por�Anna Hunt
16 Febrero 2018
del Sitio Web�WakingTimes

traducci�n de Adela Kaufmann
Versi�n original en ingles

Version en italiano




El mundo ha cambiado enormemente desde el tiempo de nuestros antepasados.

Hoy, desarrollamos la mayor�a de nuestras creencias basadas en�fuerzas externas, con muy poca experiencia de primera mano.�

Donde los primeros humanos confiaron en la experiencia sensorial directa para moldear sus creencias, ahora confiamos en el lenguaje y nuestra propia habilidad para discernir las falsedades de la verdad.

Con el lenguaje, indudablemente recibimos una pl�tora de opiniones y prejuicios basados en el sistema de creencias del orador.�Sin embargo, estamos dispuestos a creer mucho, sin tomar el tiempo para investigar nuevas ideas o tratar de experimentarlas de primera mano.

�Cu�l es el motivo de esta ansiosa credulidad?�Podr�amos controlarla?


Intrusi�n de la sociedad del Cerebro Cr�dulo

El fil�sofo del siglo 17,�
Ren� Descartes,�formaliza la idea de que,

"si uno quiere saber la verdad, entonces uno no debe creer una afirmaci�n hasta que encuentre evidencia para justificar hacerlo".

Esto suena como un enfoque razonable para integrar nuevas creencias.

La mayor�a de nosotros cree que somos capaces de evaluar ideas y tomar una decisi�n.�Sin embargo, pi�nselo:

�Cu�ndo fue la �ltima vez que se tom� el tiempo para buscar nuevas pruebas que lo ayuden a probar o refutar nuevas ideas?

No estoy hablando de un hecho aleatorio que viste en un sitio Web de noticias.

Estoy hablando de ideas que recibes de todas partes.�Todos sus medios de comunicaci�n, redes sociales e interacciones personales.�A decir verdad, hay mucha informaci�n que nos llega todo el tiempo, �qui�n tiene tiempo para comprobar los hechos e investigar todo eso?�

Adem�s, �cu�ntas creencias ha incorporado la sociedad en�
nuestros cerebros�desde la primera infancia?�Eso es principalmente en lo que creemos como hechos, aunque nunca nos tomamos el tiempo para reflexionar sobre esas ideas.�

Es durante los a�os formativos de nuestras vidas que establecemos asociaciones y creencias fuertes sobre aspectos clave de la vida.�Formamos nuestras creencias y asociaciones religiosas.�Establecemos una base de nuestros puntos de vista pol�ticos y roles civiles.

A�n m�s importante, nos adaptamos a ideas perpetuadas de�autoridad�y�conformidad.�Finalmente, compramos en la visi�n de la sociedad lo que significa ser humano.�

Todo esto sucede�sinninguna investigaci�n de primera mano,�si es que alguna de estas normas y creencias sociales fuesen verdad.

Sin embargo, para la mayor�a, estas creencias programadas son el primer recurso para verificar los hechos y evaluar nuevas ideas y afirmaciones.

El escepticismo es bastante raro, especialmente cuando estamos distra�dos.

Otro fil�sofo,�
Benedict Spinoza,�cuestion� la idea de Descartes.

Spinoza se dio cuenta que el cerebro no procesa ideas de la manera en la que Descartes lo propuso.

�l sugiri� que,

"la gente cree cada afirmaci�n que entienden, pero que r�pidamente 'no creen' aquellas afirmaciones que se encuentran en desacuerdo con otros hechos establecidos".

Confirmando esta teor�a, una nueva investigaci�n ha demostrado que nuestros cerebros est�n naturalmente dispuestos a creer lo que sea que los alimentemos.

Los investigadores�Daniel T. Gilbert�et al.�de�la Universidad de Texas�en Austin llev� a cabo un experimento en el que presentaron un conjunto de afirmaciones verdaderas y falsas sobre un delito para estudiar temas.

Los investigadores pidieron a un grupo de participantes que leyeran las declaraciones y al mismo tiempo encontrasen y ontasen el d�gito 5 tal como aparece en el texto.�Al otro grupo se le permiti� leer las declaraciones sin interrupciones.�

Luego, los investigadores pidieron a los participantes que recogieran qu� afirmaciones eran falsas y cu�les eran ciertas.�Tambi�n solicitaron que los sujetos decidieran sobre el tiempo de la c�rcel para el perpetrador del crimen.

El resultado del estudio mostr� que el grupo que tambi�n estaba contando record� m�s afirmaciones falsas como verdaderas, pero no al rev�s.�Tambi�n le dieron al perpetrador ficticio m�s tiempo en la c�rcel.�

Por lo tanto, Gilbert et al.�mostr� que las personas son m�s propensas a creer que las afirmaciones falsas son ciertas, especialmente cuando ellos son interrumpidos.

Por lo tanto, esto refuerza la teor�a de Spinoza de que la gente cree r�pidamente en una idea.�Sin embargo, los hallazgos introducen el argumento de que la interrupci�n nos impide "descreer" nuevas afirmaciones.

Por lo tanto, �somos realmente capaces del escepticismo que requiere el mundo moderno?

La implicaci�n de estos hallazgos es que el mundo es una distracci�n.�Es r�pido, llamativo, ruidoso y abrumador.�Estamos conectados a la vida de las personas bien fuera de nuestro hogar y comunidad, ingiriendo una gran cantidad de informaci�n.

No importa los intentos incesantes de los anunciantes de captar su atenci�n y hacer se�as constantes de su tel�fono inteligente.

�C�mo podemos esperar que nuestro cerebro realice una evaluaci�n ininterrumpida de nuevas ideas?



Se necesita trabajo cognitivo para no creer

Spinoza y Gilbert sugieren que,

"que la creencia es primero, f�cil e inexorable y que la duda es retroactiva, dif�cil y solo ocasionalmente exitosa".

Gilbert y otros escriben:

La aceptaci�n, entonces, puede ser un acto pasivo e inevitable, mientras que el rechazo puede ser una operaci�n activa que deshace la aceptaci�n pasiva inicial.

La predicci�n m�s b�sica de este modelo es que cuando alg�n evento impide a una persona "deshacer" su aceptaci�n inicial, entonces �l o ella debe continuar creyendo en la afirmaci�n, incluso cuando es evidentemente falsa.

Por ejemplo, si a una persona se le dice que los l�pices de plomo son un peligro para la salud, �l o ella debe creer inmediatamente esa afirmaci�n y solo entonces puede tomar medidas activas para no creerlo.

Estas medidas activas requieren trabajo cognitivo (es decir, la b�squeda o generaci�n de evidencia contra-evidente), y si alg�n evento afecta la capacidad de la persona para realizar dicho trabajo, entonces la persona debe continuar creyendo en el peligro de los l�pices de plomo hasta el momento en el que pueda hacer trabajo cognitivo.

Por lo tanto, muy alejado de la teor�a de Descartes, Gilbert y otros proponen que cada evento y encuentro en tu vida altera tu cerebro.

A veces, este cambio es permanente, a menos que tenga el tiempo y la capacidad cognitiva para reflexionar sobre el encuentro y, luego, decidir si desea descreer de las ideas que introdujo.�

Es por eso que la�
publicidad es tan efectiva�...

Los mercad�logos introducen ideas (creencias) sobre sus productos al presentarlos.�Por lo general, ya est�s distra�do con lo que sea que est�s haciendo (conduciendo, viendo un programa, leyendo un art�culo de noticias, etc.).�Algunos podr�an argumentar que los anunciantes est�n creando creencias en tu cerebro sin su permiso.�

Lo mismo se puede aplicar a la pol�tica, las escuelas p�blicas y los medios de comunicaci�n.

  • �Est�n todas estas entidades imponiendo cambios en su sistema de creencias en contra de tu voluntad?

  • �Es el cerebro realmente tan cr�dulo?

Algunos dir�an que s�, pero volvamos a la idea de Descartes de que uno puede buscar evidencia para poder decidir no creer una afirmaci�n.

Gilbert y otros escriben:

Las personas, entonces, tienen el potencial para resistir ideas falsas, pero este potencial solo puede realizarse cuando la persona tiene,

  1. habilidad l�gica

  2. Informaci�n correcta

  3. motivaci�n y recursos cognitivos

Lo que quiero decir aqu� es que debemos tener la capacidad cognitiva, as� como la informaci�n verdadera, para ayudarnos a no creer en afirmaciones falsas.

Desafortunadamente, estas habilidades son principalmente la funci�n de nuestro sistema educativo, as� como tambi�n la de grupos organizados y sectas religiosas.�Por lo tanto, la sociedad controla parcialmente nuestra capacidad de distinguir la verdad de las falsedades.

Se nos dice que creamos que la informaci�n que se nos brinda en las escuelas y las iglesias es verdad.

  • Pero, �c�mo sabemos con certeza?

  • �Y�el sistema de educaci�n�les est� ense�ando a los ni�os c�mo pensar o simplemente qu� pensar?

Pensamientos finales

Muchos est�n preocupados de que la influencia de la sociedad haya sofocado nuestra capacidad de discernir falsedades.�Que la mente colmena ha infectado a las masas, menospreciando el escepticismo de las creencias de la corriente principal.

Sin embargo, no debemos olvidar nuestro propio poder personal.

Independientemente de cu�n cr�dulo sea realmente el cerebro, tenemos el poder sobre nuestros pensamientos.�Este control proviene de nuestra voluntad (motivaci�n) para reflexionar y contemplar ideas.�

Nuestros recursos cognitivos no est�n limitados por nuestra puntuaci�n GPA o IQ.�

Podemos utilizar estas habilidades a trav�s de la autoeducaci�n y el intercambio racional de ideas con otros.

Soledad, meditaci�n, reflexi�n, mentores, experiencia de primera mano: todo esto est� a nuestro alcance.

Tenemos acceso a un conjunto infinito de conocimientos.�Todo lo que tenemos que hacer es decidir ...

�Queremos ingerir solo lo que la sociedad convencional nos arroja, o estamos dispuestos a buscar nuestra propia verdad?