por Kingsley L. Dennis

26 Octubre 2016
del Sitio Web KingsleyDennis

Versi�n en ingles


No tengo porqu� justificar

mi b�squeda de espiritualidad

en t�rminos f�sicos.

Si me pides que lo haga,

eso significa que

no entiendes nada

de espiritualidad.
Henryk Skolimowski


La forma de nutrir y sostener una "vida interior" (tema del anterior ensayo) ha estado presente en todo momento en la cultura y la sociedad humanas.

No es algo nuevo; m�s bien, lo nuevo es haber olvidado su existencia y su importancia, factor que, en t�rminos relativos, ha penetrado recientemente en los asuntos humanos.

A trav�s de los tiempos, diversas ense�anzas de sabidur�a han actuado dentro de la humanidad con el objetivo y la intenci�n de elevar permanentemente la consciencia de una persona/grupo/comunidad hacia un nivel de percepci�n m�s "sutil" o alterado.

Comenzando cuando nuestros antepasados humanos eran cavern�colas, atisbos temporales de estas "percepciones alteradas" han fascinado a la humanidad durante milenios.

Este linaje de lo que podr�amos llamar el camino visionario tiene una larga historia que incluye,

  • el chamanismo

  • las pr�cticas espirituales

  • los rituales religiosos

  • la inculcaci�n de estados ext�ticos, etc.,

..tanto en las culturas pre-modernas como en las modernas.

Desde que existe, la humanidad ha experimentado destellos de otras esferas y en consecuencia ha intentado, mediante diversos y numerosos medios, recuperar esas experiencias.

En algunos casos la gente las ha entrevisto, accidental y temporalmente, a consecuencia de acontecimientos tales como experiencias cercanas a la muerte, tragedias o "impactos de choque" similares.

De manera similar, mediante tales estados alterados de consciencia, se pueden lograr contactos "casi al azar" en la vida ordinaria.

A menudo esos contactos se han podido vislumbrar - de manera transitoria - usando ayudas artificiales tales como intoxicaciones provocadas. Pero estos atisbos son m�s o menos temporales, si bien algunas personas intentan continuar reviviendo estas experiencias, pensando/creyendo incorrectamente que les conducir�n a un estado permanente.

Esta actividad, y esa manera de pensar, a menudo es m�s destructiva que adecuada y demuestra, una y otra vez, una falta de informaci�n/conocimiento por parte del individuo, que con frecuencia se manifiesta al intentar inducir tales experiencias transitorias cuando es evidente que no sabe aprender correctamente de ellas ni utilizar su importancia.

Sin una correcta funci�n de desarrollo, lo m�s probable es que tales experiencias confundan y desv�en a la persona en lugar de inducir una comprensi�n evolutiva.

En nuestro nivel b�sico de consciencia no hay un patr�n perceptible en el flujo de los acontecimientos. No tenemos acceso a la realidad objetiva, aunque puede haber momentos y circunstancias donde haya atisbos.

Un ejemplo son los milagros, en los que las leyes de la realidad externa a nosotros intervienen/act�an dentro de nuestra realidad subjetiva.

Asimismo, muchos cuentos, f�bulas y alegor�as antiguas, son representaciones de eso que funciona dentro de nosotros y a lo que nos referimos como "dimensi�n superior".

Tales impulsos culturales, seamos o no conscientes de ello, nos ayudan a reestructurar la percepci�n de nuestro consenso actual de realidad y sus verdades aceptadas.

Lo que a menudo tomamos por realidad s�lo es, de hecho, una fina l�mina de un "panorama m�s amplio".

El camino visionario es un sendero hacia adentro y como tal requiere un enfoque disciplinado. Sin embargo, las sociedades modernas no s�lo no proporcionan esas pr�cticas sino que a menudo nos disuaden activamente de acercarnos a ellas. Es decir, el camino visionario - que es una forma de gnosis (experiencia directa) - no se alienta ni se apoya.

El resultado es que la gente en general no ve - o siente - la necesidad de tal disciplina.

La vida moderna nos mantiene ocupados y, m�s o menos, satisfechos con otras actividades. Por tanto, el camino visionario de la gnosis desaparece de la vista, como si aparentemente no fuera necesario.

Desafortunadamente, resulta que para apartar nuestra atenci�n del "camino recto" de la vida normal necesitamos "impactos de choque".

Puede que la vida moderna requiera un punto cr�tico - en sus estilos de vida materialistas y consumistas - para que dentro de la gente surja la necesidad de algo m�s.

Es en esos momentos de profunda reflexi�n comunitaria y personal cuando se puede producir una comprensi�n interior:

el reconocimiento de que la cultura y la tradici�n comunes, es decir consensuadas, ya sean sociales, pol�ticas o religiosas, no ofrecen suficiente sentido a nuestras vidas.

Esta percataci�n de la necesidad de una vida significativa ocurre a menudo en momentos en los que hay un deterioro evidente de los sistemas sociales y culturales.

Tal reconocimiento - o re-conocimiento - todav�a no predomina en la mayor�a de nuestras altamente industrializadas, "civilizadas" naciones.

Hemos desarrollado nuestra fe, nuestra raz�n, nuestras actividades mentales; hemos instaurado la industria y creado tecnolog�as maravillosas, pero, como suele decirse, hemos dejado de,

"trabajar en nosotros mismos".

Citando de nuevo al poeta rom�ntico Keats, [I] se nos ha excluido del valle donde "se fraguan las almas". Y, no obstante, los signos siempre han estado ah�, a la vista.

Cuando nuestros primitivos antecesores cavern�colas pusieron por primera vez las huellas de sus manos en las paredes de sus cuevas estaban haciendo se�ales al mundo exterior,

"yo estoy aqu�: yo existo".

La chispa interna del ser humano intentaba ser escuchada: imprimirse en la vida externa.

Fue una fase inicial de la expresi�n y la estabilizaci�n de la consciencia humana que en cada �poca percibe e interpreta de una manera particular su sentido de la realidad.

La consciencia que hoy en d�a compartimos est� muy alejada de la consciencia animista a la que nuestros ancestros ten�an acceso.

Es decir, animista en el sentido de que la mente pre-moderna percib�a las fronteras entre "ah� fuera" y "aqu� dentro" como menos fijas. Como siempre ha sucedido, la percepci�n tambi�n es una cuesti�n de experiencia.

C�mo percibimos la realidad que nos circunda influye en nuestra percepci�n de ella, y viceversa. El camino visionario es por tanto un sendero de experiencia (m�s all� de la dualidad sujeto-objeto) y una estabilizaci�n de la consciencia de acuerdo con las necesidades y los requerimientos de cada era concreta.

En la historia reciente de la civilizaci�n humana esa potencialidad se ha abierto a la participaci�n consciente.

La humanidad ha tenido la posibilidad de un desarrollo consciente durante muchos milenios. Lamentablemente, ese potencial se ha ignorado y se ha infrautilizado en gran medida.

Puede que, en esencia, el prop�sito de la humanidad, en t�rminos de percepci�n consciente, sea evolutivo.

El estado visionario - comprender con un grado m�s refinado de percepci�n consciente - es un aspecto esencial de la vida humana. Sin exagerar, es esencial para el desarrollo arm�nico continuo de la civilizaci�n humana. En ocasiones este potencial visionario se ha denominado imaginaci�n creativa.

Es incorrecto asumir que el mundo interior no requiere el mundo exterior, o a la inversa, cada uno necesita al otro.

Un estado visionario de percepci�n, como implica el t�rmino imaginaci�n creativa, es activo:

act�a sobre el mundo.

Esta forma de consciencia se implica activamente con el mundo f�sico, material.

No es un asunto asc�tico o monacal. Al igual que los chamanes pre-modernos eran/son para su comunidad los doctores/gu�as/ancianos, el camino visionario requiere que usemos activamente nuestra consciencia creativa para la mejora de nuestras sociedades humanas.

Hablando claro, se podr�a decir que no necesitamos m�s incienso sino m�s sentido interior. [II]

A menudo, la gente toma su propia ausencia de experiencia como prueba de que algo no existe o es absurdo. La gente incapaz de juzgar estas materias, deber�a abstenerse de hacerlo.

Como parte de la preparaci�n para un estado visionario uno trabaja con una comprensi�n y una verdad relativas: es el caso de la mayor�a de nosotros en la actualidad.

El camino visionario se conoce con distintos nombres, algunos m�s prominentes que otros, dependiendo del lugar y de la �poca en la que opera. Otro nombre arraigado es el camino o tradici�n perenne, a la que volver� en mi pr�ximo art�culo sobre este tema.

El camino visionario hacia el auto-desarrollo puede comenzar cuando se cumplan los siguientes criterios:

  1. reconocimiento de la situaci�n propia y de la necesidad de auto-desarrollo

  2. distanciamiento parcial del condicionamiento social y cultural y de las influencias externas

  3. dar el primer paso hacia la independencia personal y la libertad interior

Una vez que una persona ha reconocido su necesidad de auto-desarrollo, entonces puede empezar a "trabajar en s� misma" descondicionando gradualmente su personalidad social (la persona). [III]

Dicha personalidad en general se crea por capas sobre capas de constructos artificiales, estructuras mentales y bagaje emocional.

En otras palabras, la persona comienza met�dicamente a despejar su personalidad. Entonces, y solo entonces, se puede dar un paso consciente hacia la libertad interior y la independencia genuina.

Para que el estado visionario de consciencia pueda emerger - activarse - primero debemos desprendernos de los viejos patrones de consciencia.

Es decir, que esas pautas se hagan menos establecidas, dogm�ticas y fijas. Entonces a trav�s de ese espacio, en el que hayan dejado de amarrarse los viejos patrones de creencia, pueden surgir nuevas percepciones.

A medida que se desarrolla ese proceso es importante que la gente permanezca asentada en el mundo - en sus vidas cotidianas - y no se entretenga con graciosas fantas�as o intoxicaciones innecesarias.

Una caracter�stica importante del camino visionario es que es,

  • arm�nico

  • ponderado

  • en equilibrio

Si en alg�n momento la persona no se siente conectada con estos estados, entonces puede que no est� captando una fuente genuina de potencial de desarrollo.

La grandeza de la humanidad no est� en lo que ha conseguido, ni en lo que es, sino en lo que puede convertirse...

Referencias

  1. Ver el ensayo previo "La vida interior"

  2. N.T.: Juego de palabras intraducible por similitud fon�tica entre incense (incienso) e inner sense (sentido interior)

  3. La palabra persona aparece como tal en el original ingl�s y se utiliza para referirse al papel que se asume socialmente, al personaje de una obra de ficci�n o al t�rmino acu�ado por Jung.