�
� |
�
� � �
por�Milan Karmeli
traducci�n de
Adela Kaufmann � � � � � �
� Afecta la forma en que nos relacionamos con los dem�s y con nosotros mismos, nuestra forma de escondernos de la vida o tirarnos a ella, y la forma en que pretendemos ser d�bil o ejercer un poder desproporcionado sobre otros.�En el nombre de sentirse digno, a menudo vamos a traicionar nuestros valores y a nosotros mismos. � Perder nuestro sentido de pertenencia, simplemente se siente demasiado arriesgado en comparaci�n a escuchar lo que sabemos que es verdad. � �
Cuando el exterior se convierte en la br�jula de mi
sentido de valor � La mayor�a de los momentos de sentirse valioso se derivan de lo externo, de los elogios de otra gente en lugar de una comprensi�n innata de nuestra propia importancia.�Sin embargo, cuando miramos fuera de nosotros mismos buscando el valor, nos traicionamos a nosotros mismos y pagamos el alto precio de la mediocridad. � Somos continuamente desafiados a elegir entre las fuerzas externas e internas para establecer nuestra propia autoestima. � El auto-respeto, el amor propio, y una creencia en nuestra bondad b�sica tienen que luchar contra ceder a sentimientos de ansiedad social y verg�enza, el miedo al aislamiento, y la expresi�n de la ira reprimida.�Nuestra necesidad de pertenencia es el detonante del n�cleo y la fuerza nutritiva detr�s de nuestra tendencia a ceder a estas presiones.� � La vida nos presenta con muchas cimas de monta�as de �xito y valles de fracaso.�En estos valles, nos enfrentamos a la verg�enza, la exclusi�n, la pena y la culpa. � Entonces, �c�mo podemos mantener un sentido de dignidad, sobre todo en momentos de angustia?�Especialmente cuando nos sentimos culpables y avergonzados, parece casi imposible recuperar nuestra inocencia y darnos la oportunidad de empezar de nuevo.� � La verg�enza y la culpa crean fuertes din�micas de auto-castigo y, a menudo refuerzan un ciclo sin fin de elegir el camino equivocado a la felicidad y a una saludable autoestima.�Un ejemplo extremo es la lucha de los criminales convictos. � Una vez que una persona ha infringido una regla importante, nuestra opini�n sobre �sta cambia. � Se mueve hacia el otro lado de la l�nea, el lado oscuro, aunque se trate de una p�rdida moment�nea de juicio.��l ahora est� marcado por esa mala elecci�n de vida.�A partir de ah� las posibilidades de volver a la normalidad se limitan.� �
Pero la misma din�mica se aplica a todos nosotros.�Cuando
fallamos, o vemos fallar a otros, una sombra es lanzada, y es a�n
m�s dif�cil seguir adelante. Luchamos
para perdonarnos a nosotros mismos y luchamos para recordar la
bondad que ahora est� enterrada debajo de la falla.
Pero a pesar de nuestros fracasos, nuestro derecho natural es estar aqu�, incluso cuando estamos excluidos por ciertos sectores de la sociedad por romper sus normas, reglas o valores. � � � �
Dime qui�n deber�a ser yo para poder ser digno � Esto fue especialmente doloroso cuando est�bamos siendo comparados con otros y no parec�amos estar a la altura.�La lucha interna que resulta es una expresi�n de la indignidad que sentimos y que contin�a reflej�ndose en nuestra personalidad.�
� Lo que realmente necesitamos es un conocimiento profundo de nuestra humanidad y de c�mo fue distorsionada para nosotros en el camino, pero lograr este hecho, es una empresa enorme. � � � �
La Verdadera Dignidad se encuentra en la Simplicidad � Cada vez que basamos el m�rito en "exclusividad", no puede ser real.�Siempre que seamos inferiores o superiores, no puede haber una sensaci�n verdadera de m�rito.�Por lo tanto, es mucho m�s acerca de la simplicidad y no se trata de ser especial. Ir�nicamente, es nuestro deseo de ser "especial" que nos impide sentirnos dignos.�
� En vez de ser nosotros mismos y ser naturales, aprendemos a ser justos y morales, aliment�ndonos de valores basados en experiencias de otras personas en lugar de confiar en nosotros mismos. � Aprendemos a hacer hincapi� en nuestro cuerpo y en la apariencia externa, descuidando nuestra esencia.�Tomar este enfoque de vida nos lleva a tratar de usar el poder sobre las personas y sobre el mundo que nos rodea. � Esto puede asumir formas que parecen interminables y distorsionar nuestro sentido de la realidad, haci�ndonos creer que estamos en control. � � � �
Encontrando de Nuevo tu Ritmo � Esto significa permitirnos a nosotros mismos movernos a nuestro propio ritmo, a pesar de que la mayor�a de nosotros estamos acostumbrados a dejar que otros den forma a ese ritmo para nosotros.�Nos movemos de acuerdo con el ritmo de otros, y hemos perdido el contacto con el nuestro.�Esta "disponibilidad a nuestro ser" necesita tiempo y pr�ctica. � Recordando que tenemos l�mites y necesidades naturales son pilares importantes en el proceso. � � � �
Profundizando Pacientemente nuestra comprensi�n de
la simplicidad � El tipo de humildad que acepta nuestra humanidad y que deja espacio para las dudas y fracasos, as� como momentos de grandeza.�Una humildad que acepta�nuestro lado oscuro como parte de nuestra confrontaci�n con la complejidad de la vida.� � Una humildad que tambi�n acepta las limitaciones de nuestro cuerpo y mente. � Y, sobre todo, necesitamos paciencia... � � � |
�