va a otra cultura y es aceptado de alguna manera, usted todav�a tiene la obligaci�n de no abandonar su propia cultura, sino que regresar a su patria y tratar de convencer a sus tradiciones ind�genas alienadas de nuevo a la vida cotidiana y lejos del tribalismo, el fundamentalismo y la codicia� corporativa nihilista.


Esto es cierto si estamos hablando de tradiciones o de recursos naturales.�En este momento, "los buscadores gen�ticos" se van a Brasil para estudiar las plantas utilizadas por los pueblos ind�genas.�

�Por qu�? Para salvar a ricos, blancos norteamericanos de enfermedades causadas por las estupideces de su propia cultura.�Est�n minando las tradiciones de otros pueblos para arreglar, mec�nicamente, las enfermedades que ser�an mucho mejor abordadas si se quedara en casa y se ocuparan de la falta de imaginaci�n y gracia, colectivamente de duelo acerca de la ineludible realidad de su mortalidad.

Las personas tambi�n deben ser conscientes de que muchas cosas que se promocionan como ind�genas no lo son.�Muchas de las ceremonias de saunas, por ejemplo, son casi tan jesuitas como se pueden conseguir.�

Ning�n indio jam�s hab�a o�do hablar del Gran Esp�ritu antes de la d�cada de 1850.�Eso es todo de los jesuitas.�



Jensen:� Usted ha dicho que un problema de la cultura occidental es el uso del verbo ser�

Prechtel:�Cuando yo era ni�o, hablaba un lenguaje Pueblo llamado Keres, que no tiene el verbo ser.�

Era b�sicamente un lenguaje de adjetivos.�Uno de los secretos de mi habilidad para sobrevivir y prosperar en Santiago Atitl�n fue tambi�n que el lenguaje Tzutujil no tiene verbo ser.�Tzutujil es un lenguaje de acarrear y de pertenencia, no un lenguaje del ser.�Sin ser, no tiene sentido que algo sea absolutamente esto o aquello

Si dos personas discuten, ellos dicen estar "partidos", como le�a, pero ambas partes siguen siendo de la misma sustancia.�

Algunos de los aciertos y errores con los que las naciones han luchado y muerto por defender u obtener ni siquiera son conceptos relevantes al tradicional Tzutujil.�

Esto no es porque los Tzutujil sean de alguna manera tambi�n "primitivos" para entender bien y el mal, sino porque sus vidas no se basan en los estados absolutos o permanencia.�Los mayas creen que nada va a durar por su cuenta.�

Es por eso que sus vidas est�n orientadas hacia el mantenimiento en lugar de la creaci�n.�

"Pertenecer a" es lo m�s cercano a "ser" como lo entiende la lengua Tzutujil.�Uno no puede decir, "Ella es una madre", por ejemplo.�

En Tzutujil, s�lo se puede llamar a alguien una madre diciendo de quien es la madre, a quien pertenece.�

Del mismo modo, no se puede decir,�

"�l es un cham�n."

Se dice en cambio,

"El camino de seguimiento le pertenece a �l."

Para que la cultura occidental moderna tomase realmente sost�n en Santiago Atitl�n, los frustrados dirigentes religiosos, empresariales y pol�ticos primero tuvieron que minar el idioma.�

El lenguaje es el pegamento que mantiene las capas del universo maya junto: la elocuencia del discurso, la l�nea de vida ancestral de las mitolog�as.�El discurso de los dioses estaba en nuestros propios huesos.�Pero una vez que los occidentales forzaron el verbo ser a nuestros j�venes, todo el mundo maya arcaico desapareci� en las fauces de la edad moderna.�


En una cultura con el verbo ser, uno siempre est� preocupado por la identidad.�Para determinar qui�n es usted, usted tambi�n debe determinar qui�n no es usted.�En una cultura basada en la pertenencia, sin embargo, usted debe relacionarse con otros.�

Usted es definido por el lugar donde se encuentra y con qui�n usted est� parado.�

El verbo ser tambi�n reduce un lenguaje, quit�ndole su adorno y belleza.�Pero el lenguaje se vuelve m�s eficiente.�El verbo ser es muy eficiente.�Esto les permite construir cosas.�

En lugar de construir cosas, los mayas cultivan un clima que permite la posibilidad de su aparici�n, como una fruta o una enredadera.�

Cuidan las cosas.�En el pasado, cuando construyeron grandes monumentos, no era, como en la cultura moderna, forzando al mundo a ser de cierta manera, en su lugar le pagaban al mundo una moneda proporcional a los inmensos dones que los dioses le hab�an dado a la gente.

Los mayas no forzaron al mundo a ser lo que ellos quer�an que fuera: ellos se hac�an amigos con �l, ellos pertenec�an a la vida.�


Jensen:�Usted ha hablado mucho hoy sobre la importancia del mantenimiento.��C�mo se relaciona con la pr�ctica Tzutujil de construir casas endebles?�

Prechtel:�En la aldea, la gente sol�a construir sus casas con materiales tradicionales, sin utilizar hierro ni madera ni clavos, pero las casas eran magn�ficas.�

Muchas fueron cosidas juntas de corteza y fibra.�Al igual que la casa del cuerpo, la casa en la que una persona duerme debe ser muy hermosa y robusta, pero no tan resistente que no se caiga en pedazos despu�s de un tiempo.�

Si su casa no se derrumba, entonces no habr� ninguna raz�n para renovarla.�Y es esta capacidad de renovaci�n la que hace algo valioso.�El mantenimiento le da sentido.�

El secreto de la uni�n del pueblo y la felicidad siempre ha sido la generosidad de la gente, pero la clave de esa generosidad es� ineficiencia y decadencia.�Debido a que nuestras chozas de la aldea no fueron construidas para durar mucho tiempo, ten�an que ser renovadas peri�dicamente.�

Para ello, los aldeanos se reun�an, al menos una vez al a�o, para trabajar en la caba�a de alguien.�Cuando su casa se ​​estaba cayendo, se invitaba a todos a ella.

Los ni�os peque�os corr�an alrededor echando a perder lo que todo el mundo estaba haciendo.�Las mujeres j�venes tra�an el agua.�Los j�venes llevaban las piedras.�Los hombres de m�s edad dec�an a todo el mundo qu� hacer, y las mujeres de m�s edad les dec�an a los hombres de m�s edad que no estaban haciendo las cosas bien.�

Una vez que la casa estaba lista de nuevo, todos com�an juntos, elogiando la casa, re�an y lloraban.�En unos pocos d�as, se trasladaban a la casa de al lado.�De esta manera, el lugar de cada familia en la aldea era restablecido y recordado.�Esto es lo que siempre fue.�


Luego los misioneros y los hombres de negocios y los pol�ticos trajeron esta�o y madera y materiales s�lidos.�Ahora las casas duran, pero las relaciones no.�

De alguna manera, las crisis unen a las comunidades.�Incluso hoy en d�a, si hay una inundaci�n, o si alguien va a construir una carretera a trav�s de un barrio, la gente se re�ne para resolver el problema.�Los mayas no esperan que ocurra una crisis, ellos hacen una crisis.

Su espiritualidad est� basada en desastres coreografiados - tambi�n conocidos como rituales - en los que todos tienen que trabajar en conjunto para rehacer su ropa, o la casa del otro, o de la comunidad, o el mundo.�

Todo tiene que ser mantenido, ya que fue hecho originalmente con tanta delicadeza que con el tiempo se cae a pedazos.�Es la reconstrucci�n, la renovaci�n, que en �ltima instancia hace fuerte algo.�

Esto es v�lido para nuestras casas, nuestro idioma, nuestras relaciones.�

Es un delicado equilibrio, haciendo algo que no es tan d�bil que se cae a pedazos antes de tiempo, sin embargo, no tan s�lido como para ser permanente.�Se requiere una especie de gracia.�

Todos queremos hacer algo que viva m�s all� de nosotros, pero eso no deber�a ser una casa, o alg�n otro objeto f�sico.�Debe ser un pueblo que puede continuar manteni�ndose a s� mismo.

Ese tipo de renovaci�n constante es la �nica permanencia que deber�amos desear alcanzar.�