por�Rupert Sheldrake
9 Noviembre 2012
del Sitio Web�WakingTimes

traducci�n de Adela Kaufmann
Versi�n original en ingles

Al igual que muchas madres que tem�an por la seguridad de su familia durante la Segunda Guerra Mundial,�Mona Miller�fue evacuada de Londres a la tranquila localidad costera de Babbacombe en Devon.�

Parec�a una sabia precauci�n, pero, poco despu�s de su llegada all� con sus hijos peque�os, la se�ora Miller estaba cada vez m�s inquieta.

"Tuve la sensaci�n de que deb�a dejar Devon y volver a casa", me dijo.�

"Al principio rechac� la idea, �por qu� salir cuando estaba tan feliz y contenta a pesar de la guerra pasando a mi alrededor?

Durante mucho tiempo he cre�do que los presentimientos, premoniciones y otros fen�menos ps�quicos como la telepat�a deben ser tomados m�s en serio por mis colegas cient�ficos.

"Pero la sensaci�n aument�.�Las paredes de mi habitaci�n parec�an hablarme: "Vete a tu casa a Londres." Me resist� a la llamada durante unos cuatro meses, despu�s, un d�a, como un destello de luz, yo sab�a que deb�amos irnos.�

"Un s�bado a finales de 1942, viajamos a Londres y pocos d�as despu�s recib� una carta de un amigo en Devon.

"Gracias a Dios que se llev� a los ni�os el s�bado", escribi�.�"Temprano por la ma�ana el domingo, Jerry dej� caer tres bombas y una cay� sobre la casa donde usted viv�a, demoli�ndola y matando a todos los vecinos a ambos lados." '

La Sra. Miller estaba muy lejos de ser la �nica persona que experiment� estos presagios durante la guerra.�

Tres a�os m�s tarde, en la primavera de 1945, el militar estadounidense�Charles Bernuth�tom� parte en la invasi�n de Alemania y, poco despu�s de cruzar el Rin, se encontr� una noche conduciendo por la autopista con dos oficiales.�

�l describi� c�mo una "apacible y delicada vocecita" en su interior le dec�a que hab�a algo malo en la carretera.

"Me detuve en medio de los gemidos y burlas de los otros dos.�Empec� a caminar a lo largo de la carretera.�

"Cerca de 50 metros de donde yo hab�a dejado el jeep, me enter� de lo que estaba mal.�

"Est�bamos a punto de pasar por un puente - s�lo que el puente no estaba all�.�Hab�a sido estallado y hab�a un precipicio de unos 75 pies.

Tanto la Sra. Miller como Charles Bernuth hab�an experimentado presentimientos - sentimientos de que algo iba a suceder sin saber lo que iba a ser.�

Estos difieren de las premoniciones, cuando la v�ctima tiene una idea de lo que est� por venir, como cuando Carole Davies, de 16 a�os de edad,�visit� un sal�n de juegos de Londres durante los a�os setenta.

"Estando de pie mirando hacia la noche, tuve una sensaci�n de peligro", record�.�

"Entonces vi lo que parec�a una foto delante de m� mostr�ndome gente en el piso con baldosas y vigas de metal en ellos.�Me di cuenta de que esto iba a suceder aqu�.�Empec� a gritarle a la gente que saliera.�Nadie escuch�. "

Junto con sus amigos, Carole sali� corriendo y se fue a un caf� cercano.�

Mientras estaban sentados dentro, oyeron las sirenas en la calle fuera.�Una debilidad en la estructura dela arcada del edificio hab�a hecho colapsar el techo y las paredes se derrumbaron sobre los que estaban dentro.

"Todos corrimos por la calle a ver qu� hab�a pasado", record� Carole.�

"Era tal como lo hab�a visto.�Un hombre a quien hab�a gritado estaba siendo sacado de debajo de los escombros.

Al igual que Mona Miller y Charles Bernuth antes de ella, Carole estaba convencida de que deb�a la vida a su misterioso sexto sentido, un concepto que se puede esperar de un cient�fico con mi formaci�n descartara totalmente.�

Yo soy un bi�logo que ha estudiado, investigado y ense�ado en Cambridge y Harvard, y ocupado� altos puestos acad�micos en ambos lados del Atl�ntico.�

Sin embargo, he cre�do durante mucho tiempo que los presentimientos, premoniciones y otros fen�menos ps�quicos como la telepat�a deben ser tomados m�s en serio por mis colegas cient�ficos.�

Mi fascinaci�n por este tema se inici� en los a�os sesenta, cuando yo era un estudiante graduado en el departamento de bioqu�mica en la Universidad de Cambridge.�

No pas� mucho tiempo despu�s de que el escritor sudafricano�Laurens van der Post�hab�a publicado sus relatos de la vida de los bosquimanos del desierto de Kalahari.�

Al igual que la mayor�a de sociedades tradicionales, la suya fue una en la que la telepat�a no s�lo se tom� por sentado, sino que era puesta en pr�ctica, como vio van der Post cuando sus anfitriones persiguieron y mataron a un�
ant�lope eland�a muchos kil�metros del campamento.�

Mientras volv�amos en un Land Rover cargado de carne, le pregunt� a uno de los bosquimanos c�mo reaccionar�an aquellos en el campamento cuando se enteraran de este �xito.

"Ellos ya saben - nosotros los bosquimanos tenemos un cable de aqu�" respondi� �l, golpeando su pecho.�"Nos trae noticias."

�l estaba comparando su m�todo de comunicaci�n con el �cable� del hombre blanco, el �telegrama".�

Efectivamente, cuando se acercaban al campamento, la gente estaba cantando el 'Eland Song' y se preparaban para darle a los cazadores la m�s grande de las bienvenidas.�

Muchos otros viajeros en �frica han informado de que la gente parec�a saber cu�ndo sus seres queridos estaban regresando a casa.�Lo mismo ocurrir�a en las zonas rurales de Noruega, donde los habitantes desarrollaron una palabra especial - vardoger - para la anticipaci�n de las llegadas.�

Del mismo modo, las cuentas que leo de la "clarividencia" de algunos habitantes de las tierras altas escocesas incluyen visiones de llegadas antes de que la persona en cuesti�n aparezca.�

Pero nada de esto me convenci�, convertida como ya que estaba, al dogma del "materialismo" que ha dominado el pensamiento cient�fico desde finales del�siglo�19, y a�n lo hace hoy.�

De acuerdo con los materialistas, la ciencia eventualmente explica todo en t�rminos de la f�sica y la qu�mica.�

Y cualquier cosa que no puede explicarse as�� puede ser descartada como una ilusi�n.�

Educado en la tradici�n, adopt� la actitud de desprecio est�ndar cuando el tema de la telepat�a se plante� en el sal�n del t� del laboratorio un d�a.�

Fui llevado gentilmente a la tarea por Sir�Rudolph Peters,�uno de los decanos de la bioqu�mica brit�nica.�Era un hombre amable con los ojos centelleantes y m�s curioso que la mayor�a de la gente la mitad de su edad.�

�l me cont� de un amigo oftalm�logo que ten�a un muchacho joven con discapacidad grave y con retraso mental como paciente.�

A pesar de que estaba casi ciego, parec�a capaz de leer las letras en la tabla de la �ptica muy bien, pero s�lo cuando su madre las miraba.�

La �nica explicaci�n es que parec�a haber alg�n tipo de comunicaci�n telep�tica entre los dos, y en 1968, Sir Rudolph llev� a cabo un experimento en el que el muchacho adivin� correctamente muchos de los n�meros escritos o palabras que eran mostradas a su madre, a pesar de que estaban sentados a ambos lados de una pantalla lo que le imped�a recoger las se�ales visuales o auditivas.�

Sir Rudolph lleg� a la conclusi�n de que esta telepat�a se hab�a desarrollado en un grado inusual debido a las necesidades extremas del ni�o y el deseo de su madre de ayudarle.�

Pero, como he descubierto, incluso los experimentos de laboratorio involucrando a desconocidos hab�an producido resultados que, aunque menos marcados, todav�a eran convincentes.�

Por ejemplo, entre los a�os 1880 y 1939 hubo un auge en la investigaci�n ps�quica temprana, con la publicaci�n de m�s de 186 estudios que incluyeron ensayos en los cuales los sujetos adivinaban qu� cartas, seleccionadas al azar, estaba mirando un "emisor".�

Cuando se combinaron los cuatro millones de resultados individuales, en un procedimiento estad�stico llamado meta-an�lisis, los resultados generales fueron muy significativos porque eran mucho m�s precisos que los que se pod�a esperar del azar.�

Experimentos posteriores en los a�os setenta involucraron sujetos que dorm�an en un laboratorio insonorizado, mientras un "emisor" en otra habitaci�n, y en algunos casos, en otro edificio, abr�a un paquete sellado conteniendo una imagen seleccionada al azar y se concentraban en ella, tratando de influir en el sue�o del sujeto.�

A veces, la transferencia de pensamiento era muy clara: un sujeto describe haber so�ado con comprar las entradas para un combate de boxeo, mientras que remitente estaba mirando una foto de un combate de boxeo.�

De vez en cuando, era m�s simb�lico, como cuando el sujeto so�� con una rata muerta en una caja de cigarros, mientras� el remitente estaba mirando una foto de un g�ngster muerto en un ata�d. Pero en 450 de tales ensayos, los resultados generales estuvieron muy significativamente por encima del nivel de azar.�

Mi investigaci�n ha incluido m�s de 4,000 casos de fen�menos ps�quicos.�Muchos, como Mona Miller, muy cerca de morir en los bombardeos, involucran madres.�

Cientos me dijeron que durante los meses que estaban amamantando, sab�an cu�ndo su beb� las necesitaba, incluso a kil�metros de distancia, ya que comenzaba a secretar leche materna.�

Con la ayuda de una partera, estudi� a nueve madres que estaban amamantando en el norte de Londres, durante un per�odo de dos meses, y encontr� que su inesperadas "bajadas" de leche cuando estaban separadas de sus beb�s a menudo coincid�an con sus beb�s experimentando angustia.�

Las probabilidades de que esto ocurra por casualidad con la frecuencia que lo hicieron fueron de mil millones a uno, y esta conexi�n telep�tica tiene un buen sentido evolutivo.�

Las madres que pod�an decir a una distancia cuando sus hijos eran infelices tienden m�s a tener beb�s que sobrevivieron mejor que los de madres insensibles.�

Tales conexiones a menudo parecen continuar, incluso cuando los hijos han crecido, con muchas historias en mi base de datos relativo a las madres que ten�an ganas de estar en contacto con sus hijos cuando ellas no pod�an saber por cualquier medio convencional que estaban en problemas.�

Muchos lo hacen por tel�fono, el m�todo de comunicaci�n m�s com�nmente mencionado en los reportes de las experiencias telep�ticas en general.�

Mucha gente me dijo que hab�a pensado en alguna persona sin ning�n motivo aparente, y entonces esa persona llam� de una manera que parec�a extra�o.�O ellos sab�an qui�n estaba llamando cuando el tel�fono son�, incluso antes de que se levantasen el auricular.�

Yo dise�� un experimento para probar esto, una versi�n simplificada de lo que usted puede intentar a trav�s de mi p�gina Web.�

Esto implicaba pedir a los sujetos los nombres y n�meros de tel�fono de los cuatro amigos o familiares antes de ponerlos solos en un cuarto con un tel�fono fijo con llamadas sin Identificador de llamadas.�

Entonces seleccion� a uno de los cuatro jugadores al azar y les ped� que llamaran al sujeto, quien ten�a que decir qui�n estaba en la l�nea antes de contestar.�

Adivinando al azar, los sujetos habr�an estado en lo cierto acerca de una vez de cuatro, o el 25 por ciento.�

De hecho, la tasa de �xito promedio fue de 45 por ciento, de manera muy significativa por encima del nivel de azar, y estos resultados se han replicado de manera independiente en las universidades de Alemania y Holanda.�

Al tratar de explicar estos fen�menos, tenemos que mirar m�s all� de la visi�n tradicional cient�fica de que todo es esencialmente material o f�sico, incluyendo la mente humana.�

Este enfoque materialista fue resumido por�Francis Crick,�quien en 1962 comparti� el Premio Nobel por el descubrimiento de la estructura del ADN.

"Usted, sus alegr�as y sus penas, sus recuerdos y sus ambiciones, su sentido de identidad personal y libre albedr�o, de hecho no es m�s que el comportamiento de una gran asamblea de� c�lulas nerviosas y sus mol�culas asociadas", escribi�.

Crick habl� en nombre de la corriente principal cient�fica, como lo hizo la influyente neurocient�fico�Susan Greenfield�cuando describi� haber visto un cerebro expuesto en una sala de operaciones.

"Esto es todo lo que hab�a de (el paciente) Sarah, o de hecho, de cualquiera de nosotros", reflexion� en un art�culo publicado en 2000.

"No somos m�s que cerebros lodosos y de alguna manera, un personaje y una mente son generadas en este l�o caldoso."

Sin embargo, esta idea de que nuestras mentes est�n fijas f�sicamente dentro de nuestras cabezas, y que la conciencia no es m�s que un subproducto de la actividad del cerebro, es contrario a nuestra experiencia cotidiana.�

Cuando miramos a nuestro alrededor, las im�genes de las cosas que vemos est�n fuera de nosotros, no en nuestras cabezas.�Las sensaciones en mis dedos est�n en mis dedos, no en mi cabeza.�

Las intuiciones humanas que he descrito se ajustan mejor a la "teor�a de campo" de las mentes.�

Estamos acostumbrados al hecho de que los campos existen tanto dentro como fuera de los objetos materiales, tales como imanes y tel�fonos m�viles, y no hay raz�n para creer que nuestras mentes tienen campos similares, que tienen sus ra�ces en nuestro cerebro, sino que se extienden m�s all� de ellos.�

Tan extraordinario como suena esto, es apoyado por estudios de otro notable fen�meno ps�quico - la sensaci�n de ser observado.�

La mayor�a de la gente ha sentido que alguien los est� mirando desde atr�s, se dan la vuelta y se encuentran con los ojos de la persona.�Y la mayor�a de las personas han experimentado lo contrario: haciendo que alguien se de la vuelta al mirarlos.�

En amplios estudios en Europa y Am�rica del Norte, entre el 70 y el 97 por ciento de los adultos y los ni�os reportaron tales experiencias.�

En una serie de entrevistas con agentes de polic�a, personal de vigilancia y soldados, descubr� que la mayor�a consideraba que algunas personas parec�an saber que estaban siendo observadas, a pesar de que los observadores estaban bien escondidos.

"Muchas veces, el ladr�n s�lo conseguir� una sensaci�n de que las cosas no est�n bien", me dijo un oficial de narc�ticos.

"A menudo tenemos a alguien mirando en direcci�n nuestra, a pesar de que no puede vernos.�Muchas veces estamos dentro de un veh�culo."

Sorprendentemente, las pruebas de laboratorio han demostrado que la sensaci�n de estar mirando funciona incluso cuando las personas est�n siendo vistas en las pantallas, en lugar de directamente.�

Nuestra respuesta emocional puede ser medida por la actividad de nuestras gl�ndulas sudor�paras y esta aumenta en muchos de los sujetos siendo observados en
circuito cerrado de televisi�n�, a pesar de que no son conscientes de su respuesta.�

Todo esto sugiere que, ya sea a trav�s de mirar directamente o en circuito cerrado de TV, somos capaces de "tocarnos" unos a otros con la mirada - una prueba m�s de que nuestras mentes no est�n confinadas en el interior de nuestro cerebro.�

Con la comunicaci�n telep�tica, parece que estos campos de alguna manera interact�an a distancia, recogiendo sentimientos, necesidades y pensamientos a trav�s del espacio.�

En cuanto a presentimientos y premoniciones, esto implica v�nculos a trav�s del tiempo, al sintonizarnos con nuestros futuros estados mentales.�Que esos v�nculos son reales fue sugerido por una serie de experimentos en los Estados Unidos y Holanda en los �ltimos 20 a�os.�

Estas respuestas medidas a una serie de olores nocivos, leves descargas el�ctricas, palabras emotivas y fotograf�as provocativas, intercaladas con est�mulos calmantes que no ten�an un efecto fisiol�gico sobre los sujetos de estudio en absoluto.�

Nadie, ni siquiera los experimentadores, sab�an qu� clase de est�mulos el ordenador en cuesti�n producir�a como siguiente, pero en un n�mero significativo de casos, los sujetos reaccionaron a los est�mulos desagradables con unos tres o cuatro segundos de antelaci�n, de alguna manera conect�ndose con su yo futuro que estar�a experimentando los est�mulos de verdad.�

Estos resultados son fascinantes en s� mismos pero, como explicar� en el correo del lunes, los fen�menos ps�quicos no se limitan a los seres humanos.�

Hay incre�bles historias de telepat�a y premonici�n de desastre en muchas otras especies, incluidos los perros.�

En cuanto a exactamente c�mo funcionan estos fen�menos, pueden pasar a�os antes de que los logremos entender, pero un primer paso importante es que los cient�ficos ya reconocen que existen, y que la mente de los animales y los seres humanos interact�an de formas hasta ahora inexplicables.