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del sitio Web�FractalEnlightenment�
traducci�n
de
Adela Kaufmann � �
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es como tratar de morder sus propios dientes ". Alan Watts � � � Mi consejo aqu�, en el comienzo de este art�culo sobre el yo, es tomar menos en consideraci�n�el dictamen de Descartes��cogito ergo sum� (pienso, luego existo) y tomar m�s en consideraci�n el dictamen�dubito ergo sum� (lo dudo, por lo tanto Yo Soy). Todo lo que estamos haciendo en nuestra b�squeda de conocimiento superior, de la iluminaci�n, de la comprensi�n de uno mismo, es expandiendo el horizonte de lo de todos modos desconocido.�Estamos meramente elev�ndonos a un nivel "superior" de no saber, a un nivel m�s erudito de ignorancia. � Cuanto m�s sabemos, m�s nos damos cuenta de�lo mucho que no sabemos. � Pero ni siquiera esa declaraci�n llega al centro del problema, porque el lenguaje es una herramienta exasperadamente imperfecta.�Lo que pasa es que es la �nica herramienta que tenemos para comunicar nuestro sentido de nosotros mismos a los dem�s (a diferencia del m�s alusivo "lenguaje m�s antiguo que las palabras"). � As�, la duda saludable parece ser el camino m�s razonable a seguir, especialmente en lo que se refiere a cualquier cosa que tenga que ver con el concepto del ante-todo- precioso-concepto-del 'YO'. � El problema del 'uno mismo' es fascinantemente complejo.�En alg�n lugar entre "Yo Dudo" y "Yo soy" hay un enorme abismo.�Este abismo es infinitamente profundo e infinitamente amplio, y sin embargo, al igual que con la paradoja de Zen�n, podemos saltar tan f�cilmente de "Yo dudo" a "Yo soy" y viceversa, como si la distancia fuera nula. � La ilusi�n es que no hay distancia, ning�n hueco, ning�n abismo, pero definitivamente lo hay. � Es a lo que�Slavoj Zizek�se refiere como el Paralaje Vac�o:
El cual se divide en tres modos principales de paralaje:
No voy a profundizar demasiado en estos complejos conceptos, excepto para decir que la brecha de paralaje ontol�gica, cient�fica y pol�tica es el enorme abismo entre "Yo dudo" y "Yo soy". � Todo lo que tenemos que hacer es ser mejores navegando este vac�o construyendo puentes de comunicaci�n m�s s�lidos.�Es m�s f�cil decirlo que hacerlo. �
Tenemos una multitud de capas evolutivas superpuestas en nuestro cr�neo, como una cebolla gigante.�Cada capa tiene una importancia evolutiva de la cual apenas estamos empezando a ara�ar la superficie. � Pero s� sabemos que cada m�dulo, cada parte de este infinitamente fascinante �rgano, es un pre-requisito para que estemos aqu�. � Cada m�dulo, ya sea obsoleto o no (y algunos lo son), es necesario para que exista tal cosa como el�homo sapiens sapiens: un animal epifen�meno que tiene la capacidad de vivir una vida examinada.�Algo tiene que dar el salto sobre el abismo. � Algo tiene que "hacer" el olor/sentir/ver/o�r/Degustaci�n/imaginaci�n. � Como�Julian Baggini�escribi�,
Algo tiene que ser (verbo) el ser (sustantivo) ataviado/siendo (verbo) �l mismo (sustantivo). � Algo tiene que ponerlo todo junto y decir:
Y ese algo es el arbitrario Ser. � Pero ese algo es tambi�n una ilusi�n, que es una p�ldora dif�cil de tragar para una criatura que pone casi todo su valor en al yo. � � � � Nuestra percepci�n del yo es mucho de una construcci�n de una construcci�n, ya que es una abstracci�n de una abstracci�n.�Y eso est� bien. � Como�Henry Miller�memorablemente lo puso,
Hemos evolucionado de esta manera por una raz�n: hasta el momento ha funcionado. � Percibimos el yo de la manera en que lo hacemos porque nuestra evoluci�n requiere un "aspecto" que fue capaz de poner todo el paquete psico-fisiol�gico de la carne-esp�ritu junto en un todo �nico, en una especie de director ejecutivo de�Mente Cuerpo y Alma S.A. � Y como la mayor�a de los directores generales, el yo tiene una tendencia a tomar todo el cr�dito de la multifac�tica corporaci�n. Pero el yo no es una cosa sola.�No es una esencia, sino un proceso.�Es el efecto secundario de un organismo que ha pasado por los movimientos de la evoluci�n.� � El sentido de la individualidad que surge de este proceso es, la ilusi�n, pero es una ilusi�n muy eficaz.�Cuando nos miramos en el espejo, nosotros percibimos un �nico organismo, que perpet�a la ilusi�n. � Perceptualmente somos una sola entidad, pero en realidad somos varias.�Somos multifac�ticos, con una pl�tora de m�scaras. Esta unidad psico-fisiol�gica de experiencia es quien somos.� � Pero esa experiencia es siempre en plena mutaci�n, si somos conscientes de ello o no.�Cuanto m�s abrazamos este cambio, m�s ciclos hacemos y nos reciclamos a trav�s de nuestras muchas m�scaras, tendiendo a ser m�s saludables y m�s valientes con nuestra propia vulnerabilidad. � El cambio alternativo, resistente, s�lo conduce a promover la ilusi�n del yo fijo y perpet�a la ilusi�n de invulnerabilidad y falsa seguridad. � Como dijo�Peter Matthiessen,
Trascendemos la "caverna" d�ndonos cuenta y aceptando el hecho de que el yo es una ilusi�n y en constante flujo, estando bien con la inevitabilidad del cambio. � Definirnos a nosotros mismos puede ser como morder nuestros propios dientes, pero es mejor que la alternativa:
Ellos se acondicionaron en nosotros.�Ellos precedieron nuestro pre-acondicionamiento. � Con un gran sentido del yo llegamos a ser capaces de cuestionar nuestros supuestos sobre la forma en que funciona el mundo, as� como la forma en que funciona el YO. � Justin Bowerm,�'En el Elusivo YO' escribi�,
De hecho, la paradoja no es que somos parte de un cosmos interdependiente. � La paradoja es nuestra percepci�n de ser independientes de ese cosmos interdependiente.�Y sin embargo, aqu� estamos: independientes, al menos perceptualmente.�Y eso debe estar bien.�La hipocres�a, la falibilidad, los errores, y/o el falso sentido de 'lo que sea' que inevitablemente viene de tal parad�jica disposici�n tambi�n debe estar bien, porque esta es precisamente nuestra suerte. � La Criatura Contradictoria es tanto qui�n somos y qu� somos.�S�lo necesitamos encontrar formas m�s saludables y mejores de serlo. � Una tarea arduamente herc�lea, si alguna vez hubo una, pero una tarea que debemos ser capaces de abrazar para convertirnos en versiones m�s saludables de nosotros mismos. � Como dijo�Alan Watts,
La m�xima de los fil�sofos, "con�cete a ti mismo" pudiera ser imposible, pero es imposible de la misma manera en que la iluminaci�n es imposible. � No debemos descuidar ni nuestra b�squeda de iluminaci�n ni la b�squeda de conocernos a nosotros mismos.�En cambio, deber�amos esforzarnos hacia ambos, mientras permitimos que el viaje sea la b�squeda misma.� � El primer paso hacia el conocimiento de nuestro verdadero yo es cuestionando el YO acondicionado y luego convirti�ndonos en nuestro propio yo. � Mientras podemos evitar ser lo que�F.S. Michaels�llama "un YO listo-para-portar", o un YO acondicionado, somos libres para continuar con nuestra propia evoluci�n de una manera m�s saludable. ������������������������������������������������������������������������ Somos libres de convertirnos - a trav�s de la auto-superaci�n constante - en nuestro yo m�s aut�ntico. � Y aunque, como�Bruno Borges�lo articula,
�nos volvemos m�s nosotros mismos al darnos cuenta de que somos dos estrellas tanto interdependientes como intermitentes individuos-humanos. � De hecho, s�lo hay una cosa m�s r�pida que la velocidad de la luz:
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