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10 Junio 2014
del Sitio Web
GazzettaDelApocalipsis
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Se trata de un tema inc�modo.
Un asunto que nadie quiere afrontar y que provoca respuestas
autom�ticas, cargadas de miedo y sentimientos de culpabilidad, fruto
de la programaci�n mental a la que todos estamos sometidos.
Y es que �ste, no es un tema nada f�cil de abordar.
Exige valent�a y una mente abierta para enfrentarnos a cosas que no
queremos ver y que nos sit�an frente al espejo�
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PONGAMOS LAS COSAS EN
SU LUGAR
Nos guste o no, la naturaleza est� repleta de violencia.
El le�n devora a la gacela, el gorila dominante del grupo reprime
duramente a los machos aspirantes, el mosquito agujerea nuestra piel
y la vaca arranca y mastica la hierba a su paso.
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Todo ello son acciones violentas que implican el uso de la fuerza
contra la voluntad de otro organismo.
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Todo ello implica causar dolor a otros seres vivos por conveniencia
propia.
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As� es la naturaleza en estado puro.
Por esa raz�n, cuando alguien "condena la violencia", o dice que "la
violencia no conduce a ninguna parte", simplemente est� haciendo el
rid�culo.
Condenar la violencia es como condenar la ley de la gravedad. (y
podr�amos hacerlo: al fin y al cabo, la ley de la gravedad ha matado
a muchas personas buenas e inocentes que no hab�an hecho da�o a
nadie)
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Lo miremos por donde lo miremos, condenar la violencia como concepto
es caer en el absurdo m�s sonrojante.
Ciertamente, la mayor�a de nosotros no querr�amos que las cosas
fueran as�, empezando por quien escribe estas palabras.
Preferir�a vivir en un mundo donde los intercambios biol�gicos de
materia y energ�a o las din�micas de poder o defensa del territorio
fueran muy diferentes. Un universo espiritual en el que los seres
vivos no se perjudicaran entre s� y en el que intercambiasen energ�a
y materia de forma placentera, formando una red simbi�tica y
arm�nica perfectamente equilibrada, donde jam�s hicieran acto de
presencia ni el dolor ni la muerte.
Pero si eso existe, debe ser en otra dimensi�n o en otro universo.
Aqu� y en este planeta, reina el intercambio violento y doloroso de
energ�a y materia. Y no podemos cerrar los ojos a estas din�micas
naturales.
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Como dec�amos en anteriores art�culos, es como estar encerrado en
una habitaci�n con un lobo hambriento. No te servir� de nada
hablarle de "pacifismo" y decirle que "la violencia no lleva a
ninguna parte".
En estas circunstancias, el que est� fuera de lugar eres t�, no el
lobo. Eres t� el que debe adaptarse a las circunstancias del
momento. Los conceptos de "pacifismo", "convivencia" o "moralidad"
son abstracciones que solo viven en el interior de tu cabeza.
El lobo no los necesita. Tiene hambre y fuerza. Punto final...
Pero en todo caso tranquilo, si lo deseas puedes seguir siendo
"pacifista"� mientras te arranque la carne a mordiscos y triture tus
tendones, siempre podr�s pensar en Gandhi, Jesucristo
y la Madre Teresa de Calcuta. Eso no te lo quita nadie�
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Lo dif�cil de asumir, en definitiva, es que la violencia, en s�
misma, no es ni buena ni mala y que calificarla de una u otra
manera, depende de valoraciones abstractas inventadas por nosotros
mismos.
Todo esto puede parecer muy obvio, pero en realidad determina todos
los aspectos alrededor de este tema.
Porque el Sistema ha sustituido el concepto natural de violencia que
todos llevamos instintivamente arraigado a nivel biol�gico por un
nuevo concepto abstracto y distorsionado de "violencia", creado
ex-profeso con el fin de impedir que los individuos recurran a su
instinto violento como medio de autodefensa ante la agresi�n.
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Es como si el lobo de la habitaci�n, al ver que agarramos un garrote
para defendernos, se nos acercara, lentamente, y nos dijera con voz
suave:
"la violencia es mala y no lleva a
ninguna parte� �no te da verg�enza?"
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EL CONTROL DE
LAS DEFINICIONES
Quien domina las definiciones, domina el mundo. Porque
quien controla las definiciones,
controla las mentes y controla las creencias de la sociedad.
Controlar las definiciones significa manipular los conceptos, el
nombre que se les asigna, su sentido, sus l�mites y ante todo, los
valores que se les asocian. Y una vez hecho eso, obligar a los dem�s
a acatarlos como si fueran la �nica verdad posible y aceptable.
En eso consiste el ejercicio del poder. Y el caso de la violencia es
un claro exponente de ello.
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La violencia siempre es justificable
Esto es algo que mucha gente se niega a comprender, a pesar de que
la historia est� repleta de ejemplos que lo demuestran. Todas las
guerras y actos violentos, sean los que sean, han sido debidamente
justificados por ambos bandos en su momento.
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Los Romanos extendieron su
Imperio a trav�s de la violencia, pero lo justificaron bajo
el pretexto de la civilizaci�n, el progreso y
la pacificaci�n.
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Alejandro Magno extendi� su
imperio de forma violenta, luchando contra la maldad
inherente del Imperio Persa y buscando unificar el mundo
conocido bajo las bondades de la Civilizaci�n
Hel�nica.
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El Comunismo extendi� sus
dominios de forma violenta luchando por los derechos
del proletariado y contra la opresi�n capitalista,
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El Imperio Americano ha
justificado todo tipo de guerras, cr�menes y saqueos con el
subterfugio de extender la libertad y la
democracia.
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Y es que encontraremos este tipo de justificaciones en todos los
casos habidos y por haber, desde el imperio m�s grande hasta el
grup�sculo armado m�s peque�o.
Y eso nos arroja una conclusi�n:
la violencia se cataloga de
justificable o injustificable dependiendo del bando
elegido en cada ocasi�n.
En consecuencia, queda claro que el
bando ganador o dominante, es decir, el que tenga m�s poder, siempre
encontrar� plena justificaci�n a su actitud violenta, hasta
convertirla en algo leg�timo y denostar� la violencia del que se le
oponga, catalog�ndola de actitud criminal e ilegal.
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Este es el gran truco del macho alfa
Fue un gran salto intelectual, sin lugar a dudas.
Un d�a, el macho alfa descubri� que qui�n domina las definiciones
domina la manada. Y para conservar su poder, cambi� el significado
de las palabras a su conveniencia.
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Su actitud violenta pas� a ser llamada "la ley" y la justific�
calific�ndola de "defensa leg�tima del orden y el bien com�n"; y en
contraposici�n, tild� la actitud violenta de todo aqu�l que se le
opusiera de "violencia injustificada".
Una vez establecidas estas definiciones, solo tuvo que inculcar por
la fuerza a los dem�s miembros del grupo que "la violencia es algo
malo" para conseguir que cualquiera que se le opusiera, recibiera el
rechazo un�nime de la mayor�a.
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Y no solo eso:
con el paso del tiempo y gracias a
la criminalizaci�n del concepto "violencia", cualquier miembro
del grupo acabar�a desarrollando un fuerte sentimiento de culpa
cada vez que se planteara actuar usando la fuerza.
Una jugada perfecta que deriv� en lo que
todos conocemos: el monopolio de la violencia del Estado.
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Lo vemos cada d�a en los medios
Este truco lo vemos reflejado diariamente en los grandes medios de
comunicaci�n y m�s espec�ficamente expresado cuando se producen
disturbios en las manifestaciones.
Fij�monos en las palabras utilizadas por los periodistas, un
aut�ntico manual de la manipulaci�n del lenguaje y de la mente del
espectador.
A los manifestantes que act�an violentamente, los periodistas los
llaman "los violentos".
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Se trata de un truco maravilloso, porque al llamarlos as�,
impl�citamente se est� dando a entender que los �nicos que usan la
violencia son los manifestantes.
Sin embargo, cuando un polic�a dispara balas de goma o golpea con
una porra tambi�n est� utilizando la violencia, exactamente igual
que un manifestante que arroja piedras o un c�ctel Molotov.
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La verdad es que ambos bandos utilizan la violencia para alcanzar
objetivos diferentes.
Catalogar solo a uno de los dos bandos de "violento" es manipular el
lenguaje y a los espectadores intencionadamente (algo que por
otro lado, no deber�a extra�arnos, pues hace tiempo que la
manipulaci�n social es el �nico cometido
del periodismo)
De la misma manera, cuando en una manifestaci�n se habla de "los
encapuchados", se vuelve a recurrir al mismo tipo de manipulaci�n.
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Los manifestantes que act�an violentamente ocultan su identidad con
el fin de no ser identificados, salvaguardar su seguridad y evitar
represalias posteriores de las autoridades.
Exactamente lo mismo que hacen los agentes antidisturbios: act�an
violentamente y ocultan su identidad con el fin de salvaguardarse de
represalias posteriores por parte de la poblaci�n.
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Ambos bandos recurren a medios violentos. Ambos bandos ocultan su
identidad. Sin embargo, solo uno de ellos es calificado de
"violento" o "encapuchado".
�Por qu� sucede eso? Porque solo uno de los dos bandos tiene el
poder suficiente para dominar las definiciones. As� de simple...
Si ma�ana estallara una revoluci�n y los que ahora son tildados de
"violentos" alcanzaran el poder, �alguien duda de que a partir de
ese momento, todos sus actos anteriores ser�an "justificados" y
"leg�timos"?
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Por lo tanto, la violencia, sea del tipo que sea, siempre es
justificable� solo hace falta ganar la contienda y imponer por la
fuerza los c�digos necesarios de programaci�n mental al resto de la
sociedad.
Un �ltimo ejemplo de esto lo vemos de nuevo en los medios de
comunicaci�n.
Cuando los periodistas, los contertulios o los pol�ticos instan a
condenar un determinado "acto violento", en realidad no est�n
ejerciendo un acto de defensa de la moralidad y la convivencia
social, como quieren hacernos creer.
En realidad, est�n realizando una amenaza, a trav�s de un sutil
mecanismo represivo.
En ese momento, ejercen de portavoces del "macho alfa" que te est�
diciendo:
"si no condenas la violencia, te
calificar� de 'violento' y pondr� al resto de la manada en tu
contra�"
Y eso no tiene nada que ver con la
moralidad o la convivencia social.
Es un ejercicio puro y duro de poder.
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La respuesta inconsciente
Llegados aqu�, es posible que muchos de vosotros os est�is
removiendo inc�modos en vuestros asientos, pensando, err�neamente,
que este art�culo justifica la violencia.
De hecho, m�s que interpretarlo as�, querr�is interpretarlo as�.
En muchos casos se habr� disparado en vuestras mentes, de forma
inconsciente, un mecanismo autom�tico de respuesta y rechazo, fruto
de la programaci�n recibida.
En vuestro cerebro se encender� algo parecido a un cartel luminoso
con el mensaje "violencia no" mientras desfilan ante vuestros ojos y
con actitud reprobatoria los grandes pacifistas de la historia: John
Lennon, Gandhi, Martin Luther King o Nelson Mandela.
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Incluso es posible que algunos de los lectores, pens�is que quien
escribe estas l�neas es una persona amante de la violencia extrema,
que escribe los art�culos con un pasamonta�as y una pistola en la
cintura.
Pero este art�culo pretende ir un poco m�s all� de visiones tan
simplistas y limitadas.
Quien lo haya sabido leer, habr� visto que en el art�culo no nos
hemos puesto ni a favor ni en contra de los actos violentos en las
manifestaciones, ni a favor ni en contra de las acciones de los
antidisturbios, ni de los grupos terroristas, ni de los ej�rcitos,
ni de los imperios que c�clicamente han conquistado el mundo.
Este escrito no est� ni a favor ni en contra de la violencia.
Simplemente, trata de observarla desde la distancia, aunque sea
superficialmente, como el fen�meno que es.
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Las cosas no son tan f�ciles
Sabemos cu�les son las maldades de la violencia y sus terribles
peligros.
Sabemos que la violencia imposibilita el uso de la raz�n y que en la
mayor�a de casos se convierte en una herramienta de manipulaci�n de
las masas, pues utiliza los m�s bajos instintos del ser humano,
convirtiendo a las personas en bestias incapaces de sentir empat�a y
razonar.
Sabemos que la violencia genera m�s violencia, pues es un mecanismo
que se retroalimenta, causando solo destrucci�n y dolor f�sico y
psicol�gico.
Pero tambi�n sabemos que no responder a la violencia, tambi�n puede
generar m�s violencia, pues siempre, en todos los casos, no
presentar una oposici�n firme sirve de acicate para perpetuar el
abuso.
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Es el gran drama que estamos viviendo.
Todos sabemos lo que significa el pacifismo real y la no-violencia:
Una conquista de nuestro intelecto
superior, una brillante muestra de nuestra evoluci�n como seres
humanos. Un tesoro al que no podemos ni debemos renunciar, pues
contiene en su interior, el germen de un nuevo mundo y de una
nueva humanidad.
Pero las cosas no son tan f�ciles� al
lobo no le venceremos con pacifismo, aunque muchos, ingenuamente (o
malintencionadamente), nos quieran hacer creer que s�.
Ser pac�fico no tiene ning�n valor si se acaba convirtiendo en una
herramienta de subyugaci�n y sumisi�n al poder de los depredadores.
Y es que este ha sido el gran truco del lobo.
Nos ha hecho creer que las ovejas son pac�ficas.
Cuando en realidad, lo que son, es cobardes...
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