�
�
�
por�Stuart Hameroff�y�Deepak
Chopra
extra�do de "Exploring
Frontiers of the Mind-Brain Relationship"
2012
del
Sitio Web�QuantumConsciousness�
recuperado a
trav�s del Sitio Web�WayBackMachine
traducci�n de
Adela Kaufmann
Versi�n
original en ingles
�
�
�
S. Hameroff (S)
Departments of Anesthesiology and Psychology, Center for
Consciousness Studies, The University of Arizona Medical
Center, 1501N Campbell Ave, Tucson, AZ 85724, USA
e-mail:
[email protected]
D. Chopra
The Chopra Center, 2013 Costa del Mar, Carlsbad, CA
92009, USA
e-mail:
[email protected]
A. Moreira-Almeida and F.S. Santos (eds.),
Exploiting
Frontiers of the Mind-Brain 79
Relationship, Mindfulness in Behavioral Health, DOI
10.1007/978-l-4614-0647-l_5, � Springer Science+Business
Media, LLC 2012 |
�
�
�
Resumen
�
El concepto de la conciencia existente fuera del cuerpo (por
ejemplo, cercanas a la muerte y experiencias fuera del cuerpo,�ECM/EFC,
o despu�s de la muerte, indicativo de un 'alma') es un elemento
b�sico de las tradiciones religiosas, pero rechazado por la ciencia
convencional debido a una aparente falta de explicaci�n racional.
�
Sin embargo la ciencia convencional basada enteramente en la f�sica
cl�sica no puede explicar la conciencia normal en-el-cerebro.
�
El modelo Penrose-Hameroff 'RO Orq' es un enfoque cualitativo a la conciencia, la conexi�n de los
procesos cerebrales (microt�bulos de c�mputos qu�nticos dentro de
las neuronas) a las fluctuaciones de la geometr�a fundamental del
espacio-tiempo, la estructura a escala fina del universo.
�
�
NOTA:
Reducci�n
Objetiva Orquestada�(RO
Orch) es un modelo de�conciencia�teorizada
por el f�sico te�rico�Sir
Roger Penrose�y
el�anestesi�logo�Stuart
Hameroff,
quienes afirman que la conciencia se deriva de un nivel m�s
profundo, a escala m�s fina de actividades qu�nticas dentro de las
c�lulas, m�s prevalente en las neuronas del cerebro. Combina
enfoques desde �ngulos radicalmente diferentes de la biolog�a
molecular, la neurociencia, la f�sica qu�ntica, la farmacolog�a,
filosof�a, teor�a de informaci�n qu�ntica y aspectos de la gravedad
qu�ntica.
�
�
La evidencia reciente de coherencia qu�ntica significativa en los
sistemas biol�gicos c�lidos, din�mica a escala libre y la actividad
cerebral al final de su vida apoyan la noci�n de una base qu�ntica
de la conciencia, que posiblemente podr�a existir independientemente
de la biolog�a en diversos planos escalares, en la geometr�a del
espacio-tiempo.
�
Sir�Roger Penrose�no
respalda necesariamente estas propuestas que se refieren a sus ideas
en la f�sica.
�
Basado en RO Orq, ofrecemos una hip�tesis cient�fica para un 'alma
qu�ntica'.
�
�
�
�
1 - Cerebro, Mente y Experiencias Cercanas a la
Muerte
La idea de que pueda existir la conciencia despu�s de la muerte
corporal, generalmente conocida como el "alma", ha sido inherente a
las religiones orientales y occidentales durante miles de a�os.
�
En algunas tradiciones, los recuerdos y la conciencia pueden ser
transferidos despu�s de la muerte a otras vidas:
la reencarnaci�n.
Adem�s de las creencias basadas en la religi�n, innumerables
sujetos han reportado que la conciencia aparentemente se separa del
cerebro del sujeto y del cuerpo f�sico. Esto ocurre en conjunci�n
con las llamadas experiencias cercanas a la muerte (ECM), m�s
t�picamente en pacientes que han sido resucitados despu�s de un paro
card�aco (por ejemplo, van Lommel et al 2001, Parnia et al., 2007).
�
Tales pacientes describen una fenomenolog�a notablemente
consistente incluyendo visiones de una luz blanca, estar en un
t�nel, los sentimientos de serenidad, conversar con sus seres
queridos fallecidos, revisi�n de vida y, en algunos casos, flotar fuera del cuerpo (experiencias fuera del cuerpo - EFC ).
�
Con frecuencia, los pacientes EFC/ECM tambi�n reportan una p�rdida
posterior del miedo a la muerte, y tienden a ser m�s serenos y a
aceptar las vicisitudes de la vida (Chopra 2006).
Algo experiencias comparables se han reportado en diversos tipos de
estados meditativos y alterados, as� como eventos psicol�gicos
traum�ticos, o aparentemente sin causa.�Una
encuesta de Gallup estima que unos diez millones de estadounidenses
han reportado alg�n tipo de ECM/EFC (Chopra 2006).
�
La droga�ketamina,
utilizada como anest�sico "disociativo", puede producir reportes
subjetivos de conciencia fuera del cuerpo (Jansen 2000), al igual
que varias otras drogas psicoactivas.�Pero
los reportes subjetivos de los efectos inducidos por drogas son
claramente diferentes de los de las ECM/EFC (Greyson 1993).
Incapaz de explicar las ECM/EFC, la ciencia moderna en general
ignora y se burla de tales reportes como locura no cient�fica,
ilusiones debido a la estimulaci�n de regiones cerebrales
espec�ficas (Blanke et al., 2004), o a una alucinaci�n debida a la
hipoxia (falta de ox�geno; Blackmore 1998).
�
Pero en respuesta uno puede destacar:
-
reportes
subjetivos de ilusiones de imagen corporal son muy limitadas y
completamente diferentes de las descripciones ECM/EFC
-
los pacientes
hip�xicas est�n agitados, no serenos, y no forman memoria
-
la ciencia
moderna no puede explicar la conciencia normal, en-el-cerebro
Este �ltimo punto es fundamental.
�
ECM/EFC son tipos particulares de conciencia subjetiva, de alguna
manera similar a nuestra experiencia consciente todos los d�as
(incluyendo sue�os).�De
c�mo el cerebro produce la conciencia sigue siendo algo desconocido.
El enfoque cient�fico moderno prevalente de la conciencia dice que
el cerebro es como una computadora biol�gica, con 100 mil millones
de neuronas y sus disparos axonales y conexiones sin�pticas actuando
como redes de informaci�n de 'bits' de estados e interruptores.�La
variabilidad en las fortalezas sin�pticas mediadas por
neurotransmisores qu�micos modela la actividad de red y permite el
aprendizaje y funciones inteligentes (Hebb 1949; Crick y Koch 2001;
2004).
�
Esta visi�n del "cerebro-como-ordenador" es capaz de dar cuenta de
complejas funciones cognitivas no conscientes, incluyendo la
percepci�n y control de la conducta.�Tales
funciones cognitivas no conscientes se describen como "modos
zombies", "piloto autom�tico", o "problemas f�ciles" (Koch y Crick
2001; Hodgson 2007; Chalmers 1996).
�
La "facilidad" se deriva de la aparente causa-y-efecto entre las
funciones espec�ficas inform�ticas de las neuronas del cerebro, y
las acciones y conductas que no implican la voluntad consciente o
experiencia fenomenal.
El "problema duro" (Chalmers 1996) es la cuesti�n de c�mo los
procesos cognitivos son acompa�ados o conducidos por experiencia
fenomenal consciente.
�
A pesar de la comprensi�n detallada de disparos neuronales,
transmisiones sin�pticas, qu�mica neurotransmisora, y computaci�n
neuronal, no hay contabilidad de la experiencia consciente, el "yo",
el libre albedr�o o "qualia" - la esencia de las percepciones
experimentadas.
�
�C�mo puede el color, la textura y el aroma de una rosa, el mundo
de la experiencia, derivarse de los flujos de datos y la actividad
electroqu�mica?
La respuesta de acuerdo con la mayor�a de los puntos de vista de la
ciencia moderna es que la conciencia emerge de un nivel cr�tico
(pero sin especificar) de complejidad computacional neuronal.�En
la din�mica no lineal, nuevas propiedades emergen en los sistemas
jer�rquicos, pero tales sistemas abundan en la naturaleza y la
tecnolog�a, sin conciencia, (por ejemplo, los patrones clim�ticos,
la Internet).
�
La idea de que la complejidad computacional per se puede dar cuenta
de la conciencia puede ser una mera expresi�n de deseos.
La visi�n del cerebro-como-computadora-neuronal.
-
Debido a que
la computaci�n sin�ptica del se correlaciona con el procesamiento
sensorial, a menudo se produce despu�s de haber respondido a esa
entrada sensorial (aparentemente consciente), la visi�n convencional
de la ciencia moderna es que la conciencia se produce despu�s de los
hechos, y que el control consciente es una ilusi�n, la conciencia no
est� m�s que de paseo en ese viaje (Dennett 1991; Wegner 2002).
�
Al
parecer somos, como dice la famosa frase deT.H. Huxley (1893),
"espectadores indefensos".
�
-
La mejor
correlaci�n medible de la conciencia (sincron�a gamma EEG) no se deriva de computaci�n sin�ptica.
�
La
electroencefalograf�a sincronizada (EEG) en el rango de 30-90 gamma
ciclos por segundo (Hertz, "Hz") se produce en varias regiones del
cerebro en diferentes momentos concomitantes con la conciencia (Gray
y 1989a Singer, b; Engel et al 1991;. Singer 1995; 1999).
�
La
Sincron�a gamma requiere redes de neuronas interconectadas, no s�lo
por las sinapsis qu�micas ax�n-a-dendrita, la base para el c�lculo
neuronal reconocido, sino por las sinapsis el�ctricas de cruce de
cruce de brecha dendrita a dendrita (Christie y Westbrook 2006;
Dermietzel 1998).
�
Un
punto de vista convencional es que los cruces de brecha en varias
neuronas se abren y cierran, permitiendo que zonas m�viles de
sincron�a de gamma circulen por el cerebro, mediando la conciencia
(Hameroff 2006; 2010).
�
-
Como las c�lulas, las neuronas son mucho m�s complejas que simples
interruptores.
�
Considere el Paramecium unicelular que puede nadar alrededor,
encontrar comida y compa�eros, evitar obst�culos, aprender y tener
relaciones sexuales, todo ello sin una sola conexi�n sin�ptica.
�
Esfuerzos de Inteligencia Artificial (IA) para simular la funci�n
del cerebro a�n no simulan nada tan inteligente y �gil.�Paramecium
utiliza funciones organizativas inteligentes de pol�meros
reticulares citoesqueletales llamadas microt�bulos (Sherrington
1953).
�
Estos
mismos microt�bulos forman la estructura interna de las neuronas del
cerebro, regulan las sinapsis y se desintegran en la enfermedad de
Alzheimer (por ejemplo Brunden et al. 2011).
�
El procesamiento de la informaci�n de microt�bulos puede subyacer
la funci�n neuronal.
Incapaz de explicar la conciencia en el cerebro, la ciencia
convencional ignora la evidencia aparente de las ECM/EFC, rechazando
incluso la posibilidad de que se produzcan.
�
Hay, sin embargo, enfoques no convencionales, pero cient�ficamente
v�lidos a la conciencia, que pueden hacer frente a los tres
problemas descritos anteriormente, y adem�s acomodar las ECM/EFC
posiblemente como conciencia despu�s de la muerte corporal.
�
Tales enfoques exploran los estratos de la naturaleza en una escala
a�n m�s fina que las reacciones qu�micas y las se�ales el�ctricas en
las que se basa la neurociencia, buscando, en su lugar, respuestas
convincentes a nivel qu�ntico.
�
�
�
�
2 - El Mundo Qu�ntico y las Finas Escalas del
Universo�
La teor�a qu�ntica�nos
dice que los procesos f�sicos se producen en discretos pasos o
niveles cuantificados.
�
Las leyes que rigen lo qu�ntico difieren extra�amente de la
realidad predecible de nuestro "mundo" cl�sico cotidiano. En peque�a
escala, y en ocasiones a grandes escalas, reinan las extra�as leyes
de la mec�nica qu�ntica.
�
Por ejemplo, pueden existir los �tomos y las part�culas subat�micas
qu�nticas en dos o m�s estados o lugares al mismo tiempo, m�s como
ondas que como part�culas, y como m�ltiples posibilidades
coexistentes conocidas como superposici�n qu�ntica, regidas por una
funci�n de onda qu�ntica existente.
�
Otra propiedad qu�ntica es el enredo "no
local",
en la que los componentes de un sistema espacialmente separados
permanecen unificados y conectados (Penrose, 1989).
La f�sica elude la extra�eza de la mec�nica qu�ntica estrictamente
dividiendo lo macro/cl�sico y lo micro cl�sica y, manteniendo los
dos mundos aparte.�Sin
embargo, la conciencia tiende un puente de alguna manera la
macro/cl�sica y dominios micro/qu�ntico, equivalente al sujeto - divisi�n del objeto.�La
Conciencia existe precisamente en el l�mite entre lo qu�ntico y lo
cl�sico.
En nuestra experiencia consciente, no vemos superposiciones -
posibilidades de onda coexistiendo.�Vemos
los objetos y part�culas como cosas materiales en lugares y estados
espec�ficos.�Esto se debe
en parte a la escala.�Una
ballena jorobada salta al mar, a pesar del hecho de que los �tomos y
las part�culas subat�micas que componen la ballena pueden ocupar
posiciones inciertas o incluso m�ltiples en el reino invisible de
posibilidades.
�
Pero incluso cuando los sistemas qu�nticos peque�os se miden o se
observan, alguna manera, �stos eligen estados definidos.
La cuesti�n de por qu� no vemos superposiciones qu�nticas en nuestro
mundo cl�sico cotidiano es conocido como el "problema de la medida",
que ha dado lugar a diversas interpretaciones de la mec�nica
qu�ntica.�Los primeros
experimentos del pionero qu�ntico Niels Bohr y otros parec�an
mostrar que las superposiciones qu�nticas, cuando eran medidas por
una m�quina, se quedaban como m�ltiples posibilidades hasta que un
humano consciente observaba los resultados.
�
Bohr lleg� a la conclusi�n de que la observaci�n consciente
"colapsaba la funci�n de onda", que las superposiciones observadas
persistieron hasta ser observadas, en cuyo instante se redujeron o
se derrumbaron a determinados estados definidos (la elecci�n de los
estados siendo al azar).
�
En este enfoque, la conciencia causa la reducci�n de estado
qu�ntico, colocando la conciencia fuera de la ciencia.
�
Erwin Schrodinger�objet�
a trav�s de su todav�a famoso experimento mental en el que el
destino de un gato en una caja est� vinculado a una superposici�n
qu�ntica.
�
De acuerdo con la interpretaci�n de Copenhague (as�-nombrado
despu�s por el origen dan�s de Bohr), el
Gato de Schr�dinger est�
tanto muerto como vivo hasta que se abre la caja y el gato es
observado.�El
experimento pretend�a ridiculizar a Copenhague, pero la pregunta
sigue siendo: �qu� tan grandes pueden volverse las superposiciones?
Otra interpretaci�n popular es la opini�n de los m�ltiples mundos
(Everett, 1957) en la que las superposiciones son en realidad
separaciones, cada posibilidad evolucionando su propio universo
distinto. Esto resulta en�una
multitud de universos coexistentes.
Otro enfoque es la decoherencia, en el que la interacci�n con el
mundo cl�sico erosiona los estados qu�nticos.�Pero
la decoherencia no aborda los sistemas qu�nticos aislados.
�
Finalmente, varios tipos de�reducci�n
objetiva�(RO)
proponen que los umbrales objetivos espec�ficos causan la reducci�n
del estado qu�ntico.
Uno en particular o la teor�a RO fue propuesta por el f�sico
brit�nico Sir�Roger
Penrose�(1989), quien
comenz� abordando el car�cter fundamental de la superposici�n.�Extendi�
la teor�a general de la relatividad de Einstein, en la que la
materia es esencialmente la curvatura del espacio-tiempo, a la
escala de Planck (10-33 cm), el nivel m�s b�sico
del universo.
�
Una part�cula en un estado o ubicaci�n ser�a una curvatura
espec�fica en la geometr�a espacio-tiempo, y la misma part�cula en
otra ubicaci�n ser�a curvatura en la direcci�n opuesta,
extendi�ndose hacia abajo a la escala de Planck.
�
La superposici�n de ambos lugares puede ser vista como curvaturas
simult�neas en direcciones opuestas, y por lo tanto, de acuerdo con
Penrose, una separaci�n, burbuja o ampolla en el tejido mismo de la
realidad.
Si tales separaciones de espacio-tiempo fueran a continuar y
evolucionar, el universo se bifurcar�a, dando lugar a universos
paralelos como los descritos en la visi�n de los m�ltiples mundos
apoyada por muchos f�sicos y cosm�logos, incluyendo a�Stephen
Hawking�(Hawking y
Mlodinow 2010).
�
Pero Penrose ha sugerido que tales separaciones de espacio-tiempo
son inestables y se reducir�n, o se contraer�n a un estado en
particular o ubicaci�n en un momento determinado, debido a un umbral
objetivo intr�nseco a la estructura fina del universo, como burbujas
de jab�n infinitesimalmente peque�as estallando una faceta u otra,
dando forma y creando una nueva realidad.
�
Penrose tambi�n sugiere que cada RO, o auto-colapso -esencialmente
una ondulaci�n o recocido cuantificado en la geometr�a fundamental
del espacio-tiempo� resulta en un momento de experiencia consciente.
Esto est� en contradicci�n directa con la interpretaci�n de
Copenhague en la que la conciencia es la ciencia exterior, causando
externamente reducci�n por observaci�n.
�
En la RO de Penrose, la conciencia ES reducci�n (un tipo particular
de reducci�n).�As�, la RO
de Penrose es la �nica visi�n del mundo incorporando conciencia en
el universo.
La RO de Penrose difiere de otra forma importante de Copenhague y
de la decoherencia en el que determinados estados cl�sicos son
seleccionados al azar de entre las posibilidades s�per posicionadas.�Las
selecciones en la RO de Penrose no son al azar, sino la influencia
de la informaci�n incrustada en la geometr�a fundamental del
espacio-tiempo, informaci�n que Penrose caracteriza como
valores plat�nicos�(Penrose,
1989).
El fil�sofo griego�Plat�n�describe
un mundo abstracto de pura forma, verdad matem�tica, y valores
�ticos y est�ticos.
�
Penrose sugiere dichos�valores
plat�nicos, junto con
los precursores de las leyes f�sicas, constantes, fuerzas y
conciencia, existen literalmente como patrones en el espacio-tiempo
fundamental, codificados en la geometr�a a escala de Planck.
La f�sica nos dice que el universo es como es, y por lo tanto capaz
de sustentar vida y conciencia, porque 20 o m�s constantes f�sicas y
leyes que ella dicta toman valores muy espec�ficos.�Si
alguno de estos variase ligeramente, no estar�amos aqu�, por lo que
los valores exactos y nuestra presencia en el universo son al
parecer una coincidencia de asombrosamente baja probabilidad,
semejante a ganar la loter�a c�smica.
�
El "principio
antr�pico" aborda la cuesti�n de
por qu� estos valores son lo que son, y tiene varias
interpretaciones (por ejemplo, Davies 2006).
�
El m�s com�n es tautol�gico - que estamos en el universo particular
universo que tiene estos valores espec�ficos simplemente porque
tiene esos valores.�Si no
fuera as�, no estar�amos aqu�.�Para
muchos f�sicos y fil�sofos, la respuesta tautol�gica se relaciona
con las m�ltiples visiones del mundo, que este universo con
conciencia es uno en una multitud de universos, los otros teniendo
diferentes constantes f�sicas y careciendo de vida y conciencia.
Esta es la opini�n expuesta por�Hawking�y�Mlodinow�en
su libro�Grand Design�(Hawking
y Mlodinow 2010) en el que afirman la "Teor�a- M" (un derivado de la
teor�a de cuerdas) con un n�mero casi infinito de universos
paralelos, todos los dem�s careciendo de conciencia.
Penrose sugiere otra posibilidad que evita la necesidad de
m�ltiples universos.�Los
valores de las constantes f�sicas que definen nuestro universo
pueden ser codificados en la estructura fina del universo mismo,
junto con la verdad matem�tica, los valores plat�nicos, y
precursores de masa, giro, carga, y conciencia.�Las
ra�ces de la conciencia pueden as� extenderse al nivel m�s b�sico
del universo.
�
Penrose ha propuesto tambi�n que nuestro universo es serial, que�el
Big Bang�fue
precedido por una iteraci�n anterior, y antes de que la otra y as�
sucesivamente (Penrose 2010).
�
A diferencia de la idea de universos paralelos que no se ha probado
(y probablemente no es comprobable), la propuesta de Penrose para
universos seriales es apoyada por la evidencia de la radiaci�n del
fondo c�smico de microondas (Gurzadyan y Penrose 2010).
�
Tal vez las constantes f�sicas, precursores conscientes, y los
valores plat�nicos incrustados en la estructura fina del universo
mutan y evolucionan con cada ciclo cosmol�gico.
�
�Cu�l es la estructura fina del universo?
�
El mundo material est� compuesto de �tomos y part�culas
subat�micas.�Pero los
�tomos (~10-8 cm) son en su mayor�a espacio vac�o, como es el
espacio entre los �tomos.�
�
Si
descendemos en la escala de los �tomos, eventualmente alcanzamos el
nivel s�tano de la realidad, la geometr�a a escala de Planck a 10-33
cm, con aspereza, irregularidad, e informaci�n.
Las descripciones de la geometr�a a escala de Planck incluyen la
teor�a de cuerdas y la gravedad qu�ntica de bucles.�La
teor�a de cuerdas, en el que las cuerdas a escala de�Planck
vibran a frecuencias espec�ficas en correlaci�n con las part�culas
fundamentales, tiene varios problemas.�Carece
de geometr�a de fondo (por ejemplo, en el que las cuerdas vibran) y
requiere m�ltiples dimensiones no comprobables (Penrose, 2004).
Otro enfoque, la gravedad qu�ntica de bucles representa la geometr�a
espacio-tiempo como cuantificada en volumen de p�xeles, pol�gonos a
escala de Planck cuyos bordes pueden ser considerados como giro
irreductible cuyas longitudes tambi�n var�an, pero el promedio es de
10-33 cm.
�
Los vol�menes Planck evolucionan y cambian con el tiempo,
transmitiendo informaci�n como una tela de ara�a tri-dimensional de
giro.�De alguna manera,
la geometr�a espacio-tiempo es tambi�n no local, seg�n lo revelado
por experimentos de enredo (Nadeau y Kafatos 2001), y tal vez
hologr�fica (por ejemplo, Susskind 1994).
�
Podr�a la informaci�n a escala de Planck afectar la biolog�a?
La evidencia reciente sugiere que la informaci�n a escala de Planck
pudiera repetirse a escalas incrementadas en la geometr�a del
espacio-tiempo, alcanzando a la escala de los sistemas biol�gicos.
�
El detector de ondas brit�nico-alem�n GEO 600, cerca de Hannover,
Alemania ha registrado consistentemente un ruido como-fractal que
aparentemente emana de las fluctuaciones de la escala de Planck,
repitiendo cada pocas �rdenes de magnitud en el tama�o y la
frecuencia de la longitud y el tiempo de Planck (10-33�cm; 10-43�s) a tama�o y el
tiempo biomolecular (10-8�cm; 10-2�s, Hogan 2008;
Chown 2009).
�
En alg�n momento (o en realidad en alg�n borde complejo, o
superficie) en esta jerarqu�a de escala, el mundo qu�ntico
microsc�pico pasa al mundo cl�sico.�Si
esta transici�n es debido al RO de Penrose, la conciencia se produce
como un proceso en este borde entre los mundos qu�ntico y cl�sico.
Esta idea de que la conciencia es de alguna manera intr�nseca del
universo es comparable con vistas puramente subjetivas sobre la
conciencia que se remonta miles de a�os en la India.�La
tradici�n v�dica y antiguos textos sagrados derivan su nombre de la
palabra s�nscrita Veda, para conocimiento.
�
La rama m�s filos�fica de Veda es Vedanta - literalmente, "el fin
de los Vedas".�
�
En
Vedanta, la conciencia lo es todo, y se manifiesta, o crea la
realidad.�En este punto
de vista (tomado por uno de nosotros, DC, que difieren ligeramente
de la argumentaci�n presentada en este art�culo), la conciencia es
el sujeto y el objeto, tanto qu�ntico como cl�sico.
�
La Conciencia es todo lo que hay (Chopra 2001).
El RO de Penrose (y el RO Orq de Penrose-Hameroff) mantiene que el mundo
cl�sico existe por su cuenta.
�
La conciencia es un proceso en el l�mite entre los mundos qu�nticos
y cl�sicos, el proceso consistiendo de discretas ondas cuantificadas
en la estructura a escala fina del universo, transiciones entre
sujeto y objeto.
�
�
�
�
3 - Conciencia Qu�ntica - Reducci�n Objetiva
Orquestada ("RO Orq")
La teor�a de Penrose-Hameroff de "reducci�n objetiva orquestada"
("RO Orq") propone que la conciencia depende de c�lculos
qu�nticos
en estructuras llamadas microt�bulos dentro de las neuronas del
cerebro, produci�ndose concomitantemente y apoyan el nivel
sin�ptico neuronal computacional (Penrose y Hameroff 1995; Hameroff
y Penrose 1996a, b; Hameroff 1998a, b; Hameroff et al., 2002).
Los microt�bulos son pol�meros cil�ndricos de la prote�na "tubulina",
y los componentes principales del citoesqueleto celular que se
auto-ensambla para configurar la arquitectura intracelular, crean y
regulan las sinapsis, y se comunican entre las estructuras de
membrana y los genes en el n�cleo celular.
�
Adem�s del apoyo similar al hueso, los microt�bulos y otros
componentes del citoesqueleto parecen actuar como el sistema
nervioso de la c�lula, su "ordenador de a bordo," continuamente
remodelando y diferenciando.
�
En enrejados de microt�bulos, se proponen estados de tubulinas
individuales para actuar como estados "bits", como en los
ordenadores cl�sicos y aut�matas moleculares (Hameroff y Watt 1982;.
Rasmussen et al 1990).El procesamiento a nivel de microt�bulos
aumenta inmensamente la capacidad de procesamiento de informaci�n
neuronal.
�
En lugar de unos pocos (sin�pticas) bits por neurona por segundo,
108 tubulinas por neurona cambiando coherentemente
en megahertz (106 Hz) dan potencialmente 1014 operaciones, o bits por segundo por neurona.
Pero el aumento de procesamiento de la informaci�n por s� solo no
resuelve todos los problemas relacionados con la conciencia en el
cerebro.
�
El Penrose Hameroff RO Orq
propone adem�s que las tubulinas pueden ser bits qu�nticos, o "qubits"
en los microt�bulos de los ordenadores qu�nticos y que tales
computaciones qu�nticas conectan las funciones cerebrales
conscientes al nivel m�s b�sico del universo.
Esto abre la puerta a la conciencia de ser no local, y en algunos
casos, posiblemente, sin ataduras con el cuerpo y el cerebro.�Estas
especulaciones se basan en las ideas de la f�sica presentadas por
Sir Roger Penrose.�Debe
quedar claro que Sir Roger no respalda necesariamente las
especulaciones m�s desarrolladas aqu�, y por lo general evita las
conexiones entre la ciencia, la religi�n y la espiritualidad.
Penrose defini� el auto-colapso RO de superposiciones (debido a las
separaciones en la geometr�a del espacio-tiempo) y momentos de
conciencia por E = h/t.�
�
'E'
es la auto-energ�a gravitacional de un objeto (o su equivalente en
geometr�a espacio-tiempo) separada de s� misma.�h
es la constante de Planck (m�s de 2K) y t es el tiempo en que se
produce RO.
�
E puede ser calculado sobre la base de factores que incluyen,
-
la masa del
objeto
-
el nivel en el
que el objeto se separa de s� mismo, es decir, toda su masa, los
�tomos individuales, los n�cleos at�micos, o part�culas subat�micas
-
la distancia
de separaci�n espacial, hasta qu� punto el objeto, o su geometr�a
espacio-tiempo se separa de s� mismo
Si una superposici�n de auto-energ�a E evoluciona y evita�la
decoherencia�para
llegar al tiempo t, se produce un momento RO de la conciencia.
Debido a la relaci�n inversa, cuanto mayor sea la masa y la
separaci�n espacial E, m�s breve es el tiempo t en el que se
producen los momentos RO o conscientes.�Las
superposiciones E deben evitar la decoherencia (es decir, el
sistema qu�ntico debe ser aislado del medio ambiente cl�sico) hasta
que se alcance el tiempo t.
�
Por lo tanto, las condiciones para el RO de Penrose y los momentos
conscientes son bastante estrictas.
Penrose y Hameroff sugieren que tales condiciones han evolucionado
en el cerebro, espec�ficamente en los microt�bulos dentro de las
neuronas del cerebro, y que los microt�bulos realizan c�lculos
qu�nticos que son "orquestados" por las entradas sin�pticas y la
neurofisiolog�a, aislada de decoherencia, y terminada por el RO de
Penrose, por lo tanto, orquestando la reducci�n objetiva "RO Orq".
�
Se proponen superposiciones qu�nticas microt�bulos E para extender
y enredar de neurona a neurona a trav�s de uniones (que median la
sincron�a gamma), lo que permite una selectiva coherencia qu�ntica a
nivel cerebral, entre los microt�bulos.
�
Se sugiere evitar la decoherencia a trav�s del bombeo coherente,
gelificaci�n actina, agua ordenada y resonancias topol�gicas.
�
Los eventos RO tambi�n conllevan efectos en tiempo atr�s,
consistentes con la evidencia de derivaci�n hacia atr�s de la
experiencia consciente en el cerebro (Libet 1979).�El
entrelazamiento con el futuro puede permitir la acci�n consciente en
tiempo real, y rescatar la conciencia del lamentable papel de la
ilusi�n epifenomenal (Hameroff 2007).
El RO Orq ha sido criticado desde su creaci�n en 1995,
principalmente debido a que los ordenadores qu�nticos tecnol�gicos
construidos en laboratorio requieren extremo fr�o para evitar la decoherencia por vibraciones t�rmicas, y el cerebro opera a
temperaturas c�lidas biol�gicas (por ejemplo, Tegmark 2000; Hagan et
al., 2001).
�
Sin embargo, en los �ltimos 5 a�os numerosos experimentos han
demostrado coherencia qu�ntica a temperaturas c�lidas en las
prote�nas involucradas en fotos�ntesis, canales de iones y otras biomol�culas (Engel et al. 2007).
�
El Dr.�Anirban
Bandyopadhyay�(2010)
en el Instituto Nacional de Ciencias de los Materiales en Tsukuba,
Jap�n tiene evidencia preliminar de coherencia qu�ntica,
conductancia qu�ntica topol�gica, y tiempos de decoherencia de una
d�cima de milisegundo o m�s en los microt�bulos individuales a
temperaturas c�lidas.
�
Para el RO Orq y la biolog�a qu�ntica, el futuro es bastante
brillante.
�
�Puede el RO Orq dar cuenta de las ECM/EFC y, posiblemente, de una vida
en el m�s all�?
�
�
�
4 - RO Orq, ECM, y Estados Alterados
El
RO Orq asume que la conciencia normalmente se produce en el cerebro
humano en alrededor de 40 Hz, es decir, 40 momentos conscientes por
segundo, lo que corresponde con la sincron�a gamma en el EEG, el
mejor correlato medible de la conciencia.
�
Ya que � = 25 ms (1/40 s), por E = h/t, E se corresponde con
nanogramos de tubulinas superposicionadas (~1011 tubulinas)
distribuidas en microt�bulos en miles de neuronas conectadas por
uniones gap (y gl�a), sigue siendo una muy peque�a, fracci�n del
cerebro (un total de ~1020 tubulinas, 100 mil millones de
neuronas).
En principio, RO y RO Orq (y por lo tanto los momentos conscientes)
pueden ocurrir en cualquier escala, en cualquier tipo de medio,
siempre y cuando las superposiciones eviten la decoherencia.
�
Por lo tanto E = h/t predice un amplio espectro de posibles
momentos conscientes, al igual que el espectro electromagn�tico para
fotones.
�
Las grandes superposiciones E alcanzar�n r�pidamente el umbral (y
tendr�n experiencias m�s intensas) mientras que las peque�as
superposiciones E requerir�n tiempos m�s largos y tendr�n
experiencias d�biles (intensidad proporcional a E).
�
Por ejemplo, un solo electr�n superposicionado (peque�o E, larga
f), si es aislado de la decoherencia ambiental alcanzar�a el umbral
s�lo despu�s de diez millones de a�os, y tienen un momento de
extremadamente baja intensidad de conciencia.
�
Superposiciones de mayor tama�o (grande E, peque�a t) alcanzar�n el
umbral r�pidamente y tienen una conciencia de mayor intensidad.
�
Pero la decoherencia debe evitarse hasta que se produce el tiempo t
y RO.�Los niveles m�s
altos de conciencia implicar�an Es m�s grandes (m�s tubulinas, m�s
neuronas y una parte m�s grande del cerebro), y m�s cortas t, por lo
tanto frecuencias m�s altas.
La meditaci�n v�dica, la contemplaci�n y la autorreflexi�n de
exploraci�n de conciencia ha llevado a descripciones de estados
expandidos de conciencia o iluminaci�n que implica 14 niveles
diferentes, "planos astrales" o "lokas".
�
Los lokas son retratados como�mundos distintos, reinos o planos de existencia�que
difieren del mundo de 3 dimensiones de nuestra experiencia de
vigilia cotidiana.
�
Los textos v�dicos dicen que cada plano o realidad experimentada
tiene un rango de frecuencia caracter�stica, y es accedido o
alcanzado cuando se corresponde con la frecuencia de la conciencia
del sujeto (Chopra 2001).
Los monjes tibetanos llegan a 80 Hz de sincron�a gamma durante la
meditaci�n (Lutz et al. 2004), presumiblemente, un estado alterado
superior, con el doble de eventos conscientes por segundo, cada uno
en mayor intensidad.
�
La magneto-encefalograf�a ha grabado se�ales coherentes en el rango
de un kilohertz (1000 Hz) de cerebro humano (Papadelis et al. 2009),
y efectos de frecuencia m�s alta (megahercios, gigahercios,
terahercios) han sido medido en microt�bulos dentro de las neuronas
(Bandyopadhyay 2010).
�
�Podr�a la conciencia cambiar niveles a frecuencias m�s altas y una
mayor participaci�n del cerebro en estados alterados y mejorados?
Las se�ales el�ctricas se producen en el cerebro de una manera
auto-similar a diferentes escalas espaciales y temporales, una
din�mica libre de escala (He et al. 2010).
�
Esto tambi�n se llama�ruido
rosa, proporcional a
l/fa, donde 'f' es la frecuencia y 'a' las separaciones en escala
(por ejemplo, �rdenes espaciales y temporales de magnitud) en el que
la informaci�n se repite, de forma similar a un fractal u holograma.
Estructura fractal o como-hologr�fica�tambi�n
ocurre en redes de neuronas en "peque�o mundo" y "gran mundo",
jerarqu�as anidadas de redes dentro de redes, dentro de redes.�Y
dentro de las neuronas est�n las redes citoesqueletales incluyendo
microt�bulos que tambi�n pueden procesar la informaci�n.�La
din�mica sin escala se produce tanto temporal como
estructuralmente en el cerebro, en capas o sistemas de procesamiento
de informaci�n con las relaciones tanto de abajo hacia arriba como
de arriba hacia abajo.
En estados alterados, el proceso de conciencia puede cambiar a
diferentes planos, o escalas en el cerebro, con frecuencias m�s
altas (t peque�a), mayor intensidad, y m�s grande.
'E', en t�rminos de n�mero de microt�bulos involucrados, neuronas, y
el volumen de capacidad cerebral.�La
conciencia ocurriendo por E = h/t normalmente a 40 Hz (cada momento
consciente implicando aproximadamente una millon�sima parte de
microt�bulos del cerebro) podr�a transicionar a frecuencias m�s
altas en, digamos niveles de 10 kHz, megahercios, gigahercios y
terahercios.
�
Estos incluir�an proporciones cada vez mayores de neuronas del
cerebro y microt�bulos.�Estos
niveles implicar�an, respectivamente, 1/10,000, 1/100, y, para gigahercios de la conciencia, todo el cerebro.
As�, los estados alterados de conciencia pueden involucrar la
trascendencia a profundos niveles m�s intensos de la experiencia,
los niveles m�s profundos de la realidad, por ejemplo, en
consonancia con los v�dicos�planos astrales o lokas,
y la iluminaci�n alcanzada por la meditaci�n y las pr�cticas
espirituales.
�
Tales
estados mejorados, alterados, no tienen por qu� implicar dimensiones
o universos alternativos, sino m�s profundamente una geometr�a a
escala m�s fina a niveles o escalas como- hologr�ficas no locales en
�ste universo.
Como dec�an los Beatles (Lennon y McCartney, 1968):
"Cuanto m�s profundo vayas, m�s alto vuelas, cuanto m�s alto
vuelas m�s profundo vas."
En cualquier frecuencia, RO Orq, la conciencia en el cerebro est�
ocurriendo en la geometr�a fundamental del espacio-tiempo,
localizada en los microt�bulos neuronales del cerebro e impulsados
por los procesos metab�licos.
�
Cuando la sangre deja de fluir, los microt�bulos, inactivados o
destruidos (por ejemplo, ECM/EFC, muerte) por falta de energ�a y
careciendo de ox�geno, es concebible que la informaci�n qu�ntica que
constituye la conciencia pudiera cambiarse a planos m�s profundos y
seguir existiendo puramente en la geometr�a del espacio-tiempo,
fuera del cerebro, distribuido no localmente.
�
El movimiento de la conciencia a planos m�s profundos podr�a ser
responsable de las ECM/EFC, as� como, posiblemente, un alma separada
del cuerpo.
�
�
�
5 - Actividad cerebral al final-de-la-vida
La actividad cerebral de sincron�a gamma en el EEG es conocida de
correlacionarse con la conciencia normal.
�
Han sido desarrollados monitores capaces de medir y detectar la
sincron�a gamma y otros correlatos de conciencia, para su uso
durante la anestesia para proporcionar un indicador de la
profundidad de la anestesia y prevenir la conciencia intra-operatoria,
es decir, para evitar que los pacientes sean conscientes cuando se
supone que deben ser anestesiados e inconscientes.
�
Por ejemplo el monitor "BIS" (Aspect Medical Systems, Newton MA)
registra y procesa el EEG frontal para producir un "�ndice
biespectral" digital o n�mero BIS en una escala de 0 a 100.�Un
n�mero BIS de 0 es igual silencio EEG y 80-100 es el valor esperado
en un adulto consciente totalmente despierto con la sincron�a gamma.
�
Se recomienda que se mantenga un n�mero BIS entre 40 y 60 para la
anestesia general.�El
monitor "SEDLine" (Hospira, Lake Forest, IL) tambi�n registra EEG
frontal y produce un �ndice comparable 0-100.
En los �ltimos a�os, estos monitores se han aplicado fuera de la
anestesiolog�a, por ejemplo, a los pacientes moribundos o cerca del
momento de la muerte, revelando actividad cerebral sorprendente
final de su vida �til.
En un estudio publicado en la Revista de Medicina Paliativa, Chawla
et al.�(2009) inform�
sobre siete pacientes en estado cr�tico de quienes se les estaba
retirando el soporte vital (medicamentos, ventilaci�n por m�quina),
permiti�ndoles morir en paz.
�
Como por protocolo, ellos fueron monitorizados con un BIS o monitor
de cerebro SEDLine durante el proceso de morir.�Mientras
estaban con apoyo de vida los pacientes estaban neurol�gicamente
intactos, pero fuertemente sedados, con n�meros BIS o SEDLine cerca
de 40 o superior.
�
Cuando se les quit� el apoyo, el BIS/SEDLine generalmente disminu�a
a menos de 20 despu�s de varios minutos, aproximadamente a la hora
en que ocurr�a la muerte card�aca.
�
Este se caracterizaba por la falta de presi�n arterial medible o
pulso funcional.�Luego,
en la muerte, en todos los siete pacientes de muerte postcard�aca,
hubo un estallido de actividad como se indic� por el aumento brusco
de la BIS o SEDLine a entre 60 y (en la mayor�a de los casos) 80 o
superior.�Despu�s de
un per�odo de tal actividad yendo desde 90 a 20 min, la actividad
ca�a bruscamente a casi cero.
El n�mero SEDLine se deriva de un algoritmo patentado que incluye
datos de EEG.�En un
paciente, se analizaron datos SEDLine y revelaron la explosi�n
actividad cerebral a la muerte postcard�aca incluyendo sincron�a
gamma, un indicador de percepci�n consciente.
�
Chawla�et
al.�plante� la
posibilidad de que la actividad medida a la muerte cerebral
postcard�aca podr�a correlacionarse con las ECM/EFC.�Por
supuesto, los pacientes murieron, as� que no tenemos la confirmaci�n
de que se produjeron tales experiencias.
En otro estudio publicado en la revista Anestesia y Analgesia,
Auyong et al.�(2010) se
describieron tres pacientes con lesiones cerebrales a quienes se les
retir� el apoyo m�dico y ventilatorio antes de la donaci�n de
�rganos de la "muerte postcard�aca" (Csete 2010)
�
Estos pacientes estaban irremediablemente da�ados del cerebro, pero
t�cnicamente no estaban muertos cerebralmente.�Sus
familias consintieron a la retirada del apoyo y a la donaci�n de
�rganos.�Estos pacientes
pod�an morir "naturalmente" despu�s de la retirada del apoyo, sus
cuerpos llevados r�pidamente a cirug�a para la donaci�n de �rganos.
Los tres pacientes en el estudio�Auyong,
antes de la retirada del apoyo ten�a n�meros de BIS de 40 o
inferiores, con uno cerca de cero.�Poco
despu�s de la retirada, cerca del momento de la muerte cardiaca, el
n�mero BIS se redujo a la baja y luego se dispar� a aproximadamente
80 en los tres casos, y permaneci� all� durante 30 a 90 segundos.
�
El n�mero entonces bruscamente volvi� a cerca de cero, seguido
despu�s por la declaraci�n de la muerte y la donaci�n de �rganos.�Se
consideraron y se excluyeron varias fuentes de artefactos para la
actividad cerebral al final de su vida.
Obviamente no podemos decir si la actividad cerebral al final de su
vida de hecho est� relacionada con ECM/EFC, o incluso, posiblemente,
el alma saliendo del cuerpo.�Tampoco
sabemos c�mo com�nmente ocurre (diez de cada diez en los dos
estudios citados).�Aparte
de esas cuestiones, permanece el misterio en cuanto a c�mo se
produce la actividad del cerebro en el tejido metab�licamente
muerto, al no recibir el flujo de sangre u ox�geno, y carente de
mecanismos para eliminar los metabolitos t�xicos.
Algunos describen la actividad de final de la vida �til del cerebro
como no funcional, como una generalizada despolarizaci�n neuronal.
�
Chawla et al.�sugiri�
que el exceso de potasio extracelular podr�a causar espasmos
neuronales de "�ltimo suspiro" de la actividad a trav�s de todo el
cerebro.�Otra de las
causas que se sugiere que es inducida por la muerte neuronal
programada inducida-por-el-calcio por apoptosis.�Pero
esas explicaciones parecen incapaces de dar cuenta de la sincron�a
coherente organizada a escala general durante la actividad cerebral
al final de su vida.
Si la actividad cerebral al final de la vida se correlaciona con
una consciente fenomenolog�a ECM/EFC y/o el alma saliendo del
cuerpo, todav�a nos enfrentamos a la cuesti�n de c�mo/por qu� la
actividad consciente, o incluso la actividad sincronizada de
cualquier tipo est� ocurriendo en el cerebro casi muerto.�Pero
hay posibilidades l�gicas.
Los requerimientos de energ�a para la conciencia pueden ser peque�os
en comparaci�n con las funciones cerebrales no conscientes,
especialmente si la conciencia se produce principalmente en las
dendritas y en los cuerpos celulares en lugar de disparos axonales.�La
hipoxia neuronal y la acidosis desactivar�an las bombas
ATPasa sodio-potasio, evitando potenciales de acci�n axonal, pero
ahorrando temporalmente la menor actividad de dendr�ticas de
energ�a.
�
La conciencia como un proceso qu�ntico de baja energ�a puede
transitoriamente florecer si se deterioran los mecanismos de
decoherencia dependientes de la energ�a que lo causan, resultando en
una explosi�n transitoria de conciencia mejorada.
En el contexto RO Orq, la conciencia ocurre como un proceso en el
nivel de geometr�a fundamental del espacio-tiempo.�Cuando
el cerebro est� bajo coacci�n, sus procesos de informaci�n qu�ntica
concebibles que constituyen la conciencia se disipan al universo no
local en general.
�
Una perspectiva dualista, en la que un campo separado de
informaci�n espiritual a�n sin definir constituye la conciencia
fuera del cuerpo, podr�a no ser necesario.
�
Una vida en el m�s all�, un alma-como-informaci�n - qu�ntica real
abandonando el cuerpo y persistiendo como fluctuaciones enredadas en
m�ltiples escalas, o planos en la geometr�a del espacio-tiempo
qu�ntico, puede ser cient�ficamente posible.
�
�
�
�
6 - Conclusi�n - El Alma Qu�ntica
Los intentos de la ciencia y la filosof�a convencional de basar la
conciencia estrictamente en la f�sica cl�sica, rechazando la
posibilidad de la�no-localidad
qu�ntica�en
la conciencia, incluyendo la persistencia fuera del cuerpo seg�n lo
indicado por ECM/EFC, la tradici�n religiosa, y los recuerdos
anecd�ticos que sugieren la reencarnaci�n.
�
Pero la evidencia en los �ltimos a�os vincula las funciones
biol�gicas de los procesos qu�nticos, elevando la probabilidad de
que la conciencia dependa de los efectos qu�nticos no locales en el
cerebro.
�
Eso a su vez sugiere que el "problema duro" de la naturaleza de la
experiencia consciente requiere una visi�n del mundo en el que la
conciencia o sus precursores son componentes irreducibles de la
realidad, la geometr�a fundamental del espacio-tiempo en la escala
de Planck.
�
Max Planck�(1931)
era clarividente cuando dijo:
"Considero la conciencia como fundamental. No podemos llegar
detr�s de la conciencia."
Las tradiciones espirituales v�dicas y otras tienen supuestos
similares;�la conciencia
y el conocimiento son intr�nsecos al universo.
�Como
llegaron ah�?
�
La f�sico�Paola Zizzi�ha
propuesto que el per�odo de r�pida inflaci�n durante el muy temprano
Big Bang fue caracterizado por la superposici�n de m�ltiples
universos posibles.
�
Por E = fr/t, Zizzi (2004) ha calculado que el fin de la inflaci�n
y la selecci�n de este universo fue causado por un momento
consciente c�smico en un instante particular durante el�Big
Bang�(el "Gran
Guau).
�
Tal vez los posibles universos estaban relacionados con un universo
anterior, Penrose (2010) ha propuesto en "Ciclos de Tiempo," a
nuestro universo mutando y evolucionando con cada renacimiento.
El modelo de de conciencia de Penrose-Hameroff RO Orq propone una
conexi�n entre los procesos cerebrales qu�nticos y la geometr�a
fundamental del espacio-tiempo.�En
este estudio consideramos RO Orq en el contexto de los reportes
anecd�ticos de experiencias ECM/EFC, as� como evidencia
circunstancial para la vida en el m�s all�, la reencarnaci�n, y el
potencial de la conciencia qu�ntica en la geometr�a del
espacio-tiempo.
�
Concluimos que el concepto de un "alma qu�ntica" es
cient�ficamente plausible.
El "alma qu�ntica" implica la conciencia en el cerebro como lo
describe RO Orq, as� como las caracter�sticas no locales,
incluyendo:
-
La
interconexi�n a trav�s de enredos entre los seres vivos y el
universo
�
-
El contacto
con la sabidur�a c�smica/valores plat�nicos incrustado como
informaci�n qu�ntica en la geometr�a fundamental del
espacio-tiempo
�
-
La conciencia
como patrones en la geometr�a del espacio-tiempo no local
fractal/hologr�fica similar, capaces de existir en planos
m�s profundos y en escala independiente de la biolog�a
Presentamos un enfoque secular, cient�fico consistente con todas las
religiones y la ciencia conocida.
�
Con el advenimiento de la biolog�a qu�ntica, la no localidad en la
conciencia debe ser tomada en serio, potencialmente construyendo un
puente entre la ciencia y la espiritualidad.�
�
�
�
�
Referencias
-
Auyong, D. B., Klein, S. M., Gan, T
J., Roche, A. M., Olson, D. W., & Habib, A. S. (2010). Processed
electroencephalogram during donation after cardiac death.
Anesthesia and Analgesia, 110(5), 1428-1432.
-
Bandyopadhyay, A. (2010). Direct experimental evidence for
quantum states in micro tubules and topological invariance.
Toward a Science of Consciousness 2011 Abstracts. Retrieved,
from
http://www.consciousness.arizona.edu (manuscript in
preparation).
-
Blackmore, S. J. (1998). Experiences of anoxia: Do reflex anoxic
seizures resemble near-death experiences? Journal of Near Death
Studies, 17, 111-120.
-
Blanke, 0., Landis, T, Spinelli, L., & Seeck, M. (2004).
Out-of-body experience and autoscopy of neurological origin.
Brain, 127(2), 243-258.
-
Brunden, K. R., Yao, Y., Potuzak, J. S., Ferrer, N. 1.,
Ballatore, c., James, M. J., et al. (2011). The characterization
of microtubule-stabilizing drugs as possible therapeutic agents
for Alzheimer's disease and related tauopathies. Pharmacological
Research, 63(4), 341-351.
-
Chalmers, D. J. (1996). The conscious mind - in search of a
fundamental theory. New York: Oxford University Press.
-
Chawla, L. S., Akst, S., Junker, c., Jacobes, B., & Seneff, M.
G. (2009). Surges of electroencephalogram activity at the time
of death: A case study. Journal of Palliative Medicine, 12(12),
1095-1100.
-
Chopra, D. (2001). How to know god: The soul's journey into the
mystery of mysteries New York, NY. Running Press Book
Publishers.
-
Chopra, D. (2006). Life after death - the burden of proof New
York: Three Rivers Press.
-
Chown, M. (2009). Our world may be a giant hologram. New Scientist. Retrieved, from
http://www.newscientist.com/article/mg20126911.300.2010-04-19
-
Christie, J. M., & Westbrook, G. L. (2006). Lateral excitation
within the olfactory bulb. Journal of Neuroscience.,
26(8),2269-2277.
-
Crick, F. c., & Koch, C. (2001). A framework for consciousness.
Nature Neuroscience, 6, 119-126.
-
Csete, M. (201 0). Donation after cardiac death and the
anesthesiologist. Anesthesia and Analgesia, 5, 1253-1254.
-
Davies, P. (2006). The Goldilocks enigma. London: Allen Lane.
-
Dennett, D. C. (1991). Consciousness explained. Boston: Little, Brown.
-
Dermietzel, R. (1998). Gap junction wiring: A 'new' principle in
cell-to-cell communication in the nervous system? Brain Research
Reviews, 26(2-3), 176-183.
-
Engel, G. S., Calhoun, T. R., Read, E. L., Ahn, T-K., Mancal, T,
Cheng, Y.-c., et al. (2007). Evidence for wavelike energy
transfer through quantum coherence in photosynthetic systems.
Nature, 446, 782-786.
-
Gray, C. M., & Singer, W. (1989a). Stimulus-specific neuronal
oscillations in orientation columns of cat visual cortex.
Proceedings of the National Academy of Sciences USA (Vol. 86,
pp. 1698-1702). USA.
-
Gray, C. M., & Singer, W. (1989b). Stimulus-specific neuronal
oscillations in orientation columns of cat visual cortex.
Proceedings of the National Academy of Sciences USA (Vol. 86,
pp. 1698-1702). USA.
-
Greyson, B. (1993). Varieties of near-death experience.
Psychiatry, 56(4), 390-399.
-
Gurzadyan, V. G., & Penrose, R. (2010). Concentric circles in
WMAP data may provide evidence of violent pre-Big-Bang activity.
arXiv: 1011.3706.
-
Hameroff, S. (1998a). Quantum computation in brain microtubules?
The Penrose Hameroff "Orch OR" model of consciousness.
Philosophical Transactions of the Royal Society of London Series
A, 356, 1869-1896.
-
Hameroff, S. (1998b). Quantum computation in brain microtubules
- the Penrose-Hameroff "Orch OR" model of consciousness.
Philosophical Transactions of the Royal Society of London Series
A, 356, 1869-1896.
-
Hameroff, S. (2006). Consciousness, neurobiology and quantum
mechanics: The case for a connection. In Tuszyuski J (Ed.), The
emerging physics of consciousness. New York: Springer.
-
Hameroff, S. (2007). The brain is both neurocomputer and quantum
computer. Cognitive Science, 31,1035-1045.
-
Hameroff, S. (2010). The "conscious pilot"-dendritic synchrony
moves through the brain to mediate consciousness. Journal of
Biological Physics, 36(1), 71-93.
-
Hameroff, S. R., & Penrose, R. (1996a). Orchestrated reduction
of quantum coherence in brain microtubules: A model for
consciousness. In S. R. Hameroff, A. Kaszniak, & A. C. Scott
(Eds.), Toward a science of consciousness the first Tucson
discussions and debates (pp. 507-540). Cambridge: MIT Press.
Also published in Mathematics and Computers in Simulation (1996)
40:453-480.
-
Hameroff, S. R., & Penrose, R. (1996b). Conscious events as
orchestrated space-time selections. Journal of Consciousness
Studies, 3(1), 36-53.
-
Hawking, S., & Mlodinow, L. (201 0). Grand design. New York: Bantam.
-
Hebb, D. O. (1949). Organization of behavior: A
neuropsychological theory. New York: Wiley.
-
Hodgson, D. (2007). Making our own luck. Ratio, 20, 278-292.
-
Hogan, C. J. (2008). Measurement of quantum fluctuations in
geometry. Physical Review D, 77(10),104031. doi:
1O.1103/PhysRevD.77.104031.arXiv:0712.3419
-
Huxley, T. H. (1893). Method and results: Essays.
-
Jansen, K. L. (2000). A review of the nonmedical use of ketamine:
Use, users and consequences. Journal of Psychoactive Drugs,
32(4),419-433.
-
Koch, C. (2004). The quest for consciousness: A neurobiological
approach. Englewood: Roberts and Company.
-
Koch, c., & Crick, F. (2001). The zombie within. Nature,
411,893.
-
Lennon, J., & McCartney, P. (1968). Everybody's got something to
hide except for me and my monkey. White Album. Sony IATV Music,
Nashville, TN.
-
Lutz, A., Greischar, L. L., Rawlings, N. B., Ricard, M., &
Davidson, R. J. (2004). Long-term meditators self-induce
high-amplitude gamma synchrony during mental practice. The
Proceedings of the National Academy of Sciences USA, 101(46),
16369-16373.
-
Nadeau, R., & Kafatos, M. (2001). The non-local universe: The
new physics and matters of the mind. Oxford: Oxford University Press.
-
Papadelis, c., Poghosyan, v., Fenwick, P. B., & Ioannides, A. A.
(2009). MEG's ability to localize accurately weak transiently
neural sources. Clinical Neurophysiology, 120(11), 1958-1970.
-
Parnia, S., Spearpoint, K., & Fenwick, P. B. (2007). Near death
experiences, cognitive function and psychological outcomes of
surviving cardiac arrest. Resuscitation, 74(2),215-221.
-
Penrose, R. (2004). The road to reality: A complete guide to the
laws of the universe. London: Vintage Books.
-
Penrose, R. (2010). Cycles of time: An extraordinary new view of
the universe. London: The Bodley Head. 5 The "Quantum Soul": A
Scientific Hypothesis 93
-
Penrose, R., & Hameroff, S. R. (1995). Gaps, what gaps? Reply to Grush and Churchland. Journal of Consciousness Studies,
2(2),99-112.
-
Planck, M. (1931). The observer, London, January 29, 1931.
-
Singer, W. (1999). Neuronal synchrony: A versatile code for the
definition of relations. Neuron, 24, 111-125.
-
Singer, W., & Gray, C. M. (1995). Visual feature integration and
the temporal correlation hypothesis. Annual Review of
Neuroscience, 18, 555-586.
-
Susskind, L. (1994). The world as a hologram. Retrieved, from
http://arxiv.org/abs/hep-thl9409089
-
van Lommel, P., van Wees, R., Meyers, v., & Elfferich, I.
(2001). Near-death experience in survivors of cardiac arrest: A
prospective study in The Netherlands. Lancet, 358(9298),
2039-2045.
-
Wegner, D. M. (2002). The illusion of conscious will. Cambridge:
MIT Press.
-
Zizzi, P. A. (2004). Emergent consciousness: From the early
universe to our mind. Retrieved, from
http://arxiv.org/abs/gr-qc/0007006
�
� |