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traducci�n de
Adela Kaufmann � � � �
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Dado que ninguno de los 300 trastornos mentales oficiales tiene ninguna prueba f�sica definida para el diagn�stico, no hay pruebas de que existan.�Punto final.� � Usted podr�a entrevistar a miles de personas que dicen que se sienten deprimidos, y usted puede encontrar diferencias significativas.�Cuanto m�s escucha sus historias, m�s estar�a usted convencido de las diferencias.� � Usted estar�a dividiendo la idea central de "depresi�n" y se dar�a cuenta de que no tiene centro com�n.�Esto es dif�cil de creer para muchas personas.�As� es como est�n de lavados del cerebro.� � No hay comunes�estados comunes universales de la�conciencia.�Todo es��nico,�de persona a�persona.� � Del mismo modo que no existe un �nico estado iluminado de conciencia, que es el mismo para todo el mundo, no hay estados de �trastorno mental� que sean los mismos para todos.� � Tenga en cuenta que un mito dominante est� supuesto a ser poderoso.�Se supone que aspira de la mayor�a de la poblaci�n.�Se supone que debe ser convincente.�Se supone que es "intuitivo".� � "Los trastornos mentales" son ese tipo de mito.�Hacen un llamamiento a la gente.�Les gusta.�Lo saludan.�Ellos se enamoran de ellos.� �
Un mito dominante se supone que debe ser incluyente, en el sentido
de que las personas se sienten perdidas sin �l.�No pueden atribuir
todo tipo de actividad humana a cualquier otra cosa, m�s que al
mito.�Ellos no pueden m�s all� de �l.�Se sienten frustrados sin �l.
� Ha alcanzado, en la psiquiatr�a, la codificaci�n.�Ah� es donde realmente adquiere poder.�La jerigonza pseudo-cient�fica.�300 trastornos mentales.�Y�un ej�rcito de especialistas m�dicos�listos para diagnosticar�y�drogarlos.� � Es ponerle la cola al burro, pero el p�blico no sabe eso.� � Durante d�cadas, los psiquiatras han estado reclamando que los trastornos mentales son, en su ra�z, desequilibrios qu�micos�en el cerebro. � El Dr.�Ronald�Pies,�el editor en jefe em�rito de la�Psychiatric�Times,�puso esa teor�a a descansar en la edici�n del 11 de julio 2011, de la revista The Times - en Psiquiatr�a de Nuevo Cerebro-Mente y la Leyenda del "Desequilibrio Qu�mico "(detr�s de muro de pago) - con esta admisi�n asombrosa:
Los investigadores no hab�an establecido una l�nea de base normal para mantener el equilibrio qu�mico. � As� que ellos estaban disparando en la oscuridad.�Peor a�n, estaban fingiendo una teor�a.�Pretender que sab�an algo cuando no lo hac�an. � En su art�culo en �Psychiatric Times� en 2011, el Dr. Pies trata de cubrir a sus colegas en la profesi�n psiqui�trica con esta fatua observaci�n:
Absurdo...
No importa la forma en que se mire, el concepto de trastornos mentales distintos es fatalmente defectuoso.� � Pero el mito sobrevive.�Sigue vivo...
� Estos mitos oscurecen verdaderamente toda conciencia din�mica y creativa, que da forma e inventa la realidad.� � La�pseudociencia�de la psiquiatr�a�es, en general, un intento de bloquear el conocimiento del poder de la fuerza creativa individual. La aceptaci�n sin sentido de la psiquiatr�a como una rama de la medicina le da el visto bueno de autoridad.
� Obviamente, aquellos que insistieron en mirar el mundo con dos ojos ser�an llamados herejes, o enfermos mentales.�Ser�an llamados fantasiosos que cre�an en la existencia de "otro ojo."� �
Y debido a que la conformidad es la base para el mantenimiento de
todos los mitos, tarde o temprano la poblaci�n (la mayor parte)
estar�a de acuerdo en que un segundo ojo es imposible. � Puede reorganizar las sillas de cubierta por el tiempo que usted quiera, pero a menos que se restablezca la conciencia creativa individual, siempre habr� una enorme y r�gida brecha faltante en cualquier esfuerzo, para establecer el progreso social.� �
Las v�ctimas de ayer ser�n los l�deres del ma�ana, y luego los
papeles se invertir�n de nuevo, y as� sucesivamente y as�
sucesivamente. Pero nunca van a encontrar la�cura. �
Viendo a la larga, la psiquiatr�a no es m�s que un punto en la
pantalla de la historia - un momento de locura, que intent�
prolongar su existencia mediante el establecimiento de�un
monopolio�sobre lo que constitu�a la cordura y la locura... � |
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