por Jes�s Gonz�lez Fonseca
23 Enero 2011

del Sitio Web JesusGonzalezFonseca


�Porqu� la vida se acelera

a medida que nos hacemos mayores?

"Juzgamos el tiempo

seg�n el n�mero de recuerdos

que tenemos y su intensidad"
Douwe Draaisma


Siempre nos ha fascinado la memoria.

La idea de recordar o no las cosas que nos pasan en la vida.

  • �Porqu� no recordamos nada de lo que pas� antes de cumplir los tres a�os?

  • �Porqu� nos cuesta tanto recordar una fecha?

  • �Porqu� los olores nos traen tantos recuerdos?

Cuantas veces hemos dicho: �Lo habremos so�ado?

El d�j� vu muchas veces nos desconcierta. A veces nos pasan cosas por nuestra cabeza que quiz� nunca sucedieron, pero que sin embargo estamos convencidos que han pasado.

  • �Porqu� la vida se acelera cuando nos hacemos mayores? Generalmente tenemos la sensaci�n de que cada vez la vida pasa m�s r�pido, los d�as parecen m�s cortos y los a�os pasan como un suspiro al hacernos mayores.

  • �Hay una relaci�n entre la edad, la memoria y la velocidad del tiempo? Nuestra memoria tiene una voluntad propia.

    Nos decimos a nosotros mismos:

    "Tengo que recordar esto, quiero retener este momento, esta mirada, este sentimiento, esta caricia",

    ...y al cabo de pocos meses o incluso despu�s de unos d�as notamos que ya no conseguimos evocar el recuerdo con el color, el olor, el sabor que esper�bamos.

Y es que el recuerdo es como un perro que se tumba donde le place...

La memoria tambi�n hace caso omiso de la orden de no guardar algo, de nada nos sirve pensar:

"Ojala no lo hubiese visto, vivido, o�do, ojala lo hubiese olvidado",

...pues todo permanece almacenado y reaparece de forma espont�nea e involuntaria de noche, cuando estamos despiertos en la cama.

Tambi�n, entonces, la memoria es un perro que, meneando la cola, nos trae lo que acab�bamos de tirar porque quer�amos quit�rnoslo de encima.

Desde hace unos veinte a�os, la psicolog�a denomina "memoria autobiogr�fica" a la parte de nuestra memoria donde almacenamos las vicisitudes de nuestra vida.

Se trata de la cr�nica de nuestra vida, un largo registro que consultamos cuando alguien nos pregunta cu�l es nuestro primer recuerdo, c�mo era la casa donde pasamos nuestra infancia o cu�l es el �ltimo libro que hemos le�do.

La memoria autobiogr�fica es al mismo tiempo un libro de los recuerdos y un libro del olvido.

Es como si dej�ramos los apuntes de nuestra vida a cargo de un secretario d�scolo con intereses propios, que registra minuciosamente lo que preferir�amos olvidar.

  • �Porqu� no hay casi nada anotado sobre lo sucedido antes de nuestro tercer o cuarto a�o de vida?

  • �Porqu� las humillaciones quedan registradas por los siglos de los siglos?

  • �Porqu� en lo momentos sombr�os se abre siempre la p�gina de sucesos sombr�os?

Cuando sufrimos depresi�n o insomnio, nuestra memoria autobiogr�fica se convierte en un registro l�gubre:

todos los recuerdos desagradables nos llevan, a trav�s de una deprimente red de referencias cruzadas, a otros recuerdos desagradables.

De vez en cuando, nuestra memoria nos sorprende.

De pronto, un olor nos recuerda algo en lo que no hab�amos pensado durante treinta a�os. Una calle en la que estuvimos por ultima vez cuando ten�amos siete a�os parece haberse encogido hasta el punto de resultar irreconocible.

Uno querr�a comprender c�mo es posible que el tiempo pase mas deprisa a medida que envejecemos.


El tiempo no es constante en nuestra memoria

Cada uno de nosotros medimos el tiempo seg�n unos par�metros individuales y propios que vienen marcados por nuestro entorno.

Algo que es muy f�cil de experimentar, ya que es habitual que en los momentos de mayor disfrute el tiempo se nos escape casi entre los dedos, mientras que en los peores instantes sea cuando �ste se estira hasta convertirse pr�cticamente en eterno.

Una experiencia que se debe a que el tiempo no se mide en nuestro cerebro por segundos, sino por los impulsos el�ctricos que rigen nuestra percepci�n.

Por eso este fen�meno no es s�lo cuesti�n de f�sica, sino tambi�n de biolog�a.

Dentro de este reloj interno se hace importante remarcar las tres sensaciones distintas que se pueden vivir en relaci�n al tiempo:

  • La duraci�n prolongada:

    Propio de situaciones que no nos son habituales ni rutinarias, m�s caracter�stico de momentos de gran tensi�n y atenci�n.


  • La sincron�a con el tiempo real:

    La m�s com�n, se mide el tiempo en consonancia al real u objetivo.


  • El tiempo comprimido:

    Sensaci�n de que �ste pasa de manera m�s r�pido a lo habitual, estando relacionado con las labores autom�ticas que realizamos o aquellas que no exigen nuestra atenci�n. El caso extremo de esta situaci�n se vive cuando nos encontramos en un estado de inconsciencia, como cuando dormimos.


En este punto es donde encontramos lo que muchos cient�ficos han decidido llamar como el efecto reminiscencia.

Un recurso de nuestro cerebro para concentrar los recuerdos en per�odos concretos de nuestra vida y que se empieza a manifestar a partir de los cincuenta a�os de edad.

Es en este momento cuando en nuestra memoria se acumulan y rememoran aquellos instantes vividos cuando ten�amos en torno a los veinte a�os, en la �poca inicial de nuestra vida adulta.

Exactamente el periodo caracterizado por las primeras experiencias, donde las sensaciones se vuelven m�s intensas que en sucesivas ocasiones:

es, en definitiva, cuando se configura nuestra forma de ser y lo que vamos a ser el resto de nuestros d�as.

Lo que el efecto reminiscencia nos viene a decir es que la base de la vida son las emociones y las nuevas experiencias y sensaciones, pues �stas son las que crean puntos de referencia en el tiempo.

El tiempo en la mente es subjetivo, y se percibe mediante la localizaci�n de esos puntos de referencia que se han creado.

Por eso mismo nos aclara que es posible expandir el tiempo siempre y cuando nuestra vida no se vuelva rutinaria, pues �sta siempre debe estar llena de nuevos sentimientos.

Hace unos a�os se pregunt� a 1.400 americanos de m�s de 18 a�os qu� acontecimiento hist�rico consideraban m�s importante, nacional o internacionalmente.

Los resultados fueron sorprendentes:

para la gran mayor�a de participantes, el hecho destacado hab�a sucedido cuando ten�an m�s o menos 20 a�os...



Efecto reminiscencia - Subjetividad de la memoria

De esto se deriva esa sensaci�n de que la vida se acelera seg�n se van cumpliendo a�os, de que el tiempo cada vez pasa m�s r�pido.

Lo que se debe, seg�n palabras de Douwe Draaisma, catedr�tico de Historia de la Psicolog�a en la Universidad de Groningen, a que,

"juzgamos el tiempo seg�n el n�mero de recuerdos que tenemos y su intensidad".

Es decir, cuanto m�s recuerdos iguales tenemos, m�s deprisa pasa el tiempo, porque nos instalamos en esa rutina que tan poco nos aporta.

Al parecer, todo est� relacionado con la forma en que asimilamos,

  • emociones

  • conocimientos

  • sensaciones

Cuanto m�s intensos son los momentos, estos parecen llenarnos y durar m�s.

Cuando somos j�venes y tenemos 20 a�os, estamos experimentando un nuevo mundo de experiencias en el paso a la vida adulta: nuestro primer trabajo, nuestro primer amor, nuestro primer hijo, nuestra primera vivienda, etc...

Es en esos a�os, cuando hay m�s probabilidades de estar viviendo momentos intensos que distorsionen nuestra memoria temporal.

Toda esta amalgama de emociones nuevas, se van perdiendo por regla general a lo largo de los a�os. Es por eso que, cuando alcanzamos los 40, las sensaciones y vivencias no suelen ser tan novicias, sino m�s rutinarias o conocidas.

Esta sensaci�n, se acrecenta si hablamos de alguien que ronda los 60 a�os. Es un hecho constatado que, cuando las personas se acercan a los 60 o los 70, parece que tengan menos recuerdos de su edad adulta y m�s recuerdos de cuando ten�an 15 � 20 a�os.

Se trata de un efecto que no existe cuando tienes 40 a�os. Y puede que se deba al hecho de que cuanta m�s repetici�n y m�s rutina hay en tu vida, m�s dif�cil es tener recuerdos de ello.

Cuando tienes 60, gran parte de tu vida ha estado llena de repetici�n y de cosas que pasan diez veces, cientos de veces quiz�; mientras que con 20 a�os, hay muchos recuerdos de cosas que suceden por primera vez. Tienes tus primeras experiencias sexuales, tus primeras vacaciones sin los padres, tu primer d�a en un trabajo, tu primera vez en un nuevo contexto educativo, etc�tera.

La vida con 20 a�os est� llena de primeras veces, y tenemos muy buena memoria para las cosas que pasan por primera vez, y muy mala memoria para las cosas que se repiten cientos de veces.

Con todo esto, obtenemos que el efecto reminiscencia pone en evidencia el modo err�tico en que nuestra mente fluct�a su particular reloj biol�gico y sensaci�n de paso del tiempo, seg�n los recuerdos que guarda en la memoria. La mayor�a de la gente, cuando llega a los 40, tiene la impresi�n de que los a�os son m�s cortos cada a�o, que los meses se encogen, y que las Navidades cada vez llegan m�s r�pido�

Y esto sigue aceler�ndose, cuando tienes 60 parece que la vida vaya incluso m�s r�pido que cuando ten�as 40.

Cabe recordar que la velocidad subjetiva del tiempo se genera, de hecho, en la memoria. Juzgamos el tiempo en funci�n del n�mero de recuerdos que tenemos y su intensidad... as� juzgamos el tiempo. Y esto es as� incluso para per�odos cortos de tiempo.

Mientras vamos dejando de ser j�venes el tiempo se condensa, se acelera, nos elude.

Recordamos mejor las cosas lejanas y m�s remotas, las de la infancia m�s temprana, por ejemplo, que las que sucedieron ayer, en una suerte de presbicia de la memoria. Y as� va palpitando nuestra memoria autobiogr�fica, pintando y despintando nuestras figuras m�s queridas.

Por eso, quiz�s el secreto resida en llenar nuestros d�as de nuevas experiencias y sensaciones que permitan a nuestro cerebro paladear los acontecimientos que estamos viviendo.