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por�John
Tarduno�y�Vincent Hare del Sitio Web�TheConversation
traducci�n de
Adela Kaufmann � �
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NASA, CC BY � �
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Es lo que hace que los compases apunten hacia el norte, y protege
nuestra atm�sfera del continuo bombardeo de part�culas cargadas
desde el espacio, tales como protones.�Sin un campo magn�tico,
ser�amos lentamente despojados de nuestra atm�sfera por la da�ina
radiaci�n, y es casi seguro que no existir�a la vida como existe
hoy. � Pero el campo magn�tico de la Tierra en realidad cambia.�De vez en cuando � en un orden de varios cientos de miles a�os m�s o menos - el campo magn�tico se ha invertido.�El norte ha se�alado al sur, y viceversa. �
Y cuando el campo se voltea, tambi�n tiende volverse muy d�bil. � A la izquierda, el campo magn�tico de la Tierra al que estamos acostumbrados. A la derecha, un modelo de lo que el campo magn�tico Podr�a ser como durante una inversi�n. NASA / Gary Glazmaier, CC BY � � Lo que actualmente tiene, tanto a los geof�sicos como a nosotros alborotados es la constataci�n de que la fuerza del campo magn�tico de la Tierra ha ido disminuyendo a un ritmo alarmante en los �ltimos 160 a�os. � Este colapso est� centrado en una enorme extensi�n del hemisferio sur, que se extiende desde Zimbabwe hasta Chile, conocida como la�Anomal�a del Atl�ntico Sur�. � La intensidad del campo magn�tico es tan d�bil que es un peligro para los sat�lites que orbitan encima de la regi�n - el campo ya no los protege de�la radiaci�n que interfiere�con la electr�nica de sat�lite. � Y el campo sigue creciendo m�s d�bil, lo que podr�a augurar incluso eventos m�s dram�ticos, incluyendo una�inversi�n mundial de los polos magn�ticos.�Un cambio tan importante afectar�a a nuestros sistemas de navegaci�n, as� como la transmisi�n de electricidad.� El espect�culo de las luces del norte podr�a aparecer en diferentes latitudes.�Y debido a que m�s radiaci�n alcanzar�a la superficie de la Tierra en intensidades de campo muy bajas durante una inversi�n global, tambi�n podr�a afectar las tasas de c�ncer. � Todav�a no entendemos completamente lo que ser�a la magnitud de estos efectos, a�adiendo urgencia de nuestra investigaci�n. � Estamos viendo algunas fuentes de datos tal vez inesperadas, incluyendo registros arqueol�gicos africanos de 700 a�os de antig�edad para descifrarlo. � � � � G�nesis del campo geomagn�tico � �
Imagen recortada del interior de la Tierra.� � El campo magn�tico de la Tierra es creado por la�convecci�n del hierro en el n�cleo externo l�quido de nuestro planeta. � A partir de datos de observatorios y de sat�lite�que documentan el campo magn�tico de los �ltimos tiempos, podemos modelar c�mo se ver�a el campo si tuvi�ramos una br�jula inmediatamente por encima de n�cleo de hierro l�quido arremolinado de la Tierra. � Estos an�lisis revelan una caracter�stica sorprendente: Hay un parche de polaridad invertida debajo de �frica meridional en el l�mite entre el n�cleo y el manto, en el que el n�cleo externo de hierro l�quido se encuentra con la parte ligeramente m�s r�gida del interior de la Tierra. � En esta �rea, la polaridad del campo es opuesta al campo magn�tico global promedio.�Si fu�semos capaces de utilizar una br�jula de profundidad bajo el sur de �frica, ver�amos que en este parche inusual norte, la br�jula en realidad apunta al sur. � Este parche es el principal culpable de la creaci�n de la Anomal�a del Atl�ntico Sur.�En las simulaciones num�ricas, parches inusuales similares al que est� debajo del sur de �frica aparecen inmediatamente antes de inversiones geomagn�ticas. � Los polos se han revertido con frecuencia en la historia del planeta, pero la��ltima inversi�n fue en el pasado distante, hace algunos 780,000 a�os. � La r�pida descomposici�n del campo magn�tico reciente, y su patr�n de decadencia, naturalmente, plantea la cuesti�n de lo que estaba ocurriendo antes de los �ltimos 160 a�os.� � � � � El Arqueo-magnetismo�nos lleva m�s atr�s en el tiempo � En estudios arqueo-magn�ticos, los geof�sicos forman equipo con los arque�logos para aprender sobre el campo magn�tico pasado. � Por ejemplo, la arcilla utilizada para hacer la cer�mica contiene peque�as cantidades de minerales magn�ticos, tales como magnetita.�Cuando la arcilla se calienta para hacer una olla, sus minerales magn�ticos pierden cualquier magnetismo que hayan podido sostener. � Despu�s de enfriarse, los minerales magn�ticos graban la direcci�n y la intensidad del campo magn�tico en ese momento. � � Si se puede determinar la edad de la olla, o del sitio arqueol�gico del que procede (utilizando la dataci�n por radiocarbono, por ejemplo), entonces puede recuperarse una historia arqueo-magn�tica. � Utilizando este tipo de datos, tenemos una historia parcial de arqueo-magnetismo para el hemisferio norte. � Por el contrario, el registro arqueo-magn�tico del Hemisferio Sur es escaso.�En particular, no ha habido pr�cticamente ning�n dato desde el sur de �frica - y esa es la regi�n,�junto con Am�rica del Sur, que podr�a proporcionar la mayor penetraci�n en la historia del n�cleo revertido, creando la anomal�a de hoy del Atl�ntico Sur. � Pero los antepasados de los africanos del sur de hoy en d�a, los metal�rgicos y agricultores de habla bant� que comenzaron a migrar a la regi�n hace entre 2,000 y 1,500 a�os, sin querer nos dejaron algunas pistas. � Estos pueblos de la Edad del Hierro�viv�an en chozas construidas de barro, y almacenaban sus granos en contenedores de arcilla endurecida. � Como�primeros agricultores de la Edad del Hierro del sur de �frica, ellos depend�an en gran medida de las precipitaciones. � �
Contenedores de grano al estilo de los utilizados hace siglos.� � � Las comunidades respond�an a menudo a los tiempos de sequ�a con rituales de limpieza que involucraban la quema de graneros de barro. � �sta un poco tr�gica serie de eventos para estas personas fue, en �ltima instancia, una gran ayuda muchos cientos de a�os despu�s para el arqueo-magnetismo.�Al igual que en el caso de la cocci�n y el enfriamiento de una olla, la arcilla en estas estructuras registra el campo magn�tico de la Tierra a medida que se enfr�a. � Debido a que los suelos de estas antiguas caba�as y silos de granos a veces se pueden encontrar intactos, podemos probar obtener un registro de la direcci�n y la fuerza de su campo magn�tico contempor�neo. � Cada planta es un peque�o observatorio magn�tico, con su br�jula congelada en el tiempo inmediatamente despu�s de la quema. � Con nuestros colegas,�hemos centrado nuestro muestreo�en sitios poblados de la Edad de Hierro que salpican el valle del r�o Limpopo, limitado hoy por Zimbabwe al norte, Botswana al oeste y Sud�frica, al sur. � �
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est� pasando en lo profundo de la Tierra,� � � � � El campo magn�tico en proceso de cambio � El muestreo en lugares en el valle del r�o Limpopo ha dado la primera historia arqueo-magn�tica para �frica meridional entre los a�os 1,000 y 1,600. � Lo que encontramos revela un per�odo en el pasado, cerca de 1,300 DC, cuando el campo en esa zona estaba disminuyendo tan r�pidamente como lo est� haciendo hoy.�Luego, la intensidad se increment�, aunque a un ritmo mucho m�s lento. � La aparici�n de dos intervalos de desintegraci�n r�pida sobre el terreno � uno hace 700 a�os y uno hoy - sugiere un fen�meno recurrente. � �Podr�a el parche de flujo invertido actualmente en Sud�frica haber sucedido con regularidad, m�s atr�s en el tiempo de lo que nuestros registros han demostrado?�Si es as�, �por qu� le ocurrir�a de nuevo en este lugar? � Durante la �ltima d�cada, los investigadores han acumulado las im�genes de los�an�lisis de las ondas s�smicas de los terremotos.�A medida que las ondas de corte s�smico se mueven a trav�s de capas de la Tierra, la velocidad con la que viajan es una indicaci�n de la densidad de la capa. � Ahora sabemos que una gran �rea de lentas ondas de corte s�smicas caracteriza la capa l�mite entre el n�cleo debajo de �frica del Sur. � �
Ubicaci�n de la Anomal�a del Atl�ntico Sur.� � Esta regi�n en particular por debajo del sur de �frica tiene el t�tulo un tanto prolijo de Gran Provincia Africana de Baja Velocidad. � Mientras que muchos hacen muecas al escuchar el nombre descriptivo pero rico-en-jerga, es una caracter�stica profunda que debe tener decenas de millones de a�os de antig�edad.�Mientras a miles de kil�metros a trav�s, sus l�mites son agudos.�Curiosamente, el parche de flujo en el n�cleo invertido es casi coincidente con su borde oriental. � El hecho de que el actual parche revertido del n�cleo central y el borde de la Gran Provincia Africana de Baja Velocidad estuvieran f�sicamente tan cerca nos hizo pensar.�Nosotros hemos llegado con un�modelo que relaciona los dos fen�menos�. � Sugerimos que el inusual manto de �frica cambia el flujo de hierro en el n�cleo por debajo, que a su vez cambia la forma en que el campo magn�tico se comporta en el borde de la provincia s�smica, y conduce a parches de flujo invertidos. � Especulamos que estos parches centrales invertidos crecen r�pidamente y luego disminuyen m�s lentamente.�De vez en cuando un parche puede aumentar de tama�o, lo suficiente como para dominar el campo magn�tico del hemisferio sur - y revertir los polos. � La idea convencional de las reversiones es que pueden empezar en cualquier lugar en el n�cleo. � Nuestro modelo conceptual sugiere que puede haber lugares especiales en el l�mite entre el n�cleo y el manto que promueven las inversiones.�Todav�a no sabemos si el campo actual se va a revertir en los pr�ximos mil a�os, o simplemente continuar�debilit�ndose durante el pr�ximo par de siglos. � Pero las pistas proporcionadas por los antepasados de hoy en d�a de los africanos del sur, sin duda, ayudar� a desarrollar a�n m�s nuestro propuesto mecanismo de las inversiones. � Si es correcto, las inversiones de los polos pueden estar "fuera de �frica". � � � |
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