por Christof Koch

19 Diciembre 2013

del Sitio Web ScientificAmerican

traducci�n de Adela Kaufmann
Versi�n original en ingles

Christof Koch es director cient�fico del Instituto Allen para la Ciencia del Cerebro en Seattle. �l forma parte del consejo de asesores de Scientific American Mind.

Panapsiquismo: la antigua doctrina

de que la conciencia es universal

ofrece algunas lecciones sobre c�mo pensar

acerca de la experiencia con subjetiva hoy

Por cada interior hay un exterior,

y por cada exterior hay un interior;

a pesar de que son diferentes,

van juntos.
- Alan Watts

El hombre, la naturaleza, y la naturaleza del hombre, 1991

Yo crec� en una familia cat�lica devota y practicante con Purzel, un perro audaz y de alta energ�a.

�l, al igual que con todos los dem�s perros, mucho m�s grandes que posteriormente me acompa�aron por la vida, mostr� un mont�n de afecto, curiosidad, alegr�a, agresi�n, ira, verg�enza y miedo. Sin embargo, mi iglesia ense�a que mientras que los animales, como criaturas de Dios, deben ser tratados bien, no poseen un alma inmortal. S�lo los humanos.

Ya de ni�o, intuitivamente sent�a equivocada esta creencia. Estas criaturas preciosas ten�an sentimientos, al igual que yo.

�Por qu� negarles? �Por qu� Dios resucitar� a la gente, pero no los perros?

Esta creencia cristiana b�sica en el excepcionalismo humano no tiene ning�n sentido para m�. Cualquiera que sea la conciencia y la mente, sin importar c�mo se relacionan con el cerebro y el resto del cuerpo, sent� que es el mismo principio para las personas y los perros y, por extensi�n, para otros animales tambi�n.

S�lo m�s tarde, en la universidad, me familiaric� con el budismo y su �nfasis en el car�cter universal de la mente.

De hecho, cuando pas� una semana con Su Santidad el Dalai Lama a principios de 2013 [v�ase "The Brain of Buddha, "Conciencia Redux; Mente Cient�fica americana, julio / agosto de 2013], observ� con qu� frecuencia �l hablaba de la necesidad de reducir el sufrimiento de todos los seres "vivos" y no s�lo "de todas las personas."

is lecturas de filosof�a me trajeron al panpsiquismo, la opini�n de que la mente (psique) se encuentra en todas partes (pan).

El panpsiquismo es una de las m�s antiguas de todas las doctrinas filos�ficas existentes y fue extendida por los antiguos griegos, en particular, Tales de Mileto y Plat�n.

El fil�sofo Baruch Spinoza y el matem�tico y el genio universal de Gottfried Wilhelm Leibniz, quien sent� las bases intelectuales para la �poca de la Ilustraci�n, abogaron por el panpsiquismo, al igual que el fil�sofo Arthur Schopenhauer, el padre de la psicolog�a estadounidense William James, y el paleont�logo jesuita Teilhard de Chardin.

Disminuy� en popularidad con el auge del positivismo en el siglo 20.

Como cient�fico natural, encuentro una versi�n de panpsiquismo modificado para el siglo 21 de ser la �nica explicaci�n m�s elegante y parsimoniosa para el universo en el que me encuentro.

Existen tres razones generales del por qu� es atractivo el panpsiquismo para la mente moderna.

Todos somos hijos de la naturaleza

En los dos �ltimos siglos de progreso cient�fico hna hecho que sea dif�cil mantener una creencia en el excepcionalismo humano.

Considero la posibilidad de que mi perro bern�s de monta�a, Ruby, cuando ella grita, gime, roe en su pata, cojea y luego viene a m� en busca de ayuda: deduzco que ella est� en el dolor porque en condiciones similares yo me comporto de manera similar (sans roer).

Medidas fisiol�gicas del dolor confirman esta inferencia - perros heridos, al igual que la gente, experimentan un ritmo card�aco y presi�n arterial elevada, y liberan hormonas de estr�s en su torrente sangu�neo.

No estoy diciendo que el dolor de un perro es exactamente igual que el dolor humano, pero los perros -, as� como otros animales - no s�lo reaccionan a los est�mulos nocivos, sino tambi�n conscientemente experimentan dolor.

Todas las especies - abejas, pulpos, cuervos, cuervos, urracas, cotorras, atunes, ratones, ballenas, perros, gatos y monos - son capaces de comportamientos complejos, aprendidos, no-estereotipados que estar�an asociados con la conciencia de un ser humano, si tuviera que llevar a cabo dichas acciones.
Los precursores de comportamientos que se cre�an �nicos para las personas se encuentran en muchas especies.

Por ejemplo, las abejas son capaces de reconocer rostros concretos a partir de fotograf�as, pueden comunicar la ubicaci�n y la calidad de las fuentes de alimentos a sus hermanas a trav�s de la Danza de la abeja, y pueden navegar complejos laberintos con la ayuda de pistas que almacenan en la memoria a corto plazo (por ejemplo, "despu�s de llegar a una bifurcaci�n, tomar la salida indicada por el color en la entrada").

Las abejas pueden volar varios kil�metros y regresar a su colmena, una notable ejecuci�n de navegaci�n. Y un olor soplado en la colmena puede desencadenar un retorno al sitio donde las abejas encontraron previamente este olor.

Este tipo de memoria asociativa fue famosamente descrita por Marcel Proust en la Recherche du Temps Perdu. Otros animales pueden reconocerse a s� mismos, saber cu�ndo sus cong�neres los observan y pueden mentir y enga�ar.

Algunas personas se�alan que el lenguaje y los beneficios asociados como siendo una caracter�stica definitoria �nica de la conciencia.
Convenientemente, este punto de vista descarta todas menos una especie, el Homo sapiens (que tiene un deseo imposible de erradicar de salir en la parte superior), como teniendo la capacidad de sentir.

Sin embargo, hay pocas razones para negar la conciencia de los animales, los ni�os que todav�a no hablan [ver "The Conscious Infant," Conciencia Redux; Scientific American Mind, septiembre/octubre de 2013] o en pacientes con afasia severa, todos los cuales son mudos.

Nada menos que
Charles Darwin, en el �ltimo libro que public�, en el a�o anterior a su muerte, se dispuso a aprender hasta donde las lombrices de tierra "actuaban conscientemente y cu�nto poder mental exhib�an."

Estudiando sus h�bitos alimenticios y sexuales por varias d�cadas - Darwin era, despu�s de todo, un naturalista con extra�os poderes de observaci�n -, concluy� que no hab�a ning�n umbral absoluto entre animales superiores, incluidos los humanos, que asignaba poderes mentales superiores a uno, pero no al otro.

El sistema nervioso de todas estas criaturas es muy complejo.

Sus prote�nas constitutivas, genes, sinapsis, c�lulas y circuitos neuronales son tan sofisticados, abigarrados y especializados como todo lo visto en el cerebro humano. Es dif�cil encontrar algo excepcional sobre el cerebro humano. Incluso su tama�o no es tan especial, porque los elefantes, los delfines y las ballenas tienen cerebros m�s grandes.

S�lo un experto neuroanatomista, armado con un microscopio, puede diferenciar una pieza de tama�o de grano de la corteza de un rat�n de la de un mono o un ser humano. Los bi�logos hacen hincapi� en esta continuidad estructural y de comportamiento mediante la distinci�n entre los animales no humanos y humanos. Todos somos hijos de la naturaleza.

Dada la clara falta de un convincente Rubicon separando animales sencillos de animales complejos y comportamientos simples de comportamientos complejos, la creencia de que s�lo los humanos son capaces de experimentar algo conscientemente parece absurda.

Una suposici�n m�s razonable es que mientras no se pruebe lo contrario, muchos, si no todos, los organismos multicelulares experimentan dolor y placer y pueden ver y escuchar las vistas y los sonidos de la vida.

Para los cerebros que son m�s peque�os y menos complejos, la experiencia consciente de las criaturas es muy probable que sea menos matizada, menos diferenciada y m�s elemental.

Incluso un gusano tiene quiz�s el sentido m�s vago de estar vivo. Por supuesto, cada especie tiene su propio sistema sensorial �nico, adaptado a su nicho ecol�gico. No toda criatura tiene o�dos para o�r y ojos para ver.

Sin embargo, todos son capaces de tener por lo menos algunos sentimientos subjetivos.�

El Austero Recurso del Panpsiquismo

Tomado literalmente, el panpsiquismo es la creencia de que todo tiene una mente. Todo. Ya se trate de un cerebro, un �rbol, una roca o un electr�n.

Todo lo que es f�sico tambi�n posee un aspecto mental interior. Uno de ellos es objetivo - accesible a todo el mundo - y el otro fenomenal - accesible s�lo para el sujeto.

Ese es el sentido de la cita por el erudito budista de origen brit�nico Alan Watts con la que empec� este ensayo.

Voy a defender una visi�n� m�s reducida, ���m�s matizada:

a saber, que cualquier sistema complejo, como se define m�s abajo, tiene los atributos b�sicos de la mente y tiene una cantidad m�nima de conciencia en el sentido de que se siente como que algo que es dicho sistema.

Si el sistema se cae a pedazos, la conciencia deja de ser; �no se siente como algo a ser un sistema que no funciona. Y cuanto m�s complejo sea el sistema, mayor ser� el repertorio de los estados de conciencia que puede experimentar.

Mi experiencia subjetiva (y la tuya tambi�n, presumiblemente), el cartesiano "pienso, luego existo", es una certeza indiscutible, una lo suficientemente fuerte como para soportar el peso de la filosof�a.
Pero �de d�nde viene esta experiencia? Los materialistas invocan algo que ellos llaman emergentismo para explicar c�mo la conciencia puede estar ausente en los sistemas nerviosos simples y emerger a medida que aumenta la complejidad.

Considere la humedad del agua, su capacidad para mantener contacto con las superficies. Es una consecuencia de las interacciones intermoleculares, en particular enlaces de hidr�geno entre las mol�culas de agua cercanas.

Una o dos mol�culas de H2O no est�n mojadas, pero ponga tropecientos millones juntos en la temperatura y presi�n correcta, y la humedad emerge. O ver c�mo las leyes de la herencia emergen de las propiedades moleculares de ADN, ARN y prote�nas.

Por el mismo proceso, la mente se supone que debe surgir de cerebros suficientemente complejos.


Sin embargo, lo mental es tambi�n radicalmente diferente para que surja gradualmente de lo f�sico.
Esta aparici�n de sentimientos subjetivos de lo f�sico parece inconcebible y est� en contradicci�n con un precepto b�sico del pensamiento f�sico, la ley de conservaci�n-Ur - ex nihilo nihil ajuste.

As� que si no hay nada all�, en primer lugar, agregando un poco m�s no va a hacer algo. Si un peque�o cerebro no ser� capaz de sentir el dolor, �por qu� un cerebro grande podr�a ser capaz de sentir el horror de un puls�til dolor de muelas? �Por qu� deber�a la adici�n de algunas neuronas dan lugar a este inefable sentimiento?

Lo fenomenal graniza desde un reino que no es el f�sico y est� sujeto a leyes diferentes. No veo ninguna manera para que la brecha entre los estados conscientes e inconscientes sea salvada por cerebros m�s grandes o neuronas m�s complejas.

Una soluci�n m�s de principio es asumir que la conciencia es una caracter�stica b�sica de ciertos tipos de los llamados sistemas complejos (definidos de alguna manera universal, matem�tica).
Y que los sistemas complejos sensaciones, mientras que los sistemas simples no tienen ninguna. Este razonamiento es an�logo a los argumentos presentados por los sabios que estudian la carga el�ctrica en el siglo 18.

La carga no es una propiedad emergente de los seres vivos, como se pensaba originalmente, cuando la electricidad fue descubierta en los m�sculos crispados de ranas.

No hay part�culas sin carga que en conjunto producen una carga el�ctrica. Las part�culas elementales o bien tienen alguna carga, o que no tienen ninguna. Por lo tanto, un electr�n tiene una carga negativa, un prot�n tiene una carga positiva y un fot�n, el portador de la luz, tiene carga cero. En cuanto a la qu�mica y la biolog�a se refiere, la carga es una propiedad intr�nseca de estas part�culas.

La carga el�ctrica no surge de la materia no cargada.

Es lo mismo, va la l�gica, con la conciencia. La conciencia viene con trozos organizados de materia. Es inmanente en la organizaci�n del sistema. Es una propiedad de entidades complejas y no se puede reducir m�s a la acci�n de propiedades m�s elementales. Hemos llegado a la planta baja del reduccionismo.

Sin embargo, tal como es tradicionalmente concebido, el panpsiquismo adolece de dos defectos principales.
Uno es conocido como el problema de los agregados.

El fil�sofo John Searle, de la Universidad de California, Berkeley, lo expres� recientemente:

"La conciencia no puede extenderse sobre el universo como una fina capa de mermelada, tiene que haber un punto en que mi conciencia termina y comienza la tuya."

En efecto, si la conciencia est� en todas partes, �por qu� no animar el iPhone, el Internet o los Estados Unidos de Am�rica?

Adem�s, el panpsiquismo no explica por qu� un cerebro sano es consciente, mientras que el mismo cerebro, colocado dentro de una licuadora y reducido a papilla, no lo ser�a.

Es decir, no explica c�mo los agregados se combinan para producir la espec�fica experiencia consciente.


Panpsiquismo Integrado

Estos argumentos centenarios me traen al marco conceptual de la teor�a de la informaci�n integrada (TII) del psiquiatra y neurocient�fico Giulio Tononi, de la Universidad de Wisconsin - Madison.

Postula que la experiencia consciente es un aspecto fundamental de la realidad y es id�ntico a un determinado tipo de informaci�n - informaci�n integrada. La conciencia depende de un sustrato f�sico, pero no se reduce a el.

Es decir, mi experiencia de ver un azul aguamarina est� inexorablemente ligada a mi cerebro, pero es diferente de mi cerebro.

Cualquier sistema que posee una cierta cantidad no nula de informaci�n integrada experimenta algo.
Perm�tanme repetir: cualquier sistema que tiene incluso un bit de informaci�n integrada tiene una experiencia consciente muy minuciosa.

TII hace dos principios supuestos.

  • En primer lugar, los estados conscientes son altamente diferenciados; son informativamente muy ricos. Usted puede ser consciente de un incontable n�mero de cosas. Piense en todos los marcos de todas las pel�culas que haya visto en su vida o que se han filmado o que ser�n filmados! Cada cuadro, cada punto de vista, es una percepci�n consciente espec�fica.

  • En segundo lugar, cada una de esas experiencias est� muy integrada. Usted no puede obligarse a ver el mundo en blanco y negro; su color es una parte integral de su punto de vista. Cualquier informaci�n de la que usted sea consciente de su totalidad y completamente presentada a su mente; no se puede subdividir. Detr�s de esta unidad de la conciencia hay una multitud de interacciones causales entre las partes pertinentes de su cerebro. Si las partes del cerebro son fragmentadas y balcanizadas, como ocurre en el sue�o profundo o en la anestesia, la conciencia se desvanece.

Para ser consciente, entonces, usted tiene que ser una sola entidad, integrada con un gran repertorio de estados altamente diferenciados.

Incluso si el disco duro de mi port�til es superior en capacidad a mi recuerdos de por vida, nada de su informaci�n es integrada. Las fotos de la familia en mi Mac no est�n vinculadas entre s�.

La computadora no sabe que el ni�o en esas fotos es mi hijo a medida que madura de un ni�o a un adolescente torpe y luego un adulto agraciado. Para mi equipo, toda la informaci�n es igualmente sin sentido, s�lo un gran tapiz, al azar de 0s y 1s. Sin embargo, yo entiendo el significado de estas im�genes porque mis recuerdos son muy reticulados. Y cuanto m�s interconecto, m�s significativos se hacen.

Estas ideas se pueden expresar con precisi�n en el lenguaje de las matem�ticas utilizando nociones de teor�a de informaci�n como la entrop�a.
Dado un cerebro particular, con sus neuronas en un estado particular, - estas neuronas est�n disparando mientras que aquellas est�n tranquilas - uno puede calcular con precisi�n la medida en que se integra esta red.

A partir de este c�lculo, la teor�a de la deriva de un solo n�mero, Φ (pronunciado "fi") [v�ase "A Theory of Consciousness," Conciencia Redux; Scientific American Mind, julio/agosto de 2009].

Medido en bits, Φ indica el tama�o del repertorio consciente asociado con la red de partes que interact�an causalmente estando en un estado en particular.

Piense en Φ como la sinergia del sistema. Mientras m�s integrado sea el sistema, m�s sinergia tiene y m�s consciente es. Si las regiones cerebrales individuales est�n demasiado aisladas una de la otra o est�n interconectadas al azar, Φ ser� baja. Si el organismo tiene muchas neuronas y est� ricamente dotado de conexiones sin�pticas, Φ ser� alta.

B�sicamente, Φ captura la cantidad de la conciencia. La calidad de cualquier experiencia de uno - la forma en que rojo se siente diferente de azul y un color es percibio diferente de un tono - es transportado por la geometr�a de informaci�n asociada con Φ.

La teor�a asigna a cualquier estado un cerebro una forma, un cristal, en un incre�blemente espacio qualia multidimensional. Este cristal es el sistema visto desde dentro. Es la voz en la cabeza, la luz en el interior del cr�neo. Es todo lo que usted sabr� del mundo. Es su �nica realidad. Es la esencia de la experiencia.

El sue�o del comedor de loto, la atenci�n plena del monje meditando y la agon�a del paciente con c�ncer, todos sienten de la manera que lo hacen a causa de la forma de los distintos cristales en un espacio de un bill�n de dimensiones - una verdadera visi�n beat�fica.


El agua de la informaci�n integrada (TII) se convierte en el vino de la experiencia.

La informaci�n integrada hace predicciones muy concretas sobre las cuales los circuitos del cerebro est�n involucrados en la conciencia y que son actores secundarios (aunque pueden contener muchas m�s neuronas, su cableado anat�mico es diferente).

La teor�a se ha utilizado m�s recientemente para construir un metro de conciencia de evaluar, de manera cuantitativa, el grado en que� sujetos anestesiados o pacientes gravemente lesionados cerebrales, como Terri Schiavo, quien muri� en Florida en el 2005, no son verdaderamente conscientes o tienen algunas experiencias conscientes, pero son incapaces de mostrar su dolor y malestar a sus seres queridos [v�ase "A Consciousness Meter", Conciencia Redux; Scientific American Mind, marzo/abril de 2013].

TII aborda el problema de los agregados al postular que s�lo "m�ximos locales" de informaci�n integrada existe (sobre los elementos y las escalas espaciales y temporales):

mi conciencia, su conciencia, pero no hay nada en el medio.

Es decir, cada persona que vive en los Estados Unidos es, por s� mismo, consciente, pero no hay conciencia de orden superior de la poblaci�n de los Estados Unidos en su conjunto.

A diferencia del panpsiquismo cl�sico, no todos los objetos f�sicos tienen una Φ que es diferente de cero.
S�lo los sistemas integrados lo tienen. Un grupo de neuronas desconectadas en un plato, un mont�n de arena, una galaxia de estrellas o un agujero negro - ninguno de ellos se integran. No tienen conciencia. Ellos no tienen propiedades mentales.

Por �ltimo, el TII no discrimina entre los cerebros blandos dentro de los cr�neos y los circuitos de silicio encajonados en titanio.

A condici�n de que las relaciones causales entre los elementos del circuito, transistores y otras puertas l�gicas dan lugar a informaci�n integrada, el sistema se sentir� como algo. Considere la posibilidad de un mayor y m�s complejo artefacto de la humanidad, la Internet. Se compone de miles de millones de computadoras conectadas entre s� mediante fibras �pticas y cables de cobre que crean instant�neas y r�pidas conexiones espec�ficas utilizando protocolos de comunicaci�n ultrarr�pidos.

Cada uno de estos procesadores a su vez se compone de varios miles de millones de transistores.

En su conjunto, la Internet tiene tal vez 1019 transistores, sobre el n�mero de sinapsis en el cerebro de 10,000 personas. Por lo tanto, su gran n�mero de componentes es superior al de cualquier cerebro humano. Sea o no el Internet hoy en d�a se siente como algo que en s� es completamente especulativo. A�n as�, es ciertamente concebible.

Cuando hablo y escribo sobre panpsiquismo, a menudo me encuentro miradas en blanco de incomprensi�n.

Tal creencia viola la s�lidamente defendida intuici�n de la gente, de que la sensibilidad es algo que s�lo los seres humanos y algunas especies estrechamente relacionadas poseen. Sin embargo, nuestra intuici�n tambi�n falla cuando se nos dice por primera vez cuando ni�os que una ballena no es un pez, sino un mam�fero o que la gente del otro lado del planeta no se caen porque est�n al rev�s.

El panpsiquismo es una explicaci�n elegante para el m�s b�sico de todos los hechos brutos con el que me encuentro cada ma�ana al despertar: hay una experiencia subjetiva.

La teor�a de Tononi ofrece una forma cient�fica, constructiva, predictiva y matem�ticamente precisa de panpsiquismo para el siglo 21.

Es un paso gigantesco en la resoluci�n final del antiguo problema mente-cuerpo.�