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por Lawrence H. Ford y Thomas A. Roman
Scientific American, Enero 2000
del Sitio Web
TerryBoyce
recuperado a trav�s el Sitio Web
WayBackMachine
traducci�n de
Adela Kaufmann
Versi�n
original
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La construcci�n de agujeros de gusano y unidades de deformaci�n del
espacio requerir�a una forma muy inusual de energ�a. Lamentablemente,
las mismas leyes de la f�sica que permiten la existencia de esta "energ�a
negativa", tambi�n parecen limitar su comportamiento.
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Si un agujero de gusano pudiera existir, parecer�a como una abertura
esf�rica hacia una parte distante del cosmos. En esta fotograf�a
retocada de Times Square, el agujero de gusano permite a los
neoyorquinos el traslado a pie hasta el Sahara con un solo paso, en
lugar de pasar horas en el avi�n hacia Tamanrasset. Aunque tal
agujero de gusano no rompe todas las leyes conocidas de la f�sica,
requerir�a la producci�n de cantidades poco realistas de energ�a
negativa. |
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�Puede una regi�n del espacio contener menos que nada?
El sentido com�n dir�a que no, lo m�s que podr�a hacer es quitar
toda materia y radiaci�n y quedar� un vac�o. Pero la
f�sica cu�ntica
ha demostrado su capacidad para confundir la intuici�n, y este caso
no es una excepci�n. Una regi�n del espacio, resulta, puede contener
menos que nada. Su energ�a por unidad de volumen - la densidad de
energ�a - puede ser menor que cero.
No es necesario decir que las implicaciones son extra�as. Seg�n la
teor�a de la gravedad de Einstein, la relatividad general, la
presencia de la materia y la energ�a deforma la tela geom�trica del
espacio y del tiempo. Lo que percibimos como gravedad es la
distorsi�n del espacio-tiempo producido por la energ�a normal,
energ�a positiva o masa.
Pero cuando la energ�a negativa o masa llamada materia ex�tica curva
el espacio-tiempo, todo tipo de fen�menos asombrosos podr�an llegar
a ser posible: agujeros de gusano transitables, que podr�an actuar
como t�neles hacia, de otra forma, partes distantes del universo, la
velocidad deformada, que permitir�a viajar m�s r�pido que la luz, y
las
m�quinas del tiempo, podr�an permitir los viajes al pasado.
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La
energ�a negativa podr�a incluso ser utilizada para fabricar m�quinas
de movimiento perpetuo o destruir los
agujeros negros. Un episodio
de Star Trek no podr�a pedir m�s.
Para los f�sicos, estas ramificaciones hacen sonar las alarmas. Los
potenciales paradojas del viaje hacia atr�s en el tiempo, tales como
matar al abuelo antes de que su padre sea concebido � han sido
exploradas por la ciencia ficci�n desde hace mucho tiempo, y las
dem�s consecuencias de materia ex�tica tambi�n son problem�ticas.
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Plantean una pregunta de importancia fundamental: Las leyes de la
f�sica que permiten la energ�a negativa, �colocan alg�n l�mite en su
comportamiento?
Nosotros y otros hemos descubierto que la naturaleza impone
estrictas restricciones sobre la magnitud y la duraci�n de la
energ�a negativa, que (desafortunadamente, dir�an algunos) parece
representar la construcci�n de agujeros de gusano y unidades de
deformaci�n como muy poco probables.
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Doble Negativo
Antes de seguir adelante, debemos llamar la atenci�n del lector
sobre lo que no es la energ�a negativa.
No debe ser confundida con antimateria, la cual tiene energ�a
positiva. Cuando un electr�n y su antipart�cula, un positr�n, chocan,
se aniquilan. Los productos finales son los rayos gamma, los cuales
acarrean energ�a positiva. Si las antipart�culas estuvieran
compuestas de energ�a negativa, tal interacci�n se traducir�a en una
energ�a final de cero.
Tampoco se debe confundir la energ�a negativa con la energ�a
asociada con la constante cosmol�gica, postulada en los modelos
inflacionarios del universo [ver �Antigravedad Cosmol�gica -
Cosmological Antigravity�, por
Lawrence M. Krauss, peri�dico SCIENTIFIC AMERICAN, enero de 1999].
Esta constante representa una presi�n negativa, aunque energ�a
positiva (Algunos autores llaman a esto materia ex�tica, nos
reservamos el t�rmino para las densidades de energ�a negativa.)
El concepto de la energ�a negativa no es pura fantas�a, algunos de
sus efectos incluso han sido producidos en el laboratorio.
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Surgen
del
principio de incertidumbre de Heisenberg, que establece que la
densidad de energ�a de cualquier campo el�ctrico, magn�tico u otro
fluct�a de forma aleatoria. Aun cuando la densidad de la energ�a sea
igual a cero, en promedio, est� en un vac�o, fluct�a.
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Por lo tanto,
el vac�o cu�ntico no puede permanecer vac�o en el sentido cl�sico
del t�rmino, es un mar turbio de part�culas "virtuales" entrando y
saliendo de la existencia de forma espont�nea de forma espont�nea [v�ase
"La explotaci�n de la energ�a de Punto Cero", por Philip Yam; SCIENTIFIC AMERICAN , diciembre de 1997]. En la teor�a cu�ntica, la
noci�n usual de energ�a cero corresponde al vac�o con todas estas
fluctuaciones.
As� que si uno puede idear alguna manera de disminuir las
ondulaciones, el vac�o tendr� menos energ�a que lo normal, es decir,
energ�a de menos de cero.
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Las ondas de luz normalmente tienen una densidad de energ�a positiva
o cero en diferentes puntos del espacio (arriba). Pero en un estado
llamado exprimido, la densidad de la energ�a en un instante
determinado en el tiempo, puede llegar a ser negativa en algunos
lugares (abajo). Para compensar, el pico de densidad positiva debe
aumentar. |
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A modo de ejemplo, los investigadores en �ptica cu�ntica han creado
estados especiales de campos en los que la interferencia cu�ntica
destructiva suprime las fluctuaciones del vac�o.
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Los llamados
estados apretados de vac�o implican energ�a negativa. M�s
precisamente, los que est�n asociados con las regiones de energ�a
positiva y negativa altern�ndose.
La energ�a total promedio en todo el espacio sigue siendo positiva.
Apretando el vac�o se crea energ�a negativa en un solo lugar al
precio de energ�a positiva adicional en otra parte. Un experimento
t�pico consiste en rayos l�ser pasando a trav�s de materiales
�pticos no lineales [ver "Squeezed Light", de E. Richart Slusher y
Bernard Yurke, SCIENTIFIC AMERICAN, mayo de 1988]. La intensa luz
l�ser induce al material a crear pares de cuantos de luz, los
fotones. Estos fotones alternativamente mejoran y eliminan las
fluctuaciones del vac�o, conduciendo respectivamente a regiones de
energ�a positivas y negativas.
Otro m�todo para producir energ�a negativa introduce l�mites
geom�tricos en un espacio. En 1948, el f�sico holand�s Hendrik B.G.
Casimir demostr� que dos placas paralelas de metal sin carga alteran
las fluctuaciones del vac�o, de tal forma que se atraen entre s�. La
densidad de energ�a entre las placas fue m�s tarde calculada ser
negativa.
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En efecto, las placas reducen las fluctuaciones en la
brecha entre ellas, lo cual crea energ�a negativa y presi�n, que
empuja las placas entre s�. Cuanto m�s estrecho el espacio, m�s
negativa es la energ�a y la presi�n, y m�s fuerte es la fuerza de
atracci�n.
El
Efecto Casimir recientemente ha sido medido por Steve K. Lamoreaux de Los Alamos National Laboratory y por Umar Mohideen de
la Universidad de California en Riverside y su colega Anushree Roy.
Del mismo modo, en la d�cada de 1970 Paul C.W. Davies y Stephen A.
Fulling, luego en el King's College de la Universidad de Londres,
predijo que un l�mite en movimiento, como un espejo en movimiento,
podr�a producir un flujo de energ�a negativa.
Tanto para el efecto Casimir y como para los exprimidos estados, los
investigadores han medido s�lo los efectos indirectos de la energ�a
negativa.
La detecci�n directa es m�s dif�cil, pero podr�a ser posible
utilizando giros at�micos, como lo sugirieron Peter G. Grove, en ese
entonces en el Ministerio del Interior Brit�nico, y luego Adrian C.
Ottewill, de la Universidad de Oxford, y uno de nosotros (Ford) en
1992.
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Gravedad y Liviandad
El concepto de energ�a negativa surge en varias �reas de la f�sica
moderna. Tiene una relaci�n �ntima con los agujeros negros, aquellos
objetos misteriosos cuyo campo gravitacional es tan fuerte que nada
puede escapar de dentro de su l�mite, el suceso horizonte.
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En 1974 Stephen W. Hawking de la Universidad de Cambridge, realiz� su famosa
predicci�n de que los agujeros negros se evaporan por la radiaci�n
que emiten [v�ase "La Mec�nica Cu�ntica de los Agujeros Negros", de
Stephen W. Hawking, SCIENTIFIC AMERICAN, enero de 1977].
Un agujero negro irradia energ�a a un ritmo inversamente
proporcional al cuadrado de su masa. Aunque la tasa de evaporaci�n
es grande s�lo paoa el tama�o de los agujeros negros subat�micos,
proporciona un v�nculo crucial entre las leyes de los agujeros negro
y las leyes de la termodin�mica. La radiaci�n de Hawking permite a
los agujeros negros entrar en equilibrio t�rmico con su entorno.
A primera vista, la evaporaci�n conduce a una contradicci�n. El
horizonte es una calle de sentido �nico, la energ�a s�lo puede fluir
hacia el interior. Entonces, �c�mo puede la energ�a de un agujero
negro irradiar hacia el exterior?
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Puesto que la energ�a debe ser
conservada, la producci�n de energ�a positiva - que los observadores
distantes ven como la radiaci�n de Hawking - es acompa�ada por un
flujo de energ�a negativa dentro del agujero. Aqu� la energ�a
negativa es producida por la curvatura extrema del espacio-tiempo
cerca del agujero, que perturba las fluctuaciones del vac�o. De esta
manera, la energ�a negativa es necesaria para la consistencia de la
unificaci�n de la f�sica de los agujeros negros con la termodin�mica.
El agujero negro no es la �nica regi�n curvada del espacio-tiempo
donde la energ�a negativa parece jugar un papel.
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Otra es el agujero
de gusano - un tipo hipot�tico de t�nel que conecta una regi�n del
espacio-tiempo a otra. Los f�sicos pensaban que los agujeros de
gusano exist�an s�lo en las escalas de longitud m�s finas,
burbujeando dentro y fuera de la existencia como part�culas
virtuales [ver "Quantum Gravity, por Bryce S. DeWitt, SCIENTIFIC
AMERICAN, diciembre de 1983].
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A principios de la d�cada de 1960 los
f�sicos Robert Fuller y John A. Wheeler demostraron que los grandes
agujeros de gusano se derrumbar�an tan r�pidamente bajo su propia
gravedad que ni siquiera un rayo de luz tendr�a el tiempo suficiente
para viajar a trav�s de ellos.
Pero a finales de 1980 varios investigadores - sobre todo Michael S.
Morris y Kip S. Thorne, del Instituto de Tecnolog�a de California y
Matt Visser de la Universidad de Washington � encontraron otra cosa.
Algunos agujeros de gusano podr�an de hecho hacerse lo
suficientemente grandes para una persona o una nave espacial.
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Alguien podr�a entrar en la boca de un agujero de gusano estacionado
en la Tierra, caminar una corta distancia dentro del agujero de
gusano y salir por la otra boca, por ejemplo, digamos, en la galaxia
de Andr�meda. El problema es que los agujeros de gusano transitables
requieren energ�a negativa. Debido a que la energ�a negativa es gravitacionalmente repulsiva, evitar�a que el agujero de gusano se
colapse.
Para que un agujero de gusano sea desplazable, que deber�a (como
m�nimo) permitir que las se�ales, en forma de rayos de luz, pasen a
trav�s de �l. Los rayos de luz entrando en una boca de un agujero de
gusano son convergentes, pero para salir por la otra boca, deben
desenfocarse - en otras palabras, deben, en alg�n punto intermedio,
ir de la convergencia a la divergencia [ver ilustraci�n m�s abajo].
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Este desenfoque requiere energ�a negativa.
Considerando que la curvatura del espacio producida por el campo
gravitacional atractivo de materia ordinaria act�a como un lente
convergente, la energ�a negativa act�a como un lente divergente.
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Las ondas de luz normalmente tienen una densidad de energ�a positiva
o cero en diferentes puntos del espacio (arriba).
Pero en un estado
llamado exprimido, la densidad de la energ�a, en un instante
determinado en el tiempo, puede llegar a ser negativa en algunos
lugares (abajo).
Para compensar esto, el pico de densidad positiva
debe aumentar. |
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No se necesita Dilithium
Tales contorsiones del espacio-tiempo habilitar�a otro elemento
b�sico de la ciencia ficci�n, tambi�n el viaje a velocidades m�s
r�pidas que la luz.
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En 1994 Miguel Alcubierre Moya, en ese entonces
de la Universidad de Gales en Cardiff, descubri� una soluci�n a las
ecuaciones de Einstein que tienen muchas de las caracter�sticas
deseadas de deformaciones de velocidad. En �l describe una burbuja
de espacio-tiempo que transporta una nave espacial a velocidades
arbitrariamente altas con relaci�n a los observadores de fuera de la
burbuja. Los c�lculos muestran que la energ�a negativa es necesaria.
Una unidad de deformaci�n de espacio-tiempo pudiera parecer violar
la teor�a especial de la relatividad de Einstein.
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Pero la
relatividad especial dice que no se puede correr m�s r�pido que una
se�al luminosa en una carrera en la que usted y la se�al siguen el
mismo camino. Cuando el espacio-tiempo est� deformado, podr�a ser
posible vencer una se�al de luz tomando una ruta diferente, un
acceso directo.
La contracci�n del espacio-tiempo delante de la burbuja y la
expansi�n detr�s de ella crean un acceso directo [ver ilustraci�n].
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La burbuja de espacio-tiempo es la forma m�s cercana que la f�sica
moderna llega a la "deformaci�n del espacio-tiempo (velocidad)� de
la ciencia ficci�n. Puede transportar una nave espacial a
velocidades arbitrariamente altas. El espacio-tiempo se contrae en
la parte delantera de la burbuja, reduciendo la distancia hasta el
destino, y se expande en su parte posterior, incrementando la
distancia desde el origen (flechas). La nave misma se detiene en
relaci�n con el espacio que la rodea; los miembros de la tripulaci�n
no experimentan ninguna aceleraci�n. La energ�a negativa (azul) es
necesaria en los lados de la burbuja. |
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Un problema con el modelo original de Alcubierre, se�alado por
Sergei V. Krasnikov del Observatorio Astron�mico de Pulkovo Central
cerca de San Petersburgo, es que el interior de la burbuja de
deformaci�n de espacio-tiempo (warp) es causalmente desconectada de
su borde delantero.
En el interior, un capit�n de la nave no podr� dirigir la burbuja o
encenderla o apagarla, alg�n agente externo debe configurarla
adelante en el tiempo. Para solucionar este problema, Krasnikov
propuso un "tubo superlum�nico," un tubo de espacio tiempo-espacio
modificado (no siendo igual o lo mismo que un agujero de gusano),
conectando a Tierra con una estrella distante.
Dentro del tubo, el viaje superluminal en una sola direcci�n es
posible. Durante el viaje de ida a velocidad de subluz, una
tripulaci�n espacial crear�a tal tubo. En el viaje de regreso, ellos
podr�an viajar a trav�s de �l a la velocidad de deformaci�n de
espacio-tiempo (wrap). Al igual que las burbujas de deformaci�n, el
tubo involucra energ�a negativa.
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Ha sido demostrado por Ken D. Olum
de la Universidad de Tufts, y por Visser, junto con Bruce Bassett de
Oxford y Stefano Liberati de la Escuela Internacional de Estudios
Avanzados de Trieste, que cualquier esquema de viaje m�s r�pido que
la luz requiere el uso de energ�a negativa.
Si uno pudiera construir agujeros de gusano o unidades de
deformaci�n del espacio-tiempo, el viaje en el tiempo podr�a llegar
a ser posible. El pasaje del tiempo es relativo, depende de la
velocidad del observador. Una persona que abandona la Tierra en una
nave espacial, viaja a velocidad cercana a la de la luz y regresa,
habr� envejecido menos que alguien que permaneci� en la Tierra.
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Si
el viajero logra escapar de un rayo de luz, tal vez tomando un atajo
a trav�s de un agujero de gusano o una burbuja de deformaci�n de
espacio-tiempo (wrap), pudiera regresar antes de haberse ido.
Morris, Thorne y Ulvi Yurtsever, en ese entonces, en Caltech,
propusieron una m�quina del tiempo de agujero de gusano en 1988, y
su trabajo ha estimulado mucha investigaci�n, sobre el
viaje en el
tiempo en la �ltima d�cada.
En 1992, Hawking demostr� que cualquier construcci�n de una m�quina
del tiempo en una regi�n finita del espacio-tiempo de por s�
requiere de energ�a negativa.
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Vista desde el puente de una nave espacial m�s r�pida que la luz al
dirigirse en la direcci�n de la Osa Menor (arriba) no pareci�ndose
en nada a la alineaci�n de estrellas normalmente representadas en la
ciencia ficci�n. |
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A medida que aumenta la velocidad, las estrellas por delante de la
nave (columna izquierda) aparecen cada vez m�s cercanas a la
direcci�n del movimiento y se vuelven de color azul. Detr�s de la
nave (columna derecha), las estrellas cambian m�s cercanas a una
posici�n directamente detr�s de la popa, enrojecen y eventualmente
desaparecen completamente de la vista. La luz de las estrellas
directamente por encima o por debajo no se ve afectada. |
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La energ�a negativa es tan extra�a que uno podr�a pensar que debe
violar alguna ley de la f�sica.
Antes y despu�s de la creaci�n de las mismas cantidades de energ�a
negativa y positiva en el espacio antes vac�o, la energ�a total es
cero, por lo que la ley de conservaci�n de la energ�a es obedecida.
Pero hay muchos fen�menos que conservan la energ�a que todav�a nunca
ocurren en el mundo real. Un vidrio roto no puede volverse a
reensamblar, y el calor no fluye espont�neamente de un cuerpo m�s
fr�o a uno m�s caliente. Estos efectos est�n prohibidos por la
segunda ley de la termodin�mica.
Este principio general afirma que el grado de desorden de un sistema
- su entrop�a - no puede por s� solo disminuir sin gasto de energ�a.
Por lo tanto, un refrigerador, que bombea calor desde su interior
fr�o hacia la sala exterior m�s caliente, requiere de una fuente de
alimentaci�n externa. Del mismo modo, la segunda ley tambi�n proh�be
que funciona la conversi�n completa del calor.
La energ�a negativa potencialmente entra en conflicto con la segunda
ley. Imagine un l�ser ex�tico, que crea una luz fija de salida de
energ�a negativa. La conservaci�n de la energ�a requiere que un
subproducto sea un flujo constante de energ�a positiva. Se podr�a
dirigir el haz de energ�a negativa hacia alg�n lejano rinc�n del
universo, mientras se emplea la energ�a positiva para llevar a cabo
un trabajo �til.
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Esta fuente inagotable de energ�a puede ser
utilizada para hacer una m�quina de movimiento perpetuo, y por lo
tanto viola la segunda ley.
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Si el haz fuera dirigido a un vaso de
agua, se podr�a enfriar el agua mientras se usa la energ�a positiva
extra�da para alimentar un peque�o motor - proporcionando un
refrigerador sin necesidad de alimentaci�n externa. Estos problemas
surgen, no de la existencia de energ�a negativa en s�, sino de la
separaci�n sin restricciones de energ�as negativa y positiva.
La energ�a negativa sin restricciones tambi�n tendr�a profundas
consecuencias para los agujeros negros.
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Cuando se forma un agujero
negro por el colapso de una estrella moribunda, la relatividad
general predice la formaci�n de una singularidad, una regi�n donde
el campo gravitatorio se hace infinitamente fuerte. En este punto,
la relatividad general - y de hecho todas las leyes conocidas de la
f�sica - son incapaces de decir qu� sucede despu�s.
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Esta incapacidad
es un profundo fracaso de la descripci�n matem�tica actual de la
naturaleza. En tanto que la singularidad est� oculta dentro de un
suceso horizonte, sin embargo, el da�o es limitado. La descripci�n
de la naturaleza en todas partes fuera del evento horizonte no se ve
afectada.
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Por esta raz�n, Roger Penrose de Oxford propuso la
hip�tesis de la censura c�smica:
no puede haber
singularidades
desnudas, que no est�n protegidas por
horizonte de sucesos.
Para tipos especiales de agujeros negros cargados o rotatorios,
conocidos como agujeros negros extremo, incluso un peque�o aumento
en la carga o giro, o una disminuci�n de la masa, en principio,
podr�an destruir el horizonte y convertir el agujero en una
singularidad desnuda.
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Los intentos de cargar o girar estos agujeros
negros utilizando materia ordinaria parecen fallar por diversas
razones.
Uno podr�a imaginarse, en su lugar, producir una disminuci�n de la
masa por un rayo de energ�a negativa en el agujero, sin alterar su
carga o giro, y por lo tanto, subvirtiendo la censura c�smica. Uno
podr�a crear tal haz, por ejemplo, usando un espejo en movimiento.
En principio, ser�a necesaria s�lo una peque�a cantidad de energ�a
negativa para producir un cambio dram�tico en el estado de un
agujero negro extremo.
Por lo tanto, este podr�a ser el escenario en el que la energ�a
negativa tenga la mayor probabilidad de producir efectos
macrosc�picos.
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No es independiente y No es igual
Afortunadamente (o no, dependiendo de su punto de vista), aunque la
teor�a cu�ntica permite la existencia de energ�a negativa, tambi�n
parece poner fuertes restricciones - conocidas como desigualdades
cu�nticas - en su magnitud y duraci�n.
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Estas desigualdades fueron
sugeridas por primera vez por Ford en 1978.
Durante la �ltima d�cada han sido probadas y refinadas por nosotros
y otros, incluyendo Eanna E. Flanagan de la Universidad de Cornell,
Michael J. Pfenning, luego en Tufts por Christopher J. Fewster y
Simon P. Eveson de la Universidad de York, y Edward Teo, de la
Universidad Nacional de Singapur.
Las desigualdades tienen cierta semejanza con el principio de
incertidumbre. Dicen que un rayo de energ�a negativa no puede ser
arbitrariamente intenso durante un tiempo arbitrariamente largo. La
magnitud permisible de la energ�a negativa es inversamente
proporcional a su extensi�n temporal o espacial. Un pulso intenso de
energ�a negativa puede durar un corto tiempo, un pulso d�bil puede
durar m�s tiempo.
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Por otra parte, un pulso de energ�a negativa
inicial debe ser seguido por un pulso m�s largo de energ�a positiva
[ver ilustraci�n].
Cuanto mayor sea la magnitud de la energ�a negativa, m�s cerca debe
estar su contraparte de energ�a positiva. Estas restricciones son
independientes de los detalles de c�mo es producida la energ�a
negativa. Uno puede pensar en la energ�a negativa como en un
pr�stamo de energ�a. Al igual que una deuda es dinero negativo que
tiene que ser pagado, la energ�a negativa es un d�ficit de energ�a.
Como veremos m�s adelante, la analog�a va m�s all�.
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Los pulsos de energ�a negativa est�n permitidos por la teor�a
cu�ntica, pero s�lo bajo tres condiciones. En primer lugar, cuanto
m�s tiempo dura el pulso, m�s d�bil deber� ser (a, b). En segundo
lugar, deber� seguirle un pulso de energ�a positiva. La magnitud del
pulso positivo debe exceder a aquel de la inicial energ�a negativa.
En tercer lugar, cuanto mayor sea el intervalo de tiempo entre los
dos pulsos, mayor deber� ser el positivo - un efecto conocido como
inter�s cu�ntico (c). |
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En el efecto Casimir, la densidad de energ�a negativa entre las
placas puede persistir indefinidamente, pero grandes densidades de
energ�a negativa requieren una separaci�n muy peque�a de las placas.
La magnitud de la densidad de energ�a negativa es inversamente
proporcional a la cuarta potencia de la separaci�n de las placas.
As� como un pulso con una densidad de energ�a muy negativa es
limitado en el tiempo, la densidad de energ�a Casimir muy negativa
debe ser confinada entre placas cercanamente espaciadas.
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De acuerdo
con las desigualdades cu�nticas, la densidad de energ�a en la brecha
puede ser m�s negativa que el valor de Casimir, pero s�lo
temporalmente. En efecto, cuanto m�s uno trata de bajar la densidad
de energ�a por debajo del valor de Casimir, m�s corto es el tiempo
durante el cual se puede mantener esta situaci�n.
Cuando es aplicado a los agujeros de gusano y a las unidades de
deformaci�n del espacio-tiempo, las desigualdades cu�nticas
t�picamente implican que tales estructuras deben ser, o bien
limitadas a tama�os sub-microsc�picos, o si son macrosc�picos, la
energ�a negativa se ser confinada a bandas incre�blemente delgadas.
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En 1996 se demostr� que un agujero de gusano sub-microsc�pico
tendr�a un radio de garganta de no m�s de 10-32 metros.
Esta es s�lo ligeramente mayor que la longitud de Planck, 10-35
metros, la distancia m�s peque�a que tiene un significado definido.
Hemos encontrado que es posible tener modelos de agujeros de gusano
de tama�o macrosc�pico, pero s�lo a costa de confinar la energ�a
negativa a una banda extremadamente fina alrededor de la garganta.
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Por ejemplo, en un modelo, un radio de garganta de 1 metro requiere
que la energ�a negativa sea una banda no m�s gruesa que la 10-21,
una millon�sima parte del tama�o de un prot�n.
Visser ha estimado que la energ�a negativa requerida para este
tama�o de agujero de gusano tiene un equivalente en magnitud al
total de la energ�a generada por 10 mil millones de estrellas en un
a�o. La situaci�n no mejora mucho para los agujeros de gusano m�s
grandes.
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Para el mismo modelo, el m�ximo, el espesor permitido de la
banda de energ�a negativa es proporcional a la ra�z c�bica del radio
de la garganta. Incluso si el radio de la garganta es incrementado a
un tama�o de un a�o luz, la energ�a negativa a�n debe ser confinada
a una regi�n m�s peque�a que un radio de protones, y la cantidad
total requerida se incrementa linealmente con el tama�o de la
garganta.
Parece que los ingenieros de agujeros de gusano se enfrentan a
problemas de enormes proporciones. Deber�n encontrar un mecanismo
para confinar grandes cantidades de energ�a negativa a vol�menes
extremadamente delgados. Las llamadas cuerdas c�smicas,
hipotizadas en algunas teor�as cosmol�gicas, involucran densidades
muy grandes de energ�a en l�neas largas y estrechas. Pero todos los
modelos c�smicos conocidos f�sicamente razonables tienen densidades
de energ�a positiva.
Las unidades de deformaci�n del espacio-tiempo son, incluso, mucho
m�s limitados, como h a sido demostrado por Pfenning y Allen Everett
de Tufts, en colaboraci�n con nosotros.
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En el modelo de Alcubierre,
una burbuja de deformaci�n del espacio-tiempo que viaja a 10 veces
m�s velocidad de la luz (factor 2 de deformaci�n del espacio-tiempo,
en la jerga de Star Trek: The Next Generation) debe tener un espesor
de pared de no m�s de 10-32 metros.
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Una burbuja suficientemente
amplia como para incluir una nave de 200 metros requerir�a una
cantidad total de energ�a negativa igual a 10 mil millones de veces
la masa del universo observable. Restricciones similares aplican al
tubo superlum�nico de Krasnikov.
Una modificaci�n del modelo de Alcubierre fue construido
recientemente por Chris Van Den Broeck de la Universidad Cat�lica de
Lovaina en B�lgica. Se requiere mucha menos energ�a negativa, pero
coloca a la nave espacial en una curvatura de botella de
espacio-tiempo cuyo cuello es de unos 10-32 metros de ancho, una
haza�a dif�cil.
Estos resultados parecieran hacerlo m�s bien poco probable de poder
construir agujeros de gusano y unidades de deformaci�n del
espacio-tiempo (wrap) usando energ�a negativa generada por efectos
cu�nticos.
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Intermitencia C�smica e Inter�s Cu�ntico
Las desigualdades cu�nticas evitan las violaciones de la segunda ley.
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Si uno trata de usar un pulso de energ�a negativa para enfriar un
objeto caliente, esto ser� r�pidamente seguido por un impulso m�s
grande de energ�a positiva, que recalienta el objeto. Un pulso d�bil
de energ�a negativa puede permanecer separado de su contrapartida
positiva por m�s tiempo, pero sus efectos ser�an indistinguibles de
las fluctuaciones t�rmicas normales.
Los intentos de capturar o de separar la energ�a negativa de la
energ�a positiva tambi�n parecieran fallar. Uno podr�a interceptar,
por ejemplo, un haz de energ�a, utilizando una caja con un cierre.
Al cerrar la puerta de obturaci�n, uno podr�a esperar atrapar un pulso
de energ�a negativa antes de que llegue la energ�a positiva de
compensaci�n.
Pero el acto de cierre de la puerta en s� crea un flujo de energ�a
que anula la energ�a negativa que fue dise�ada para atrapar [ver
ilustraci�n].
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Intentar eludir las leyes cu�nticas que gobiernan la energ�a
negativa, inevitablemente termina en decepci�n. El experimentador
tiene la intenci�n de separar un pulso de energ�a negativa de su
pulso compensatorio de energ�a positiva. Al aproximarse los pulsos,
la caja (a), el experimento trata de aislar la negativa, cerrando
la tapa despu�s de su entrada (b). Sin embargo, el acto de cierre de
la tapa crea un segundo pulso de energ�a positiva dentro de la caja
(c). |
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Hemos demostrado que existen restricciones similares en violaciones
de la censura c�smica.
Un pulso de energ�a negativa inyectado dentro de un agujero negro
cargado pudiera moment�neamente destruir el horizonte, dejando al
descubierto la singularidad dentro del �l. Sin embargo, el pulso
debe ser seguido por un pulso de energ�a positiva, lo que
convertir�a a la singularidad desnuda nuevamente en un agujero negro
- un escenario que hemos denominado parpadeo c�smico.
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La mejor
oportunidad de observar un parpadeo c�smico ser�a maximizando la
separaci�n de tiempo entre la energ�a negativa y la positiva,
permitiendo que la singularidad desnuda dure el mayor tiempo posible.
Pero entonces la magnitud del impulso de la energ�a negativa tendr�a
que ser muy peque�o, de acuerdo con las desigualdades cu�nticas. El
cambio en la masa del agujero negro provocado por el pulso de
energ�a negativa ser�a lavado por las fluctuaciones cu�nticas
normales en la masa del agujero, que son una consecuencia natural
del principio de incertidumbre.
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El punto de vista de la singularidad
desnuda ser�a borroso, por lo que un observador distante no podr�a
verificar de forma inequ�voca que ha sido violada la censura c�smica.
Recientemente nosotros, y tambi�n Frans Pretorius, en ese entonces
en la Universidad de Victoria, y Fewster y Teo, han demostrado que
las desigualdades cu�nticas conducen a l�mites a�n m�s fuertes en
materia de energ�a negativa. El impulso positivo, que necesariamente
le sigue a un pulso negativo inicial debe hacer algo m�s que
compensar el pulso negativo: debe sobre- compensarlo.
La cantidad de sobre- compensaci�n se incrementa con el intervalo de
tiempo entre los pulsos. Por lo tanto, no se puede hacer que los
impulsos negativos y positivos se cancelen exactamente ente entre s�.
La energ�a positiva siempre debe dominar - un efecto conocido como
inter�s cu�ntico. Si se piensa en la energ�a negativa como un
pr�stamo de energ�a, el pr�stamo debe ser devuelto con intereses.
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Mientras m�s largo sea el per�odo de pr�stamo o cuanto mayor sea el
monto del pr�stamo, mayor es el inter�s. Adem�s, cuanto mayor sea el
pr�stamo, menor ser� el m�ximo per�odo de pr�stamo permitido. La
naturaleza es un astuto banquero y siempre cobra sus deudas.
El concepto de la energ�a negativa toca muchas �reas de la f�sica:
la gravitaci�n, la teor�a cu�ntica, la termodin�mica. El entretejido
de tantas y diversas partes de la f�sica ilustra la apretada
estructura l�gica de las leyes de la naturaleza. Por un lado, la
energ�a negativa parece ser necesaria para conciliar el agujero
negro de la termodin�mica.
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Por otro lado, la f�sica cu�ntica impide
la producci�n sin restricciones de energ�a negativa, lo que violar�a
la segunda ley de la termodin�mica. Si estas restricciones son
tambi�n caracter�sticas de una teor�a subyacente m�s profunda, como
la gravedad cu�ntica, todav�a est� por verse.
La naturaleza sin duda tiene m�s sorpresas guardadas.
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Los Autores
Lawrence H. Ford y Thomas A. Roman han colaborado en cuestiones de
energ�a negativa por m�s de una d�cada.
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Ford recibi� su doctorado la
Universidad de Princeton en 1974, trabajando con John Wheeler, uno
de los fundadores de la f�sica de los agujeros negros. En la
actualidad es profesor de f�sica en la Universidad de Tufts y
trabaja en con los problemas, tanto de la relatividad general como
de la teor�a cu�ntica, con un inter�s especial en las fluctuaciones
cu�nticas.
Sus otras actividades incluyen caminatas en los bosques de Nueva
Inglaterra y la recolecci�n de setas silvestres. Roman recibi� su
doctorado en 1981 de la Universidad de Syracuse bajo Peter Bergmann,
quien colabor� con Albert Einstein en la teor�a del campo unificado.
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Roman ha sido un visitante frecuente en el Instituto Tufts de
Cosmolog�a en los �ltimos 10 a�os y es actualmente profesor de
f�sica en la Universidad Central del Estado de Connecticut.
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Sus intereses incluyen las implicaciones
de energ�a negativa para una teor�a cu�ntica de la gravedad. �l
tiende a evitar los hongos silvestres.
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M�s informaci�n
-
AGUJEROS NEGRO y deformaciones DEL ESPACIO-TIEMPO: IMPRESIONANTE
LEGADO DE EINSTEIN. Kip S. Thorne. W. W. Norton, 1994.
-
Agujeros de gusano Lorentz: desde Einstein hasta Hawking. Matt
Visser.Imprenta del Instituto Americano de F�sica, 1996.
-
TEOR�A CU�NTICA DE LOS CAMPOS LIMITA GEOMETR�AS TRANSITABLES DE
AGUJEROS DE GUSANO. L.H. Ford y T.A. Roman en Physical Review D,
Vol. 53, N � 10, p�ginas 5496-5507; 15 de mayo 1996. Disponible en
xxx.lanl.gov/abs/gr-qc/9510071 en la Web Mundial.
-
LA NATURALEZA NO F�SICA DE LAS DEFORMACIONES DEL ESPACIO-TIEMPO.
M.J. Pfenning y L.H. Ford en Gravedad Cu�ntica y Cl�sica, Vol. 14,
No. 7, p�ginas 1743 a 1751; julio de 1997. Disponible en
xxx.lanl.gov/abs/gr-qc/9702026 en la Web Mundial.
-
PARADOJA PERDIDA. Paul Davies en New Scientist, Vol. 157, N � 2126,
p�gina 26, 21 de marzo de 1998.
-
M�QUINAS DEL TIEMPO: VIAJES EN EL TIEMPO EN LA FISICA, LA METAF�SICA
Y LA CIENCIA FICCI�N. Paul J. Nahin. Imprenta AIP, Editorial
Springer, 1999 segunda edici�n.
-
La conjetura del INTER�S CU�NTICO. L.H. Ford en Physical Review D,
Vol. 60, N � 10, del art�culo N� 104018 (8 p�ginas), noviembre 15,
1999. Disponible en xxx.lanl.gov/abs/gr-qc/9901074 en la Web
Mundial.
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