por�
Tom Ireland
25 Agosto 2018
del Sitio Web�TheGuardian

traducci�n de Adela Kaufmann
Versi�n original en ingles


Aleksi Vesaluoma de Biohm,

que desarrolla m�todos de construcci�n sostenibles,

incluyendo un material biol�gico hecho de hongos.

Fotograf�a: Sophia Evans para elObserver

Un complejo de contenedores,

en un mercado en Shepherd's Bush,

es el improbable hogar de una comunidad

de proyectos de investigaci�n de vanguardia.


Si hay un lugar en el que no se espera que se construya un nuevo laboratorio de investigaci�n biotecnol�gica, justo directamente en el medio de un concurrido mercado de Londres.�

Sin embargo, si uno navega a trav�s de los puestos que venden cajas de pescado, telas y tel�fonos en el mercado de Shepherd's Bush, en el oeste de Londres, se encontrar� un patio pintado de vivos colores y un peque�o letrero en forma de A4 que dice:

"ESTE �REA PUEDE VERSE EMOCIONANTE, PERO REALMENTE NO lo ES, �POR FAVOR, NO VAYA A PASAR! GRACIAS".

Esta es la entrada sin pretensiones a la�"bio-aldea" de�Open Cell, una colecci�n de 45 contenedores de env�o convertidos en emergentes laboratorios y espacios de trabajo de biotecnolog�a.

Uno de los contenedores verdes gigantes ya alberga un laboratorio de biolog�a molecular, sorprendentemente ligero y ventilado, amueblado con equipo profesional donado.

Una peque�a comunidad de nuevas empresas y emprendedores est� ocupada convirtiendo otros contenedores en m�s laboratorios, oficinas y talleres, y utilizar� este espacio poco convencional y poco costoso para compartir equipos e ideas.�

A pesar de estar abierto solo unos pocos meses, ya se est�n llevando a cabo interesantes investigaciones, incluido el desarrollo de,

  • nuevos cosm�ticos veganos

  • biopl�sticos sostenibles para su uso en la industria de la moda

  • sistemas que extraen nutrientes y energ�a de aguas residuales

Hay una puesta en marcha que "hace crecer" edificios de hongos, mientras que otra ayuda a los agricultores a polinizar cultivos, utilizando enjambres de moscas controladas con una aplicaci�n.

"No hay muchos espacios de puestas en marcha como este", dice�Rowan Minkley, cofundador de�Chip[s] Board, una compa��a que desarrolla un nuevo material elaborado a partir de las c�scaras de patata descartadas por compa��as de chips como McCain.

Necesitamos un espacio donde podamos instalar todo el equipo que necesitamos y poder hacer desorden".


Cofundadores de Open Cell

Thomas Meany e Helene Steiner en el trabajo;

su empresa

tecnolog�a Libre de c�lulas

prueba circuitos biol�gicos.

Fotograf�a: Sophia Evans para El Observador


Su colega,�Rob Nicoll, est� usando una bata de laboratorio para golpear un agujero en la pared mientras hablamos.

"No somos de origen estrictamente cient�fico, por lo que podemos trabajar junto a personas que hacen bioqu�mica, y el dise�o realmente ayuda a desarrollar su proyecto".

Los contenedores de env�o fueron colocados originalmente aqu� como parte de los esfuerzos del consejo de Hammersmith y Fulham para regenerar el �rea del mercado, que ha estado aqu� desde 1914 y se salv� de ser convertido en apartamentos en 2016.

Despu�s de que una serie de otras empresas emergentes no despegaron, el consejo y los desarrolladores decidieron probar algo diferente.�


El ambiente del lugar

ayuda a romper las barreras

entre personas que trabajan en diferentes campos...


Los �ltimos inquilinos - una combinaci�n de ingenieros, dise�adores y arquitectos - son parte de una tendencia que ha llevado a que la biotecnolog�a abandone las grandes instituciones de investigaci�n y llegue a entornos m�s informales y no convencionales, como espacios de trabajo comunitarios e incluso s�tanos y dormitorios de personas.

Como las t�cnicas m�s comunes en biolog�a molecular se han vuelto m�s baratas y m�s f�ciles de automatizar, una vez que los campos distantes como la biolog�a, el dise�o, el arte y la ingenier�a se difuminan en inusuales y creativas colaboraciones.

Estos grupos necesitan instalaciones de bajo costo para desarrollar ideas creativas en empresas.

"Al igual que se puede programar un l�ser, o un molino, o una impresora 3D, ahora puede programar a seres vivos para producir productos naturales", dice�Thomas Meany, un ex f�sico y uno de los dos cofundadores de la bio-aldea.

"Aqu�, el objetivo es cerrar una brecha para las personas que son inteligentes y tienen una pasi�n, y quieren comercializar su producto, pero�no�en una universidad�".

La est�tica del sitio (contenedores de env�o, arte callejero, j�venes geniales que hacen cosas y rollos de papel para fumar) puede sugerir superficialmente simplemente otro�proyecto de moda de regeneraci�n.

Pero la bio-aldea Open Cell est� respaldada por cient�ficos de alto perfil del cercano Imperial College of London, quienes, a pesar del modesto letrero en el frente, est�n muy entusiasmados con lo que est� ocurriendo en los contenedores



Administraci�n de recursos:

Rowan Minkley y Rob Nicoll de la Junta de Chip [s].

Fotograf�a: Sophia Evans para El Observador

"Estoy completamente convencido de que una gran idea surgir� de Open Cell", dice el profesor�Paul Freemont, codirector del Centro Nacional de Innovaci�n y Conocimiento del Reino Unido para Biolog�a Sint�tica y asesor del proyecto.

"La atm�sfera y la sensaci�n del lugar es parte de eso.

Ayuda a derribar las barreras entre las personas que trabajan en diferentes campos e instituciones.�Proporciona un lugar completamente neutral y hay una cierta sensaci�n de libertad que creo que esta generaci�n particular de personas encuentra muy atractiva.

No hay dudas al respecto, ser� un semillero de creatividad ".

En el mercado, famoso por sus alimentos frescos y su tejido, los vendedores no parecen estar preocupados por el centro de ciencia y tecnolog�a que se desarrolla junto a ellos.

Algunos discreparon con la idea de que las barras emergentes sirvan alcohol aqu� a la mitad de la tarde, pero ninguno parece haber notado su nueva bata de laboratorio y sus vecinos con gafas protectoras.

"Un poco raro, �verdad?", dice un curioso investigador local en el sitio, cuando le digo que est� lleno de laboratorios de ciencias.�"�Porqu� no est� cerca de un hospital?"

La seguridad es el problema obvio al ubicar un laboratorio de biotecnolog�a en un abarrotado espacio p�blico.

El sitio actualmente es una�instalaci�n de�Nivel de Bioseguridad 1, la m�s baja de cuatro categor�as de salud y seguridad (Nivel 4 son laboratorios que trabajan con enfermedades fatales que se transmiten a trav�s del aire).

Mientras el proyecto encuentra su lugar, los fundadores deliberadamente se han mantenido alejados de cualquier inquilino que desee hacer algo "controvertido", como la investigaci�n biom�dica que involucrar�a tejido humano o pat�genos.

"Pens� que la seguridad ser�a el punto de ruptura de nuestra propuesta", dice la cofundadora, dise�adora e ingeniera de Open Cell, Helene Steiner.

"As� que tratamos de encontrar inquilinos que fueran como embajadores de la biotecnolog�a, y trabajamos muy de cerca con qu�micos, bi�logos, arquitectos y nuestra junta �tica para hacerlo bien. Pero no hemos tenido noticias de ninguna preocupaci�n�

"Eventualmente, queremos un grupo tan diverso como sea posible, con el aspecto computacional, el aspecto molecular, el aspecto microbiol�gico y el aspecto de fabricaci�n, todos juntos ".

Con m�s inquilinos mud�ndose a contenedores cada semana, hay planes para conectar varios de los contenedores para crear un "laboratorio comunitario" a�n m�s tecnol�gico y hacer que todo el sitio est� abierto, para que el p�blico aprenda sobre lo que la biolog�a moderna puede hacer.

La curiosa yuxtaposici�n de este rinc�n del oeste de Londres, donde los vendedores de telas tradicionales y los cient�ficos de bio-materiales coexisten en el mismo espacio, es quiz�s el m�s interesante de todos los experimentos que se llevan a cabo aqu�.

Pero incluso los fundadores no tienen una idea s�lida de qu� direcci�n tomar� el sitio.

"Nuestro lema es 'espacio para evolucionar'", dice Steiner.

"Eso significa a nivel personal, pero tambi�n que el espacio evoluciona con los inquilinos. Si falta algo, entonces tienen que construirlo. �C�mo se ver� el espacio en seis meses? No lo sabemos".



Alice Potts
Creando nuevas bio-f�bricas a partir del desperdicio de alimentos y fluidos corporales



Investigadora y dise�adora de moda Alice Potts

sostiene un par de zapatos de ballet adornados con cristales de sudor.

Fotograf�a: Sophia Evans para el observador



Alice Potts, de 25 a�os, es graduada de moda y ha creado nuevos bio-materiales para su uso en la industria del vestido.

Ella espera crear bio-pl�sticos sostenibles y fibras hechas de algas y otros materiales sostenibles, incluido del desperdicio de alimentos.�En su trabajo m�s experimental, crea prendas cubiertas con cristales que han crecido a partir del sudor de un individuo y otros fluidos corporales.

Su materia prima favorita, dice,

"depende si eres vegetariano o no".�

"Hay dos tipos diferentes de mezclas para bio-pl�sticos: puedes usar algas o huesos y cortes de carnicer�a. Lo hierves para crear un material de origen similar a la gelatina.

Curiosamente, la mayor�a de los materiales elaborados a partir de desechos de alimentos ten�an menos bacterias en ellos que los textiles utilizados en la ropa cotidiana ".

Ahora tiene m�s de 400 muestras de diferentes materiales, como parte de sus experimentos para encontrar usos potenciales en la industria de la moda.

Recientemente se mud� de su estudio universitario despu�s de terminar su maestr�a y, antes de trasladarse a los contenedores de env�o, hab�a estado usando su cocina en casa para su trabajo.

"Yo era la �nica persona en mi clase en bio-materiales y era realmente dif�cil seguir con eso. Cuando nadie sabe de lo que est�s hablando, se vuelven bastante negativos al respecto. Todav�a es realmente nuevo.

Tienes que ser fuerte para decir,

"No voy a hacer una colecci�n de moda, voy a hacer una colecci�n de sudor de cristal".

Tampoco es lo m�s f�cil decirle esto a tus padres ".


Ehab Sayed

Convirtiendo desechos y hongos en materiales de construcci�n sostenibles�

Ehab Sayed con una tina de c�scara de naranja seca.

Su empresa Biohm desarrolla materiales de construcci�n

de fuentes sostenibles.

Fotograf�a: Sophia Evans para El Observador



Ehab Sayed, de 27 a�os, es el fundador de�Biohm, una innovadora empresa que desarrolla m�todos y materiales de construcci�n sostenibles.

Uno de los biomateriales m�s interesantes de la compa��a est� hecho de�micelio, los finos filamentos�de hongos�que normalmente crecen bajo tierra.�El micelio se cosecha, se alimenta de residuos agr�colas o alimenticios y se cultiva en grandes l�minas o bloques.

Una vez que muere el elemento vivo, queda un material estructural resistente al fuego, con excelentes propiedades aislantes.

"B�sicamente, consume residuos y crece en la forma deseada con un molde", dice Sayed, un ingeniero de dise�o de la Universidad de Brunel.

"Incluso puede consumir desechos de pl�stico y metal y el �nico subproducto son las setas comestibles, que vendemos a los restaurantes locales".

Biohm ha transformado sus contenedores de env�o en un "laboratorio de investigaci�n de materiales" completamente funcional.

Es en parte cocina, llena de licuadoras, ollas, sartenes y lotes de lo que parece ser un muesli, parte de laboratorio de microbiolog�a (HUM - h�galo usted mismo), con muestras de hongos creciendo en un misterioso y humeante armario con cremallera.

"La atracci�n aqu� es que tenemos nuestro propio espacio y podemos hacerlo a medida de nuestras necesidades. Siempre hemos tenido instalaciones compartidas que realmente no nos funcionaron", dice.

Sayed y el equipo de Biohm tambi�n est�n trabajando en un nuevo m�todo radical de construcci�n, que no tiene fijaciones permanentes y que puede desmontarse y reconstruirse en cualquier momento.

"La idea es tratar de revolucionar la industria de la construcci�n.

[Construir] crea cantidades rid�culas de desechos, que a menudo son peligrosos y no se eliminan adecuadamente.�Parece que lleg� a un punto en el que todos reconocen que es necesario que ocurra este tipo de cambio".



Tashia Tucker

Desarrollando un sistema que emplea moscas para resolver la crisis de la polinizaci�n

La empresa Olombria de Tashia Tucker

usa feromonas para hacer que las moscas del aire actuen como polinizadores.

Fotograf�a: Sophia Evans para el observador


Tashia Tucker, de 33 a�os, es cofundadora de�Olombria, una innovadora empresa que usa moscas para polinizar cultivos en �reas donde los agricultores luchan contra la�
disminuci�n de las poblaciones de abejas.�

La tecnolog�a implica liberar�moscas�y controlar sus movimientos utilizando�feromonas, emitidas por dispositivos colgados alrededor de los cultivos.

La liberaci�n de las feromonas es controlada por el agricultor utilizando una aplicaci�n que rastrea el comportamiento de las moscas en los cultivos utilizando c�maras de alta tecnolog�a.

"En los �ltimos 25 a�os, ha habido una disminuci�n del 75% en los insectos polinizadores", dice Tucker, un ex arquitecto y profesor de dise�o originario de Filadelfia.

"En los Estados Unidos, los agricultores est�n alquilando o comprando colmenas, llevando a miles de millones de abejas de todo el pa�s a un cultivo en particular durante aproximadamente cuatro semanas, luego las empacan y las llevan a otro lugar. Es una locura".

Se cree que las moscas representan alrededor del 30% de toda la polinizaci�n, son m�s f�ciles de cultivar y manejar que las abejas y son "menos exigentes" con respecto a salir en condiciones h�medas o fr�as.

Tucker y sus colegas tuvieron la idea el a�o pasado, despu�s de ser alentados a ingresar en el Royal Art of Art's�Biodesign Challenge, una competencia que re�ne a artistas y cient�ficos.

El equipo gan� y ahora tiene oficinas en Battersea, al sur de Londres, y aqu� en Open Cell.

"Hemos hecho mucho en un a�o", dice ella.

"Tendremos moscas aqu� pronto - no una estaci�n de cr�a masiva, pero tendremos algunas para estudiar c�mo se comportan. Ahora mismo, las tenemos en nuestras casas y esperamos que a nuestras parejas no les importe".