porTodd Murphy

1999

del Sitio WebShaktiTechnology

traducci�n de Adela Kaufmann
Versi�n original en ingles


Se�ales neuromagn�ticas como base para Estados de Conciencia

En lo que podr�a llegar a ser uno de los descubrimientos m�s importantes de los estudios cognitivos de nuestra d�cada, se ha encontrado que hay cinco millones de cristales de magnetita por gramo en el cerebro humano.(1)

Curiosamente,las meninges, (la membrana que envuelve el cerebro), tienen veinte veces ese n�mero.Estos cristales 'biomagnetitas' demuestran dos interesantes caracter�sticas.

La primera es que sus formas no ocurren en la naturaleza, sugiriendo que se formaron en el tejido, m�s que ser absorbidos desde fuera.La otra es que estos cristales parecen estar orientados con el fin de maximizar su momento magn�tico, que tiende a dar a estos grupos de cristales la capacidad de actuar como un sistema.

El cerebro tambi�n� ha sido encontrado de emitir campos magn�ticos de muy baja intensidad, un fen�meno que forma la base de todo un campo de diagn�stico conjunto,la �magnetoencefalograf�a.(2)

Desafortunadamente para la presente discusi�n, no hay manera de "leer" ninguna se�al que podr�a ser acarreada por las emisiones magn�ticas de los cerebros en la actualidad.Esperamos que con el tiempo aparecer�n suficientes medios sutiles de detecci�n de estas se�ales, ya que hay pruebas convincentes de que existen, y constituyen un medio para que se de la comunicaci�n entre las diversas partes del cerebro.

Este sistema, especulamos, es lo que hace que la selecci�n de las �reas neurales se recluten, por lo que los Estados (de conciencia) pueden provocar respuestas fenomenol�gicas, conductuales y afectivas.


Aunque ha habido muchos estudios que han examinado los efectos de los campos magn�ticos en la conciencia humana, ninguno ha dado resultados m�s relacionados a la comprensi�n de la funci�n de se�alizaci�n neuromagn�tica que el trabajo del grupo de Neurociencias Conductuales de la Universidad Laurenciana.

Ellos han seguido un curso de experimentos que se basan en la estimulaci�n del cerebro, especialmente los l�bulos temporales, con complejas se�ales magn�ticas de baja intensidad.(3)

Resulta que diferentes se�ales producen diferentes fen�menos.Un ejemplo de este fen�meno es la sensaci�n vestibular, en la que el propio sentido normal de equilibrio se sustituye por ilusiones de movimiento similares a las sensaciones de levitaci�n reportado en la literatura espiritual, as� como la sensaci�n de v�rtigo.Tambi�n han aparecido "visiones" transitoria, cuyo contenido incluye motivos que tambi�n aparecen en las experiencias cercanas a la muerte y escenarios de abducciones alien�genas.(4)

Se han producido parestesias afectivas positivas (zumbidos-como el�ctricos en el cuerpo).�

Otra experiencia que se ha suscitado neuromagn�icamente son estallidos de emoci�n, m�s com�nmente miedo y alegr�a.Aunque el contenido de estas experiencias puede ser bastante sorprendente, la manera en que se presentan es mucho m�s com�n.Se aproxima el "estado crepuscular" entre la vigilia y el sue�o llamado hipnogogia (alucinaci�n hipnog�gica).Esto puede producir breves, visiones fugaces, sentimientos que la cama est� en movimiento, balanceo, flote o de hundimiento.

Sensaciones som�ticas como un zumbido el�ctrico y escuchar una llamada interna tambi�n puede ocurrir en alucinaci�n hipnog�gica.

La gama de experiencias que puede producir es bastante amplia.Si todas las se�ales producen los mismos fen�menos, entonces ser�a dif�cil concluir que estas se�ales magn�ticas se aproximan a las se�ales end�genas neuromagn�ticas postuladas que crean alteraciones del estado.De hecho, las anteriores producen una amplia variedad de fen�menos.Una tal se�al hace aprensivas a algunas mujeres, a otras no.(5)

Una se�al de este tipo crea fuertes sensaciones vestibulares que uno no puede ponerse de pie. A otros no les afecta.


Los l�bulos temporales son las partes del cerebro que median los estados de conciencia.Lecturas de EEG de los l�bulos temporales son notablemente diferentes cuando una persona est� dormida, teniendo un ataque alucin�geno, o en LSD.Trastornos de convulsiones confinadas a los l�bulos temporales (convulsiones parciales complejas) se han caracterizado por alteraciones de la conciencia.(6)

Hubo tambi�n un estudio realizado en el que se les dio el LSD a monos despu�s de haber retirado varias partes de sus cerebros.(7)

Los monos siguieron 'viajando' sin importar qu� parte o partes de su cerebro faltaban hasta que ambos l�bulos temporales fueron retirados.En estos casos, la sustancia no pareci� afectar a los monos en absoluto.La conclusi�n parece inevitable.Adem�s de todas sus otras funciones (aspectos de la memoria, el lenguaje, la m�sica, etc.), los l�bulos temporales intervienen en los estados de conciencia.

Si la exposici�n de los l�bulos temporales a las se�ales magn�ticas puede provocar alteraciones en los Estados, entonces parece razonable suponer que los Estados encuentran parte de su base neural en nuestras se�ales neuromagn�ticas postuladas, saliendo de los l�bulos temporales.

Las alucinaciones son conocidas por ser los correlatos fenomenol�gicos de los estados alterados.Las alteraciones en el estado de conciencia conducen, despu�s de la entrada, y los fen�menos, ya sean alucinatorio o no, siguen en respuesta.Podemos ofrecer dos razones para llegar a esta conclusi�n.

El primero es uno de los resultados obtenidos por un estudio de las alucinaciones causadas por la profunda �estimulaci�n el�ctrica del cerebro.(8)

En este estudio, se encontr� que el contenido de las alucinaciones est� relacionado con las circunstancias en las que se produjeron, a fin de que los mismos est�mulos podr�an producir diferentes alucinaciones.La conclusi�n fue que la estimulaci�n indujo estados alterados, y los estados facilitaron las alucinaciones.


El segundo tiene que ver con las velocidades relativas de los procesos neuronales operantes.


Los
tiempos de respuesta neuroqu�mica est�n limitados por el tiempo necesario para su transmisi�n a trav�s de la brecha sin�ptica,. 5 a 2 ms.(9)


En comparaci�n, la propagaci�n de los potenciales de acci�n es mucho m�s r�pida.Por ejemplo, un potencial de acci�n puede viajar un cent�metro completo (un par de �rdenes de magnitud m�s grande que una brecha sin�ptica) en alrededor de 1,3 mseg.

Las respuestas el�ctricas del cerebro, por lo tanto, pasan �rdenes de magnitud m�s r�pidamente de que lo hacen las qu�micas.(10)

Las se�ales magn�ticas se propagan con una velocidad mucho mayor que las de los potenciales de acci�n movi�ndose a trav�s de las neuronas.La f�sica contempor�nea requiere que las se�ales magn�ticas se propaguen a una fracci�n significativa de la velocidad de la luz, de modo que todo el cerebro podr�a ser expuesto a una se�al de neuromagn�tica en infinitamente peque�as cantidades de tiempo.

Parece posible que las se�ales neuromagn�ticas surgen de estructuras que median nuestras diversas modalidades sensoriales y cognitivas.Estas se�ales reclutan entonces esas funciones (principalmente en el sistema l�mbico) que ajustan los cambios en el estado.

Estas se�ales del l�bulo temporal, especulamos, entonces inician las se�ales a las estructuras que median las modalidades que se han mejorado o suprimido al cambiar el estado.�

La conciencia como una interfaz de respuesta de las modalidades sensoriales y cognitivas

El problema de definir la expresi�n "estado de conciencia" ha plagado el campo de los estudios cognitivos durante alg�n tiempo.

Sin entrar en la historia de los estudios en el �rea, nos gustar�a esbozar una hip�tesis relativa a los estados de conciencia en el que la gesti�n de los estados da lugar al fen�meno de la conciencia.


Hay teor�as que sugieren que las modalidades cognitivas (como la memoria, afecto, ideaci�n y atenci�n) pueden ser vistos como an�logos a las modalidades sensoriales.


Nuestra hip�tesis es que todo el conjunto de modalidades, cognitivas y sensoriales, puede ser heur�sticamente comparado con una mesa de mezclas de sonido.En esta met�fora, todas las diferentes modalidades se representan como re�statos verticales con funcionamiento mejorado cada vez mayor hacia la parte superior, y la funci�n suprimida incrementando hacia la parte inferior.

Adem�s, el acto de volverse consciente de los fen�menos en cualquier modalidad dada implica el ajuste de esa modalidad de "re�stato".


La
entrada sensorial de cualquier modalidad puede alterar nuestro estado.La visi�n de una persona atractiva, el olor del fuego, la inesperada sensaci�n de movimiento en contra de la piel de uno (�hay un bicho en m�!). Un s�bito sabor amargo experimentado mientras se come un helado, o el sonido de un hijo gritando de dolor, todo de estos fen�menos pueden provocar alteraciones en el estado.

Aunque la frase "Estados alterados" ha llegado a ser asociada con dram�ticas experiencias de otros mundos, alteraciones en el estado, como vamos a estar utilizando la frase, se refiere principalmente a las alteraciones que nos llevan de un estado normal a otro.


Alteraciones en el estado pueden crear cambios dentro de las distintas modalidades sensoriales y cognitivas.

Un aumento en la excitaci�n tras la visi�n de un predador t�picamente suprimir� el sentido del olfato (muy pocos son capaces de detenerse y "oler las rosas", mientras un jaguar les est� persiguiendo), suprimen la introspecci�n (nadie quiere saber ��qui�n soy yo realmente? ", mientras una anaconda se enrolla en torno a ellos), suprimen la excitaci�n sexual, y alteran la visi�n de manera que el centro del campo visual es mejor atendido que la visi�n perif�rica que permite a uno ver mejor el movimiento del depredador.

La visi�n de un depredador tambi�n introducir� una serie de otros cambios, los cuales reflejan el estado.

En la epopeya hind�, el Mahabharata, hay un di�logo entre el legendario guerrero, Arjuna, y su maestro de tiro con arco. A Arjuna le dijo a su maestro de arco que entrenara su arco en un p�jaro de paja utilizado como un objetivo.

A Arjuna se le pidi� describir el p�jaro.

Y �l respondi�:

'No puedo'.

'�Por qu� no?', Le pregunt� su maestro.

'S�lo puedo ver su ojo', respondi�.

'Desata tu flecha', comand� el profesor.

Arjuna lo hizo, y dio en el blanco en el ojo.

'Te voy a hacer el mejor arquero del mundo', dijo su maestro.

En esta historia, la atenci�n a la visi�n perif�rica hab�a cesado tan completamente que s�lo el centro de su campo visual recib�a atenci�n.

Nuestro modelo de estados se ver�a limitado a interpretar la (m�tica) haza�a de Arjuna como un comportamiento espec�fico de un estado.La combinaci�n �nica de mejora sensorial, mayor atenci�n, y una supresi�n suficiente de las emociones, los pensamientos, y la introspecci�n que apoyan tal acto sugiere una configuraci�n espec�fica para nuestros metaf�ricos re�statos.


Cambios en el estado crea cambios en las modalidades sensoriales y cognitivas, y ellos a su vez, disparan cambios en el estado.Podemos concluir razonablemente que no existe un mecanismo de retroalimentaci�n mediante el cual cada modalidad est� conectado a las otras.


Los Estados tambi�n crean tendencias a comportarse de una manera espec�fica en determinadas circunstancias, lo que maximiza la adaptabilidad del comportamiento en esas circunstancias, el comportamiento que tiende a satisfacer nuestras necesidades y responder a las amenazas a nuestra capacidad para satisfacer esas necesidades.


Cada circunstancia ajusta cada entorno de modalidad, tendiendo a maximizar la contribuci�n de esa modalidad de la conducta adaptativa en esa circunstancia.

El mecanismo puede funcionar utilizando tanto la configuraci�n predeterminada aprendida y heredada para cada circunstancia y luego repite estos ajustes en circunstancias similares en el futuro.Lamentablemente, esto a menudo hace estados desadaptativos.

Una alteraci�n en el estado habituado, en respuesta a las amenazas de un padre abusivo, por ejemplo, puede hacer respuestas auto-derrotistas ante el estr�s en otras circunstancias, donde �stas mismas respuestas ya no son ventajosas.(10)

Debido a que distintos Estados van a ser dominados por combinaciones espec�ficas de modalidades, es l�gico pensar que una posible estrategia para alinear los re�statos (haciendo alteraciones en el estado) es moverlos a la par, por lo que despu�s de que una persona asocia el sonido de un grito al concepto de una amenaza, ese sonido, con su firma auditiva �nica, causar� que todas las modalidades afectadas (muy probablemente la mayor�a de ellas en la mayor�a de los casos) tome las posiciones que ten�an en el momento en que si hizo la asociaci�n.


Cuando decimos cambiar estados, nos estamos refiriendo a mucho m�s de los estados dram�ticos creados por el LSD, los tanques de aislamiento, el sue�o MOR (movimientos oculares r�pidos), etc.

Tambi�n estamos incluyendo estados normales de conciencia, que podemos imaginar como "configuraci�n predeterminada" de nuestras diversas modalidades.Cuando alguno de estos par�metros regresa a uno de sus valores predeterminados, conjeturamos que tienden a arrastrar todas las otras modalidades a los ajustes que habitualmente toman en ese estado.


Para lograr esto, hay que indicar que cada modalidad est� conectada una con otra.Una visi�n, un olor, un sonido o una sensaci�n t�ctil, todo puede inspirar miedo.El miedo puede motivar la ideaci�n.�La ideaci�n puede inspirar excitaci�n.Los cambios en afecto pueden iniciar alteraciones en la introspecci�n.La introspecci�n afecta la introspecci�n.

Espec�ficas configuraciones del Estado de modalidades individuales podr�an iniciar los ajustes de otras modalidades.��

Nuestra hip�tesis principal es que todas estas conexiones intermodales, operando como un sistema �nico, tiene un solo correlato fenomenol�gico.Los fen�menos de la conciencia subjetiva.

Propusimos en nuestra primera secci�n que la alteraci�n de la conciencia implica tener una modalidad de recibir la entrada que desencadena un cambio en el estado.La estructura asociada con esa modalidad entonces emite una se�al neuromagn�tica a los l�bulos temporales, que entonces produce se�ales que movilizan las diversas estructuras en todo el cerebro.

Espec�ficamente, las estructuras cuyos valores asociados de modalidades deben cambiar con el fin de lograr la alteraci�n adecuada en el estado.En la segunda secci�n, encontramos la posibilidad de que los estados sean ajustes de los aspectos variables de modalidades cognitivas y sensoriales.

Tambi�n ofrecimos la sugerencia de que la conciencia es el correlato fenomenol�gico de la retroalimentaci�n entre la gesti�n de los estados, por un lado, y las diversas modalidades cognitivas y sensoriales, por el otro.Si todas estas conclusiones eran para hacer frente a las pruebas, podr�amos concluir que el contenido de las hipot�ticas se�ales magn�ticas end�genas del cerebro podr�an consistir en un conjunto de valores para ajustar cada re�stato sensorial y cognitivo.

Tambi�n podemos concluir que la se�alizaci�n neuromagn�tica es el contexto en que se produce el conocimiento.

El mecanismo espec�fico mediante el cual se genera la subjetividad est� fuera del alcance de este trabajo.

Sin embargo, podemos decir que el hecho de que m�ltiples modalidades se experimentan al mismo tiempo, junto con la implicaci�n de nuestro modelo que est�n 'reseteadas', a la vez, con cada alteraci�n en el estado sugiriendo que nuestras se�ales neuromagn�ticas postuladas pueden venir de dos en dos, con las dos se�ales de funcionamiento ligeramente fuera de fase una con la otra.

De esta manera, las se�ales neuromagn�ticas, como los dos haces de l�ser usados ​​para producir un holograma, podr�an ser capaces de almacenar la informaci�n de una manera similar, como ya se ha explorado porKarl Pribram.

Las velocidades a las que se propagan las se�ales neuromagn�ticas, junto con su capacidad para reclutar / alterar m�ltiples modalidades sugiere que el mecanismo subyacente ha sido seleccionado para tomar decisiones instant�neas en cuales� porciones espec�ficas se reclutan con el fin de facilitar los comportamientos desarrollados del Estado, y hacerlo r�pidamente.

De esta manera, el tiempo de inicio para la iniciaci�n de los Estados se mantiene al m�nimo, y con ello, los tiempos necesarios para hacer respuesta inicial, cognitiva a los est�mulos.

Cuando se trata de respuesta a� amenazas, o avistamiento de presa, las ventajas evolutivas son obvias.�




REFERENCIAS

(1) Kirshivink, Joseph L, Kobayashi-Kirshivink, Atsuko y Woodford, Barbera J., "La Biomineralizaci�n de la magnetita en el cerebro humano" Procedimientoss de la Academia Nacional de Ciencias, 1992, 89 desde 7683 hasta 7687


(2) cf.Stefan, H. Abraham-Fuchs, K., Shnieder, S., Gebhardt, M. Neubauer, U. Hummel, C., Huk, WJ, y Thierauf P., "Localizaci�n de Fuente Magn�tica y Cambios Morfol�gicos en epilepsia del l�bulo temporal : Comparaci�n de MEG / EEG, ECoG y Volumatric RM en Evaluaci�n Prequir�rgica de los pacientes intervenidos "Neurologia Scandinavica.Supplementum.1994, 152 83-8


(3) Ruttan, Leslie A., Persinger, Michael A, y Koren, Stanley, "Fortalecimiento de Experiencias relacionadas con el l�bulo temporal durante breves exposiciones a Campos Magn�ticos Miligaus de Extrema Baja Intensidad" Diario de bioelectricidad 9 ( 1) 33-54, 1990


(4) Persinger, Michael A., Ph.D."Experiencias Cercanas a la Muerte: La determinaci�n de los Caminos neuroanat�micos de patrones de experiencia y simulaci�n en par�metros experimentales", apareci� en: Curaci�n: M�s all� de sufrimiento y muerte.Publicaciones MNH, 1993


(5) Richards, P.M., Persinger, M.A. y Koren, Stanley, "Estimulaci�n Experimental de campos magn�ticos d�biles �disparando d�biles disparos sobre el l�bulo temporal derechopuede facilitar la aprehensi�n de la Mujer."Habilidad Perceptual and Motriz, 1992, 75, 667-670


(6) Feldman, Robert G. "Complejas Convulsiones Parciales (psicomotoras o convulsiones del l�bulo temporal)" Apareci� en la epilepsia-Diagn�stico y Manejo (Brown, Thomas R., MD. y Feldman , Robert GMD, Little, Brown & Co., 1983


(7) Baldwin, M., "S�ndromes neurol�gicos. y Alucinaciones" apareci� en:. Origen y Mecanismos de Alucinaciones Keup, Wolfram, (Ed.) Plenum Press, 1970


(8 ) Horowitz, M.J. y Adams, J.E. "Alucinaciones sobre estimulaci�n cerebral:. Evidencia para la Revisi�n de la Penfield Hip�tesis" apareci� en: Keup, (Ed.) Origen y Mecanismo de Alucinaciones Plenum Press, 1970

(9) Stevens, Charles F. "La Neurona" Apareci� en: El cerebro W.H. Freeman and Co., 1979


(10) Kalat, James W. "Psicolog�a Biol�gica (2 � ed.)" Pg. 46, Wadsworth Publishing Co. 1981.

(11) Perry, Bruce D. , M.D., Pollard, Ronnie A., Blakley, Toi L., Baker, William L., Vigilante, Domenico "trauma de la ni�ez, neurobiolog�a de la adaptaci�n, y el Desarrollo "dependiente del uso"o del Cerebro: De c�mo los 'Estados' se convierten en rasgos. '"Diario de Salud Mental Infantil� Vol. 16, No. 4, Winter 1995