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04 Junio 2016 doi: 10.1016 / S0262-4079 (16) 31003-X del�Sitio Web SCI-HUB
traducci�n de
Adela Kaufmann � � � � gallerystock � � � Ninguna enfermedad, ninguna concepci�n natural, ni mente propia...
�Emocionado?� y donde todos nuestros cerebros est�n conectados en red. Suena maravilloso, pero traer� una nueva serie de cuestiones morales... � � � Usted tiene su propia mente, �verdad?�Usted tiene sus propios pensamientos y experimenta el mundo en su propia manera �nica.�En resumen, usted es un individuo.� � Tal vez las futuras generaciones no podr�n disfrutar del mismo privilegio.� � Si usted le cree a algunos futuristas, la tecnolog�a har� tel�patas de todos nosotros.�Vamos a vivir cada d�a en una inmensa red de cerebros que se comunican directamente a trav�s de sensores e implantes.� � Esta "noosfera" podr�a habilitar verdadera conciencia global - pero tambi�n podr�a destruir al individuo, transformando nuestro paisaje existencial para siempre.�
Los investigadores de la Universidad de Washington en Seattle ya han
demostrado una�interfaz humana de cerebro-a-cerebro. � Al imaginarse moviendo su mano, Rao fue capaz de enviar una se�al al cerebro de Stocco, causando que �sta moviera el dedo.� � Miguel Nicolelis�en la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte, y sus colegas han ido m�s lejos con ratas y monos.�El a�o pasado, ellos conectaron los cerebros de tres monos, demostrando que los�primates pod�an sincronizar la actividad cerebral�para controlar un brazo virtual.� � Pero el salto de cerebros de monos coordinando una acci�n a una�conciencia compartida global�es enorme.
No sabemos c�mo medir y codificar tales funciones cerebrales de orden superior.� � Anders Sandberg�en el Instituto Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford, Reino Unido, dice que incluso si pudi�ramos establecer conexiones con la fidelidad necesaria, vamos a tener un problema de traducci�n.
La creaci�n de un software que pueda traducir diferentes representaciones mentales de los diversos conceptos podr�a ser tan desafiante como la creaci�n de�la inteligencia artificial de nivel humano.� � Puede haber una soluci�n.�La plasticidad del cerebro permite que se incorpore e interprete nueva informaci�n sensorial.�Sandberg piensa que con la tecnolog�a adecuada nosotros podr�amos entrenar a nuestra neocorteza, las regiones de nuestro cerebro responsables de la conciencia, a adaptarse a las se�ales m�s complejas procedentes de otros cerebros, en lugar de a partir de sensores simples.� �
�C�mo ser�a la vida en la mente de colmena? � Todos podemos compartir la alegr�a de la celebraci�n de un beb� reci�n nacido, multiplicado por el 350,000 nacidos en todo el mundo todos los d�as, por ejemplo, o maravillarse de la rapidez con la que miles de millones de manos coordinadas pueden arreglar el medio ambiente.
"Una Conciencia Global compartida podr�a ser una profunda y alegre experiencia" � � Pero hay un lado�oscuro.
Las acusaciones falsas, por ejemplo, podr�an rabiar a trav�s de nuestra conciencia compartida como la p�lvora, sobrealimentando lo peor que ley de la calle tiene que ofrecer.� � Filtros avanzados neuronales que bloquean autom�ticamente los pensamientos m�s peligrosos podr�an impedir los peores escenarios, dice Sandberg.�Lo mismo ocurre con la seguridad de nuestras mentes en contra de hackers del cerebro que tratan de influir o controlar nuestros pensamientos y deseos incluso directamente. � Pero este tipo de filtros tendr�an que evaluar el contenido de las se�ales neuronales para entender el pensamiento humano, una tarea asombrosamente compleja para decir lo menos.
� Nuestra experiencia individual local seguir�a siendo nuestra, siempre que las medidas de seguridad se mantengan, pero podr�a optar por cambiar puntos de vista, como en un juego de video.�Y podr�amos modular las se�ales procedentes de los niveles m�s altos - familia, ciudad, regional y mundial - de manera que los experimentemos como nuestras propias preferencias o incluso las sensaciones emocionales. � Sin embargo, como en los primeros d�as del Internet, es probable que tengamos que acostumbrarnos a almacenar en b�fer.�Los impulsos nerviosos se mueven m�s lentamente que las se�ales entre las computadoras. � Multiplique el retraso inevitable por miles de millones de cerebros, y la mente de colmena podr�a sentirse positivamente indecisa. � Incluso en el futuro m�s profundo, la velocidad de la luz va a imponer l�mites a lo que una mente colmena puede hacer, dice Sandberg.
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