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por Libre Pensadora
29 Abril 2016
del Sitio Web
GazzettaDelApocalipsis
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"Celebrities"...
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As� es como se llamaba una secci�n del
programa de humor Muchachada Nui, que se emit�a en la 2 de
Televisi�n Espa�ola, en la cual el actor Joaqu�n Reyes parodiaba a
un personaje famoso.
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Y he elegido este t�tulo porque el mundo
hacia el que nos encaminamos es, precisamente, una especie de
tabloide masivo en el que, al igual que en los sketch de
Celebrities, cada cual de nosotros ser� tan s�lo una caricatura,
un esperpento, un rid�culo vestigio de lo que alg�n d�a llegamos a
ser.
Es indudable que siembre ha habido gente presuntuosa y con af�n de
aparentar, pero en los �ltimos a�os estamos llegando a un nivel
nunca conocido anteriormente.
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Y esto es debido al uso que damos a las
redes sociales, que, m�s que para conectar con amigos y familiares,
estamos utilizando a modo de escaparate personal:
qui�n tiene mejor cara, qui�n se
divierte m�s, quien viaja a los sitios m�s lejanos o ex�ticos e
incluso se desatan competiciones por ver qui�n sube la foto m�s
graciosa de su beb� de unos pocos meses de edad.
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Esta brutal exposici�n de la vida privada no s�lo es est�pida sino
que puede llegar a ser incluso peligrosa:
a un delincuente con los
conocimientos adecuados no le costar� mucho saber cu�ndo te ir�s
de vacaciones dejando tu casa vac�a, o a qu� hora deber�a
esperarte con malas intenciones a la salida del lugar donde
trabajas, donde estudias o donde vas a bailar zumba los martes
por la tarde.
Pero en vez de alertarnos de esto,
el Sistema nos invita a ir a�n m�s
all� y construir una identidad digital.
En otras palabras, nos invita a convertirnos en celebrities a
peque�a escala con nuestra p�gina Web personal, nuestra galer�a de
fotos tontas en todas las redes sociales y nuestro peque�o ej�rcito
de seguidores-espectadores que no se pierden ni una sola de nuestras
novedades vitales.
Insisten en la importancia de que, al teclear nuestro nombre, miles
de desconocidos puedan encontrarnos en la primera p�gina de
resultados de Google, llam�ndonos "fracasados" si no conseguimos
tener el n�mero suficiente de fans o seguidores.
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Y si te niegas a entrar en ese juego,
el Sistema te espetar� aquello de que "si no apareces en la
Internet, no existes" y te colocar� la etiqueta de "fracasado" o
"antisocial", descargando toda la culpa sobre ti en el caso de que
est�s en el paro, no encuentres pareja o no recibas el
reconocimiento que mereces por tu trabajo.
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Nos dice que, al igual que tenemos una identidad en el mundo real,
tenemos otra identidad en el mundo digital y ambas tienen el mismo
car�cter y son igual de importantes.
Pero, al mismo tiempo, se omite sistem�ticamente la diferencia
fundamental entre ambas.
La identidad real se compone de la imagen que proyectamos al
exterior, s�, pero tambi�n de un rico y complejo mundo interior que
no compartimos con nadie, o que compartimos con muy pocas personas.
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Nuestra identidad real alberga un
dominio �ntimo, secreto, formado por los pensamientos, ideas y
recuerdos que habitan en los reductos m�s lejanos de nuestra mente.
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Se trata de algo muy valioso y que s�lo
nos pertenece a nosotros mismos.
La identidad digital, en cambio, se compone �nicamente
de la imagen que proyectamos hacia el exterior, de aquello que los
dem�s queremos que sepan de nosotros.
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La identidad digital es un simple
decorado, una mera fachada, un personaje que representa aquel papel
que su p�blico espera de �l.
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Construir una identidad digital no es algo malo por s� mismo:
est� muy bien tener tu rinc�n en la
Internet si te gusta escribir tus pensamientos y compartirlos
con los dem�s, o si vendes algo y quieres que tus potenciales
clientes te encuentren.
Lo preocupante es el proceso por el cual
el Sistema nos conduce a abrazar �nicamente la identidad digital de
las personas como si fuera la aut�ntica, la verdadera, despreciando
e invisibilizando aquella identidad real que tenemos en el mundo
off-line.
Lo preocupante es, en otras palabras, que pasamos m�s tiempo
haciendo fotos para ense�ar nuestra vida
en Facebook que viviendo esa misma
vida, percibiendo el mundo con nuestros sentidos, sumergi�ndonos en
la soledad de nuestra propia conciencia, o estableciendo verdaderos
v�nculos con otras almas m�s all� del bot�n "me gusta".
Y, en consecuencia, se est� rompiendo esa barrera en nuestra mente
que separa los conceptos de "ser" y "parecer", para que
identifiquemos ambos con la misma cosa, para que abandonemos ese
oscuro mundo privado que los dem�s no pueden ver y nos convirtamos
en aclamadas y conocidas celebridades, en una suerte de voyeurismo
proyectado hacia nosotros mismos.
Se trata de un proceso gradual y que estamos asimilando de manera
inconsciente, sin darle la suficiente importancia, a pesar de que
est� atacando algo tan vital como nuestra verdadera identidad.
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Pero existe una buena raz�n para ello:
nuestro mundo interior, nuestros
pensamientos, como se ha dicho varias veces en este blog, es
nuestro �ltimo basti�n de libertad, donde el poder
a�n no puede penetrar y espiarnos.
Y lo que se intenta a trav�s de este
proceso es minimizar y simplificar al m�ximo ese mundo interior,
para poder tomar el control definitivamente sobre �l a trav�s de las
tecnolog�as cerebrales.
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Alguien puede decirme que exagero, que en el mundo de hoy es muy
importante tener tu propia "marca personal", o aquello de,
"a m� tampoco me gusta esto de las
redes sociales, pero hay que venderse".
Pero, �nadie se da cuenta de lo que
verdaderamente estamos aceptando al hacer tales afirmaciones?
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"Marca", "vender", son conceptos propios
del �mbito mercantil, y lo que hacemos es, ni m�s ni menos, decir en
voz alta y clara que somos productos, o meros medios de producci�n,
objetos sin un valor trascendente, sin una vida, sin una historia,
en definitiva, sin una identidad (real).
Y, precisamente, si queremos hacer algo por cambiar el mundo, por
transformar la realidad a menudo injusta y horrible que nos rodea,
resulta urgente eliminar esa concepci�n de que somos objetos y
recuperar el papel de sujetos activos con un nivel de conciencia mas
all� de su imagen exterior.
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S�lo dejando de ser personajes para
volver a ser personas, y aunando nuestras diversas, �nicas y propias
identidades es posible defender lo m�s preciado que nos quieren
arrebatar...
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