porJack Kornfield�
04 Septiembre 2018

del Sitio Web Medium

traducci�n de Adela Kaufmann
Versi�n original en ingles

Illustraci�n: Maria Medem

C�mo la compasi�n

puede fortalecer nuestras

respuestas emocionales, nuestras mentes

y nuestra tecnolog�a...


"Nuestro conocimiento de la ciencia ha superado claramente nuestra capacidad para controlarlo. Hemos captado el misterio del �tomo y rechazado el Serm�n del Monte.

Hemos alcanzado brillantez sin sabidur�a, poder sin conciencia.�El nuestro es un mundo de gigantes nucleares y ni�os �ticos ".�
Omar Bradley

Presidente del Estado Mayor Conjunto

En un art�culo reciente para Medium,�Adam Gazzaley, MD, PhD, un experto en cerebro de la Universidad de California en San Francisco, deline� brillantemente el estado actual de la condici�n humana:

Estamos en una crisis cognitiva, escribi�, en parte debido a la proliferaci�n de la tecnolog�a.

Se�ala el marcado aumento de depresi�n, ansiedad y trastornos de atenci�n y exige el desarrollo de nuevas capacidades cognitivas, capacidades que necesitaremos para navegar por las complejidades de la vida moderna.

Etimol�gicamente, la cognici�n se deriva del�cognosco�latino, un compuesto de�com, que significa junto con, y�gnosco, que significa reconocer o comprender.

La verdadera cognici�n debe conectarse:

Debe reunirnos.�Esto requiere la mente - y el coraz�n.

Escribiendo desde la perspectiva de un maestro budista y un psic�logo con una fuerte conexi�n con el mundo de la tecnolog�a, s� mucho de esto:

Ning�n desarrollo tecnol�gico maravilloso solo - computadoras e Internet, nanotecnolog�a, tecnolog�a espacial, biotecnolog�a, realidad virtual, realidad aumentada, inteligencia artificial - detendr� la continuaci�n de la guerra, el racismo, la destrucci�n ambiental y la injusticia global.

La fuente de estos sufrimientos est� en el coraz�n humano.


Acciones basadas en

avaricia, odio, falta de respeto e ignorancia

inevitablemente conducen al sufrimiento.


Cuando consideramos crear el mejor futuro para la humanidad, los principios para una sociedad sabia y una vida sabia son simples y universales:

Las acciones basadas en la codicia, el odio, la falta de respeto y la ignorancia conducen inevitablemente al sufrimiento.�Y las acciones basadas en sus opuestos - generosidad, amor, respeto y sabidur�a - conducen a la felicidad y el bienestar.

Eso es cierto para nosotros los humanos, y se aplica a todas las tecnolog�as que desarrollamos y empleamos.�

Estados Unidos es el mayor productor y proveedor de armamento y armas en todo el mundo, pero no nos sentimos seguros.�Tenemos elevadores de granos llenos de comida, pero millones de ni�os tienen hambre o mueren de inanici�n en todo el mundo.

Nuestro coraz�n siente su dif�cil situaci�n y nos susurra:

�Qu� podemos hacer?

La realidad es que�tenemos suficiente comida,�pero�no suficiente amor.�Conocemos esta verdad tan seguramente como conocemos nuestro propio nombre.�

�C�mo podemos re- conectar el coraz�n?

Como�explica�Gazzaley, la creciente complejidad, velocidad y multitarea de nuestro entorno moderno ha superado nuestras capacidades, y vivimos desconectados de nosotros mismos y unos de otros.

La tecnolog�a nos ha dado tanto, pero tambi�n puede distanciarnos del misterio del amor.

Como Einstein dijo una vez,

"Si puedes conducir de forma segura mientras besas a una chica, simplemente no le est�s dando al beso la atenci�n que merece".

Parte de la soluci�n, articula Gazzaley, es el desarrollo deliberado y consciente de nuestras capacidades cognitivas.�Lo que es importante reconocer es que estas son capacidades tanto del coraz�n como de la mente.

Existen herramientas y estrategias para despertar y fortalecer el coraz�n humano, y para aplicar esos principios a nuestra tecnolog�a.

***


Estas herramientas de "coraz�n" - entrenamientos y formas de mejorar el gozo, la compasi�n, la paz, la gratitud, el perd�n - son parte de nuestra herencia humana.�Muchas de estas pr�cticas, como las de la psicolog�a budista, han sido rigurosamente investigadas, y sus beneficios se han replicado en innumerables estudios cient�ficos.

En los �ltimos 20 a�os, los neurocient�ficos han publicado miles de art�culos que muestran los beneficios de la atenci�n plena y la compasi�n.�Adem�s, los dos parecen funcionar mejor juntos.

El trabajo de�Richard Davidson, profesor de psicolog�a en la Universidad de Wisconsin-Madison, ha proporcionado evidencia inicial de que cuando la atenci�n plena y la compasi�n se practican en concierto, los cambios cuantificables en nuestro sistema nervioso ocurren 10 veces m�s r�pido que con atenci�n consciente sola.

Los neurocient�ficos tienen

publicados miles de documentos

mostrando los beneficios de la

atenci�n y la compasi�n

Los beneficios pueden llegar hasta nuestros cromosomas.

En investigaciones recientes, la cient�fica ganadora del Premio Nobel�Elizabeth Blackburn�y su colega�Elissa Epel�descubrieron que despu�s de ocho semanas de entrenamiento de atenci�n y conciencia plena y compasi�n, los sujetos vieron un alargamiento de sus�tel�meros, que a menudo se describen como tapas protectoras en nuestros cromosomas, que se acortan cuando envejecemos.�

Su investigaci�n tambi�n muestra que nuestros tel�meros est�n modificados por el equilibrio emocional y de salud de nuestro entorno.


Aquellos que viven en �reas de pobreza o conflicto, por ejemplo, tienen tel�meros m�s cortos que aquellos que viven en la comodidad y la paz.�Incluso hay evidencia de que el mismo acortamiento ocurre en aquellos que simplemente viven cerca de la pobreza y la angustia.�

Estamos interconectados de manera profunda:

nuestro entorno, nuestra comunidad.

Nuestro coraz�n sabe esto.

Cada aliento que tomamos ha desempolvado las cascadas hawaianas y el reactor nuclear de Fukushima.�Nos sentimos m�s vivos en los tiempos en que nuestro sentido de separaci�n se desvanece.�Recordamos los tiempos caminando en las altas monta�as, haciendo el amor, perdi�ndonos en la m�sica, presenciando el nacimiento de un ni�o nuevo, o sent�ndonos junto a la cama de alguien en el momento de la muerte, cuando se abren las puertas al misterio.�

Lo admitamos o no, somos seres vulnerables, y el trabajo de un coraz�n abierto es exigente.�
Pero nuestra crisis de coraz�n lo requiere.

Para reducir la violencia y el odio y fomentar el bienestar humano, necesitamos difundir ampliamente, en persona y en l�nea, las capacitaciones y herramientas de,

  • compasi�n

  • perd�n

  • curaci�n por trauma

  • comunicaci�n no violenta

Al aumentar la empat�a y el valor interno, expandimos lo que los neurocient�ficos llaman nuestra ventana de tolerancia.

Sin esta sabidur�a, culpamos a los dem�s de los males de la sociedad, ya sean los inmigrantes, los musulmanes o los comunistas; siempre es otra persona.

En 1955, el autor�James Baldwin�escribi�:

"Me imagino que una de las razones por las cuales las personas se aferran a su odio y prejuicio de manera tan obstinada es porque sienten que una vez que el odio desaparezca, se ver�n obligados a lidiar con su propio dolor".

Sus palabras suenan verdad, incluso hoy.

Nuestro odio es un mecanismo para no tener que culparnos a nosotros mismos, enfrentar nuestras inseguridades, nuestras dificultades, soledad y nuestro malestar por las p�rdidas y la injusticia que nos rodean.�

Pero debemos hacerlo...


En nuestro mundo hiperconectado,

el trabajo del coraz�n es una tarea urgente.


La crisis de nuestros tiempos requiere que las personas y nuestra cultura se involucren en una creciente capacidad y voluntad para ver, hablar y sentir nuestras penas y remordimientos, nuestros temores, anhelos y confusi�n.

Como parte de esto, al igual que Sud�frica, necesitamos un proceso nacional de Verdad y Reconciliaci�n para aceptar nuestra negaci�n del genocidio nativo y la esclavitud afroamericana, por lo que no continuaremos reconsiderando la Guerra Civil.

Por otro lado, algunos de nosotros somos tan leales a nuestro sufrimiento que tambi�n necesitamos la sabidur�a del coraz�n para honrar y expresar nuestro amor, nuestras esperanzas creativas, nuestro deleite y alegr�a.�

A medida que maduran la sabidur�a y el amor del coraz�n, descubrimos que podemos mantener unidos a todos los opuestos, la belleza insoportable y el oc�ano de l�grimas que compone la vida humana.�Sentimos nuestra humanidad com�n, los anhelos y miedos compartidos, el amor y la p�rdida, la ternura y los triunfos, y nuestra compasi�n se vuelve universal hacia toda la vida.

Aprendemos a juzgar menos, a soltar, mantener las cosas a la ligera, a perdonar y comenzar de nuevo.

***

En nuestro mundo hiperconectado, el trabajo del coraz�n es una tarea urgente.

En los �ltimos a�os, nuestra respuesta de lucha o huida o congelaci�n ha sido activada por pol�ticos, expertos y algoritmos de b�squeda por igual: todos apuntan a captar nuestra atenci�n al despertar nuestra ansiedad.�Y est� tomando un peaje.

El Dr.�Vivek Murthy, un ex cirujano general de EE. UU., ha sugerido que la mitad de todos los problemas m�dicos en los Estados Unidos est�n relacionados con problemas emocionales.�La buena noticia es que los humanos tambi�n pueden aprender a cambiar del circuito de lucha o huida del cerebro primitivo y participar en las respuestas consideradas del�neoc�rtex , y la sabidur�a del coraz�n.

La psicolog�a budista se basa en esta capacidad humana positiva para el cambio.�Por el contrario, la mayor�a de�la psiquiatr�a�y la psicolog�a occidentales�se basan en un modelo orientado a la enfermedad m�dica, que se centra en lo que est� mal, en contraposici�n a lo que est� bien.

Pero la psicolog�a positiva nos recuerda que, por cada acto racista, cada asesinato o falta de amabilidad, hay un mill�n de actos de respeto y bondad.�El coraz�n sabe que somos m�s que nuestras peores acciones.�

En el tiempo que le tomar� leer este ensayo, millones de personas en ciudades de todo el mundo se detendr�n en las luces rojas para que otros puedan estar seguros.�La gente se pondr� en fila por respeto a quienes llegaron antes que ellos.�

Las personas ayudar�n y se mover�n entre s� con cuidado.�


La mitad de todos

problemas m�dicos

en los Estados Unidos

est�n relacionados con problemas

con las emociones...


Con el�
trabajo del coraz�n, aprendemos a amar m�s completamente.�Imprimimos nuestros d�as con significado.�Y creamos comunidad y sociedad, no como una colecci�n falsa de individuos atomizados, sino como un hogar que construimos y cuidamos juntos.

Solo cuando estamos unidos, conectados como un grupo dedicado al bien com�n, podemos crear una sociedad sabia.�Aunque pueden ser problem�ticos, la tecnolog�a y los negocios pueden ayudar con esto.�

Hay signos alentadores.

Tome el�B Corps, con miles de empresas en todo el mundo que se comprometen a no causar da�os.

Y los 85 parlamentarios brit�nicos que�componen el Reino Unido de Plena Conciencia, que aboga por una legislaci�n consciente y humana en materia de educaci�n y atenci�n de la salud.

Las �ltimas dos d�cadas han visto la difusi�n similar de programas en atenci�n plena, empat�a y aprendizaje social y emocional a miles de escuelas estadounidenses, y la investigaci�n muestra poderosa evidencia cient�fica de aumento del bienestar, la eficacia, la colaboraci�n y la empat�a entre nuestros hijos.

Necesitamos construir esto en la tecnolog�a tambi�n.

Las capacidades de la tecnolog�a moderna

se encuentran entre las m�s potentes

creaciones humanas.


Junto con l�deres tecnol�gicos, neurocient�ficos y contemplativos, he ayudado a co-fundar algo llamado la compasi�n de c�digo abierto, para llevar los principios del coraz�n y la compasi�n a todos los niveles de desarrollo tecnol�gico.

Reconocemos que las capacidades de la tecnolog�a moderna se encuentran entre las creaciones humanas m�s potentes.

Estamos colaborando con empresas e instituciones de todo el mundo y comenzamos a formular una especie de�juramento hipocr�tico para la tecnolog�a, que dice:

  • No crearemos tecnolog�a que cause da�o a los humanos y a la vida.

  • Si luego nos damos cuenta de que lo hace inadvertidamente, lo cambiaremos.

  • Nos esforzaremos para crear una tecnolog�a que fomente el bienestar y el respeto humanos.

  • Podemos crear tecnolog�a con fines de lucro, pero no si contraviene los primeros tres principios.

  • Trabajando en todos los niveles, actuaremos con profesionalismo y tomaremos estas responsabilidades como primordiales.

Lo que esto sugiere es que hay cosas que podemos hacer.�No somos impotentes.�El discurso p�blico moderno est� casi dise�ado para dejarnos abrumados y descorazonados y, francamente, renunciar al estado del mundo.

No se deje enga�ar por esto...


La�neurociencia ha demostrado que los seres humanos nacen con una compasi�n innata y se preocupan por s� mismos y por los dem�s.�Tambi�n muestra que los seres humanos nacen con circuitos de supervivencia que, cuando se activan, operan desde,

  • El miedo

  • La agresi�n

  • El ego�smo

  • El odio

Depende de nosotros cu�l dejamos que cree nuestro futuro.�

Como el maestro Zen�Thich Nhat Hanh�explica:

La calidad de nuestra vida depende de las semillas que regamos.

Si plantas semillas de tomate en tus jardines, crecer�n tomates.�De la misma manera, si regamos las semillas del miedo y el odio, �stas crecer�n.�Si regamos las semillas de la paz en tu coraz�n, la paz crecer�.

Cuando las semillas del amor, el respeto y la paz sean regadas, nos haremos felices.

La intenci�n es la clave.

Como una br�jula interna, podemos establecer la direcci�n de nuestra vida con las intenciones m�s profundas del coraz�n.�Pero el secreto es actuar sin apego a los resultados.�Sembramos las semillas basados en nuestras mejores intenciones, pero no controlamos c�mo o cu�ndo brotar�n.�Lo har�n, en su propio tiempo.�

Entonces, planta buenas semillas.�Confianza en la renovaci�n...


Y t� que lees esto:

Deja que estas palabras sean un recordatorio, una llamada.�Encuentra tu camino para calmarte y cuidar tu coraz�n.�Promueve el amor y difunde el poder de la compasi�n en tu trabajo, en tu comunidad.�Ten esperanza.

Sigo optimista a pesar de los muchos y dolorosos acontecimientos actuales, porque sabemos c�mo hacer esto.

Est� en nosotros ayudarnos unos a otros y crear un mundo mejor.�En Zen, dicen que solo hay dos cosas:

Te sientas y cuidas el jard�n.

Callas tu mente y abres tu coraz�n.�Y luego, naturalmente, te levantas y cuidas el jard�n del mundo...�